Ley de Baumol
Ley de Baumol
Ley de Baumol
El estudio original se realizó para el sector de las artes escénicas.2 Baumol y Bowen
señalaron que se necesita la misma cantidad de músicos para tocar un cuarteto de cuerdas
de Beethoven hoy en día, que se necesitaba en el siglo XIX. La productividad de la música
clásica no ha aumentado. Por otro lado, el salario real de los músicos (como en todas las
demás profesiones) ha aumentado considerablemente desde el siglo XIX.
CASOS Y APLICACIÓN
El costo del efecto de Baumol se usa a menudo para describir las consecuencias de la falta
de crecimiento en la productividad en el sector cuaternario de la economía y los servicios
públicos, como los hospitales públicos y las universidades estatales. Dado que muchas
actividades de la administración pública son muy intensivas en mano de obra, hay poco
crecimiento en la productividad a lo largo del tiempo porque las ganancias de productividad
provienen esencialmente de una mejor tecnología de capital.
Esto no ocurre, por ejemplo, en la educación, la música o la pintura artística, donde los
componentes que conforman el proceso que da el servicio siguen siendo los mismos que
hace 200 años. Sin embargo, el capital humano que desarrolla estos servicios ha
'reclamado' unos salarios mayores a medida que la inflación general aumentaba, lo que ha
desembocado en un incremento del coste de este tipo de servicios ante la imposibilidad de
incrementar la productividad.
Uno de los hechos que marcan el desarrollo de la economía mundial es que mientras una
serie bienes y servicios se han ido abaratando con el paso del tiempo, un grupo específico
de servicios ha visto incrementarse de forma permanente sus costos. Piénsese por ejemplo
en el caso de las computadoras y de los servicios de salud. Hace menos de 30 años una
computadora con una capacidad de memoria menor a la que hoy en día tiene una memoria
USB costaba mucho más de lo que hoy cuestan dichas memorias. En cambio, los costos de
internarse en un hospital privado se han ido incrementando en el mismo periodo. Este
fenómeno es conocido como la “enfermedad de los costos”, siendo dicho término acuñado
por el economista William Baumol.
¿Por qué ocurre esto? De acuerdo a Baumol, la enfermedad de los costos se debe a que la
productividad, entendida como producto por hora de trabajo empleado, crece a diferentes
velocidades en los distintos sectores de la economía. Es decir, hay sectores de la economía
cuya productividad se ha incrementado constantemente desde la revolución industrial debido
a la introducción de tecnologías que reducen la cantidad de trabajo necesaria en la
producción. A su vez, hay actividades en las que es muy difícil incorporar dichas tecnologías
al proceso productivo, por lo que la productividad en ellas crece a menor velocidad.
Este segundo tipo de actividades no son susceptibles de mecanización debido a que tienen
un alto componente de interacción humana. Ejemplo de estos sectores son las artes
escénicas, los servicios educativos y los servicios de salud, entre otros. Vale la pena
mencionar que en dichas actividades existe un trade-off entre productividad y calidad. Si se
incrementa el número de alumnos por profesor, el tiempo que el profesor puede dedicar a
cada alumno se reduce sustancialmente, lo cual afecta la calidad de la educación. De igual
forma, si se establece una cuota diaria de pacientes por médico demasiado alta, los médicos
tendrán que dedicar menos tiempo a cada paciente para poder alcanzar esa meta.
Vale la pena realizar una aclaración pertinente para economías similares a la mexicana.
Como ya se dijo, la enfermedad de los costos no atañe a todos los servicios, sino sólo a
aquellos en que existe un componente de interacción humana irreductible. Es decir, sus
características físicas impiden la estandarización de la producción o su mecanización,
reduciendo con ello el ritmo de crecimiento de la productividad. El sector comercial, que
domina al sector servicios en economías como la mexicana, no se encuentra dentro de estas
actividades, pues pueden mecanizarse muchas partes de su proceso productivo. Entonces,
el escaso crecimiento de su productividad no se debe a un fenómeno como el que da lugar a
la “enfermedad de costos” sino que se trata de un sector “refugio”, en el sentido de que es
un sector en donde la población que no encuentra ocupación en otro sector de la economía
puede emplearse fácilmente. Esto provoca que se reduzca la cantidad de bienes vendidos
por trabajador y con ello la productividad del sector.
Dicho eso, vale la pena mencionar algunas implicaciones de política que surgen a
partir de considerar este fenómeno económico.
c) Los recortes presupuestales para reducir los costos en los servicios sujetos a la
enfermedad de costos no son una buena idea. Es cierto que es necesario que el gasto
público se ejerza de forma eficiente y responsable, de tal forma que se eviten pérdidas por
corrupción o gastos redundantes. Sin embargo, si se confunde a la “enfermedad de costos”
con estas situaciones, el único efecto de los recortes será un empeoramiento del servicio.
Ello pues por sus características técnicas, el costo de los servicios sujetos a la enfermedad
de costos se seguirán incrementando.
Los empleadores pueden reaccionar a los aumentos de costos de varias formas, incluyendo:
Disminuir la calidad