La Prenda Como Derecho Real de Garantia
La Prenda Como Derecho Real de Garantia
La Prenda Como Derecho Real de Garantia
Contenido
RESUMEN ...................................................................................................................................2
NORMATIVA .............................................................................................................................2
La Prenda como Garantía de Obligaciones ................................................................ 2
DOCTRINA .................................................................................................................................2
Concepto de Derecho Real de Garantía ......................................................................2
Concepto de Prenda ...........................................................................................................3
La Prenda como Contrato y Derecho Real de Garantía .........................................3
JURISPRUDENCIA ....................................................................................................................3
1. Consecuencias de la Prenda como Garantía .....................................................3
2. La Prenda como Derecho de Garantía Específico ............................................4
3. Prenda: Garantía Colateral .....................................................................................6
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RESUMEN
NORMATIVA
DOCTRINA
2
Concepto de Prenda
[Puig Peña, F.]iii
[P. 838] La prenda es un derecho real, sobre la cosa mueble, establecido en garantía
de una obligación, por cuya virtud se entrega aquélla al acreedor a un tercero de
común acuerdo, con el fin de que quede en su posesión hasta el completo pago del
crédito y pueda procederse en caso de incumplimiento a instar de la cosa empeñada,
satisfaciendo entonces, con su importe las responsabilidades pecuniarias que nazcan
de la obligación garantizada.
[P. 316] Contrato y derecho real por los cuales una cosa mueble se constituye en
garantía de una obligación, con entrega de la posesión al acreedor y derecho de éste
para enajenarla en caso de incumplimiento y hacerse pago con lo obtenido.
JURISPRUDENCIA
"III. Lo resuelto se ajusta a derecho porque la prenda está inscrita y el cobro debe
hacerse en la vía ejecutiva prendaria con renuncia de trámites, como lo disponen los
artículos 674 y 690 del Código Procesal Civil. No esta por demás agregar que, si bien es
cierto, en el escrito inicial la parte actora renuncia al privilegio prendario esa situación
por si sola resulta improcedente. En efecto, la prenda debidamente inscrita concede el
privilegio previsto en el artículo 674 del Código Procesal Civil, el cual no es exclusivo de
la parte acreedora. Ese privilegio se traduce en la posibilidad de rematar por vía de la
ejecución pura el bien dado en garantía, lo cual tiene beneficios para las dos partes
contratantes: para la acreedora al asegurarse con un bien determinado e
individualizado la recuperación de su crédito, sin necesidad de promover un proceso
de conocimiento para subastar dicha garantía; y para el deudor porque tiene
conocimiento que ese único bien de su patrimonio responde por la obligación, de ahí
que en caso de incumplimiento tiene la certeza que la garantía otorgada previamente
responderá y no otros bienes. Permitirle a la acreedora que renuncie en forma
unilateral al privilegio, sería sorprender a la deudora en su posición frente al crédito.
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Esa tesis la recoge de manera implícita el artículo 690 del Código Procesal Civil, norma
que de manera imperativa establece que la prenda inscrita sólo dará derecho para
perseguir los bienes pignorados. La disposición de comentario prevé únicamente dos
excepciones a la regla; esto es, la posibilidad de la acreedora prendaría para perseguir
otros bienes del deudor: 1: cuando exista resolución firme que establezca un saldo en
descubierto, supuesto que no se ha acreditado ya que no consta en autos que el
vehículo dado en prenda se haya rematado con anterioridad; y 2: cuando se haya
probado, sumariamente, que la garantía se ha desmejorado, o se ha extinguido por
ejecución de una prenda de mejor grado, o por pérdida de la cosa o abandono del
dueño. Tampoco consta dentro del expediente ninguna de esas circunstancias. Lo
correcto es promover el proceso prendario, y dentro de él demostrar alguno de los
supuestos indicados, todo lo cual se echa de menos. La parte actora pretende tramitar
la prenda inscrita como ejecutivo simple, lo que implica perseguir otros bienes sin
cumplir con lo dispuesto en la citada norma legal. Para ello no es suficiente renunciar
unilateralmente al privilegio, como se dijo, ni la existencia de un proceso anterior
promovido por el acreedor de primer grado. Por todo lo expuesto, se confirma la
resolución recurrida."
[Tribunal Agrario]vi
Voto de mayoría
"IV. El patrimonio del deudor es la garantía del acreedor, pero es solo una garantía
genérica. El acreedor no tiene la certeza de poder satisfacerse, en caso de
incumplimiento, sobre un determinado bien del deudor. Los bienes pueden ser
vendidos a un tercero y así substraídos a la garantía del acreedor, o bien puede
someterse a la ejecución forzosa de parte de otro acreedor entre otros. La prenda y la
hipoteca, constituyen garantías específicas: otorgan al acreedor la certeza de poderse
satisfacer sobre determinado bien. Tienen en común la función de vincular
determinado bien a un crédito; el objeto garante puede ser del mismo deudor o de un
tercero (considerado tercero dador de la prenda o la hipoteca), que consiente en
responder por una deuda ajena. Entre prenda e hipoteca existe, en cuanto al objeto
una diferencia: la prenda se hace recaer sobre cosas muebles, derechos de crédito, o
universalidad de muebles, mientras la hipoteca se constituye, en cambio, sobre bienes
inmuebles. En los dos casos, se trata de garantías reales. Se les define como derechos
reales de garantía sobre cosa ajena. El bien permanece en propiedad de quien, siendo
el deudor o un tercero, lo ha dado en prenda o hipoteca y que puede ser libremente
enajenado por el propietario.
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derecho de seguimiento y el derecho de prelación. El primero se refiere al derecho de
proceder a la ejecución forzosa del bien aunque se encuentre en manos de un tercero
adquirente; en otros términos, la prenda y la hipoteca siguen la cosa -por ello se habla
de derecho real- en todos los sucesivos traspasos de propiedad, siempre y cuando el
crédito no se haya extinguido. Se trata de derechos reales de garantía -contrapuestos a
otros derechos reales en cosa ajena que son derechos reales de goce- porque su
función no es atribuir a su titular formas de goce del bien sino ofrecerle la garantía de
su crédito. El derecho de prelación consiste en la facultad del acreedor de satisfacerse
sobre el precio, obtenido de la venta forzosa del bien, con preferencia respecto de
otros acreedores del mismo deudor. Si el crédito, por ejemplo, es un millón y la cosa
dada en prenda o hipoteca en la ejecución forzosa, alcanza dicha suma o un precio
inferior, la totalidad corresponderá al acreedor pignoraticio o hipotecario, con total
exclusión de otros acreedores; al contrario, si de la venta forzosa se obtienen dos
millones, el millón restante, luego de la satisfacción del acreedor pignoraticio o
hipotecario, será distribuido entre eventuales acreedores; el remanente, una vez
satisfechos todos los acreedores, corresponde al propietario de la cosa dada en
prenda, sea que se trate del propio deudor o de un tercero.
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certificados de prenda, con renuncia de trámites del juicio ejecutivo, el acreedor puede
solicitar la ejecución forzosa del bien.
VIII. De las garantías reales (prenda, hipoteca) se distinguen las garantías personales.
En estas, una persona garantiza, con su propio patrimonio, el cumplimiento de una
obligación ajena. Figura típica de garantías personales es la fianza: el contrato en virtud
del cual una persona, el fiador, garantiza el cumplimiento de una obligación ajena,
obligándose personalmente con el acreedor. El efecto que produce es la
responsabilidad solidaria, del deudor y del fiador, a favor del acreedor. Este puede, a
su parecer, exigir el pago de uno o del otro, sin necesidad de dirigirse primero contra el
deudor principal. De este modo, el acreedor podrá hacer uso de la responsabilidad
patrimonial de una o de ambas personas, pues encuentra la garantía de su crédito
tanto en el patrimonio del deudor principal como del fiador. El fiador se convierte, al
mismo tiempo, en deudor. Su obligación es subsidiaría respecto a la obligación
garantizada, es decir, es válida solo si la obligación del deudor principal tiene validez.
En otros términos, la causa del contrato de fianza es la garantía de un débito ajeno: si
éste falta, la causa de la fianza desaparece tratándose del contrato de prenda. Por ello,
la fianza no puede exceder lo que es debido por el deudor. El fiador puede oponer al
acreedor las excepciones correspondientes al deudor principal, comprendida la
excepción de compensación. Si el acreedor se dirige contra el deudor principal, y éste
paga, se extingue la obligación principal, y, en consecuencia, la fianza. En sentido
contrario, si el acreedor se dirige contra el fiador, quien cancela la deuda, éste tiene la
acción de regreso sobre el deudor principal para el reembolso de lo que ha pagado."
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todo el clausulado del contrato de constitución prendaria no se hace referencia alguna
a la existencia de otro documento que garantice la misma obligación, no hay una sola
cláusula en la que se indique que ese documento constituye garantía colateral de una
letra de cambio. Por otra parte, en la copia de la letra de cambio, agregada a folio 72,
tampoco se mencionada la existencia de otro documento que constituya garantía
colateral de ésta. Por esa razón el recurso resulta improcedente."
i
ASAMBLEA LEGISLATIVA. Ley 3284 del treinta de abril de 1964. Código de Comercio. Vigente
desde 27/05/1964. Versión de la Norma 15 de 15 del 24/08/2016. Publicada en: Gaceta No
119 del 27/05/1964. Alcance: 27.
ii
ALBALADEJO GARCÍA, Manuel. (1977). Derecho Civil. Barcelona, España. Editorial Bosh. Pp
128.
iii
PUIG PEÑA, Federico. (1976). Compendio de Derecho Civil Español.: Editorial Aranazandi.
Pamplona, España. Pp 838.
iv
CABANELLAS DE TORRES, Guillermo y GUILLERMO DE LAS CUEVAS, Guillermo. (2008).
Diccionario Jurídico Elemental. Editorial Heliasta. Buenos Aires, Argentina. Pp 316.
v
TRIBUNAL PRIMERO CIVIL. Sentencia 280 de las ocho horas con treinta y cinco minutos del
veintinueve de marzo de dos mil seis. Expediente: 05-001558-0169-CI.
vi
TRIBUNAL AGRARIO. Sentencia 655 de las quince horas con diez minutos del dieciséis de
septiembre de dos mi cuatro. Expediente: 97-000191-0298-AG.
vii
TRIBUNAL PRIMERO CIVIL. Sentencia 1541 de las siete horas con treinta minutos del
diecinueve de diciembre de dos mil tres. Expediente: 02-000165-0181-CI.