Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                
0% encontró este documento útil (0 votos)
138 vistas21 páginas

Edu

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1/ 21

Grecia

Los griegos tenían una visión universal. Empezaron por preguntarse qué es el
hombre. Dos ciudades rivalizaron en sus respuestas: Esparta y Atenas. Para la
primera, el hombre debía ser antes que nada, el resultado de su culto al cuerpo -
debía ser fuerte, desarrollado en todos sus sentidos, eficiente en todas sus
acciones. Para los atenienses, la virtud principal de un hombre debía ser la lucha
por su libertad. Además, necesitaba ser racional, hablar bien, defender sus
derechos, argumentar. En Atenas, el ideal del hombre educado era el orador.
Esos ideales, bien entendido, eran reservados solamente a los hombres libres. En
Grecia, había diecisiete esclavos por cada hombre libre. Y ser libre significaba no
tener preocupaciones materiales o con el comercio y la guerra, actividades
reservadas a las clases inferiores. El carácter de clase de la educación griega
aparecía en la exigencia de que la enseñanza estimulara la competición, las
virtudes guerreras, para asegurar la superioridad militar sobre las clases
sometidas y las regiones conquistadas. El hombre bien educado tenía que ser
capaz de mandar y de hacerse obedecer.
La educación enseñaba a unos pocos a gobernar. Si enseñara a todos a gobernar,
tal vez señalaría un camino para .la democracia, como lo entendemos hoy. Entre
iguales puede existir el diálogo y la libertad de enseñanza; yeso sólo sucedía entre
los griegos libres.
Así, Grecia alcanzó el ideal más avanzado de la educación en la Antigüedad: la
paidéia, una educación integral que consistía en la integración entre la cultura de
la sociedad y la creación individual de otra cultura en una influencia recíproca. Los
griegos crearon· una pedagogía de la eficiencia individual y, simultáneamente, de
la libertad y de la convivencia social y política.
Los griegos realizaron la síntesis entre la educación y la cultura: dieron enorme
valor al arte, a la literatura, a las ciencias y a la filosofía. La educación del homóre
integral consistía en la formación del cuerpo por la gimnasia, en la de la mente por
la filosofia y por las ciencias, y en la de la moral y de los sentimientos por la
música y por las artes.
En los poemas de Homero, la "biblia del mundo helénico", se estudiaba todo:
literatura, historia, geografia, ciencias, etcétera.
Una educación tan rica no podía escapar de lasdive1gencías. Entre los espartanos
predominaba la gimnasia y la educación moral, ésta sometida al poder del Estado;
en el caso de los atenienses, aunque dieran enorme valor al deporte, insistían más
en la preparación teórica para el ejercicio de la política. Platón llegó incluso a
desarrollar un currículo para preparar a sus alumnos para ser reyes. Y de hecho,
veintitrés de ellos llegaron al poder. El mismo, Platón, quería ser rey.
Sócrates, Platón y Aristóteles ejercieron, de lejos, la mayor influencia en el mundo
griego. Los griegos eran educados por medio de los textos de Homero que
enseñaban las virtudes guerreras, la caballerosidad, el amor a la gloria, al honor, a
la fuerza, a la destreza y a la valentía. El ideal homérico era ser siempre el mejor y
conservarse superior a los demás. Para eso era necesario imitar a los héroes,
rivalizar. Aún en la actualidad, nuestros vehículos de comunicación, manifestando
esa herencia, buscan glorificar sobre todo a los héroes combatientes, señalando
que la educación militar y cívica represiva aún está presente.
Esa educación totalitaria sacrificaba, principalmente en Esparta, todos los
intereses al interés del Estado, que exigía devoción hasta el sacrificio supremo.
Una sociedad guerrera como la espartana sólo podía exigir a las mujeres que
perdieran sus rasgos femeninos: tenían que ser madres fecundas de hijos
vigorosos. Las madres poseían cuerpos fortalecidos por los ejercicios físicos. Por
otro lado, se desarrollaba la atracción afectiva entre los hombres: la pederastia era
una práctica ampliamente difundida El humanismo ateniense se guiaba por la
supremacía de otros valores, ya que en sus escuelas, incluso aristocráticas, las
mayores disputas no eran físicas sino intelectuales -se buscaba el conocimiento
de la verdad, de lo bello y del bien. Platón soñaba con una república ampliamente
democrática, dentro de los límites de la concepción de la democracia de su época
donde la educación tenía un papel fundamental Es curioso saber que Platón
pretendía una educación municipal, para evitar las pretensiones totalitarias. Así, la
enseñanza se sometería al control más próximo posible de la comunidad. Toda
enseñanza debería ser pública.
La escuela primaria se destinaba a enseñar los rudimentos: lectura del alfabeto,
escritura y cómputo. Los estudios secundarios comprendían la educación física, la
artística, los estudios literarios y científicos. La educación física comprendía
principalmente la carrera, el salto de longitud, el lanzamiento de disco y de dardo,
la lucha, el box, el pancracio y la gimnasia.
La educación artística incluía el dibujo, el dominio instrumental de la lira, el canto y
el coral, la música y la danza. Los estudios literarios comprendían el estudio de las
obras clásicas, principalmente de Homero, la filología (lectura, recitación e
interpretación del texto), la gramática y los ejercicios prácticos de redacción. Los
estudios científicos presentaban las matemáticas, la geometría, la aritmética, la
astronomía.
En la enseñanza superior prevalecía el estudio de la retórica y de la filosofía. La
retórica estudiaba las leyes del bien hablar, basadas en una triple operación:
a] buscar lo que se va a decir o escribir;
b] poner en orden las ideas encontradas;
c] buscar los términos más apropiados para expresar esas ideas.
De ahí el hecho de que la retórica se divida tradicionalmente en tres partes: la
invención, la disposición y la alocución.
Socrates
Vamos a imaginar -dijo Sócrates- que existen personas viviendo en una caverna
subterránea. La hendidura de esa caverna se abre a: todo lo ancho y por ella entra
la luz. Los habitantes están ahí desde su infancia, presos por las cadenas en las
piernas y en el cuello. De esa forma ellos no logran moverse ni voltear la cabeza
para atrás.
Sólo pueden ver lo que pasa frente a ellos. La luz que llega al
fondo de la caverna viene de una hoguera que está sobre un monte atrás de los
prisioneros, allá afuera. Pues bien, entre ese fuego y los habitantes de la caverna,
imagine que existe un camino situado en un nivel más elevado. Al lado de ese
pasaje se alza un pequeño muro, semejante a la mampara detrás de la cual
acostumbran colocarse los presentadores de marionetas para exhibir sus
muñecos en público.
Supongamos que los prisioneros se concedieran honores y elogios entre sí. Ellos
darían recompensas al más astuto, a aquel que fuera capaz de prever el paso de
las sombras, recordando la secuencia en que éstas acostumbran aparecer.
Glauco, ¿tú crees que el hombre liberado sentiría celos de esas distinciones y
tendría envidia de los prisioneros que fueran más honrados y poderosos? Por el
contrario, como el personaje de Homero, ¿él no preferiría "ser sólo un peón del
arado al servicio de un pobre labrador", o sufrir todo en el mundo, a pensar como
pensaba antes y volver a vivir como había vivido antes?
Toda esta historia, querido Glauco, es una comparación entre lo que la vista nos
revela normalmente y lo que se ve en la caverna; entre la luz del fuego que ilumina
el interior de la prisión y la acción del sol; entre la subida hacia afuera de la
caverna, junto con la contemplación de lo que allá existe, y entre el camino del
alma en su ascensión a lo inteligible. He aquí la explicación de la alegoría: en el
Mundo de las Ideas, la idea del Bien es aquella que se ve por último y a gran
costo. Pero, una vez contemplada, esta idea se presenta al raciocinio como
siendo, en definitiva, la causa de toda la rectitud y de toda la belleza. En el mundo
visible, ella es la generadora de la luz y de lo soberano de la luz. En el Mundo de
las Ideas, la propia idea del Bien es la que da origen a la verdad y a la inteligencia.
Considero que es necesario contemplarla, en caso de que se quiera actuar con
sabiduría, tanto en la vida particular como en la política.
Aristoteles
Los jóvenes, merced al carácter, son propensos a los deseos y capaces de hacer
lo que desean. Entre los deseos del cuerpo, la principal inclinación es para los
deseos amorosos, y no logran dominarlos. Son inconstantes y rápidamente se
aburren de lo que desearon; si desean intensamente, rápidamente dejan de
desear. Sus voluntades son violentas pero no duraderas, exactamente como los
accesos de hambre y de sed de los enfermos.
Su índole es antes buena que mala por no haber presenciado aún muchas malas
acciones. También son crédulos porque aún no fueron víctimas de muchos
engaños. Están llenos de esperanzas prometedoras; se parecen a los que
bebieron mucho vino, sienten calor como éstos, pero por efecto de su
temperamento y porque aún no sufrieron muchos contratiempos. La mayor parte
del tiempo viven de esperanzas porque éstas se refieren al porvenir, y los
recuerdos, al pasado; y para la juventud el porvenir es duradero y el pasado breve.
En los primeros momentos de la vida no nos acordamos de nada, pero podemos
esperar todo. Es fácil engañar a los jóvenes por la razón que ya dijimos, pues
esperan fácilmente.
Son más intrépidos que en otras edades por estar más dispuestos a encolerizarse
y propensos a esperar un éxito feliz de sus aventuras; la cólera hace que ignoren
el temor, y la esperanza les infunde confianza; en efecto, cuando se está furioso
no se teme a nada y el hecho de esperar una venta inspira confianza. De igual
forma se les avergüenza pues no sospechan que haya algo bello fuera de las
prescripciones de la ley que fue su única educadora. Son magnánimos porque la
vida aún no los envileció ni tuvieron la experiencia de las necesidades de la
existencia. Por otra parte, considerarse digno de hechos audaces, es la
magnanimidad, es el carácter de quien concibe grandes esperanzas. En la acción
prefieren lo bello a lo útil porque en la vida se dejan guiar más por su
temperamento que por el cálculo; actualmente el cálculo se relaciona con lo útil, la
virtud con lo bello. Más de lo que sucede en otras edades, les gustan los amigos y
los compañeros porque sienten placer de vivir en sociedad y aún no están
habituados a juzgar las cosas con el criterio del interés, ni por consiguiente a
evaluar a los amigos con el mismo criterio.
Roma
Los romanos, así como los griegos, no valoraban el trabajo manual: separaban la
dirección del trabajo del ejercicio de éste. Sus estudios son esencialmente
humanistas, entendiéndose la humanitas (traducción de paidéia) como aquella
cultura general que trasciende los intereses locales y nacionales. Los romanos
querían universalizar a su humanitas, lo que acabaron por conseguir a través del
cristianismo. La humanitas era impartida en la escuela de lo "gramático" que
seguía las siguientes fases:
• dictado de un fragmento del texto, a título de ejercicio ortográfico;
• memorización del fragmento;
• traducción del verso en prosa y viceversa;
• expresión de una misma idea en diversas construcciones;
• análisis de las palabras y frases;
• composición literaria.
Así se instruían las élites rop1anas. Los esclavos, sin ninguna instrucción y aún
más numerosos que en Grecia, eran tratados como objetos. Sobre ellos recaía
toda la producción material de la existencia de las élites. La sociedad estaba
compuesta por grandes propietarios –los patricios que monopolizaban el poder- y
por plebeyos –pequeños propietarios que, a pesar de ser libres (al contrario de los
esclavos), eran excluidos del poder.
Los romanos impusieron el latín a numerosas provincias por
medio de las conquistas. En la época de oro del Imperio, existía un
sistema de educación con tres grados clásicos de enseñanza:
las escuelas delludi-magíster, que impartían la educación elemental;

b] las escuelas de lo gramático, que correspondían a lo que hoy


se denomina enseñanza secundaria;
c] los establecimientos de educación superior, que iniciaban con la retórica y,
seguidos de la enseñanza del derecho y de la filosofía, se constituían en una
especie de universidad.
Por primera vez en la historia el Estado se ocupa directamente de la educación,
formando sus propios cuadros. Para vigilat lás eScuelas se entrenó a los
supervisores-profesores, cuyadi5ciplina se parecía mucho a la de los militares.
Derechos y deberes, he aquí lo que los romanos enseñaban;
• derecho del padre sobre los hijos (pater potestas);
• derecho del marido sobre la esposa (manus);
• derecho del señor sobre los esclavos (potestas dominica).;
• derecho de un hombre libre sobre otro que la ley le daba por
contrato o por sentencia judicial (manus caPére);
• derecho sobre la propiedad (dominium). Los deberes se'o.erivaban de esos
derechos.
La educación romana era utilitaria y militarista, organizada por la disciplina y la
justicia. Empezaba por la fidelidad administrativa educación para la patria, paz
sólo con victorias y esclavitud para los vencidos. Para los rebeldes, la pena
capital.
Medieval
La decadencia del Imperio romano y las invasiones de los llamados "bárbaros"
determinaron el límite de la influencia de la cultura grecoromana. Una nueva
fuerza espiritual sucedió a la cultura antigua, preservándola pero sometiéndola a
su filtro ideológico: la Iglesia cristiana. Desde el punto de vista pedagógico, Cristo
había sido un gran educador, popular y exitoso. Sus enseñanzas se relacionaban
esencialmente con la vida. La pedagogía q'1e proponía era concreta: parábolas
creadas al calor de los hechos, motivadas por sus numerosas andanzas por
Palestina. Al mismo tiempo dominaba el lenguaje erudito y sabía comunicarse con
el pueblo más humilde. Esa tradición contribuyó mucho al éxito de la Iglesia y de
los futuros sacerdotes. Los sacerdotes católicos provenientes sobre todo de los
medios rurales y trabajadores, dominan hasta la fecha un doble lenguaje –popular
y erudito-- con mayor influencia popular que los intelectuales, que dominan sólo el
discurso erudito.
La educación del hombre medieval se produjo conforme a los
grandes acontecimientos de la época, entre ellos, la evangelización apostólica, en
el siglo 1 d. C. La patrística, que ocurrió del siglo 1 al VII d. C., concilió la fe
cristiana con las doctrinas greco-romanas y difundió escuelas catequísticas por
todo el Imperio. Al mismo tiempo, la educación monacal conservó la tradición y la
cultura antigua. Los copistas reproducían las obras clásicas en los conventos. En
los siglos posteriores surgió la centralización de la enseñanza por parte del Estado
cristiano. A partir de Constantino (siglo IV), el Imperio adoptó el cristianismo como
religión oficial y por primera vez hizo que la escuela se convirtiera en el aparato
ideológico del Estado.
Surge un nuevo tipo histórico de educación, una nueva visión del mundo y de la
vida. Las culturas precedentes, fundadas en el heroísmo, en la aristocracia, en la
existencia terrena, fueron sustituidas por el poder de Cristo, criterio de vida y
verdad: "Yo soy el camino, la verdad, la vida... Todo el poder me fue dado."
San Pablo (a. C.-entre 62 y 68) procuró universalizar el cristianismo, uniendo a
griegos y romanos. Los "Padres de la Iglesia" –entre ellos Clemente de Alejandría
(ca. I50-entre 211 y 215), Orígenes (ca. 185-254), San Gregorio (ca. 330-ca. 389),
San Basilio (329-379), San Juan Crisóstomo (347-407), San Jerónimo (ca. 347-
419 o 420) y San Agustín (354-430): opusieron la necesidad de establecer un
cuerpo de doctrinas, dogmas, culto y disciplina de la nueva religión. Obtuvieron
éxito pleno. Crearon al mismo tiempo el pueblo, que consistía en una educación
catequista, dogmática, y una educación para el clérigo, humanista y filosófico-
teológica.
Obtuvieron de éste la humildad, mediante juramentos de fidelidad a la fe cristiana
y "votos" de obediencia, castidad y pobreza. A esa disciplina se sujetaban más los
clérigos provenientes de las clases populares y menos los que detentaban
realmente el poder (el alto clero), provenientes de las clases más ricas. Pero todo
era hecho en nombre de la trascendencia. Dios justificaba todo. Hasta la fecha la
Iglesia católica se muestra monárquica: el Sumo Pontífice no tiene que rendir
cuentas a nadie, a no ser a Él (Dios). Los estudios medievales comprendían:
• el triviun: gramática, dialéctica y retórica;
• el quadrivium: aritmética, geometría, astronomía y música.
En el siglo IX, bajo la inspiración de Carlomagno, el sistema de
enseñanza comprendía:
a] educación elemental, impartida por sacerdotes en escuelas
b) La finalidad de esas escuelas no era instruir sino a las masas campesinas,
manteniéndolas al mismo tiempo dóciles y conformes; secundaria, impartida en las
escuelas monásticas, es decir en los conventos;
c] educación superior, impartida en las escuelas imperiales, donde eran
preparados los funcionarios del Imperio.
CRISTO ENSEÑA INTERIORMENTE, EL HOMBRE INFORMA
EXTERIORMENTE POR MEDIO DE PALABRAS

Pero sobre la utilidad de las palabras, que considerada correctamente en su


conjunto, no es pequeña, si Dios lo permite hablaremos en otra parte. Ahora,
simplemente te advertí, que no les atribuyas más importancia de la necesaria,
para que no sólo se crea sino también se empiece a comprender con cuánta
verdad está escrito en los libros sagrados que no se llame a nadie maestro en la
Tierra, pues el verdadero y único Maestro de todos está en el cielo. Pero lo que
haya después en los cielos, nos lo enseñará Aquel que, también por medio de los
hombres, nos amonesta exteriormente con señales a fin de que, encaminados
interiormente hacia Él, seamos instruidos. Amar y conocerlo, ésta es la vida
bienaventurada, que, si todos proclaman buscar, pocos son verdaderamente los
que se alegran por haberla encontrado. Pero ahora me gustaría que me dieras tus
impresiones sobre todo lo que he expuesto aquí. Porque si supieras que todas las
cosas expuestas eran verdaderas, también dirías que las sabías cuando fueras
interrogado sobre cada una de ellas en forma separada; en consecuencia, analiza
de quién las aprendiste; con seguridad de mí no, a quién habrías contestado, si te
hubiera' interrogado sobre ellas. Si, por el contrario, sabes que no son verdaderas,
ni yo ni Aquél te las enseñamos: yo, porque nunca tengo la posibilidad de enseñar;
Aquél, porque tú aún no tienes la posibilidad de aprender.
Yo, en verdad, por la amonestación de tus palabras aprendí que éstas sirven
solamente para estimular al hombre a aprender, lo que ya es gran cosa si, a través
de la palabra, se trasluce un poco del pensamiento de quien habla. Si después se
dijo la verdad, esto solamente nos lo pudo enseriar Aquel que hablando por fuera,
advierte que habita dentro de nosotros; Aquel que por su gracia, he de amar más
fervorosamente cuanto más que yo progrese en el conocimiento. Pero en las
confrontaciones de esa oración tuya que usaste sin interrupción, te agradezco
especialmente por esto: ella previó y resolvió todas las objeciones que estaba
preparado a hacer y tú nada descuidaste de aquello que me hacía dudar y sobre
lo que no me respondería así aquel oráculo secreto, como lo afinan tus palabras.
San Agustín, De magistro, Universidad do Rio Grande do SuJ, 1956,2" ed.

ANÁLISIS Y REFLEXIÓN
l. Siguiendo la tradición platónica, Agustín creía que "aprender es recordar". Así,
desarrolló la teoría de la "iluminación divina". Creía que Cristo, actuando como
maestro interior, era el responsable del aprendizaje. Cite fragmentos del texto que
comprueben esta tesis.
2. Al desarrollar su concepción educativa, Agustín afirmó que, siendo
representante de Cristo, el profesor sólo ilumina las ideas innatas en el alumno. En
su opinión, ¿existen todavía segmentos de la sociedad brasileña que estarían de
acuerdo con ese concepto? ¿Por qué?
Renacimiento
El pensamiento pedagógico renacentista se caracteriza por una
la revaloración de la cultura greco-romana. Esa nueva mentalidad influyó en la
educación: la hizo más práctica, incluyendo a la cultura del cuerpo y buscando
sustituir procesos mecánicos por métodos más agradables.
El renacimiento pedagógico se unió a algunos factores más generales de la propia
evolución histórica. Las grandes navegaciones del siglo XIV, que dieron origen al
capitalismo comercial, el invento de la imprenta realizado por el alemán Gutenberg
(entre 1391 y 1400-1468), que difundió el saber y la rebelión, la emigración de los
sabios bizantinos que salieron de Constantinopla hacia Italia, ejercieron influencia
en el pensamiento pedagógico.
El invento de la brújula posibilitó las grandes navegaciones: Bartolomé Dias le dio
la vuelta al Cabo de Buena Esperanza, en el sur de África (1488), Cristóbal Colón
descubrió América (1492), Vasco da Gama desembarcó en la India (1492), Pedro
Álvares Cabral descubrió Brasil (1500). Magallanes hizo el primer viaje alrededor
del mundo (1520) y descubrió Oceanía (1521). El impacto de esos
descubrimientos favoreció la creencia en las posibilidades de superación del
hombre, favoreció el individualismo, el pionerismo y la aventura. Se desarrolló
también el arte de la guerra, gracias al uso de la pólvora. La teoría heliocéntrica,
defendida por el polaco Nicolás Copérnico (1473-1543), ejerció gran impacto en la
mentalidad de la época.
La educación renacentista preparó la formación del hombre burgués. De ahí que
esa educación no llegara a las masas populares. Se caracterizaba por el elitismo,
por el aristocratismo y por el individualismo liberal. Concernía principalmente al
clero, a la nobleza y a la burguesía naciente.
Al contrario del pensamiento teocrático de la Edad Media, el Renacimiento
valoraba las humanidades, entendiéndose éstas como los conocimientos
relacionados directamente con los intereses humanos, que forman y desarrollan al
hombre, que respetan su personalidad. La reacción al Estado-Iglesia medieval era
clara. Se vislumbraba a la educación como señal de protesta, lo que contiene en
principio la educación moderna y laica. Ese movimiento que surgió con la Reforma
protestante, no podía dejar de repercutir en el seno de la Iglesia. Engels consideró
a la Reforma protestante como la primera gran revolución burguesa. Fue iniciada
por el monje agustino Martín Lutero (1483-1546), hijo de un minero. La exaltación
renacentista del individuo, de su libre albedrío, había hecho inevitable la ruptura en
el seno de la Iglesia: "para cada individuo una doctrina", decía Lutero.
La principal consecuencia de la Reforma en los países protestantes fue ceder al
Estado el centro de la escuela. Pero no se trataba aún de una escuela pública,
laica, obligatoria, universal y gratuita, como la conocemos actualmente. Era una
escuela pública religiosa. La religión, el canto y la lengua patria eran su base. En
una carta que Lutero escribió en 1527 a los "regidores de todas las ciudades de la
nación alemana", para que establecieran y mantuvieran escuelas cristianas,
afirmaba que "la educación pública se destinaba en primer lugar a las clases
superiores burguesas y secundariamente a las clases populares, a las cuales se
les debería enseñar sólo los elementos imprescindibles, entre los cuales estaba la
doctrina cristiana reformada". La Iglesia católica reaccionó a la Reforma
protestante por medio del Concilio de Trento (1545-1563), que creó el Index
Librorum
Prohibitonon (Índice de los libros prohibidos), y de la Compañía de Jesús (1534).
Organizó la Inquisición (1542) para combatir el protestantismo y toda forma hereje
de la doctrina cristiana. Los reformadores cristianos se multiplicaron,
destacándose Juan Calvino (1509-1564), natural de Francia, que dio al
protestantismo suizo y al francés su doctrina y organización. Sus ideas se
difundieron por Holanda, Bélgica, Inglaterra, Escocia y llegaron a las colonias
inglesas de América del Norte.
Los jesuitas tenían como misión convertir a los herejes y alimentar a los cristianos
titubeantes. Para orientar su práctica, se escribió el Ratio atque Institutio
Studiorum, aprobado en 1599, que contenía los planes, programas y métodos de
la educación católica. Su contenido comprendía la formación en latín y griego, en
filosofía y teología. Su método, predominantemente verbal, comprendía cinco
momentos: la lección, el debate o emulación, la memorización, la expresión y la
imitación.
La educación jesuítica se encaminó principalmente a la formación del hombre
burgués, descuidando la formación de las clases populares. Su fundador, Ignacio
de Loyola (1491-1556), también era de familia burguesa. Los jesuitas ejercieron
gran influencia en la vida social y política. Contrarios al espíritu crítico, privilegiaron
el dogma, la conservación de la tradición, la educación más científica y moral que
humanista. Cuando leían a los clásicos, procuraban purificarlos previamente de las
partes nocivas a la fe y a las buenas costumbres.
En la educación jesuítica todo estaba previsto, incluyendo la posición de las
manos y el modo de levantar los ojos, para evitar cualquier forma de
independencia personal Su lema: "obediencia al Papa hasta la muerte". Para eso,
decían, era necesario "ceñir la voluntad", como son ceñidos brazos y piernas de
los bebés.
Los jesuitas despreciaron la educación popular. Por fuerza de las circunstancias
tenían que actuar en el mundo colonial en dos frentes: la formación burguesa de
los dirigentes y la formación catequística de las poblaciones indígenas. Eso
significaba: la ciencia del gobierno para unos y la catequesis y la servidumbre para
otros. Para el pueblo solamente sobró la enseñanza de los principios de la religión
cristiana.
Realmente es un pecado y una vergüenza que tengamos que ser estimulados e
incitados al deber de educar a nuestros niños y de considerar sus intereses más
sublimes, al paso que nuestra propia naturaleza nos debería impulsar a eso y el
ejemplo de los brutos nos proporciona instrucción variada. No hay animal
irracional que no cuide e instruya a su cría en lo que ésta debe saber, con
excepción del avestruz; de quien Dios dice: "Ella (la hembra del avestruz) pone
sus huevos en la tierra y los calienta en la arena; y es dura con sus polluelos,
como si no fueran de ella." ¿y de qué serviría si poseyéramos y realizáramos todo
lo demás, y nos convirtiéramos en santos perfectos, si descuidáramos aquello por
lo que vivimos esencialmente, esto es, cuidar de los jóvenes? En mi opinión no
hay ninguna otra ofensa visible que, a los ojos de Dios, sea un fardo tan pesado
para el mundo y merezca castigo tan duro como la negligencia en la educación de
los niños.
Los padres descuidan ese deber por varios motivos. En primer
lugar, hay algunos con tamaña falta de piedad y honestidad que no
cumplirían ese deber incluso si pudieran, pero, al igual que la hembra del avestruz,
tienen corazón duro para su propia prole y no hacen nada por ella.
En segundo lugar, la gran mayoría de los padres no está calificada para eso y no
comprende cómo se debe criar y enseñar a los niños. En tercer lugar, aunque los
.padres estuvieran calificados y estuvieran dispuestos ellos mismos para educar, a
causa de otras ocupaciones y deberes en el hogar no tienen tiempo para hacerlo,
de modo que la necesidad exige que tengamos profesores para las escuelas
públicas, a menos que cada progenitor emplee a un instructor particular. Por lo
tanto, será deber de los prefectos y de los consejos tener el mayor cuidado con
losjóvenes. Pues dado que la felicidad, honra y vida de esta ciudad están en sus
manos, ellos serían considerados· cobardes delante de Dios y del mundo en caso
de que no buscaran, día y noche, con todo su esfuerzo, el bienestar y progreso de
la ciudad. ¿Pero preguntáis de nuevo si vamos a tener escuelas, y tenemos que
tenerlas, qué utilidad tiene enseñar latín, griego, hebreo y otras artes liberales?
¿No basta enseñar las Escrituras, que son necesarias para la salvación, en la
lengua materna? A lo que respondo: Des áfortunadamente, sé que, ay de
nosotros, alemanes, permaneceremos para siempre brutos irracionales, como
merecidamente somos llamados por nacion.es vecinas. Pero me pregunto por qué
no decimos también: ¿qué utilidad tienen para nosotros la seda, el vino, las
especias y otros artículos extranjeros, dado que nosotros mismos poseemos una
abundancia de vino, trigo, lana, lino, madera y piedra en los estados alemanes, no
sólo para nuestras necesidades, sino también para embellecimiento y adorno?
Estamos dispuestos a despreciar las lenguas y otras artes liberales que no son
sólo inocuas sino también un adorno, un beneficio y honra mayores que esas
cosas, tanto para la comprensión de las Sagradas Escrituras como para el
desempeño del gobierno civil; y no estamos dispuestos a renunciar los artículos
extranjeros que no son ni necesarios ni útiles y que, además de eso, nos
empobrecen considerablemente. ¿No es justo que seamos llamados bestias y
brutos alemanes?

En verdad, aunque las lenguas no trajeran algún beneficio práctico, deberíamos


sentir algún interés por ellas por ser un don maravilloso de Dios, con el cual Él,
ahora, bendijo a Alemania casi más que a cualquier otra tierra. No encontramos
muchos ejemplos de casos en que Satanás las haya protegido en las
universidades y claustros; por el contrario, esas instituciones acometieron
ferozmente contra ellas y siguen haciéndolo. Pues el demonio sintió el peligro que
amenazaría su reino en caso de que las lenguas fueran estudiadas por todos. No
obstante, dado que él no podía impedir totalmente el cultivo de las lenguas,
pretende, por lo menos, confinarlas a límites tan estrechos que por sí mismas irán
a declinar y caer en desuso.
Modernidad
Los siglos XVI y XVII presenciaron la ascensión de una nueva y poderosa clase
que se oponía al modo de producción feudal. Ese estrato de la sociedad impulsó,
modificó y concentró nuevos medios de producción. Inició el sistema de
cooperación, precursor del trabajo en serie del siglo xx. De esa forma, la
producción dejó de presentarse de manera aislada para constituirse en un
esfuerzo colectivo. El hombre se lanzó al dominio de la náturaleza desarrollando
técnicas, artes, estudios -matemática, astronomía, ciencias físicas, geografía,
medicina, biología. Todo lo que se enseñaba hasta entonces era considerado
sospechoso. Giordano Bruno (1548-1600) desarrolló la astronomía; Galileo Galilei
(1564-1642) construyó un telescopio y descubrió los satélites de Júpiter y la ley de
la caída de los cuerpos; William Harvey (1578-1657) constató la circulación de la
sangre; Francis Bacon (1561-1626), consejero de la reina Isabel de Inglaterra, dio
un nuevo ordenamiento a las ciencias, propuso la distinción entre la fe y la razón
para no caer en los prejuicios religiosos que distorsionan la comprensión de la
realidad; creó el método inductivo de investigación, oponiéndolo al método
aristotélico de deducción. Bacon puede ser considerado como el fundador del
método científico moderno. René Descartes (1596 1650) escribió el famoso
Discurso del método (1637) mostrando los pasos para el estudio y la investigación;
criticó la enseñanza humanista y propuso la matemática como modelo de ciencia
perfecta.
Descartes asentó en posición dualista la cuestión ontológica de la filosofía: la
relación entre el pensamiento y el ser. Convencido del potencial de la razón
humana, se propuso crear un método nuevo, científico, de conocimiento del
mundo y sustituir la fe por la razón y por la ciencia. De esa forma se convirtió en el
padre del racionalismo. Su filosofía se esforzó por conciliar la religión y la ciencia.
Sufrió la influencia de la ideología burguesa del siglo XVII, que reflejaba, al lado de
las tendencias progresistas de la clase en ascenso en Francia, el temor de las
clases populares.
En el Discurso del método, Descartes presenta los cuatro grandes principios de su
método científico de la siguiente manera:
1] Lo primero era jamás tomar alguna cosa como verdadera
que yo no conociera evidentemente como tal, es decir, evitar
cuidadosamente la precipitación y la prevención, y no innada en mis juicios que no
se presentara de forma tan
clara e indiscutible a mi espíritu, que no tuviera ocasión de
ponerlo en duda;
2] Lo segundo, dividir cada una de las dificultades que yo examinara en tantas
parcelas como fueran posibles y necesarias
para darles la mejor solución.
3] Lo tercero, conducir en orden mis pensamientos, empezando por los objetos
más sencillos y más fáciles de conocer, para subir, poco a poco, como en
peldaños, hasta el conocimiento de los más complejos, e incluso suponiendo un
orden entre los que no se preceden unos a otros de manera natural. y lo último,
hacer en todas partes enumeraciones tan completas y revisiones tan generales
que yo tuviera la seguridad de no omitir nada.
Descartes, el padre de la filosofía moderna, escribió su obra principal en francé,s,
la lengua popular, posibilitando el acceso de un mayor número de personas. Hasta
entonces el latín medieval representaba la lengua de la religión, de la filosofía, de
la diplomacia, de la literatura. El comercio ya hacía uso de las nuevas lenguas
vernáculas (italiano, español, holandés, francés, inglés y alemán). El siglo XVI
presenció una gran revolución lingüística: se exigía a los educadores el
bilingüismo: el latín comolengua culta y la vernácula como lengua popular. La
Iglesia se dio cuenta de inmediato de la importancia de ese conflicto, por lo que
exigió, a través del Concilio de Trento (1562), que los pregones se hicieran en
lengua vernácula. Veinte años después de la publicación del Discurso del método,
Jan Amos Comenio (1592-1670) escribió la Didáctica magna (1657), considerada
como método pedagógico para enseñar con rapidez, economía de tiempo y sin
fatiga. En lugar de enseñar palabras, "sombras de las cosas", Comenio decía, la
escuela debe enseñar el conocimiento de las cosas
El pensamiento pedagógico moderno se caracteriza por el realismo.
John Locke (1632-1704) se preguntaba de qué serviría el latín para los hombres
que van a trabajar en las fábricas. Tal vez sería mejor enseñar mecánica o cálculo.
Pero las clases dirigentes continuaban aprendiendo latín y griego: un "buen
ciudadano" debería recitar algún verso de Horacio u Ovidio a los oídos
apasionados de su enamorada. Las humanidades continuaban formando parte de
la educación de la nobleza y del clero. Locke, en su Ensayo sobre el
entendimiento humano, combatió el innatismo anteponiendo la idea de la
experiencia sensorial: nada existe en nuestra mente que no tenga su origen en los
sentidos.
La pedagogía realista se insubordinó contra el formalismo humanista pregonando
la superioridad del dominio del mundo exterior al dominio del mundo interior, la
supremacía de las cosas sobre las palabras. Desarrolló la pasión por la razón
(Descartes) y el estudio de la naturaleza (Bacon). De humanista, la educación se
convirtió en científica. El conocimiento solamente tenía valor cuando preparaba
para la vida y para la acción.

El impulso de las ciencias naturales, de la física, de la química, de la biología,


suscitó interés por los estudios científicos y el abandono progresivo de los
estudios de autores clásicos y de las lenguas de la cultura greco-latina. Incluso la
moral y la política deberían ser modeladas por las ciencias de la naturaleza. La
educación ya no era considerada como un medio para perfeccionar al hombre. La
educación y la ciencia eran consideradas un fin en sí mismo. El cristianismo
afirmaba que era necesariosaberpara amar (Pascal). Al contrario, decía Bacon,
saber es poder, sobre todo poder sobre la naturaleza. Bacon divide las ciencias
en: ciencia de la memoria o ciencia histórica; ciencia de la imaginación, o poética;
yciencia de la razón O filosófica. Locke otorga a la educación una importancia
extraordinaria. El niño, al nacer, era, según él, una tabula rasa, un papel en blanco
sobre el cual el profesor podía escribir todo. Jan Amos Comenio es considerado
como el gran educador y pedagogo moderno y uno de los mayores reformadores
sociales de su época. fue el primero en proponer un sistema articulado de
enseñanza, reconociendo el mismo derecho de todos los hombres al saber. Para
él, la educación debería ser permanente, es decir, acontecer durante toda la vida
humana. Afirmaba que la educación del hombre nunca termina porque nosotros
siempre estamos siendo hombres y, por lo tanto, siempre nos estamos formando.
Según Comenio, la organización del sistema educacional debería comprender 24
años, correspondiendo a cuatro tipos de escuelas: la escuela materna de O a los 6
años; la escuela elemental o vernácula, de los 6 a los 12 años; la escuela latina o
gimnasio, 2 de los 12 a los y la academia o universidad, de los 18 a los 24 años.
En cada familia debía existir una escuela materna; en cada municipio o aldea una
escuela primaria; en cada ciudad una secundaria y preparatoria, y en cada capital
una universidad.
La enseñanza debería unificarse, es decir, todas las escuelas deberían estar
articuladas. Según él, estarían distribuidas así: la escuela materna cultivaría los
sentidos y enseñaría al niño a hablar; la escuela elemental desarrollaría la lengua
materna, la lectura y la escritura, incentivando la imaginación y la memoria,
además del canto, las ciencias sociales y la aritmética. La escuela latina se
destinaría sobre todo al estudio de las ciencias. Para los estudios universitarios
recomendaba trabajos prácticos y viajes. Ahí se formarían los guías espirituales y
los funcionarios. Solamente los más capaces deberían tener acceso a la
academia. Como se ve, a pesar de los adelantos, la educación de las clases
populares y la democratización de la enseñanza aún no se colocaban como
cuestión central. Se aceptaba fácilmente la división entre el trabajo intelectual y el
trabajo manual, resultado de la propia división social. Para las dases dominantes
lo ideal era la formación delgalant homme que ansiaba la conquista de una
posición relevante en las cortes. De ahí que en esa época tuvieran un enorme
desarrollo las academias caballerescas. Los grandes educadores de esa época
eran en realidad clérigos o preceptores de príncipes y nobles. Esa educación
nobiliaria buscaba desarrollar la curiosidad, la instrucción atractiva y diversificada
a través de historietas y fábulas con finalidad moral y religiosa. "Ser honesto,
sabio, tener buen gusto y espíritu noble y galanteador". He aquí en síntesis la
educación de la" clase dominante. Compuesta por el clero y por la nobleza.
Ya en el siglo XVII surge la lucha de las capas populares por tener acceso a la
escuela. Instigada por los nuevos intelectuales iluministas y por las nuevas
órdenes religiosas, la clase trabajadora, en formación podía y debía tener un papel
en el cambio social. El acceso a la formación se hizo esencial para articular sus
intereses y elaborar su propia cultura de resistencia. Entre los protestantes, los
metodistas, por ejemplo, impulsaron las escuelas dominicales que, aunque
pretendieran utilizar la escuela como vehículo de formación religiosa, posibilitaban
el acceso de los niños pobres y necesitados al saber. Algunos principados
alemanes prepararon la legislación específica de la escuela (Weimar, 1619). En el
siglo XVII también se crearon bibliotecas públicas. En el siguiente siglo surgen las
bibliotecas circulantes. Al contrario de la orden de los jesuitas, surgieron varias
órdenes religiosas católicas que se dedicaban a la educación popular: la
congregación de los oratorianos fundada por Felipe Neri (1515-1595), la Sociedad
de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, fundada por Jean Baptiste de La
Salle (1651-1719), etc. Muchas de esas escuelas ofrecían la enseñanza
enteramente gratuita y en forma de internado. No obstante, se trataba de una
educación puramente filantrópica y asistencialista. Esos dos modelos de
educación, el primero preponderantemente real y público y el segundo religioso y
privado, fueron exportados a las colonias: para la América británica el modelo de
las escuelas dominicales protestantes; para la América española y portuguesa las
escuelas católicas.

EL PENSAMIENTO PEDAGÓGICO ILUSTRADO


La Edad Moderna se extendió de 1453 a 1789, período en el cual predominó el
régimen absolutista que concentraba el poder en el clero y en la nobleza.
La Revolución francesa dio fin a esa situación. Ella ya estaba presente en el
discurso de los grandes pensadores e intelectuales de la época, llamados
"ilustrados" por el apego a la racionalidad y a la lucha en favor de las libertades
individuales, contra el oscurantismo de la Iglesia y la prepotencia de los
gobernantes. Esos filósofos también eran llamados "enciclopedistas" por ser
partidarios de las ideas liberales expuestas en la obra monumental publicada bajo
la dirección de Diderot y D'Alembert con el nombre de La enciclopedia.
Entre los ilustrados, se destaca Jean-Jacques Rousseau (1712 1778) que
inauguró una nueva historia de la educación. Él se constituyó en el marco que
divide la antigua y la nueva escuela. Sus obras, con gran actualidad, son leídas
hasta la fecha. Entre ellas citamos: Sobre la desigualdad entre los hombres, El
contrato social yEmilio. Rousseau rescata primordialmente la relación entre la
educación y la política. Por primera vez, centraliza el tema de la infancia en la
educación. A partir de él, el niño ya no sería considerado un adulto en miniatura: el
niño vive en un mundo propio que es necesario comprender; para educar, el
educador debe hacerse educando de su educando; el niño nace bueno, el adulto,
con su falsa concepción de la vida, es quien lo pervierte.

El siglo XVIII es político-pedagógico por excelencia. Las clases populares


reivindican ostentosamente más el saber y la educación pública. Por primera vez
un Estado instituyó la obligatoriedad escolar (Prusia, 1717). La intervención del
Estado en la educación crece sobre todo en Alemania, creando escuelas
normales, principios y planes que desembocan en la gran revolución pedagógica
nacional francesa de finales de siglo. Nunca antes se había discutido tanto la
formación del ciudadano a través de las escuelas, como durante los seis años de
vida de la Revolución francesa. La escuela pública es hija de esa revolución
burguesa. Los grandes teóricos ilustrados predicaban una educación cívica y
patriótica inspirada en los principios de la democracia, una educación laica,
ofrecida gratuitamente para todos por el Estado. Se inicia con ella la idea de
la'unificación de la enseñanza pública en todos los grados. Pero aún era elitista:
sólo los más capaces podían proseguir hasta la universidad.
La Ilustración buscó liberar al pensamiento de la represión de los monarcas
terrenales y del despotismo sobrenatural del clero. Acentuó el movimiento por la
libertad individual iniciado en el período anterior y buscó refugio en la naturaleza:
el ideal de vida era el "buen salvaje", libre de todos los condicionamientos
sociales. Es evidente que esa libertad sólo podía ser practicada por unos cuantos,
aquellos que, de hecho, libres del trabajo material, tenían su sobrevivencia
garantizada por un régimen económico de explotación del trabajo.
La idea del regreso al estado natural del hombre se demuestra por el espacio que
Rousseau dedica a la descripción imaginaria de la sociedad existente entre los
hombres primitivos. Daba como ejemplo a los indios que vivían en América. Y su
Emilio, un personaje también, se educa sin ningún contacto con otros hombres, ni
con religión alguna: solamente por el convivio con la naturaleza. Privado del
contacto de sus padres y de la escuela, Emilio permaneció en las manos de un
preceptor ideal, el mismo Rousseau. La educación no debería instruir únicamente,
sino permitir que la naturaleza floreciera en el niño; no debería reprimir o modelar.
Basado en la teoría de la bondad natural del hombre, Rousseau sustentaba que
sólo los instintos y los intereses naturales deberían dirigir. Acababa siendo una
educación racionalista y negativa, es decir, de restricción de la experiencia.
Rousseau es el precursor de la escuela nueva, que comienza en el siglo XIX y
tuvo gran éxito en la primera mitad del siglo XX, siendo hasta la fecha muy viva.
Sus doctrinas tuvieron mucha influencia sobre educadores de la época, como
Pestalozzi, Herbart y Froebel. Rousseau divide la educación en tres momentos: el
de la infancia, la adolescencia y la madurez. Solamente en la adolescencia
debería haber un desarrollo científico más amplio y establecimiento de vida social.
A la primera fase él la llama edad de la naturaleza (hasta los 12 años); a la
segunda, edad de la fuerza, de la razón y de las pasiones (de los 12 a los 20) y a
la tercera la denomina edad de la sabiduría y del casamiento (de los 20 a los 25
años).
A través de Rousseau, podemos percibir que el siglo XVII realiza la transición del
control de la educación de la Iglesia al Estado. En esa época se desarrolló el
esfuerzo de la burguesía para establecer el control civil (no religioso) de la
educación a través de la institución de la enseñanza pública nacional. Así, el
control de la Iglesia sobre la educación y los gobiernos civiles fue decayendo poco
a poco con el creciente poder de la sociedad económica. La Revolución francesa
se basó también en las exigencias populares de un sistema educativo. La
Asamblea Constituyente de 1789 elaboró varios proyectos de reforma escolar y de
educación nacional. El más importante es el proyecto de Condorcet (1743-1794)
que propuso la enseñanza universal como medio para eliminar la desigualdad. '

Sin embargo, la educación propuesta no era exactamente la misma para todos,


pues se admitía la desigualdad natural entre los hombres. Condorcet reconoció
que los cambios políticos necesitan estar acompañados por reformas
educacionales. Fue partidario de la autonomía de la enseñanza: cada individuo
debería conducirse por sí mismo. Demostró ser ferviente defensor de la educación
femenina para que las futuras madres pudieran educar a sus hijos. Él consideraba
a las mujeres maestras naturales. Las ideas revolucionarias tuvieron gran
influencia en el pensamiento pedagógico de otros países, principalmente en
Alemania e Inglaterra, que crearon sub sistemas nacionales de educación, y en
América del Norte que expandió mucho la participa.ción del Estado en la
educación. La Revolución francesa intentó plasmar al educando a partir de la
conciencia de clase que era el centro del contenido programático. La burguesía
tenía claridad de lo que quería de la educación: trabajadores con formación de
ciudadanos partícipes de una nueva sociedad liberal y democrática. Los
pedagogos revolucionarios fueron los primeros políticos de la educación. Algunos,
como Lepelletier (1760 1793), pretendieron que ningún niño recibiera otra
formación que no fuera la revolucionaria, a través de internados obligatorios,
gratuitos y sostenidos por las clases dirigentes. Sin embargo, esa idea no tuvo
éxito. Su autor murió en la guillotina. Al final, la misma revolución rechazó el
programa educativo de universalización de la educación creado por ella misma.
Froebel (1782-1852) fue el idealizador de los jardines de niños. Consideraba que
el desarrollo del niño dependía de una actividad espontánea (el juego), una
actividad constructiva (el trabajo manual) y un estudio de la naturaleza. Daba valor
a la expresión corporal, al gesto, al dibujo, al juguete, al canto y al lenguaje. Para
él la actividad representaba la base y el método de toda la instrucción. Como
Herbart, estimaba los intereses naturales del niño. Veía al lenguaje como la
primera forma de expresión social y al juguete como una forma de expresión.
Después de Froebel, los jardines de niños se multiplicaron incluso fuera de Europa
y llegaron principalmente a Estados Unidos. Sus ideas sobrepasaron la educación
infantil. Los fabricantes de juguetes, juegos, libros, material recreativo y periódicos
para niños fueron influidos por las ideas de Froebel. En él se inspiró John Dewey,
uno de los fundadores del pensamiento de la Escuela Nueva. La ilustración
educacional representó el fundamento de la pedagogía burguesa, que hasta hoy
insiste predominantemente en la transmisión de contenidos y en la formación
social individualista.
La burguesía percibió la necesidad de ofrecer instrucción, mínima, para la masa
trabajadora. Por eso, la educación se dirigió a la formación del ciudadano
disciplinado. El surgimiento de los sistemas nacionales de educación, en el siglo
XIX, es el resultado y la expresión de la importancia que la burguesía, como clase
ascendente, concedió a la educación. Además de Rousseau, otro gran teórico se
destaca en ese período: es el alemán Emanuel Kant (1724-1804). Descartes
sostenía que todo conocimiento era innato y Locke que todo saber era adquirido
por la experiencia. Kant supera esa contradicción: incluso negando la teoría
platónico-cartesiana de las ideas innatas, mostró que algunas cosas eran innatas
como la noción de espacio y de tiempo, que no existen como realidades fuera,de
la mente, sino sólo como formas para pensar las cosas presentadas por los
sentidos. Por otro lado, sostuvo que el conocimiento del mundo exterior proviene
de la experiencia sensible de las cosas. Como admirador de Rousseau, Kant creía
que el hombre es lo que la educación hace de él a través de la disciplina, de la
didáctica, de la formación moral y de la cultura. Para Kant, espacio, tiempo,
causalidad y otras relaciones, no eran realidades exteriores. Esa afirmación fue
acentuada por otros filósofos alemanes, entre ellos, Fichte (1762-1814) YHegel
(1770-1831), que terminaron negando la existencia de cualquier objeto fuera de la
mente: es el idealismo subjetivo y absoluto que más tarde será rebatido por Karl
Marx. Lo que la moderna ciencia de la educación, en la definición de sus
conceptos básicos, llama "aculturación", "socialización" y "personalización",
representa algunos de los descubrimientos de Kant. Para él, el educando necesita
realizar esos actos: es el sujeto que "tiene que cultivarse, civilizarse, para así
corresponder a la naturaleza. De esa forma, el verdadero objetivo del hombre es
que" desarrolle completamente, por sí mismo, todo lo que está por encima del
orden mecánico de su existencia animal y no participe de ninguna otra felicidad y
perfección que no haya sido creada por él mismo, libre del instinto, por medio de
su propia razón".
El hombre, para alcanzar la perfección, requiere de la disciplina, que domina las
tendencias instintivas, de la formación cultural, de la moralización, que forma la
conciencia del deber, y de la civilización como seguridad social. Menos optimista
que Rousseau, Kant sostenía que el hombre no puede ser considerado totalmente
bueno, pero es capaz de superarse mediante el esfuerzo intelectual continuo y el
respeto a las leyes morales.
Los grandes pedagogos del siglo XVIII que siguieron las ideas de Rousseau y
Kant fueron: Pestalozzi, Herbart y Froebel. Pestalozzi (1746-1827) quería la
reforma de la sociedad a través de la educación de las clases populares. Él mismo
se puso al servicio de sus ideas creando un instituto para niños huérfanos de las
clases populares, donde impartía una educación en contacto con el ambiente
inmediato, siguiendo objetiva, progresiva y gradualmente un método natural y
armonioso. El objetivo se constituía menos en la adquisición de conocimientos y
más en el desarrollo psíquico del niño. Sostenía que la educación general debía
preceder a la profesional, que los poderes infantiles brotaban .desde dentro y que
el desarrollo necesitaba ser armonioso. En la práctica, Pestalozzi fracasó en su
intento. No obtuvo los resultados esperados, pero sus ideas son debatidas hasta
hoy y algunas fueron incorporadas a la pedagogía contemporánea.

EL PENSAMIENTO PEDAGÓGICO POSITIVISTA

El pensamiento pedagógico positivista consolidó la concepción burguesa de la


educación. En el seno de la Ilustración y de la sociedad burguesa se gestaron dos
fuerzas antagónicas desde finales del siglo XVIII. Por un lado, el movimiento
popular y socialista; por el otro el movimiento elitista burgués. Esas dos corrientes
opuestas llegan al siglo XIX bajo los nombres de marxisrno y positivismo,
representadas por sus dos máximos exponentes: Augusto Comte (1798-1857) Y
Karl Marx (1818-1883).
Augusto Comte estudió en la escuela politécnica de París, donde fue influido por
algunos- intelectuales, entre los cuales está el matemático Joseph-Louis Lagrange
(1736-1813) y el astrónomo Pierre Simon de Laplace (1749-1827). Fue secretario
de Saint-Simon de quien siguió la orientación para el estudio de las ciencias
sociales y las ideas de que los fenómenos sociales como los físicos pueden ser
reducidos a leyes y de que todo conocimiento científico y filosófico debe tener por
finalidad el perfeccionamiento moral y político de la humanidad.
La principal obra de Comte es el Curso de filosofía positiva, integrado por seis
volúmenes, publicados entre 1830 y 1842. Separado de su primera esposa,
conoció a Clotilde de Vaux en 1845, cuya muerte acontecería al año siguiente.
Con ella vivió "en perfecta comunión espiritual". Después de la pérdida de Clotilde,
Comte la transformó en la musa inspiradora de una nueva religión, cuya ideas se
encuentran en la obra Política positiva, o Tratado de socio instituyendo la religión
de la humanidad (1851-1854). La segunda de su vida tuvo como objetivo
transformar la filosofía en reliasí como la primera parte intentó transformar la
ciencia en Para Augusto la derrota de la ilustración y de los ideales revolucionarios
se debía a la ausencia de concepciones científicas. Para él, la política tenía que
ser una ciencia exacta. Ya Marx buscaba las razones del fracaso en la misma
esencia de la revolución burguesa, que era contradictoria: proclamaba la libertad y
la igualdad, pero no las llevaría a cabo mientras no cambiara el sistema
económico que instauraba la desigualdad en la base de la sociedad. Para Comte,
una verdadera ciencia debería analizar todos los fenómenos, incluso los humanos,
como hechos. Necesitaba ser una ciencia positiva. Tanto en las ciencias de la
naturaleza como en las ciencias humanas, se debería alejar cualquier prejuicio o
presupuesto ideológico. La ciencia necesitaba ser neutra. Leyes naturales, en
armonía, regirían la sociedad. El positivismo representaba la doctrina que
consolidaría el orden público, desarrollando en las personas una "sabia
resignación" para su statu quo. Nada de doctrinas críticas, destructivas,
subversivas, revolucionarias como las de la Ilustración de la Revolución francesa o
las del socialismo. En pocas palabras: sólo una doctrina positiva serviría de base
para la formación científica de la sociedad. Comte combatió el espíritu religioso,
pero acabó proponiendo la institución de lo que llamó "religión de la humanidad"
para sustituir a la Iglesia.
Según él, la humanidad pasó por tres etapas sucesivas: el estado teológico,
durante el cual el hombre explicaba la naturaleza por agentes sobrenaturales; el
estado metafísico, en el cual todo se justificaba a través de nociones abstractas
como esencia, sustancia, causalidad, etc.; y el estado positivo, el actual, donde se
buscan las leyes científicas. De la "ley de los tres estados" Comte dedujo el
sistema educacional. Él afirmaba que en cada hombre se reproducirían las fases
históricas, es decir, que cada individuo repetiría las fases de la humanidad.
En la primera fase, la de la infancia, el aprendizaje no tendría un carácter formal.
Transformaría gradualmente el fetichismo natural inicial en una concepción
abstracta del mundo. En la segunda fase, la de la adolescencia y de la juventud, el
hombre se adentraría en el estudio sistemático de las ciencias. De a poco, el
hombre en la edad madura llegaría al estado positivo, superando el estado
metafísico. Nunca más abrazaría la religión. De un Dios abstracto. Profesaría la
religión del Gran Ser, que es la Humanidad. Por lo tanto, la educación formaría la
solidaridad humana. En realidad, la ley de los tres estados de Comte acababa
tropezando con la propia evolución de los educandos. Éstos de ninguna forma
seguían una previsión tan positiva. De hecho los niños no imaginaban fuerzas
divinas para explicar el mundo, ni los jóvenes se mostraban muy afectos a
abstracciones metafísicas. Es decir, la ley de los tres estados no explica la
evolución de la historia.
Siguiendo a Comte, Herbert Spencer (1820-1903) hizo a un lado la concepción
religiosa del maestro y valoró el principio de la formación científica en la
educación. Buscó saber qué conocimientos realmente contaban para que los
individuos se desarrollaran. Y concluyó que los conocimientos adquiridos en la
escuela necesitaban, antes que otra cosa, posibilitar una vida mejor en relación
con la salud, el trabajo, la familia, la sociedad en general.
Esa tendencia cientificista en la educación continuaba el movimiento sensorial de
los dos siglos anteriores. Pero, en la práctica, la introducción de las ciencias en el
currículo escolar ocurrió muy lentamente, resistiendo a la dominación de la
filosofía, de la teología y de las lenguas clásicas. La tendencia cientificista ganó
fuerza en la educación con el desarrollo de la sociología en general y de la
sociología de la educación. Al final, el positivismo negaba la especificidad
metodológica de las ciencias sociales en relación con las ciencias naturales,
identificándolas. Esa identificación será después criticada por el marxismo.
Uno de los principales exponentes en la sociología de la educación positivista fue
Émile Durkheim (1858-1917). Él consideraba la educación como imagen y reflejo
de la sociedad. La educación es un hecho fundamentalmente social, decía él. Así,
la pedagogía sería una teoría de la práctica social.
Durkheim es el verdadero maestro de la sociología positivista moderna. En su
obra Reglas del método sociol6gico afirma que la primera y fundamental regla es
considerar los hechos sociales como cosas. Para él, la sociedad se comparaba
con un animal: posee un sistema de órganos diferentes donde cada uno
desempeña un papel específico. Algunos órganos serían naturalmente más
privilegiados que los otros. Ese privilegio, por ser natural, representaría un fenó-
meno normal, como en todo organismo vivo donde predomina la ley de la
supervivencia de los más aptos (evolucionismo) y la lucha por la vida, en nada
modificable. Ese conjunto de 'ideas pedagógicas y sociales revela el carácter
conservador y reaccionario de la tendencia positivista en la educación.
El positivismo, cuya doctrina pretendía la sustitución de la manipulación mítica y
mágica de lo real por la visión científica, acabó estableciendo una nueva fe, la fe
en la ciencia, que subordinó la imaginación científica a la pura observación
empírica. Su lema siempre fue "orden y progreso". Creyó que para progresar se
necesita orden y que el peor orden es siempre mejor que cualquier desorden.
Por consiguiente, el positivismo se convirtió en una ideología del orden, de la
resignación y, contradictoriamente, del estancamiento social. Para los pensadores
positivistas, la liberación social y política pasaba por el desarrollo de la ciencia y
de la tecnología, bajo el control de las élites. El positivismo nació como filosofia,
por consiguiente se cuestionaba sobre lo real y el orden existente; pero, al dar una
respuesta a lo social, se afirmó como ideología. La expresión del positivismo en
Brasil inspiró la Vieja República y el golpe militar de 1964. Según esa ideología del
orden, el país no sería gobernado más por las "pasiones políticas", sino por la
racionalidad de los científicos desinteresados y eficientes: los tecnócratas. La
tecnocracia instaurada a partir de 1964 nos ofrece un ejemplo práctico del ideal
social positivista, preocupado sólo por el mantenimiento de los "hechos sociales",
entre ellos, la existencia concreta de las clases. Esa doctrina sirvió mucho a las
élites brasileñas cuando sintieron que sus privilegios eran amenazados por la
organización creciente de la clase trabajadora. De ahí que hayan recurrido a los
dirigentes militares, que son las élites "conservadoras" vislumbradas por Comte.
La teoría educacional de Durkheim se opone diametralmente a la de Rousseau.
Mientras éste afirmaba que el hombre nace bueno y la sociedad lo pervierte,
Durkheim declaraba que el hombre nace egoísta y sólo la sociedad, a través de la
educación, puede hacerlo solidario. Por eso, para este último, la educación se
definía como acción ejercida por las generaciones adultas sobre las generaciones
que no se encontraban aún preparadas para la vida social.
El pensamiento positivista caminó, en la pedagogía, hacia el pragmatismo que
consideraba válida solamente la formación utilizada prácticamente en la vida
presente, inmediata. Entre los pensadores que desarrollaron esa tesis se
encuentran Alfred North Whitehead (1861-1947), para quien "la educación es el
arte de utilizar los conocimientos",1 Bertrand Russell (1872-1970) y Ludwig
Wittgenstein (1889-1951). Los dos últimos se preocuparon fundamentalmente por
la formación del espíritu científico y por el desarrollo de la lógica.
A pesar del poco entusiasmo que los educadores progresistas brasileños
demuestran por el pensamiento pedagógico positivista, debido a sus implicaciones
político-ideológicas, éste trajo muchas contribuciones para el avance de la
educación, principalmente por la crítica que ejerció sobre el pensamiento
humanista cristiano. En Brasil el positivismo influyó en el primer proyecto de
formación del educador al inicio del siglo pasado. El valor dado a la ciencia en el
proceso pedagógico justificaría mayor atención al pensamiento positivista. Es
innegable su contribución al estudio científico de la educación.

También podría gustarte