Socrates
Socrates
Socrates
Sócrates fue obediente con respecto a las leyes de Atenas, pero en general
evitaba la política, refrenado por lo que él llamaba una advertencia divina. Creía
que había recibido una llamada para ejercer la filosofía y que podría servir mejor a
su país dedicándose a la enseñanza y persuadiendo a los atenienses para que
hicieran examen de conciencia y se ocuparan de su alma. No escribió ningún libro
ni tampoco fundó una escuela regular de filosofía. Todo lo que se sabe con certeza
sobre su personalidad y su forma de pensar se extrae de los trabajos de dos de
sus discípulos más notables: Platón, que atribuyó sus propias ideas a su maestro,
y el historiador Jenofonte, quien quizá no consiguió comprender muchas de las
doctrinas socráticas. Platón describió a Sócrates escondiéndose detrás de una
irónica profesión de ignorancia, conocida como ironía socrática, y como poseedor
de una agudeza mental y un ingenio que le permitían entrar en las discusiones con
gran facilidad.
3. ENSEÑANZAS
4. EL JUICIO
Lecturas adicionales
Lectura adicional
Apología de Sócrates
El severo e intenso comienzo de la Apología de Sócrates es una de las páginas en
las que con mayor claridad se muestra la personalidad y el genio de Platón, uno
de los padres del pensamiento occidental. En este diálogo, Platón refirió la
defensa que su maestro realizó de sí mismo cuando fue juzgado por las
autoridades atenienses.
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Sus amigos planearon un plan de fuga, pero Sócrates prefirió acatar la ley y murió
por ello. Pasó sus últimos días de vida con sus amigos y seguidores, como queda
recogido en la obra Fedón de Platón, y durante la noche cumplió su sentencia,
bebiendo una copa de cicuta según el procedimiento habitual de ejecución.
Fragmento de Apología de Sócrates.
De Platón.
Cap. I.