Cómo Tener Una Vida Sexual Saludable
Cómo Tener Una Vida Sexual Saludable
Cómo Tener Una Vida Sexual Saludable
Cada persona va perfilando a lo largo del tiempo una actitud propia sobre la
sexualidad, que será facilitadora o inhibidora de su expresión según sus propias
experiencias, las referidas por otras de su entorno, el ambiente social y cultural en
el que está inmersa, su formación y su información, sus creencias religiosas, etc.
A la vez, y de forma inevitable, transmite a su entorno una imagen basada en su
conducta y en sus opiniones, que pueden ser coincidentes o no con su íntima
realidad. Desde la infancia, las primeras actitudes hacia el sexo, que a menudo
permanecen inalteradas, se basan en lo que oímos y percibimos de nuestros
padres, madres, educadores y educadoras, así como de compañeros y
compañeras. En definitiva, es indudable que el entorno social mediatiza de
manera importante tanto nuestra actitud como nuestra conducta hacia la
sexualidad propia y ajena. Cuando surgen problemas sexuales, por leves que
sean, generan en el individuo reacciones de ansiedad, inseguridad, miedo al
fracaso, etc. y repercuten en la pareja, que puede responder adoptando diversas
actitudes -comprensiva, de colaboración o de rechazo o irritación- pero que en
general no suelen dejarla indiferente.
Por tanto, será indispensable recordar que la sexualidad es una parte natural de la
vida, y que, como tal, implica mucho más que un determinado comportamiento
sexual.
Al inicio el niño(a) pasa la mayor parte del tiempo durmiendo. Los períodos de atención
consciente quedan limitados a experiencias de nutrición como hambre, lactancia, saciedad, ruidos
internos. Cuando no se satisface alguna necesidad surgen emociones desagradables, lo que
provoca las primeras experiencias de ansiedad en el bebé. Ansiedad por la falta de provisiones
vitales.
Al nacer el niño(a) es privado de la simbiosis que mantenía con el cuerpo de su madre, esto hace
que se ponga en funcionamiento la capacidad y la intención del pecho, de la madre y de la
sociedad de alimentarlo. En esta fase el niño(a) vive y ama a través de la boca y la madre lo
transmite por medio de los senos.
De esta coordinación entre madre e hijo(a) resulta una alta recompensa en términos de placer
libidinal. A través de la boca y el pezón se genera una atmósfera de calor y mutualidad que ambos,
madre e hijo(a), disfrutan plenamente y responden con la relajación. El modo de acercamiento o de
relación con el otro es la incorporación, pues el recién "nacido" depende de la entrega de
sustancias directamente en la boca.
Para Freud en esta primera fase la libido está vinculada con la necesidad de mantenerse vivo
mediante la succión de líquidos y la masticación de sólidos. Pero no solo la ingestión de alimentos
satisface la necesidad de respirar y crecer por medio de la absorción. Estas formas de erotismo
oral permiten el desarrollo de formas de relación social: la capacidad de obtener y tomar. Estas son
formas de auto conservación necesaria para el ser humano en esta etapa de la vida.
2. Etapa anal
Esta etapa se produciría desde el fin de la etapa oral y hasta los 3 años de
edad.
En esta fase la libido se organiza al alrededor de la zona erógena anal, el objeto de satisfacción
está ligado con la función de defecación (expulsión – retención) y al valor simbólicos de las heces y
el control del esfinter.
Para el niño(a) eliminar orines o heces es algo normal, natural y placentero, lo considera incluso
como una especie de "regalo" que dan al adulto, esto porque para él (ella) es como desprenderse
de parte de su cuerpo y entregarlo a mamá y a papá. Para el niño(a), las heces representan su
creación y le agrada su olor, textura y color.
El niño(a) debe aprender a cooperar con una persona más poderosa lo que provoca experiencia
nuevas de satisfacción y ansiedad. La satisfacción viene de cumplir los deseo de sus padres,
avisar y controlar. La ansiedad proviene de la vergüenza y la desaprobación de los demás.
La función autoconservadora del erotismo anal está dada por el proceso de evacuación de los
intestinos y la vejiga y por el placer que provoca el haberlo hecho bien. Este sentimiento de
bienestar compensa, al inicio de esta fase, los frecuentes malestar y tensiones padecidos por el
niño(a), mientras sus intestinos aprenden a realizar su función diaria.
Esta face se inicia, porque en el niño(a) aparecen excrementos mejor formados, el sistema
muscular, se ha desarrollado y el medio social le demanda control de sus evacuaciones,
introduciéndose así la dimensión de que él o ella pueden descargar voluntariamente y que tienen la
capacidad de alternar a voluntad los actos de retener y expulsar.
El niño(a) obedece en esta fase a impulso contradictorios que van a caracterizar su forma de
comportarse y de relacionarse con los demás. Estos son la retención y la eliminación. Su aparición
va a alternarse. El desarrollo del sistema muscular le da mayor poder al niño(a) sobre el medio
ambiente que le rodea, pues adquiere la capacidad para alcanzar y asir, para arrojar y empujar,
para apropiarse de cosas y para mantenerlas a cierta distancia. Esta etapa se caracteriza por la
lucha del niño(a) por su autonomía, empieza a ver el mundo como yo – tú, mí, mío. Es un niño(a)
fácil de convencer si él (ella) ha decidido hacer lo que se espera de él (ella), pero es difícil de
encontrar la forma de que desee precisamente eso. El niño(a) al mismo tiempo quiere acercarse y
soltarse, acumular y descartar, aferrarse y arrojar. Por lo tanto, las relaciones sociales están
marcadas por la antítesis soltar – aferrarse.
3. Etapa fálica
Esta fase pulsional duraría entre los 3 y los 7 años de edad.
La zona erógena asociada a los genitales. De este modo, la principal
sensación placentera sería la de orinar, pero también se originaría en
esta fase el inicio de la curiosidad por las diferencias entre hombres y
mujeres, niños y niñas, empezando por las evidentes disimilitudes en la
forma de los genitales y terminando en intereses, modos de ser y de
vestir, etc.
Además, Freud relacionó esta fase con la aparición del "complejo de
Edipo", en el que los niños varones sienten atracción hacia la persona
que ejerce el rol de madre y sienten celos y miedo hacia la persona que
ejerce el rol de padre. Este Complejo desempeña un papel fundamental en la
estructuración de la personalidad y en la orientación del deseo sexual.
El niño se enamora de su madre y abriga deseos de muerte hacia el padre a quien ve como rival y
teme ser castigado con la castración por querer que éste desaparezca. La niña se enamora del
padre y quiere que la madre se valla y se considera castigada por no poseer pene. Ambos desean
excluir a todos los demás de la relación que tienen con el padre que es objeto de su amor. Estos
deseos de muerte o desaparición del padre del sexo opuesto provocan un profundo sentimiento de
culpa. Culpa por haber cometido un crimen que no ocurrió y que biológicamente es imposible de
realizar. Esta culpa inconsciente y la prohibición del incesto hacen que el individuo desplace su
iniciativa y curiosidad hacia ideales deseables y metas prácticas e inmediatas, hacia la realización
de cosas. Así se olvida el Complejo de Edipo y el niño(a) entra en la latencia. El individuo
experimenta una reviviscencia del Complejo de Edipo durante la pubertad y es superado, con
mayor o menor éxito con la elección de un objeto sexual.
La elección del objeto de amor, la cual está condicionada, después de la pubertad, por
la libido depositada en el objeto y las identificaciones realizadas durante el Complejo de
Edipo y las prohibición del incesto.
El acceso a la genitalidad que es dada por la resolución del Complejo de Edipo a través
de la identificación.
Efectos sobre la estructuración de la personalidad.
Freud considera que en esta fase hay una organización muy parecida a la del adulto, por lo que la
ubica como genital. El niño(a) elige un objeto sexual externo y dirige hacia este objeto sus
tendencias sexuales. Lo que la diferencia de la organización sexual madura es que sólo reconoce
como órgano genital el masculino.
A esta edad los niños(as) inician una actividad masturbatoria. Pasan mucho rato tocando sus
genitales, no solo por el placer que les proporciona, sino porque lo han descubierto y quieren
explorarlo y conocerlo.
A esta edad, la sexualidad infantil hace referencia a cómo descubren su pertenencia a determinado
sexo, cómo adquieren características, conductas y comportamientos que son distintivos de su sexo
y de cómo reaccionan ante las sensaciones de placer que brotan de su cuerpo.
El niño(a) descubre que pertenece a un sexo porque ha logrado un dominio suficiente sobre su
cuerpo, que le permite explorar aspectos de la vida que involucran a los otros, ya no se le limita
sólo a él. Además, porque la utilización del lenguaje le permite preguntar, observar y pensar. El
lenguaje le permite un diálogo interno que le lleva a investigar y explorar.
Por otro lado, el desarrollo de su inteligencia le posibilita hacer comparaciones entre las cosas y
clasificarlas. Puede diferenciar entre un genital y otro y agrupar en una misma categoría a todos los
que tienen pene y diferenciarlos de los que tienen vagina. Empieza a clasificar a hombres y
mujeres y él (ella) se incluye en uno u otro por comparación. El descubrimiento del sexo lleva al
niño(a) a explorar y conocer más. Esto lo hace mediante dos formas:
PREGUNTAR: El niño(a) pregunta porque desea conocer más. Esto puede causar
ansiedad en los padres. De las respuestas que los adultos le den al niño(a) depende que
éste se forme una idea correcta o incorrecta de la sexualidad.
Los niños(as) buscan respuestas que no sean complicadas, solo un poco de información,
pues volverán sobre el tema una y otra vez.
MANIPULAR: Es en esta etapa cuando el niño(a) empieza a tocar sus genitales por el
placer que resulta de esto y con una forma de conocer más. Esta idea de que el niño(a) se
masturba puede causar sensaciones incómodas en algunos adultos.
En esta edad, el niño también puede dar muestra de exhibicionismo (exhibición de los genitales),
de voyerismo (mirar los genitales de otros) y de una curiosidad persistente por la anatomía de los
individuos del sexo opuesto o del mismo. Estas conductas son normales y no tienen la
connotaciones que le da el adulto.
Entonces, el niño(a) aprende a comportarse según su sexo, porque la imitación le permite entender
esas conductas. El (ella) necesitan imitar las actividades que realizan los padres porque debe
probar los diferentes comportamientos para aprender normas de conducta adecuados para su
sexo.
Algunos niños tienen inhibida la exploración sexual porque de muy pequeños han
aprendido a descartar ese tipo de sensaciones. Algunos padres son muy pudorosos
con las exploraciones sexuales infantiles espontáneas y las reprimen, con lo que el
niño deja de investigar en ese sentido como podría suceder con la exploración de
llevarse cosas a la boca, o el aprendizaje de lo peligroso o de lo que no se hace.
Este tipo de niños, si no son inducidos por otros compañeros, pueden descubrir la
sexualidad bastante tarde.
Otra problemática es la que deriva de la información sexual. No hay porqué suponer
que un niño descubre la realidad por sí mismo sin ningún tipo de explicaciones de
cómo es esa realidad. Este es el sentido de las preguntas típicas de porqué esto y lo
otro. Si no le explicamos al niño que la lluvia cae de las nubes, puede estar convencido
de que alguien está tirando agua desde arriba: es lo que creían los hombres primitivos
y tardamos bastantes siglos en descubrir que no sucedían así las cosas.
Las teorías de los niños mal informados de cómo nacen los niños pueden ser bastante
extravagantes: nacen por las orejas, por el ombligo, por el ano o los trae la cigüeña
(esta última hipótesis no les suele resultar demasiado creíble y optan en secreto por
alguna de las anteriores). Sólo les falta creer que uno coge un trozo de barro, sopla y
aparece un niño. También suelen tener bastante confuso lo que es el órgano sexual:
será el trasero? será el pie? las niñas no tienen nada? eso de la sexualidad será subirse
a un caballo? será pintarse la cara y ponerse colonia? será ponerse ropa de mujer?
será apretarse la ropa contra las piernas?. La lista de ideas equivocadas es abundante
y variada. Lo que tenemos que aclarar en seguida es que el niño no es perverso por
naturaleza, sino por ignorancia: si le explicamos con ideas a su alcance cómo son las
cosas atinará a comprender lo que es la sexualidad, cómo son los órganos sexuales
masculinos y femeninos (no lo que falta sino el órgano que tiene la mujer), y cómo es
el proceso de fecundación. El niño tendrá más sentido de la realidad si los educadores
no le inducen a irrealizar las cosas.
4. Etapa de latencia
Esta fase empieza hacia los 7 años y se extiende hasta el inicio de la
pubertad.
La etapa de latencia se caracteriza por no tener una zona erógena
concreta asociada y, en general, por representar una congelación de las
experimentaciones en materia de sexualidad por parte de los niños, en
parte a causa de todos los castigos y amonestaciones recibidas. Es por
eso que Freud describía esta fase como una en la que la sexualidad
queda más camuflada que en las anteriores.
La etapa de latencia ha estado asociada a la aparición del pudor y la
vergüenza relacionada con la sexualidad.
Es un considerado como una etapa en la que se detiene la evolución de la sexualidad, ya que hay
una disminución de las actividades sexuales, se desexualizan las relaciones de objeto y de los
sentimientos (predomina la ternura sobre los deseos sexuales), aparecen sentimientos como pudor
y asco y aspiraciones morales y estéticas, se intensifica la represión, lo que provoca una amnesia
al inicio del período, se transforma la libido hacia los objetos en identificación con los padres y se
dirige la energía sexual hacia otras actividades no sexuales como el estudio, el deporte, etc.
Esta canalización de la energía sexual le permite adquirir nuevos conocimientos y habilidades. A
pesar de que hay una disminución de la actividad sexual siempre los(as) niños(as) hablan de tener
novio o novia y expresan sus preferencias al respecto.
5. Etapa genital
La etapa genital aparece con la pubertad (12 años) y se prolonga en
adelante.
Está relacionada con los cambios físicos que acompañan a la
adolescencia. Además, en esta fase del desarrollo psicosexual el deseo
relacionado con lo sexual se vuelve tan intenso que no se puede reprimir
con la misma eficacia que en etapas anteriores.
La zona erógena relacionada con este momento vital vuelve a ser la de
los genitales, pero a diferencia de lo que ocurre en la fase fálica, aquí ya
se han desarrollado las competencias necesarias para expresar la
sexualidad a través de vínculos de unión de carácter más abstracto y
simbólico que tienen que ver con el consenso y el apego con otras
personas. Es el nacimiento de la sexualidad adulta, en contraposición a
otra ligada solo a las simples gratificaciones instantáneas y obtenidas
mediante actividades estereotípicas.
La identidad sexual se refiere a la diferenciación y ubicación sexual que cada uno de nosotros hace
según seamos hombre o mujer. Durante la adolescencia se configuran los sentimientos que el y la
joven tienen en relación con el sexo al que pertenecen. Se van a ensayar una serie de conductas
tanto hacia el mismo sexo como hacia el sexo opuesto.
"La identidad sexual es producto de un largo proceso de elaboración que se produce desde la
niñez. En este período influyen cuáles han sido las relaciones con los padres del mismo sexo, cuál
ha sido la interacción de la pareja parental, cuáles normas culturales le tocó vivir, que se aprobó o
desaprobó en los comportamientos del niño".
En la adolescencia temprana los contactos son predominantes con jóvenes del mismo sexo como
una forma de reafirmar su identidad. Forman grupos del mismo sexo que les permite compartir
vivencias, ensayar y comentar conductas en relación con el sexo opuesto y calmar sus temores e
inseguridades en relación con estos contactos. Algunas conductas presentadas por los
adolescentes en esta etapa pueden aparecer de corte homosexual, pero en realidad no lo son.
Las relaciones amorosas se inician con interés en el sexo opuesto, que será seguido por un interés
inconsciente o conciente de serle atractivo(a) a éste. "Posteriormente el adolescente se enamora,
primero de personas mayores a ellos y no disponibles..." Si los adultos se encargan de hacer que
estos objetos amados se tornen accesibles, pueden ocurrir una serie de importantes problemas
psicológicos.
Al llegar al adolescencia media, el y la joven comienzan a sentirse más confortables con personas
del sexo opuesto y de su edad. Aquí las relaciones amorosas son, por lo general, de corta duración
y es el inicio de la exploración sexual. Con el tiempo el y la adolescente se liga a una persona
específica en relaciones más duraderas, donde aparece una mayor preocupación por los
sentimientos y deseos del otro, así como por una relación sexual genital.
Para concluir el psicoanálisis a comprobado que las personas, aún las sanas mentalmente, están
trabadas en sus ciclos sexuales. En su intimidad, en sus relaciones de pareja y en el coito se
evidencias las huellas que ha dejado su paso por las fases pregenitales. Sin embargo estas huellas
no siempre son concientes y se dan en mayor o menor grado en cada persona.
El papel de los padres en la educación sexual:
Todos los padres y madres están capacitados para hacer educación sexual
de calidad.