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Los griegos tenían una visión universal. Empezaron por preguntarse qué es el
hombre. Dos ciudades rivalizaron en sus respuestas: Esparta y Atenas. Para la
primera, el hombre debía ser antes que nada, el resultado de su culto al cuerpo -
debía ser fuerte, desarrollado en todos sus sentidos, eficiente en todas sus
acciones. Para los atenienses, la virtud principal de un hombre debía ser la lucha
por su libertad. Además, necesitaba ser racional, hablar bien, defender sus
derechos, argumentar. En Atenas, el ideal del hombre educado era el orador.
Esos ideales, bien entendido, eran reservados solamente a los hombres libres. En
Grecia, había diecisiete esclavos por cada hombre libre. Y ser libre significaba no
tener preocupaciones materiales o con el comercio y la guerra, actividades
reservadas a las clases inferiores. El carácter de clase de la educación griega
aparecía en la exigencia de que la enseñanza estimulara la competición, las
virtudes guerreras, para asegurar la superioridad militar sobre las clases
sometidas y las regiones conquistadas. El hombre bien educado tenía que ser
capaz de mandar y de hacerse obedecer.
La educación enseñaba a unos pocos a gobernar. Si enseñara a todos a gobernar,
tal vez señalaría un camino para .la democracia, como lo entendemos hoy. Entre
iguales puede existir el diálogo y la libertad de enseñanza; yeso sólo sucedía entre
los griegos libres.
Así, Grecia alcanzó el ideal más avanzado de la educación en la Antigüedad: la
paidéia, una educación integral que consistía en la integración entre la cultura de
la sociedad y la creación individual de otra cultura en una influencia recíproca. Los
griegos crearon· una pedagogía de la eficiencia individual y, simultáneamente, de
la libertad y de la convivencia social y política.
Los griegos realizaron la síntesis entre la educación y la cultura: dieron enorme
valor al arte, a la literatura, a las ciencias y a la filosofía. La educación del homóre
integral consistía en la formación del cuerpo por la gimnasia, en la de la mente por
la filosofia y por las ciencias, y en la de la moral y de los sentimientos por la
música y por las artes.
En los poemas de Homero, la "biblia del mundo helénico", se estudiaba todo:
literatura, historia, geografia, ciencias, etcétera.
Una educación tan rica no podía escapar de lasdive1gencías. Entre los espartanos
predominaba la gimnasia y la educación moral, ésta sometida al poder del Estado;
en el caso de los atenienses, aunque dieran enorme valor al deporte, insistían más
en la preparación teórica para el ejercicio de la política. Platón llegó incluso a
desarrollar un currículo para preparar a sus alumnos para ser reyes. Y de hecho,
veintitrés de ellos llegaron al poder. El mismo, Platón, quería ser rey.
Sócrates, Platón y Aristóteles ejercieron, de lejos, la mayor influencia en el mundo
griego. Los griegos eran educados por medio de los textos de Homero que
enseñaban las virtudes guerreras, la caballerosidad, el amor a la gloria, al honor, a
la fuerza, a la destreza y a la valentía. El ideal homérico era ser siempre el mejor y
conservarse superior a los demás. Para eso era necesario imitar a los héroes,
rivalizar. Aún en la actualidad, nuestros vehículos de comunicación, manifestando
esa herencia, buscan glorificar sobre todo a los héroes combatientes, señalando
que la educación militar y cívica represiva aún está presente.
Esa educación totalitaria sacrificaba, principalmente en Esparta, todos los
intereses al interés del Estado, que exigía devoción hasta el sacrificio supremo.
Una sociedad guerrera como la espartana sólo podía exigir a las mujeres que
perdieran sus rasgos femeninos: tenían que ser madres fecundas de hijos
vigorosos. Las madres poseían cuerpos fortalecidos por los ejercicios físicos. Por
otro lado, se desarrollaba la atracción afectiva entre los hombres: la pederastia era
una práctica ampliamente difundida El humanismo ateniense se guiaba por la
supremacía de otros valores, ya que en sus escuelas, incluso aristocráticas, las
mayores disputas no eran físicas sino intelectuales -se buscaba el conocimiento
de la verdad, de lo bello y del bien. Platón soñaba con una república ampliamente
democrática, dentro de los límites de la concepción de la democracia de su época
donde la educación tenía un papel fundamental Es curioso saber que Platón
pretendía una educación municipal, para evitar las pretensiones totalitarias. Así, la
enseñanza se sometería al control más próximo posible de la comunidad. Toda
enseñanza debería ser pública.
La escuela primaria se destinaba a enseñar los rudimentos: lectura del alfabeto,
escritura y cómputo. Los estudios secundarios comprendían la educación física, la
artística, los estudios literarios y científicos. La educación física comprendía
principalmente la carrera, el salto de longitud, el lanzamiento de disco y de dardo,
la lucha, el box, el pancracio y la gimnasia.
La educación artística incluía el dibujo, el dominio instrumental de la lira, el canto y
el coral, la música y la danza. Los estudios literarios comprendían el estudio de las
obras clásicas, principalmente de Homero, la filología (lectura, recitación e
interpretación del texto), la gramática y los ejercicios prácticos de redacción. Los
estudios científicos presentaban las matemáticas, la geometría, la aritmética, la
astronomía.
En la enseñanza superior prevalecía el estudio de la retórica y de la filosofía. La
retórica estudiaba las leyes del bien hablar, basadas en una triple operación:
a] buscar lo que se va a decir o escribir;
b] poner en orden las ideas encontradas;
c] buscar los términos más apropiados para expresar esas ideas.
De ahí el hecho de que la retórica se divida tradicionalmente en tres partes: la
invención, la disposición y la alocución.
Socrates
Vamos a imaginar -dijo Sócrates- que existen personas viviendo en una caverna
subterránea. La hendidura de esa caverna se abre a: todo lo ancho y por ella entra
la luz. Los habitantes están ahí desde su infancia, presos por las cadenas en las
piernas y en el cuello. De esa forma ellos no logran moverse ni voltear la cabeza
para atrás.
Sólo pueden ver lo que pasa frente a ellos. La luz que llega al
fondo de la caverna viene de una hoguera que está sobre un monte atrás de los
prisioneros, allá afuera. Pues bien, entre ese fuego y los habitantes de la caverna,
imagine que existe un camino situado en un nivel más elevado. Al lado de ese
pasaje se alza un pequeño muro, semejante a la mampara detrás de la cual
acostumbran colocarse los presentadores de marionetas para exhibir sus
muñecos en público.
Supongamos que los prisioneros se concedieran honores y elogios entre sí. Ellos
darían recompensas al más astuto, a aquel que fuera capaz de prever el paso de
las sombras, recordando la secuencia en que éstas acostumbran aparecer.
Glauco, ¿tú crees que el hombre liberado sentiría celos de esas distinciones y
tendría envidia de los prisioneros que fueran más honrados y poderosos? Por el
contrario, como el personaje de Homero, ¿él no preferiría "ser sólo un peón del
arado al servicio de un pobre labrador", o sufrir todo en el mundo, a pensar como
pensaba antes y volver a vivir como había vivido antes?
Toda esta historia, querido Glauco, es una comparación entre lo que la vista nos
revela normalmente y lo que se ve en la caverna; entre la luz del fuego que ilumina
el interior de la prisión y la acción del sol; entre la subida hacia afuera de la
caverna, junto con la contemplación de lo que allá existe, y entre el camino del
alma en su ascensión a lo inteligible. He aquí la explicación de la alegoría: en el
Mundo de las Ideas, la idea del Bien es aquella que se ve por último y a gran
costo. Pero, una vez contemplada, esta idea se presenta al raciocinio como
siendo, en definitiva, la causa de toda la rectitud y de toda la belleza. En el mundo
visible, ella es la generadora de la luz y de lo soberano de la luz. En el Mundo de
las Ideas, la propia idea del Bien es la que da origen a la verdad y a la inteligencia.
Considero que es necesario contemplarla, en caso de que se quiera actuar con
sabiduría, tanto en la vida particular como en la política.
Aristoteles
Los jóvenes, merced al carácter, son propensos a los deseos y capaces de hacer
lo que desean. Entre los deseos del cuerpo, la principal inclinación es para los
deseos amorosos, y no logran dominarlos. Son inconstantes y rápidamente se
aburren de lo que desearon; si desean intensamente, rápidamente dejan de
desear. Sus voluntades son violentas pero no duraderas, exactamente como los
accesos de hambre y de sed de los enfermos.
Su índole es antes buena que mala por no haber presenciado aún muchas malas
acciones. También son crédulos porque aún no fueron víctimas de muchos
engaños. Están llenos de esperanzas prometedoras; se parecen a los que
bebieron mucho vino, sienten calor como éstos, pero por efecto de su
temperamento y porque aún no sufrieron muchos contratiempos. La mayor parte
del tiempo viven de esperanzas porque éstas se refieren al porvenir, y los
recuerdos, al pasado; y para la juventud el porvenir es duradero y el pasado breve.
En los primeros momentos de la vida no nos acordamos de nada, pero podemos
esperar todo. Es fácil engañar a los jóvenes por la razón que ya dijimos, pues
esperan fácilmente.
Son más intrépidos que en otras edades por estar más dispuestos a encolerizarse
y propensos a esperar un éxito feliz de sus aventuras; la cólera hace que ignoren
el temor, y la esperanza les infunde confianza; en efecto, cuando se está furioso
no se teme a nada y el hecho de esperar una venta inspira confianza. De igual
forma se les avergüenza pues no sospechan que haya algo bello fuera de las
prescripciones de la ley que fue su única educadora. Son magnánimos porque la
vida aún no los envileció ni tuvieron la experiencia de las necesidades de la
existencia. Por otra parte, considerarse digno de hechos audaces, es la
magnanimidad, es el carácter de quien concibe grandes esperanzas. En la acción
prefieren lo bello a lo útil porque en la vida se dejan guiar más por su
temperamento que por el cálculo; actualmente el cálculo se relaciona con lo útil, la
virtud con lo bello. Más de lo que sucede en otras edades, les gustan los amigos y
los compañeros porque sienten placer de vivir en sociedad y aún no están
habituados a juzgar las cosas con el criterio del interés, ni por consiguiente a
evaluar a los amigos con el mismo criterio.
Roma
Los romanos, así como los griegos, no valoraban el trabajo manual: separaban la
dirección del trabajo del ejercicio de éste. Sus estudios son esencialmente
humanistas, entendiéndose la humanitas (traducción de paidéia) como aquella
cultura general que trasciende los intereses locales y nacionales. Los romanos
querían universalizar a su humanitas, lo que acabaron por conseguir a través del
cristianismo. La humanitas era impartida en la escuela de lo "gramático" que
seguía las siguientes fases:
• dictado de un fragmento del texto, a título de ejercicio ortográfico;
• memorización del fragmento;
• traducción del verso en prosa y viceversa;
• expresión de una misma idea en diversas construcciones;
• análisis de las palabras y frases;
• composición literaria.
Así se instruían las élites rop1anas. Los esclavos, sin ninguna instrucción y aún
más numerosos que en Grecia, eran tratados como objetos. Sobre ellos recaía
toda la producción material de la existencia de las élites. La sociedad estaba
compuesta por grandes propietarios –los patricios que monopolizaban el poder- y
por plebeyos –pequeños propietarios que, a pesar de ser libres (al contrario de los
esclavos), eran excluidos del poder.
Los romanos impusieron el latín a numerosas provincias por
medio de las conquistas. En la época de oro del Imperio, existía un
sistema de educación con tres grados clásicos de enseñanza:
las escuelas delludi-magíster, que impartían la educación elemental;
ANÁLISIS Y REFLEXIÓN
l. Siguiendo la tradición platónica, Agustín creía que "aprender es recordar". Así,
desarrolló la teoría de la "iluminación divina". Creía que Cristo, actuando como
maestro interior, era el responsable del aprendizaje. Cite fragmentos del texto que
comprueben esta tesis.
2. Al desarrollar su concepción educativa, Agustín afirmó que, siendo
representante de Cristo, el profesor sólo ilumina las ideas innatas en el alumno. En
su opinión, ¿existen todavía segmentos de la sociedad brasileña que estarían de
acuerdo con ese concepto? ¿Por qué?
Renacimiento
El pensamiento pedagógico renacentista se caracteriza por una
la revaloración de la cultura greco-romana. Esa nueva mentalidad influyó en la
educación: la hizo más práctica, incluyendo a la cultura del cuerpo y buscando
sustituir procesos mecánicos por métodos más agradables.
El renacimiento pedagógico se unió a algunos factores más generales de la propia
evolución histórica. Las grandes navegaciones del siglo XIV, que dieron origen al
capitalismo comercial, el invento de la imprenta realizado por el alemán Gutenberg
(entre 1391 y 1400-1468), que difundió el saber y la rebelión, la emigración de los
sabios bizantinos que salieron de Constantinopla hacia Italia, ejercieron influencia
en el pensamiento pedagógico.
El invento de la brújula posibilitó las grandes navegaciones: Bartolomé Dias le dio
la vuelta al Cabo de Buena Esperanza, en el sur de África (1488), Cristóbal Colón
descubrió América (1492), Vasco da Gama desembarcó en la India (1492), Pedro
Álvares Cabral descubrió Brasil (1500). Magallanes hizo el primer viaje alrededor
del mundo (1520) y descubrió Oceanía (1521). El impacto de esos
descubrimientos favoreció la creencia en las posibilidades de superación del
hombre, favoreció el individualismo, el pionerismo y la aventura. Se desarrolló
también el arte de la guerra, gracias al uso de la pólvora. La teoría heliocéntrica,
defendida por el polaco Nicolás Copérnico (1473-1543), ejerció gran impacto en la
mentalidad de la época.
La educación renacentista preparó la formación del hombre burgués. De ahí que
esa educación no llegara a las masas populares. Se caracterizaba por el elitismo,
por el aristocratismo y por el individualismo liberal. Concernía principalmente al
clero, a la nobleza y a la burguesía naciente.
Al contrario del pensamiento teocrático de la Edad Media, el Renacimiento
valoraba las humanidades, entendiéndose éstas como los conocimientos
relacionados directamente con los intereses humanos, que forman y desarrollan al
hombre, que respetan su personalidad. La reacción al Estado-Iglesia medieval era
clara. Se vislumbraba a la educación como señal de protesta, lo que contiene en
principio la educación moderna y laica. Ese movimiento que surgió con la Reforma
protestante, no podía dejar de repercutir en el seno de la Iglesia. Engels consideró
a la Reforma protestante como la primera gran revolución burguesa. Fue iniciada
por el monje agustino Martín Lutero (1483-1546), hijo de un minero. La exaltación
renacentista del individuo, de su libre albedrío, había hecho inevitable la ruptura en
el seno de la Iglesia: "para cada individuo una doctrina", decía Lutero.
La principal consecuencia de la Reforma en los países protestantes fue ceder al
Estado el centro de la escuela. Pero no se trataba aún de una escuela pública,
laica, obligatoria, universal y gratuita, como la conocemos actualmente. Era una
escuela pública religiosa. La religión, el canto y la lengua patria eran su base. En
una carta que Lutero escribió en 1527 a los "regidores de todas las ciudades de la
nación alemana", para que establecieran y mantuvieran escuelas cristianas,
afirmaba que "la educación pública se destinaba en primer lugar a las clases
superiores burguesas y secundariamente a las clases populares, a las cuales se
les debería enseñar sólo los elementos imprescindibles, entre los cuales estaba la
doctrina cristiana reformada". La Iglesia católica reaccionó a la Reforma
protestante por medio del Concilio de Trento (1545-1563), que creó el Index
Librorum
Prohibitonon (Índice de los libros prohibidos), y de la Compañía de Jesús (1534).
Organizó la Inquisición (1542) para combatir el protestantismo y toda forma hereje
de la doctrina cristiana. Los reformadores cristianos se multiplicaron,
destacándose Juan Calvino (1509-1564), natural de Francia, que dio al
protestantismo suizo y al francés su doctrina y organización. Sus ideas se
difundieron por Holanda, Bélgica, Inglaterra, Escocia y llegaron a las colonias
inglesas de América del Norte.
Los jesuitas tenían como misión convertir a los herejes y alimentar a los cristianos
titubeantes. Para orientar su práctica, se escribió el Ratio atque Institutio
Studiorum, aprobado en 1599, que contenía los planes, programas y métodos de
la educación católica. Su contenido comprendía la formación en latín y griego, en
filosofía y teología. Su método, predominantemente verbal, comprendía cinco
momentos: la lección, el debate o emulación, la memorización, la expresión y la
imitación.
La educación jesuítica se encaminó principalmente a la formación del hombre
burgués, descuidando la formación de las clases populares. Su fundador, Ignacio
de Loyola (1491-1556), también era de familia burguesa. Los jesuitas ejercieron
gran influencia en la vida social y política. Contrarios al espíritu crítico, privilegiaron
el dogma, la conservación de la tradición, la educación más científica y moral que
humanista. Cuando leían a los clásicos, procuraban purificarlos previamente de las
partes nocivas a la fe y a las buenas costumbres.
En la educación jesuítica todo estaba previsto, incluyendo la posición de las
manos y el modo de levantar los ojos, para evitar cualquier forma de
independencia personal Su lema: "obediencia al Papa hasta la muerte". Para eso,
decían, era necesario "ceñir la voluntad", como son ceñidos brazos y piernas de
los bebés.
Los jesuitas despreciaron la educación popular. Por fuerza de las circunstancias
tenían que actuar en el mundo colonial en dos frentes: la formación burguesa de
los dirigentes y la formación catequística de las poblaciones indígenas. Eso
significaba: la ciencia del gobierno para unos y la catequesis y la servidumbre para
otros. Para el pueblo solamente sobró la enseñanza de los principios de la religión
cristiana.
Realmente es un pecado y una vergüenza que tengamos que ser estimulados e
incitados al deber de educar a nuestros niños y de considerar sus intereses más
sublimes, al paso que nuestra propia naturaleza nos debería impulsar a eso y el
ejemplo de los brutos nos proporciona instrucción variada. No hay animal
irracional que no cuide e instruya a su cría en lo que ésta debe saber, con
excepción del avestruz; de quien Dios dice: "Ella (la hembra del avestruz) pone
sus huevos en la tierra y los calienta en la arena; y es dura con sus polluelos,
como si no fueran de ella." ¿y de qué serviría si poseyéramos y realizáramos todo
lo demás, y nos convirtiéramos en santos perfectos, si descuidáramos aquello por
lo que vivimos esencialmente, esto es, cuidar de los jóvenes? En mi opinión no
hay ninguna otra ofensa visible que, a los ojos de Dios, sea un fardo tan pesado
para el mundo y merezca castigo tan duro como la negligencia en la educación de
los niños.
Los padres descuidan ese deber por varios motivos. En primer
lugar, hay algunos con tamaña falta de piedad y honestidad que no
cumplirían ese deber incluso si pudieran, pero, al igual que la hembra del avestruz,
tienen corazón duro para su propia prole y no hacen nada por ella.
En segundo lugar, la gran mayoría de los padres no está calificada para eso y no
comprende cómo se debe criar y enseñar a los niños. En tercer lugar, aunque los
.padres estuvieran calificados y estuvieran dispuestos ellos mismos para educar, a
causa de otras ocupaciones y deberes en el hogar no tienen tiempo para hacerlo,
de modo que la necesidad exige que tengamos profesores para las escuelas
públicas, a menos que cada progenitor emplee a un instructor particular. Por lo
tanto, será deber de los prefectos y de los consejos tener el mayor cuidado con
losjóvenes. Pues dado que la felicidad, honra y vida de esta ciudad están en sus
manos, ellos serían considerados· cobardes delante de Dios y del mundo en caso
de que no buscaran, día y noche, con todo su esfuerzo, el bienestar y progreso de
la ciudad. ¿Pero preguntáis de nuevo si vamos a tener escuelas, y tenemos que
tenerlas, qué utilidad tiene enseñar latín, griego, hebreo y otras artes liberales?
¿No basta enseñar las Escrituras, que son necesarias para la salvación, en la
lengua materna? A lo que respondo: Des áfortunadamente, sé que, ay de
nosotros, alemanes, permaneceremos para siempre brutos irracionales, como
merecidamente somos llamados por nacion.es vecinas. Pero me pregunto por qué
no decimos también: ¿qué utilidad tienen para nosotros la seda, el vino, las
especias y otros artículos extranjeros, dado que nosotros mismos poseemos una
abundancia de vino, trigo, lana, lino, madera y piedra en los estados alemanes, no
sólo para nuestras necesidades, sino también para embellecimiento y adorno?
Estamos dispuestos a despreciar las lenguas y otras artes liberales que no son
sólo inocuas sino también un adorno, un beneficio y honra mayores que esas
cosas, tanto para la comprensión de las Sagradas Escrituras como para el
desempeño del gobierno civil; y no estamos dispuestos a renunciar los artículos
extranjeros que no son ni necesarios ni útiles y que, además de eso, nos
empobrecen considerablemente. ¿No es justo que seamos llamados bestias y
brutos alemanes?