Capítulo 5-1 PDF
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Parte I
Infiltración en Occidente
Tabla de contenido
Introducción
1. El comunismo mediante la violencia y la no violencia
2. Guerra de espionaje y desinformación
3. Del New Deal al Progresismo
4. La revolución cultural de Occidente
5. Los movimientos antiguerra y de derechos civiles
Introducción
Las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016 fueron unas de las más
dramáticas en décadas. Aunque la participación fue de apenas un 58% de votantes,
la campaña presidencial estuvo llena de giros e imprevistos que continuaron aun
después de las elecciones. El ganador, el candidato republicano Donald Trump, se
encontró asediado por una cobertura negativa en la prensa y protestas en ciudades
de todo el país. Los manifestantes llevaban pancartas con lemas como “no mi
presidente” y declarando que Trump es racista, machista, xenófobo o nazi. Se exigió
que hubiera un recuento y hubo amenazas de destituirlo.
Periodistas de investigación han revelado que muchas de estas protestas fueron
instigadas por ciertos grupos de interés. Como se muestra en “America Under
Siege: Civil War 2017”, un documental dirigido por el activista político neozelandés
Trevor Loudon, una significativa proporción de los manifestantes eran
“revolucionarios profesionales” con lazos con regímenes comunistas y otros
Estados autoritarios, como Corea del Norte, Irán, Venezuela o Cuba. La obra de
Loudon también señala el rol de dos prominentes organizaciones socialistas de
Estados Unidos, el estalinista Partido Mundial de los Trabajadores y la maoísta
Organización Socialista del Camino para la Libertad. [1]
Habiendo investigado al movimiento comunista desde la década de 1980, Loudon
determinó que las organizaciones izquierdistas hicieron de Estados Unidos su
objetivo principal para la infiltración y la subversión. Los campos de la política, la
educación, la prensa y las empresas estadounidenses han virado cada vez más
hacia la izquierda bajo la influencia de personas en buenas posiciones. Incluso
mientras la gente en todo el mundo festejaba el triunfo del mundo libre después de
la Guerra Fría, el comunismo seguía apoderándose furtivamente de instituciones
públicas de la sociedad occidental en preparación para su lucha final.
Estados Unidos es el faro del mundo libre y los dioses le asignaron la misión de ser
la policía del mundo. La participación de Estados Unidos fue lo que determinó el
resultado de las guerras mundiales. Durante la Guerra Fría, ante la amenaza del
holocausto nuclear, Estados Unidos logró contener al bloque soviético hasta la
desintegración de los regímenes comunistas soviéticos y de Europa del Este.
Los Padres Fundadores de los Estados Unidos aplicaron su conocimiento de las
tradiciones religiosas y filosóficas de Occidente para escribir la Declaración de la
Independencia y la Constitución de Estados Unidos. Estos documentos reconocen
que los derechos otorgados al hombre por Dios son autoevidentes –comenzando
por la libertad de creencia y de expresión– y establecieron la separación de poderes
para garantizar un sistema republicano de gobierno. Aunque Estados Unidos tuvo
una guerra civil, dicha guerra tuvo el propósito de hacer efectivos los principios
fundadores de EE. UU. al poner fin a la institución de la esclavitud. Durante más de
200 años, esos principios han llevado a cabo un trabajo sin igual al promover la
“tranquilidad nacional” y asegurar el “bienestar general”, tal como promete el
preámbulo de la Constitución.
La libertad del hemisferio occidental tiene una dirección directamente contraria al
objetivo del espectro comunista, el cual es esclavizar y destruir a la humanidad.
Maquillándose con la hermosa visión de una sociedad colectiva e igualitaria, el
espectro del comunismo dirigió a sus enviados en la sociedad humana para que
llevaran a cabo su conspiración en todo el mundo.
Mientras que en países orientales como la Unión Soviética o China el comunismo
se manifiesta como un gobierno totalitario, asesinatos en masa y la destrucción de
la cultura tradicional, en Occidente ha estado obteniendo el control de manera
silenciosa y constante utilizando la subversión y la desinformación. Erosiona la
economía, los procesos políticos, las estructuras sociales y la fibra moral de la
humanidad para producir su degeneración y destrucción.
Dado que el Partido Comunista no tiene liderazgo en países occidentales, los
agentes del espectro se disfrazan infiltrándose en todo tipo de organizaciones e
instituciones. Hay al menos cuatro fuerzas principales dirigiendo la subversión
comunista en Occidente.
El primer agente de subversión fue la Unión Soviética, fundada por la Tercera
Internacional comunista (Comintern) para esparcir la revolución en todo el mundo.
A partir de los 80, los comunistas chinos implementaron la reforma económica. El
PCCh estableció intercambios políticos, comerciales y culturales que le dieron la
oportunidad de infiltrarse en Occidente.
El segundo método de subversión fue llevado a cabo por los partidos comunistas
locales, los cuales trabajaban con el Partido Comunista Soviético y el Comintern.
Tercero, en las últimas décadas, las crisis económicas y las revueltas sociales han
alentado a muchos gobiernos occidentales a adoptar políticas socialistas, lo que dio
como resultado un giro a la izquierda.
La cuarta fuerza de subversión proviene de quienes simpatizan y apoyan al Partido
Comunista y al socialismo. Estos compañeros de viaje sirven al comunismo como
una quinta columna de “idiotas útiles” dentro de la sociedad occidental, ayudando a
destruir la cultura, sembrar la degeneración moral y socavar al gobierno legítimo.
Supera el alcance de esta obra el brindar un informe exhaustivo sobre la infiltración
comunista en Occidente, dada su naturaleza opaca y sinuosa. Sin embargo, al
entender el panorama general, nuestros lectores pueden obtener una imagen de
cómo opera el espectro perverso y así aprender a ver a través de sus capas de
engaño. Para ser breves, este capítulo ofrece un repaso general del alcance del
comunismo en Estados Unidos y Europa occidental.
[9] Ibid.
[10] Thomas Schuman, Love Letter to America (Los Angeles: W.I.N. Almanac
Panorama, 1984), pp. 21–46.
[11] Ion Mihai Pacepa, Ronald J. Rychlak, Disinformation (WND Books).
[12] Wang Tseng-tsai, Modern World History (San Min Book Co., Ltd. Taipei, 1994),
pp. 324–329.
[13] Dinesh D’Souza, The Big Lie: Exposing the Nazi Roots of the American
Left (Chicago: Regnery Publishing, 2017), Chapter 7.
[14] Jim Powell, FDR’s Folly: How Roosevelt and His New Deal Prolonged the Great
Depression (New York: Crown Forum, 2003).
[18] Elmer T. Peterson, “This is the Hard Core of Freedom” (The Daily Oklahoman,
1951). This quote has also been attributed to French historian Alexis de Tocqueville.
[19] William L. Lind, Chapter VI, “Further Readings on the Frankfurt School,” in
William L. Lind, ed., Political Correctness: A Short History of an Ideology(Free
Congress Foundation, 2004), p. 4–5. Refer to the text
at: http://www.nationalists.org/pdf/political_correctness_a_short_history_of_an_ide
ology.pdf
[20] William S. Lind, “What is Cultural
Marxism?” http://www.marylandthursdaymeeting.com/Archives/SpecialWebDocum
ents/Cultural.Marxism.htm
[21] Raymond V. Raehn, Chapter II, “The Historical Roots of ‘Political Correctness,’”
in William L. Lind, ed., Political Correctness: A Short History of an Ideology (Free
Congress Foundation, 2004), p. 10.
[22] Shen Han, Huang Feng Zhu, “The Rebel Generation: The Western student
movement in the 1960s” (Refer to Lin Biao’s translated text
at https://www.marxists.org/reference/archive/lin-
biao/1965/09/peoples_war/ch08.htm.
[23] Mikhail Suslov, “The Defense of Peace and the Struggle Against the
Warmongers” (New Century Publishers, February 1950).
[24] Vladimir Bukovsky, “The Peace Movement & the Soviet Union” (Commentary
Magazine, 1982). Refer to the
link: https://www.commentarymagazine.com/articles/the-peace-movement-the-
soviet-union/
[25] Jeffrey G. Barlow, “Moscow and the Peace Movement,” The Backgrounder (The
Heritage Foundation, 1982), p. 5.
[26] Stanislav Lunev, Through the Eyes of the Enemy: The Autobiography of
Stanislav Lunev (Washington D.C.: Regnery Publishing, 1998), p. 74, p. 170.
[27] Robert Chandler, Shadow World: Resurgent Russia, the Global New Left, and
Radical Islam (Washington, D.C.: Regnery Publishing, 2008), p. 389.
[28] Anthony C. Sutton, “Conclusions,” The Best Enemy You Can Buy(Dauphin
Publications, 2014).
[29] Trevor Loudon, The Enemies Within: Communists, Socialists, and Progressives
in the U.S. Congress (Las Vegas: Pacific Freedom Foundation, 2013), pp. 5–14.
[30] “AIM Report: Communists Run Anti-War Movement,” Accuracy in
Media(February 19, 2003), https://www.aim.org/aim-report/aim-report-communists-
run-anti-war-movement/.
[31] G. Edward Griffin, Anarchy U.S. A.: In the Name of Civil Rights (DVD), John
Birch Society.
[32] John Pepper (Joseph Pogani), American Negro Problems (New York: Workers
Library Publishers,
1928), https://www.marxistsfr.org/history/usa/parties/cpusa/1928/nomonth/0000-
pepper-negroproblems.pdf.
[33] James W. Ford and James Allen, The Negroes in a Soviet America (New York:
Workers Library Publishers, 1934), pp. 24–30.
[34] Leonard Patterson, “I Trained in Moscow for Black
Revolution,” https://www.youtube.com/watch?v=GuXQjk4zhZs.
[35] G. Louis Heath, ed., Off the Pigs! The History and Literature of the Black Panther
Party, p. 61.
[36] Thurston Powers, “How Black Lives Matter Is Bringing Back Traditional
Marxism,” The Federalist, http://thefederalist.com/2016/09/28/black-lives-matter-
bringing-back-traditional-marxism/.