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Tipos de Argumentos.19

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ARGUMENTO

Es un conjunto de oraciones que está formado de premisas (pueden ser una o


varias) y una conclusión. Podemos ofrecer argumentos para convencer, persuadir,
defender una idea o demostrar algo. Nuestros argumentos pueden ser incorrectos
cuando las premisas no ofrecen un buen apoyo para la conclusión, cuando no hay
ninguna relación entre premisas y conclusión, cuando las premisas no constituyen
buenas razones para aceptar la conclusión, etc. En caso contrario, hablamos de
un argumento correcto. Es decir, un argumento es correcto cuando la relación
entre las premisas y la conclusión es tal que las premisas ofrecen un buen apoyo
o buenas razones para aceptar la conclusión.
Es importante tener en cuenta que al evaluar argumentos podemos decir que son
buenos o malos, correctos o incorrectos, fuertes o débiles, pero no que son
verdaderos o falsos, ya que sólo las oraciones evaluadas, cada una de manera
individual, son falsas o verdaderas, y dado que un argumento es un conjunto de
oraciones, éste no puede ser verdadero ni falso, sino correcto o incorrecto.
Algunos tipos de argumentos se enumeran a continuación:

 Argumentos abductivos.

 Argumento conductivo

 Argumento de autoridad

 Argumento deductivo

 Argumento inductivo

 Argumento por analogía

 Argumento de autoridad (evaluación)

 Argumento probabilístico.
A continuación se mencionan las características más importantes de los tipos de
argumentos mencionados arriba.

ARGUMENTO ABDUCTIVO
Los argumentos abductivos son también llamados argumentos a la mejor
explicación. Se caracterizan por tratar de ofrecer una explicación adecuada a un
fenómeno del cual se requiere dar cuenta (en general, es un fenómeno
sorprendente, pero esto no es necesario). Los argumentos abductivos son usados
en muchos contextos y, justo por esto, es muy complicado dar una caracterización
última de ellos.
Sin embargo, se puede decir de ellos que parten de una explicación para un hecho
o creencia p. La explicación se construye a partir de la información previa, T, con
la que cuenta el sujeto que pretende generar la explicación; esto incluye
información empírica previamente conocida, información empírica recabada
posteriormente (investigación posterior) y una teoría de fondo (el conjunto de
creencias que se usa para generar la explicación). Lo que se busca inferir es una
explicación, E, que junto con T nos permita inferir p (que dé cuenta de p).
DEFINICIÓN.

Un argumento es abductivo (o a la mejor explicación) si da como resultado una


explicación plausible, E, para un hecho o creencia, p, dado un conjunto de
creencias o teoría de fondo, T. Una explicación E es una explicación plausible
para p dada la teoría de fondo T si se puede inferir p a partir de E y T; es decir, si
un argumento que toma como premisas E y T y tiene como conclusión p es
correcto, entonces E es un buena explicación de p dada la teoría de fondo T.

Los argumentos abductivos conllevan un riesgo: a pesar de que se pueda


encontrar la mejor explicación E para p, siempre existe la posibilidad de que E sea
falsa. Para un mismo fenómeno pueden existir distintas explicaciones alternativas
(E1, E2,…E). Para elegir la mejor explicación, se recurre a los siguientes
principios:
Principio de Simplicidad: cuando sea posible, elige la explicación menos
complicada, la que requiera secuencias causales más directas y en menor
cantidad, la que demande menos acerca de lo que existe, y la que se aleje de la
evidencia lo menos posible. (El filósofo medieval Guillermo de Ockham es famoso
por desarrollar esta idea).
Principio de Coherencia: cuando sea posible, elige la explicación que es
consistente con lo que los expertos creen que es verdad respecto del mundo.
Principio de Comprobación o poder de predicción: cuando sea posible, elige la
teoría que ofrezca la mayor cantidad de predicciones que puedan ser confirmadas
o refutadas.
Principio de Amplio Espectro: cuando sea posible, elige la explicación que explique
la mayoría de los hechos y deje la menor cantidad de cabos sueltos posible (o
cosas sin explicar). Otra manera de explicar todo esto es sencillamente decir,
“escoge la explicación caracterizada por rasgos cercanos a aquellos del caso
abierto y cerrado”.
Para que en el argumento abductivo se establezca la mejor explicación, también
es importante distinguir cuáles son los eventos que se relacionan de manera
causal, o bien, aquellos que sólo se correlacionan por mera coincidencia. Para
esto, se sugiere revisar Plantin, Christian, 2002, La argumentación, cap. 7, pp.
65-75; Weston, Anthony, 2013, Las claves de la argumentación, cap. V, pp. 59-
66; Artículo: “La abducción o lógica de la sorpresa” de Jaime Nubiola; la
presentación: Argumento Abductivo, y el capítulo: Abducción.
EJEMPLOS.
Hecho a explicar: El asesinato de la condesa.
Información que tenemos: Sólo pudieron asesinar a la condesa su mayordomo y
su sobrino. El sobrino la odiaba, es un hombre muy avaricioso y la muerte de la
condesa lo convierte en un hombre muy rico. El mayordomo la amaba como a una
madre y con la muerte de la condesa queda en la calle.
Mejor explicación: El sobrino asesino a la condesa.

ARGUMENTO CONDUCTIVO
Los argumentos conductivos fueron propuestos originalmente por Carl Wellman en
1971 en su libro Challenge and Response: Justification in Ethics. Uno de los
objetivos de Wellman era dar cuenta de los procesos de razonamiento que nos
permiten justificar nuestros juicios éticos.
DEFINICIÓN
Los argumentos conductivos son aquellos que se construyen para decidir una
línea de acción, u omisión, en un caso controversial (o bien, para decidir acerca de
principios o reglas que permitan tomar dichas decisiones u omisiones). La función
del argumento es deliberar: considerar las distintas opciones que se tienen en el
momento de tomar una decisión (o de seleccionar algún principio para hacerlo). La
deliberación consiste en reflexionar acerca de los pros y los contras que tendrían
una acción u omisión determinada. La conclusión es la acción u omisión que se
decide tomar.
Los argumentos conductivos también pueden definirse como ese tipo de
razonamiento en el que:
1) La conclusión es acerca algún caso individual
2) No es concluyente
3) Se apela a una o más premisas sobre el mismo caso
4) No se apela a otros casos.
Ejemplos de casos en los que se elabora un argumento conductivo son:
¿Qué carrera técnica elegiré estudiar?

¿Debería confiar en mis amigos?

¿Se debería legalizar el aborto en México?

Para tomar una decisión, se consideran factores como: la decisión (acción u


omisión) debe beneficiar a la mayoría de personas posibles, o bien, debería
perjudicar a la menor cantidad de personas posible (principios utilitaristas de
decisión).
Existen 3 tipos de argumentos conductivos (o 3 tipos de patrones de la
conducción, según Wellman):
Primer tipo: Cualquier argumento conductivo en el que se da una sola razón para
la conclusión. Algunos ejemplos podrían ser “usted debe ayudarlo porque él ha
sido muy amable con usted” o “fue una buena película porque los personajes
estaban muy bien caracterizados.” Aunque sólo se da una razón en este patrón,
siempre hay (o al menos casi siempre) otras consideraciones pertinentes que
podrían haber sido mencionados. La razón dada, generalmente se selecciona ya
sea porque es particularmente obvia o porque parece ser mayor de mayor peso
que todas las demás.
Segundo tipo: dan varias razones para la conclusión. Los ejemplos son “usted
debe llevar a su hijo a la película porque usted se comprometió a hacerlo, es una
buena película, y no tiene nada mejor que hacer esta tarde” o “esto no es un buen
libro, ya que falla en mantener el interés de uno, está lleno de descripciones
vagas, y tiene una trama muy implausible”. En este caso, también es probable que
existan consideraciones pertinentes, en particular por la otra posición, que no se
mencionan. Sin embargo, se dan razones suficientes para aceptar la conclusión,
por lo general es difícil cuestionar la conclusión sin cuestionar o bien la verdad de
las premisas y de la validez de la inferencia.
Tercer tipo: En este caso tenemos una conclusión tentativa, una serie de razones
a favor de dicha conclusión (posiblemente independientes unas de otras) y una
serie de razones en contra de dicha tesis (posiblemente independientes unas de
otras). Por ejemplo: “a pesar de una cierta disonancia, esa pieza de música es
hermosa, debido a su carácter dinámico y su resolución final” (nótese que en este
ejemplo, la conclusión no es una decisión, pero sí un principio que nos permite
decidir qué tipo de música escuchar), o “a pesar de que su césped necesita un
corte, usted debe llevar a su hijo al cine porque la película es ideal para los niños y
se dejará de proyectar mañana”. En estos argumentos el argumentador a menudo
intenta indicar todas las consideraciones pertinentes, o por lo menos todas las
importantes. Sin embargo, incluso este patrón no es concluyente. Con esto quiero
decir que, si hay o no hay consideraciones adicionales en un caso real que
cambiarían la conclusión sin mostrar las premisas dadas ya sean falsas o la
inferencia original no sea válida, siempre pueden existir tales consideraciones.
Siempre permanece lógicamente posible encontrar consideraciones adicionales
para apoyar o debilitar la conclusión
Este tipo de argumentos pueden no ser muy bien vistos. En algunos contextos
existen ciertas bases o principios que nos permiten construir argumentos muy bien
sustentados favor (o en contra) de una tesis; por ejemplo, en matemáticas los
argumentos son construidos a partir de los axiomas. En estos casos parece que
los principios nos permiten determinar de manera clara cuáles son las razones
adecuadas que debemos considerar en el caso de tesis que queremos defender (o
atacar).
Sin embargo, no en todos los casos contamos con principios compartidos por los
miembros de una comunidad y la estrategia de construir argumentos a partir de
principios compartidos no parece estar a la mano.
Los argumentos conductivos pueden ser muy útiles en contextos de discusión en
los cuales no se cuenta con una serie de principios bien establecidos que sirvan
como punto de partida para la justificación de una postura; por ejemplo, en un
contexto multicultural.

Argumento de autoridad, evaluación


La evaluación de los argumentos de autoridad depende del cumplimiento de
algunos requisitos que nos permitan diferenciarles de falacias. Recurrimos a estos
argumentos cuando consultamos a un médico o a un profesional y creemos en su
consejo. De manera similar a los argumentos por analogía, no hay validez lógica y
la evaluación del soporte que la conclusión recibe de las premisas es una cuestión
de plausibilidad. Anthony Weston (2006) nos da un esquema general para estos
argumentos:
(Premisa) X (alguna fuente que debe saberlo) dice que Y
(Conclusión) Por lo tanto, Y es verdad
Los criterios de evaluación que nos permiten evaluar mayor o menor soporte a la
conclusión son según Weston:
Cite las fuentes (así el interlocutor podrá corroborarlas por sí mismo).
Use fuentes cualificadas (que cuenten con buena información, pertinente,
suficiente, fidedigna).
Que las fuentes sean imparciales (que no se sostenga algo porque alguien tiene
mucho que perder o qué ganar con negarlo o con sostenerlo).
Compruebe las fuentes (¿Otras autoridades en la materia opinan igual?).
Juan Manuel Comesaña (2001) por su parte nos ofrece más criterios de
evaluación:
La fuente citada debe ser, efectivamente, una autoridad en la materia en cuestión.
Si la discusión es entre expertos, entonces la apelación a la autoridad es falaz.
Si los expertos no están de acuerdo entre sí, entonces la apelación es falaz.
Deben existir expertos en el tema, la materia en cuestión debe ser una disciplina
establecida.

ANÁLISIS DE CASOS
(i) El médico me ha examinado y me ha mandado a hacer análisis de laboratorio;
tengo el resultado de los análisis y su diagnóstico indica que tengo una infección,
por lo tanto tengo una infección. La conclusión es plausible pues cumple con: (1)
pues tengo acceso a los resultados del laboratorio, (2) pues se supone que el
laboratorio es una fuente cualificada, así como el doctor, (3) el doctor apenas me
conoce y no hay razones para suponer que tiene una ganancia en diagnosticar de
manera ficticia, por el contrario, si lo hiciera yo no volvería a consultarlo y le
interesa mi confianza, (4) otros doctores coinciden en que un análisis de
laboratorio que indique la presencia de bacterias en la muestra analizada es
prueba de que esas bacterias están en mi cuerpo, (5) el médico es especialista en
los órganos infectados, (6) y (7) no hay debate entre expertos acerca de los
resultados del laboratorio y (8) la medicina es una disciplina científica establecida.
(ii) El psicólogo de la escuela diagnosticó a mi hermano con Trastorno de Déficit
de Atención e Hiperactividad (TDAH) por lo tanto, lo tiene. Este argumento es poco
plausible porque viola (6) y (7) ya que el psiquiatra que inventó el trastorno
confesó antes de morir que fue un invento para estimular la venta de fármacos.
Además, el psicólogo de la escuela es especialista en psicología educativa y no en
psicología clínica, lo que viola los criterios (5) y (2).

ARGUMENTO DEDUCTIVO
Un argumento deductivo es como un refrigerador: uno pone comida en un
refrigerador con la intención de que se enfríe y cuando uno la saque, se conserve
en buen estado. Asimismo, uno pone información verdadera en las premisas de un
argumento deductivo, con la intención de que al inferir la conclusión, esta sea
verdadera también.
Por otra parte, la cantidad de comida que uno saca del refrigerador no puede ser
mayor de la que uno puso ahí en un principio (el refrigerador no aparece comida
por arte de magia). Asimismo, la conclusión inferida en un argumento deductivo,
está contenida por completo en la información de las premisas.
Así como hay refrigeradores buenos y refrigeradores malos, hay argumentos
deductivos buenos y argumentos deductivos malos.
En los buenos refrigeradores, siempre que uno mete la comida en buen estado,
ésta se encontrará en buen estado al sacarla. Del mismo, modo, en un buen
argumento deductivo, cuando uno pone en sus premisas información verdadera, la
conclusión que se infiere será necesariamente verdadera.
A pesar de esto, hay una diferencia entre los buenos refrigeradores y los buenos
argumentos deductivos. Si en un refrigerador uno pone comida podrida, esta se
mantendrá podrida. Si uno pone comida podrida revuelta con comida en buen
estado, cada tipo de comida se conservará en el estado en el que se metió.
Sin embargo, hay argumentos deductivos buenos que hacen lo siguiente cuando
las premisas incluyen información falsa, dependiendo del caso:
Caso 1: Si uno pone información falsa en las premisas, la conclusión que se infiere
también es falsa.
Caso 2: Si uno pone información falsa mezclada con verdadera en las premisas, la
conclusión inferida es verdadera.
Caso 3: Si uno pone información falsa mezclada con verdadera en las premisas, la
conclusión inferida es falsa.
Caso 4: Si uno pone información falsa en las premisas, la conclusión inferida es
verdadera.
El caso 4 es el más raro, es como un refrigerador que pudiera convertir la comida
podrida en comida en buen estado, algo que no existe en la realidad.
No todos los buenos argumentos deductivos pueden hacer que ocurran los 4
casos anteriores. Esto depende de su estructura. Sin embargo, lo que todo en
todo buen argumento deductivo debe ocurrir es que si las premisas son
verdaderas, la conclusión inferida también tiene que serlo. Que es lo que se
espera de todo buen refrigerador, que si le pongo comida en buen estado,
entonces debe conservarse así. Dicho de otra manera, si se tiene un buen
refrigerador, la comida no puede ponerse en buen estado y salir podrida. O bien,
en un buen argumento deductivo, las premisas no pueden ser verdaderas y la
conclusión falsa.
Cuando esto ocurre, tenemos un pésimo refrigerador y lo mejor es cambiarlo.
(Esta comparación entre Argumentos Deductivos y refrigeradores, puede
encontrarse en Cornman, 1990, Introducción a los problemas y argumentos
filosóficos, capítulo 1).
Los argumentos deductivos han tenido una función de lo más relevante en la
historia del razonamiento humano; especialmente, en la historia del razonamiento
científico. Esto se debe en buena medida a que son argumentos que, en caso de
estar bien construidos, nos garantizan que si partimos de premisas verdaderas
obtendremos conclusiones verdaderas. Esta característica de los argumentos
deductivos los colocó como la base de los razonamientos científicos y
matemáticos durante buena parte de la historia de la humanidad
(véase, Cassini, El juego de los principios: Una historia del método axiomático,
capítulo 1, para profundizar en la relevancia de esta clase de argumentos en el
desarrollo de la ciencia; especialmente, en las ciencias axiomáticas).
Uno de los principales problemas en la enseñanza de esta clase de argumento es
que sobre ellos se han generado una serie de mal entendidos, mismos que han
permeado fuertemente en el imaginario colectivo. Probablemente el más grave de
ellos es que se cree, erróneamente, que los argumentos deductivos son aquellos
que van de lo general a lo particular; pero, como se muestra en los ejemplos más
abajo, existen argumentos deductivos que van de lo particular a lo particular, de lo
general a lo general e incluso algunos argumentos deductivos van de lo particular
a lo general. Es muy probable que esta confusión se deba al siguiente hecho: en
los argumentos deductivos toda información expresada en la conclusión ya está
contenida en las premisas; pero esto no quiere decir que la información contenida
en las premisas deba ser general y la de la conclusión deba ser particular. En este
sentido, los razonamientos deductivos pueden verse como razonamientos que
pretenden hacer explicita en la conclusión cierta información que ya está
contenida (implícitamente) en las premisas; es decir, la conclusión no amplía la
información dada por las premisas. Para más información al respecto, consultar
el Foro: ¿Por qué los argumentos deductivos y los inductivos son distintos?
Por lo anterior, el argumento deductivo se caracteriza por una inferencia
explicativa (véase la entrada del glosario correspondiente). Es decir, la conclusión
de los argumentos deductivos sólo proporciona información nueva desde un punto
de vista formal, implícita en las premisas. Sin embargo, la conclusión no
proporciona información nueva desde un punto de vista material, no ofrece
información nueva sobre el mundo (véase Díez, Fundamentos de filosofía de la
ciencia, capítulo 2).

Definición. Los argumentos deductivos son argumentos tales que el individuo que
los formula pretende garantizar la preservación de verdad de las premisas a la
conclusión; es decir, un argumento es deductivo cuando el individuo que lo formula
tiene la pretensión de que el argumento sea válido (que la verdad de las premisas
garantice la verdad de la conclusión).

Esta caracterización de los argumentos deductivos introduce como un elemento


definitorio de dichos argumentos las intenciones del hablante, el hablante debe
tener la intención de formular un argumento válido. La introducción de este
elemento se debe a que de otra forma los argumentos deductivos siempre serían
argumentos válidos (lo que colapsaría los conceptos de argumento deductivo y
argumento válido) y sería imposible hablar de argumentos deductivos inválidos.
Por ejemplo, en el siguiente argumento:

Premisa 1. Todos los hombres son bastardos.


Premisa 2. Algunos bastardos son atractivos.
Conclusión. Por tanto, algunos hombres son atractivos.
El hablante que lo enuncia tiene la intención de que sea válido, es decir, tiene la
intención de que la conclusión se siga necesariamente de las premisas. Sin
embargo, esto no ocurre debido a que su estructura es incorrecta (se invita al
lector a detectar cuál es el error en este argumento; asimismo, puede encontrar
más ejercicios como este en Baggini, 2008, ¿Pienso luego existo, capítulo 3).
Cabe destacar que hay argumentos deductivos válidos que pueden tener
información falsa. La verdad o falsedad de la información contenida en un
argumento deductivo no afecta su calidad de válido o inválido. Por ejemplo, en el
siguiente argumento:
Premisa 1: Todos los elefantes son seres voladores
Premisa 2: Dumbo es un elefante
Conclusión: Dumbo es un ser volador
La Premisa 1 es falsa, mientras que la Premisa 2 y la Conclusión son ambas
verdaderas. El argumento como tal, es un Argumento Deductivo válido, debido a
su estructura. Es decir, uno podría cambiar la información de los sustantivos
“Elefante”, o “ser volador”, y el argumento seguiría siendo válido.
Cuando un argumento deductivo es válido y además todas sus premisas son
verdaderas, se le denomina “argumento sólido”. Podríamos modificar el ejemplo
anterior para que todas sus premisas sean verdaderas:
Premisa 1: Todos los paquidermos son mamíferos
Premisa 2: Dumbo es un paquidermo
Conclusión: Dumbo es mamífero
Como la Premisa 1 y la Premisa 2 son verdaderas, entonces la Conclusión
también debe serlo. Este es un ejemplo de argumento deductivo válido y sólido. A
continuación, más ejemplos de argumentos deductivos.
Ejemplos

Los seres humanos son animales racionales. Todo animal racional tiene derechos
humanos. Por lo tanto, todo ser humano tiene derechos humanos.

En este caso, las premisas contienen información universal, y la conclusión


también es universal. Sin embargo, es un argumento deductivo.

O el Banco de México logra frenar la depreciación del peso frente al dólar o


México tendrá una fuerte crisis económica. El Banco de México no logrará frenar
la depreciación del peso frente al dólar. Por lo que, México tendrá una fuerte crisis
económica.

En este caso, las premisas contienen información particular, y la conclusión


también es particular. Sin embargo, es un argumento deductivo.

Si el Reino Unido decide separarse de la Unión europea, entonces México tendrá


que renegociar su tratado de libre comercio con la Unión Europea.
Afortunadamente, México no tendrá que renegociar su tratado de libre comercio
con la Unión Europea. Ergo, el Reino Unido no decidirá separarse de la Unión
Europea.

En este caso, las premisas contienen información particular, y la conclusión


también es particular. Sin embargo, es un argumento deductivo.

Argumento Inductivo por Enumeración


A estos argumentos también se les conoce como generalizaciones o argumentos
mediante ejemplos (véase Weston, 2013, Las claves de la argumentación, capítulo
II). Los “Argumentos inductivos” por enumeración son utilizados constantemente
por todas las personas. Algunos filósofos afirman que son la base de nuestro
conocimiento empírico; esto debido a que son aquellos que nos permiten formular
conclusiones a partir de información empírica limitada. Las conclusiones de una
argumento inductivo por enumeración pueden ser generales o bien particulares,
pero las premisas son una lista de objetos de un tipo determinado (pertenecen al
mismo conjunto de objetos) y en cada caso observado los objetos presentan una
característica determinada. A partir de la lista dada se concluye que o todos los
objetos del conjunto tienen la misma característica o el siguiente objeto del
conjunto que se nos presente tendrá la característica. Es muy importante que no
se conozcan contraejemplos; es decir, que no conozcamos objetos del tipo x que
no tengan la propiedad P.
Definición. Sean los objetos a, b,…, n,… objetos del tipo x. Sea P una propiedad
que puedan o no tener los objetos del tipo x. Un argumento es inductivo por
enumeración si sus premisas son una lista de objetos del tipo x en la que a todos
ellos se les atribuye la propiedad P y su conclusión afirma que todos los objetos
del tipo x tienen la propiedad P (o bien que el siguiente objeto del tipo x que se nos
presente, n, tiene la propiedad P).
La forma de un argumento por inducción enumerativa es la siguiente:

1. a es un objeto del tipo x y es P.

2. b es un objeto del tipo x y es P.

3. c es un objeto del tipo x y es P.

1. n es un objeto del tipo x y es P.

————————————————————————
Por lo tanto, todos los objetos del tipo x son P.
(Por lo tanto, z es un objeto del tipo x y es P.)
Ejemplos.

1. El perro de mi prima es muy cariñoso.

2. El perro de mi hermano es muy cariñoso.

3. El perro de mi vecina es muy cariñoso.


4. Mi perro es muy cariñoso.

Por lo tanto, todos los perros son muy cariñosos.

1. Andrés es un estudiante que trabaja y sus notas son malas.

2. Juan es un estudiante que trabaja y sus notas son malas.

3. Ana es una estudiante que trabaja y sus notas son malas.

4. Antonia es una estudiante que trabaja y sus notas son malas.

5. Bryan es un estudiante que trabaja y sus notas son malas.

Por lo tanto, todos los estudiantes que trabajan tienen malas notas.

ARGUMENTO INDUCTIVO

El concepto Argumento Inductivo tiene dos acepciones. Una se refiere al


Argumento Inductivo por Enumeración en particular. La segunda acepción es más
general, y se refiere a cualquier argumento no deductivo. En este sentido,
características de un Argumento Inductivo son:

 Las premisas sólo respaldan su conclusión de manera probable o plausible,


pero no de manera necesaria. Es decir, siempre es posible que, aunque las
premisas sean verdaderas, la conclusión sea falsa.

 La información de la conclusión no está totalmente contenida en las


premisas. La conclusión contiene nueva información acerca del mundo,
distinta de las premisas. En este sentido, a la inferencia del Argumento
Inductivo o No Deductivo se le denomina Inferencia Ampliativa.

A la clase de los Argumentos Inductivos o Argumentos No Deductivos, pertenecen


los siguientes argumentos (incluidos en el programa):
Argumento inductivo por enumeración
Argumento por analogía
Argumento probabilístico
Argumento de autoridad
Argumento abductivo
Argumento conductivo

Argumento por Analogía


Para enfrentarnos a lo desconocido, en ocasiones es útil partir de lo que ya
conocemos. Es lo que ocurre en los argumentos por analogía. En este tipo de
argumento, se establecen similitudes o diferencias entre dos objetos, uno ya
conocido, con otro que no nos es tan familiar. El resultado es concluir algo acerca
de lo que nos es menos familiar. Por ejemplo:
George Bush afirmó una vez que el papel del vicepresidente es apoyar las
políticas del presidente, esté o no de acuerdo con ellas, porque “Usted no puede
bloquear a su propio mariscal de campo” (ejemplo tomado del texto de Weston,
Las claves de la argumentación, de una séptima edición de 2002).
En este caso, se compara un gabinete de gobierno con un equipo de futbol
americano. La idea es que el futbol americano es algo familiar para muchas
personas, mientras que un gabinete de gobierno no lo es tanto. En el párrafo
anterior, se establece que un gabinete y un equipo de futbol comparten un
elemento: en ambos, todos sus integrantes se apoyan mutuamente para lograr un
objetivo en común.

Definición.
Los argumentos por analogía se basan en comparar casos problemáticos con
casos claros para explotar sus similitudes y diferencias. Cuando hablo de ejemplos
claros, me refiero a casos no controversiales, que no dependan de ninguna
concepción o definición debatible. El objetivo de esta comparación es buscar
alguna diferencia o similitud relevante que decida la cuestión. Es necesario que las
diferencias o similitudes que se encuentren sean relevantes para clarificar el caso
problemático.
Ejemplos.
Primer ejemplo:
PREMISA 1) Los hemisferios de un paciente son similares a dos personas que van
acompañados a un bar: uno es “inteligente, apuesto y encantador”. Sin embargo,
su acompañante es “inútil”, está “dañada y vieja”. La persona apuesta podría
conquistar a alguna mujer del bar que le parezca atractiva, pero no puede utilizar
su talento, porque tiene que cuidar a su acompañante, “limpiando la baba de su
quijada, para ver que no se coma el mantel”.
PREMISA 2) La persona apuesta podría aprovechar sus habilidades si no tuviera
que cuidar a su acompañante.
CONCLUSIÓN. El hemisferio izquierdo podría funcionar mejor si no tuviera que
complementar las funciones del hemisferio derecho.
Segundo ejemplo:

 Las casas poseen una estructura gracias a que un arquitecto o ingeniero la


ha diseñado.

 El universo es como una casa.

 Por lo tanto, el universo posee una estructura gracias a que un arquitecto o


ingeniero lo ha diseñado.

Como ejercicio, también se sugiere reflexionar si se utiliza este tipo de argumentos


para discutir problemas de filosofía. Se sugiere revisar la Plataforma de Ética, y
la Plataforma de Temas de Filosofía.
Argumento por Autoridad
Según Weston, cap. IV, pp. 48-57, “tenemos que fiarnos de otros —gente mejor
situada, organizaciones, encuestas u obras de referencia— para que nos
comuniquen gran parte de lo que necesitamos saber sobre el mundo”. En este
sentido, mucho de lo que se afirma en la vida cotidiana, proviene de alguna
autoridad (personas expertas en el tema tratado: científicos, profesores,
profesionistas experimentados) o de alguna fuente de autoridad (fuentes
documentales confiables, relevantes para el tema tratado: periódicos, revistas,
documentales, etc.).
Cuando alguien, para defender un punto de vista, lo respalda en alguna autoridad
o en alguna fuente documental, está utilizando un argumento de autoridad.
Definición
Un argumento se considera por autoridad cuando se apela a una autoridad
externa al debate para resolver la cuestión discutida en la argumentación (o de
algún punto relevante en la argumentación). También son conocidos como
argumentos que se respaldan en fuentes de autoridad). Tienen la siguiente forma:
Premisa: X (una fuente o autoridad que debe saber del tema) dice que Y.
Conclusión: Por tanto, Y es verdad.
Hay que ser cuidadosos al apelar a una autoridad, es fácil cometer una falacia de
apelación a la autoridad. Para hacerlo, se debe considerar los siguientes
principios.

1. La fuente citada debe ser, efectivamente, una autoridad en la materia en


cuestión.

2. Si la discusión es entre expertos, entonces la apelación a la autoridad es


falaz.

3. Si los expertos no están de acuerdo entre sí, entonces la apelación es falaz.

4. Deben existir expertos en el tema, la materia en cuestión debe ser una


disciplina establecida.

Ejemplos.
Premisa: Carl Sagan dice que podría haber vida en Marte.
Conclusión: Por tanto, podría haber vida en Marte.
ARGUMENTO PROBABILÍSTICO
Los argumentos probabilísticos son probablemente los más usuales en las
ciencias empíricas. Son similares a los argumentos por inducción enumerativa,
con la diferencia de que en lugar de dar una lista de objetos de un tipo
determinado y atribuir una propiedad particular, ofrecen una evaluación
cuantitativa o cualitativa de dicha información; es decir, ofrecen una oración en la
que se establece la probabilidad de que un objeto del tipo x tenga (o no tenga) la
propiedad P. Esto lo hacen mediante oraciones de la forma “Existe una
probabilidad de n% de que un objeto del tipo x tenga la propiedad P” (versión
cuantitativa) o “La mayoría (o la minoría) de los objetos del tipo x tiene la
propiedad P” (versión cualitativa). Además, los argumentos probabilísticos
establecen que un objeto particular es del tipo x. Y concluyen que ese objeto tiene
(o no tiene) la propiedad P.
DEFINICIÓN.
Un argumento es un argumento probabilístico si una de sus premisas establece la
probabilidad (ya sea de forma cuantitativa o cualitativa) de que un objeto del
tipo x tenga la propiedad P, una de sus premisas establece que el objeto a es el
tipo x y concluye que el objeto a tiene (o no) la propiedad P.
La forma más común de los argumentos probabilísticos es:

1. El n% de los objetos del tipo x tienen la propiedad P.

(La mayoría de los objetos del tipo x tiene la propiedad P.)

2. a es un objeto del tipo x.

Por lo tanto, a tiene (o no tiene) la propiedad P.


Ejemplo.
PREMISA 1. Sabemos por un estudio que sólo el 12% los alumnos que trabajan
más de 40 horas a la semana tiene un desempeño adecuado en sus estudios.
PREMISA 2. Arnulfo es un estudiante que trabaja más de 40 horas a la semana.
CONCLUSIÓN. Así que, es muy probable que Arnulfo no tenga un desempeño
adecuado en sus estudios.

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