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Aventuras en Chingaza Cuentos para Conservar

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AVENTURAS EN CHINGAZA

Cuentos para conservar

Ganadores concurso de cuento


Parque Nacional Natural Chingaza - 40 años
AVENTURAS EN CHINGAZA
Cuentos para conservar

Julián Camilo Reyes Ramírez


Samuel David Cuta Salcedo
Ferney Alonso Ramos Linares
Lina Esmeralda Barrera Guerrero
Karen Viviana Fonseca Costes
Juan David Yepes Beltrán
Dayanna Stephany Guerrero García
Todos los derechos reservados Cordinadora editorial
© Parques Nacionales Naturales de Colombia, 2018 Martha Liliana Sarmiento García
Calle 74 Nº 11-81 Bogotá - Colombia
Corrección de estilo
www.parquesnacionales.gov.co
María Paula Vera
Carolina Robayo
Agradecimientos especiales
Robinson Galindo Tarazona (Jefe PNN Chingaza 2015 - 2017) Diseño y diagramación
Manuela Cano Burgos Aura María Zúñiga
Equipo del PNN Chingaza

1º edición: enero, 2019


200 ejemplares financiados por Johnson & Johnson
ISBN: 978-958-8426-58-7
Impreso por: Gomca Soluciones Empresariales

Citación recomendada
Barrera, L.E., Cuta, S.D., Fonseca, K.V., Reyes, J.C., Ramos., F.A., Yepes, J.D., Guerrero, D.S., 2019. Aven-
turas en Chingaza. Cuentos para conservar. Gomca Soluciones Empresariales. Parques Nacionales Na-
turales de Colombia. Bogotá D.C., Colombia.

Todos los derechos reservados


© Parques Nacionales Naturales de Colombia. Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones es-
tablecidas en las leyes, queda rigurosamente prohibida sin autorización escrita, la reproducción total o
parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento
informático.
PARQUES NACIONALES NATURALES DE COLOMBIA

Julia Miranda Londoño


Directora General

Nubia Lucía Wilches Quintana


Subdirectora Administrativa y Financiera

Edna Carolina Jarro Fajardo


Subdirectora de Gestión y Manejo de Áreas Protegidas

Luis Alfonso Cano Ramírez


Jefe del Grupo de Comunicación y Educación Ambiental

Edgar Olaya Ospina


Director Territorial Orinoquía

Juan Carlos Clavijo Flóres


Jefe Parque Nacional Natural Chingaza
Ilustración: Juan David Franco Valenciano . Edad: 13 . Municipio: Medina, Cundinamarca
Haciendo honor a Nuestro Credo: “Debemos mantener en
buen estado los bienes que tenemos el privilegio de usar,
protegiendo el ambiente y los recursos naturales”.
Johnson & Johnson
8

PRESENTACIÓN
Ilustración: Andrés Danilo Cortés Parra . Municipio: Guasca, Cundinamarca
Aventuras en Chingaza. Cuentos para conservar es un libro que compila los cuentos ganadores del
concurso desarrollado en el marco de la celebración de los 40 años de declaración del Par-
que Nacional Natural Chingaza, en la que participaron niños y jóvenes de los once munici-
pios que conforman el área protegida: La Calera, Guasca, Junín, Gachalá, Fómeque, Choachí
y Medina en Cundinamarca; y San Juanito, El Calvario, Restrepo y Cumaral en Meta.
9
El concurso se desarrolla con el objetivo de recoger y visibilizar creencias populares del
agua, plantas y animales que conforman el Parque Nacional Natural Chingaza, a través de
la creatividad e imaginación en los 300 cuentos aproximadamente, presentados por la co-

Ganadores concurso de cuento 40 años Parque Nacional Natural Chingaza


munidad educativa del territorio Chingaza.
En esta publicación encontrará los cuentos ganadores de cada categoría propuesta. En
total son siete cuentos inéditos que reúnen historias mágicas en torno a la biodiversidad,
el agua y la conservación, acompañados de espectaculares dibujos realizados por niños y
jóvenes de la comunidad.
En términos de comunicación y educación para la conservación, ésta es una valiosa herra-
mienta para rescatar, en niños y jóvenes de la comunidad local, los imaginarios y repre-
sentaciones sociales que se entretejen en torno al Parque Nacional Natural Chingaza. Así
mismo, permite comprender que los procesos pedagógicos para el fortalecimiento de la
valoración social del territorio Chingaza no sólo están dados desde el conocimiento aca-
démico, sino que deben fundamentarse desde una perspectiva interdisciplinar, donde la
imaginación y el saber local abren caminos alternos hacia la conservación de ecosistemas
como el páramo, los bosques andinos y los complejos lagunares asociados a múltiples
saberes tradicionales de esta región.
Finalmente, esta compilación es una propuesta que busca incentivar a las comunidades
rurales y urbanas vecinas a Parques Nacionales Naturales de Colombia a publicar o pre-
sentar mediante medios físicos o digitales sus trabajos, fruto de procesos pedagógicos
participativos liderados o acompañados por la Institución, fortaleciendo de esta manera
la participación social en los procesos de conservación y valoración del patrimonio natural y
cultural colombiano.

Juan Carlos Clavijo


Director del Parque Nacional Natural Chingaza
10

INTRODUCCIÓN
Dibujos extraídos de: Oso de anteojos . Juanita Ramírez . Edad: 14 . Municipio: Guasca, Cundinamarca
La conservación de algunos ecosistemas como páramo, bosque andino, bosque subandino
y humedales del territorio Chingaza, ubicado en la cordillera oriental de los Andes, nace en
1.977 cuando se crea el Parque Nacional Natural Chingaza.
Actualmente esta área protegida cuenta con 76.600 ha ubicadas en once municipios de los 11
departamentos de Cundinamarca (Calera, Guasca, Junín, Gachalá, Fómeque, Choachí y Me-
dina) y Meta (San Juanito, Cumaral, Calvario y Restrepo). Su gradiente altitudinal se encuen-

Ganadores concurso de cuento 40 años Parque Nacional Natural Chingaza


tra entre los 800 y los 4.020 metros de elevación (Parque Nacional Natural Chingaza, 2017).
Este Parque es de gran importancia para la región central de Colombia al proveer agua a
más de trece millones de habitantes de Bogotá y municipios aledaños, conservar ecosiste-
mas estratégicos que ayudan a regular la gran cuenca del Orinoco, ofrecer un ambiente ideal
para conectarse con la naturaleza a través del ecoturismo, ser un aula viva que permite el
desarrollo de prácticas académicas y la generación de conocimiento mediante la investiga-
ción y el monitoreo, y por último pero no menos importante, posibilitar la salvaguardia de
legados culturales prehispánicos y contemporáneos.
Ecosistemas únicos y en algunos casos inhóspitos, imponentes relieves que adornan el pai-
saje, lagunas y ríos conectando regiones colombianas, son el hogar o refugio para muchas
especies como el venado cola blanca, el oso andino, el cóndor de los andes, el tigrillo, el
armadillo, el águila paramuna, los frailejones, el búho, el gallito de roca y el mono churuco,
entre otros. Estas especies, además de cumplir un importante rol en el equilibrio de los
ecosistemas en los que habitan, son un referente para las comunidades vecinas, en especial
para niños y jóvenes como se refleja en Aventuras en Chingaza. Cuentos para
conservar.
En total son siete cuentos compilados en esta publicación. Espera-
mos que estos relatos incentiven a la comunidad a conocer y con-
servar los Parques Nacionales Naturales de Colombia.
Categoría
13 - 15 AÑOS
Temática: Creencias populares del agua, plantas y animales propios del PNN
Chingaza.

Julián Camilo Reyes Ramírez


TESORO NATURAL
Edad: 13 . Municipio: Medina, Cundinamarca
Samuel David Cuta Salcedo
CHINGAZA, MI VIDA Y MI CASA
Edad: 13 . Municipio: Gachalá, Cundinamarca

3
Ferney Alonso Ramos Linares
EL OSO AFORTUNADO
Edad: 14 . Municipio: Gachalá, Cundinamarca

. .
Dibujos extraídos de: Nuestro territorio Chingaza Geraldine Rodríguez Espinosa Municipio: Junín, Cundinamarca
Ganadores concurso de cuento 40 años Parque Nacional Natural Chingaza

Ilustración: Jonnier Mauricio Carrión León . Edad: 16 . Municipio: Junín, Cundinamarca


Puesto

TESORO

Ganadores concurso de cuento 40 años Parque Nacional Natural Chingaza


NATURAL

E n la vereda de Miralindo del municipio de Medi-


na, vivía Rosita, la profesora del caserío. Allí com-
partía con sus estudiantes luchando por conservar la
biodiversidad de este lugar. La belleza del bosque, sus
montañas, sus aguas, las aves, las flores y los frailejo-
nes se hallaban compartiendo con muchos animales
de diferentes especies y senderos que conducían a ver
las hermosas lagunas, las cuales, eran bautizadas por
los estudiantes. Entre ellas la Laguna de Chingaza, La-
gunas de Siecha, Lagunas de Buitrago, Laguna Verde y
Laguna Seca. Los senderos conducían también a ob-
servar otras especies que allí habitaban.
El objetivo de Rosita era convertir este lugar en reserva y Julián Camilo Reyes Ramírez
patrimonio natural, para que algún día muchos aprecia- Edad: 13
ran lo que allí existía. Municipio: Medina, Cundinamarca
En sus ratos libres hablaba con los animales, las aves, los reptiles, los anfibios, los micos,
las plantas, las flores y le cantaba a las lagunas y a los senderos. Para todos tenía algo en
especial, pero había uno en específico que era el que siempre la acompañaba: el mono chu-
ruco. Pepito tenía por nombre y era su verdadero confidente y su compañía permanente.
Cierto día mientras la profesora descansaba de su trabajo, en horas de la noche escuchó
16 ladrar desesperadamente a sus perritos. Se levantó y vió una luz que se acercaba. Se llevó
un gran susto, eran dos hombres que venían armados con escopetas, no hicieron ruido,
inspeccionaron el terreno pero se alejaron pues los perritos no permitieron que se acerca-
ran a la casa.
Ganadores concurso de cuento 40 años Parque Nacional Natural Chingaza

Al otro día Rosita, en compañía de Pepito, revisó las pisadas para saber hasta dónde ha-
bían llegado.
Los animales al ver esta visita tan sospechosa, presintieron el peligro y siendo muy sensa-
tos se reunieron para formar un plan. El oso de anteojos uno de los más poderosos tomó
la vocería y les dijo:
–No podemos dejar que vengan y nos maltraten –ante esto, todos los demás animales gritaron:
–Sí, sí, sí, unámonos y no dejemos que nos hagan daño.
El cóndor reunió a todas las aves, entre ellas, la pava, el águila, el tucán y el colibrí. Ellas
eran las encargadas de hacer los turnos de vigilancia de día y de noche, para que cuando
vieran algo extraño dieran la señal. Los reptiles también formaron su grupo de apoyo, se
escondieron entre los musgos y hojarascas para cuando tuvieran que atacar, mientras que
Pepito conformó el grupo de espionaje con los demás micos y empezaron a recoger muchas
semillas que usaban como armas. El oso de anteojos, el venado colí blanco, el venado co-
lorado, el borugo y el puma, que eran los más grandes y fuertes, armaron las tricheras que
serían los refugios para el momento de atacar al enemigo; las lagunas, los senderos y las
diferentes especies de flores tuvieron la disposición de ayudar.
Todo seguía en calma, hasta que una tarde llegaron muchos hombres. ¡Qué pánico!, le
gritó Rosita a Pepito al verlos y le indicó que le avisara a todos los animales para que se
prepararan por si algo ocurría. Pepito se alejó lo más pronto que pudo y empezó a decirle
a cada especie el peligro que se acercaba.
Rosita dejó que los hombres se acercaran y les preguntó:
–¿Qué desean?
Ellos muy altaneros le contestaron:
–Marchamos hacía el centro del bosque a cazar muchas aves y, en especial, colibríes y perseguir una deliciosa
boruga. 17
–No les permitiré que sigan, este es el hábitat de ellos y de aquí no se los llevan. Contestó Rosita.

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–Vamos a ver si de verdad NO nos lo permiten. Respondieron los hombres y pasaron por el lado
de ella.
Cuando intentaron seguir un poco más, empezaron a salir todos los animales; las aves sil-
baban y cantaban sobre ellas, los micos se bajaron de los árboles y salieron junto con los
reptiles y los anfibios. Por último, los animales grandes los acabaron de rodear y el oso de
anteojos muy disgustado se les puso en frente y les dijo con voz de mando:
–De aquí no dan un paso más.
Al verse rodeados por la cantidad de animales de varias especies y tamaños, lo hombres
intentaron sacar sus armas, pero Pepito, siendo el más inquieto, sacó un pepazo y les tum-
bó un arma. Los hombres muy asustados, quisieron retroceder pero no tenían espacio para
dar un paso.
El cóndor (rey de las aves) les dijo:
–No saldrán de aquí sin recibir su merecido.
Ellos al ver la posición en que se encontraban los animales, suplicaban que no les hicieran
nada pero los animales les respondían:
–Ustedes nos venían a hacer daño.
Se unieron las aves al lado de los malhechores y les dieron unos buenos picotazos, los
colibríes con sus hermosos picos eran los que más disfrutaban. Los hombres gritaban de
la angustia al no poder hacer nada; los animales grandes empezaron a rugir muy enojados.
Aún más asustados los hombres imploraban:
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Ganadores concurso de cuento 40 años Parque Nacional Natural Chingaza

–¡Por favor, déjennos ir! Sólo queríamos dar un paseo.


Al oír esto se les acercaron un poco y les rugieron con tonos muy furiosos, los micos se mi-
raban unos a otros pensando qué les iban a hacer y empezaron a recoger muchas semillas,
¿qué estarían planeando? Pepito dio la orden y todos los demás micos empezaron el boleo
de semillas; aquellos bandidos mientras tanto corrían gritando:
–¡No nos peguen más!, ¡No volvemos por aquí!… Ya sabemos que este lugar tiene dueño.
Los demás animales al ver semejante espectáculo se reían. Rosita, al percibir su sufrimien-
to, les pidió a los animales que se calmaran y acercándose a los hombres les dijo:
–Este lugar es sagrado, nadie viene a destruirlo ni a acabar con nuestros animales.
Los hombres respondieron:
–Felicitaciones por cuidar este paraiso terrenal y por proteger a los animales. Sólo personas que poseen un
gran corazón y amor por la naturaleza lo harían.
Después de que todo terminó, volvió la calma, Rosita se dirigió hacia donde se encontra-
ban los animales reunidos y los felicitó por la unión y la ayuda mutua.
Así pasaron varios días e incluso meses, hasta que la profesora salió a vacaciones. Quiso
empezar a estudiar con el ánimo de aplicar lo aprendido en este hermoso lugar, actividad
que requería salir del paraiso natural. No obstante, el lugar no se quedó solo; los niños que
estaban en vacaciones lo visitaban seguido, disfrutaban caminar por los senderos, contem-
plar las lagunas, hablar con los animales, admirar las majestuosas aves, la diversidad de
plantas, los esplendorosos frailejones y la hermosura de las flores.
Fue rápido que Rosita terminó sus estudios y volvió a cuidar de la naturaleza convirtiendo
la vereda de Miralindo en la primera reserva natural de la región. Hoy en día es la encar-
gada de guiar y capacitar a muchos visitantes de todas las zonas del país que llegan a este
lugar con el fin de admirar la riqueza natural.
Las aves, los reptiles, el oso de anteojos, el puma, el venado colí blanco, el venado colora-
do, la oruga, los micos y, en especial, los monos churucos como Pepito, los frailejones, las 19
lagunas, los senderos y todas las hermosas flores viven en total tranquilidad…son FELI-
CES porque tienen quien los contemple y cuide.

Ganadores concurso de cuento 40 años Parque Nacional Natural Chingaza


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Ganadores concurso de cuento 40 años Parque Nacional Natural Chingaza

Ilustración: Robert David Gaona Rodríguez . Edad: 17 . Municipio: Fómeque, Cundinamarca


2 Puesto 21

CHINGAZA, MI

Ganadores concurso de cuento 40 años Parque Nacional Natural Chingaza


VIDA Y MI CASA

H ace mucho tiempo me encontré con un abuelo que


me dijo: ¿te puedo contar una historia? Yo como
estaba aburrido le dije que sí y el abuelo comenzó a
decirme: cuando yo tenía tu edad, ni me imaginaba que
llegarían a existir los teléfonos o que algún día existi-
rían las computadoras. Mi vida en ese tiempo era el
campo y mis papás tenían su casita allí, y ¿sabías que
esa veredita hace parte de un parque muy hermoso lla-
mado Parque Nacional Natural Chingaza? ese Parque
es lo más bello que he visto en toda mi vida. Allí viven
unos fastuosos animales como el oso de anteojos, el
venado, el tigrillo y muchas especies más. Te voy a con- Samuel David Cuta Salcedo
tar una historia que me contaron mis padres. Comen- Edad: 13
cemos. Municipio: Gachalá, Cundinamarca
Cuenta la historia que un día en el páramo de Chingaza se reunieron un venado llamado
Kelian y un oso llamado Petter quienes comenzaron a hablar de cómo los hombres estaban
talando sus árboles y que estos mismos hombres estaban contaminando las lagunas con sus
basuras, además estaban haciendo fogatas al lado de estos montes.
Kelian y Petter emprendieron refuerzos para ir a combatir a aquellos hombres y así mantener
22 este parque a salvo de las manos humanas. No obstante, al terminar la reunión, Petter atra-
vesó la calle y, de repente, salió un camión de la nada y lo atropelló. Kelian salió corriendo y
se dio cuenta que el camión le había roto una pierna, así que comenzó a pedirle ayuda a los
demás animales.
Ganadores concurso de cuento 40 años Parque Nacional Natural Chingaza

Después de una hora llegaron sus amigos la serpiente y el tigrillo quienes ayudaron a Petter.
Al cabo de una semana Petter se recuperó, pero no sabían que los hombres estaban llegando
al corazón del Parque, un roble que si cortaban, morirían todos los animales y se secarían las
lagunas. Petter le dijo a Kelian:
–¡Debemos luchar por nuestro Parque, no ves que este Parque es nuestra casa! Reúne a todos los animales del
Parque y te contaré el plan que tengo.
Prosiguió:
–Amigos los he mandado reunir para explicarles lo que está pasando.
Pasaron 3 horas aproximadamente y cuando llegaron los hombres al centro del Parque, salie-
ron todos los animales a defender su casa, clamando una rima ¡Chingaza, Chingaza mi vida y
mi casa! Los hombres se admiraron y comenzaron a preguntarse:
–¿Cómo es que nosotros podemos tener este corazón tan dañado y tan capaz de hacerle daño a seres tan her-
mosos?
En ese momento llegó el jefe de los hombres y le disparó a Kelian. Los otros hombres se
asustaron y querían ayudar al pobre Kelian que estaba tendido en el suelo con esa herida de
bala, así que la serpiente y el tigrillo atacaron al hombre amarrándolo a un árbol de eucalipto
para defender a su amigo el venado.
Todos los hombres ayudaron a Kelian logrando curar su herida, además regeneraron los da-
ños que causaron y pintaron en la carretera unas huellitas para que la gente manejara con
precaución. Después de todo esto, el Parque se volvió un monumento histórico muy visitado.
Así termina mi historia hijo. Yo miré al abuelo y le dije: gracias señor, ya entendí la impor-
tancia de cuidar la naturaleza.

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Ilustración: Duban Felipe Rincón . Edad: 15 . Municipio: Fómeque, Cundinamarca
Ilustración: Ricardo Paéz Aya . Edad: 17 . Municipio: Fómeque, Cundinamarca
3 Puesto 25

EL OSO

Ganadores concurso de cuento 40 años Parque Nacional Natural Chingaza


AFORTUNADO

É rase una vez, en una lejana montaña, un oso que


vivía muy feliz al tener un hermoso lugar donde ju-
gar con sus amigos lejos de las personas. Para él todos
los animales eran su familia, él los cuidaba y ellos lo
cuidaban porque era su protector.
Todos lo conocían como el guardián del bosque, porque
cuando alguna persona quería cortar los árboles o matar
a algún animal, él los espantaba para que dejaran su ho-
gar en paz.
Un día unos biólogos estaban en una expedición, revi-
sando que el bosque y sus animales estuvieran en buen
estado.
Una mañana el oso se despertó y miró que todos sus Ferney Alonso Ramos Linares
amigos estaban siendo capturados por los biólogos y él Edad: 14
comenzó a preocuparse e intentó asustarlos para liberar Municipio: Gachalá, Cundinamarca
a sus amigos. Pero él no sabía que se los estaban llevando a un lugar mejor, porque en su
hogar estaban ocurriendo unos deslizamientos de rocas que ponían en grave peligro sus
vidas. Uno de los biólogos le intentó disparar un tranquilizante, él observó que le estaban
apuntando con un arma, se asustó y salió corriendo hacia el río, quedando en un abrir y
cerrar de ojos inconsciente. El río lo llevó muy lejos del bosque hasta que por fin terminó
en una orilla.
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Cuando se despertó se dio cuenta que estaba en una parte del bosque en la que nunca
había estado. En ella encontró una gran vegetación con unas plantas muy raras que nunca
había visto en su vida, e incluso, unos animales que podían volar.
Ganadores concurso de cuento 40 años Parque Nacional Natural Chingaza

Estaba muy confundido y no dejaba de pensar en sus amigos perdidos. Al poco tiempo que
llevaba en ese lugar logró hacer amistades y les contó lo que había pasado con sus anti-
guos amigos. Les contó que los habían encerrado en jaulas y se los habían llevado a alguna
parte y que él había logrado escapar.
Los animales después de oír su historia decidieron ayudarlo a buscar a sus amigos. Se
ofrecieron a ayudarlo: un águila, un armadillo y una osa muy hermosa, con la que, al verse,
se enamoraron.
Al iniciar el viaje hacia el bosque de donde provenía el oso, él y la osa empezaron a jugar
entre sí, hasta que terminaron apareándose.
Al llegar a su antiguo hogar, el águila tuvo una novedad:
–Aquí, no muy lejos, hay un campamento. Tal vez ellos tengan que ver con la desaparición de tus amigos.
El oso se puso en marcha a averiguar lo que había pasado.
Al llegar no encontraron a nadie, ya se habían marchado, pero aún no les habían perdido
el rastro. Continuaron buscando hasta que anocheció.
Al anochecer todos cayeron del cansancio que tenían. Habían recorrido unos cuantos kiló-
metros en todo el día, aún no estaban dormidos y todos comenzaron a charlar. A pregun-
tarse cosas como ¿los encontraremos? El oso respondió:
–Sí porque con esfuerzo lo podemos lograr.
No hablaron más.
Esa noche los mismos biólogos localizaron y capturaron a este nuevo grupo de animales. A
la mañana siguiente se despertaron en unas jaulas con comida y agua que beber.
Todos estaban en diferentes jaulas. Al menos estaban a salvo y juntos. Pero lo que ellos no
sabían, era que los estaban llevando a un veterinario que los iba a revisar para ver cómo
estaban. Cuando los veterinarios revisaron al oso comentaron que era único debido a los
círculos blancos alrededor de sus ojos. En ese momento lo bautizaron como el oso de ante- 27
ojos. Después de revisarlos fueron llevados a unas jaulas muy diferentes a las que estaban
antes. En éstas había árboles y todo tipo de animales, muchas plantas que comer y, para
su sorpresa, el oso encontró a sus amigos perdidos. Él no lo podía creer, rugía y corría de

Ganadores concurso de cuento 40 años Parque Nacional Natural Chingaza


alegría de saber que sus amigos, que tanto había buscado, estaban allí.
Después de varios meses él y sus amigos fueron llevados a un Parque Nacional Natural lla-
mado Chingaza. En ese lugar se refugiaron animales lastimados y que habían sido forzados
a dejar su hábitat.
En ese momento ya todo había cambiado para el oso y sus amigos…habían encontrado un
nuevo hogar. Desde ese mismo día el oso se consideró el más afortunado del mundo y, ese
mismo día, sus amigos lo nombraron como “El guardián del Parque Chingaza”.

Fin….
Categoría
16 - 18 AÑOS
Temática: Creencias populares del agua, plantas y animales propios del PNN
Chingaza.

Lina Esmeralda Barrera Guerrero


ANTEOJOS BUSCANDO HOGAR
Edad: 17 . Municipio: La Calera, Cundinamarca

. .
Dibujos extraídos de: Nuestro territorio Chingaza Geraldine Rodríguez Espinosa Municipio: Junín, Cundinamarca
Karen Viviana Fonseca Costes
EL PÁRAMO SAGRADO
Edad: 16 . Municipio: La Calera, Cundinamarca

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Juan David Yepes Beltrán
OJOS CURIOSOS
Edad: 17 . Municipio: La Calera, Cundinamarca

MENCIÓN
MENCIÓN

Dayana Stephany Guerrero García


UNA NUEVA OPORTUNIDAD EN CHINGAZA
Edad: 16 . Municipio: La Calera, Cundinamarca
Ilustración: Juanita Ramírez . Edad: 14 . Municipio: Guasca, Cundinamarca
Puesto 31

ANTEOJOS

Ganadores concurso de cuento 40 años Parque Nacional Natural Chingaza


BUSCANDO HOGAR

–¿ Quieres que te cuente un cuento?


Dicen los que vieron, yo no estaba pero me lo contaron.
Las nubes caían, aves no habían, osos dormían y pe-
queños frailejones florecían. Hace siglos en ese inédito
rincón del planeta, pulmón del mundo, sitio salvaje e
inaccesible, pequeños brotes nacían, animales busca-
ban hogar y el agua su cauce esperaba hallar. Grandes
terrenos habían, pero uso no tenían, pequeños osos
nacían y hogar rastreaban, paso a paso dulces criaturas
escudriñaban y sus familias casas buscaban.
Lina Esmeralda Barrera Guerrero
–He allí gran terreno, regalo de Dios. Vociferó el pequeño oso Edad: 17
Sayri. Municipio: La Calera, Cundinamarca
–¿Quiénes son? ¿Qué buscan? ¿Qué hacen aquí? Frailejones preguntaban.
–¿A qué vienen? ¿Por qué vienen? ¡Respondan ya!
–Osos somos, de anteojos nos apellidamos, largos días viajamos y un hogar aquí buscamos.
–¿Y qué esperan encontrar? Nuestro lugar este es, Chingaza nuestro hogares.
32
–Espacio aquí esperamos hallar para nuestras familias acomodar.
–¿De dónde son? ¿cómo aquí llegaron?
Ganadores concurso de cuento 40 años Parque Nacional Natural Chingaza

–No somos de por aquí, pero guiándonos por las maravillas naturales, el vuelo de los cóndores, las colas
blancas de los venados y los atelopus, aquí llegamos buscando paz, un lugar para descansar y ningún daño
pensamos causar. Respondían los osos.
–¿Sabe dónde están? ¿qué más aquí desean hallar? Preguntaban. Estamos en medio de un tesoro natural
del centro del país. Están entre mágicas montañas que guardan secretos muiscas de nuestros antepasados,
de las comunidades que nos resguardan.
–¿Y tienen aquí espacio para nosotros? Osos venimos y tímidos somos.
–Este gran páramo recibe residentes y a sus familias, en nuestra cordillera gran flora y fauna albergamos y
aquí los resguardamos.
–Si quieren aquí ya hogar encontraron.
–La magia que aquí guardan la conservaremos, protegeremos y ampararemos.
–Residentes recibiremos y felices siempre seremos, hogar de paz y nuestro preciado ecosistema todos conser-
varemos. Prometían ante el páramo osos y vecinos.
–Nuestros ríos cauces hallarán, lagunas naturales aquí se resguardarán y preciados recursos aquí se guar-
darán.
–¡Casa ya encontramos! ¡Casa ya encontramos! Entonaban en coro los pequeños osos.
–Así es amiguitos, residencia tienen. Respondían alegres los ciervos vecinos.
–¿Qué mejor lugar que este para encontrarnos? Mejor lugar que este creo que no hallamos…
33

Ganadores concurso de cuento 40 años Parque Nacional Natural Chingaza


Conocían alegres los osos lo que les esperaba, grandes extensiones de tierra visitaban y
grandes maravillas en ellas encontraban.
Cuentan los que vieron, que los osos bien recibidos fueron, sus familias instalaron y, poco
a poco, estos pequeños se convirtieron en motivo de felicidad. Los residentes acapararon
las miradas de los visitantes, que llenos de felicidad, el páramo recorrían en busca de aque-
llas criaturas que a todos el corazón robaron.
–Este es nuestro páramo, lugar de paz y de amor, tranquilidad encontrarás y maravillas descubrirás. Pero
lo deberás cuidar y siempre resguardar, los visitantes responsables serán y nuestros residentes felices estarán.
Dijo él, ahora gran oso Sayri, antes de ir a jugar con su familia…

Ilustración: Eliana Rodríguez . Edad: 15 . Municipio: Fómeque, Cundinamarca


Ilustración: Anderson Norbey Castillo Castillo . Edad: 17 . Municipio: Guasca, Cundinamarca
2 Puesto

EL PÁRAMO

Ganadores concurso de cuento 40 años Parque Nacional Natural Chingaza


SAGRADO

¡C orre, corre, corre! Eran las únicas palabras que re-


tumbaban en la mente de Sebastián, mientras era
perseguido por un extraño animal. La espesa niebla a su
alrededor que cubría la exuberante vegetación, no le per-
mitía distinguir la silueta de aquel feroz animal. Sebastián
huía asustado. Sentía temor por ser atacado y ansias por
descubrir a su rival. Los misteriosos sonidos emitidos por
el animal se oían cada vez más cercanos. Fue entonces
cuando sintió sobre su espalda un fuerte aleteo y unas
garras que lo tomaban de su saco, elevándolo del suelo.
Sebastián se desmayó por cuestión de segundos. Cuando
abrió sus ojos, pudo observar el imponente paisaje que
se descubría ante él, desde la altura en que se encontra-
ba podía visualizar el magnífico espectáculo formado por
majestuosas montañas cuyas laderas estaban adornadas Karen Viviana Fonseca Costes
por numerosos frailejones y una capa de neblina. A los Edad: 16
pies de éstas yacían extensas lagunas de aguas diáfanas Municipio: La Calera, Cundinamarca
y los animales se podían observar en la máxima expresión de su naturaleza; aquella escena
evocaba el llamado, la belleza y el misterio de la vida. A Sebastián lo invadió una sensación
de felicidad y de curiosidad, pues sabía que estar a 3.600 metros sobre el mar siendo lleva-
do por lo que parecía ser un cóndor andino a un destino desconocido y ser testigo de tan
increíble y fascinante paisaje, tenía que ser el comienzo de una gran aventura.
36 El cóndor aleteaba rápida y poderosamente, transcurridos unos minutos el cóndor co-
menzó a descender. Sebastián estaba emocionado por conocer su destino pero, a la vez,
atemorizado. Un vacío y una serie de escalofríos lo invadían, no quería caer, la altura pro-
gresivamente se iba reduciendo. Cuando estaban casi a un metro del suelo el cóndor so-
Ganadores concurso de cuento 40 años Parque Nacional Natural Chingaza

brevoló una laguna, sus pies rozaron el agua a unos cuantos centímetros de llegar al borde.
Sebastián gritaba conmocionado y cuando tocó el suelo cayó sobre sus rodillas, el cóndor
lo soltó y se posó por encima de una cueva. Sebastián miró al cóndor y caminó hacia el
interior.
En el interior de aquella cueva, parecía no haber nada interesante, sin embargo, después
de dar cinco pasos en la oscuridad, unas palabras pronunciadas confusamente lo sobresal-
taron. Rápidamente Sebastián sacó una cerilla de su pantalón, la friccionó nervioso contra
la pared de la cueva. Avanzó en camino un poco más iluminando, pero, de repente, una
corriente de aire apagó la pequeña llama y a su oído pronunciaron nuevamente aquellas
confusas palabras. Sebastián giró y se encendieron tres antorchas que revelaron a un an-
ciano. Sobre su cabeza tenía una corona de vistosas plumas, de su cuello colgaban campa-
nas, cascabeles y extraños artilugios, su atuendo era único así como su idioma. El anciano
comenzó a tocar un tambor que tenía a sus pies, y mientras se movía hacía sonar las cam-
panas y los cascabeles. Aquella extraña sinfonía tomaba un ritmo cada vez más intenso y
cuando el anciano comenzó a cantar de su boca emergió una bandada de aves formada por
humo de colores que sobrevoló alrededor de Sebastián y se desvaneció al chocar con el
techo de la caverna. Inmediatamente después, una manada de venados compuesta de un
mágico humo dorado comenzó a galopar velozmente en círculos hasta chocar con él.
El ritmo de la sinfonía iba en aumento, de una bocanada de humo castaño salió un puma
feroz e impetuoso que se abalanzó sobre Sebastián. La escena parecía ser tan real, que
él retrocedió y le dio paso al puma para que siguiera a través de la caverna. El siguiente
animal que emergió del anciano extendió sus alas y aleteó fuertemente. Las llamas de las
antorchas se distorsionaron, pues se trataba de un cóndor andino.
Finalmente, una extraña bola de humo negro emergió de la boca del anciano, se movía
plácidamente por el aire. Dio un par de giros hasta que Sebastián pudo observar plena-
mente su silueta: era un oso de anteojos. El animal lo miró fijamente y se dirigió al fondo
de la caverna. Para ese momento el sonido del tambor, las campanas y los cascabeles se
detuvo, el anciano tomó en su mano una vara de madera esculpida místicamente y con la
punta golpeó tres veces el suelo. La última vez que lo golpeó una chispa de color indes-
criptible iluminó toda la caverna. El anciano y Sebastián cayeron al suelo, se sintió una
37
transformación del ambiente, había algo diferente. Sebastián se encontraba algo marea-
do, sin embargo, logró articular palabras y le preguntó al anciano:

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–¿Quién es usted? ¿de qué se trata todo esto?
El anciano le respondió en español:
–No temas, soy tan solo una gota de la infinidad del cosmos, condensada en este espacio y este tiempo,
encargado de proteger y curar a mi pueblo. Soy su conexión con el mundo de los espíritus que alberga la
naturaleza, soy Qhawachi, chamán muisca. Lo que acaba de suceder y aún por comenzar es un milagro, el
milagro de la vida.
Sebastián estaba pasmado, pero su sorpresa fue mayor cuando caminó hacia la salida de la
cueva y pudo observar un nuevo mundo; las montañas, la vegetación y los animales lucían
extraordinarios, irradiaban belleza pura; sus colores eran aún más vivos, la niebla se había
disipado, una serie de chozas se divisaban a lo lejos, el aire estaba impregnado de un aro-
ma fascinante. Era como si, por primera vez, la naturaleza del páramo se abriera al mundo
y, a pesar del frío propio de este lugar, el ambiente era agradable. La laguna situada en
frente de la caverna estaba rodeada por varios hombres, mujeres y niños indígenas, quie-
nes arrojaban piedras preciosas y objetos valiosos al agua, mientras el cacique cubierto por
polvo de oro se adentraba en la laguna y se sumergía. El chamán puso su mano sobre el
hombro de Sebastián y le dijo:
–Seas bienvenido a mi hogar valiente guerrero, has de saber que hace más de 460 años, cuando el hombre
blanco pisó estas tierras, la sangre de mi pueblo era derramada a borbotones. Nuestra civilización caía a
pedazos, la madre naturaleza gritaba desesperada al ver a sus hijos morir en sus profundidades, siendo obli-
gados a explotarla hasta sacar la última piedra preciosa de ella. La codicia de aquellos hombres acabó con
millones de vidas, lastimó profundamente nuestras tierras y animales, pero mi pequeña aldea muisca después
de constantes ruegos y ofrendas a los dioses de estas montañas fue salvada. Nos protegieron ocultándonos en
una gran burbuja mágica, a cambio de aceptar la misión y el honor de mantener intacta esta tierra como
desde el origen del mundo, preservando la fogosidad de las criaturas y cuidando el líquido vital, respetando
nuestra madre naturaleza. Pero aún te preguntarás ¿qué haces aquí?, Sie, diosa del agua en consenso con
los dioses de la montaña te han elegido pues nuestros esfuerzos por conservar el páramo sagrado no son sufi-
cientes y es tiempo de irnos. Ellos te han encomendado la misión de mantener encendida la llama de la vida
que brota de él ¡Protégelo!
38
Sebastián estaba estupefacto. Las pupilas de sus hermosos ojos azules se habían dilatado
demasiado. Su piel lucía pálida, su expresión era una mezcla de alegría, miedo y confusión,
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débilmente preguntó:
–¿Por qué yo? Aún soy muy joven para cargar tal responsabilidad.
El anciano le contestó:
–Nunca se es demasiado joven o lo suficientemente viejo para llegar a amar y adorar la vida que emana de
la naturaleza.
Esas palabras sabias conmovieron a Sebastián, quien finalmente suspiró y le dijo al ancia-
no: –Tengo que reflexionar sobre esto, quiero caminar por la aldea y entender qué es lo que se supone que
debo hacer.
El anciano le dijo:
–Anda guerrero, pero recuerda que la burbuja cada vez es más débil y eso sólo significa una cosa: cualquier
hombre con deseos buenos o malos podrá entrar y, si el último es quién traspasa la burbuja, los animales
estarán en peligro, el agua se enturbiará y un infortunio acaecerá.
Sebastián bordeó la lagunas y se dirigió hacia la aldea, allá observaba lo paradójico que era
ver a los indígenas con una radiante sonrisa y un evidente deseo de vivir contrastado con
lo rústico y humilde de la construcción de las chozas, a ellos no les importaba si aquellas
chozas eran incómodas o no, sobrevivían sin dañar a nadie, no tenían ningún tipo de apego
material, el oro tan solo era una ofrenda, el único y verdadero tesoro que tenían era su pá-
ramo y la sagrada conexión con la naturaleza. Sebastián entendió que ese era un hermoso
y admirable modo de vivir, conforme se iba creando sus propios juicios acerca de la cultura
muisca, iba alejándose de la aldea. Caminó algunos minutos hasta que avistó el final de
la burbuja, la tonalidad de esta era una extraña mezcla de colores, sin embargo, se podía
observar claramente cómo cambiaba el panorama del otro lado pues era muy fino el grosor
de la burbuja.
Sebastián se sentó sobre una gran roca y desde allá admiró por unos segundos la natu-
raleza, una pequeña familia de ranas saltó sobre sus piernas hasta dar un chapuzón en la
laguna más cercana. Desde esa posición se podía observar un tierno oso negro trepando
un árbol, a unos cuántos metros de ahí una pareja de venado jugueteaba, su pelaje era de 39
color café rojizo brillante, aunque sus cabezas y extremidades eran de color marrón oscuro.
En el cielo se divisaba un cóndor sobrevolando el lugar, era el mismo que lo había llevado
hasta la cueva. Las actividades de estos animales discurrían feliz y serenamente, hasta que

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el silencio fue interrumpido por el fuerte rugido de un puma que ágilmente se abalanzó
sobre la pareja de venados y dio inicio a una persecución. Los venados galopaban lo más
rápido que les era posible, pero uno de ellos estaba siendo alcanzado por el depredador.
En cuestión de segundos el puma logró estar a centímetros del venado y, justo cuando sus
garras lo iba a atrapar, una bala atravesó su tierna piel. El impacto lo arrojó al suelo pero
sus ansias por vivir lo llevaron a levantarse y a huir herido. Esto horrorizó a Sebastián, de él
brotó una lágrima, se dio cuenta que un cazador había atravesado la burbuja. El ambiente
se había tornado sombrío, el viento soplaba con mayor rapidez y el agua de las lagunas se
enturbió. El chamán tenía razón.
Sebastián quería correr hacia el cazador y enfrentarlo, pero tenía temor que le disparara.
Mientras intentaba razonar la manera correcta de actuar, el cazador inspeccionaba el terre-
no y, no conforme con la escapatoria del puma, ante el avistamiento de una nueva presa, se

Ilustración: Kevin Santiago Beltrán Torres . Edad: 8 . Municipio: La Calera, Cundinamarca


acomodó sigilosamente desde un ángulo perfecto para matar a un oso negro que dormía a
los pies de un árbol. Sebastián sabía que tenía que actuar rápidamente.
El cazador tenía su rifle apuntando al oso, mientras que terminaba de posicionar su arma.
El cóndor, testigo de los hechos e indignado ante lo sucedido y la muerte inminente del oso
andino, descendió ante el cazador para empujar su arma al suelo. Pero ya era demasiado
40 tarde, el cazador iba a halar el gatillo, lo único que quedaba era dar su vida por la del oso.
Ante aquella escena, Sebastián se armó de valor y corrió hacia el cazador tan rápido como
nunca lo había hecho. Su corazón latía a mil, su cuerpo se llenó de una poderosa fuerza y
valentía que le permitieron derribar al cazador y, cuando éste jaló el gatillo, la dirección de
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la bala fue desviada. Lamentablemente atravesó el pecho de Sebastián.


El cazador se puso de pie enfurecido, pero al ver a Sebastián tendido en el suelo, desan-
grándose por culpa suya, su semblante cambió; sus manos temblaban, arrojó el arma al
suelo, miró alrededor para asegurarse de que nadie más hubiera presenciado el disparo y
huyó. A medida que corría hacia la burbuja, las lagunas a su paso emitían fuertes brami-
dos desde sus profundidades, se formaron fuertes oleajes en sus superficies y serpientes
emergían de ellas. El cazador tenía pánico, la naturaleza se revelaba ante él, era como si
le reclamara todas las muertes que había causado. Cuando se aproximaba a la burbuja
tropezó y al caer al suelo una extraña fuerza lo arrastró hasta una laguna, de allí no volvió
a salir. Mientras la naturaleza perturbaba al cazador, el cóndor acompañaba a Sebastián en
su lucha por mantenerse despierto, pero sus párpados insistían en cerrarse, su mano no
podía seguir ejerciendo más fuerza sobre la herida y se desmayó.
Unas gotas de sangre salpicaron a Sebastián y, sólo hasta que una dulce melodía irrumpió
en su mente, logró abrir lentamente sus ojos. Su mirada se encontró con el cielo nocturno,
adornado por infinidad de estrellas, y con esfuerzo, logró mirar a su alrededor. En frente
de él estaba Qhawchi, quien tenía las manos levantadas hacia él mientras susurraba, a su
costado se encontraban suspendidas pequeñas esferas luminosas y, al parecer, de ellas
prorrumpía la cautivadora melodía. Cuando el chamán hizo un ademán, las esferas se si-
tuaron por encima de la herida de Sebastián, comenzaron una extraña danza y giraron en
torno a la herida. Cada vez se acercaban más, hasta que se fundieron en una sola chispa y
entraron en su piel.
Sebastián experimentó un cosquilleo por todo el cuerpo, se sentía extasiado, renovado y
en paz. Su herida sanó y su cuerpo recuperó el vigor, se puso de pie y agradeció al chamán
por salvarlo, además le pidió que lo llevará con Sie, pues ya se sentía preparado para acep-
tar la tarea que le había sido encomendada. El chamán y Sebastián se dirigieron a la laguna
más profunda y extensa del páramo, pues en ese lugar Sie, Diosa del agua, se haría pre-
sente. Bajo un claro de luna se hallaba la laguna, Qhawchi se arrodilló ante ella y le pidió a
Sebastián que hiciera lo mismo. A través de una serie de rezos el chamán invocó a la Diosa.
De repente, un chorro de agua salió despedido del centro de la laguna, dando paso a una
hermosa mujer trigueña de ojos enigmáticos y cabello ondulado. Su aspecto era sublime, 41
se trataba de Sie. La Diosa se acercó al borde de la laguna y allí le dijo a Sebastián: –Ponte
de pie, joven guerrero. Me complace tu presencia.

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Sebastián obedeció. La diosa prosiguió su discurso:
–Me has demostrado con tu acto de grandeza la pureza de tu corazón, la valentía que llevas dentro y el amor
que tienes por la naturaleza. Eres digno de llevar a cabo la misión que todos los dioses de esta tierra hemos
proclamado para ti.
Sebastián le respondió:
–Sie, excelsa Diosa del agua, hoy comprendí lo importante y efímera que llega a ser la vida, a apreciar y
valorar lo que la madre tierra nos brinda. A pesar de que no conozco lo suficiente esta tierra ni la cultura
ancestral de los muiscas, me atrevo a afirmar que me siento preparado y dispuesto a defender a muerte su
legado, pues he de decir que esta tierra me ha dejado fascinado. Cuidaré con mis propias manos del páramo
sagrado. Mientras yo viva nadie perturbará este mágico lugar.
Pronunciadas estas palabras, la Diosa se sumergió y la gran burbuja estalló. Una llovizna
de colores inefables cayó sobre el páramo, mientras los muiscas y su místico chamán se
desvanecieron e impregnaban con su esencia el maravilloso lugar. Hace 40 años, lo que en
un principio fue una gran aventura para Sebastián, se convirtió en su vida y la de muchos
más, quienes abogaron por hacer del páramo sagrado un sitio de encuentro entre el hom-
bre y la naturaleza, ligando para siempre su existencia, hasta convertirse en uno solo.
Ilustración: Jonnathan Arévalo Mora . Edad: 14 . Municipio: Guasca, Cundinamarca
3 Puesto

OJOS

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CURIOSOS

Y fue ahí cuando Ojitos se dio cuenta de que todo lo


que había imaginado era irreal, tan solo un producto
de su imaginación. Puede que se haya dejado llevar por
la emoción de salir, haciendo caso omiso a lo que le dijo
el viejo búho. Ahora estaba en una jaula con hombres
malos cuya intención era venderlo en el mercado de los
osos, donde más hombres malos le harían cosas feas.
Ojitos sólo pensaba en qué lo llevó hasta ese punto.
Era una mañana como cualquier otra, fría y con dema-
siada neblina, en el Parque Nacional Natural Chingaza,
donde una hermosa mamá osa (osa de anteojos) había
dado a luz a un bello osito, era grande, con un pelaje
esplendido y unos ojos más grandes de lo normal. Todos Juan David Yepes Beltrán
los animales del Parque Nacional Natural Chingaza se re- Edad: 17
unieron para ver al hermoso osito que había nacido, y el Municipio: La Calera, Cundinamarca
viejo búho le preguntó a la mamá por el nombre del osito. Ella avergonzada contó que no
tenía ninguno, que por las prisas del parto se le había olvidado darle un nombre. El viejo
búho sorprendido le dijo que por qué no ponerle Ojitos, dados sus voluminosos ojos. La
madre conmovida por el gesto del viejo búho, decidió que ese sería su nombre y desde ahí,
Ojitos tomó por hogar este hermoso parque.
44 Poco tiempo después de su nacimiento, los habitantes del parque se dieron cuenta de
que Ojitos, al igual que sus ojos, no sería normal; tenía ideas raras debido a que, desde
pequeño, veía a los humanos por el parque, con todas sus curiosidades. Ojitos, un gran ob-
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servador quiso seguir a estos humanos para ver de dónde provenían tan misteriosos seres,
aunque siempre hasta el límite del parque.
Después de un tiempo de verlos ir y venir, el osito decidió preguntarle al viejo búho sobre
lo que había más allá del parque. El viejo búho, comprensivo ante la curiosidad del osito
decidió contarle…
–Más allá del parque hay bosques hechos de piedra, en donde viven los humanos. En estos bosques hay todo
tipo de cosas que ellos mismos crean, todo es colorido con un tono opaco.
El osito se emocionaba cada vez más, pensando en todo lo que podía ver si fuera a ese
bosque de piedra. El búho prosiguió con su relato:
–El cielo es gris e irrespirable, los animales son encadenados y enjaulados, los humanos son agresivos, malos
y prefieren el horrendo gris, al hermoso verde.
El osito molesto, le refutó al viejo búho:
–Eso no es cierto, los humanos no son malos. Los he visto y no me han enjaulado.
El búho furioso le dijo lo malos que eran y que no debería salir del parque o lo cazarían, o
peor, lo enjaularían. El oso molesto se fue.
Unos días después de la charla con el búho, Ojitos vio a unos hombres, quienes le ofrecie-
ron comida y lo fueron sacando del bosque lentamente. Él, al darse cuenta que iba salien-
do del parque, tuvo miedo, pero segundos después, sin dudarlo, los siguió, llegando a un
claro fuera del bosque. Ante la emoción no pudo darse cuenta cuando lo amarraron. Trató
de resistirse pero ya estaba dentro de una jaula.
Estaba oscuro, lo subieron a un camión llevándolo por la carretera hasta que se detuvieron
en una gasolinera y los hombres malos se bajaron. Mientras el osito pensaba en lo que le
pasaría, vio a un niño que subía por la parte de atrás del camión que rápidamente se acercó
a la jaula y empezó a liberarlo, logrando abrir la jaula. Ojitos no lo pensó dos veces, saltó
del camión sin saber a dónde. Después de un punto se dio cuenta de que no sabía hacia
dónde estaba corriendo. Al ver luz en el horizonte decidió ir hacia allá y, al acercarse, se dio
cuenta que era el bosque de piedra. 45

Ya había pasado mucho tiempo desde que lo capturaron y el sol ya se veía sobre las mon-
tañas. Al entrar en el bosque de piedra se dio cuenta del gris de su cielo y vio una cantidad

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de carros que no había visto nunca. Caminó un poco pero las personas al pasar por su lado
gritaban y corrían, algunos le tiraban piedras, por lo que empezó a correr, pero mientras
más andaba, más se perdía.
Cuando llegó a un parque salieron personas con armas a cazarlo, él aún más asustado si-
guió corriendo. Al ver una salida corrió por ahí pero los humanos aún lo perseguían, ahora
con perros, y cada vez eran más. Después de un rato se comenzó a cansar, al parar a des-
cansar sintió un balazo en su espalda que lo hizo salir corriendo. Empezando a desgarrarse,
hasta que cayó desmayado…
Después de permanecer dos días inconsciente, Ojitos se levantó en el Parque Chingaza, en
medio de los animales que vivían allí. Su madre lo cuidaba.
Al despertar no tardó en sentir el dolor que le recorría todo el cuerpo, en especial en el
lugar donde le habían disparado. Recordó todo lo que había pasado, pensando en lo que
había hecho y rápidamente buscó al viejo búho entre los animales. Al encontrarlo, Ojitos
lo miró fijamente y le dijo:
–Ambos estábamos equivocados. Como tú decías, los humanos sí son malvados, agresivos y prefieren el ho-
rrendo gris. Pero no todo es maldad, he visto esperanza al salir, bondad donde otros dejaron perversión, y he
sentido que el horrendo gris sólo es algo temporal y que los niños, como las personas comprometidas por el
verde cambiaron al mundo, ¡como también cambiaron nuestro mundo!
Ilustración: Daniel Orlando Romero . Edad: 16 . Municipio: Fómeque, Cundinamarca
MENCIÓN
MENCIÓN
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UNA NUEVA

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OPORTUNIDAD
EN CHINGAZA

H ace muchos años, en el Parque Nacional Natural


Chingaza vivía Osandi, un oso pequeño de color ne-
gro, pelo áspero, hocico de color blanco y unas manchas
blanquecinas alrededor de sus ojos, que había sido cria-
do por Venado Coloro, un venado de color pardo con
unas manchas blancas en su vientre y en su trasero.
Ellos usualmente salían por la tarde a caminar en los al-
rededores de su casa en los que tenían lagunas, bosques
y hermosas quebradas en las que compartían grandes
momentos. Una tarde en la que salieron se fueron por
un camino diferente para explorar más, encontrándose
con dos aves muy extrañas. Una se llamaba Tunqui y po- Dayanna Stephany Guerrero García
seía un plumaje de color austero, un poco apagado y su Edad: 16
marido Gallito de Roca, poseía un plumaje muy colorido Municipio: La Calera, Cundinamarca
naranjo con negro. Las aves estaban charlando pero, de un momento a otro, sus caras se
tornaron tristes, entonces Osandi decidió preguntar:
–¿Por qué esas caras tan tristes?
–Es que nuestra especie desapareció esta semana por culpa de los cazadores y sólo queda-
mos nosotros dos – dijo Tunqui mirando a su marido inundado de lágrimas.
48
–¿Qué?… ¡oh no! –exclamó Venado Coloro.
Para subirles el ánimo Osandi les contó que a él le había ocurrido algo similar.
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–Cuando yo era más pequeño vivía con mi padre y mi madre en un bosque, que usualmente
era muy tranquilo, pero una tarde llegaron unos cazadores. Mis padres y yo alertamos de
lo que estaba ocurriendo y salimos a toda marcha, pero los cazadores, sin darnos cuenta,
nos habían seguido la pista. De los nervios y el afán por salvarnos no nos percatamos de las
huellas que quedaban al caminar. Cuando creíamos estar a salvo –dijo Osandi cabizbajo–
vimos unas sombras aproximarse y para nuestra sorpresa eran los cazadores. Mis padres
para defenderme salieron a distraer a estos seres malvados y me dijeron que, sin importar
lo que pasara, corriera lo más rápido que pudiera. Corrí por un rato y me quedé escondido
debajo de un matorral, pero dejé de escucharlos. Lo último que escuché fueron unos dis-
paros. Mis padres estaban muertos, dieron su vida para salvarme.
Desde ese horrible acontecimiento pasé muy solitario, hasta el momento en que me en-
contré con Venado Coloro a quien le ocurrió lo mismo con su manada. Entre los dos deci-
dimos venirnos a este parque para poder ser felices, disfrutar de la belleza natural de este
vecindario y olvidar así esas feas experiencias. Es por eso que veo a Venado como un padre
porque prácticamente me crió desde que era pequeño.
–¡Vaya! –exclamó Gallo Roco con un suspiro– veo que somos varias las especies que nos estamos
extinguiendo por culpa de las insensatez de los cazadores. Ellos no nos valoran ni valoran esta hermosa zona
que tienen a su alcance.
–Sí, tienes razón. Los humanos en ocasiones no miden su accionar y están acabando con especies exóticas
que hacen a su país más especial –dijo Venado.
–Al menos ustedes quedaron juntos, son una pareja que puede compartir muchas más experiencias y quizás
no dejar que su especie se extinga –dijo Osandi.
En ese momento, desde las alturas bajó un ave muy grande, con enormes alas. Su cabeza
estaba desnuda y con un color rojizo. Su plumaje era negro azabache y tenía un collar blan-
co de plumas en su cuello que no cerraba totalmente.
–¡Hola! Me presento, soy Condes. Estaba en lo alto de este árbol y no pude evitar escuchar su conversación
–exclamó con una cara sonriente– han vivido varias experiencias un poco negativas, pero los quiero
alegrar un poco. 49
–Creo que ya te había visto antes, sé que vuelas muy alto, qué divertido debe ser. Supongo que tienes una
gran vista de este hermoso lugar –dijo Venado Coloro.

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Condes respondió con una mirada de gratitud:
–Sí, es cierto, tengo un gran don de volar muy alto y me encanta porque puedo ver la hermosura de las
plantas y las fuentes de agua que tiene el parque. Les quería contar acerca de unos amigos.
–Sí, qué bien, me encantaría escucharlo –exclamó Tunqui con un toque de curiosidad.
–Bueno, hace unos años en este territorio vivía la civilización muisca, ellos eran muy especiales porque, a
diferencia de los cazadores de los que ustedes hablaban hace un tiempo, apreciaban muchísimo las lagunas y
las montañas que hoy día nos rodean. Ellos sentían estos lugares con una armonía de espiritualidad. Estos
sitios y los animales que en ellos habitaban eran adorados respetados y cuidados. Conocí a estas personas
porque en una de mis aventuras en las alturas tuve un problema con una de mis alas y ellos me brindaron
cuidado hasta que estuve como nueva.
–Qué maravillosas costumbres tenían los muiscas, que chévere que tú los alcanzaste a conocer –dijo Osan-
di con una gran sonrisa.
–Sí, es que esa es la gran diferencia que podemos ver entre los cazadores y las personas que aman la natura-
leza –dijo Gallo Roco sonriéndose de par en par– a mí también me gusta ver las hermosas lagunas
al volar. Observar cómo a medida que avanzo, la luz del sol va tocando a gran escala las aguas, las grandes
montañas que nos rodean. Me fascina ver las flores, sus colores, sus texturas. En definitiva me encanta mi
hábitat, me gustaría ver un cambio respecto a los cazadores.
–Así es, a nosotros nos gusta ser felices en nuestro hábitat. Debemos ser fuertes para dejar en alto a las otras
especies que los cazadores han logrado destruir con el tiempo –dijo Venado con una gran fuerza de
superación en su mirar.
Es así como la tarde para caminar de Venado y Osandi se convirtió en un espacio para
conversar con más animales en vía de extinción. Fue una tarde diferente para todos ellos;
cada uno aprendió algo nuevo, comprendió el valor de su especie y del hábitat que la na-
turaleza les ofrece. Tunqui y Gallo Roco son felices porque lograron tener una familia sin
dejar perder su especie. Condes sigue contando sus historias a más animales del parque.
Venado y Osandi siguen viviendo juntos, como padre e hijo, y salen como de costumbre
50 todas las tardes para contemplar la bella naturaleza del Parque Nacional Natural Chingaza
su hábitat, su casa, su hogar…
FIN
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51

Ilustración: Nicolle Geraldine Rodríguez Espinosa . Edad: 17 . Municipio: Junín, Cundinamarca


Aventuras en Chingaza. Cuentos para conservar
es el resultado del concurso de cuento realizado en
el marco de la celebración de los 40 años de declaración
del Parque Nacional Natural Chingaza. Esta primera edición
presenta los siete cuentos ganadores inéditos que reúnen
historias mágicas en torno a la biodiversidad, el agua y la
conservación, acompañados de espectaculares dibujos
realizados por niños y jóvenes de la comunidad.

ISBN: 978-958-8426-58-7 Ganadores concurso de cuento


Parque Nacional Natural Chingaza - 40 años

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