La Unidad de La Iglesia
La Unidad de La Iglesia
La Unidad de La Iglesia
Cristo se estaba refiriendo a los grupos locales de creyentes llamados iglesias. Generalmente, los
creyentes del Nuevo Testamento vivan en un rea geogrfica y sus relaciones unos con otros eran
visibles a los no cristianos de esa comunidad en particular. Los paganos en feso no podan ver a los
cristianos de Tesalnica, ni los incrdulos de este lugar a los de feso.
De igual manera sucede hoy en da. Cada cuerpo local de creyentes que se rene regularmente
debe demostrar la unidad de corazn, mente y espritu de tal forma que los no cristianos de esa rea
conozcan quin es Jesucristo.
Por lo tanto, podemos concluir que Cristo no se refera a la unidad ecumnica. Ciertamente existe
un verdadero ecumenismo en donde los cristianos nacidos de nuevo pueden cooperar ms all de la
iglesia local. Pero, hablando en forma general, el mundo no puede ver ese tipo de amor y unidad. La
iglesia por la que Cristo or es el fenmeno cotidiano que puede penetrar un rea geogrfica durante
cierto perodo de tiempo. Jesucristo tena en mente principalmente a las iglesias locales.
2. Darnos cuenta de que la causa bsica de la desuni6n es el orgullo y el egosmo.
En el Aposento Alto, los discpulos queran tener una posicin de autoridad sobre los dems. No
estaban dispuestos a servirse los unos a los otros. Sus problemas races eran el orgullo y egosmo.
Pablo habl de este problema en sus cartas. Cuando luch con la falta de unidad de varias iglesias
locales del Nuevo Testamento, consistentemente seal esos factores como la causa bsica, y recomend
la humildad como cura.
Esto se ilustra mejor con los corintios, quienes tenan ms divisiones entre ellos que cualquier otra
iglesia del Nuevo Testamento. En el captulo 12 de l Corintios, Pablo ensea cuidadosamente lo que es la
unidad espiritual usando el ejemplo del cuerpo humano. Ningn miembro del cuerpo puede jactarse de
que no necesita de las otras partes. Lo mismo se aplica a cuerpo de Cristo: su iglesia. Todos nos
necesitamos los unos a los otros. No podemos pensar que alguno es ms importante que otro. Si lo
hacemos, destruimos la unidad por la que Cristo or.
Antes de entrar al tema de la unidad del cuerpo de Cristo, Pablo estableci en su carta a los
Efesios la misma regla bsica para mantenerla: "Con toda humildad y mansedumbre, soportndoos con
paciencia los unos a los otros en amor". (Efesios 4:2)
Es ms, vemos el mismo nfasis en su carta a los cristianos en Roma. Justo antes de la seccin
que trata de la unidad del cuerpo, nuevamente habla de la humildad como un ingrediente bsico para
crearla. Escribi de la siguiente manera:
"Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que est entre vosotros, que no tenga ms
alto concepto de s que el que debe tener, sino que piense de s con cordura, conforme a la medida de fe
que Dios reparti a cada uno. Porque de a manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no
todos los miembros tienen la misma funcin, as nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y
todos miembros los unos de los otros".
(Romanos 12:3-5).
Debernos darnos cuenta de que solamente cuando mantenemos esta actitud, ser contestada la
oracin de Cristo en relacin a la unidad.
2.
3.
4.
"Recibos los unos a los otros, como tambin Cristo nos recibi"
(Romanos 15:7)
5.
6.
7.
8.
"Soportndoos unos a otros, y perdonndoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro"
(Colosenses 3:13)
9.
10.
Antes de dar para terminada esta tarea, piense cuidadosamente en las siguientes palabras del Dr.
Francis Schaeffer:
"En nuestros grupos, en nuestras comunidades cristianas, incluso en el seno de nuestras familias,
cuando hemos demostrado falta de amor hacia otro, no vamos a automticamente decirle cunto
lo sentimos. Incluso al nivel ms simple, nunca es fcil hacerlo.
Seguramente parece simplista empezar por decir que lo sentimos y pedir perdn, pero no lo es.
Este es el modo para renovar la comunin, sea entre marido y mujer, entre padre e hijo, o entre
dos miembros de una comunidad cristiana, o an entre dos comunidades. Cuando hayamos dejado
ver una falta de amor hacia el otro, Dios nos llama a que vayamos a l y le digamos: "Lo siento,
lo lamento de veras".
Si no estoy dispuesto a decir que lo siento y a pedir perdn cuando le haya hecho mal a alguien,
especialmente cuando no le haya mostrado el debido amor, es que ni aun he comenzado a
comprender el significado de las palabras de Jess en cuanto a la unidad que debe ver el mundo.
Ms an, permitidme repetirlo, si no estoy dispuesto a hacer una cosa tan sencilla, el mundo tiene
derecho a poner en tela de juicio si Jess fue enviado por el Padre y si el cristianismo es
verdadero". (Dr. Francis A. Schaeffer, La iglesia al final del siglo XX p.193, Ediciones
Evanglicas Europeas, 1973.)