Etapas Del Parto
Etapas Del Parto
Etapas Del Parto
Se desconocen cuáles son las causas que precipitan el parto, pero se cree que determinadas sustancias
producidas por la placenta, la madre o el feto, de factores mecánicos como el tamaño del bebé y su efecto
sobre el músculo uterino contribuyen al parto. Por lo tanto los efectos coordinados de todos estos factores son
probablemente la causa de la aparición del trabajo del parto. Se habla de inicio del parto cuando se conjugan
varias situaciones como son las contracciones uterinas, el borramiento (o acortamiento de la longitud del
cérvix) y la dilatación del cuello uterino. La fase activa del parto suele iniciarse a partir de los 4 cm de
dilatación del cuello uterino.
Prodrómico o preparto
Es un periodo excluido del trabajo del parto el cual no tiene un inicio definido, comienza con la aparición
progresiva de un conjunto de síntomas y signos que le servirán a la madre para darse cuenta que se aproxima
el momento del parto, aunque no siempre en forma inmediata. Este periodo puede durar hasta dos semanas y
finaliza con la dilatación del útero. No todas las embarazadas perciben que están pasando por la etapa del
preparto, por tanto, comienzan directamente con las contracciones rítmicas características del trabajo de parto.
Durante este periodo se produce un incremento progresivo de la frecuencia e intensidad de las contracciones,
se expulsa a veces el tapón mucoso y se incrementan las molestias a nivel de la pelvis.
Dilatación
El primer período de parto tiene como finalidad dilatar el cuello uterino.9 Se produce cuando las contracciones
uterinas empiezan a aparecer con mayor frecuencia, aproximadamente cada 3-15 minutos, con una duración
de 30 segundos o más cada una y de una intensidad creciente.8 Las contracciones son cada vez más frecuentes
y más intensas, hasta una cada dos minutos y producen el borramiento o adelgazamiento y la dilatación del
cuello del útero, lo que permite denominar a este período como período de dilatación. La duración de este
periodo es variable según si la mujer ha tenido trabajos de parto anteriores (en el caso de las primerizas hasta
18 horas) y se divide en: fase latente, fase activa y fase de desaceleración. La etapa termina con la dilatación
completa (10 centímetros) y borramiento del cuello uterino. Usualmente entre la dilatación completa y la fase
de nacimiento se da un corto periodo de latencia en el que las contracciones desaparecen por completo.
Nacimiento o expulsión
También llamado período expulsivo, termina con el nacimiento del bebé. Es el paso del recién nacido a través
del canal del parto, desde el útero hasta el exterior, gracias a las contracciones involuntarias uterinas y a
poderosas contracciones abdominales o pujos maternos. En el período expulsivo o segundo período
distinguimos dos fases: la fase temprana no expulsiva, en la que la dilatación es completa, y no existe deseo
de pujar ya que la presentación fetal no ha descendido y la fase avanzada expulsiva, en la que al llegar la parte
fetal al suelo de la pelvis, se produce deseo de pujo materno. Es deseable no forzar los pujos hasta que la
madre sienta esta sensación, para no interferir con el normal desarrollo del parto.
Alumbramiento
Comienza en la expulsión de la placenta, el cordón umbilical y las membranas; esto lleva entre 5 a 30
minutos.8 El descenso del cordón umbilical por la vulva después del parto es una indicación del
desprendimiento final de la placenta, cuanto más sale el cordón, más avanza la placenta hacia fuera de la
cavidad uterina. Ese movimiento natural del cordón umbilical proporcional al descenso de la placenta se
conoce con el nombre de signo de Ahlfeld.
El desprendimiento de la placenta ocurre en dos posibles mecanismos. El primer desprendimiento ocurre en
el centro de la unión útero-placentaria, mecanismo conocido como mecanismo de Baudelocque-Schultze y
por lo general se da cerca del 95 % de los casos. Menos frecuente es cuando la placenta se desgarra
inicialmente de los lados de la unión útero-placentaria, conocido como el mecanismo de Baudelocque-Duncan.
Las contracciones uterinas continúan durante el descenso de la placenta, las cuales ayudan a comprimir los
vasos terminales del miometrio que pierden su utilidad después del parto, proceso que se conoce en obstetricia
como las ligaduras vivas de Pinard.
Para muchos autores en el alumbramiento termina el período del parto, pero otros consideran un quinto periodo
que sería el de recuperación inmediata y que finaliza dos horas después del alumbramiento. En este período
denominado "puerperio inmediato", la madre y el niño deben estar juntos para favorecer el inicio de la
lactancia, la seguridad del niño y su tranquilidad. En este sentido, se emplea el concepto "alojamiento
conjunto" para designar la permanencia del bebé en el mismo cuarto que su progenitora, mientras se
encuentran en el hospital o lugar del alumbramiento.13Para favorecer ese "alojamiento conjunto" e instaurar
una lactancia exitosa es de vital importancia el descanso y la tranquilidad de la madre y el recién nacido, por
lo que se deberían reducir en número y duración las visitas por parte del entorno durante los primeros días.
1. PRIMERA FASE DEL PARTO: DILATACIÓN
La primera fase del parto va desde su inicio hasta la dilatación completa del cuello uterino. Los médicos o
comadronas utilizan una definición para hacer un “diagnóstico de inicio de parto”. Los criterios que se utilizan
no son exactamente iguales entre países o sociedades científicas. Pero de forma muy general casi siempre
consideran tres factores:
1. Tiene que haber contracciones seguidas, al menos dos cada 10 minutos,
2. El cuello del útero, o cérvix en términos técnicos, tiene que estar dilatado, normalmente 3 cm o más,
3. El cuello del útero tiene que estar acortado, o como se suele denominar técnicamente “borrado”, al menos
en un 50% respecto a su longitud.
Son criterios siempre algo subjetivos, y por este motivo utilizar tres criterios reduce las diferencias en la
interpretación y facilita que los profesionales sepan con bastante precisión que el parto se ha iniciado y que a
partir de ese momento empezamos a "contar el tiempo" de verdad.
La dilatación es la fase más larga del parto. En un primer parto puede durar de 8 hasta 12 horas, o incluso más.
No es verdaderamente importante mientras el bebé y la mamá estén bien. En general, la duración de la fase de
dilatación es más corta en el segundo parto y posteriores, aunque siempre puede haber excepciones.
A lo largo de la fase de dilatación, las contracciones del útero son cada vez más frecuentes y duran más tiempo.
Durante esta fase, y como indica su nombre, se produce poco a poco la dilatación del cuello uterino. Al mismo
tiempo, la cabeza del feto “entra” en la pelvis (o “se encaja” en términos técnicos) y empieza a descender
hacia la vulva, lo cual se define técnicamente como “descenso”. El feto debe atravesar la pelvis de la madre,
que forma un canal algo irregular, de pocos centímetros de largo. Este descenso es lento, y por ello tarda unas
horas en atravesar. El canal es estrecho y la cabeza pasa, pero de forma justa, por ese canal. En la mayoría de
los casos, la cabeza del feto se adapta muy bien a la pelvis y puede aprovechar el mejor ángulo para pasar en
cada nivel de ella.
Los profesionales que controlan el parto utilizan para entenderse unos planos imaginarios para saber “a qué
altura” está el feto en la pelvis materna. Reciben el nombre de planos de Hodge, y son 4 planos. En el primer
plano, el feto está entrando en la parte superior de la pelvis. En el cuarto plano, su cabeza está ya saliendo de
la pelvis, entre el pubis y el coxis, preparada para salir. Normalmente en la fase de dilatación el feto pasa del
primer al tercer plano, y en la siguiente fase ya pasa al cuarto plano. Pero esto es una regla muy general y
pueden haber grandes diferencias en cada mujer y parto.
Parto a término: Es el parto que se produce entre las 37 semanas de gestación y las 42 semanas de gestación.
Parto pretérmino o parto prematuro: Este tipo de parto ocurre cuando el embarazo finaliza antes de las 37
semanas de gestación.
Parto postmaduro: Se produce cuando el embarazo sobrepasa las 42 semanas de gestación. Cuando un
embarazo se encuentra en vía de prolongarse a partir de las 42 semanas, existen varios riesgos asociados como
por ejemplo relacionados con el tamaño del bebé o con el funcionamiento normal de la placenta (la cual deja
de funcionar correctamente). Es bastante raro que ocurra en los países desarrollados debido a los controles de
embarazo sin embargo, si es más habitual en países en vías de desarrollo y en ciudades fronterizas con éstos.
Tipos de parto según el inicio
Nos encontramos ante dos tipos de inicio posibles:
Parto espontáneo: Como su nombre ya indica, es cuando el proceso del parto se inicia de manera natural, sin
necesidad de intervenir con ningún procedimiento médico para que se desencadene..
Parto inducido: La inducción al parto es lo que comúnmente se conoce como provocar el parto. Se debe
realizar siempre en base a criterios clínicos y siempre valorando los riesgos y los beneficios que tiene tanto
para la madre como para el bebé. Entre la causas que pueden indicar la finalización del embarazo mediante
un parto inducido pueden estar el que por ejemplo el parto no se inicie de forma espontánea entre la semana
41 y la 42 o el que la cantidad de líquido amniótico no sea la adecuada para el bienestar del bebé.
Tipos de parto según su finalización
Si hablamos de la finalización, nos encontramos con dos tipos de parto.
Parto eutócico o normal: El parto eutócico se produce con la salida del bebé y la placenta mediante los pujos
maternos por vía vaginal. La OMS define el parto normal como el parto de bajo riesgo en el que el bebé nace
de manera espontánea con el esfuerzo materno en posición cefálica (con la cabeza fetal hacia abajo).
Parto distócico: La distocia se refiere siempre a un problema que impide que se produzca el parto normal o
eutócico. Los partos distócicos pueden ser a su vez partos instrumentales (vacuo o ventosa, fórceps o espátulas)
o quirúrgicos (cesárea). Dependiendo de la situación del parto se utilizará un instrumento u otro si se produce
el parto vaginal o un parto por cesárea cuando no hay posibilidad de un parto vaginal.
TIPOS DE PARTO
Parto natural
En el parto natural, el bebé nace cruzando por la vagina de la madre, con la asistencia de poca o ninguna
tecnología y sin la ayuda de fármacos.4 En la mayoría de los centros asistenciales el parto vaginal ocurre en
una posición ginecológica, con la gestante en posición decúbito dorsal, es decir, acostada sobre su espalda y
sus pies sostenidos a la altura de los glúteos con el objetivo de favorecer la comodidad del personal médico.
Se conoce con el nombre de posición de litotomía,5 y ha sido usada durante años como rutina en el nacimiento.
Sin embargo, es una posición controvertida, pues el parto puede ocurrir naturalmente en posición vertical —
por ejemplo agachada— en el cual la gravedad ayuda a la salida natural del niño. En la litotomía existe más
probabilidad de descensos lentos, expulsivos prolongados, sufrimiento fetal y desgarros perineales maternos.
Idealmente, el entorno de la madre en el momento del parto debería ser de tranquilidad, sin prisas, intimidad
y confianza: luz suave, pocas personas y pertenecientes a su entorno íntimo, una posición cómoda elegida por
ella, tal vez música o flores o aromas si a ella le gustan. También existe el parto en agua caliente, en el propio
hogar, en hospitales o en centros privados.
Parto vertical
Cuando se realiza este tipo de parto, la embarazada debe encontrarse en una posición que mantenga la espalda
en forma vertical: puede ser de pie, en cuclillas, de rodillas, sentada o semi-sentada. Las diferentes posturas
favorecen el descenso del bebé por la ley de gravedad, facilitando la dilatación y reduciendo las probabilidades
de que se practique una episiotomía (corte para agrandar el orificio de la vagina).
Parto en el agua
Esta teoría indica que el proceso de transición del bebé se ve facilitado cuando se produce desde un medio
acuático a otro. La embarazada realiza el trabajo de parto en una bañera con agua a una temperatura igual a la
de su cuerpo, que permite la relajación entre las contracciones. Una vez que el bebé nace, es inmediatamente
sacado del agua y colocado en los brazos de su madre.
Parto en el hogar
El parto en el hogar se realiza con la asistencia de parteras y especialistas y con el acompañamiento de los
seres queridos. La ventaja consiste en que permite recibir al bebé en un ambiente conocido, relajado y familiar.
Si se realizaron los controles previos y no hubo complicaciones, se puede realizar el parto en el hogar. De este
modo, existe la posibilidad de que la pareja participe y ayude durante el alumbramiento.
Otras veces ocurre que las contracciones son más intensas en la parte inferior del útero que en la parte superior,
lo cual imposibilita la salida del feto.
Para avivar las contracciones se emplea oxitocina. Si con la oxitocina no basta, el médico se verá obligado a
emplear fórceps o ventosa.
En ocasiones, optará por practicar una cesárea para prevenir cualquier riesgo.
Por motivos desconocidos, el cordón sale del cuello uterino antes que el feto. El peligro es que, al salir el feto,
la presión que ejercería sobre el cordón umbilical cortaría el aporte de sangre y oxígeno procedente del mismo.
Para evitar cualquier riesgo, los médicos que se encuentran ante esta situación suelen utilizar los fórceps o
ventosas y, en casos extremos, practicar una cesárea.
Cuando, por diversas causas, el feto no logra posicionarse de este modo, lo más habitual es practicar una
cesárea a la embarazada para evitar, de este modo, poner en peligro la vida de su hijo.
Parto prolongado
Se considera que un parto es prolongado (excesivamente largo), cuando supera las 14 horas en madres
primerizas y las 9 en mujeres que ya han parido antes.
Estos datos, sin embargo, son meramente orientativos, pues hay otros factores que entran en juego (una cesárea
anterior, por ejemplo).
En casos de este tipo el médico hará uso de fórceps o, en última instancia, practicará una cesárea a la
embarazada. Ante todo, conviene evitar que la prolongación del parto de lugar a la fatiga de la madre o al
sufrimiento del feto.
Parto prematuro
Se considera prematuro el parto que se produce antes de la semana 37 de gestación.
No existe una causa única para los partos prematuros. Diferentes factores intervienen en el nacimiento
prematuro del bebé. Entre ellos, se cuentan circunstancias como el estrés, la anemia, posibles anormalidades
del útero...
En embarazos múltiples, debido a la falta de espacio, los fetos son más propensos a salir prematuramente.
Cualquiera que sea el motivo que provoque un parto prematuro, es importante acudir al hospital cuanto antes,
donde los médicos procurarán retrasar en la medida de lo posible el nacimiento del bebé.
Cuando no sea posible y el parto prematuro empiece, lo habitual será que el médico opte por practicar una
cesárea a la embarazada, sobre todo cuando haya indicios de sufrimiento fetal.
Asfixia perinatal
Esta complicación se ha definido como “no iniciar y mantener la respiración al nacer“.
Puede ocurrir antes, durante o inmediatamente después del parto, debido a una falta de oxígeno, que acarrea
problemas como hipoxemia, hipercapnia (altos niveles de dióxido de carbono) y acidosis metabólica
(alteración de la acidez sanguínea), que pueden producir problemas cardiovasculares y mal funcionamiento
de los órganos.
El tratamiento de la asfixia perinatal puede incluir proporcionar oxígeno a la madre o realizar un parto por
cesárea. Después del parto, puede ser necesaria la respiración mecánica o la medicación.
4. Distocia del hombro
Es cuando la cabeza del bebé ha salido de la vagina, pero uno de los hombros se atasca dentro del canal de
parto.
Si bien no es común, es más probable que afecte a las mujeres nulíparas y es responsable de la mitad de
los partos por cesárea en este grupo.
Los médicos o parteros pueden realizar maniobras específicas para liberar los hombros, como es el cambio de
posición de la madre o girar los hombros del bebé con las manos. De no resultar, se puede recurrir a una
episiotomía para ampliar el espacio para los hombros.
Las complicaciones generalmente son pasajeras y tratables, pero en caso de alteraciones de la frecuencia
cardíaca deben evaluarse posibles problemas como lesiones del plexo braquial del bebé o fractura del húmero
o clavícula del feto. Pero lo más grave puede ser la lesión hipóxica-isquémica con daño cerebral y peligro
vital.
Las complicaciones maternas incluyen desgarro uterino, vaginal, cervical o rectal y abundante hemorragia
post parto.
Placenta previa
Se refiere a que la placenta cubre la abertura del cuello uterino. Afecta a 1 de cada 200 embarazos y puede
requerir una cesárea. Está asociada a algunos antecedentes o condiciones maternas previas.
El riesgo se ve incrementado en caso de la placenta acretta, donde esta se adhiere firmemente al útero.
El indicio principal es un sangrado indoloro durante el tercer trimestre, que puede ser desde leve hasta
abundante.
Ruptura uterina
La rotura uterina sucede cuando se pierde la integridad de la pared del útero. El factor de riesgo
implicado más habitualmente es una cirugía como la cesárea. También se asocia a inducción del parto, el
tamaño del bebé, tener más de 35 años de edad y uso de instrumentación en el parto vaginal.
En estos casos, el bebé puede estar en riesgo de hipoxia y puede ser necesaria una cesárea. La madre puede
presentar hemorragias, por lo que la atención y el control adecuados son fundamentales para reducir el riesgo
de mortalidad.