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Misionología Soto - Beitze - 2019 FF

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Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

IBJM
JORGE MÜLLER
INSTITUTO BÍBLICO JORGE MÜLLER

AM - 16

Misionolo-
gía

Objetivo de la Materia

Analizar en el marco del estudio del libro de Los Hechos


de los Apóstoles la proyección de la iglesia del 1er. siglo como
modelo para la iglesia de todas las épocas. Su comisión, sus mé-
todos, su desarrollo. Aplicar a la realidad social contemporánea y
a la responsabilidad de cada creyente y cada iglesia local el man-
dato de la extensión del Reino de Dios a través del Evangelio.

Rubén Soto - Esteban Beitze


Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

Nota de la edición:
Debido a los diferentes enfoques que tanto Rubén Soto, como
Esteban Beitze han dado a la materia, creemos conveniente pre-
sentar los dos trabajos que, seguramente se complementarán y
coadyuvarán a un mejor desarrollo de la materia. Como se verá
hay secciones que se repiten textualmente. Eso es porque Beitze
ha tomado como base, entre otras fuentes bibliográficas, el estu-
dio de Soto. Serán presentados en ese mismo orden.

Rubén Soto - Esteban Beitze

Bibliografía de la Materia
 Hechos de los Apóstoles de Ernesto Trenchard, Clie.
 Hechos, Simón J Kistemaker, Libros Desafio.
 Iglesia, las iglesias y la obra misionera, Ernesto Trenchard,
Clie.
 La Iglesia de Dios y su misión, Ernesto Trenchard, Clie.
 Materia Misionología – Rubén Soto, Tomo IV Instituto Bíblico
Jorge Müller.
 Tratado de Misionología, Rubén Soto, Ed. Abriendo Surcos.
 Iglesia y Misión – Samuel Perez Millos - Llamada de Mediano-
che
 La iglesia local y las misiones – Edison Queiroz – Clie
 Comentario Bíblico M.Henry - Clie
 Comentario al NT- W. MacDonald - Clie
 Auxiliar Bíblico Portavoz – Portavoz
 Conciencia Misionera II – Andrés Robert (Comiban Internacio-
nal-2005)
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

 Geschichte der Evangelischen Weltmission (Historia de la


Misión Evangélica Mundial) – Horst R.Flachesmeier,1963
Brunnen-Verlag
 Nuestros Primeros Pasos – Carlos A. Bisio, 1982 F.C.E

Primera parte – Rubén Soto

Contenido de la Materia
1. Introducción.
 Concepto de Misionología.
 Concepto de Misión.
 Antecedentes de la obra misionera antes de la iglesia.
 La iglesia, punto de partida de las misiones.
 Concepto de misionero.

2. Estrategias misioneras de la iglesia en la era apostólica.


 El Espíritu Santo y las misiones.
 Características principales de las misiones..
 Avance progresivo de las misiones : judíos hebraicos, ju-
díos helenistas, samaritanos, prosélitos, gentiles.
 Obra misionera del Apóstol Pedro
 Obra misionera de Felipe el evangelista.
 Obra misionera del Apóstol Pablo : Conversión, prepara-
ción, encomendación y viajes misioneros.
 Iglesias constituidas. Inicio y sostenimiento de obras.

3. Las misiones en la historia de la iglesia.


 Repaso histórico de los principales movimientos misione-
ros.
 Obra Misionera Argentina.

4. Las misiones y la responsabilidad.


 Responsabilidades de la iglesia: Sostén económico,
apoyo en las tareas, comunicación y oración.
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

 Responsabilidades del misionero: Vida espiritual, dedi-


cación, información y rendición de cuentas.

5. TALLER PRACTICO. (Sesiones de taller y Clase de Exposi-


ción de Trabajos).
 Elaboración de un proyecto misionero.

DESARROLLO DE LA MATERIA

INTRODUCCION

Concepto de Misionología

Como lo indica su nombre es el estudio de las misiones da-


das por Dios a la iglesia en general como así también a las enco-
mendadas en forma particular a cada creyente.
La materia en sí estará basada en el análisis de la expansión
de la iglesia y su desarrollo descriptos en el Libro de los Hechos.
Sin ser una materia de Bibliología, sino ministerial consideraremos
muy especialmente el estudio de este libro como un soporte para
la comprensión de las misiones.
Meditar sobre cómo se expandió la iglesia es muy importante
para constituir en cada estudiante una conciencia sobre la necesi-
dad de involucrarse en la Obra Misionera directa o indirectamente.

Concepto de Misión.
Es la razón de ser de la permanencia de la Iglesia en la tierra.
La palabra misión no es un término bíblico pero está implícito
en los imperativos dejados por el Señor y los Apóstoles.

―Id y predicad el Evangelio...‖


―...y me seréis testigos...‖
―Id y haced discípulos...‖

El Espíritu Santo como claramente se evidencia en los He-


chos es el impulsor principal de las misiones. Es el que moviliza,
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

empuja, guía la expansión del Evangelio. En la siguiente sucesión


de pasajes notamos su enorme influencia :

Hechos 4 : 8 ―Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les


dijo....‖
Hechos 4 : 31 ―Cuando hubieron orado, el lugar en que esta-
ban congregados tembló, y todos fueron llenos del Espíritu
Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.‖
Hechos 8 : 29 “Y el Espíritu dijo a Felipe...‖
Hechos 8 : 39 “Cuando subieron del agua, el Espíritu del
Señor arrebató a Felipe”
Hechos 9 : 31 ―Entonces las iglesias tenían paz por toda Ju-
dea, Galilea y Samaria, y eran edificadas, andando en el temor del
Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo.”

Al igual que en el tiempo de la iglesia primitiva, el Espíritu si-


gue interesado en movilizar a las almas para que sean alcanzadas
para Cristo. El abre puertas, guía, habla, redarguye, y regenera.
Sólo que se quiere valer de los instrumentos que Dios dejó, los
cuales somos nosotros.

Misionar es una responsabilidad de cada iglesia local y de to-


do creyente, ya que todos y cada uno debemos cumplir los impe-
rativos citados más arriba. En cuanto a tiempo es urgente, impe-
riosa e impostergable. Es prioridad absoluta. En cuanto a lugar es
en el lugar donde está la iglesia local y más allá de ella también.
En cuanto a medios siempre es colectiva aunque la tarea directa
sea desarrollada por una persona, una familia o un grupo de per-
sonas.
La acción del Espíritu Santo y la interdependencia entre las
iglesias locales garantiza que no haya superposiciones y que la
necesidad sea cubierta por completo.

Antecedentes de las misiones antes de la iglesia


En las dispensaciones anteriores a la Gracia ya estaba pre-
sente el concepto de misionar. El propósito de Dios era alcanzar
la redención del género humano a través de la obra de Jesucristo
y del mensaje divino entregado a la humanidad.
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

A Israel se le encomendó la tarea de llevar el mensaje a las


naciones. En el siguiente esquema podemos comprobar el alcan-
ce del propósito de Dios en este sentido.

EL PROPÓSITO DE LA REDENCIÓN DEL HOMBRE


a) El objetivo principal de Dios - (Is. 48:9-11)
Su propia gloria. No es un concepto vago ni sólo un pensa-
miento teológico. Dios es justo. Él celosamente reconoce, ama y
valora su propio ser porque tiene valor infinito; es decir su propia
valía. La justa pasión de Dios tiene como objeto su propia gloria.

b) El objetivo principal del hombre – (Is. 43:6,7; Ef. 1:4-6)


Glorificar a Dios y disfrutarlo para siempre
Dios nos hizo y nos salvó para gloria suya. El Padre busca a
adoradores (Jn. 4:23-24). La adoración es lo que alimenta y a la
vez es la meta del plan de Dios para dirigir al hombre.
Las misiones existen porque Dios quiere ser reconocido, ado-
rado y alabado.

EL PROGRAMA DE DIOS PARA REDIMIR AL HOMBRE.


EL PLAN DE DIOS – Mantener un linaje, o sea, un remanente
fiel del cual nacería el Mesías; pero siempre incluyó en su plan a
toda la humanidad.

a) El diluvio - (Gn. 6-8).


Mediante el arca de Noé el Señor mantuvo su promesa. No
sólo salvó a Sem, de quien vendría David y luego Cristo, sino
también rescató a Cam y a Jafet, los padres de las naciones.

b) La torre de Babel - (Gn. 11).


La reacción de Dios ante la soberbia humana desplegada en
Babel permitió la división cultural. Ese juicio causó el esparcimien-
to del hombre a todas partes, pero a la vez Dios manifiesta su
Gracia inalterable buscando otra forma de alcanzar al hombre:
Israel.

c) Israel - La nación escogida.


La promesa hecha a Abraham - (Gn. 12:1-3).
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

Aunque Dios mostró atención especial a Israel, todas las na-


ciones son sujetas a la bendición y voluntad de Dios.

El pacto davídico - El propósito de Dios para Israel. (2 S. 7:22 y


23)
(a) Rescatarla como pueblo suyo.
(b) Hacer un nombre para sí mismo.
(c) Mostrar cosas grandes y maravillosas al mundo.
La comisión implícita.
(a) Exhortaciones que la gloria de Dios debe ser declarado y
alabado entre las naciones y por las naciones. (Sal. 9:11; 47:1;
66:8; 96:3; 96:7, 10; 105:1; 117:1; Is.12:4; 34:1)
(b) Promesas que expresan la esperanza de que las naciones
alabarán al Dios
verdadero (Sal. 2:8; 45:17; 47:9; 86:9; 87:6; 102:15; 102:22;
111:6; Is.11:10; 25:6-7; 51:5; 52:10; 52:15; 55:5; 56:7; 60:3; 66:18;
66:18-19).
(c) Oraciones que Dios sea alabado entre las naciones
(Sal.67:1-5; 72:11; 72:17).
(d) Planes del salmista de alabar a Dios entre las naciones.
(Sal.18:49; 57:9; 108:3).
Israel: Bendecida para ser una bendición.
―Dios tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga; Haga
resplandecer su rostro sobre nosotros; para que sea conocido en
la tierra tu camino, En todas las naciones tu salvación.‖ (Sal. 67:1-
2).
La respuesta de Israel a las naciones.
El ejemplo de Jonás (Jon. 4:1-4).
La enojada respuesta de Jonás al arrepentimiento de Nínive
representa la condición de Israel.
Israel rechazó la responsabilidad de representar a Dios entre
las naciones. Entonces, el Señor le puso a un lado, y levantó a
otros para cumplir su deseo.
Cuando un pueblo o una persona rechaza el propósito de
Dios, le pone a un lado y escoge a otra que hará su voluntad. Allí
aparece en el plan de Dios LA IGLESIA.

La iglesia punto de partida de las misiones


Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

Según se puede apreciar claramente en el Libro de los He-


chos, el avance de las misiones tiene como punto de partida la
iglesia. Ni siquiera el poderoso ministerio evangelístico del Apóstol
Pablo fue una acción aislada de esfuerzo personal sino que fue
impulsado por el Espíritu Santo, habiendo sido encaminado y
encomendado (valen las dos expresiones de Hechos 15:3 y 15:40
) por la iglesia. Jamás las misiones son el producto de una iniciati-
va personal y solitaria. No se concibe la misión sin la iglesia, ni
tampoco la iglesia sin misión.

Mathew Henry en su comentario de Hechos 13:3 dice: “La im-


posición de manos tiene el sentido de identificación. Los misione-
ros son como los delegados de la iglesia; esencialmente misione-
ra, la que ejerce esta función por medio de los miembros llamados
por Dios a este ministerio especial.”

Concepto de misionero
En un sentido general, Misionero es aquel creyente que desea
dar cumplimiento al imperativo del Señor de involucrarse en la
extensión del Evangelio sirviendo mediante el desarrollo de sus
dones. En un sentido estricto, Misionero es aquel creyente que
vinculado a una iglesia local de la cual es miembro activo y en
servicio, responde al llamado del Espíritu Santo a un ministerio
especial como parte de un programa de extensión del Evangelio
desarrollado en dependencia del Señor por la iglesia local o un
conjunto de ellas.
Sobre el tema, Ernesto Trenchard expresa en su libro ―La
Iglesia, las iglesias, y la Obra Misionera‖:

“El Evangelio se extiende en el mundo por los siguientes medios:


a) Por el testimonio de creyentes fíeles, que testifican de su fe por me-
dio de su palabra y ejemplo donde quiera que se hallen: en el hogar, en
talleres, en las oficinas, etc. El Señor dice a todos: ―Me seréis testigos‖, y si
cada creyente ganara un alma para el Señor cada año, el número de los
salvos en el mundo (exceptuando a aquellos que hayan fallecido) se
doblaría. Tal testimonio vale más que todas las campañas de evangeliza-
ción; pero el limitado avance del Evangelio demuestra, por desgracia, que
pocos son los testigos fíeles que ganan almas en proporción al número de los
creyentes en el mundo,‖
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

b) “Por el testimonio y los esfuerzos de cada iglesia local, desde las


cuales debe ser «divulgada la Palabra del Señor» como lo fue de la na-
ciente iglesia en Tesalónica (1 Tes. 1:8). Los ancianos y hermanos acti-
vos no deben fiarse únicamente del «culto de evangelización», sino estudiar
medios y métodos para llevar el mensaje a los hogares y a las casas. El
fruto del testimonio personal se madura y se recoge generalmente en el ámbi-
to de la iglesia local, donde los interesados y convertidos pueden hallar el calor
de la familia cristiana, además de la enseñanza de la Palabra que sólo pue-
de edificarles en su fe‖.

c) “Por los trabajos de misioneros u obreros». Se suele hacer una dife-


rencia entre el «misionero» que sale de su país para trabajar por el Señor
en otro, y el «evangelista» u «obrero» que se dedica totalmente a la Obra sin
salir de su nación, pero la distinción es arbitraria e innecesaria, ya que el
«campo es el mundo», donde se hallan las almas perdidas, y en un país
como España existe un «campo» a nuestras puertas de dimensiones que
nos aterran, que espera los esfuerzos del obrero llamado por Dios para sem-
brar y cosechar,

d) Por mensajes radiales, necesitan el esfuerzo coordinado de locuto-


res, técnicos y obreros dedicados al «follow-up», además de la financiación,

e) e) Por la distribución de porciones de la Biblia, con tratados, libri-


tos, etc., convenientemente preparados, o sea por medio del colportorado y
trabajos afines‖.

―Es muy importante que todos los creyentes sientan su res-


ponsabilidad frente a las necesidades del campo, y que testifiquen por el
Señor en medio de sus circunstancias normales, pero si se hallan atados a
un horario fijo durante la semana no pueden acudir a otros lugares donde el
Señor abre puertas para el testimonio. Es preciso, pues, que actúen
obreros libres de tales trabas que puedan aprovechar las oportunidades
especiales que se presentan. Pensamos no sólo en lugares geográficos,
sino también en tipos de obra que requieren todo el tiempo del obrero.
Solamente hermanos que ya son «obreros», bien probados, abnega-
dosx experimentados y preparados en la Palabra deben ser «enco-
mendados»»para servicios más amplios. Hallamos el mejor ejemplo de ta-
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les siervos en los Apóstoles mismos (en su carácter de misioneros) y en


sus muchos colaboradores, como Timoteo, Tito, Aristarco, etc. Dejando
por el momento la cuestión de su encomendación y su sostén, fijémonos en
que se hallaban libres para pasar períodos de evangelización y de edifi-
cación en centros como Antioquía en Pisidia, en Tesalónica, Corin-
to, Éfeso, etc., volviendo luego a visitar las iglesias ya fundadas (Timo-
teo a Tesalónica, 1 Tes. 3:1-8; Tito a las iglesias de Creta, Tito 1:5; Tito y
«el hermano» a Corinto, 2 Cor. 12:18, etc.). Sin duda los esfuerzos de estos
«obreros», libres para las necesidades que el Señor iba señalando, eran
de primera importancia para la extensión del Evangelio y la confirmación de
las iglesias en el período apostólico‖.

―Los creyentes no deben «depender» de los servicios de obreros dedi-


cados a la Obra, pues todos son responsables como testigos. Sin embar-
go, las normas apostólicas, juntamente con las experiencias de nuestros
tiempos, señalan la necesidad de la ayuda especial de obreros llama-
dos por el Señor, experimentados y probados, que puedan acudir a
distintos lugares, o dedicarse a trabajos especializados, según la
guía del Señor, con el de evangelizar, «pastorear», edificar y enseñar,
etc., cumpliendo misiones que son imposibles para los hermanos que
se hallan atados a sus trabajos normales‖.

ESTRATEGIAS MISIONERAS EN LA ERA APOSTOLICA

Esta sección se basa en el estudio del Libro de los He-


chos, narración histórica del nacimiento y expansión de la Igle-
sia de Cristo.

Síntesis bibliológica del Libro de los Hechos


El segundo tratado de Lucas, los Hechos de los Apóstoles
completa la historia del Nuevo Testamento. Cubre la historia
desde el momento en que Cristo asciende al cielo y el posterior
derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés, hasta la ex-
pansión de la Iglesia en Roma. Hechos muestra cómo la Iglesia
de Jesucristo creció de ser un pequeño grupo de menos de dos-
cientos creyentes a una gran comunidad diseminada hasta los
confines del Imperio Romano. Hechos es el puente entre los
Evangelios y las epístolas ya que la IGLESIA solamente se anti-
cipa con escasa mención en los Evangelios mientras que en las
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epístolas ya la presuponen. La importancia de Hechos está pre-


cisamente en cubrir este espacio histórico.

I. Tema central del libro de Hechos.

―Tratado histórico de los eventos relacionados


con el origen, crecimiento, persecución
y expansión de la Iglesia de Jesucristo.‖
Hechos es el puente entre los evangelios y las epístolas.
¿Cómo podríamos saber lo que pasó con los seguidores de Je-
sús después de su resurrección? Simples provincianos galileos,
gente común, pescadores, que huyeron cuando Cristo fue arres-
tado; que se desilusionaron de manera incrédula porque no es-
peraban que resucitara de entre los muertos; que no tenían pre-
paración académica para hablar o escribir con denuedo… ¿Qué
pasó con estos hombres? ¿Qué cambió esa timidez y cobardía
hasta entregar sus propias vidas por el evangelio? ¿Cómo pu-
dieron estos ―hombres sin letras‖ (Hch.4:13) trastornar de tal
manera al mundo con sus escritos creando una cultura totalmen-
te nueva basada en el evangelio de Jesús? ¿Cómo surgieron
estas Iglesias a quienes los apóstoles escriben las epístolas del
NT? ¿Cómo pudo suceder que un movimiento que comenzó en-
tre judíos, que tuvo como centro un Mesías judío y que tenía
como base Escrituras judías, se convirtiera en una religión adop-
tada por tan grande número de gentiles como se ve en la actua-
lidad? El libro de Hechos explica esa parte de la historia.

El versículo clave que nos ayuda a entender el tema de He-


chos, es el 1:8: “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre
vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en
toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”.

Siendo el primer documento acerca de la historia de la Igle-


sia cristiana, Hechos recoge en sus páginas la respuesta inicial
a la Gran Comisión de Mateo 28:19, 20 ―…id, y haced discípulos
a todas las naciones…”

 Mientras en su primer tratado Lucas describe las


cosas que Jesús ―comenzó a hacer y enseñar‖ (Hch.1:1)
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

en el segundo tratado sigue el relato de la obra que Je-


sucristo continuó haciendo y enseñando a través de Su
Iglesia.
 El libro de Hechos describe los primeros años de
la expansión y persecución de los cristianos.
 Provee información de las primeras 3 décadas de
la Iglesia, un material que no encontramos en ningún
otro escrito del Nuevo Testamento.
 El autor establece claramente que el poder que hi-
zo posible la expansión del evangelio fue el Espíritu
Santo de Dios.
 El relato de Lucas muestra que el evangelio de Je-
sucristo tiene el poder de transformar la vida de las per-
sonas, por medio del Espíritu Santo, facultando a débiles
hombres y mujeres con la capacidad de ―trastornar el
mundo entero.‖
 Humanamente hablando, los personajes centrales
son Pedro y Pablo.
 También se muestra que el catalizador para las
misiones a los gentiles fue la Iglesia en Antioquia, no fue
la Iglesia en Jerusalén.
 Un tema que se repite es que el cristianismo no
representaba una amenaza a la autoridad civil de Roma:
cada vez que había una revuelta, era causada por los
judíos o por otros oponentes del cristianismo, no por los
cristianos.
 El tema de Hechos es más histórico que doctrinal.
Debemos reconocer que Hechos muestra algunas ense-
ñanzas doctrinales. Por ejemplo que Jesús de Nazaret
era el Mesías esperado por Israel; que el evangelio es
ofrecido a todos los hombres (no solo a los judíos) y
destaca muy especialmente la persona y la obra del Es-
píritu Santo. Sin embargo es saludable recordar que He-
chos es un documento histórico que relata la manera en
que transcurrieron los acontecimientos de la Iglesia de
Jesús, a lo largo de los 30 años transcurridos después
de su ascensión a los cielos.
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

Hacemos la aclaración porque existen pasajes que deben ser


vistos como la descripción de una situación histórica y no como un
precedente para crear doctrina. Por ejemplo, hay textos que He-
chos menciona donde los miembros de la primera Iglesia en Jeru-
salén vendían sus posesiones para la Iglesia. Esto fue un caso
puntual de la Iglesia primitiva y no debemos interpretar que a todas
las iglesias en el mundo y a todos los creyentes se les pide ceder
sus propiedades personales para que pasen a ser propiedad de la
iglesia, ya que el concepto de propiedad privada es extensamente
mostrado en las Escrituras y Dios nunca ha promovido un estilo de
vida comunista o socialista. Dios ama al dador alegre, recompensa
el espíritu generoso y advierte que el que siembra escasamente
también segará escasamente. Pero esto es un tema diferente a
tomar Hechos como ―enseñanza‖ de que la Iglesia debe manco-
munar todas las propiedades de sus miembros, cosa que no ense-
ña el Nuevo Testamento en ningún lado, pero que Hechos descri-
be en un momento histórico cuando la Iglesia está en sus inicios.

Así que no debemos tomar el libro de Hechos como un manual


doctrinal de lo que debe ser la Iglesia de hoy, como cuando lee-
mos las epístolas (especialmente las epístolas pastorales), sino
que debemos tomarlo como la historia inspirada por Dios de la
manera maravillosa en que el Señor Jesucristo continuó su obra a
través del poder del Espíritu Santo.

II. Autor, fecha en que fue escrito y tiempo que cubre.

El autor
Como vimos al examinar el tercer evangelio, Lucas escribió
una obra histórica de dos volúmenes, el evangelio según Lucas y
el libro de Hechos. (Ver notas del evangelio de Lucas con el tema
del autor).

Fecha de escritura y lugar


Probablemente fue escrito alrededor del año 65 DC. No sabe-
mos dónde fue escrito el libro de Hechos. ¿Tenía alguna parte
escrita antes de acompañar a Pablo a Roma? ¿Pudo guardar sus
manuscritos a pesar del naufragio en la isla de Malta? ¿Concluyó
su libro en Roma durante los dos años que Pablo vivió en una
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

casa alquilada? Algunos conjeturan que Lucas escribió estando en


Acaya y otros dicen que fue en Roma. Realmente no tenemos ese
dato.

Tiempo que cubre


Cubre unos 30 años, del 30 DC al 60 DC. Desde la ascensión
de Jesucristo hasta el momento en que Pablo habita en Roma
cuando apela a César.

III. Destinatario y propósito

Destinatario
El destinatario de Lucas en Hechos también fue Teófilo
(Lc.1:3; Hch.1:1). Repetiremos lo que dijimos sobre el autor del
tercer evangelio. Se presume que Teófilo era un hombre de clase
alta a quien se le llama aquí por su nombre de pila que significa
literalmente ―amante de Dios‖ o ―amado de Dios‖ (Theos es Dios;
Fileo, amor). El epíteto ―excelentísimo‖ se aplica generalmente a
oficiales o miembros de la aristocracia. Se especula que pudo
haber sido un convertido de Lucas, o un benefactor que asumía la
responsabilidad por la circulación de las producciones literarias de
Lucas.

Propósito
Como Hechos es una segunda parte de la obra que Lucas
comenzó con su Evangelio, debemos tomar el mismo propósito de
Lucas 1:1-4 donde él explica que escribía estas cosas para que
Teófilo tuviera un ―conocimiento completo de la verdad‖. En He-
chos Lucas continúa el relato de lo sucedido con la Iglesia des-
pués de la ascensión de Cristo a los cielos. El origen de la iglesia,
su crecimiento y su expansión. Ver Hechos 1:1.

IV. Contenido

Habíamos mencionado que Hechos 1:8 nos ayuda a entender


el tema y el desarrollo del relato de Lucas en su segundo tratado
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histórico que llamamos Hechos de los Apóstoles. Por eso, vamos


a tomar el bosquejo que propone John MacArthur.1

“…y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Sama-


ria, y hasta lo último de la tierra”. (Hch.1:8b)

(1:1–8) Prólogo
(1:9–8:3) I. El Testimonio en Jerusalén
(1:9-26) A. La Anticipación de la Iglesia
(2:1-47) B. La Fundación de la Iglesia
(3:1-8:3) C. El Crecimiento de la Iglesia
(3:1-5:42) 1. Apóstoles: Predicando, sanando, y sopor-
tando persecución
(6:1-8:3) 2. Diáconos: Orando, enseñando, y sopor-
tando persecución
(8:4–12:25) II. El Testimonio en Judea y Samaria
(8:4–25) A. EL Evangelio a los samaritanos
(8:26–40) B. La Conversión a los gentiles
(9:1–31) C. La Conversión de Pablo
(9:32–43) D. El Evangelio a Judea
(10:1–1:30) E. El Evangelio a los Gentiles
(12:1–25) F. La Persecución por Herodes
(13:1–8:31) III. El Testimonio Hasta lo Ultimo
de la Tierra
(13:1–4:28) A. Primer Viaje Misionero de Pablo
(15:1–35) B. El Concilio de Jerusalén
(15:36-8:22) C. Segundo Viaje Misionero de Pablo
(18:23–1:16) D. Tercer Viaje Misionero de Pablo
(21:17–6:32) E. Pruebas de Pablo en Jerusalén y Cesarea
(27:1–28:31) F. Viaje de Pablo a Roma

1
John F. MacArthur, Jr., The MacArthur Study Bible, (Dallas: Word Publishing) 1997.
.
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El Espíritu Santo y las Misiones

Como dijimos el Espíritu Santo es el gran impulsor de la ex-


tensión evangelística de los comienzos de la iglesia.

La perspectiva del Espíritu Santo era mucho más amplia de lo


que los primeros discípulos entendieron. La meta divina eran no
sólo los judíos sino también los gentiles.

El versículo clave del libro es Hechos 1:8 –


Pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga so-
bre vosotros, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Ju-
dea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.
Debemos entender que las áreas citadas no sólo son lugares
geográficos sino también
representan las culturas que dominaban en esos lugares.
Jerusalén - Judíos hebraicos
Toda Judea - Judíos helenistas
Samaria - Samaritanos
Confines de la tierra - Gentiles
Los apóstoles deberían haber entendido el mandato como, me
seréis testigos entre judíos, samaritanos y gentiles. Pero, no lo
hicieron.

ENTENDIENDO LA RESISTENCIA
a) No todos recibieron el evangelio con brazos abiertos, sin
embargo, el factor que más
afectó el avance de la Palabra era el hecho de que la iglesia
de Jerusalén no creía que el
evangelio era para todas las naciones. Este concepto es la
clave para entender el libro de Hechos.

b) La cultura judía creía que era la raza escogida, pura y santa


y menospreciaba a
samaritanos y gentiles.

EVIDENCIA DE LA RESISTENCIA
a) En los capítulos 3 al 8 de Hechos, no hay nin-
guna referencia a la obra misionera desde Jerusalén hacia
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los samaritanos. Parece que la primera iglesia no fue la


primera iglesia misionera.

b) Al escuchar que el evangelio llegó a Samaria,


¿cuál fue la reacción de la Iglesia de Jerusalén? Envió a
Pedro y Juan (Hch. 8:14).

c) Al ver que en casa de Cornelio el Espíritu San-


to también se derramó sobre los gentiles, ¿cuál fue la
reacción de los compañeros de Pedro? ―Quedaron atóni-
tos‖ (Hch. 10:45-46a).

d) Cuando escucharon que Pedro entró en casa


de hombres incircuncisos, ¿qué fue la reacción inicial
de los creyentes circuncisos de Jerusalén? ―Disputaban
con Pedro‖ (Hechos 11:2-3). Finalmente, ―glorificaron a
Dios, diciendo: Así que también a los gentiles ha concedi-
do Dios el arrepentimiento que conduce a la vida‖ (Hechos
11:18).

e) Los creyentes “que habían sido esparcidos‖,


no hablaron ―la palabra a nadie, sino sólo a los judíos‖
(Hechos11:19).

Como consecuencia de la resistencia y demora en el cumpli-


miento de la misión, el Espíritu obra:

 Esparciendo a los creyentes en todo el mundo


antiguo conocido.

 Enviando misioneros dedicados específica-


mente a proclamar el Evangelio, enseñar y establecer
nuevos testimonios.
Claramente se evidencia que: Pedro fue el enviado a la casa
de Israel primero en Judea, luego en todos los territorios palesti-
nos, Felipe a los samaritanos y el apóstol Pablo a los gentiles.
Todos ellos han sido movidos directamente por el Espíritu Santo.
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

Las características de las misiones

1. Es el Espíritu el que comisiona.


2. Es la iglesia la que encomienda.
3. Es la iglesia la que encamina.
4. Es la iglesia la que sostiene.
5. La tarea misionera es un trabajo colectivo.
6. Requiere dedicación a tiempo completo y a tiempo parcial.
7. Hay una clara identificación iglesia-misionero y
misionero-iglesia.
8. A la predicación seguía la enseñanza.
9. Eran constituidos ancianos.
10.Las nuevas iglesias eran confirmadas y afirmadas.
A. El Testimonio en Jerusalén (1:9 – 8:3).

En el capítulo 2 de Hechos se relata la venida del Espíritu


Santo tal como el Señor lo prometió. Jeffery anota muy atinada-
mente que lo más importante de Pentecostés no es el sonido del
viento recio, ni las lenguas como de fuego, ni los idiomas que los
cristianos fueron capaces de hablar, sino el hecho de que la gente
comprendió las maravillas de Dios. Tres mil personas se convirtie-
ron, las señales continuaban y la gente impresionada preguntaban
―¿qué haremos?‖ y la respuesta es constante en toda la historia
de Hechos: ―arrepentíos‖. La iglesia naciente se caracterizaba por
el amor, la comunión y la unidad, pero se manifestaron algunos
problemas internos como el caso de la mentira de los esposos
Ananías y Safira en Hechos 5 y la queja de las viudas griegas que
eran desatendidas en las mesas, lo cual trajo como solución es-
coger a los primeros diáconos en Hechos 6:1-7.

Luego de una continua persecución que obliga a los herma-


nos a dispersarse vemos en el capítulo 7 a Esteban siendo el
primer mártir de la Iglesia, quien murió apedreado por los judíos
bajo el consentimiento de Saulo de Tarso, que luego fue también
siervo de Jesucristo y proclamador de la fe que una vez asolaba.
Este mismo hombre es el que conocemos como el Apóstol Pablo.

B. El Testimonio en Judea y Samaria (8:4–12:25).


Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

Como dijimos, la persecución obligaba a los hermanos a di-


seminarse y continuar predicando la palabra en otros lugares
(11:19). El capítulo 8 nos relata sobre las bendiciones que el Se-
ñor continuó derramando, y cómo Felipe, diácono y evangelista de
la Iglesia, es movido por el Espíritu a predicar la palabra a un
etíope que finalmente creyó y fue bautizado.

El capítulo 9 narra uno de los episodios más sorprendentes: la


conversión de Saulo de Tarso el enemigo de la iglesia de Jesu-
cristo. Esto fue algo tan inesperado que la mayoría de los cristia-
nos dudaban de que fuera cierto que Saulo fuera un creyente
como ellos (Hch.9:21, 26) hasta que fue recibido paulatinamente
siendo ayudado al principio de su experiencia por Ananías un
siervo cristiano de Damasco que fue movido por el Espíritu Santo
a guiar a Saulo (Hch.9:10-20) y luego fue introducido por Bernabé
(Hch.9:27).

Los capítulos 10 (conversión del gentil Cornelio con toda su


casa) y 11 (conversión de gentiles oriundos de otros lugares co-
menzando por Antioquía) nos relatan cómo el evangelio continua-
ba expandiéndose conforme al mandato de Jesucristo, para que
se predicara no solamente en Jerusalén, sino más allá de Judea,
Samaria y los confines de la tierra, y no sólo a los Judíos (11:19b)
como ellos estaban haciendo al principio porque no tenían esa
instrucción específica, sino también a hombres de todas las na-
ciones.

Dios usó una visión donde ordenaba a Pedro comer ciertos


alimentos que no eran ―limpios‖ para los judíos, con el propósito
de que Pedro entendiera que lo que Dios llama limpio el hombre
no puede llamarlo inmundo, refiriéndose a la predicación a los
gentiles. Fue pues a casa de Cornelio, predicó a los gentiles, el
Espíritu Santo les dio convicción de pecados, les dio el don del
arrepentimiento, y fueron regenerados para salvación. Pedro tiene
entonces que convencer a los demás discípulos en su relato del
capítulo 11 ya que naturalmente ellos eran prejuiciosos en cuanto
a estas cosas, hasta que al fin clamaron ―¡De manera que también
a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!‖ (11:18). De
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

todas formas ellos siguen por el momento predicando a los judíos


(11:19).

C. El Testimonio Hasta lo Último de la Tierra (13:1–


28:31)

El avance significativo de la predicación a los gentiles real-


mente se produce en Antioquía cuando se le predica a los griegos
y un buen número de ellos se convirtió. Esta iglesia en Antioquía
fue la que envió a los primeros misioneros: Pablo y Bernabé
(Hch.13:1-3).

Luego de un estremecedor encuentro con Jesús resucitado


camino a Damasco, Pablo dio un giro completo a su vida y no sólo
se convirtió a Jesucristo, sino que vino a ser la figura principal del
cristianismo en Occidente.

En sus cartas a las Iglesias, Pablo hace referencia a sus fre-


cuentes viajes y a los constantes peligros que enfrentó. Tres de
esos viajes misioneros fueron registrados por Lucas en Hechos. El
cuarto viaje narrado en Hechos es el viaje de Pablo a Roma como
prisionero que apeló a César.

Primer viaje (Hch.13 y 14)


El primer viaje llevó a Pablo y Bernabé de su base en Antio-
quía de Siria por barco hasta Chipre (entrando por Salamina y
saliendo por Pafos, donde se convirtió el procónsul Sergio Paulo),
y desde allí a la región que hoy día es Turquía: Perge, Antioquía
de Pisidia, Iconio, Listra y Derbe. Luego regresaron por la misma
ruta y tomaron el barco de regreso a Antioquía. Juan Marcos ha-
bía regresado de vuelta a su casa cuando iban por Perge. La fe-
cha era entre el 45 y el 46 DC.

Este primer viaje experimentó oposición (13:8), desaliento


(13:13; 15:37,38) pero también bendición ya que su reporte al
regreso del mismo fue alentador para la iglesia de Antioquía
(143:27).
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

En el capítulo 15, después del primer viaje y antes del segun-


do viaje de Pablo, vemos una importante reunión de los principa-
les líderes del evangelio: el Concilio de Jerusalén. La llegada del
evangelio al Asia Menor con la conversión de estos gentiles trajo
un planteamiento que debía discutirse seriamente y tomar una
decisión. ¿Tenían que convertirse en judíos prosélitos aquellos
gentiles que se convirtieran en cristianos? Los judaizantes decían
―po supuesto que sí‖; Pablo y Bernabé dijeron ―rotundamente NO‖.
En este concilio se escuchan ambas posiciones y se promulga un
decreto formal en el que se rechaza a los judaizantes aprobándo-
se la posición de Pablo y Bernabé, y reconociéndose claramente
la libertad de los gentiles respecto a la ley ceremonial.

Sólo se mantuvieron cuatro reglas (Hch.15:19-20) de las cua-


les tres eran ceremoniales y una de aspecto moral. Las prohibi-
ciones no fueron impuestas como si tuviesen que cumplir ciertas
leyes ceremoniales para ser salvos sino para resolver un proble-
ma práctico en las comunidades judías.

Segundo viaje (Hech 15:36–18:22).


El segundo viaje, uno o dos años más tarde (48 al 51 d. C.)
incluyó una estadía de 18 meses en Corinto. Esta vez Pablo tomó
a Silas con él, luego de un desacuerdo con Bernabé por causa de
Juan Marcos.

Fueron por tierra desde Antioquía re-visitando las iglesias es-


tablecidas en el primer viaje y se unieron a Timoteo en Listra. De
esta región fueron a la costa de Troas y de allí zarparon a la parte
norte de Grecia entrando por Filipos. De Filipos fueron a Tesalóni-
ca, luego a Berea, luego Atenas, hasta que llegaron a Corinto
donde permanecieron por 18 meses, y desde la costa de Corinto
tomaron un barco para cruzar hasta Efeso, luego cruzaron el Me-
diterráneo hasta Cesarea. De Cesarea fueron a Jerusalén, Da-
masco y finalmente de regreso a Antioquía.

Tercer viaje ( Hch.18:23-21:16).


El tercer viaje (a principios del 53 DC) Pablo y sus compañe-
ros fueron otra vez por tierra hasta Galacia y Frigia (Turquía) para
fortalecer espiritualmente a los hermanos. Ellos se quedaron más
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

de dos años en Efeso donde la respuesta a las buenas nuevas


acerca de Jesús era tan real que los plateros que hacían ídolos de
plata de la diosa Diana de los efesios hicieron un piquete en pro-
testa porque su negocio iba a sucumbir porque no se vendían los
ídolos.

Desde Efeso Pablo fue a Filipos, Corinto y de regreso Pablo


tomó un barco por toda la costa desde Troas a Asón, Mitilene (en
la isla de Lesbos), Mileto, Rodas, Pátara, y finalmente un recorrido
marítimo más largo hasta Tiro pasando al sur después por Tole-
maida y Cesarea hasta llegar a Jerusalén.

Estos tres viajes cobren un período de aproximadamente 10


años. Cuando el apóstol regresó a Jerusalén, fue recibido cálida-
mente por los cristianos, pero luego se encontró en problemas con
los judíos (21:27-36) y finalmente fue arrestado por falsas acusa-
ciones. El odio era tan grande hacia Pablo que las autoridades
romanas tuvieron que llevarle a Jerusalén desde Cesarea donde
pasó dos años en prisión (capítulos 24 y 26) hasta que se le envió
a Roma para defender su caso ante César.

Durante los dos años en los que Pablo está en prisión antes
de ir a Roma, él aprovechó cada oportunidad para predicar el
evangelio, y pudo predicar con libertad a Félix sobre la justicia, el
dominio propio y el juicio venidero. Aunque fue impactado por la
Palabra, permaneció en incredulidad (Hch.24:25-26). El sucesor
de Félix fue Festo, quien desechó el evangelio considerándolo
una locura (Hch.26:24). El rey Agripa no quedó indiferente. Sus
palabras en Hch.26:28 parecen dar la idea que estuvo cerca de
convencerse del evangelio.

Viaje a Roma (Hch.27 y 28)


Pablo fue arrestado en Jerusalén así que pasó los próximos
dos años en prisión (58 al 60 DC) antes de apelar a Cesar, un
derecho legítimo que tenía como ciudadano romano, y partir hacia
Roma. Este cuarto viaje, iniciado en otoño, era muy diferente del
resto. Aunque Pablo tenía a Lucas con él, estaba bajo custodia. El
barco zarpó por una desatinada decisión del capitán desde Creta,
y se encontró con un viento huracanado que los arrastró hasta la
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

isla de Malta, al sur de Sicilia donde tuvieron que pasar tres me-
ses hasta que otro barco los llevó a Roma. Al llegar a Roma conti-
nuó dos años bajo prisión domiciliaria y continuaba predicando las
buenas noticias de Cristo mientras esperaba el juicio delante de
César.

Como muchos comentaristas han notado, el libro termina


abruptamente con Pablo predicando y enseñando el evangelio de
Jesucristo. El libro nos muestra la transición del reino de Israel
como nación a toda la humanidad, al judío y también al griego.
Cuando la transición se realizó, la historia concluyó. Se muestra
claramente cómo Jesucristo, que vino a Israel y fue rechazado, es
ofrecido a los gentiles. De ahí en adelante, no hay diferencia entre
judíos y no judíos, sino entre creyentes y no creyentes.

Segunda parte – Esteban Beitze

Contenido de la Materia
En el marco del estudio del libro de Los Hechos de los
Apóstoles, se analizará la proyección de la iglesia del 1er. Siglo
como modelo para la iglesia de todas las épocas. Su comisión,
sus métodos, su desarrollo. Aplicación a la realidad social con-
temporánea y responsabilidad de cada creyente y cada iglesia
local en la extensión del Reino de Dios a través del Evangelio.

PROGRAMA
I. INTRODUCCIÓN
1. CONCEPTO DE MISIONOLOGÍA
2. CONCEPTO DE MISIÓN
A. La misión
B. El mensaje
C. El mandato
D. El modelo
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

E. El consejo para las misiones


F. El impulsor de las misiones
G. La urgencia de las misiones
3. ANTECEDENTES DE LAS MISIONES ANTES DE LA
IGLESIA
A. La base para la redención del hombre
B. El programa de Dios para redimir al hombre
4. LA IGLESIA – PUNTO DE PARTIDA DE LAS MISIONES
5. CONCEPTO MISIONERO
6. CLASIFICACIÓN DE MISIONEROS
A. Misioneros transculturales
B. Misioneros de extensión local
C. Obreros
D. Misioneros de medios audiovisuales
E. Misioneros para la evangelización de la niñez
F. Misioneros de acciones comunitarias
G. Misioneros de grupos afines

II. ESTRATEGIAS MISIONERAS EN LA ERA APOSTÓLICA


1. SÍNTESIS BIBLIOLÓGICA DEL LIBRO DE HECHOS
2. TEMA CENTRAL DEL LIBRO DE HECHOS
3. AUTOR, FECHA DE ESCRITURA Y TIEMPO QUE CUBRE
A. El autor
B. Fecha de escritura y lugar
C. Tiempo que cubre
4. Destinatario y propósito
A. Destinatario
B. Propósito
5. CONTENIDO
6. EL ESPÍRITU SANTO Y LAS MISIONES
A. La actividad del Espíritu Santo:
B. La actitud hacia el Espíritu Santo
7. ENTENDIENDO LA RESISTENCIA
8. EVIDENCIA DE LA RESISTENCIA
9. EL AVANCE PROGRESIVO DE LAS MISIONES
A. El Testimonio en Jerusalén
B. El Testimonio en Judea y Samaria
C. El Testimonio Hasta lo Último de la Tierra
D. Primer viaje
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

E. Segundo viaje
F. Tercer viaje
G. Viaje a Roma

III. LAS ESTRATEGIAS DE LAS MISIONES DEL NT


1. Es el Espíritu el que comisiona
2. Es la iglesia la que encomienda
A. Integrada y unida
B. Instruida y capacitada
C. Identificable
D. Creciente
E. Compasiva
F. Consciente de la dirección del Espíritu Santo
G. Comunicativa
3. Es la iglesia la que encamina
4. Es la iglesia la que sostiene
5. La tarea misionera es un trabajo colectivo
6. Requiere dedicación a tiempo completo y a tiempo par-
cial
7. Hay una clara identificación iglesia-misionero y misio-
nero-iglesia
8. A la predicación seguía la enseñanza
9. Eran constituidos ancianos
10. Las nuevas iglesias eran confirmadas y afirmadas

IV. LAS MISIONES EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA


1. Misiones en la iglesia primitiva (100-313)
2. Los cristianos se esparcen (s.II)
3. Misioneros Claves en Europa (313-800)
4. Avance Misionero en Europa medieval (s.IX-XV)
5. La Reforma Protestante
6. El Despertar en Norteamérica
7. El primer misionero de las Asambleas de los Hermanos
8. Misiones Modernas
9. Misión en Sudamérica
10. Argentina
11. FEMA
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

A. Origen
B. Funcionamiento
C. Llamamiento y sostén
D. Misioneros por provincia
E. Misioneros en el exterior

V. LA IGLESIA Y EL IMPULSO MISIONERO


1. LABOR EDUCATIVA MISIONERA DE LA IGLESIA LO-
CAL
2. SENSIBILIDAD PARA RECONOCER
A. Valores personales
B. Vida de servicio
C. Vocación espiritual
D. Valoración adecuada
3. OFRECER OPORTUNIDADES DE SERVICIO
4. MANDATO PERSONAL / LLAMAMIENTO
A. Método Divino
B. Apelación directa
C. Necesidad manifiesta
D. Dirección divina
E. Aprobación de la Asamblea local
F. Responsabilidad de responder
5. IDENTIFICACIÓN Y ENCOMENDACIÓN
A. Interesarnos por él (ella)
B. Imposición de manos
C. Información para otros por medio de carta de encomen-
dación
6. SOSTENIMIENTO FINANCIERO
7. INTERÉS POSTERIOR E INTERSECIÓN
8. ORIENTACIÓN Y/O SUPERVISIÓN
9. ESTRATEGIA MISIONERA
10. RESPONSABILIDAD DEL MISIONERO
A. Hacia sí mismo
B. Hacia el Señor
C. Hacia la iglesia encomendante
D. Hacia los que apoyan con ofrendas
E. Hacia la iglesia en el campo de labor

VI. VISIÓN MISIONERA


Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

1. LA PRIORIDAD DE LA VISIÓN
A. Un mensaje prioritario
B. Una estrategia prioritaria
C. Una necesidad prioritaria
2. LA PERSPECTIVA DE LA VISIÓN
3. EL PRODUCTO DE LA VISIÓN

VII. EL MENSAJE DE LAS MISIONES


1. UN MENSAJE ETERNO
A. Un mensaje anticipado
B. Un mensaje encarnado
C. Un mensaje consumado y adorado
2. UN MENSAJE ESCRITURAL
A. Mensaje bíblico
B. Mensaje Cristo-céntrico
C. Mensaje divino
3. UN MENSAJE EFICAZ
A. Mensaje poderoso
B. Mensaje con resultado
C. Mensaje recompensado
E. Datos llamativos
F. Conclusiones

DESARROLLO DE LA MATERIA
I. INTRODUCCIÓN

1. CONCEPTO DE MISIONOLOGÍA
Como lo indica su nombre es el estudio de las misiones da-
das por Dios a la iglesia en general como así también a las enco-
mendadas en forma particular a cada creyente.
La materia en sí estará basada en el análisis de la expansión
de la iglesia y su desarrollo descritos en el Libro de los Hechos.
Sin ser una materia de Bibliología, sino ministerial consideraremos
muy especialmente el estudio de este libro como un soporte para
la comprensión de las misiones.
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

Meditar sobre cómo se expandió la iglesia es muy importante


para constituir en cada estudiante una conciencia sobre la necesi-
dad de involucrarse en la Obra Misionera directa o indirectamente.

2. CONCEPTO DE MISIÓN
La palabra misión no es un término bíblico pero está implícito
en los imperativos dejados por el Señor y los Apóstoles.
―Id y predicad el Evangelio...‖
―...y me seréis testigos...‖
―Id y haced discípulos...‖

Es la razón de ser de la permanencia de la Iglesia en la tierra.


Es un imperativo obligatorio de la Iglesia, y no meramente una
opción posible. Esto se aprecia al ver:

A. La misión que se nos ha sido encomendada – o sea


nuestra razón de ser como Iglesia. ¿Para qué estamos aquí? Qui-
zás no haya otro pasaje que muestre con tanta claridad la natura-
leza de nuestra misión al mundo que Juan 17. Allí en esa oración
sublime, nuestro Sumo Sacerdote aclaró muy bien por qué hemos
sido colocados aquí, y además destacó que los creyentes esta-
mos obligados a difundir el conocimiento de Dios y de su Hijo
Jesucristo a todos (leer Jn. 17:18, 20-22). Sí, Dios está interesado
en llegar con el Evangelio a toda criatura. Su amor no puede ser
limitado a ninguna raza, clase social, o edad, o estar restringido
por las barreras y fronteras nacionales. Él quiere que todos lle-
guen a oír las Buenas Nuevas.

El programa de Dios de la evangelización a escala mundial


fue su propósito central al establecer la Iglesia. Y este programa
está bosquejado en las Sagradas Escrituras para que la Iglesia
pueda llegar hasta los confines de la tierra con el Evangelio. Ade-
más debemos concentrar nuestra atención en esta misión hasta
que se convierta para nosotros, como sucedió con el Señor Jesús
y con el Apóstol Pablo, en un imperativo absoluto de sus vidas en
una magnífica obsesión (por ej.: Lc. 2:49; Mr. 10:45; Jn. 9:4 y 1
Co. 9:16 cf. Lc. 24:46,47).
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

B. El mensaje que nos ha sido encargado transmitir. So-


mos portavoces o heraldos (la palabra empleada en el griego de
Mr. 16:15 para ―predicar‖) de Dios, Sus embajadores (2 Co. 5:20),
que proclamamos no un mensaje de nuestra invención, sino uno
que se nos ha encomendado para transmitir. Así pues podemos
transmitirlo con toda la autoridad que implica decir: ―Dijo Jehová‖,
o ―así dice Dios en Su Palabra‖. Cada creyente debe ser un mi-
sionero.

C. El mandato que hemos recibido del Señor. El cumplir


nuestra misión no es optativo sino obligatorio. Y a su vez no es
por nuestra decisión que debemos ir, sino ante todo por el decreto
de Dios. Es muy significativo que cada Evangelio termina, y el
libro de Hechos comienza con un claro mandato del Señor de ir a
todo el mundo (Mt. 28:18-20; Mr. 16:15, 16; Jn. 20:21; Hch. 1:8).
La razón para semejante insistencia es muy clara: la salvación no
es automática e universal simplemente porque Cristo murió por los
pecados del mundo. Como nos dice Pablo en Romanos10: ―la fe
viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios”. Pero luego hace
una reflexión contundente, en forma de pregunta: ―¿Cómo oirán
sin haber quien les predique?”. Por esto, el método de Dios sigue
siendo el emplear instrumentos humanos (ver por ej. : Ez. 22:30).
Un ángel habló con Felipe, pero tuvo que ser Felipe que le hablara
al eunuco (Hch. 8:31); un ángel con Cornelio, pero Pedro tuvo que
ir para presentarle el Evangelio (Hch. 10:3-5).
Aún en el AT encontramos exhortaciones semejantes (Neh.
8:10; Is. 42:6; 49:6).
¿Qué implica este mandato u orden perentoria de parte de
Dios para nosotros? Ester 8:14 nos da la respuesta.

D. El modelo para esto, como para todo, es el Señor Je-


sús. Como bien se ha dicho: ―Dios tuvo solo un Hijo, y al Hijo lo
envió como misionero‖. Notemos:
1) Su compasión (Mt. 9:36,37) que nacía de su contacto
con la gente. No se puede sentir una carga genuina por los demás
si no estamos expuestos a sus necesidades, y no nos interesa-
mos en ellos. Debemos salir a donde ellos se encuentran para
tomar conciencia de su necesidad imperiosa.
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

2) Su comprensión de su condición, y por tanto su necesi-


dad. Los veía como ovejas sin pastor, desprovistas, desvalidas,
dispersadas, y sin defensa. Pero también los veía como la mies
madura esperando ser cosechada (Jn. 4:35), a diferencia de los
discípulos que solo veían a Samaria como un campo de labor
árido y amenazante sin perspectiva de cosecha espiritual alguna,
y por tanto desechable. Pero cuidado, si la mies no se recoge, se
puede perder- por eso tomemos en cuenta la orden de Joel 3:13a.
3) La congoja del Señor por los pocos obreros (Mt. 9:37).
¿Por qué son tan pocos? Por:
 Ignorancia – pues hay quienes no están conscientes de
las tremendas necesidades espirituales del mundo.
 Indiferencia – aún en el caso de conocer las necesidades
de los demás. Hace caso omiso de los que saben.
 Involucrarse demasiado con otras cosas que no se rela-
cionan con el programa de Dios.

Por eso:
E. El consejo del Señor es tan oportuno ―Orad‖. Pero, ¿de
qué manera debemos orar?
 Confiadamente porque sabemos que es Su voluntad (1
Jn. 5:14), y porque es ―Señor de la mies‖.
 Constantemente, cada día, ya que Su venida están tan
cerca y luego será demasiado tarde.
 Colectivamente, y no sólo individualmente. Debemos tener
reuniones de oración misionera.

Haciendo un paréntesis y un resumen parcial, podemos afir-


mar en vista de lo anterior, que la obra misionera es:
 Un principio – pues Dios nos ha salvado para que alcance-
mos a otros con Su amor.
 Un programa – bosquejado en las Escrituras, llevando a la
Iglesia a los confines de la tierra con el Evangelio.
 Un propósito – al cual debemos abocarnos plenamente –
tiempo, dinero, pero ante todo nosotros mismos (2 Co. 8:5).
 Una prioridad – que demanda y exige de nosotros una de-
voción y concentración constante.
Sin embargo, para demasiadas iglesias y creyentes, la obra
misionera es una mera pos-data, mayormente secundaria, que
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

queda relegada al pie de página de su vida diaria. ¡Qué la gran


comisión no se convierta en la gran omisión!

F. El impulsor de las misiones:


El Espíritu Santo como claramente se evidencia en los He-
chos es el impulsor principal de las misiones. Es el que moviliza,
empuja, guía la expansión del Evangelio. En la siguiente sucesión
de pasajes notamos su enorme influencia :

Hechos 4 : 8 ―Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les


dijo....‖
Hechos 4 : 31 ―Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban
congregados tembló, y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y
hablaban con denuedo la palabra de Dios.‖
Hechos 8 : 29 “Y el Espíritu dijo a Felipe...‖
Hechos 8 : 39 “Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor
arrebató a Felipe”
Hechos 9 : 31 ―Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea,
Galilea y Samaria, y eran edificadas, andando en el temor del
Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo.”

G. La urgencia de las misiones


Al igual que en el tiempo de la iglesia primitiva, el Espíritu si-
gue interesado en movilizar a las almas para que sean alcanzadas
para Cristo. El abre puertas, guía, habla, redarguye, y regenera.
Sólo que se quiere valer de los instrumentos que Dios dejó, los
cuales somos nosotros.
Misionar es una responsabilidad de cada iglesia local y de to-
do creyente, ya que todos y cada uno debemos cumplir los impe-
rativos citados más arriba. En cuanto a tiempo es urgente, impe-
riosa e impostergable. Es prioridad absoluta. En cuanto a lugar es
en el lugar donde está la iglesia local y más allá de ella también.
En cuanto a medios siempre es colectiva aunque la tarea directa
sea desarrollada por una persona, una familia o un grupo de per-
sonas.
La acción del Espíritu Santo y la interdependencia entre las
iglesias locales garantiza que no haya superposiciones y que la
necesidad sea cubierta por completo.
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

La voluntad divina y la obra de Su Padre era el imperativo


constante de Su vida, Su deseo y motivación constante, como
debe serlo para nosotros también. ―Entre tanto que el día dura‖
(Jn. 9:4) ¿Cuál es el día para nosotros? El día de la vida humana
(Job 4:5,6); el día de la gracia (Lc. 19:42); el día de la oportunidad.
Hay puertas abiertas ahora que quizás no lo estén dentro de poco
tiempo. No podemos dilatar. Además el Señor viene. Recordemos
asimismo que millones mueren cada año sin conocer a Cristo
como Salvador personal.

3. ANTECEDENTES DE LAS MISIONES ANTES DE LA


IGLESIA
En las dispensaciones anteriores a la Gracia -o de la Iglesia-
ya estaba presente el concepto de misionar. El propósito de Dios
era alcanzar la redención del género humano a través de la obra
de Jesucristo y del mensaje divino entregado a la humanidad.

A Israel se le encomendó la tarea de llevar el mensaje a las


naciones. En el siguiente esquema podemos comprobar el alcan-
ce del propósito de Dios en este sentido.

A. La base para la redención del hombre


1) El objetivo principal de Dios - (Is. 48:9-11)
Su propia gloria. No es un concepto vago ni sólo un pensa-
miento teológico. Dios es justo. Él celosamente reconoce, ama y
valora su propio ser porque tiene valor infinito; es decir su propia
valía. La justa pasión de Dios tiene como objeto su propia gloria.

2) El objetivo principal del hombre: (Is. 43:6,7; Ef. 1:4-6)


Glorificar a Dios y disfrutarlo para siempre
Dios nos hizo y nos salvó para gloria suya. El Padre busca a
adoradores (Jn. 4:23-24). La adoración es lo que alimenta y a la
vez es la meta del plan de Dios para dirigir al hombre.
Las misiones existen porque Dios quiere ser reconocido, ado-
rado y alabado.

B. El programa de Dios para redimir al hombre


Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

El propósito de Dios: Mantener un linaje, o sea, un remanente


fiel del cual nacería el Mesías; pero siempre incluyó en su plan a
toda la humanidad.

1) El diluvio (Gn. 6-8).


Mediante el arca de Noé el Señor mantuvo su promesa. No
sólo salvó a Sem, de quien vendría David y luego Cristo, sino
también rescató a Cam y a Jafet, los padres de las naciones.

2) La torre de Babel (Gn. 11).


La reacción de Dios ante la soberbia humana desplegada en
Babel permitió la división cultural. Ese juicio causó el esparcimien-
to del hombre a todas partes, pero a la vez Dios manifiesta su
Gracia inalterable buscando otra forma de alcanzar al hombre:
Israel.

3) Israel, la nación escogida.


La promesa hecha a Abraham - (Gn. 12:1-3)
Aunque Dios mostró atención especial a Israel, todas las na-
ciones son sujetas a la bendición y voluntad de Dios.

 El pacto davídico: El propósito de Dios para Israel


(2 S. 7:22 y 23).
(a) Rescatarlo como pueblo suyo.
(b) Hacer un nombre para sí mismo.
(c) Mostrar cosas grandes y maravillosas al mundo.

 La comisión implícita.
(a) Exhortaciones que la gloria de Dios debe ser declarado y
alabado entre las naciones y por las naciones. (Sal. 9:11; 47:1;
66:8; 96:3; 96:7, 10; 105:1; 117:1; Is. 12:4; 34:1)
(b) Promesas que expresan la esperanza de que las naciones
alabarán al Dios verdadero. (Sal. 2:8; 45:17; 47:9; 86:9; 87:6;
102:15; 102:22; 111:6; Is.11:10; 25:6-7; 59:6;51:5; 52:10; 52:15;
55:5; 56:7; 60:3; 66:18; 66:18-19).
(c) Oraciones que Dios sea alabado entre las naciones. (Sal.
67:1-5; 72:11; 72:17).
(d) Planes del salmista de alabar a Dios entre las naciones.
(Sal. 18:49; 57:9; 108:3).
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Israel: Bendecida para ser una bendición.


―Dios tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga; Haga
resplandecer su rostro sobre nosotros; Para que sea conocido en
la tierra tu camino, En todas las naciones tu salvación.‖ - (Sal.
67:1-2)

 La respuesta de Israel a las naciones.


El ejemplo de Jonás – (Jonás 4:1-4)
La enojada respuesta de Jonás al arrepentimiento de Nínive
representa la condición de Israel.
Israel rechazó la responsabilidad de representar a Dios entre
las naciones. Entonces, el Señor le puso a un lado (momentá-
neamente), y levantó a otros para cumplir su deseo.
Cuando un pueblo o una persona rechaza el propósito de
Dios, le pone a un lado y escoge a otra que hará su voluntad. Allí
aparece en el plan de Dios para la actualidad: La iglesia.

4. LA IGLESIA – PUNTO DE PARTIDA DE LAS MISIONES


Según se puede apreciar claramente en el Libro de los He-
chos, el avance de las misiones tiene como punto de partida la
iglesia. Ni siquiera el poderoso ministerio evangelistico del Apóstol
Pablo fue una acción aislada de esfuerzo personal sino que fue
impulsado por el Espíritu Santo, habiendo sido encaminado y en-
comendado ( valen las dos expresiones Hechos 15:3 y 15:40 ) por
la iglesia. Jamás las misiones son el producto de una iniciativa
personal y solitaria. No se concibe la misión sin la iglesia, ni tam-
poco la iglesia sin misión.

Mathew Herny en su comentario del versículo 13:3 dice “La


imposición de manos tiene el sentido de identificación. Los misio-
neros son como los delegados de la iglesia; esencialmente misio-
nera, la que ejerce esta función por medio de los miembros llama-
dos por Dios a este ministerio especial.”

5. CONCEPTO MISIONERO
En un sentido general, Misionero es aquel creyente que desea
dar cumplimiento al imperativo del Señor de involucrarse en la
extensión del Evangelio sirviendo mediante el desarrollo de sus
dones. En un sentido estricto, Misionero es aquel creyente que
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vinculado a una iglesia local de la cual es miembro activo y en


servicio, responde al llamado del Espíritu Santo a un ministerio
especial como parte de un programa de extensión del Evangelio
desarrollado en dependencia del Señor por la iglesia local o un
conjunto de ellas.
Sobre el tema, Ernesto Trenchard expresa en su libro ―La
Iglesia, las iglesias, y la Obra Misionera‖:
El Evangelio se extiende en el mundo por los siguientes medios:
1) Por el testimonio de creyentes fíeles, que testifican de su fe
por medio de su palabra y ejemplo donde quiera que se hallen: en
el hogar, en talleres, en las oficinas, etc. El Señor dice a todos:
―Me seréis testigos‖, y si cada creyente ganara un alma por el
Señor cada año, el número de los salvos en el mundo (excep-
tuando a aquellos que hayan fallecido) se doblaría. Tal testimonio
vale más que todas las campañas de evangelización; pero el limi-
tado avance del Evangelio demuestra, por desgracia, que pocos
son los testigos fíeles que ganan almas en proporción al número
de los creyentes en el mundo,

2) Por el testimonio y los esfuerzos de cada iglesia local, des-


de las cuales debe ser «divulgada la Palabra del Señor» como lo
fue de la naciente iglesia en Tesalónica (1 Tes. 1:8). Los ancianos
y hermanos activos no deben fiarse únicamente del «culto de
evangelización», sino estudiar medios y métodos para llevar el
mensaje a los hogares y a las casas. El fruto del testimonio per-
sonal se madura y se recoge generalmente en el ámbito de la
iglesia local, donde los interesados y convertidos pueden hallar el
calor de la familia cristiana, además de la enseñanza de la Pala-
bra que sólo puede edificarles en su fe.

3) Por los trabajos de misioneros u obreros. Se suele hacer


una diferencia entre el «misionero» que sale de su país para tra-
bajar por el Señor en otro, y el «evangelista» u «obrero» que se
dedica totalmente a la Obra sin salir de su nación, pero la distin-
ción es arbitraria e innecesaria (se darán unas definiciones más
abajo), ya que el «campo es el mundo», donde se hallan las al-
mas perdidas a nuestras puertas de dimensiones que nos aterran,
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que espera los esfuerzos del obrero llamado por Dios para sem-
brar y cosechar.

4) Por los medios audiovisuales, que necesitan el esfuerzo


coordinado de locutores, técnicos y obreros dedicados al «follow-
up» (seguimiento), además de la financiación.

5) Por la distribución de porciones de la Biblia, con tratados,


libritos, etc., convenientemente preparados, o sea por medio del
colportorado2 y trabajos afines.

6) Existen infinidad de otros medios por medio de los cuales


se busca alcanzar los inconversos los cuales requieren obreros de
tiempo limitado o a tiempo completo (campamentos, actividades
deportivas, diferentes grupos afines como universitarios, profesio-
nales, deportistas, etc).

Es muy importante que todos los creyentes sientan su res-


ponsabilidad frente a las necesidades del campo, y que testifiquen
por el Señor en medio de sus circunstancias normales, pero si se
hallan atados a un horario fijo durante la semana no pueden acu-
dir a otros lugares donde el Señor abre puertas para el testimonio.
Es preciso, pues, que actúen obreros libres de tales trabas que
puedan aprovechar las oportunidades especiales que se presen-
tan. Pensamos no sólo en lugares geográficos, sino también en
tipos de obra que requieren todo el tiempo del obrero. Solamente
hermanos que ya son «obreros», bien probados, abnegados, ex-
perimentados y preparados en la Palabra deben ser «encomen-
dados» para servicios más amplios. Hallamos el mejor ejemplo de
tales siervos en los Apóstoles mismos (en su carácter de misione-
ros) y en sus muchos colaboradores, como Timoteo, Tito, Aristar-
co, etc. Dejando por el momento la cuestión de su encomendación
y su sostén, fijémonos en que se hallaban libres para pasar perío-
dos de evangelización y de edificación en centros como Antioquía
en Pisidia, en Tesalónica, Corinto, Éfeso, etc., volviendo luego a

2
Colportorado es la tarea de distribuir (inclusive mediante la venta) las Sagradas Escrituras,
la Biblia.
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visitar las iglesias ya fundadas (Timoteo a Tesalónica, 1 Tes. 3:1-


8; Tito a las iglesias de Creta, Tito 1:5; Tito y «el hermano» a Co-
rinto, 2 Cor. 12:18, etc.). Sin duda los esfuerzos de estos «obre-
ros», libres para las necesidades que el Señor iba señalando,
eran de primera importancia para la extensión del Evangelio y la
confirmación de las iglesias en el período apostólico.

Los creyentes no deben «depender» de los servicios de obre-


ros dedicados a la Obra, pues todos son responsables como testi-
gos. Sin embargo, las normas apostólicas, juntamente con las
experiencias de nuestros tiempos, señalan la necesidad de la
ayuda especial de obreros llamados por el Señor, experimentados
y probados, que puedan acudir a distintos lugares, o dedicarse a
trabajos especializados, según la guía del Señor, con el de evan-
gelizar, «pastorear», edificar y enseñar, etc., cumpliendo misiones
que son imposibles para los hermanos que se hallan atados a sus
trabajos normales.

6. CLASIFICACIÓN DE MISIONEROS
«...La calificación primaria del misionero no es el amor por las
almas, como nos dicen a menudo, sino el amor por Cristo» Vance
Havner, Teólogo, conferencista, evangelista, y escritor nacido en
Carolina del Norte, EE.UU.

Intentar una clasificación de los tipos de misioneros es sin du-


da una tarea un tanto subjetiva. Podemos encontrar tantas como
estudiosos del tema haya. Como consideración general podemos
decir que las Escrituras presentan una diferenciación en las carac-
terísticas misioneras de los distintos siervos de Dios. Pablo, Ber-
nabé y Silas son misioneros de un perfil determinado. Felipe y
Pedro sirvieron al Señor bajo otro tipo de ministerio. Así unos fue-
ron a predicar entre los judíos, otros a los gentiles. Unos recorren
y otros se establecen un tiempo prolongado en un lugar. En base
a estas apreciaciones de los relatos bíblicos ensayamos una clasi-
ficación no dogmática sino simplemente enunciativa de los tipos
de misioneros. No podemos dejar de decir que en el mundo lla-
mado evangélico (protestantes) existe un amplio abanico de alter-
nativas de práctica misionera, según sea la forma de gobierno y
doctrinas sustentadas por cada grupo denominacional. También
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existe igual variedad en las cuestiones que tienen que ver con el
sostenimiento de los misioneros. Agencias misioneras, fondos de
sostén y organizaciones para-eclesiales participan e intervienen
en esa responsabilidad muchas veces en forma paralela o al mar-
gen de las iglesias locales. En todos los casos nos referiremos a
hermanos que dedican su tiempo completo al servicio para el Se-
ñor y son sostenidos por las iglesias que los encomiendan. Desde
el punto de vista del campo de labor, podemos clasificar a los
misioneros en:

A. Misioneros transculturales
Son aquellos misioneros que sirven al Señor fuera de las fron-
teras de su país de nacimiento o residencia. Lo hacen en países o
regiones geográficas con barreras lingüísticas o culturales. Estas
misiones enfrentan por lo general además de los problemas deri-
vados de lenguas o culturas diferentes, condiciones adversas
políticas o sociales para difundir el mensaje del Evangelio del
Señor Jesucristo. Representan un gran desafío muchas veces con
peligros de persecución
o muerte. La labor exige una gran preparación espiritual,
anímica y cultural en el aprendizaje del idioma y las costumbres.
Necesita además un significativo apoyo logístico de organizacio-
nes y entidades que poseen experiencia en las avanzadas misio-
neras transculturales. Si bien se destaca en este tipo de misiones
el trabajo individual de la familia misionera, es necesaria la consti-
tución de un equipo misionero interdisciplinario y multifuncional.
Así lo fue en el caso de la primera avanzada misionera que llega
del movimiento de los hermanos a las costas rioplatenses, prove-
nientes del Reino Unido. Varios de los misioneros realizaron su
tarea preparatoria en el campo de labor misionero en España,
donde aprendieron el idioma, para luego cruzar el Atlántico y lle-
gar a Argentina. Lo hacían con una estrategia previamente defini-
da y con un apoyo material efectivo en todo lo que necesitaban
para realizar la tarea ministerial de sembrar la palabra: literatura
en el idioma español, Biblias, coches bíblicos, etc. Una vez esta-
blecidos en el continente, el contacto con Gran Bretaña era fluido,
propiciando que el flujo de misioneros sea continuo e incremental.

B. Misioneros de extensión local


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Son aquellos misioneros que sirven al Señor dentro de las


fronteras culturales e idiomáticas que le son propias. Están com-
prendidos dentro de esta clasificación aquellos que trabajan den-
tro de los límites de su propio país o en los países cercanos, pero
alejados de su iglesia local. Tal es el caso de las diferentes cama-
das de misioneros «criollos» que sintieron el llamado del Señor
para misionar en el interior del país, luego de aquella generación
de pioneros llegados allende el mar. Desde el punto de vista de la
movilidad de la misión, podemos clasificarlos en:

1) Misioneros itinerantes:
La tarea realizada por este tipo de misioneros se asemeja al
trabajo efectuado por el Apóstol Pablo, quien recorría ciudades y
regiones en cada uno de sus viajes misioneros, primeramente,
con la intención de anunciar el Evangelio a quienes nunca lo ha-
bían escuchado, y en otros viajes posteriores volvía a pasar por
los mismos lugares para confirmar la fe de los nuevos creyentes.
Su estadía en cada lugar era generalmente corta, con una intensa
actividad que luego era continuada por alguno de sus colaborado-
res en la siguiente etapa de consolidación. La obra misionera rea-
lizada por los hermanos de las Asambleas en la Argentina del final
del siglo XIX, tuvo estas características. Siervos de Dios que de-
jaban su nación, su familia, sus afectos, su posición económica y
hasta las costumbres propias de su cultura, realizaban un itinera-
rio de grandes extensiones, grandes peligros y dura oposición.
Visitaban cada pueblo, predicaban al aire libre, llegaban a cada
casa en las zonas rurales, y seguían su recorrido hasta el objetivo
final trazado. Más tarde repetían el viaje, confirmando la fe y esta-
bleciendo las bases para la formación de un nuevo testimonio.
Creemos que no corresponde incluir en esta clasificación a los
hermanos que sirven al Señor en el campo de la enseñanza y aún
la predicación, y que por su reconocido don espiritual y sus cuali-
dades de oratoria, son requeridos e invitados por las distintas
congregaciones del país. En cierto sentido son itinerantes y no
dudamos que el Señor los utiliza con abundante bendición para su
pueblo y gloria a su nombre, pero tenemos reservas en la consi-
deración de su tarea como la de los misioneros en la acepción
más estricta de la palabra.
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2) Misioneros de residencia estable:


Son aquellos siervos de Dios que recibiendo el llamado a la
obra misionera a tiempo completo se instalan en una ciudad o
localidad para iniciar un nuevo testimonio del Evangelio. Luego de
establecida la primera iglesia del área geográfica, continúan la
labor evangelística en otros pueblos cercanos de la misma región.
Su residencia estable es en la ciudad que ha tomado como base
de operaciones, pero su trabajo es de continua acción de exten-
sión del Evangelio en los alrededores.

C. Obreros
Llamamos así a los siervos de Dios a tiempo completo que se
dedican especialmente a la labor pastoral y de extensión del
Evangelio en una iglesia local. Su foco de atención es la membre-
sía de su propia iglesia y la comunidad donde están insertos. Este
término «obrero» es utilizado por el mismo apóstol Pablo en 1
Timoteo 5: 17 y 18 para referirse a los ancianos que sirven al Se-
ñor entre los santos de una misma iglesia local y los cuales son
dignos de recibir salario.
«Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos
de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y ense-
ñar. Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y:
Digno es el obrero de su salario». El término griego ergátes, se
traduce como «obrero» y significa trabajador o hacedor con es-
fuerzo e intensidad de ocupación. Tal es la característica del an-
ciano, obispo, o pastor que realiza su oficio con total y efectiva
dedicación de tiempo completo.
Aquellos que han sido llamados y apartados para una misión
como la descrita, no hay duda que pueden incluirse como misio-
neros según la acepción más amplia del término. Pero en estos
casos entendemos que debieran ser sostenidos por la iglesia local
en la cual están sirviendo al Señor. Habría que considerar muy
especialmente los casos de «obreros» en zonas de extrema po-
breza, donde a pesar de residir prolongadamente en el mismo
lugar y servir solamente en una iglesia local, y por esta razón y
según el concepto vertido en el párrafo anterior debiera ser soste-
nido por la iglesia en la cual está congregado, requiere por las
características sociales del campo de labor, la ayuda económica
de otras congregaciones. Tenemos que destacar que el concepto
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

de «obrero» también como dijimos más arriba es subjetivo. El


maestro Ernesto Trenchard comenta en su libro «La iglesia, las
iglesias y la obra misionera» que el concepto de obrero es aplica-
ble al misionero que sirve al Evangelio en los límites de su país, y
que «misionero» es aquel que traspasa las fronteras del país en el
que reside. Él mismo dice más tarde que «esta diferenciación es
arbitraria e innecesaria»

Desde el punto de vista del tipo de ministerio que desarrolla el


misionero incluimos en este ítem a aquellos siervos de Dios que a
tiempo completo y con total dedicación atienden diversos ministe-
rios vinculados directa o indirectamente a la extensión del Evan-
gelio. Este tipo de ministerios no se pueden tipificar en las anterio-
res agrupaciones ya explicadas, ni responden a los estereotipos
misioneros del Nuevo Testamento. Reúnen los requisitos de lla-
mado, apartamiento, dones, capacidades naturales para realizar
«misiones» evangelísticas especiales, aunque no siempre nacen
de encomendaciones de iglesias sino más bien de emprendimien-
tos de entidades evangélicas para-eclesiásticas que actúan en
concordancia con las iglesias. Unos son sostenidos por las mis-
mas organizaciones, otros reciben remuneraciones acordes a su
dedicación horaria como empleados, y los menos son sostenidos
por la iglesia responsable de tales ministerios.

D. Misioneros de medios audiovisuales


La tecnología ha abierto las puertas a una nueva forma de
anunciación del Evangelio que ya ha probado su eficacia en la
entrega del mensaje de salvación de las almas por la fe en Jesu-
cristo. Nos referimos a la labor que se realiza a través de la radio,
la Televisión, Internet y otros medios audiovisuales. Esta forma de
transmisión puede llegar a miles y aún millones de personas, can-
tidad superior al público al cual llegaban los pioneros de las misio-
nes en el siglo XIX. Es necesario por lo tanto, valorizar adecua-
damente la importancia de esta forma de «misión» Aquellos que lo
realizan con una visión evangelística y misionera, aprovechan los
espacios para predicar el Evangelio y enseñar la Biblia, y no me-
ramente un pasatiempo para el oyente. Requiere una preparación
en las disciplinas vinculadas a las Comunicaciones y una dedica-
ción de tiempo que excede lo que los siervos de Dios pueden dar
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como actividad secundaria. El empleo más eficaz de estos medios


se ha dado toda vez donde hay una dedicación a tiempo comple-
to. Por ejemplo es el caso de la atención de una radioemisora con
programas en vivo y grabados para emitir las 24 horas del día, los
365 días del año. Hay que seleccionar material, preparar los men-
sajes, grabarlos, recibir llamados, contestar las preguntas, enviar
literatura evangélica, visitar a los interesados, conectar a los que
han manifestado aceptar a Cristo con las iglesias involucradas en
el ministerio, etc.
Es necesario destacar que aún no se ha aprovechado todo el
potencial que tiene este trabajo. Fácil es entender que los costos
de levantar y mantener estos proyectos son en muchos casos
inaccesibles para muchas iglesias, pero es verdad también que
aún no se ha tomado conciencia de todas las bendiciones que
Dios puede agregar cuando hay corazones generosos para que
esta tarea pueda ser realizada.

E. Misioneros para la evangelización de la niñez


La niñez del mundo actual presenta cada vez mayor compleji-
dad por el avance del enemigo de las almas en las argucias de
maldad que llegan a edades cada vez más tempranas. Droga,
alcohol, prostitución, trabajo ilegal, destrucción de la familia, niños
abandonados, delincuencia infantil son algunos de los estigmas
de la niñez de nuestro siglo. Por lo tanto lo que se pueda hacer en
este segmento de la vida para arrancar del infierno a las almas,
adquiere una importancia estratégica y trascendental. Al igual que
en el caso anterior, las características de la tarea exceden las
posibilidades ministeriales de las iglesias, por lo que requiere
asignación específica de recursos materiales y de los hombres y
mujeres de Dios, muchas veces encaradas por entidades evangé-
licas para-eclesiásticas que interactúan con las iglesias locales.
Incluimos en este grupo de siervos de Dios a aquellos que mi-
nistran en Escuelas de Enseñanza inicial (Guarderías maternales
y jardines de infantes), Primaria y Secundaria, Hogares de Niños,
Centros de día y otras formas organizativas vinculadas a la niñez.
En todos los casos tomamos como «misioneros» en el sentido
más amplio de la palabra solamente a los que trabajan en la parte
espiritual de las instituciones citadas. Consejeros e instructores
espirituales requieren las mismas condiciones de llamado, apar-
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tamiento, conocimiento bíblico, dones e idoneidad mencionadas


en el punto anterior.
Como en el caso de los misioneros de medios audiovisuales,
el sostén de estos siervos de Dios generalmente proviene de las
iglesias responsables de estos ministerios, de las mismas entida-
des evangélicas involucradas o del sistema de empleo de las insti-
tuciones en las cuales desarrollan su actividad ministerial. Es me-
nester tener absolutamente claro que estas actividades tienen que
tener por finalidad en forma prioritaria, la extensión del Evangelio,
mediante la predicación directa del mensaje de salvación a los
alumnos o internados de las instituciones.
En segundo lugar, resulta ser también una meta, la enseñan-
za bíblica relativa a los valores éticos y morales de la vida emana-
dos de la doctrina cristiana, aún a sabiendas de que una parte
importante de los interlocutores, casi siempre mayoritaria, no son
cristianos. Si bien al decir de Pablo en Primera Corintios 2:14 «el
hombre natural» no percibe ni puede entender las cosas espiritua-
les, sembrar en los niños las Escrituras es una hermosa oportuni-
dad para que la luz del Evangelio les resplandezca en esa instan-
cia de la vida o más adelante. Ese es el objetivo de toda obra
educativa, formativa y de abrigo en beneficio de los niños. Cuando
la institución evangélica pierde esa meta, renuncia a su esencia y
razón de ser. Con tristeza conocemos escuelas evangélicas que
dejaron de predicar el Evangelio, dejando así de ser evangélicas,
aunque en el frente siga colgado el cartel de Escuela Evangélica.

F. Misioneros de acciones comunitarias


Son los siervos de Dios dedicados a tiempo completo a evan-
gelizar como una meta conjunta con otras actividades en beneficio
de la comunidad. Las actividades conexas son de tipo social y
cubren necesidades en poblaciones rurales y alejadas de las
grandes ciudades. Son conjuntos humanos que tienen enormes
carencias, las cuales son atendidas pero a la vez se les predica el
Evangelio y se desarrollan ministerios destinados a levantar nue-
vas iglesias. Dentro de este grupo de misioneros incluimos a
aquellos que trabajan en misiones o Centros Comunitarios entre
indígenas o descendientes de ellos.
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

Además, hay iglesias que tienen a su cargo, y en la cual hay


hermanos dedicados a tiempo completo, tareas de acción comuni-
taria y de predicación del Evangelio en zonas muy carenciadas.
Sobre la base de una tarea comunitaria entre los nativos del país,
vinculada a la salud, se ha podido extender y consolidar testimo-
nios de la fe en Jesucristo.

G. Misioneros de grupos afines


Existen muchas obras que se dedican a un grupo determinado
dentro de la sociedad como ser los universitarios, deportistas,
profesionales, etc. Los que trabajan en estos grupos, generalmen-
te están identificados con los tales por la misma actividad que se
ejerce o ejercida. (La lista no pretende ser completa)
Vale también para este grupo de servidores de Dios las mis-
mas consideraciones que se exponen en el punto anterior referi-
das a los objetivos espirituales, los cuales deben prevalecer sobre
la acción social y comunitaria.

II. ESTRATEGIAS MISIONERAS EN LA ERA APOSTÓLICA

Esta sección se basa en el estudio del Libro de los Hechos,


narración histórica del nacimiento y expansión de la Iglesia de
Cristo. Una de las características más sobresalientes de la Iglesia
en los tiempos apostólicos era su gran impulso misionero que hizo
que el Evangelio se extendiera por todo el mundo conocido en
aquel entonces como reguero de pólvora.

Por estar tratado en la primera sección, a cargo de Ru-


bén Soto, evitamos transcribir este capítulo

IV. LAS MISIONES EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA

1. Misiones en la iglesia primitiva (100-313)

2. Los cristianos se esparcen (s.II)


Testimonio espontáneo de cristianos comerciantes, misione-
ros y evangelistas, soldados y esclavos.
Surgen líderes
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

- Policarpo (s.II), Clemente de Roma (s.II) y Cipriano (martiri-


zado 250)
- Clemente de Alejandría (s.II)
- Misioneros como Ireneo (130-200), enviado de Asia Menor a
Lyon (Francia) y Pantero (180) de Alejandría a India.

3. Misioneros Claves en Europa (313-800)


- Ulfilas (311-388) - apóstol de los godos
- Patricio (396-493) - de Inglaterra a Irlanda
- Columba (521-596)
- Willibrord (657-755) - Inglaterra a Holanda y Dinamarca
- Bonifacio (680-756) - misionero a Alemania
Surge el Islam S VII

4. Avance Misionero en Europa medieval (s.IX-XV)


- Ansgar (800-865) - Misionero en Dinamarca y Suecia
- Cirilo y Metodio (815-885) - de Constantinopla a Bulgaria.
Moravia y Bohemia
- Raimundo Lulio (1235-1315) - entre árabes del norte de Áfri-
ca.

5. La Reforma Protestante
Fue un movimiento más teológico que misionero.
- Movimiento Wesleyano (1707-1777) - Carlos y Juan

6. El Despertar en Norteamérica
S.XVII - peregrinos en Norteamérica - Bases para despertar
misionero s.XVIII
- Jonatan Edwards (1702-1758)
- Jorge Whitefield (1714-1770)

7. El primer misionero de las Asambleas de los Hermanos


- Juan L.Dober (1706-1766), austríaco. Acompañado de Ni-
tschmann salieron el 21 de agosto de 1732 salieron de Alemania
en dirección al continente americano. El 13 de diciembre llegaron
a la isla caribeña de Sto. Tomás, poblada de blancos con muchí-
simos esclavos traídos de África. Después de un año su compa-
ñero regresó y Dober siguió evangelizando entre los negros. Sólo
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

4 se convirtieron y luego fue llamado de regreso, pero en su lugar


vinieron 14 misioneros a la isla.

8. Misiones Modernas
Aunque ya en 1786 en Inglaterra y 1790 en Norteamérica se
hayan fundado sociedades misioneras metodistas, no tuvieron
mucha importancia en sus principios. En 1795 se fundó la Socie-
dad Misionera de Londres por la influencia de Guillermo Carey
que ya se encontraba en la India. Ésta se convirtió en una de las
más influyentes organizaciones misioneras.

Algunos de los misioneros más conocidos de la época fueron:


- Guillermo Carey - India (1793)
- Robert Morison – China (1807)
- Adoniram Judson – Birmania (1813) – Primer misionero
norteamericano. Él y su esposa salieron por medio de la Sociedad
Misionera de Londres, pero luego pertenecieron a la Bautista fun-
dada en Estados Unidos.
- David Livingstone - África (1852). Fue uno de los más re-
conocidos misioneros de esta sociedad por la extensión de su
labor y lugares descubiertos en África.
- Juan Williams Oceanía (1816) – uno de los primeros márti-
res de la Sociedad Misionera de Londres. Fue matado y comido
por caníbales en la isla Eromanga junto a un joven compañero
llamado Harris. Esto tuvo como consecuencia un enorme fervor
misionero en general y para esta región en particular. Muchos
barcos de misioneros salieron con el nombre de Juan Williams.
Por su vida se cumple una vez más un dicho muy cierto y profun-
do: ―La sangre de los mártires es la semilla de la iglesia‖.

Siguiendo el ejemplo de la Sociedad Misionera de Londres se


fundaron varias otras:
1796 – dos organizaciones escocesas que luego se convirtie-
ron en las que más medios juntaron para misioneros que cualquier
otra. Casi la mitad de los grandes pioneros que salieron en la
época fueron escoceses.
1797 – Sociedad Misionera Holandesa
1799 – Misión Eclesial de Inglaterra (CMS)
1810 – ―American Borrad‖
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1813 – Misión Wesleyana Metodista en Inglaterra


1814 – Misión Bautista en Norteamérica
1815 – Misión de Basilea – Suiza
1821 – Sociedad Misionera de Dinamarca
1824 – Sociedad Misionera de Berlín - Alemania
1828 – Sociedad Misionera del Rin – Alemania
1835 – Sociedad Misionera Sueca
1842 – Sociedad Misionera Noruega
1859 – Sociedad Misionera de Finlandia
1860 – Fue muy importante la creación de la Sociedad Misio-
nera al interior de la China.
De ahí en más se fundaron infinidad de organizaciones misio-
neras más.

Es llamativo, que justamente en el año de 1793 en el cual el


gobierno de Francia había declarado el exterminio de la religión,
fue el año en el cual William Carey navegara a la India, y a partir
de ahí hubiera un despertar misionero sin igual por el mundo.

Podemos seguir nombrando algunos misioneros reconocidos:


- James Thompson - Argentina (1818)
- Hudson Taylor – China (1832-1905)
- Charles Studd (1860-1931). Nacido en la India en una rica
familia de granjeros fue impactado en Inglaterra por la actividad
evangelizadora de Moody (evangelizando en Cambridge en 1882
entre los estudiantes). Era el mejor jugador de Criquet de la na-
ción, por medio del cual había obtenido alto reconocimiento. Con
su hermano y 5 deportistas más (―Los 7 de Cambridge‖) se unie-
ron a la Sociedad Misionera al Interior de la China (1885). A los 25
años renunció y ofrendó toda su riqueza a la obra misionera y al
Ejército de Salvación de William Booth, para vivir sólo de la provi-
sión de Dios. Su salida de Cambridge fue tan impactante que mu-
chos de sus compañeros también fueron tocados y se dedicaron a
la obra. Más tarde se enteró que por su decisión hubo un verdade-
ro avivamiento y muchos salieron a Norteamérica. El Señor les dio
5 hijas, que según sus palabras, eran para mostrarles a los chinos
el valor de las mujeres. Muchas veces las niñas eran asesinadas
después del nacimiento por las mismas madres o llevadas a agu-
jeros especiales donde se las comían los lobos.
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Por un año y medio sirvió al Señor predicando a grandes can-


tidades de jóvenes estudiantes en Norteamérica.
De 1900 a 1906 sirvió en la India, su lugar de nacimiento. En
1908 escucha acerca de muchos pueblos en el interior de África
que nunca escuchar de Jesús. En 1910 a los 50 años, enfermo y
débil se va al interior de África. Recorrió 12000 km. muchas veces
enfermo. Su esposa, enferma del corazón, se quedó en Inglaterra
buscando el sustento para la nueva obra misionera. En 1923 ya
son 40 misioneros que le acompañan. La Sra. Studd organizó que
varios misioneros llegaran al Amazonas y al Tibet. Ya cerca del fin
de su vida se aventuró a visitar a su marido en África por 2 sema-
nas. En la despedida ambos sabían que no se volverían a ver.
Ella murió el mismo año en un viaje a España y él dos después.
Justo antes de morir, debilitado con un ataque de malaria, todavía
tuvo una reunión de 5 horas. Terminó su vida aquí en la tierra el
16 de julio de 1931 con la palabra ―aleluya‖ en sus labios. El otrora
tan rico, un año antes de su muerte, recibió de regalo del gobierno
belga, un auto para movilizarse, porque ya no lo podía hacer en
su bicicleta.

9. Misión en Sudamérica
Un denominador común de la misión evangélica en el conti-
nente sudamericano, aparte de las dificultades normales, fue la
oposición, muchas veces hasta la muerte de parte de la iglesia
católica. Pero a pesar de todo, el evangelio se fue extendiendo de
forma extraordinaria, aunque muy lentamente al principio.

- La primera misión evangélica en Brasil se abrió en 1855 con


el Dr. Robert Kalley en Rio de Janeiro, aunque ya antes los mi-
sioneros metodistas empezaron su labor. Con la gran ola de inmi-
gración alemana en el siglo XIX, también ingresaron muchos
evangélicos que levantaron sus iglesias.
- En Chile la obra empezó por el 1821 con el escocés James
Thompson. Habrá que destacar al marino norteamericano David
Trumbull que llegó a Valparaíso en 1845.
- Los primeros misioneros en Uruguay fueron metodistas a
partir de 1830. Se destacó Francisco Penzotti - Uruguay (1851-
1925).
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- También en Perú fue James Thompson (1822) que inaugu-


ró la obra misionera evangélica. Estuvo allí por espacio de 2 años.
Le siguieron muchos misioneros oriundos sobre todo de Estados
Unidos.
- En 1824 James Thompson también llegó a Ecuador. Tam-
bién allí fueron misioneros norteamericanos los que más hicieron.
La obra en Ecuador se hizo conocida sobre todo por el asesinato
de 5 jóvenes misioneros que querían evangelizar a los aucas
(hoy, huaoranis) el domingo 8 de enero de 1956. Las viudas si-
guieron la obra, yendo a vivir en medio de ellos. La tarea la siguió
sobre todo Raquel Saint, hermana de uno de los asesinados, por
medio de la cual se convirtió el asesino de su hermano.
- Uno de los países más hostiles al evangelio fue Colombia
por parte de la iglesia Católica, donde en 1956 fueron destruidas
47 iglesias por fuego o dinamita.
- En Venezuela, ya muy temprano hubo presencia evangélica
por la gran cantidad de petróleo.
- En Bolivia las misiones se pudieron desarrollar con mayor
libertad que en los países vecinos. Pero en 1957 Bolivia cerró un
tratado con el Vaticano, dónde la misión católica fuera privilegia-
da.

En 1934 fue fundada la obra de los traductores de la Biblia de


Wyckiffe por W. Cameron Townsend y L. L. Legters. Townsend
había sido impactado por el pedido de un aborigen Cachiquel de
Guatemala, que le diera una Biblia en su propio idioma. Esta or-
ganización desde este entonces ha traducido la Biblia o parte de
ella a centenares de lenguas en el mundo entero.

10. Argentina
El escocés James Thompson empezó su labor en 1820 bajo
la tutela de la Sociedad Bíblica Británica en Buenos Aires.
Hay que destacar la tarea del inglés Allen Gardiner que sien-
do oficial de la marina inglesa sintió el llamado en 1822 de evan-
gelizar a los pobladores que había visto a lo largo de la costa.
Creó una obra misionera para Sudamérica. Acompañado por seis
hermanos recorrió Argentina hasta el sur. En Tierra de Fuego
murieron de hambre en 1851, porque los aborígenes locales le
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

eran enemigos y no tuvieran acceso a comida. Sus últimas pala-


bras en su diario fueron una oración: ―Si tuviéramos que morir, te
pido Señor: ¡Levanta a otros y envía obreros a tu gran mies!‖ La
publicación de estos diarios dio un nuevo impulso a la obra misio-
nera en el continente sudamericano.
En 1860, nueve años después de la muerte de Gardiner, un
barco misionero bajo este nombre fue traicionado y todos asesi-
nados, pudiéndose salvar sólo el cocinero.
Dos años después, fue retomada la tarea y en 1867 se logró
levantar las primeras bases misioneras en el sur y en 1872 fueron
bautizados los primeros 36 ―fueguinos‖. El evangelio había llegado
hasta ―lo último de la tierra‖ (viéndolo desde Jerusalén).
En 1823 se fundó la primera iglesia evangélica alemana con
inmigrantes de este país.
Los primeros misioneros fueron sobre todo metodistas que
empezaron su actividad a partir de 1836.
Desde 1855 el evangelio de predicó en las Islas Malvinas.

Se puede destacar la obra de misioneros provenientes sobre


todo de Inglaterra, Escocia y Estados Unidos. La estrategia de la
expansión misionera se asociaba al avance y en las cercanías de
las líneas de tren que los ingleses construyeron a lo largo y ancho
del país.
En 1882 llegó el pionero de las Asambleas de los hermanos
Henry Ewen a la Argentina.
En 1889 después de un viaje a Inglaterra regresa con el pri-
mer coche bíblico de las asambleas donado por los creyentes de
Dublín. También ayudó en los comienzos de la obra en Uruguay
(1904-1906) y sabemos que estuvo en Chile. Sabemos que en
Argentina estuvo en Tandil, Córdoba, Gran Buenos Aires, Sgo del
Estero, Salta, Santa Fe y San Luis
Ya muy enfermo viaja por última vez a Inglaterra donde fallece
el 26 de abril 1924.
William Charles Kirby Torre se viene de Inglaterra con su
familia en 1889. Empieza su servicio en Barracas. Instaló la prime-
ra imprenta evangélica en 1898. Se fundaron escuelas primarias.
También se fundó el orfanato de Quilmas (1894)
En 1892 llega Guillermo Payne.
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Por el 1900 en América del Sur había alrededor de 14 misio-


neros de las asambleas, 11 esposas de misioneros y 7 misione-
ras. La obra se comienza a extender desde Buenos Aires a Cór-
doba, Santa Fe, La Rioja, Catamarca, Tucumán, Salta, Jujuy y
Santiago del Estero. Más tarde le siguió la expansión a la región
del Cuyo, en la Patagonia, Mesopotamia, Chaco, Formosa y La
Pampa en 1982.
No debemos olvidar que el resultado que produjo en los pri-
meros hermanos el volver a la Palabra en los albores del siglo XIX
fue un movimiento misionero como no se había dado anteriormen-
te. La evangelización alcanzó los cinco continentes, a tal punto
que para el año 1945 había más de 1000 misioneros de los Her-
manos en todo el mundo. Instituciones sociales complementaban
el servicio a la sociedad, acompañando el mensaje de la gracia de
Dios con la atención de pobres, huérfanos y necesitados. Así sur-
gieron hogares de niños y ancianos, sanatorios, leprosarios, insti-
tuciones educativas, imprentas, etc. De este modo, las Asambleas
alcanzaron en poco más de un siglo una posición tan destacada
que produjo respeto, consideración y aun admiración en el mundo
evangélico.
Así fue también en nuestro país, donde la actividad evangeli-
zadora permitió el crecimiento y la extensión de obras en una
proporción mayor que otros países de habla hispana.

Por el 1900, ya se empieza a notar una notoria merma en el


sentir misionero a nivel mundial. Alrededor de esta época eran
Los Estados Unidos, la nación que más misioneros evangélicos
enviaba. Alrededor de un tercio de todos los misioneros evangéli-
cos a nivel mundial eran norteamericanos.
Después del 1910, ya se buscaba un mayor trabajo en equipo,
en lugar de individuos que salieran a la obra misionera.

11. FEMA

A. Origen
Una de las características distintivas de las Asambleas fue el
gran énfasis en la obra misionera, lo que permitió que miles de
SIERVOS obedeciendo el llamado personal del Señor, fueran por
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el mundo predicando el Evangelio, enseñando las escrituras y


estableciendo testimonios (―Id y haced discípulos‖, Mt 28: 19-20).

Ese llamado también fue oído por hermanos e iglesias de este


país (Hechos 13:2), y un centenar de misioneros de las Iglesias en
la Argentina, están sirviendo a Dios en nuestra patria y en otros
países.

Siguiendo el ejemplo de las Iglesias en otros países, en la


segunda década del siglo 20, hermanos como Williams, Drake,
Ross, Meridew, Wilson, Darling, Callejas, crearon "El fondo para
Obras y Obreros‖ en ciertas ―Repúblicas Sudamericanas". De allí
se desprendió la idea de hacer un Fondo Nacional en Argentina y
así en el año 1965, nació FEMA (Fundación Evangélica Misionera
Argentina).

B. Funcionamiento
FEMA está constituida por un conjunto de hermanos de dife-
rentes Iglesias del país que conforman el ―Consejo de Administra-
ción‖. No encomienda ni desencomienda, sino que su responsabi-
lidad es complementar a las iglesias encomendantes en la asis-
tencia espiritual al misionero y procurar fondos provenientes de
iglesias, instituciones y hermanos, para distribuirlos según las
necesidades y características particulares de cada familia misione-
ra, con la asistencia de las Comisiones Misioneras Femeni-
nas(COMFE).

C. Llamamiento y sostén
Ellos, salieron bajo el llamado y en dependencia de Dios, y
con la guía del Espíritu Santo. Por lo tanto la presencia, el poder,
los recursos y la provisión del Señor, es una realidad cotidiana en
la vida de estos hermanos, Mateo 28:20: ―Y estaré con vosotros
todos los días hasta el fin del mundo". Las Iglesias siguieron fiel-
mente el ejemplo bíblico, envían ofrendas para los hermanos mi-
sioneros, manteniendo con ellos comunión práctica, y sostenién-
dolos a través de la oración.
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

En la actualidad (2012) son 104 misioneros de las Asambleas de


los hermanos.
De ellos 91 sirven el país y 13 en el exterior.
Pero hay que tener en cuenta que de este número un buen por-
centaje ya tienen avanzada edad.

La necesidad de más obreros en la mies del Señor es urgente.

MISIONEROS INCLUIDOS EN LA LISTA DE FEMA


Viudas 16
Misioneros mayores de 60 años 26
Obras de extensión en el país 9
Exterior 13
Obra pastoral 40
Total 104

D. Misioneros por provincia.


Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

Capital Federal…………………. 3
Prov.de Buenos Aires …………. 18
Catamarca ……………………… 1
Córdoba ………………………… 17
Corrientes ………………………. 1
Chaco …………………………… 2
Chubut ………………………….. 2
Entre Ríos ……………………… 3
Formosa ………………………... 1
Jujuy ……………………………. 8
La Pampa ………………………. 2
La Rioja 1Mendoza ……………. 6
Misiones ………………………… 0
Neuquén ………………………… 1
Río Negro ……………………….. 3
Salta ……………………………… 5
San Juan ………………………… 1
San Luis …………………………. 1
Santa Cruz ………………………. 1
Santa Fe …………………………. 8
Santiago del Estero …………….. 4
Tierra de Fuego …………………. 0
Tucumán …………………………. 3

Las cifras corresponden al momento de escribir la materia.

V. LA IGLESIA Y EL IMPULSO MISIONERO.

No nos podemos imaginar las misiones sin la iglesia local. Es-


to es lo que nos enseña las Escrituras.

1. LABOR EDUCATIVA MISIONERA DE LA IGLESIA LOCAL.


Cuando estudiamos el ejemplo de la primera gran iglesia mi-
sionera, al de Antioquía, y vemos también lo que sucede hoy, nos
damos cuenta que en ambos casos ANIMARON a los hermanos
locales (usaremos esta palabra como acróstico de un apunte so-
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

bre llamado misionero del hno. Carlos Morris). Para que salgan
misioneros a la obra tiene que haber una:
A-tmósfera propicia en esta asamblea (iglesia en Antioquía),
manifestándose crecimiento espiritual, y al mismo tiempo un inte-
rés sincero en la obra misionera (Hch. 13:1,2) Esto se debe en
buena parte a que la:
N-ota destacada de la asamblea, era la evangelización, el ir
en busca de las almas allí donde están.
I-nstrucción sistemática en la Palabra de Dios (Hch. 11:26)
de ―todo el consejo de Dios‖. No habrá nunca un verdadero impul-
so misionero que no esté fundado sobre la Biblia.
M-edios más efectivos. Cuando Bernabé se dio cuenta que
necesitaba ayuda, con humildad fue en busca de Saulo aunque
supiera que luego le haría sombra (Hch. 11:25).
A-pertura y generosidad en vez de ―parroquianismo‖ y mez-
quindad, solo pensando en la asamblea local. Así enseguida res-
pondieron a las necesidades ajenas (Hch. 11:27-30)
R-esponsabilidad y ejemplo personal. No sólo hablaban de
las necesidades espirituales en otras partes, sino que cuando el
Señor se lo indicó, ellos mismos estaban dispuestos a ir (Hch.
13:1-4).
O-portunidad de información. Sin duda mantuvieron contac-
to constante con los misioneros, y además cuando éstos regresa-
ron pudieron escuchar lo que Dios había hecho por ellos (Hch.
14:27,28).
N-uevos misioneros luego habrían de salir de allí, porque
además resolvieron los problemas que habían surgido y hubieran
podido dañar la obra del Señor (Hch. 15:1-30, 40,41).

2. SENSIBILIDAD PARA RECONOCER


Hay que tener sensibilidad para reconocer todo aquello que
contribuye a capacitar a una persona para poder ser un obrero en
la viña del Señor. Como veremos, sólo Dios puede llamar a hom-
bres y mujeres a Su servicio (Is. 6:8; Lc. 10:2). Nosotros no pode-
mos hacer eso. Pero los ancianos pueden y deben reconocer el
llamamiento de Dios. Esa es su prerrogativa. Pero ¿qué es lo que
deben reconocer?
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

A. Valores personales
La Asamblea local, y en particular los ancianos, deben cono-
cer bien las virtudes y aptitudes individuales de todos:
 En su vida espiritual: Conocimiento de las Escri-
turas; manifestación del fruto dones del Espíritu Santo;
obediencia a lo que sabe es la voluntad de Dios; sumisión;
amor a las almas, etc.
 En lo mental e intelectual: Educación y expe-
riencia; madurez emocional; paciencia; capacidad de
aprendizaje; habilidad para la resolución de problemas;
etc.
 En lo social: ¿Tiene facilidad de relacionarse con
los demás? ¿Tiene problemas de relación con otros?
¿Puede trabajar bien en equipo?
 En lo físico: Estado de salud. ¿Qué habilidades
físicas tiene?
Este conocimiento de la persona no debe abarcar solo su vida
en la asamblea, sino también en el hogar y el trabajo. Hay algunos
que por su temperamento no están capacitados para vivir y traba-
jar en asociación con otros.

B. Vida de servicio
(2 Co. 8:22; 1 Ti. 4:15b) Los ancianos deben poder contestar
estas preguntas:
 ¿Ha mostrado el candidato verdadero interés en la
asamblea local?
 ¿Ha estado activo en ella y en el testimonio per-
sonal?
 ¿Ha buscado capacitarse para un servicio más
eficaz?
 ¿Busca oportunidades de servicio, y donde no las
hay, las crea?
 ¿Está siempre disponible para cualquier trabajo
en la iglesia, y dispuesto a ayudar a otros?
Pablo y Bernabé habían dado abundante evidencia de todo
esto sobre un período extendido. Pero eso no nos extraña que
cuando el Espíritu Santo indicó que los había llamado, los demás
lo reconocieron y aceptaron enseguida.
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

Hoy en día resulta más habitual que el individuo se acerque a


los ancianos para expresarles el ejercicio de su propio corazón
delante de Dios, pero muchas veces se da la circunstancia que
éstos expresan no estar demasiado sorprendidos al haber obser-
vado su vida y servicio.

C. Vocación espiritual
El servicio del siervo de Dios no es una carrera o un trabajo,
sino una vocación, un llamado divino (Hch. 9:15). Un siervo de
Dios no es alguien que sale a la obra, sino uno que es enviado.
Esta vocación o llamado del Señor puede hacerse patente a los
demás por la convicción y el poder con que actúa esa persona,
como asimismo por las bendiciones que se evidencian. Además,
si Dios está llamando a una persona para servirle, entonces una
de las indicaciones de que es así, será que está desempeñando
un ministerio ahora.
Enviar a una persona que no ha sido llamada por Dios, y no
está capacitada para dicha labor, puede tener consecuencias muy
serias para esa persona (desilusión, vergüenza, por ej. : Juan
Marcos) o para el lugar adonde vaya, como también para la
asamblea local y el interés en la obra misionera. Veremos más
sobre este tema más adelante.

D. Valoración adecuada
Es necesaria valoración adecuada por los ancianos de la
asamblea local acerca de las condiciones y necesidades del cam-
po de labor donde el candidato desea ir, antes de poderlo enco-
mendar. Por ejemplo: ¿Necesita ese lugar esa clase de obrero?
¿Qué opinan las asambleas u obreros ya presentes en esa zona?
No es que la asamblea local ha de tomar el lugar del Espíritu San-
to o pretender dirigir el servicio del obrero; pero sí puede y debe
aconsejarle debidamente.

3. OFRECER OPORTUNIDADES DE SERVICIO


Hay que ofrecer oportunidades de servicio dentro de la asam-
blea local, y el conjunto de las asambleas de la zona para así
descubrir los dones y talentos de los hermanos y permitirles usar-
los y desarrollarlos (1 Pe. 4:10). Si bien la capacitación y el entre-
namiento no pueden crear dones, brinda la oportunidad para que
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

estos se descubran y se desarrollen. Además, sugerir visitas a


otras zonas posibles para realizar trabajos voluntarios durante
períodos de vacaciones, acompañando a obreros que ya están
realizando una labor efectiva para el Señor allí, etc.

4. MANDATO PERSONAL / LLAMAMIENTO


Además del llamamiento general, el mandato o imperativo
obligatorio que vimos al principio, resulta evidente que tiene que
haber una mandato y llamamiento personal. Lo que nunca debe-
mos olvidar es que el MANDAR no nos compete a nosotros sino
al Espíritu Santo (cf. Ro. 10:15a). (Usaremos nuevamente la forma
de acróstico del apunte misionero de C.Morris):

A. M-étodo Divino: Emplear instrumentos humanos para lle-


var el mensaje del Evangelio a todo el mundo (Hch. 1:8; Ez.
22:30; Ro. 10:14). Otros medios son sólo complementarios. Dios
sigue necesitando hombres y mujeres dispuestos a obedecerle, e
ir adónde Él los necesite e indique.

B. A-pelación directa de:


 Arriba: O sea, de parte de Dios mismo (por ej. : Is. 6:8).
 Allá: Donde está la necesidad (Sl. 4:6; cf. la ambición de Pa-
blo: Ro. 15:20,21; 2 Co. 10:16)
 Abajo: O sea, pensar en el horrendo destino que aguarda a
los inconversos (Lc. 16:27,28).
 Adentro: O sea, el llamado interior del Espíritu Santo (Hch.
13:2,4).
 Ancianos u obreros del Señor: Reconocen la capacidad de
esa persona (Hch. 13:2; 16:1-3).

C. N-ecesidad manifiesta: Una definición del llamamiento es:


―Una necesidad que se ha hecho conocer, y la capacidad para
satisfacer esa necesidad. Pero no siempre la necesidad es sufi-
ciente (por ej. : Hch. 7:25; cf. Ex.3:14). Por eso hace falta ser en-
viado (Jn. 1:6). Pablo veía la necesidad de Bitinia, pero sin em-
bargo no debía ir allí (Hch. 16:7) ya que el Espíritu Santo tenía
otro destino para él y los que le acompañaban (Hch. 16:8-10).
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

D. D-irección divina: Clara e inequívoca que viene, por


ejemplo, en respuesta a:
 La petición de guía y conocimiento de Su voluntad (Hch.
9:6). Notar allí: la oportunidad de la pregunta, su objeto, la
obediencia implícita, obligación que implicaba, ofrenda que
exigía, y la oportunidad que le brindó.
 La Palabra y el Espíritu son los medios que Dios utiliza para
ello (Sl. 32:8; Hch. 16:6-10).

E. A-probación de la asamblea local: Al reconocer la CA-


PACIDAD manifiesta del candidato (Hch. 16:1-3).
 C-onsciente de su llamado: Como en el caso del apóstol
Pablo (1 Ti. 1:11,12).
 A-ptitud patente: Evidenciada en su propia iglesia local.
 P-reocupación por las almas: ¿Cómo podrá ser obrero
efectivo si no siente esa pasión? (Hch. 17:16; Ro. 9:23; 10:1).
 A-mor demostrado hacia el Señor y a los hijos de Dios (1
Co. 13:1-8a).
 C-onocimiento manifiesto y creciente de Dios y de Su Pala-
bra (2 Pe. 3:8).
 I-rreprochable e irreprensible en su conducta y testimonio
ante los demás (Fil. 1:10; 2:15; Col. 1:22; 1 Ts. 3:13; etc.).
 D-isposición de carácter: Evidenciando humildad (Hch.
20:9), sumisión, tacto, entusiasmo, sobriedad (1 Pe.1:13, etc)
 A-daptabilidad: La capacidad para adaptarse a toda situa-
ción (1Co.9:19-23; 1 Ti. 4:11).
 D-iscernimiento espiritual especialmente evidente al tomar
decisiones (Fil.1:9,10).

F. R-esponsabilidad de responder al llamamiento celestial.


Ojalá nuestro testimonio pueda ser semejante al del Apóstol Pa-
blo: ―No fui rebelde a la visión celestial‖ (Hch. 26:19). Pero si sen-
timos la vocación o llamamiento de parte de Dios, debemos
además manifestar la voluntad de prepararnos. Esta preparación
implica:
 Pre-requisitos para la preparación:
o Dirección de Dios en la vida, no sólo en el llamado
inicial, sino también en cada paso de nuestra vida.
(Jer. 10:23; Sl. 37:23).
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o Determinación que le ayudará a superar las dudas,


dificultades y desaliento que Satanás empleará para
tratar de hacerle desistir de tan magna empresa (2 Ti.
2:15; Lc. 9:62; etc.).
o Disciplina en su vida personal, sus hábitos y cos-
tumbres, su vida de Iglesia, sus estudios, etc. (1 Co.
9:25-27).
 Proceso Previo de preparación según lo indicado por 2
Pedro 1:3-11:
o Recursos inagotables (vs. 3, 4) con que contamos
en todo el proceso de preparación:
 Provisión divina (v. 3a) y abundante que abar-
ca todo lo que concierne a la vida.
 Poder divino (v. 3b) Todo lo que Dios pide de
nosotros, Él lo hace posible para nosotros.
 Promesas divinas (v. 4) que podemos reclamar
en la seguridad que se cumplirán.
o Responsabilidad ineludible (vs. 5-7) de poner todo
el empeño en añadir siete rasgos o características
que deben estar presentes en la vida. Recordemos
que el crecimiento no es espontáneo sino que re-
quiere trabajo y diligencia de parte nuestra.
o Resultados increíbles (vs. 8-11) que se producirán
al cumplir esta responsabilidad anterior:
 Productividad (v. 8) no se podrá estar ocioso.
 Percepción (v. 9) respecto al presente, porvenir,
etc. a diferencia de lo que señala en este ver-
sículo.
 Permanencia (v. 10) seguridad de no caer o tro-
pezar.
 Premio (v.11) y no sentir vergüenza al presentarse
ante Dios (2 Ti. 2:15; 1 Jn. 2:28).
 Pautas y Prioridades en la preparación (1 Ti. 4:6-16)
para llegar a ser un ―buen ministro‖ (misionero) del Señor:
o Alimentación adecuada (v. 6) para estar ―bien nu-
tridos‖ y así apacentar a otros.
o Adiestramiento y ejercicio (vs. 7, 8) para estar en
―condiciones‖ físicas y espirituales óptimas.
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

o Ánimo y disposición (vs. 9,10) para trabajar


y sufrir lo necesario para alcanzar la meta.
o Autoridad ejercida (v. 11) en cuanto a lo
que se dice.
o Aprobación merecida (v. 12) en cuanto a lo
que se es, una conducta y vida ejemplar en
todo.
o Aplicación constante (vs. 13-15a) a todo
aquello que tiende a ayudarnos a desarro-
llar los dones.
o Aprovechamiento manifiesto (v. 15b) un
crecimiento y progreso evidente para todos.
o Atención imprescindible (v. 16) si se quiere
que el ministerio sea efectivo.
 Posibilidades para la preparación – son muchas, como
se puede apreciar:
o Individual (2 Ti. 2:15) ―diligencia‖ sugiere preocupar-
se para valerse de todos los medios disponibles para
prepararse en casa. Estudio sistemático, cursos por
correspondencia, etc.
o Iglesia local: (Hb. 10:24; 1 Ts. 5:11) aprovechando
todas las oportunidades que se brindan allí de capa-
citación y aprendizaje espiritual.
o Inter-eclesial: Valerse de las ocasiones ofrecidas en
campamentos de capacitación, clases nocturnas de
instrucción bíblica organizadas por varias iglesias lo-
cales.
o Iniciativas de servicio: Acompañando a siervos de
Dios en la visitación, etc. Trabajar un tiempo con un
biblio-bús (coche bíblico), etc. Ofrecerse a ayudar a
misioneros en su campo de labor durante las vaca-
ciones, etc. Proyectos unidos de evangelización en
zonas apartadas, pero también nuestra ―Jerusalén‖.
o Institutos bíblicos residenciales, pero cuidándose
de los efectos negativos del alejamiento de la Iglesia
local; vinculación con grupos no siempre convenien-
tes; invitaciones u ofertas tentadoras de pastorados,
etc.; secuela de profesionalidad y creer saberlo todo;
orientación teológica; denominacional e ideológica de
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

la institución. Las ventajas y desventajas deben ser


sopesadas por el candidato en conjunto con los an-
cianos de su iglesia local, y el consejo de siervos de
Dios, antes de tomar la decisión de dónde habrá de
seguir capacitándose.
 Programa y preparación personal, estableciendo como
objetivos o metas:
o Destreza en el manejo de su ―equipo espiritual‖ (por
ej.:Ef. 6:10:20; 1 Cr. 12:2,8).
o Diligencia en el estudio de la Palabra de Dios (2 Ti.
2:15).
o Devoción personal formando el buen hábito de co-
menzar el día con el Señor.
o Desarrollar dones con que Dios le ha dotado (2 Ti.
1:6) y convicciones firmes.
o Demostrar en la iglesia local la capacidad, mostrándo-
se fieles en lo poco (Hch. 16:2).
o Dependencia e interdependencia. Debe ser aprendida
antes de salir al campo misionero.

5. IDENTIFICACIÓN Y ENCOMENDACIÓN
Se espera de la iglesia local la identificación y encomendación
con los siervos que salen como misioneros de esa misma iglesia.
Esto implica:

A. Interesarnos por él (ella). Nos estamos identificando con


el obrero que sale. ―Es uno de nosotros‖. ―Nos cuesta dejarle ir.
Su sacrificio es nuestro sacrificio, y su servicio es nuestro servicio.
Es una extensión de nuestro ministerio, una parte de nuestra igle-
sia para llevar la Palabra a las almas necesitadas‖.

B. Imposición de manos (Hch. 13:3) que simboliza la comu-


nión e identificación con su llamado y la dedicación, o separación
del obrero al Señor. Simboliza asimismo el hecho de que es un
delegado y representante de la iglesia local (Nm. 27:22,23).
Los ancianos colocan sus manos sobre la cabeza y hombros
del candidato, y luego ofrecen oraciones consagrándolo al Señor,
encomendándole a Su gracia, y al servicio del Maestro. No implica
en absoluto ordenación ya que en este caso ambos ya habían
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estado varios años en el ministerio. Tampoco implica transferencia


de autoridad o de dones (cf. Gá. 1:1). Dada la importancia de esta
imposición de manos como medio de identificación, el apóstol
advierte en 1 Timoteo 5:22 contra el peligro de realizarlo en forma
precipitada o apresurada.

C. Información para otros mediante carta de encomenda-


ción.
Esta es a su vez una carta de recomendación (Hch. 14:26;
15:40) donde se afirma el llamado de este obrero como asimismo
nuestro reconocimiento de él. Sólo Dios puede llamar, pero noso-
tros podemos reconocer ese llamamiento. Puede ser por un pe-
ríodo ilimitado (Hch.14:23) o por una obra específica para ser
realizada en un tiempo designado (Hch. 14:26). Si es así debe
constar en la carta de encomendación.
Muchas veces conviene que otras iglesias que conocen al
obrero que se está encomendando, se sume a dicha encomenda-
ción, en señal de solidaridad (Hch. 16:2-4). Pero esa encomenda-
ción sólo puede realizarse si hay una convicción unánime por
parte de los ancianos y seguridad de parte suya que ese candida-
to ha sido realmente llamado del Señor a salir al servicio. Si el
misionero cesa de ser digno de su llamamiento (o toma un empleo
secular), la recomendación debe ser retirada.
Cabe destacar que no se contempla a un misionero saliendo
por su propia cuenta, sin relación alguna o encomendación a la
obra. En cambio sí existen situaciones donde un creyente hace
una obra misionera aunque auto-sosteniéndose ―haciendo tien-
das‖, como Pablo, o sea, teniendo su trabajo secular que le permi-
te cubrir sus propios gastos. Pero aún así conviene que tenga el
beneplácito de la congregación local para que pueda contar con el
apoyo de sus oraciones a su favor.

6. SOSTENIMIENTO FINANCIERO.
Como bien se ha dicho: ―Algunos deben ir, otros deben dejar
de ir, mientras que otros deben ayudar a ir‖. En todo conflicto o
guerra, ¡cuán importante es el apoyo logístico, o sea que los su-
ministros necesarios lleguen a los que están luchando! Nosotros
estamos involucrados en el mayor conflicto de todos, contra el
diablo y el pecado. Nuestros soldados que están en el frente de
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batalla, los misioneros, necesitan también de nuestro apoyo logís-


tico.
Si bien no se señala que haya habido un compromiso formal
de sostén económico, es evidente que tanto Pablo como Bernabé
fueron apoyados en su primer viaje misionero, ya que no consta
que hayan tenido que recurrir a hacer tiendas u otra labor para
ayudarse económicamente (Hch. 13 y 14; Fil. 4:15-17; 2 Co. 9:7).
Pero aquí debemos destacar que en ninguna parte del NT se con-
templa que el obrero/misionero deba hacer conocer sus necesida-
des financieras, salvo al Señor. Hacer apelaciones por dinero o
sostén monetario son invenciones humanas. Siguiendo el patrón
bíblico, el obrero aprende a vivir por fe, en una dependencia total
en el Señor y no en los hombres (Mt. 6:6, 26, 31-33).
Resultan muy apropiadas en este sentido las palabras del fa-
moso misionero Hudson Taylor: ―La obra de Dios hecha en la
forma que Él quiere, tendrá la provisión de Dios‖. Son inspiradoras
las palabras de 2 Corintios 9:8.

7. INTERÉS POSTERIOR E INTERSECIÓN


A. El interés sincero que deben manifestar. Se nos dice en
1.Corintios 12:25: ―que los miembros todos se preocupen (gr.: se
interesen) los unos por los otros‖ y más aún por aquellos que es-
tán sirviendo al Señor en el campo misionero. Este interés se ma-
nifestará en:
 Cuidado y preocupación por las misiones y en es-
pecial por los misioneros (por ej.: Tit. 3:13).
 Correspondencia con los misioneros. Les recuer-
da que no han sido olvidados por la congregación.
 Contacto con misioneros. Nada mejor que esto (2
Jn. 8). ―Acoger‖ = mostrar hospitalidad.

B. La intercesión sentida por la obra misionera. Aún el más


grande misionero de todos los tiempos, Pablo, sentía la necesidad
de las oraciones del pueblo de Dios a su favor (por ej.: 1 Ts. 5:25).
Pero ¿cuáles deben ser los motivos de intercesión? Incluyen:
 Protección de los siervos de Dios (2 Ts. 3:1,2) de
todos los males que les puedan acontecer.
 Preservación de:
o La salud física y mental.
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o Libertad especialmente de presiones.


o Ánimo por peligro de desaliento.
 Personas:
o La familia: por el matrimonio, tensiones,
etc. como consecuencia de la misma obra.
o Los hijos y sus necesidades.
o Por los contactos que hacen con otros y
los que muestran interés.
 Puertas abiertas de oportunidad (Col. 4:3) para
que puedan aprovecharlas.
 Palabra oportuna (Ef. 6:19) al predicar, testificar y
aconsejar a otros.
 Propósitos cumplidos: tener éxito en lo que se
persigue (Ro. 15:30,31).

Recordemos las palabras del Dr. A. T. Pierson: ―Cada paso en


el progreso de las misiones es directamente debido a la oración.
Esta ha sido la preparación para cada nuevo triunfo y el secreto
de todo éxito‖. Podríamos agregar que millones de almas están
pasando a una eternidad de perdición porque la iglesia no está
orando en forma debida. Una de las quejas más conmovedoras
del AT se encuentra en Isaías 59:16. Además recordemos 1 Sa.
12:23.

8. ORIENTACIÓN Y/O SUPERVISIÓN


Bien puede y debe haber alguna orientación oportuna, pero no
dirección. Los ancianos pueden sugerir, pero la dirección será
siempre la del Espíritu Santo como el auténtico y supremo Admi-
nistrador de la ―empresa‖ misionera (Hch. 13:4). Se debe además
respetar la responsabilidad y oportunidad individual del siervo de
Dios (por ej.:1 Co. 16:12).
Pero al mismo tiempo los ancianos debieran saber lo que está
haciendo, y visitarle para comprobar en el mismo sitio de labor
cuales son las dificultades que afronta. De ese modo, poder acon-
sejar al misionero nuevo que trabaje un tiempo junto a un misione-
ro más experimentado para ir adquiriendo la experiencia necesa-
ria que será útil cuando deba trabajar solo.
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9. ESTRATEGIA MISIONERA
Para asegurarse que la obra sea efectiva hay que seguir el
ejemplo del apóstol Pablo:
A. Dependencia absoluta en Dios a través de la oración y en
la soberana operación del Espíritu Santo.

B. Determinar centros geográficos estratégicos desde los


cuales podría irradiarse el Evangelio (por ej., en el caso del após-
tol: Tesalónica, Corinto, Éfeso). Ver la efectividad de esto en 1 Ts.
1:6-8.

C. Establecer una iglesia pujante allí donde se dedica tiem-


po al discipulado, la enseñanza y la capacitación de los nuevos
creyentes para que a su vez evangelicen a otros (Hch. 19:10).

D. Pluralidad de obreros trabajando en equipo, los más jó-


venes aprendiendo de los más experimentados (por. ej.: Pablo
preparando a Timoteo y Tito).

10. RESPONSABILIDAD DEL MISIONERO


Son varias las responsabilidades del misionero.

A. Hacia sí mismo de cultivar su vida espiritual la cual debe


ser ejemplar, asegurando así un crecimiento constante (1Ti.4:16;
Jer.48:10).

B. Hacia el Señor, recordando que es un mayordomo que


debe rendir cuentas (1 Co. 4:2); o un soldado que debe responder
a su Comandante en Jefe (2 Ti. 2:4).

C. Hacia la iglesia encomendante, de mantenerla informada


regularmente de todo en forma honesta y real. Regresar periódi-
camente a ella de visita (Hch. 14:26-28; 18:22,23).

D. Hacia los que le apoyan en sus ofrendas. Acusar recibo


de forma inmediata. Mantenerlos informados de lo que sucede en
el campo de labor. Orar y agradecer a Dios por ellos.
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E. Hacia la iglesia en el campo de labor. Mantener líneas de


consulta y comunión abiertas. Respetar y no entorpecer su tarea.

VI. VISIÓN MISIONERA

El mundo se está pervirtiendo a pasos agigantados. La co-


rrupción, la inmoralidad, la avaricia, el desenfreno, la maldad van
creciendo de forma increíble. Uno se pregunta, ¿por qué llegamos
a ello? Aparte de saber que la maldad va en aumento a medida
que la venida de Cristo se acerca, también tenemos que hacer un
mea-culpa y reconocer que si todos los creyentes hubieran dado
un testimonio más eficaz, el avance de la putrefacción moral en la
sociedad se hubiera frenado más. Es evidente que los creyentes
no estamos testificando de la forma y con el énfasis que tendría-
mos que hacerlo. ¿Qué es lo que falta? ¿Dónde está la falla?
Posiblemente, una de las grandes falencias dentro de los creyen-
tes evangélicos es que no tenemos una visión clara de la necesi-
dad de nuestro entorno y del mundo en general. No ocupamos el
lugar que deberíamos ocupar. Nos falta la visión de Dios, la visión
por la obra.
Veamos a alguien que sí tenía esta visión y cómo era: Juan
4:1-7.
―1 Cuando, pues, el Señor entendió que los fariseos habían
oído decir: Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan2 (aun-
que Jesús no bautizaba, sino sus discípulos),3 salió de Judea, y
se fue otra vez a Galilea.4 Y le era necesario pasar por Samaria.5
Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la
heredad que Jacob dio a su hijo José.6 Y estaba allí el pozo de
Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al
pozo. Era como la hora sexta. 7 Vino una mujer de Samaria a
sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber.8 Pues sus discípulos
habían ido a la ciudad a comprar de comer.‖
Sabemos cómo siguió la historia y conocemos la conversación
que tuvo con esta mujer y cómo le predicó el evangelio. Sigamos
la historia desde el versículo 27 al 41:

“27 En esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que


hablaba con una mujer; sin embargo, ninguno dijo: ¿Qué pregun-
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tas? o, ¿Qué hablas con ella?28 Entonces la mujer dejó su cánta-


ro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres:29 Venid, ved a un hom-
bre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cris-
to?30 Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él.
31 Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, co-
me.32 El les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros
no sabéis.33 Entonces los discípulos decían unos a otros: ¿Le
habrá traído alguien de comer?34 Jesús les dijo: Mi comida es
que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.35
¿No decís vosotros: ¿Aún faltan cuatro meses para que llegue la
siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos,
porque ya están blancos para la siega.36 Y el que siega recibe
salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra
goce juntamente con el que siega.37 Porque en esto es verdadero
el dicho: Uno es el que siembra, y otro es el que siega.38 Yo os
he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y
vosotros habéis entrado en sus labores.
39 Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron
en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me
dijo todo lo que he hecho.40 Entonces vinieron los samaritanos a
él y le rogaron que se quedase con ellos; y se quedó allí dos
días.41 Y creyeron muchos más por la palabra de él‖.

En relación a lo leído veamos:


1. LA PRIORIDAD DE LA VISIÓN.
A. Un mensaje prioritario (3:16,36).
Justamente en el contexto anterior de este capítulo tenemos
la esencia del evangelio. En su charla con Nicodemo, Jesucristo
resalta el amor de Dios demostrado al enviar a Su Hijo a este
mundo para salvarlo. Todo aquél que cree en Él será salvo, pero
el que lo rechaza se perderá eternamente. Esta es la esencia del
mensaje evangélico. Éste es el evangelio que tenemos que predi-
car.

B. Una estrategia prioritaria (4:1-3).


Jesús con sus discípulos se encontraba en Judea y ellos bau-
tizaban a la gente en el Jordán. Llegó el momento en que bautiza-
ban más que Juan el bautista. Por lo tanto, Jesús tenía más se-
guidores que Juan.
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Esto se empezó a rumorear también entre los fariseos que es-


taban muy atentos a estos dos maestros y sus actividades.
Entonces Jesús decidió irse de allí. Esto tiene varios significa-
dos y aplicaciones. Lo hizo:
- para evitar problemas con los fariseos.
- para evitar herir los sentimientos de Juan al meterse en su
campo de acción, donde éste había empezado mucho antes.
- para alcanzar a más gente que no estaba en esta región.

Esto nos enseña que:


- Cuando el Señor cierra una puerta, abre otra. No nos tene-
mos que empecinar con una forma de llevar la Palabra o región o
lugar dónde predicarla. Esto no tiene nada que ver con falta de
perseverancia, que sí necesitamos. Tenemos que permanecer en
un lugar hasta que el Señor nos señale otro. Pero, tenemos que
tener un corazón sensible al hablar del Espíritu para saber a dón-
de tenemos que ir (Ej.: Pablo – Macedonia).
- No es conveniente encimarse en un área de trabajo donde
otra persona o grupo ya está realizando. Busquemos bajo la guía
del Espíritu, el lugar y la tarea que Dios tiene designado para no-
sotros. A veces se levantan iglesias evangélicas a media cuadra o
hasta enfrente de otra ya existente. Si ya hay hermanos que están
evangelizando cierto lugar, busquemos otro. Pablo lo veía de la
misma forma: (Romanos 15:20-24) ―Y de esta manera me esforcé
a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombra-
do, para no edificar sobre fundamento ajeno, 21 sino, como está
escrito: Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de él,
verán; Y los que nunca han oído de él, entenderán.
22 Por esta causa me he visto impedido muchas veces de ir a
vosotros.23 Pero ahora, no teniendo más campo en estas regio-
nes, y deseando desde hace muchos años ir a vosotros, 24 cuan-
do vaya a España, iré a vosotros; porque espero veros al pasar, y
ser encaminado allá por vosotros, una vez que haya gozado con
vosotros‖.
- El mundo es tan grande y hay necesidad en tantos lugares,
que no necesitamos meternos en la cosecha de otro. Procuremos
extendernos más allá de nuestras fronteras habituales.
C. Una necesidad prioritaria (4:4,7,31-34).
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Hay una frase realmente extraordinaria en este capítulo: ―Y le


era necesario pasar por Samaria‖. Para pasar de Judea a Galilea,
los judíos comúnmente daban un rodeo para no tener que pasar
por Samaria -que era el camino más corto- para no contaminarse
o tener contacto con esa gente que creían inmundos por su mez-
cla racial y religiosa.
Pero Jesús vio una gran necesidad de pasar justamente por
allí. Había una mujer pecadora que necesitaba conocerlo. Era una
mujer solitaria, despreciada, necesitada de amor, pero sobre todo
de una relación personal con Dios.
Aparte podemos decir, que también era necesario por causa
de sus propios discípulos. Como buenos judíos, eran muy nacio-
nalistas, como se ve en la predicación de Pedro frente a Cornelio
(Hch. 10:28), por lo que no querían saber nada de hablar con
aquellos que no fueran de su nación. Por esto también están
asombrados al ver a Jesús hablando con una mujer y para colmo,
samaritana. Ellos tenían que aprender la lección que Jesús no
sólo había venido por los de su raza o pueblo, sino por todas las
etnias, razas o grupos, aún por los más despreciados.

Ahora bien, tenemos que resaltar que Jesús dejó el lugar de


un ministerio exitoso, donde muchos le seguían, para ir a encon-
trarse con una mujer pecadora, en una región despreciada y evi-
tada. ¿Quién de nosotros lo hubiera hecho? Más tarde, a Felipe,
el Espíritu lo sacó de un arrollador ministerio que estaba llevando
a cabo en Samaria para ir a un camino desierto y predicarle a un
africano (Hch. 8).

Las enseñanzas son claras:


- Ya había gente haciendo la tarea en Judea, al lado del Jor-
dán. Podríamos hablar de una iglesia con sus necesidades satis-
fechas, pero hay mucha gente despreciada, sola, y sobre todo con
una gran necesidad de Dios en ―pozos‖ que no satisfacen perma-
nentemente. Llevémosle ―el agua de vida‖ para que la sed de sus
almas sea saciada por la eternidad.
¿A cuántos ya les predicamos diez veces mientras que exis-
ten muchos otros que nunca escucharon del Señor?
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¡Tengamos el corazón sensible para el llamado del Señor pa-


ra ir o apoyar con oraciones y ofrendas a aquellos que van a estos
lugares!
- Tengamos el corazón sensible al hablar del Señor, el cual
quizás nos quiere sacar de lo acartonados que estamos y el enfo-
que a nuestro grupo social o racial. Afuera hay gente de otras
provincias, extranjeros, o también drogadictos, delincuentes, pros-
titutas, homosexuales, etc. Ellos también necesitan de Cristo.

En nuestra historia vemos cómo los discípulos vuelven de


comprar comida y ven al Señor hablando con una mujer samarita-
na desconocida. Ella hondamente impactada por las palabras del
Señor, se va para contarle a su pueblo que se había encontrado
con Cristo (v.29). Los discípulos insisten en que el Señor coma (v.
31). Él les contesta (Jn. 4:32,34):
32 Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sa-
béis.34 Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que
me envió, y que acabe su obra‖.
Para el Señor había una prioridad que superaba la comida y
era las almas de esta ciudad. Es indudable que Jesús también
tenía hambre y comía. Es más, recién le había pedido agua a la
samaritana porque tenía sed, aunque también lo usó para entablar
una conversación con ella. Pero en este momento se venían acer-
cando los habitantes de la ciudad. Ahora la prioridad era saciar la
sed espiritual de ellos.

Existen tantas cosas que incluso pueden ser muy buenas, vá-
lidas e incluso necesarias, pero que lamentablemente para noso-
tros, son más importantes que la salvación de las almas. Necesi-
tamos urgentemente cambiar nuestras prioridades. Nuestra per-
cepción espiritual debería estar absolutamente en sintonía con el
Señor, para sentir el suave susurro que nos indica a quién hablar,
a quién acercarnos y a quién consolar. Cada día, nuestro anhelo y
oración debería ser: ¿a quién y dónde podré testificar hoy? Puede
ser en forma directa, por medio de un folleto, etc. La comida, lo
realmente importante para el Señor, era hacer la voluntad del
Padre. Esta voluntad consistía en la salvación de las almas.
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2. LA PERSPECTIVA DE LA VISIÓN (4:35).


Luego el Señor les señala a sus discípulos cuál debería ser su
perspectiva correcta: ―¿No decís vosotros: ¿Aún faltan cuatro
meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros
ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega‖.
Quizás habían estado pasando por unos campos sembrados co-
mentando acerca de la fecha de la cosecha. Todavía eran brotes
chicos de un verde vigoroso, pero podían saber cuándo sería la
fecha probable de cosecha. Quizás algún familiar de ellos o ellos
mismos tenían algún campo plantado y comentaban acerca de
esta tarea. Pero Jesús les dice: ―Alzad vuestros ojos…‖. Si les
exhortaba a levantar la mirada, evidentemente sus miradas esta-
ban enfocadas hacia abajo. Si uno mira hacia abajo, ¿qué ve? Se
ve a sí mismo, el metro cuadrado donde se encuentra parado, en
el caso de los discípulos, quizás un poco de tierra con semillas
germinando. Pero a lo lejos se veían acercar los pobladores de la
ciudad de Sicar que querían conocer a Cristo, al Salvador del
mundo. Jesucristo quería que se enfocaran en ellos.

¿Cuál es la razón por la cual no hay o son tan pocos los jóve-
nes que se involucran en la tarea de evangelización local? ¿Por
qué no salen a la obra misionera?

Por un lado, porque faltan los ejemplos de los mayores dis-


puestos a involucrarse en la tarea más importante que existe: la
salvación de almas. Pero por otro lado, porque están enfocados
en sus carreras, noviazgos, matrimonios, trabajos, deseos de
superarse, casa, auto, bienestar, vacaciones, etc., etc. Ninguna de
estas cosas son malas en sí mismas, de hecho muchas son nece-
sarias y buenas. Pero lo que el busca el Señor, la prioridad de
Dios, queda descuidada. Sólo nos vemos a nosotros, nuestro
bienestar, comodidad, descanso, tiempo libre, el futuro asegurado,
nuestra cuenta bancaria, pero no vemos las multitudes perdidas
que extienden sus brazos por auxilio para poder escapar de una
eternidad en el infierno.
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Se ha calculado que si 100 creyentes trajeran cada uno un alma a


Cristo por año, y si cada alma ganada, a su vez, trae otra a Cristo ca-
da año, en 25 años se habrían sal-vado más de 1.500.000.000 de al-
mas. Pero el promedio actual de conversiones es de ¡¡¡ + - 4 por año
por cada 100 creyentes!!!

¿Qué pasa si levantas la mirada? Empiezas a ver a tu alrede-


dor, a tu prójimo. Probablemente veas un rostro preocupado o
dolido. Quizás veas una necesidad. Verás miradas vacías, apaga-
das; gente que vaga por el mundo buscando la felicidad por todos
lados, pero sin encontrarla.
En segundo lugar, al ver la necesidad de otros, tus propias
necesidades, dificultades, pruebas y dolores, quedan minimizados
frente a todo lo que te puedas observar en los demás. Si quieres
que el Señor te pueda usar en Su mies, tienes que dejar de mirar-
te, y mirar por los demás y sobre todo, por los intereses de Dios.

Si observamos el caso de Jonás, vemos con claridad lo que


sucede cuando somos dominados por nuestros prejuicios y cuan-
do no tenemos la mirada levantada. Al israelita Jonás, Dios le
ordena predicar a un pueblo sanguinario como el asirio, que hosti-
gaba a Israel para que se arrepintieran. Primero, sus prejuicios lo
llevan a huir. Reencaminado por Dios con eventos extraordinarios,
al final lo encontramos predicando a regañadientes en Nínive.
Toda la ciudad se arrepiente, pero al profeta de Dios, lo encon-
tramos enojado en las afueras de la ciudad porque no fueron juz-
gados. Luego se enoja porque la planta que le proveía sombra se
había secado. Su enfoque era completamente personal, egocén-
trico y egoísta. Dios lo tiene que retar. Jonás 4:9-11: ―9 Entonces
dijo Dios a Jonás: ¿Tanto te enojas por la calabacera? Y él res-
pondió: Mucho me enojo, hasta la muerte.10 Y dijo Jehová: Tuvis-
te tú lástima de la calabacera, en la cual no trabajaste, ni tú la
hiciste crecer; que en espacio de una noche nació, y en espacio
de otra noche pereció.11 ¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aque-
lla gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que
no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y
muchos animales?‖.
¿Cuántas calabaceras tienen más valor para nosotros que mi-
llones de almas que nos rodean? ¡Nos hace falta levantar la mira-
da!
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Al levantar la mirada nos sucederá lo mismo que al Señor


mismo (Mt. 9:36): ―Y al ver las multitudes, tuvo compasión de
ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas
que no tienen pastor‖.
Existe un objetivo mucho más importante que el bienestar ma-
terial o asegurarse el futuro. Jesucristo veía en la salvación de
almas la voluntad del Padre. ¿Es también la nuestra?
¿Cómo demostrarla?
- Llevaría folletos conmigo para darles a aquellos con los cua-
les me cruzo ocasionalmente.
- Dedicaría un tiempo a la semana a la evangelización.
- Estaría pendiente del Señor para ver dónde, cuándo y con
quién entablar un diálogo pidiendo la dirección de Dios para llevar-
les el mensaje.
- Dedicaría un tiempo al día para orar por los inconversos de
mi entorno y por los misioneros que salen a predicar.
- Dedicaría cierto porcentaje de mi trabajo diario a apoyar la
obra misionera.
- Me interesaría por el estado de los misioneros o evangelis-
tas, sus tareas y obras, etc.
- Pero quizás esté pidiendo que seamos aquellos que salga-
mos a la obra. ¿Estaríamos dispuestos si Él nos llamara?
Aparte de la gran necesidad en nuestro entorno, si miramos la
obra misionera realizada, nos tendría que alarmar la falta enorme
de personas involucradas en la extensión de la obra.
Evidentemente hay muy poca visión para salir, muy poca vi-
sión para apoyar económicamente, por ende, no creo que haya
mucha visión para orar por ello tampoco.

3. EL PRODUCTO DE LA VISIÓN (4:36-41).


Cuando hay una siembra también existe una cosecha. Cuan-
do se planta, también se recoge. En el caso de la mujer samarita-
na, vemos que no sólo creyó ella, sino que muchos otros por su
testimonio y luego muchos más por lo que Jesús les habló (39a,
41).
Cuando la visión del Señor se convierte en nuestra prioridad,
entonces el Señor también añadirá el fruto, y mucho más de lo
que podremos alcanzar nosotros mismos.
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

¡Es hora de levantar la mirada! ¡No temamos hacerlo! Pida-


mos al Señor que nos muestre dónde, a quién y cómo alcanzar.
Oremos para que cada día tengamos la mirada levantada para ver
la necesidad de las personas y actuar donde el Señor lo indique.
En Filipenses 2:4, Pablo nos exhorta: ―no mirando cada uno
por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros‖. Y
ya cerca del final de su vida, defendiéndose frente al rey Agripa da
un precioso testimonio: ―Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a
la visión celestial‖ (Hch. 26:19). ¿Podemos decir lo mismo?
Nuestra visión tiene que comprender nuestra persona y otras
personas, nuestra familia y otras familias, nuestro barrio y otros
barrios, nuestra ciudad y otras ciudades, nuestra provincia y otras
provincias, nuestro país y otros países, nuestro continente y otros
continentes y nuestra cultura y otras culturas.

En lo que vimos, existen claros mandamientos del Señor. Si


realmente amamos al Señor como decimos hacer, ¿cómo debe-
mos reaccionar? En Juan 14:15 Jesús dice: ―Si me amáis, guar-
dad mis mandamientos‖. ¡Levantemos la mirada a los campos!

VII. EL MENSAJE DE LAS MISIONES

1. UN MENSAJE ETERNO.
A. Un mensaje anticipado.
El tema central de la Biblia es la salvación del hombre. Dios
busca al hombre, va a su encuentro y salva al que lo acepta.
Esta realidad ya se anticipó en el plan de Dios. Ya antes de
que el hombre fuera creado, Dios sabía de su pecado y la necesi-
dad que tendría de salvación. Por esta razón el ―Cordero” fue
―destinado desde antes de la fundación del mundo‖ (1 Pe. 1:20)
para sufrir y morir en el lugar de los pecadores.
Toda la Biblia nos muestra este mensaje central. Desde las
primeras páginas de la Biblia vemos que el hecho de hacer cono-
cer la voluntad de Dios y el tener una relación personal con Él, era
una tarea central.
Miremos sólo algunos ejemplos:
Enoc (Gn. 5) se lo conoció como un hombre que estuvo advir-
tiendo del justo juicio de Dios que vendría sobre todos los que no
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se arrepintieran: ―De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde


Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de
millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos
los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente,
y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado
contra él‖ (Jud.14, 15).
A Noé (Gn. 6) se lo conoce como ―pregonero de justicia‖ (2
Pe. 2:5), quien advirtió durante muchos años acerca del juicio del
diluvio, y construyó el medio de la salvación.
Abraham fue elegido por Dios para ser un canal de bendición
para ―todas las familias de la tierra‖ (Gn. 12:3).
Luego Israel, tenía que cumplir con el objetivo de ser de ben-
dición para las naciones. La gran responsabilidad del pueblo de
Israel consistía en ser un canal por el cual la gloria de Dios se
hiciera conocer entre las naciones. David dice en Salmos 9:11
―Cantad a Jehová, que habita en Sion; publicad entre los pueblos
sus obras‖.
La función de los profetas era anunciar el mensaje de Dios
que generalmente constaba de una invitación a volver a Dios.
Lamentablemente Israel fracasó en ser canal de bendición pa-
ra las naciones. Los pocos fieles, hablando en forma general,
mantenían su relación con Dios para sí. El ejemplo clásico de esta
actitud la vemos en Jonás, conocido como el profeta rebelde que
no quiso advertir del juicio a los de Nínive. Aunque este propósito
de Dios con Israel se desarrollará en la tribulación -donde los is-
raelitas serán eficaces misioneros- ahora este pueblo fue puesto a
un costado temporalmente en esta función por no ejecutarla como
Dios quiso, aunque volverá a ejercerla después de la dispensa-
ción actual. Entonces, en lugar de Israel aparece la Iglesia en el
plan de Dios.

A esto le tenemos que añadir que todo el AT nos anticipa la


venida del Salvador del mundo. Más de 300 profecías e infinidad
de anticipaciones tipológicas predijeron el Ser, el carácter y la
obra del Salvador y su salvación. ¿No es evidente que este men-
saje es fundamental?
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B. Un mensaje encarnado.
Podemos hablar inclusive de un mensaje hecho carne. El
evangelista Juan, hablando del Señor Jesús dice (Jn. 1:14): ―Y
aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su
gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de
verdad”. El mensaje eterno de Dios tomó forma humana. En la
persona de Jesús, Dios se reveló al mundo de forma única y per-
fecta. Su amor se hizo palpable. Jesucristo dijo que la razón de Su
encarnación era (Mt. 18:11) ―para salvar lo que se había perdido”.
Su vida, obra, muerte y resurrección se convirtió en el mensa-
je más extraordinario que se ha escuchado sobre la tierra. Pero
esto le costó humillación, sufrimiento terrible, ser hecho pecado a
pesar de ser santo, separación del Padre y muerte atroz. ¡El pre-
cio es incomparable! Ya sólo este hecho nos tendría que impulsar
a correr y llevar el evangelio a las almas perdidas. Charles Studd,
un joven inglés rico y deportista exitoso dijo: “Si Jesucristo es
Dios y murió por mí, no existe sacrificio demasiado grande
que pueda ofrecer por Él”. Dejó su riqueza, fama y el deporte
para convertirse en misionero en la China, India y África, donde al
final murió.

Sólo concentrándonos en observar el mensaje prioritario de


Jesucristo después de su resurrección, ya entenderíamos perfec-
tamente cuál debe ser el nuestro.
Jesús, después de resucitado, se apareció en reiteradas oca-
siones a diferentes personas. Seguramente nos interesa saber de
qué hablaban. Sus primeras palabras eran para confirmar que Él
era el resucitado. Pero luego, las demás conversaciones registra-
das en la Biblia son muy significativas en cuanto al contenido.
Si nosotros hubiéramos pasado por eventos similares a los
que pasó Jesús antes y durante su pasión y muerte, estaríamos
contando con lujo de detalles estos hechos. Pero Él no lo hizo. No
se refirió a la traición de Judas. No volvió sobre la negación de
Pedro. No tenemos palabras registradas acerca del juicio y con-
denación injusta tanto de los religiosos como de Pilato. No lo es-
cuchamos quejarse de los sufrimientos de la cruz y el abandono
por parte del Padre.
En cambio, si observamos los diálogos con sus discípulos. Lo
vemos hacer una extraordinaria síntesis de aquello que le era de
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vital importancia, esto es, el plan de salvación para el mundo.


Podríamos resumir todas estas conversaciones con las palabras
que intercambió con los discípulos que iban camino a Emaús (Lu-
cas 24:45-48). Allí dice que ―les abrió el entendimiento, para que
comprendiesen las Escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así fue
necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al
tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y
el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde
Jerusalén. Y vosotros sois testigos de estas cosas”. Desde el día
de su resurrección hasta su ascensión, cuarenta días después, el
tema central era llevar la noticia de la salvación a todos los rinco-
nes del mundo. Su tema prioritario, su mensaje central era la sal-
vación de todas las almas y con esto las misiones.
Entonces, ¿lo que tanto le costó al Señor, lo que era la priori-
dad de Jesús, no debería ser también la nuestra? Lo que era lo
más importante para el Cristo resucitado, ¿no lo seguirá siendo
ahora que se encuentra a la diestra del Padre? ¿Habrá cambiado
su plan? ¿Habrá cambiado de mensaje?

C. Un mensaje consumado y adorado


Desde Pentecostés y hasta la tribulación, es la Iglesia que tie-
ne que llevar a cabo la tarea de llevar la gloria de Dios a las na-
ciones y glorificar a Dios en sus vidas. En la Tribulación volverá a
serlo Israel, donde se destacan los dos testigos y los 144.000
sellados.
¿Cuál fue el motivo del evangelio de Juan, y podríamos decir
de la Biblia entera? (Jn. 20:31) ―Pero éstas se han escrito para
que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que cre-
yendo, tengáis vida en su nombre‖.
El objetivo de los apóstoles y primera iglesia, fue obedecer
las palabras de Jesús e ir y predicar el evangelio. El libro de He-
chos nos relata los comienzos de esta actividad.
Hasta el Apocalipsis, que contiene la revelación de Jesucristo
y los eventos finales, termina con la invitación de: ―Y el que tiene
sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamen-
te.‖ (Ap. 22:17).

Pero inclusive en la eternidad el tema central de nuestra ado-


ración será el Salvador y nuestra salvación. Una vez en el cielo
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entonaremos un cántico de adoración al autor y consumador de


nuestra salvación. (Ap.5:9): ―9 y cantaban un nuevo cántico, di-
ciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque
tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de
todo linaje y lengua y pueblo y nación”. Por toda la eternidad, el
tema de nuestra gratitud, alabanza y adoración serán nuestro
Salvador y nuestra salvación. ¡Este es el mensaje gozoso que
llenará los cielos!
En Apocalipsis 19:1 se anticipa un júbilo celestial extraordina-
rio: ―Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo,
que decía: ¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del
Señor Dios nuestro”.

2. UN MENSAJE ESCRITURAL
Ahora bien, si el mensaje central de la Escritura y del Señor
es el Evangelio de salvación, tenemos que guardar ciertos princi-
pios en el mensaje que transmitimos.

A. Mensaje bíblico
Es fundamental que el mensaje que transmitimos o predica-
mos sea bíblico. (1 Pe. 4:11a) ―Si alguno habla, hable conforme a
las palabras de Dios…”.
Hoy en día las iglesias y las campañas evangelísticas se lle-
nan con mensajes de experiencias, emociones o eslóganes publi-
citarios que buscan atraer la gente a ellos. ―Dios te sana‖, ―pare de
sufrir‖ ―prosperidad‖ y tantos otros, son anzuelos para atraer multi-
tudes. Se llenan grandes auditorios, cines e inclusive estadios.
Con programas impactantes, manipulación psicológica y trayendo
lo que le gusta al inconverso se atraen a las multitudes, pero se
olvidan o deliberadamente excluyen, o inclusive tuercen, el men-
saje de la Biblia.
Ej.: Una vez un joven fue a un gran evento evangélico juvenil
y vino desbordante de entusiasmo diciéndome que esto era lo que
teníamos que hacer contando de fuegos artificiales, el globo de la
muerte (motociclistas dando vueltas en una gran esfera de acero),
etc. Cuando le pregunté por el mensaje empezó a tartamudear.
Simplemente no hubo.
Ej.: En una iglesia de Alemania, para hacer que se acerquen
las personas, invitaron por los medios locales a una reunión con el
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tema del amor y el sexo libre. Prometieron un regalo especial a


cada persona que se acercara. La iglesia se llenó y a la salida
regalaron una revista de Playboy a cada persona (!).
Quizás sean casos extremos, pero se hace cada vez más co-
mún que el mensaje bíblico sea cambiado por un programa llama-
tivo. Si queremos un ―club cristiano‖ tendremos muchos que se
acerquen, pero si queremos que las personas se salven, necesi-
tan escuchar la Palabra.

Esta Palabra a su vez tiene que ser expuesta de manera co-


rrecta. Pablo exhorta a Timoteo (2 Ti. 2:15): ―Procura con diligen-
cia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué
avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad‖. Nuestro men-
saje tiene que ser bíblico porque usamos la Biblia (algunos ya
predican sin usarla), pero también tiene que ser bíblico en el he-
cho de utilizar una hermenéutica correcta. De lo contrario pode-
mos hacer decir a la Biblia lo que se nos ocurra.
Hoy en día se da de una forma alarmante algo de lo cual Pa-
blo al final de su vida advierte categóricamente: (2 Ti. 4:1-4) ―Te
encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a
los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que
prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; re-
darguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque
vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que te-
niendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus
propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se
volverán a las fábulas‖.
En un libro de un reconocido autor sobre cómo debería ser
una iglesia, se plantea que la música se debe adaptar al gusto
musical mundano de los feligreses. Si este concepto lo traslada-
mos al mensaje, es fácilmente comprensible el desvarío que exis-
te hoy en día en el llamado mundo evangélico. El predicador pre-
dica de acuerdo a lo que la gente quiere escuchar.

B. Mensaje Cristo-céntrico
Nuestro mensaje también tiene que ser Cristo-céntrico porque
(Hch. 4:12): ―Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro
nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser
salvos.‖ En 1 Corintios 2:2, Pablo dice: “Pues me propuse no sa-
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ber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucifi-


cado‖.
Al hablar de un mensaje Cristo-céntrico jamás podemos dejar
de lado la realidad del pecado, sus consecuencias en el hombre,
la necesidad de salvación, el arrepentimiento, la muerte de Jesu-
cristo en lugar del pecador y su resurrección. De acuerdo a la
enseñanza de Pablo, ésta era la única forma de salvación: (1 Co.
15:2-4) ―por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he
predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. Porque primera-
mente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió
por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepul-
tado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras‖.
Hoy en día el pecado, la culpa, la sangre, el arrepentimiento,
el infierno y la verdad absoluta, son tópicos pasados de moda o
profundamente antipáticos en una sociedad pluralista y tolerante.
Pero este debe ser nuestro mensaje, de lo contrario juntaremos
gente que se sentirá cómoda en nuestro medio, pero que se va a
una eterna condenación.
¿De qué sirve tener el antídoto eficaz para una enfermedad
mortal si no lo aplicamos al moribundo, y por el contrario, lo con-
formamos con una pomada superficial? ¡Nos hacemos culpables!

C. Mensaje divino.
El mensaje que tenemos tiene origen divino y tiene que ser
recibido y dado en profunda comunión con el Señor y Su Palabra.
Podemos dar un mensaje de excelencia en cuanto a la oratoria y
la homilética empleada, pero si no fue concebido en la presencia
del Señor y en el estudio de la Palabra quedará vacío. En Hechos
4:13 dice: ―Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y
sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravilla-
ban; y les reconocían que habían estado con Jesús‖. La clave es
la última frase.
Se piensa que Pablo era criticado porque no era elocuente en
su oratoria, pero con su mensaje fue llenada toda Asia (Hch.
19:10) y gran parte de Europa. Él testifica acerca del origen de su
mensaje (1 Co. 2:3, 4, 13): ―Y estuve entre vosotros con debilidad,
y mucho temor y temblor; y ni mi palabra ni mi predicación fue con
palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostra-
ción del Espíritu y de poder, lo cual también hablamos, no con
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palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que en-
seña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual”.
Y alaba a los tesalonicenses (1 Ts. 2:13): ―Por lo cual también
nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibis-
teis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no
como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de
Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes‖.

3. UN MENSAJE EFICAZ.
A. Mensaje poderoso.
(1 Co. 1:18): ―Porque la palabra de la cruz es locura a los que
se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder
de Dios‖. (1 Pe. 4:11): ―Si alguno habla, hable conforme a las pa-
labras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que
Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a
quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos.
Amén‖.

En primer lugar tenemos que resaltar el poder de Dios en el


mensajero.
¿Cómo se explica de otra manera que débiles personas, mu-
chas veces bajo mucho sufrimiento, pudieran alcanzar a tantas
almas para Cristo? Podríamos nombrar el ejemplo del apóstol
Pablo mismo que escribió estas palabras, pero me gustaría hacer-
les recordar a algunos misioneros más cercanos a nuestro tiempo.
- ¿De dónde sacaron las fuerzas las esposas de los cinco mi-
sioneros asesinados por los huaoranis (aucas) en el Ecuador para
seguir con la tarea, la cual dio por resultado miles de ellos salva-
dos?
- Adoniram Hudson, el primer misionero norteamericano que
dedicó su vida a servir en Birmania, seis meses antes de salir para
India, escribió una carta al padre de Ann -la que habría de ser su
primera esposa- pidiéndole la mano de su hija, convencido de los
tremendos sacrificios que tendría que hacer. Parte de esa carta
decía: «Deseo preguntarle si usted puede consentirme partir con
su hija la próxima primavera, para no verla nunca más en este
mundo; si usted aprueba su ida y su sometimiento a las penalida-
des y sufrimientos de la vida misionera; si usted puede consentir
en su exposición a los peligros del océano, a la influencia fatal del
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clima del sur de India; a todo tipo de necesidad y dolor; a la de-


gradación, a los insultos, a la persecución, y quizás a una muerte
violenta. ¿Puede consentir usted en todo esto, por causa de Aquel
que abandonó su morada celestial, y murió por ella y por usted;
por causa de las perdidas almas inmortales; ¿por causa de Sion, y
la gloria de Dios? ¿Puede usted consentir en todo esto, en la es-
peranza de encontrarse pronto a su hija en la gloria, con la corona
de justicia, gozosa con las aclamaciones de alabanza que tributa-
rán a su Salvador los paganos salvados –por su intermedio– del
infortunio y la eterna desesperación?». ¿De dónde sacó el valor
para dedicar su vida a un ministerio tan peligroso y encima plan-
tearlo al padre de la chica que veía como su futura esposa?
El padre consintió con el casamiento. Pero sus palabras se
cumplieron más allá de lo imaginado. Ann y tres hijos suyos murie-
ron. Adoniram Hudson se casó dos veces más y ambas mujeres
murieron por los efectos del clima tropical atroz, el último de sus
hijos, incluso unos meses después de su propia muerte en alta
mar. Pero aún hoy en Birmania (Myanmar) se lee la traducción
hecha por Judson.

B. Mensaje con resultado.


El poder del mensaje también se manifiesta en el resultado en
las personas que lo reciben. El apóstol Pablo dice en Romanos
1:16: ―Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder
de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primera-
mente, y también al griego”.
Bien conocemos el poder del evangelio. Lo conocemos de
nuestras propias vidas. Muchos de nosotros podrán contar testi-
monios impactantes como la “dynamis” de Dios, esta acción diná-
mica, casi explosiva como la dinamita –pero para bien- ha impac-
tado en nuestras vidas. No lo olvidemos nunca. No existen casos
perdidos para Dios. Muchas veces quizás hasta inconcientemente
nos abstenemos de predicarles el evangelio a ciertas personas.
Ya las tenemos por descartadas. Pero no lo son para Dios.
Y aún si nuestro mensaje es rechazado, sigue siendo un per-
fume que sube a la presencia del Señor (2 Co. 2:14-16):
“Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en
Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el
olor de su conocimiento. Porque para Dios somos grato olor de
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Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden; a éstos cier-


tamente olor de muerte para muerte, y a aquéllos olor de vida
para vida. Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?”. Por lo tanto,
no nos desanimemos si no tenemos el fruto que quisiéramos o
esperamos. Sea que acepten o rechacen el mensaje, seremos
aceptos y reconocidos por el Señor.

C. Mensaje recompensado.
1 Corintios 9:16,17: ―Pues si anuncio el evangelio, no tengo
por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí
si no anunciare el evangelio! Por lo cual, si lo hago de buena vo-
luntad, recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión
me ha sido encomendada”.
William Carey, conocido hoy como el padre de las misiones
modernas, un día en un momento de quietud en su trabajo (ven-
diendo zapatos), escuchó el llamado de Dios. Él oyó esto: ―Si el
deber de todo hombre es escuchar el evangelio… entonces, es el
deber de aquellos a los que se les ha encomendado con el evan-
gelio aspirar a llevarlo a todas las naciones‖. Y él susurró: ―Heme
aquí, envíame a mí‖.
Los primeros siete años no vio fruto alguno de su trabajo en la
India. Recién después empezó a vislumbrarse lo que el Señor
estaba haciendo.
En cierta ocasión, al subir al púlpito, vio colgados un par de
zapatos viejos que alguien había dejado allí para provocarle, re-
cordándole su oficio de zapatero. (En la India ese oficio era uno
de los más despreciados).
Pero Carey dijo, sencillamente: —El Dios que puede hacer pa-
ra y por medio de un pobre zapatero lo mucho que ha hecho para
mí y por mí, puede bendecir y usar a cualquiera. El más humilde
puede confiar en él. Su lema era: “Espera grandes cosas de
Dios e intenta grandes cosas para Dios”.

Después de muchos años de labor, sufrimientos y pérdidas,


su gran obra es difícil de evaluar. Tradujo la Biblia completa o, al
menos, las porciones más preciosas de ella, a treinta y cuatro
idiomas, para un verdadero imperio de pueblos mixtos. Todo eso
en un tiempo en que no había los increíbles adelantos técnicos
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que hoy tenemos. Al fin de su carrera, partió con el Señor el 9 de


junio de 1834.

En suma, un trabajo tan monumental no hubiera sido posible de


realizar por un modesto zapatero autodidacta, de no contar con la
fuerza y la gracia superabundante de Dios. Carey estaba cons-
ciente de esto. Por eso la grandeza del erudito nunca avasalló la
humildad del siervo.
Fue una vida plena que recibirá su correspondiente recom-
pensa.
¡No existe experiencia más extraordinaria que saberse un ins-
trumento en las manos del Maestro! Esto llena la vida, le da senti-
do. Bien decía el Señor que una vida perdida por amor a Él es una
vida ganada, pero el que gasta su vida para sí mismo, resulta un
gran perdedor. El que comprende esta realidad entiende lo que
decía Pablo en Hechos 20:24: ―Pero de ninguna cosa hago caso,
ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi
carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para
dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios”.

Jim Elliot, uno de los cinco misioneros muertos en la selva


ecuatoriana había escrito en su diario: “No es un necio el que da
lo que no puede retener para conseguir lo que no puede per-
der”. Él vivió y murió por esta convicción y el fruto de su entrega
se sigue viendo.

Pero la recompensa no sólo es terrenal y momentánea, sino


que trasciende para toda la eternidad. Cada servicio hecho para el
Señor, cada minuto de vida y peso involucrado en la obra del Se-
ñor tiene valor eterno. Pablo le escribía a los tesalonicenses
(1Tesalonicenses 2:19) ―Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o
gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de
nuestro Señor Jesucristo, en su venida?‖. En la ciudad de Malden,
Massachussets, hay un recordatorio que dice: ―In Memoriam Rev.
Adoniram Judson. Nació el 9 de Agosto de 1788. Murió el 12 de
abril de 1850. Lugar de nacimiento: Malden. Lugar de sepultura:
El océano. Su obra: Los salvos de Birmania y la Biblia birma-
na. Sus memorias: Están en lo alto‖.
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

Cuando estemos en la presencia del Señor, cuando en el tri-


bunal de Cristo tendremos que dar cuenta de lo que hemos hecho
para el Señor, ¿tendremos ganancia o pérdida? (1 Co. 3:11-15).
Seamos como los discípulos, que camino a Emaús fueron im-
pactados por la presencia y el mensaje del Cristo resucitado, que
no pudieron descansar cómodamente, sino que tuvieron que vol-
ver corriendo a contar a los demás lo que hacía arder su corazón
(Lc. 24:25-35). Más tarde, Pedro y Juan, cuando eran perseguidos
y se les había prohibido hablar de Jesús contestaron: ―porque no
podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” (Hch. 4:20).
¿Arde tu corazón? Deja que el mensaje del evangelio te in-
flame y que ilumine a un mundo en tinieblas. Que tu oración sea la
de Pablo: ―…que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a
conocer con denuedo el misterio del evangelio‖ (Ef. 6:19). ¡Levan-
ta la mirada a la mies y deja que el Señor te utilice! ¡Lleva este
mensaje al mundo!

E. Datos llamativos

- En Argentina hay aproximadamente 1000 asambleas de los


hermanos.
- Hay 1 misionero (que hace obra de extensión) por cada 50
iglesias.
- Esto es 1 misionero (que hace obra de extensión) por cada
2.850 creyentes.
- Si calculamos que hubiera unas 15.000 familias (60.000 cre-
yentes aprox.) con un ingreso familiar de $22.500.000, y si sólo
se ofrendara el 5% del ingreso para la obra misionera, alcan-
zaría para sos-tener a 560 misioneros.

F. Conclusiones.
- No es falta de recursos.
- No falta historia misionera.
- No falta enseñanza bíblica.
- No falta juventud.
- No falta preparación secular.
- No falta tecnología ni medios.
Misionología – Instituto Bíblico Jorge Müller

Pero en las iglesias locales hay


- Falta de espiritualidad.
- Falta de visión misionera.
- Falta de valor, o sea temor respecto al sostén económico, su
éxito, y los problemas que pueda afrontar.
- Falta de adaptación a las culturas y situaciones locales (Fil.
4:12).
- Falta de capacidad para relacionarse con los demás, espe-
cialmente con sus compañeros
de labor, y trabajar en equipo.
- Falta información sobre la obra misionera.
- Faltan decisiones trascendentes: ―Menos ladrillos, más al-
mas ganadas‖.
- Falta desarrollo de dones.
- Falta orientación y preparación misionera.

Dios nos sigue preguntando como en el tiempo de Isaías:


―Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y
quién irá por nosotros? (Is. 6:8)‖. ¿Y cuál será nuestra respuesta?
¿Nos dejaremos involucrar orando específicamente, ofrendando
liberalmente o quizás el Señor te quiera ver sirviendo a tiempo
completo? Aunque esto último no sea así, la obligación de cada
creyente es el difundir las buenas nuevas a su alrededor. Que
haya una renovada pasión por las almas perdidas. ¿Puedes decir
con sinceridad y compromiso lo que dijo Isaías?

“Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién


enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces res-
pondí yo: Heme aquí, envíame a mí”. (Isaías 6:8)

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