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Embarazo y Diabetes Gestacional

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Qué es y por qué se origina la diabetes gestacional

La diabetes gestacional es la presencia de glucemia alta durante el embarazo en mujeres


que antes de la gestación no tenían diabetes (en la mayoría de los casos después del parto
vuelve a sus límites normales). Esto es debido a que las hormonas presentes durante el
embarazo pueden dificultar el trabajo que realiza la insulina apareciendo una alteración en
el metabolismo de los HC y por ello la glucosa se eleva (hiperglucemia).

La diabetes gestacional puede conllevar complicaciones como macrosomías (niños


excesivamente grandes) y complicaciones en el nacimiento, por lo que es importante
controlar los niveles de azúcar. Estas hipotéticas complicaciones se pueden presentar con
niveles de glucosa que fuera de la gestación serían considerados normales.

Cómo se diagnostica
Es necesario descartar diabetes gestacional en el primer trimestre de embarazo en mujeres
con factores de riesgo, como haber presentado diabetes gestacional en un embarazo
anterior, abortos de repeticion, tener antecedentes familiares de diabetes o situaciones que
se asocian con resistencia a la insulina (hipertensión, hiperlipemia, obesidad, ovarios
polimicroquísticos, acantosis nigricans). En los demás casos, la prueba para descartar
diabetes gestacional debe practicarse entre las semanas 24 y 28 de embarazo.
A día de hoy, existen controversias sobre cómo llevar a cabo el diagnóstico. Existen dos
procedimientos:
 En dos pasos:
Se dan 50 gramos de glucosa (test de O´Sullivan), se mide la glucemia a la hora y,
si se está por encima de 139 mg/dl, se realiza una curva de 3 horas: se dan 100
gramos de glucosa y se mide la glucemia antes, a la hora, a las dos y a las tres horas
de la administración: si se tienen dos o más valores iguales o superiores a 95, 180,
155 y 140 mg/dl (a las 0, 1, 2 y 3 horas, respectivamente, criterios de Carpenter y
Coustan) se diagnostica de diabetes gestacional.
 En un paso:
Se dan 75 gramos de glucosa directamente y se mide a las 0, 1 y 2 horas. Valores
iguales o superiores a 92, 180 y 153 mg/dl, respectivamente, en un solo punto ya
son diagnósticos de diabetes gestacional (criterios HAPO).
Los criterios HAPO son notablemente más rigurosos, se recomendaron por primera vez en
2011 y muchos centros todavía no los aplican. Al aplicarlos se incrementa el número de
mujeres afectadas de diabetes gestacional, de manera que el riesgo asciende desde el 5-6 %
al 15-20 % con los criterios HAPO. Algún centro de nuestro entorno ha dado porcentajes
incluso mayores, en torno a un tercio de las embarazadas.

Control y estilo de vida durante el embarazo


Durante el embarazo, los objetivos de control son más estrictos que fuera del embarazo. En
la diabetes gestacional pretendemos que las glucemias capilares sean iguales o inferiores a
95, 140 y 120 mg/dl antes de las comidas y a los 60 y 120 minutos de las mismas,
respectivamente. Con estos valores la hemoglobina glucosilada no debiera sobrepasar el 6
%.
Las mujeres con diabetes gestacional deben monitorizar su glucemia capilar para confirmar
que se alcanzan dichos objetivos. Con normas de estilo de vida (dieta y ejercicio) lo
conseguían entre el 70 y el 85 % de las mujeres diagnosticadas con los criterios anteriores a
los HAPO. Como éstos son más rigurosos y, por tanto, incluyen a mujeres con un menor
deterioro en su metabolismo, lo previsible es que el porcentaje de tratadas sin terapia
farmacológica sea aún mayor.
El estilo de vida recomendado consiste en practicar ejercicio, aunque siempre dentro de lo
que permitan los obstetras, y seguir una dieta en la que va a ser especialmente
recomendable el repartir los hidratos de carbono a lo largo del día. Esto es especialmente
importante con el desayuno, ya que a primera hora de la mañana existe una tendencia a la
subida de la glucosa mientras que en la segunda mitad de la misma la tendencia es la
opuesta. Por tanto, un desayuno ligero y un tentempié con hidratos a media mañana es la
norma en prácticamente todos los casos con diabetes gestacional. También el resto del día
será conveniente repartir los hidratos y especialmente alimentos como arroz o pasta es
preferible consumirlos como acompañamiento más que como plato principal.
Cuando con el estilo de vida no se logra alcanzar los objetivos de glucemia habrá que
recurrir a los medicamentos. Eso sí, aunque algunos expertos defienden la inocuidad de
emplear ciertos antidiabéticos orales, Metformina y Glibenclamida concretamente, la
inmensa mayoría se inclina por tratar exclusivamente con insulina. Habitualmente se
consigue un buen control con pautas poco agresivas de insulina, siendo muy poco frecuente
el que haya que recurrir a pautas intensivas del tipo bolo/basal.
Es especialmente importante que la mujer durante el embarazo no pierda peso, incluso si
tuviera obesidad, ya que puede inducir a cuadros de cetosis, especialmente dañinos para el
feto.

Tras el parto
La madre
Tras dar a luz, casi siempre la diabetes desaparece, aunque los médicos se asegurarán de
ello antes de dar el alta. El post-parto y lactancia, por tanto, serán como los de cualquier
otra mujer. Sin embargo, entre 6 y 12 semanas después de dar a luz se debe confirmar que
ha desaparecido la diabetes mediante la curva de glucosa convencional (no con los criterios
del embarazo).
Las mujeres con diabetes gestacional deben recibir un seguimiento de por vida, evaluando
al menos cada 3 años.
El bebé
Como en la diabetes gestacional casi siempre se alcanzan los objetivos de control, es raro
que los bebés sean macrosómicos, lo que hubiera aumentado la posibilidad de cesáreas. De
todos modos, el día del parto los neonatólogos ya tienen presente que la madre tiene
diabetes gestacional y estarán precavidos ante cualquier contingencia, fundamentalmente
hipoglucemias. Si el bebé tiene hipoglucemias, producidas por el paso de insulina desde la
madre a través de la placenta, hasta que se elimine de su organismo dicha insulina se le
administrarán sueros glucosados (con azúcar) durante varias horas, tras las cuales el bebé
volverá con su madre sin tener que guardar ninguna precaución especial.
Podríamos resumir que siempre y cuando se respeten los protocolos para diagnosticar la diabetes
gestacional, la paciente cumpla con la determinación de sus niveles de glucosa capilar y se instaure
el tratamiento preciso para cumplir con los objetivos (estilo de vida y, si es necesario, tratamiento
farmacológico), la diabetes gestacional suele ser mucho más fácil de controlar que la diabetes pre-
existente antes del embarazo.

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