Capitulo 1 Bases-Teologicas-de-Arminio-y-Wesley-Mildred-Bangs-Wynkoop PDF
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de la Predestinación
Personal
E CUMENISMO C RISTIANO P RIMITIVO
'H . O rion W iiey. Christian Theology (Kansas City: Beacon Hill Press oí Kansas Cily
1940). I, 66.
Desarrollo de las Divisiones 19
Nivel "a":
Todos los cristianos tienen la misma experiencia en cuanto a
Cristo. Todos somos uno en El. Con el objeto de ilustrar hemos
empleado los nombres de nuestras cua tro tradiciones cristianas
representativas: Catolicismo romano, Luteranismo, Calvinismo y
Wesleyanismo. Todos los miembros que “ conocen a Cristo” ' en
sus corazones, conocen al único Cristo. Sólo en El puede obtenerse
la salvación. Quien quiera que esté “ en Cristo” es salvo. En este
nivel, no hay diferencias entre nosotros.
Nivel "b
Las diferencias empiezan a surgir tan pronto como los
hombres tratan de manifestar lo que saben de Cristo. Lo que se dio
por sentado como verdades “ evidentes” llega a ser el armazón de
nuestras explicaciones. El problema descansa en el hecho de que los
hombres no concuerdan en qué es lo que puede constituir las
verdades básicas evidentes. La historia de la doctrina cristiana es en
cierta medida, la historia del desarrollo y ascendencia de las
filosofías predominantes a las cuales se ha ajustado la fe cristiana.
La aparición de una nueva filosofía en la historia siempre es
acompañada por un sismo; y ciertos rasgos de la teología cristiana
sufren más o menos' cambios signi ficativos. Viene al caso la
manera en que Tomás de Aquino osadamente sistematizó la
doctrina cristiana sobre la base de la lógica y conceptos filosóficos
de Aristóteles! Hasta entonces, la teología había sentido la fuerte
influencia del neoplatonismo. Tomás corrió el riesgo de la
’excomunión por causa de su obra; pero en la actualidad se le
denomina
“ Padre de la Teología Cristiana.” En nuestros días, la teología
cristiana es confrontada por el exístencialismo y la filosofía “ en
curso.” * La teología cristiana busca un fundamento filosófico
adecuado a su verdad y que con genie con la línea tradicional del
pensamiento.
“ Process' philosophy
22 Antecedentes de la Doctrina
Nivel “c ”:
La teología sistemática es la doctrina cristiana aco modada a
principios inherentes a cualquier filosofía que uno acepte como
fundamental. Lo que es considerado céntrico para la teología cristiana
asume la principal im portancia y todas las demás doctrinas lógicamente
parten de esta premisa. Pero es en este lugar donde las mayores
discrepancias teológicas se hacen evidentes.
Una ilustración interesante de este fenómeno es la diferencia
radical entre las teorías de soteriología que emergen de los diversos “
órdenes de decretos” que sos tienen algunos grupos. El orden en el que
se pensó que los decretos siguen uno al otro, probablemente está deter
minado más por la necesidad lógica que por la clara en señanza bíblica;
y sin embargo el orden de los decretos divinos establece algunas de las
mayores divisiones dentro del protestantismo, como lo demostrará este
ensayo.
Nivel “d
Las palabras y términos empleados por todos los cris tianos son
prácticamente los mismos. Por ejemplo, en el caso de nuestra ilustración
todos los creyentes hablan de pecado y gracia, justificación y
santificación, la soberanía de Dios y la libertad del hombre y
demás'términos in dispensables. Pero cada uno de ellos está revestido
con las interferencias y connotaciones que brotan de las filo sofías
básicas de cada agrupación—filosofías apenas reco nocidas como tales;
pero consideradas ingenuamente como la herencia común de todas las
mentes racionales. La comunicación y el entendimiento parecen estar
obs truidos en cada encuentro entre estos grupos. Hablamos "sin tocar
lo .esencial’’ en lugar de ocupamos en dialogar significativamente. A
menudo nos acusamos de improbi dad y fanatismo cuando la verdad es
que cada uno habla partiendo de un estrecho provincialismo teológico
que nos ciega al provincialismo de nuestros interlocutores. Re
construyamos la historia de algunos de estos provincia lismos.
Provincialismo Teológico
P ROVINCIALISMO T EOLÓGICO
:Cyril Richardson, ed . Early Christian Fathers (Philadelphia: W estminster Press. 1943). p 173*
Pelagio
En el año 409 n.c., llegó a Roma un monje británico llamado
Pelagio. Era hombre de elevada reputación y co nocido por su
santidad. A. C. McGiffert dice de él: “ Pis taba profundamente
interesado en la conducta cristiana y se había dedicado a la tarea de
mejorar las condiciones morales de su comunidad, que, a su parecer,
estaba en triste urgencia de mejorar. Tenía un gran cuerpo de adhe-
rentes y ejercía considerable influencia como líder reli gioso y moral.
De acuerdo con la mejor tradición cristiana ponía particularmente el
énfasis sobre la pureza personal y la abstinencia de la corrupción y
frivolidad del mundo. Aun cuando él no era extremadamente
ascética, su ense ñanza era rigurosa y Pelagio hizo una enérgica
apelación a ¡os más sinceros de la iglesia.” 5
Pelagio sentía que el desmedido énfasis dado por Ter tuliano al
pecado original ejercía una tendencia a minar el sentido de la
responsabilidad personal. McGiffert con tinúa: “ El rechazaba en
absoluto la doctrina del pecado original, insistiendo en que e! pecado
es meramente voluntario e individual y no puede ser transmitido. La
caída de Adán no afectó ni las almas ni los cuerpos de sus
descendientes. Sus cuerpos provienen de él pero no sus almas; y su
carne es buena porque todo lo que Dios ha hecho es bueno. Hasta
donde lleguen sus naturalezas y capacidades, todos los seres
humanos están en la misma condición que Adán en el principio. Sin
embargo, ellos sufren por el mal ejemplo de la raza, cosa que no le
acon teció a él. A pesar de esto, son libres, tanto como él lo fue
Mbtd . p. 39.
{Arihur Cushman McGiKeri. A History ot Christian Thought (New York: Charles Scrib* ner s Sons.
19531.11. p. 125.
26 Antecedentes de la Doctrina
y tienen la capacidad de elegir sin reservas, el bien o el mal. Como
Adán, cada hombre es el creador de su propio ca rácter y determina
su propio destino. Su carácter le per tenece y no puede ser
transmitido a otro. Además, su carácter no determina su conducta.
Puede cambiar su curso de acción cuando lo desee.” 6
Sólo se han preservado unos pocos de los escritos de Pelagio.
La mayoría de lo que sabemos acerca de ellos es porque están
incluidos en las obras de San Agustín y en las de los discípulos de
Pelagio quienes les agregaron elementos racionalistas y naturalistas.
De estas fuentes podemos resumir sus enseñanzas de la siguiente
manera: Adán fue creado mortal y la muerte es lo que espera natu-.
ralmente a todos los hombres. La muerte no es el castigo por el
pecado. La voluntad del hombre es absolutamente libre. Haciendo
uso de su capacidad natural puede elegir libremente entre el bien y el
mal. Si Dios demandó obe diencia a su .ley quiere decir que debe
haberle impartido al hombre poder para obedecer. No hay
predisposición al pe cado en el corazón humano— ni pecado original
que la raza herede. El pecado de un hombre— de ningún hombre—
no puede afectar a otro; el pecado de Adán no pudo en manera
alguna afectar a toda la raza humana.
Pelagio sabía bien que la mayoría de los hombres pe caban y
que sufrirían el castigo eterno. Que los pecadores necesitaban ser
salvos y que Cristo había venido para salvarlos y era nuestro
Ejemplo e Inspiración para vivir cristianamente.
“ Aunque Pelagio exaltó tanto la capacidad e inde pendencia
humana, hablaba sin embargo de la necesidad de la gracia divina,
insistiendo en que sin ella ninguno podía ganar la vida eterna.
Empero, para él, la gracia di vina no era un poder o esencia divina
interior, sino ins trucción e iluminación. Aún empleaba la palabra
gracia todavía en un sentido más amplio para referirse al libre
albedrío y los dones de la razón y la conciencia con los que
•/«<#.. p 126
La Controversia Pelagio-Agustiniana 27
t fb id .l págs. 128-129.
Mames Orr, Progress of Dogma (Grand Rapids; Wm B Eerdmans Pub Co . 1S^2)
P 26
*Op Cií., 69
Antecedentes de la Doctrina
'2lb¡Ó , I. p. 147.
*Wholly other
' 3¡bid
La Controversia Pelagio-Agustiniana 31
cambiar.
5. Si Cristo murió por todos los hombres, como dicen algunos,
entonces todos serían salvos. Pero, observó,
6. No todos son salvos. ¿Por qué? (En años anteriores, él
hubiera respondido a este interrogante relacionándolo con el libre
albedrío y no con la gracia predestinadoraM).
7. Obviamente, no todos los hombres son salvos por que Dios
debe haber seleccionado algunos elegidos particu lares para
salvación; un número determinado de personas que no puede
cambiarse. El resto queda abandonado en sus pecados. Es
inconcebible que Cristo haya muerto por alguien que no va a ser
salvo.
8. Siendo Dios inmutable, sólo es razonable suponer que los
predestinados fueron elegidos desde la eternidad.
9. Por lo tanto, la predestinación individual es la única manera
lógica de explicar la salvación de cualquier hombre.
op cu. 11.348*49.
La Controversia Pelagio-Agustiniana 33
x,lb id , p 349
34
Antecedentes de la Doctrina