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Deuterocanónicos - Wikipedia, La Enciclopedia Libre

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Deuterocanónicos

Detalle de una página de la Biblia del Oso (Basilea,


Suiza, 1569), de Casiodoro de Reina, reformador
protestante español del Siglo XVI, conteniendo el
principio y los encabezados del Libro de Tobías, uno
de los libros deuterocanónicos.
Los deuterocanónicos son textos y
pasajes del Antiguo Testamento
considerados por la Iglesia católica y la
Iglesia ortodoxa como canónicos, que no
están incluidos en la Biblia hebrea. Estos
textos y pasajes aparecen en la
Septuaginta —una Biblia griega datada
entre los años 280 y 30 a.C.—, el texto
utilizado por las comunidades judías e
israelitas de todo el mundo antiguo más
allá de Judea, y luego por la iglesia
cristiana primitiva, de habla y cultura
griegas.[1][2]
Los deuterocanónicos del Antiguo
Testamento son:

Deuterocanónicos en la Iglesia Católica


y la Iglesia Ortodoxa:
El Libro de Tobías o Tobit
El Libro de Judit
El Libro de la Sabiduría
El Libro del Eclesiástico, Sirácida o
Sirácides
El Libro de Baruc incluída la Carta
de Jeremías (Baruc 6)
El Libro I de los Macabeos
El Libro II de los Macabeos
Las «adiciones griegas» al Libro de
Ester (Ester 10:4 al 16:24)
Las «adiciones griegas» al Libro de
Daniel
La Oración de Azarías (Daniel
3:24-50)
El Himno de los tres jóvenes
(Daniel 3:51-90)
La Historia de Susana (Daniel
13)
La Historia de Bel y el Dragón
(Daniel 14)
Deuterocanónicos solo en la Iglesia
Ortodoxa:
La oración de Manasés
3 Esdras
3 Macabeos
Salmo 151

Por otra parte, también se denominan


deuterocanónicos a algunos libros del
Nuevo Testamento que no fueron
admitidos en el canon desde el primer
momento, sino después de haberse
disipado algunas dudas. Ellos son:[3]

Epístola a los hebreos


Epístola de Santiago
Segunda epístola de Pedro
Segunda epístola de Juan
Tercera epístola de Juan
Epístola de Judas
Apocalipsis

Etimología del vocablo


Del griego δευτεροκανονικός (déuteros :
“segundo”, “posterior”; y kanonikós:
“perteneciente a una regla o canon”,
“canónico”). Nombre dado a ciertos libros,
o adiciones de libros que, a lo largo de la
historia, no han sido considerados por
todos como inspirados. Actualmente son
rechazados por judíos y por la mayoría de
los protestantes, pero incluidos y
aceptados por la Iglesia Católica y por la
Iglesia Ortodoxa.
Los términos protocanónicos y
deuterocanónicos no aparecieron nunca
antes de mediados del Siglo XVI. Fueron
acuñados en el año de 1556[4] por Sixto de
Siena (1520–1569),[3] teólogo católico de
origen judío, para referirse,
respectivamente, a los textos propios del
llamado Canon Palestinense del Tanaj
judío –por considerarlo una “primera
norma” o prescripción de textos del
Antiguo Testamento—, y a los textos
propios del llamado Canon Alejandrino de
la Biblia Griega —por considerarlo una
“segunda norma” o prescripción de textos
del Antiguo Testamento—.[5]
La Enciclopedia Espasa define de esta
manera este término:

"Nombre que se da a aquellos


libros, o parte de libros de la
Sagrada Escritura, que desde su
origen no fueron considerados
como inspirados por todos, y que
hoy son rechazados del canon de la
Sagrada Escritura por los judíos y
protestantes. La Iglesia católica,
empero, los considera como
verdadera y auténtica palabra de
Dios."

Tomo 18, Pág. 721.

Septuaginta
La gran mayoría de las referencias del
Antiguo Testamento en el Nuevo
Testamento están tomadas de la biblia
griega Septuaginta (LXX), escrita entre el
280 y 30 a.C, que incluye los libros
deuterocanónicos, así como también los
libros apócrifos. La Septuaginta fue
ampliamente aceptada y utilizada por los
judíos de habla griega en el siglo primero,
incluso en la región de Judea, y por lo
tanto, naturalmente se convirtió en el texto
más ampliamente utilizado por los
primeros cristianos, que eran
predominantemente de habla griega.
Libros deuterocanónicos y apócrifos
incluidos en la Septuaginta
Nombre en Nombre en
griego [6][7][8] Transliteración Español
Libros Deuterocanónicos
Τωβίτ[9] Tōbit [10] Tobit or Tobías
Ἰουδίθ Ioudith Judit
Ester con las
Ἐσθήρ Esthēr adiciones
griegas
Μακκαβαίων
1 Makkabaiōn 1 Macabeos
Αʹ
Μακκαβαίων
2 Makkabaiōn 2 Macabeos
Βʹ
Sabiduría o
Σοφία Sophia
Sabiduría de
Σαλoμῶντος Salomōnios
Salomón
Σοφία Ἰησοῦ Sophia Iēsou Sirácides o
Σειράχ Seirach Eclesiástico
Βαρούχ Barouch Baruc
Ἐπιστολὴ Epistolē Epístola de
Ἰερεμίου Ieremiou Jeremías
Daniel con las
Δανιήλ Daniēl adiciones
greigas
Libros Apócrifos
Ἔσδρας Αʹ 1 Esdras 1 Esdras
Μακκαβαίων
3 Makkabaiōn 3 Macabeos
Γʹ
Μακκαβαίων
4 Makkabaiōn 4 Macabeos
Δ' Παράρτημα
Ψαλμός ΡΝΑʹ Psalmos 151 Salmo 151
Προσευχὴ Proseuchē Oración de
Μανασσῆ Manassē Manasés
Ψαλμοί Psalmoi Salmos de
Σαλoμῶντος Salomōnios Salomón

Entre los judíos del siglo I


Filón de Alejandría

Filón (15 a.C.– 45 d.C.), contemporáneo


de Jesús de Nazaret, que vivió
precisamente en Alejandría, nunca cita
ninguno de los libros deuterocanónicos en
sus escritos.[11]

Flavio Josefo

Flavio Josefo menciona (37-101 d.C.) que


solo 22 libros eran considerados como
canónicos:

“...porque no tenemos decenas de


miles de libros discordantes y en
conflicto, sino sólo veintidós (canon
hebreo), conteniendo los registros
de todos los tiempos, los cuales han
sido justamente considerados como
divinos. Y de estos, cinco son los
libros de Moisés ... Luego, los
Profetas que siguieron, compilaron
la historia del período desde
Moisés hasta el reino de Artajerjes
sucesor de Jerjes, rey de Persia, en
trece libros, [sobre] lo que se hizo
en sus tiempos. Los restantes
cuatro libros comprenden himnos a
Dios e instrucciones prácticas para
los hombres.”[12]

Flavio Josefo

Jamnia
Tras la caída de Jerusalén y su Templo en
el 70, un grupo de rabinos fundó una
escuela en Jamnia. Allí sucedieron varias
discusiones sobre los libros del Tanaj.

"El resultado de sus debates [de


Yohanan ben Zakkai y otros] fue
que, pese a las objeciones,
Proverbios, Eclesiastés, Cantares y
Ester fueron reconocidos como
canónicos; Eclesiástico no fue
reconocido (Talmud de Babilonia
Shabbat 30 b; Mishná Yadaim 3:5;
Talmud de Babilonia Magillah 7 a;
Talmud de Jeusalén Megillah 70 d).
Los debates de Jamnia «no tienen
que ver con la aceptación de ciertos
escritos dentro del Canon, sino más
bien con su derecho a permanecer
allí» (A. Bentzen, Introduction to
the Old Testament, i [Copenhagen,
1948], p. 31). Hubo alguna
discusión previa en la escuela de
Shammai acerca de Ezequiel, que
ya hacía mucho estaba incluido
entre los Profetas, pero cuando un
rabino ingenioso mostró que
realmente no contradecía a Moisés,
como se había alegado, se
allanaron las dudas (Talmud de
Babilonia Shabbat 13 b)."

F.F. Bruce[13]

Canonicidad
Siglos II y III

El primer autor cristiano del cual tenemos


referencia que habló del canon del Antiguo
Testamento fue el obispo de Sardes,
Melitón. En una carta, menciona los libros
del canon hebreo a excepción de Ester.[14]

A mediados del III siglo, Orígenes


afirmaba, citado por Eusebio de Cesárea:

"No se ha de ignorar que los libros


testamentarios, tal como los han
transmitido los hebreos, son
veintidós, tantos como número de
letras hay en entre ellos"
Orígenes

Entre los veintidós libros a los que se


refiere Orígenes son citados como
canónicos los deuterocanónicos
Macabeos y la Epístola de Jeremías (el
último capítulo del libro de Baruc), los
veintidós libros citados por el son:

Génesis; Éxodo; Levítico; Números;


Deuteronomio; Josué; Jueces y Ruth
en un solo libro; Reyes I y II (1
Samuel y 2 Samuel) en uno; Reyes
III y IV (1 Reyes y 2 Reyes) en uno;
Crónicas (1 Crónicas y 2 Crónicas)
en uno; Esdras I y II (Esdras-
Nehemías) en uno; Salmos;
Proverbios de Salomón; Eclesiastés;
el Cantar de Cantares; Isaías;
Jeremías con Lamentaciones y la
epístola en uno; Daniel; Ezequiel;
Job; Esther; y además Macabeos.[15]

Hay que reconocer, sin embargo, que en la


práctica, Orígenes se negó a excluir
totalmente los apócrifos, porque se los
empleaba en la Iglesia, como él mismo lo
explica en su Carta a Julio Africano.

En el Fragmento Muratoriano también


conocido como Canon de Muratori
podemos encontrar que el libro de la
Sabiduría de Salomón era aceptado por la
iglesia, aunque se desconoce si algún otro
era aceptado debido a que al documento
le falta una parte.

"...Pero la carta de Judas y las dos


superscritas con el nombre de Juan
han sido aceptadas por la Iglesia
Católica, la Sabiduría también,
escrita por los amigos de Salomón
en su honor..."

Fragmento Muratoriano[16]

Siglos IV y V

Atanasio (367 d.C.) en una de sus cartas


pascuales da una lista muy parecida a la
de Orígenes y al canon hebreo, con la
diferencia de que incluye Baruc y la
Epístola de Jeremías como canónicos y
además omite a Ester.

"Pero para mayor exactitud debo ...


añadir esto: hay otros libros fuera
de éstos, que no están ciertamente
incluidos en el canon, pero que han
sido desde el tiempo de los padres
dispuestos para ser leídos a
aquellos que son convertidos
recientes a nuestra comunión y
desean ser instruidos en la palabra
de la verdadera religión. Estos son
la Sabiduría de Salomón, la
Sabiduría de Sirá [Eclesiástico],
Ester, Judit y Tobit ... Pero mientras
los primeros están incluidos en el
canon y estos últimos se leen [en la
iglesia], no se ha de hacer mención
a los libros apócrifos. Son la
invención de herejes que escriben
según su propia voluntad ..."

Atanasio[17]

Cirilo de Jerusalén en su libro Catechetical


Lectures cita como libros canónicos a
"Jeremías, Baruc, Lamentaciones y la
Epístola de Jeremías".[18][19]

Gregorio Nacianceno da una lista de libros


canónicos en verso, en donde reconoce
veintidós libros; omite Ester.[20] Anfiloquio
sigue la línea de Gregorio, pero añade:
"Junto con éstos, algunos incluyen Ester".
Epifanio (385 d.C.) menciona que "hay 27
libros dados por Dios a los judíos, pero se
cuentan como 22, porque diez libros se
duplican y se cuentan como cinco". Él
escribió en su Panarion que los judíos
tenían en sus libros a Baruc como
canónico combinado con Jeremías y
Lamentaciones en un solo libro, mientras
decía Sabiduría de Sirach y la Sabiduría de
Salomón eran libros de disputada
canonicidad.[21] [22] En otra parte añade
como apéndice al Nuevo Testamento a la
Sabiduría de Salomón y a la de Sirá.[23]

Agustín reconocía la importancia de las


lenguas originales, no sabía hebreo, e
instó en su correspondencia con Jerónimo
a que éste realizase su nueva versión a
partir de la Septuaginta. Da una lista del
canon del Antiguo y Nuevo Testamentos
en Sobre la Doctrina Cristiana Libro II
Cápítulo 8:13 (397 - 426 d.C.), en el cual
incluye los deuterocanónicos:

Ahora, todo el canon de la


Escritura en el cual decimos que
este juicio debe ser ejercido, está
contenido en los siguientes libros: -
Cinco libros de Moisés, es decir,
Génesis, Éxodo, Levítico, Números,
Deuteronomio; un libro de Josué
hijo de Nun; uno de los Jueces; un
breve libro llamado Ruth; a
continuación, cuatro libros de
Reyes (los dos libros de Samuel y
los dos libros de Reyes), y dos de
Crónicas, Job y Tobías, y Esther, y
Judith, y los dos libros de
Macabeos, y los dos de Ezra
(Esdras -Nehemiah).. un libro de los
Salmos de David; y tres libros de
Salomón, es decir, Proverbios,
Cantar de Cantares y Eclesiastés ...
Dos libros más, uno llamado
Sabiduría y el otro Eclesiástico ...
Doce libros separados de los
profetas que están conectados
entre sí, y que nunca han sido
separados, se cuentan como un
solo libro; Los nombres de estos
profetas son los siguientes: Oseas,
Joel, Amos, Abdías, Jonás, Miqueas,
Nahúm, Habacuc, Sofonías, Hageo,
Zacarías, Malaquías; Luego están
los cuatro grandes profetas, Isaías,
Jeremías, Daniel, Ezequiel.[24]

Agustín admite que el libro de Macabeos


es canónico para la Iglesia pero no es
contado como canónico por los judíos:

"Desde el tiempo de la restauración


del templo entre los judíos no hubo
ya reyes, sino príncipes, hasta
Aristóbulo. El cálculo del tiempo de
éstos no se encuentra en las Santas
Escrituras llamadas canónicas,
sino en otros escritos, entre los
cuales están los libros de los
Macabeos, que no tienen por
canónicos los judíos, sino la
Iglesia..."

Agustín[25]

Inocencio I en una carta al obispo de


Tolosa, Exuperio, da en 405 una lista de
libros del AT que incluye los
deuterocanónicos.

"Qué libros realmente son recibidos


en el canon, esta breve adición lo
muestra. Estas son, por lo tanto,
las cosas de las que deseo seas
informado. Cinco libros de Moisés,
es decir, Génesis, Éxodo, Levítico,
Números y Deuteronomio, y Josué
hijo de Nun [libro de Joshua], y
Jueces, y los cuatro libros de Reyes
[Samuel I & II y Reyes I & II] junto
con Rut, dieciséis libros de los
Profetas, cinco libros de Salomón
[Proverbios, Eclesiastés, Cantar de
Cantares, Sabiduría de Salomón y
Eclesiástico], y los salmos. También
de los libros históricos, un libro de
Job, uno de Tobías, uno de Esther,
uno de Judit, dos de Macabeos, dos
de Esdras [Esdras y Nehemías], dos
de Crónicas.

Inocencio[26]
Rufino en su Comentario al Credo de los
Apóstoles da luego del Concilio de
Cartago del 397 una lista de libros del
Antiguo Testamento que corresponde
exactamente al canon hebreo:

"Pero debiera saberse que hay


también otros libros que nuestros
padres no llaman canónicos, sino
eclesiásticos, es decir, Sabiduría,
llamado Sabiduría de Salomón, y
otra Sabiduría, llamada la
Sabiduría del hijo de Sirá, el último
de los cuales los latinos llaman por
el título general de Eclesiástico... A
la misma clase pertenecen el libro
de Tobit, y el libro de Judit, y los
libros de los Macabeos... todos los
cuales se han leído en las Iglesias,
pero no se apela a ellos para la
confirmación de la doctrina. Al
resto de escritos les han llamado
«apócrifos»;. Estos no han admitido
que se lean en las Iglesias".

Rufino[27]

Concilios

El concilio de Laodicea (en 364 d.C.)


declaró que Jeremías, Baruc,
Lamentaciones y la Epístola de Jeremías
son canónicas en un solo libro.[28]
En el concilio de Roma del año 382 bajo el
papado de Dámaso I se define el canon
completo de la Biblia, en el que se aceptan
los 46 libros del Antiguo Testamento,
incluyendo los libros deuterocanónicos, y
los 27 de Nuevo Testamento. Desde el año
382 se formó el canon que la Iglesia
católica utiliza actualmente, y que fue el
único canon utilizado —tanto por católicos
como protestantes— hasta ya avanzado el
siglo XIX, cuando fueron suprimidos
definitivamente los libros
deuterocanónicos de las Biblias
protestantes. La sección del concilio de
Roma del año 382 en que se decreta el
canon definitivo dice:
"Del canon de la sagrada Escritura
(1) [Del mismo decreto y de las
actas del mismo Concilio de Roma]
D-84 Asimismo se dijo: Ahora hay
que tratar de las Escrituras divinas,
qué es lo que ha de recibir la
universal Iglesia Católica y qué
debe evitar. Empieza la relación del
Antiguo Testamento: un libro del
Génesis, un libro del Éxodo, un
libro del Levítico, un libro de los
Números, un libro del
Deuteronomio, un libro de Jesús
Navé [Josué], un libro de los Jueces,
un libro de Rut, cuatro libros de los
Reyes [Samuel I & II, Reyes I & II],
dos libros de los Paralipómenos
[Crónicas], un libro de ciento
cincuenta Salmos, tres libros de
Salomón: un libro de Proverbios,
un libro de Eclesiastés, un libro del
Cantar de los Cantares; igualmente
un libro de la Sabiduría, un libro
del Eclesiástico. Sigue la relación
de los profetas: un libro de Isaías,
un libro de Jeremías, con Cinoth, es
decir, sus Lamentaciones, un libro
de Ezequiel, un libro de Daniel, un
libro de Oseas, un libro de Amós,
un libro de Miqueas, un libro de
Joel, un libro de Abdías, un libro de
Jonás, un libro de Naún, un libro de
Habacuc, un libro de Sofonías, un
libro de Ageo, un libro de Zacarías,
un libro de Malaquías. Sigue la
relación de las historias: un libro
de Job, un libro de Tobías, dos
libros de Esdras, un libro de Ester,
un libro de Judit, dos libros de los
Macabeos. Sigue la relación de las
Escrituras del Nuevo Testamento
que recibe la santa Iglesia católica:
un libro de los Evangelios según
Mateo, un libro según Marcos, un
libro según Lucas, un libro según
Juan. Epístolas de Pablo Apóstol, en
número de catorce: una a los
Romanos, dos a los Corintios, una a
los Efesios, dos a los
Tesalonicenses, una a los Gálatas,
una a los Filipenses, una a los
Colosenses, dos a Timoteo, una a
Tito, una a Filemón, una a los
Hebreos. Asimismo un libro del
Apocalipsis de Juan y un libro de
Hechos de los Apóstoles. Asimismo
las Epístolas canónicas, en número
de siete: dos Epístolas de Pedro
Apóstol, una Epístola de Santiago
Apóstol, una Epístola de Juan
Apóstol, dos Epístolas de otro Juan,
presbítero, y una Epístola de Judas
Zelotes Apóstol [v. 162](2). Acaba el
canon del Nuevo Testamento."

Aníbal Ernesto Fosbery[29]

El Concilio de Hipona (393 d.C.) registra


las Escrituras que se consideran
canónicas; los libros del Antiguo
Testamento son de la siguiente manera:
Génesis; Éxodo; Levítico; Números;
Deuteronomio; Josué; Jueces; Rut;
Reyes 4 libros [Samuel I & II, Reyes
I & II] ; Crónicas 2 libros; Job;
Salmos; los cinco libros de Salomón
[Proverbios, Eclesiastés, Cantar de
los Cantares, Sabiduría de Salomón
y Eclesiástico; los doce libros de los
profetas; Isaías; Jeremías; Ezequiel;
Daniel; Tobías; Judit; Esther;
Esdras 2 libros [Esras-Nehemías];
Macabeos 2 libros.

El Concilio de Cartago (419 AD) en su


canon 24 confirmó el canon emitido en
Hipona citando de la misma manera todos
los libros deuterocanónicos como
Escrituras canónicas.[30]

Influencia de Jerónimo

Jerónimo hizo una revisión de los Salmos


y los Evangelios de la Vetus Latina por
petición de Dámaso, obispo de Roma. Al
morir el papa, Jerónimo hizo un
peregrinaje a Belén en el 386. Comenzó
con una nueva revisión del Salterio en latín
conforme a la Septuaginta (LXX), pero
luego decidió trabajar a partir del texto
hebreo. En el 405 completo su traducción.
En el prólogo escribió:
"Este prólogo a las Escrituras
puede servir como un prefacio con
yelmo [galeatus] para todos los
libros que hemos vertido del hebreo
al latín, para que podamos saber —
mis lectores tanto como yo mismo
— que cualquiera [libro] que esté
más allá de estos debe ser
reconocido entre los apócrifos. Por
tanto, la Sabiduría de Salomón,
como se la titula comúnmente, y el
libro del Hijo de Sirá [Eclesiástico]
y Judit y Tobías y el Pastor no están
en el Canon."

Jerónimo[31]
"Como la Iglesia lee los libros de
Judit y Tobit y Macabeos, pero no
los recibe entre las Escrituras
canónicas, así también lee
Sabiduría y Eclesiástico para la
edificación del pueblo, no como
autoridad para la confirmación de
la doctrina."

Jerónimo[31]

Sin embargo, Jerónimo escribe más tarde


en su Prólogo a Judit que el libro de Judit
era considerado como Escritura por el
Primer Concilio de Nicea.

Entre los hebreos, el Libro de Judith


se encuentra entre los
Hagiographa... Pero debido a que el
Concilio de Nicea encontró que este
libro ha sido contado entre el
número de las Sagradas Escrituras,
he aceptado tu pedido.[32]

En su respuesta a Rufino, Jerónimo afirmó


que el era consecuente con la elección de
la iglesia con respecto a la versión de las
porciones deuterocanónicas de Daniel que
los judíos de su tiempo no incluían:

¿Qué pecado he cometido al seguir


el juicio de las iglesias? Pero
cuando repito lo que los judíos
dicen contra la historia de Susana y
el Himno de los Tres Jóvenes, y los
cuentos de Bel y el Dragón, que no
están contenidas en la Biblia
hebrea, el hombre que me acusa se
prueba a sí mismo ser un tonto y
un calumniador; porque yo no
expliqué lo que pensaba sino lo que
comúnmente ellos dicen en nuestra
contra.(Against Rufinus, II:33 [402
d.C.])[33]

Así, Jerónimo reconoció el principio por el


cual el canon se establecería: por el juicio
de la Iglesia (al menos las iglesias locales
en este caso) en lugar de su propio juicio o
el juicio de los judíos; aunque referente a
la traducción de Daniel al griego, se
preguntó por qué se debería usar la
versión de un traductor al que consideraba
hereje y judaizante (Teodoción).[33]

Numerosos autores de este tiempo


apoyaron la opinión de Jerónimo y el
canon hebreo, tales como Beda, Alcuino,
Nicéforo de Constantinopla, Rabano
Mauro, Agobardo de Lyon, Pedro Mauricio,
Hugo y Ricardo de San Víctor, Pedro
Comestor, Juan Belet, Juan de Salisbury, el
anónimo autor de la Glossa Ordinaria, Juan
de Columna, Nicolás de Lira, William
Occam, Alfonso Tostado y el Cardenal
Francisco Jiménez de Cisneros (editor de
la famosa Políglota Complutense, el
mayor monumento a la erudición bíblica
católica del siglo XVI):

"En la Iglesia latina, a través de


toda la Edad Media hallamos
evidencia de vacilación acerca del
carácter de los deuterocanónicos.
Hay una corriente amistosa hacia
ellos, otra distintamente
desfavorable hacia su autoridad y
sacralidad, mientras que oscilando
entre ambas hay un número de
escritores cuya veneración por
estos libros es atemperada por
cierta perplejidad acerca de su
posición exacta, y entre ellos
encontramos a Santo Tomás de
Aquino. Se encuentran pocos que
reconozcan inequívocamente su
canonicidad. La actitud prevalente
de los autores occidentales
medievales es substancialmente la
de los Padres griegos."[34]

George J. Reid

Siglos VI y VII

Los cánones apostólicos aprobados por el


concilio de Concilio Quinisexto en 692 d.C.
(concilio no reconocido por la Iglesia
Católica) declara que son venerables y
sagrados los primeros tres libros de
Macabeos y Sirácides.[35]
Gregorio Magno escribió acerca de la
distinción entre los libros canónicos y los
deuterocanónicos:

"Con referencia a tal particular no


estamos actuando irregularmente,
si de los libros, aunque no
canónicos, sin embargo otorgados
para la edificación de la Iglesia,
extraemos testimonio. Así, Eleazar
en la batalla hirió y derribó al
elefante, pero cayó debajo de la
misma bestia que había matado"

Gregorio Magno[36]

Los obispos africanos Jumilius y


Primasius siguen a Jerónimo; Anastasio
de Antioquía y Leoncio, reconocen el
canon hebreo.

Juan Damasceno, en su Exposición de la


Fe Ortodoxa (4:18) defiende asimismo el
canon hebreo, el cual explica con cierto
detalle, y agrega:

"Está también el Panaretus, esto es


la Sabiduría de Salomón, y la
Sabiduría de Jesús, publicada en
hebreo por el padre de Sirá y
posteriormente traducido al griego
por su nieto, Jesús hijo de Sirá.
Estos son virtuosos y nobles, pero
no son contados ni fueron
depositados en el arca."
Juan Damasceno[37]

Siglos IX a XVI

Concilios

El Concilio de Florencia en 1442 d.C.


declaró como canónicos los libros de
Judith, Esther, Sabiduría, Eclesiástico,
Baruc y dos libros de los Macabeos.

Cinco libros de Moisés, es decir


Génesis, Éxodo, Levítico, Números,
Deuteronomio; Josué, Jueces, Rut,
cuatro libros de Reyes (Reyes I & II,
Samuel I & II) , dos de
Paralipomenon (Crónicas), Esdras,
Nehemías, Tobías, Judit, Ester, Job,
Salmos de David, Proverbios,
Eclesiastés, Cantar de los Cantares,
Sabiduría, Eclesiástico, Isaías,
Jeremías, Baruc, Ezequiel, Daniel;
los doce profetas menores: Oseas,
Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas,
Nahúm, Habacuc, Sofonías, Hageo,
Zacarías, Malaquías; dos libros de
los Macabeos.[38]

El Concilio de Trento en 1546 d.C. apoyó


las decisiones sobre qué libros incluir en el
canon que fueron determinados por
concilios anteriores.[39] Si bien la mayoría
en Trento apoyó esta decisión, hubo
participantes en la minoría que no
estuvieron de acuerdo con los libros
aceptados en el canon. Entre la minoría
estaban los cardenales Seripando y
Cayetano, este último un opositor de
Lutero en Augsburgo.[40][41] Los Padres en
sesión en Trento confirmaron las
declaraciones de los concilios anteriores
que también incluían los libros
deuterocanónicos, como el Concilio de
Roma (382), el Concilio de Hipona (393), el
Concilio de Cartago (397 y 419) y el
Concilio de Florencia (1442) y proporcionó
"el primer pronunciamiento infalible y
efectivo que se promulgó del canon
dirigido a la Iglesia universal".[42]
Los rollos del mar muerto

Se han encontrado fragmentos de tres


libros deuterocanónicos (Sirach, Tobit y
Baruch) entre los Rollos del Mar Muerto
encontrados en Qumrán.

Sirácides, cuyo texto hebreo ya se conocía


de El Cairo Geniza, se ha encontrado en
dos pergaminos (2QSir o 2Q18, 11QPs_a o
11Q5) en hebreo. Se ha encontrado otro
rollo hebreo de Sirácides en Masada.[43]
Cinco fragmentos del Libro de Tobías se
han encontrado en Qumrán escritos en
arameo y uno escrito en hebreo (papiros
4Q, n. 196-200).[43][44] La epístola de
Jeremías (o capítulo 6 de Baruc) se ha
encontrado en la cueva 7 (papiro 7Q2) en
griego.[43] Los eruditos recientes[45] han
teorizado que la biblioteca del Qumrán (de
aproximadamente 1100 manuscritos
encontrados en las once cuevas de
Qumrán[46]) no se produjo por completo en
Qumrán, sino que pudo haber incluido
parte de la biblioteca del Templo de
Jerusalén, que pudieron haber sidos
escondidos en las cuevas para su
custodia en el momento en que el Templo
fue destruido por los romanos en el año
70.

Situación actual en la cristiandad


La canonicidad de los libros
deuterocanónicos es distinta para los
diversos grupos que tienen como
sagrados a los textos hebreos. La
comunidad judía y algunas de las
organizaciones cristianas de origen
protestante no aceptan los libros
deuterocanónicos en su canon. La Iglesia
católica los consideran de segundo canon;
o sea que no son tomados como parte del
primer canon, sin embargo se les
reconoce autoridad.

Las Iglesias ortodoxas no tienen un


criterio uniforme sobre la canonicidad de
los deuterocanónicos del Antiguo y del
Nuevo Testamento, que son aceptados
por unas y rechazados por otras.[47]

Adicionalmente, algunas iglesias


orientales, incluyen en el canon de la
Biblia, en adición a ellos, algunos otros
textos, como el Salmo 151, la Oración de
Manasés, 3 y 4 Esdras, y 3 y 4 Macabeos;
los cuales aparecen en códices antiguos
de la Septuaginta, así como de otros
antiguos textos bíblicos; algunos de los
cuales contenían, asimismo, el Libro de las
Odas y el Libro de los Salmos de Salomón.
En adición a ellos, la Iglesia copta también
acepta el Libro de Enoc, el Libro de los
Jubileos, y algunos otros más.
Los argumentos en contra y a favor de los
deuterocanónicos como parte del canon
son muchos, variados y complejos. El
mayor argumento de sus opositores, y el
único de fondo,[cita requerida] ha sido su
omisión del canon del Tanaj judío
palestinense, o tal vez su posible
supresión en el mismo de un canon
consensual aún más antiguo, como
algunos autores proponen. Pero algunos
autores sostienen que el canon del Tanaj
representa posturas fariseas, y fue
elaborado por judíos expresamente
opositores al cristianismo (la escuela de
Yabné o Yamnia), mientras que es posible
encontrar referencias a algunos
deuterocanónicos como textos sagrados
en escritos judíos de distintas corrientes, y
300 de las 350 referencias al Antiguo
Testamento que se hacen en el Nuevo
Testamento son tomadas de la versión
alejandrina. Por otra parte, se debate
sobre la lengua de los textos originales de
algunos de estos libros, es decir, el griego;
aunque estas cuestiones no afectan a los
textos escritos en hebreo de forma
original, como el Eclesiástico[cita requerida].

Realidad histórica
Desde una perspectiva estrictamente
histórica, a través de la historia, los
deuterocanónicos han estado presentes
en las Biblias de todas las facciones
cristianas anteriores a la reforma
protestante del Siglo XVI. También están
presentes en todas las versiones bíblicas
protestantes anteriores al año de 1826, y
también en al menos algunas ediciones
posteriores de esas mismas Biblias.[48]
Además de las Biblias cristianas
ortodoxas y católicas, actualmente se
siguen incluyendo en las Biblias luteranas,
anabaptistas, anglicanas y episcopalianas.

Notas y referencias
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Christian Doctrines; Pág. 53;
Continuum; Londres, Inglaterra, 1958;
ISBN 0-8264-5252-3.
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sagradas en la Biblia cristiana, La
extensión del canon de las Escrituras
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canónico». Diccionario para el estudio
de la Biblia. Buenos Aires: Amico.
pp. 57-58. ISBN 978-987-25195-1-3.
«Sixto de Siena (1520-1569) dio el
nombre de "deuterocanónicos
(=canónicos en segundo lugar)" a los
libros que no fueron recibidos en el
canon desde el primer momento [...]
En el Nuevo Testamento: las cartas a
los hebreos, de Santiago, segunda de
Pedro, segunda y tercera de Juan, de
Judas y el Apocalipsis.»
4. A. Paul, p. 46; Bruce, p. 105.
5. Díez Macho, Alejandro; Bartina,
Sebastián (1966). Enciclopedia de la
Biblia. Barcelona: Lion Publishing.
ISBN 84-7151-351-X.
6. Karen H. Jobes and Moises Silva
(2001). Invitation to the Septuagint .
Paternoster Press. ISBN 1-84227-061-
3.
7. Timothy McLay, The Use of the
Septuagint in New Testament
Research ISBN 0-8028-6091-5 .—The
current standard introduction on the
NT & LXX.
8. The canon of the original Old Greek
LXX is disputed. This table reflects the
canon of the Old Testament as used
currently in Orthodoxy.
9. also called Τωβείτ or Τωβίθ en
alguns fuentes.
10. or Tōbeit or Tōbith
11. The Works of Philo- Complete and
unabridged. Transl. C.D. Yonge; New
Updated Version. Peabody:
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Donado, José) (2002). Antigüedades
de los judíos, 9:12. Madrid: Akal.
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Paternoster Press, 1970, p. 133
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46. Zukeran, Patrick (2011). Unless I See
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1462706204. Consultado el 11 de
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47. Rivas, Luis H. (2010). «Déutero-
canónico». Diccionario para el estudio
de la Biblia. Buenos Aires: Amico.
pp. 57-58. ISBN 978-987-25195-1-3.
«Las Iglesias ortodoxas no tienen un
criterio uniforme entre ellas. Los
déutero-canónicos del Antiguo y del
Nuevo Testamento son admitidos por
unas y rechazados por otras.»
48. Usted puede tener acceso, por
ejemplo, a los textos completos de la
Biblia de Casiodoro de Reina, llamada
Biblia del Oso (1569) , en formato de
archivo escanográfico, en el sitio de
Clásicos Digitales de la Universidad
Conimbricense . También puede tener
acceso al grueso de los textos de la
Biblia de Cipriano de Valera, llamada
Biblia del Cántaro (1602) , en formato
de archivo PDF, en el sitio de Libros
de Google.es . Los gruesos de los
textos de al menos algunas de las
numerosas Biblias protestantes
inglesas con “Apocrypha” se
encuentran disponibles para su
descarga en los sitios de e-Sword , y
de The Unbound Bible , de Biola
University .

Véase también
Biblia
Biblia católica
Septuaginta
Tanaj

Enlaces externos
1. “Del Antiguo Testamento a la
antropología cristiana: la importancia
decisiva de los Libros
Deuterocanónicos”
Archivado el 24 de enero de 2011 en la
Wayback Machine. en el Depósito
Académico Digital de la Universidad de
Navarra
1. “¿Qué hay con esos libros ‘extra’ de la
Biblia?” en The David MacDonald’s
Official Web Site
2. El Canon de las Escrituras en
Apologética Católica
3. Historia del Canon Bíblico, Parte 3 de
7 en Biblia Esfera.
4. Historia del Canon Bíblico, Parte 4 de
7 en Biblia Esfera.
5. Historia del Canon Bíblico, Parte 5 de
7 en Biblia Esfera.
6. Historia del Canon Bíblico, Parte 6 de
7 en Biblia Esfera.
7. Canon of the Old Testament en New
Advent
8. “Defending the Deuterocanonicals”
en Eternal Word Television Network

Datos: Q201410
Multimedia: Deuterocanonical
books

Obtenido de
«https://es.wikipedia.org/w/index.php?
title=Deuterocanónicos&oldid=118018092»
Última edición hace 2 meses por Aosbot

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SA 3.0 , salvo que se indique lo contrario.

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