Casos Clinicos Dayron Wendy
Casos Clinicos Dayron Wendy
Casos Clinicos Dayron Wendy
Este caso de dependencia grave de cannabis ilustra que hospitalizar al afectado es indispensable
en aras de la desintoxicación y el inicio de la rehabilitación, y que la desesperación por deprivación
de cannabis puede igualar a la de metadona.
Motivo de ingreso
Datos sociodemográficos
Varón de 33 años. Camarero. Hace 6 años que no trabaja, sin percibir subsidio alguno. Vive con el
hermano y los padres, propietarios de la vivienda.
Antecedentes familiares
Padre de 62 años, con artrosis. Madre de 57 años, con ansiedad. Hermano de 30 años, con
dependencia de cannabis y de alcohol.
Antecedentes personales
hospital general para desintoxicación de heroína. Recibe metadona desde 1999 en el CAD; desde
hace dos años toma 170
20 J SOLÉ PUIG
Antecedentes médico-quirúrgicos
Enfermedad actual
caso. Fuma 20 porros al día desde los 17 años. Su vida cotidiana transcurre en casa, sin hacer
nada; pisa la calle sólo para conseguir el dinero que necesita.
- Dependencia grave de nicotina desde los 17 años, con 20
cigarrillos al día.
a 3 comprimidos/día de 2 mg.
no se inyecta heroína.
hace años.
Sintomatología
Personalidad previa
Factores sociofamiliares
Exploración física
Exploración psicopatológica
Evolución física
Desintoxicación mediante pauta descendente de clometiazol a
duración, cuando normalmente son once días o menos. Temblores, sudoración, taquicardia y
náusea intercurrentes por ansiedad abstinencial durante la primera mitad de la estancia
tiroidea: anemia leve atribuible a bajo peso. Electrocardiograma con trastorno difuso de la
polarización, sin indicación de
tratamiento.
Evolución conductual
Coordinación
De forma presencial y telefónica el equipo asistencial se coordinó con los padres y con los
profesionales de la CT contactados durante el ingreso.
Continuidad asistencial
Desintoxicado y con mejoría clínica, al alta recibió visita programada de seguimiento en el CAD
derivador.
Tratamiento
Discusión
El caso presenta comorbilidad adictiva, es decir, que lo primario es el trastorno mental adictivo:
dependencia grave de cannabis (diagnóstico principal), dependencia grave de nicotina,
tabaco al día puede diagnosticarse como trastorno de dependencia de nicotina grave. Fumar 7-14
cig./día puede diagnosticarse como moderado, y leve si se fuma 6 cig./día o menos.
CASO CLÍNICO 1 23
depresión y apatía inducidas. No así el insomnio, como es frecuente, que en este caso disminuye
pero no desaparece. Los
más sustancias. También es frecuente que en una misma realidad clínica podamos distinguir dos o
más componentes -
inducido, de personalidad (Eje II), de trastorno (Eje I), por estresores-, cosa que también hay que
explicitar en todo informe clínico.
síntomas por falta de motivación, lo cual se da no sólo en trastornos por uso de cannabis, sino
también en trastorno por uso
Hasta hace poco se ha sostenido que “el síndrome de abstinencia por cannabis no es físico o lo es
escasamente”. Este caso ilustra lo contrario: la sensación de desesperación por deprivación de
cannabis iguala a la de metadona.
La desintoxicación de cannabis puede prolongarse tanto o más
El manejo realizado en un caso grave de dependencia de cannabis tiene que ser obviamente el
mismo que en un caso de alcohol, heroína, benzodiacepinas y cocaína. O sea que tiene que
incluir, si el médico lo cree indicado, hospitalización, enfermería, trabajo social, psicología clínica,
psiquiatría, desintoxicación-deshabituación prolongada, farmacoterapia, monitorización médica,
analítica, ECG, radiografía de tórax, programa rehabilitador (terapia de grupo, psicoeducación,
entrevistas individuales; perspectiva a largo plazo), y se debe ser cuidadoso
del alta. Se trata de una realidad que confirma dos cosas: que
a todos, y que al mismo tiempo todavía no hay evidencias científicas de que influya
significativamente en el resultado de la
abstinencia estable.
Caso clínico por adicción al alcohol
Paciente ADJ de 42 años de edad, procedencia urbana, casado, dos niñas, ocupación mecánico,
técnico mecánica automotriz, con antecedentes de ingerir alcohol en cantidades exageradas, e
hipertensión arterial, con antecedentes familiares de tíos paternos alcohólicos, traído al cuerpo de
guardia por la madre y la hija mayor con la referencia de que este quiere dejar de "beber" pero
necesita de ayuda especializada porque él no tiene fuerzas para hacerlo.
Refiere que comenzó a ingerir alcohol a los 29 años, de forma rutinaria con los amigos del barrio,
esto se fue agravando cada día que pasaba, se aumentaba la cantidad sin importarle la calidad, la
agresividad comenzó a adueñarse de él, el maltrato físico y verbal a la esposa y las niñas, hace
aproximadamente un mes trato de dejar de "beber" y al día siguiente no pudo ir a trabajar,
comenzó a sufrir temblores, mareo que no se contenía, le decía a la esposa que estaba metiendo
personas ajenas en la casa, que ella lo estaba traicionando, veía leones dentro de la casa que lo
estaban atacando, salió corriendo de la casa para la calle porque pensaba que ella le había
buscado alacranes enormes para que lo mataran y que hacia esto para que el muriera, sentía
bichitos caminándole en el cuerpo y se echaba agua, no dormía, no se alimentaba. En el cuerpo de
Guardia se observa un paciente que conserva los hábitos higiénicos, hipervigilante, demandante
de ayuda.
Valoración psicológica
Paciente ADJ de 42 años de edad, procedencia urbana, desocupado, casado, dos hijas, técnico
medio en mecánica automotriz, con antecedentes de ingestión de bebida alcohólica en grandes
cantidades, hipertenso, antecedentes de familiares alcohólicos durante la entrevista, lúcido, se
muestra hipervigilante, orientado alopsiquica y autopsiquicamente, sin critica de la enfermedad,
con pérdidas de intereses y motivaciones por las cosas y aumento de los intereses por la bebidas
alcohólicas, con las capacidades intelectuales conservadas, no se constatan alteraciones
sensoperceptuales al ingreso, sin alteraciones en el pensamiento, y las abstracciones del mismo
conservada, con un estado de ánimo bajo, también se observa y explora la autoestima, sin
percepción del riesgo que ocasiona el alcohol para su salud, su familia, el medio social y laboral,
además del poco control en las emociones, limitado de recursos psicológicos para enfrentar
situaciones estresantes de la vida cotidiana, recurriendo a la bebida alcohólica en la búsqueda de
soluciones, provoca situaciones conflictiva en el hogar, se observan alteraciones neurovegetativa
como temblores fino de manos, con lenguaje claro organizado, aumento de la mímica, persisten
los trastornos del sueño (insomnio), y la alimentación (anorexia), conserva los hábitos higiénicos.
CAS: Psicometría para valorar organicidad (Bender), la inteligencia (Raven) y el cuestionario de los
indicadores diagnóstico del alcoholismo.
Resultados de la Psicometría
Bender: trastornos visomotores evidentes, prolongación de líneas, y dificultades en el ángulo de la
figura cuatro (protocolo no patológico).
RAVEN: arroja una puntuación de 38, percentil 50, coeficiente 100, para un coeficiente diagnóstico
de inteligencia normal.
Paciente que en este momento es capaz de ubicarse en la categoría de inteligencia normal, con un
Bender no patológico, y en los cuestionarios de indicadores del alcoholismo con diagnóstico de
dependencia alcohólica.
El paciente presenta una dependencia alcohólica por el tiempo que tiene de consumir esta
sustancia, la cantidad que toma y la frecuencia con que lo hace, la evidente repercusión negativa
de este consumo en el medio familiar y social así como la presencia de manifestaciones de
abstinencia ante la retirada del alcohol.1
En la psicoterapia de grupo el propósito al narrar las experiencias era expresar que razones lo
habían motivado a luchar contra el alcohol, y sus palabras no solo emocionaron profundamente a
otros pacientes participantes sino que con la psicoterapia de grupo se logró que el paciente
interiorizara la problemática que tiene con el alcohol, con la finalidad de entrenarlo para ser un
mejor observador de su conducta, para modificar el círculo vicioso pensamiento-conducta que
mantiene el problema, lograr que el paciente fuera menos vulnerable a ciertas situaciones y
disminuir las recaídas. Estos resultados coinciden con los realizados por González Menéndez.2
Mantenerlo alejado del alcohol, no realizar celebraciones en el seno familiar donde el enfermo
participe.
Haga sus mayores esfuerzos para garantizar un hogar donde exista el amor, armonía, y
ejemplaridad.
No le exija más de lo que sus capacidades le permitan, pero garantice que desarrollen estas al
máximo de sus posibilidades.
Conviértase en amigo y confidente, evite que personas menos positivas asuman este importante
papel.
Si deseas incrementar su disfrute de la vida no use alcohol, explore estilos de vida saludables.
Tenga presente que el consumo excesivo de alcohol disminuye entre 12 y15 años de esperanza de
vida.
La libertad es unas de las aspiraciones más preciadas del ser humano, evite perderla
esclavizándose con el alcohol y si ya ocurrió busque ayuda urgente para liberarse.
CONCLUSIONES
Caso 1
Recibe tratamiento con lavado gástrico (a través de sondaje nasogástrico), carbón activado, y
medidas generales de soporte. Tras su deterioro respiratorio y hemodinámico es necesaria la
intubación orotraqueal y ventilación mecánica, soporte presor y hemodiafiltración de alto
volumen.
Mejoría global en la evolución, que es retardada a nivel respiratorio y que precisa ventilación
mecánica prolongada con 32 días de ingreso. Es dado de alta decanulado y sin repercusión
orgánica derivada de la intoxicación.
Caso 2
Hermano del anterior, de 36 años, fumador, con antecedente de trastorno bipolar, en tratamiento
con sales de litio, risperidona y quetiapina. Ingresa por el mismo motivo, y tras una ingesta
simultánea. Presenta una clínica similar sin componente de broncoaspiración. El tratamiento de la
intoxicación y de soporte fue el mismo, sin necesidad de ventilación mecánica, soporte
hemodinámico ni renal.
Discusión
La cafeína es un estimulante central que en dosis elevadas resulta muy tóxica, por sus efectos
adrenérgicos, los vómitos, las convulsiones y el riesgo de coma y muerte5. Son frecuentes las
taquicardias con QTc prolongado, constituyendo una contraindicación relativa para el empleo de
amiodarona5.
Aunque la incidencia de intoxicación por cafeína se mantiene constante, son poco frecuentes los
fallecimientos por sobredosificación oral4,5.
Aparte de su empleo en la apnea del prematuro, algunos autores sugieren que su farmacocinética
permite una evaluación mínimamente invasiva de la función hepática en pacientes con sospecha
de cirrosis6.
Presentamos 2 casos con ingesta de dosis letales, que siguieron un curso muy diferente, en
probable relación con factores1,6 como el hábito tabáquico (inductor de su metabolismo), la toma
de oxcarbacepina (la carbamacepina interfiere en el metabolismo hepático de la cafeína6), la
obesidad (enlentece su metabolismo) y la diferente absorción del tóxico que pudieron hacer cada
uno por la intolerancia digestiva y los vómitos. Ambos pacientes recibieron un tratamiento general
de intoxicación enteral común; en el que presentaba mayor gravedad, y tal y como aconsejan
otros autores4, se indicó hemodiafiltración con ánimo de acelerar la eliminación del tóxico. Otros
grupos emplean hemofiltros adsorbentes de cafeína7 en su tratamiento, que no están disponibles
en nuestra unidad. Las características químicas de la cafeína (bajo peso molecular, solubilidad alta,
pobre unión a proteínas, estado aniónico) facilitan su eliminación con ayuda de las técnicas de
depuración renal. Si analizamos de modo teórico la cinética de la cafeinemia del primer caso, el
hecho de que a las 10 h de tratamiento existan casi 46 mcg/mL en el efluente, hace suponer que
en plasma sería aproximadamente de 57,5 mcg/mL (asumiendo una fracción libre de proteínas del
75%), y que por lo tanto la semivida en este paciente superaría las 9 horas; mediante el
tratamiento de hemodiafiltración empleado (3 l/h) se eliminaron en el efluente en torno a los 3
gramos durante 24 h, constituyendo la fuente de aclaramiento de la molécula más efectivo.
Casi clínico por consumo de alucinógenos
Motivo de ingreso: paciente que ingresa para valoración y control de la sintomatología psicótica;
cambio en la medicación, contención de riesgo autolítico y desintoxicación de benzodiazepinas y
xantinas (refrescos de cola y café) por recaída.
Episodio actual: el paciente realiza de forma habitual ingesta de alcohol con frecuentes conflictos
conyugales. El consumo de alcohol es de larga evolución (2 años) con aumento de las cantidades
en los últimos 6 meses. El consumo actual es de 10 litros de coca-cola/día, 7-8 cervezas/día, 1 litro
de vino/día, niega otros
consumos. Presenta insomnio mixto que empeoró 2 semanas antes del ingreso con sensación de
miedo (autotratado con benzodiacepinas).
Antecedentes psiquiátricos: hace 14 años comienza a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová y
empieza a realizar conductas bizarras, como salir a la calle en pijama. Meses después ingresa en
una Unidad Hospitalaria de Psiquiatría, y se objetiva la presencia de alucinaciones auditivas. Es
tratado con neurolépticos (levopromacina y haloperidol), fármacos anticolinérgicos (trifenixidilo) y
benzodiacepinas. Tras el alta, el cumplimiento es irregular, en ocasiones realiza consumos de
estimulantes (centramina) y benzodiacepinas para estudiar.
Dos años después, el paciente comienza a presentar ideación paranoide con ánimo hipertímico. Se
reinstaura el tratamiento y se añade tioridacina. El paciente permanece estable y finaliza sus
estudios universitarios. Un mes más tarde, mientras trabajaba en Ibiza, inicia el consumo de
cannabis y LSD. Presenta un cuadro alucinatorio, con ideación delirante y aparecen
progresivamente ideas de muerte, por lo que reingresa. Se inicia tratamiento con ácido valproico.
Desde entonces sigue tratamiento psicofarmacológico adecuado con los mismos fármacos. Tras 2
años de estabilidad el paciente inicia consumo de benzodiacepinas. Tras ser retiradas bruscamente
aparece un síndrome de abstinencia. Se realiza una desintoxicación ambulatoria, y permanece
estable y sin consumos hasta hace 2 años.
Antecedentes personales médicos: fumador desde los 18 años. Leucocitosis idiopática desde los
25 años. A los 30 años presentó poliartritis de grandes articulaciones, atribuida a un reumatismo
palindrómico seropostivo que evolucionó a una artritis reumatoide. Hipercolesterolemia desde los
32 años. Criterios clínicos de bronquitis crónica simple desde los 33 años.
Examen físico al ingreso: síntomas y signos compatibles con su artritis reumatoide y bronquitis
crónica.
Exploraciones complementarias:
-- Analítica de control al alta: Hb, 12,4 g/dl; hematocrito, 37%; VCM, 90 fl; CCMH, 33,5 g/dl;
leucocitos, 13.200 106/l; Fe, ferritina y transferrina, normales.
Se observa que las concentraciones de ácido valproico son bajas, por lo que se aumenta las dosis
del tratamiento. Se continúa con el interdictor del alcohol disulfiram cada 72 horas, ya que genera
síntomas psicóticos en el paciente si se administra con una frecuencia mayor, como se observó en
el anterior ingreso. No se observa sintomatología depresiva en todo el ingreso y tampoco ideación
autolítica o heteroagresiva. Sí que se observa un aumento de ansiedad acompañada de
irritabillidad cuando hay diferencias con su esposa e hijos.
Durante el ingreso se practicaron controles analíticos seriados por el tratamiento con clozapina, y
todas las detecciones fueron normales.
Desde el punto de vista psicológico, la evolución del paciente a lo largo del ingreso es adecuada. A
partir de la instauración del nuevo tratamiento, se abordan temas familiares que en este
momento son para él motivo de preocupación como es la relación con sus hijas, la comunicación
con la esposa y el mantenimiento de la abstinencia de los tóxicos como el alcohol, las
benzodiacepinas y xantinas. Se procede al alta y se remite a seguimiento en hospital de día y
consultas externas.
Caso clínico por consumo no inhalantes
Caso clínico
La Sra. T.P. es una mujer de 36 años que estuvo empleada desde los 25 a los 33 años como
soldadora, utilizando estireno, en una fábrica de depósitos plásticos (Figura 1). Aproximadamente
un año después de empezar a trabajar, se quedó embarazada y estuvo de baja hasta los 27 años,
como marca la ley. Como la paciente se expuso de nuevo al estireno por razones profesionales,
comenzó a disfrutar de los efectos subjetivos de los solventes volátiles, incluídos el estireno y la
acetona. Cuando la paciente tenía 32 años, el médico de la empresa recomendó retirarla de su
puesto de trabajo, tras los resultados de los análisis de orina, que indicaban niveles elevados de los
metabolitos del estireno. Después de un año, la paciente decidió despedirse de la fábrica. Sin
embargo, sus conductas adictivas no sólo habían persistido sino que se habían extendido a los
detergentes alcohólicos domésticos, sprays para el cabello y combustibles de motor. Los síntomas
de ansiedad agudos aparecieron súbitamente por primera vez en el trabajo cuando la paciente
tenía 28 años. Su primer ataque tipo pánico ("panic-like") incluyó vértigo, temblores, debilidad de
piernas y parestesias. Los episodios agudos de ansiedad se repitieron y tuvieron como
consecuencia frecuentes ausencias del trabajo durante varios días para recuperarse de los
síntomas residuales, como el dolor de cabeza y el vértigo. Después de dejar el trabajo estuvo
deprimida durante unos meses, por lo que fue tratada con fármacos antidepresivos. A pesar de
que se recuperó de su trastorno afectivo, los síntomas residuales de ansiedad se complicaron con
agorafobia. Finalmente, la paciente sufrió úlcera duodenal a los 35 años de edad.
Cuando acudió a consulta, la paciente estaba desempleada y separada de su marido, vivía con su
hijo en la casa de su madre, presentaba ansiedad fluctuante y síntomas persistentes de depresión
ligera y, aunque el abuso de inhalantes era esporádico, la paciente refirió su abstinencia de
sustancias volátiles en los últimos días. Los trastornos mentales más prominentes durante el
examen incluyeron vértigo, tensión psíquica y somática, parestesias, debilidad en las piernas y
ligera agorafobia. La paciente no estaba satisfecha con los tratamientos antidepresivos que le
habían prescrito (maprotilina i.v., paroxetina v.o.) y dependía de fármacos ansiolíticos
(principalmente alprazolam).
También administramos el WAIS y el test de Rorschach, dado que se habían encontrado anomalías
en el rendimiento en estos instrumentos entre obreros expuestos a concentraciones medias-bajas
de estireno (Jégaden et al. 1993, Lindstrom & Martelin 1980). Nuestra paciente mostró un perfil
desigual de habilidades intelectuales en la escala de Wechsler, con puntuaciones obviamente más
bajas en dos subtests: aritmética y series de números (principalmente en las series inversas);
aparte del posible daño orgánico, la pérdida de la capacidad de concentración puede deberse a la
ansiedad. El Rorschach reveló una personalidad proclive al dolor emocional, somatización,
inseguridad y humor depresivo; la estructura del ego, aunque frágil, estaba bien conservada; los
posibles signos orgánicos estaban por debajo del umbral. En general, la valoración psicológica era
consistente con neuroticismo, pero no demostró daño cerebral.
Neuroimagen
Se obtuvieron las imágenes de resonancia magnética (RM) axial y coronal después de una
inyección de contraste medio (gadolinium-DTPA). Exploraciones anteriores mediante RM en
sujetos que abusaban de inhalantes mostraron: un grado variable de atrofia cerebral, pobre
diferenciación entre sustancia gris y sustancia blanca, aumento de la intensidad en la señal
periventricular e hipointensidad moderada del tálamo y de los ganglios basales en las imágenes
ponderadas T2 (Yamanouchi et al. 1995). En nuestra paciente no se observaron señales de
alteraciones de la intensidad intraparenquimatosa ni áreas intracraneales de hiperseñal, por lo
que se concluyó que no había alteración cerebral.
Discusión
Se han sugerido varias posibles interacciones entre síntomas tipo pánico y abuso de depresores
del SNC, que producirían un refuerzo recíproco de los trastornos coexistentes. A nivel
neuroquímico, las vías centrales noradrenérgicas y el sistema receptor GABA-BDZ están implicados
en la patogénesis. En nuestra paciente, los síntomas tipo pánico eran cronológicamente
posteriores a la exposición al inhalante, y su trastorno de ansiedad podría ser una consecuencia
directa de la intoxicación (es decir, vértigo, temblor y debilidad muscular generalizada). Puesto
que se descartó el daño cerebral difuso y puesto que no había señales de intoxicación grave (por
ejemplo, falta de coordinación y desorientación), consideramos unos mecanismos
farmacodinámicos específicos para explicar los síntomas valorados de tipo pánico inducido por
sustancias.
Siguiendo a Klein (1993) los síndromes de ansiedad agudos pueden subdividirse en dos entidades
funcionales. Según este modelo, un primer grupo muestra síntomas respiratorios marcados (falta
de respiración, palpitaciones, molestias pectorales, etc.); sus marcadores experimentales
específicos son el dióxido de carbono, lactato e isoproterenol y los antidepresivos representan el
fármaco de elección para su manejo clínico; se considera baja la especificidad farmacológica de los
agentes provocadores de pánico y la respuesta se relaciona con una defensa fisiológica contra la
asfixia a nivel del tallo cerebral. Un segundo grupo presenta otros síntomas de ansiedad (vértigo,
parestesias, rubores, etc.); sus marcadores experimentales específicos son la cafeína, yohimbina y
b-carbolinas; son necesarias BDZ u otros depresores del SNC similares para que el tratamiento
tenga éxito; la hiperactividad crónica del eje hipotalámico-pituitario-adrenal (HPS) es un correlato
biológico de este subtipo.
De acuerdo con el modelo de Klein, nuestra paciente puntuó relativamente bajo en síntomas que
sugieren el aumento de la actividad simpática, comparado con el otro subgrupo y la eficacia de la
medicación antidepresiva fue escasa. Así pues, a un ciclo de intoxicación y retirada de los
solventes volátiles seguían un subconjunto específico de aumento y disminución de síntomas tipo
pánico, consistentemente con sus perfiles farmacológicos de depresores del SNC.
Para concluir, se necesita una investigación sistemática de la morbilidad del pánico, que examine
la estructura completa de los síntomas propios de los ataques de ansiedad en muestras de sujetos
expuestos profesionalmente y/o individuos adictos por placer, para verificar la hipótesis de algún
síndrome específico, sugerida por este caso. Es más, ya que los estudios de exposición
experimental a los solventes volátiles en individuos no adictos son éticamente cuestionables,
podrían administrarse otros agentes provocadores de pánico a sujetos que padecen síntomas de
ansiedad inducida por inhalantes para verificar la especificidad de los mecanismos neuroquímicos.
Caso clínico por Opiáceos
Paciente varón de 43 años que se visita en nuestro centro desde hace unos 10 años por su
adicción a la heroína. Vive con su madre y su único hermano, no tiene pareja estable, no trabaja y
tiene reconocida una incapacidad permanente por la que cobra una pensión.
De sus antecedentes familiares destaca el de un padre con un trastorno por dependencia del
alcohol fallecido a los 62 años por complicaciones relacionadas con una cirrosis hepática, la madre
también con antecedentes de trastorno por dependencia del alcohol, tratada en nuestro centro y
abstinente desde hace años, y su hermano con un trastorno por dependencia de opiáceos en
mantenimiento con metadona y además con un trastorno depresivo mayor por el que realiza
tratamiento farmacológico específico.
-- Alergia a la sulfamida.
-- Endocarditis tricuspídea por Staphylococcus aureus con émbolos sépticos pulmonares en 1985.
En cuanto a la historia clínica destacan sus alteraciones de conducta desde la infancia, con peleas
con los compañeros, fugas del colegio, mal rendimiento escolar, dificultad para cumplir con las
normas y alguna expulsión. Antes de los 18 años fue arrestado por robo y posesión de drogas en
varias ocasiones. Ha entrado en prisión unas 10 veces y en total cumplió unos 8 años de reclusión.
A los 15 años dejó los estudios. Durante el servicio militar, que cumplió voluntariamente en una
unidad paracaidista, y como anécdota, refería una agresión física a un mando porque le había
ordenado que limpiara un lavabo y el se negó. Dicha falta le significó pasar varias semanas
confinado en un calabozo y su traslado a otra unidad.
Acudió a nuestro centro hace unos 10 años derivado desde los servicios sociales del barrio y
después de un ingreso en prisión, para valoración de tratamiento sustitutivo con metadona. El
paciente había comenzado el consumo de heroína a los 17 años, desde el inicio por vía
intravenosa, y a las pocas semanas llegó a consumos de 1-2 g/día. Había intentado por su cuenta
abandonar el consumo en varias ocasiones pero solamente había conseguido estar abstinente
durante sus estancias en prisión. El primer tratamiento en un centro especializado lo había
realizado en 1981 de forma ambulatoria, sin llegar a finalizarlo. Desde que había iniciado el
consumo se dedicaba a realizar hurtos y robos bajo amenaza para poder pagar la heroína y en
alguna ocasión se había vendido algún electrodoméstico de su casa para conseguir dinero. Había
abandonado su cuidado personal y cualquier otra actividad que no estuviera relacionada con el
consumo o con conseguir recursos para consumir. Su deterioro físico era cada día más evidente,
pero el paciente no realizaba ningún control médico.
En el mes de febrero de 1994, y ante la situación clínica que presentaba, fue incluido directamente
en un programa de mantenimiento con metadona en nuestro centro. A los 6 días de comenzar
presentó una sobredosis por un consumo de heroína que no requirió la intervención de los
servicios de urgencias. A partir del primer mes se mantuvo estable y abstinente en el consumo de
heroína. Durante el primer año de abstinencia, el paciente refería sintomatología ansiosa que se
trató con diazepam hasta 30 mg/día. A lo largo del seguimiento ha presentando períodos
autolimitados de abuso de benzodiacepinas y de cocaína. La dosis de metadona se fue
aumentando progresivamente hasta 170 mg/día, pero a partir del año 2001 se ha ido diminuyendo
y actualmente se mantiene estable con 100 mg/día.
Como hábitos tóxicos actuales refiere ser fumador de 30 cigarrillos al día, consumo de cannabis de
1 a 2 «porros» al día y consumo de cocaína ocasional (3-4 veces al año) por vía intravenosa.
Caso clínico por sedantes hipnóticos-estimulantes
RESUMEN:
El auge del consumo de los productos fitoterápicos puede plantear al equipo de Atención Primaria
de Salud (APS) la conveniencia de su registro en los antecedentes personales, la consideración del
posible uso de drogas vegetales al realizar
una historia clínica y la formación de equipos multidisciplinares que repercutan en la praxis médica
Caso clínico
Un varón de 40 años de edad acudió a nuestra consulta en el Consultorio Local Nuestra Sra. de la
Soledad de Guadiana del Caudillo por presentar un cuadro de 32 horas de evolución caracterizado
por temblores en las manos, mareos, palpitaciones y debilidad muscular. No refirió otra
sintomatología neurológica como cefalea, parestesias, pérdida de fuerza de ninguna extremidad,
tampoco alteraciones de la marcha ni del lenguaje. En la anamnesis de antecedentes familiares se
descartó temblor esencial, enfermedad de Parkinson y de Wilson. En los antecedentes personales
destacó trastorno de ansiedad generalizada, alteración del sueño y no se reflejaron patologías
endocrinometabólicas, hepatopatías, nefropatías, problemas respiratorios ni antecedentes de
patología neurológica, ni hubo consumo de tóxicos, ni HTA, ni alergias medicamentosas, pero sí
consumo de productos derivados de plantas medicinales. El paciente estaba en tratamiento de
lorazepam con una dosis de 2 mg/24h desde hacía dos meses sin reacción adversa. Había
consumido durante 2 días consecutivos unas dos horas antes de dormir una infusión de Valeriana
officinalis L., repitiendo la toma en el momento de acostarse junto con Passiflora incarnata L. en
cantidad indefinida, pero equivalente a 300 mg de droga por toma, sin sintomatología. Al tercer
día antes de dormir tomó las plantas en forma de comprimidos de extracto seco de raíz de
valeriana y partes aéreas de pasiflora con 300 y 380 mg de droga, según decía la etiqueta del
producto tal y como se comprobó a posteriori. Había realizado tres tomas consecutivas de ambas
plantas a intervalos aproximados de una hora antes de acostarse. El paciente relató la aparición de
un temblor ligero y rítmico que desapareció al poco tiempo de acostarse, así como nerviosismo y
posteriormente fuerte somnolencia. El cuarto día repitió la dosis de medicamento y drogas
vegetales y comentó que momentos antes de acostarse sufrió la aparición de una fuerte reacción
de temblores en las manos, mareos, palpitaciones y después fuerte somnolencia, quedándose
dormido. Al realizar la exploración física se observó inquietud al hablar, gestualidad con tipología
característica de ansiedad y no se evidenció temblor durante la misma. La auscultación
cardiorespiratoria es normal, rítmica con una frecuencia de 60 lpm. No se objetivó la presencia de
bocio a la palpación del cuello. La tensión arterial fue de 128/74 mmHg. En la exploración
neurológica no se detectó alteración del habla ni de la comprensión de la misma, los pares
craneales eran normales, no hubo signos meníngeos ni alteraciones en el tono y fuerza muscular.
Los reflejos eran normales. El test de Romberg fue negativo y las pruebas cerebelosas normales.
No hubo alteraciones de la sensibilidad ni de la marcha cuando se invitó al paciente a caminar por
la consulta. La elección de actuación fue en primer lugar tranquilizar al paciente explicándole pues
se sospechó que se tratara de un trastorno del movimiento episódico debido a una interacción
plantas-medicamento y que solamente requeriría un control y seguimiento en APS.
Discusión y conclusiones
El lorazepam y otras benzodiazepinas están descritas como fármacos causantes y agravantes del
temblor (2). De igual forma la valeriana, aunque posee poca toxicidad, al sobrepasar unas 20 veces
la dosis terapéutica de 2-3 g de droga se produce una intoxicación con síntomas que desaparecen
a las 24 horas, entre los que se pueden encontrar temblor en las manos y otros como fatiga,
calambres abdominales, opresión en el pecho, mareos y midriasis (3-4). Igualmente el paciente
relataba exceso de somnolencia y mareos, hecho que se puede relacionar con el aumento del
efecto sedante de la valeriana observado en ensayos clínicos realizados con animales, aunque no
hay interacciones de valeriana con benzodiazepinas documentadas en humanos (1). De igual
forma la pasiflora, que como droga vegetal está indicada habitualmente para el tratamiento de la
ansiedad y el insomnio, posee este efecto sedante que al combinarse con fármacos también
sedantes puede provocar un aumento de este efecto y si las dosis son altas, náuseas y mareos (1),
que son otros de los síntomas narrados por el paciente.
El seguimiento y control del paciente en APS ha sido favorable y se obtiene como conclusión que la
sintomatología del caso era episódica y se centraba en una posible interacción de la
benzodiazepina y ambas plantas con los receptores GABA (ácido gamma aminobutírico). Además
cabe destacar que el hecho es independiente del lorazepam, pues el paciente continuó en
tratamiento con este medicamento. Según un estudio realizado por Farah (5), que recogió 8.985
casos de efectos adversos de drogas vegetales procedentes de una compilación realizada por la
OMS entre 1968 y 1997, el 68 % de ellos iba asociado un medicamento no vegetal (5). Además si
tenemos en cuenta el auge de las terapias populares y naturales y la percepción que tiene la
población sobre la seguridad de los productos naturales (6-7), es indudable que existen riesgos de
interacción drogas vegetales y medicamentos no fitoterapéuticos. También es importante
considerar que en los comportamientos del consumidor tiene gran influencia el consejo a veces
médico, pero más comúnmente farmacéutico, parafarmacéutico o de profesionales de
herboristerías. En este sentido en un reciente estudio realizado en 23 farmacias italianas sobre
1.420 consumidores de plantas medicinales demuestran que los farmacéuticos de este país tienen
más probabilidades de responder correctamente sobre los usos de las hierbas medicinales que
acerca de las interacciones medicamentosas, efectos adversos de los medicamentos y
precauciones acerca de estos productos (8); sobre el resto de profesionales no se han encontrado
estudios disponibles. En algunos países como Alemania la tendencia se va inclinando hacia la APS,
así los médicos generalistas aconsejan y prescriben drogas vegetales entre el 8% y 25% de los
casos según patologías (9). Por otra parte, se debe tener en cuenta que la Fitoterapia actual se
entiende como una terapéutica suave que utiliza drogas con una actividad leve o moderada y con
márgenes terapéuticos amplios para el tratamiento de dolencias también leves o moderadas, así
como afecciones crónicas (1) y que necesita de un tratamiento profesional de tipo multidisciplinar
y un claro desarrollo de la Educación para la Salud.
Caso clínico por ansiolíticos
Resumen
Motivo de consulta
Mujer, de 35 años, que consulta por clínica de años de evolución de sueño interrumpido por
despertares frecuentes, de pocos minutos, con conciliación del sueño posterior e importante
somnolencia durante el día. Sin problemas para conciliar el sueño.
Características de la paciente
Ambiente epidemiológico: vive con sus padres de edad avanzada, trabaja en una empresa de
comida rápida en turnos rotacionales.
Exploración física: orofaringe normal y amígdalas no hipertróficas. Exploración cardiorrespiratoria
y abdominal sin datos patológicos reseñables. Resto de la exploración por aparatos sin hallazgos.
Constantes dentro de los límites normales.
Primera orientación
Ante un trastorno del sueño, debemos realizar una correcta anamnesis de la enfermedad actual,
con una historia detallada del sueño (hora en la que se despierta, total de horas de sueño, siestas
durante el día, despertares nocturnos, cómo se encuentra a lo largo del día, repercusión en la vida
diaria, somnolencia diurna, hábitos de alimentación, consumo de tóxicos, ejercicio físico, etc.)1-3.
Incluir antecedentes familiares y personales de enfermedades orgánicas o psicoactivas,
tratamientos crónicos y consumo de estimulantes, buscando posibles causas secundarias3.
Se aconseja realizar un diario del sueño durante 7-15 días, registrando las horas que permanece
en cama, las horas dormidas y las acciones realizadas por la paciente para combatir el insomnio2.
El diagnóstico del insomnio es clínico y solo se deben realizar exploraciones complementarias ante
la sospecha de algunas causas secundarias, por ejemplo, la polisomnografía si se sospecha SAHOS,
test de latencias múltiples si hay sospecha de narcolepsia o síndrome de piernas inquietas u
hormonas tiroideas si se sospecha de hipotiroidismo4.
Insomnio fatal familiar: trastorno causado por priones con herencia autosómica dominante que se
caracteriza por insomnio pertinaz, con inicio de los 30 a los 60 años, y curso rápido, con coma y
éxitus al año de comienzo
El manejo del insomnio debe ser conservador, el uso de fármacos hipnóticos debe reservarse para
casos que no responden a medidas de higiene del sueño2.
En nuestro caso
Le recomendamos mantener unos horarios de sueño, comidas y actividad física lo más constantes
posible para permitir una mejor adaptación del ritmo circadiano y sus actividades, intentando, en
la medida de lo posible, conseguir horarios fijos en el trabajo. La enfermera le aconsejó sobre
modificaciones de algunos aspectos de la higiene del sueño.
Mientras estábamos pendientes de la PSG, en una visita de seguimiento del peso, la paciente nos
contó que la somnolencia llegaba al extremo de quedarse dormida durante el trabajo o incluso en
una conversación con amigas. Solicitamos interconsulta a neurología.
Recibimos el resultado de la PSG: (figura 1)
Irregularidades de la respiración:
Apneas: cesación o casi completa del flujo de aire durante al menos 10 segundos y/o 3 %
desaturación de oxígeno.
Hipopneas: disminución del 50 % en flujo de aire durante al menos 10 segundos seguido de una
excitación y/o 3 % desaturación de oxígeno.
Durante los meses siguientes acude a la primera visita de neurología, donde se le realiza una
anamnesis más dirigida, donde sale a la luz información que desconocíamos:
Cataplejía: episodios súbitos de pérdida bilateral de tono muscular que duran entre segundos y
minutos, y que suelen estar desencadenados por emociones intensas sin pérdida de consciencia.
Epidemiología: inicio antes de los 25 años de edad, máximo entre los 15 y los 25 años. Clara
predisposición genética.
Tratamiento:
Esta consisteen la realización de 4-5 siestas cortas a lo largo de toda una mañana, separadas entre
sí por intervalos de 2 horas. Midiendo la media de tiempo que tarda un individuo en quedarse
dormido (latencia de sueño), evaluando la habilidad del sujeto para quedarse dormido en un
entorno favorable.
La latencia media al inicio del sueño: media de todas las latencias de las siestas realizadas. Si es
menor de 5 minutos, se considerará patológica y compatible con ESD en grado severo.
La latencia a la primera época de la fase REM (SOREM), si se produce. Se considera SOREM cuando
se registra la fase REM con una latencia inferior a 15 minutos. La presencia de dos o más SOREM
junto con una latencia media al inicio del sueño corta, apoya fuertemente la sospecha clínica de
narcolepsia.
Paciente varón de 40 años que acude a consulta para tratamiento de su dependencia del tabaco.
Solicita tratamiento de su tabaquismo motivado por la presión en su entorno laboral y familiar.
Soltero, vive con sus dos hermanas y trabaja en una imprenta como contable.
Paciente de 170 cm de altura y 111 kg de peso, obeso con índice de masa corporal de 38,1 kg/m2.
Normohidratado, presenta dificultad respiratoria que achaca a los dos tramos de escalera que ha
tenido que subir hasta la consulta. Tensión arterial, 146/105 mmHg, frecuencia cardíaca, 90 lpm,
frecuencia respiratoria, 18. Auscultación cardíaca normal. Auscultación pulmonar, roncus
dispersos por todos los campos. Crepitantes en ambas bases pulmonares.
-- Hipersomnolencia diurna debida a cuadro de apnea del sueño diagnosticada hace seis meses.
No ha querido someterse a tratamiento con presión positiva en vías respiratorias (CPAP).
-- Es fumador de 50-55 cigarrillos al día y dos cigarros habanos los fines de semana. - Bebedor de
medio litro de vino al día. No declara uso de otras drogas.
En la entrevista el paciente revela que fuma desde los 16 años, y que hasta que entró en el
trabajo, hace 15, nunca consumió más de un paquete de cigarrillos al día. Desde hace 15 años ha
ido progresivamente incrementando la cantidad de cigarrillos diarios. Ha intentado dejar el hábito
dos veces, una espontáneamente, sin que pudiera mantenerse sin fumar más de dos semanas, y
otra con la ayuda de un acupuntor que consiguió que dejase de fumar durante seis meses. Refiere
no recordar cuándo recayó, pero cree que se debió a la pérdida de su madre hace cinco años. En la
actualidad, en la empresa no le permiten fumar, y ha de desplazarse cuatro tramos de escalera
hasta la calle para poder hacerlo, cosa que con su peso «le resulta muy trabajoso». En su casa, sus
dos hermanas le están presionando para que adelgace y para que pierda peso, pero no sabe cómo
hacerlo. Su médico de cabecera le ha recomendado que acuda a la unidad de tabaquismo para
valoración y seguimiento.
El paciente es sometido, además, a una entrevista sobre su problema de adicción al tabaco, que
incluye un test de Fagerström y una evaluación psicológica mediante entrevista y test de Hamilton
para evaluar depresión. La puntuación del test de Fagerström es de 9 (dependencia seria a
nicotina) y la del test de Hamilton de 12 (sintomatología depresiva de menor rango).