7 Historia de La Policia Tomo I
7 Historia de La Policia Tomo I
7 Historia de La Policia Tomo I
INTRODUCCIÓN
Los indicios de autoridad en función policial, aparecen en la Época Precolombina,
entre Aymaras y Quechuas. Han llegado hasta nosotros a través de las
tradiciones, crónicas y otras referencias de las instituciones aborígenes. Esos
datos dan cuenta de aquellas funciones de gobierno ejercidas por nuestros
antepasados, apoyados en la moral, las buenas costumbres, el respeto a la
ancianidad, la protección a la niñez y a la invalidez. Luego, durante la Colonia, se
advierte el transplante de la función policial de la Metrópoli a la América por los
conquistadores, su actividad durante la etapa colonial y las actividades policiales
durante la Guerra de la Independencia y los albores de la República, en que las
autoridades se guiaban por mandatos y disposiciones regionales y en algunas
circunstancias personales de quiénes estaban a cargo del Virreinato, Audiencia,
Gobernación, Corregimiento, etc., sin omitir, claro está, la fuente contenida en los
principios de la autoridad de las Ordenanzas Reales de la Monarquía española. La
primera Policía Boliviana aparece algunos meses después de haberse fundado la
República por el Mariscal Antonio José de Sucre, su funcionamiento se consolida
en la vida del país cuando salen del ámbito departamental para adquirir en 1910
carácter nacional.
TIWANACU
"El descubrimiento de los vestigios TIWANACOTAS en las costas del Atlántico es
indicio de que en una época remota una raza antiquísima vino hacia el occidente,
buscando las tierras altas, a causa de un cataclismo ocurrido en las tierras bajas
de oriente. Posteriormente pudo producirse la inmigración de procedencia
oceánica, de donde resultó la raza colla, precursora de los aymaras y de la
civilización incaica. La permanencia en la región, de restos de razas y lenguas
diferentes (los URUS, los PUQUINAS, los ATACAMAS, etc.) que nada tienen de
común con los quichuas y los aymaras, demuestra que en la zona altiplánica
existieron varias culturas superpuestas, anteriores a la dominación incaica".
En su estudio sobre la Historia de Copacabana, al hablar de las raíces de la raza
que sentó sus reales en esa bahía del Lago Sagrado, don Víctor Santa Cruz dice:
" Hubo una vez, hace acaso algunos miles de años, que unos hombres lograron
robar a la naturaleza el secreto de convertir momentáneamente la piedra más dura
y tenaz en una blanda y suave masa, en la cual perfectamente podrían manipular,
para darle la forma que quisieron y para plasmar en el granito imágenes, dibujos y
símbolos de un lenguaje que se ha perdido, conjuntamente con aquel secreto". "Y
esto que tiene visos de leyenda, parece una realidad que por suerte ha quedado
cristalizada en los monumentos megalíticos que dejaron aquellos hombres y que
sobreviven hasta hoy, a pesar del tiempo transcurrido desde entonces y de la
acción devastadora de los elementos". "En Copacabana, las islas del Sol y de la
Luna el paso de aquellos hombres que parecen de leyenda por su habilidad para
labrar la piedra, ha quedado marcado por monumentos que causan y seguirán
causando la admiración de cuantos vean con la simpleza de visitantes o de
aquellos que los estudian con manuales de arqueología o con libros de
investigación histórica". "El investigador Arturo Posnansky dice en una monografía
titulada "Tiwanacu y la Civilización en el Altiplano Andino", que La época primitiva
de Tiwanacu fue el primer esfuerzo de una de las tribus autóctonas más
inteligentes para someter religiosa y políticamente las hordas que sin sujeción
alguna vivían diseminadas en las islas y orillas del gran lago, en una vida poco
sedentaria". "El testimonio de los cronistas de la Colonia no precisaría mayores
ratificaciones para evidenciar la antigüedad de la época en que vivieron los
hombres de Tiwanacu, anterior en muchos siglos a la dominación incaica, pero, no
es inoportuno anotar que hombres de ciencia que realizaron investigaciones al
respecto, como el Conde Francis de Castelnau entre otros, están acordes en
afirmar que "el esplendor de Tiwanacu" pertenece a una época muy anterior a la
aparición de los Incas". "Más categórico que los cronistas de la Colonia, que sólo
basaban sus afirmaciones en las referencias que hacían los indios de su época, es
el investigador boliviano José María Camacho, quien afirma, como resultado de
excavaciones efectuadas en el suelo de Tiwanacu, que el espesor de la capa
sedimentaria que ha venido acumulándose en siglos, es de más de un metro".
"Comparando este espesor dentro de las condiciones topográficas del lugar, con el
detritus depositado en otras antiguas ciudades cuya época de destrucción es
evidentemente conocida, resulta que, siglos más o siglos menos las ruinas de
Tiwanacu cuentan cerca de cuatro mil años, esto es, que se remontan a las
primeras edades postdiluvianas, y que son contemporáneas de Nínive y Babilonia,
los centros más antiguos de la civilización en el viejo mundo". "La civilización
alcanzada por los hombres de Tiwanacu y de Copacabana, no se circunscribió a la
orilla del Lago Titicaca, ni se detuvo sólo en la meseta altiplánica. Su superficie
llegó, por el Norte hasta el paralelo 8 al Sur de la línea ecuatorial, y por el
mediodía parece trazado su límite en las tierras de Santiago del Estero, República
Argentina, ya que las huellas que se conservan a través de los siglos, permiten
asegurar que en todos esos territorios, muy lejos hacia el Norte y lejos también
hacia el Sur, vivieron y dominaron los misteriosos seres de la era de Tiwanacu".
"Así por lo menos, lo afirman hombres de ciencia, como el arqueólogo alemán Máx
Uhle, que realizó investigaciones y estudios en el Continente, para encontrar los
eslabones perdidos de la civilización prehistórica de América" .
LA NACIÓN AIMARA
Remitiéndonos a los estudios de don Pedro Kramer tenemos que: "Los aymaras
se organizaron en nación en el altiplano alrededor del lago Titicaca
principalmente." "Los principales pueblos aymaras que formaban el núcleo de esta
extensa nación eran los pacajes, habitantes de Pacasa, (actual Pacajes); los
omasuyos que vivían a orillas del lago Titicaca, concentrándose después a los
límites de la actual provincia de Omasuyos; los laricasas que vivían en las
provincias actuales de Muñecas y Larecaja; los yungas que comenzaban desde el
valle de Chuquiapu, y se extendían en la vertiente oriental de 1a cordillera Real;
los unís; sicasicas, curahuaras, carangas, etc." Abundando en otras opiniones
Alcides D'Orbigny, en sus estudios sobre el indígena americano sostiene el
parentesco antropológico de aymaras y quechuas: "...por el carácter, las
facultades intelectuales, modales, costumbres, usos privados y sociales, por la
industria agrícola y la manufacturera, por los vestidos, los aymaras se asemejaron
y se asemejan todavía a los quechuas".
Los Mallcus.
Se dice que: "Los aymaras antes de ser conquistados por los incas, se
encontraban gobernados por los mallcus, que en unas tribus era el guerrero más
valiente y en otras el anciano más responsable; estos jefes gozaban de una
autoridad absoluta y vitalicia, siendo a veces hereditario en su familia el gobierno.
La mujer del Mallcu se llamaba Tahalla; los jefes subalternos eran los apus y en
grado inferior a estos se encontraban los ilacatas". Estos antecedentes, eximen de
dar más extensa información de las funciones que desempeñaban, como jefes y
gobernantes, los Mallcus, Apus e Ilacatas, en sus actividades administrativas y
políticas. Por eso, nos limitamos a citarlos con esos simples títulos y como tales,
suponiendo que dentro de sus obligaciones de mandar sobre sus pueblos y
súbditos, tenían que hacer cumplir las determinaciones de sus normas de carácter
moral y religioso con la autoridad que les permitía imponer la fuerza aún
valiéndose del castigo en los casos de transgresión de sus preceptos.
TAHUANTINSUYU
Fundada la capital del Imperio en el Cuzco, su expansión impuso la necesidad de
ser dividido para gobernarlo mejor en cuatro SUYOS o TAHUANTINSUYU. Tal
división estaba orientada en el sentido de los cuatro puntos cardinales y se
denominaban ANTISUYU el que estaba al oriente, CUNTISUYU el del occidente,
CHINCHASUYU el del septentrional y COLLASUYU el meridional. "Dentro de cada
Suyu había otras demarcaciones que llevaban los nombres propios de los pueblos
conquistados, en cada una de estas existían comarcas cada una de las cuales
debía dar cabida a uno o más conjuntos de diez mil familias o JUNU y hallábanse
bajo el gobierno de un JUNUKURAKA. En provincias muy extensas y pobladas
había divisiones en parcialidades de a 40000 familias o WAMANIN, conducidas
cada una de ellas por un WAMANIN APU. El junu se dividía en diez WARANQA
(mil familias), cada una regida por un kuraca. La Waranqa se componía de dos
grupos de a 500 familias y cada uno de cinco PACHAJ (centuria), (PACHAKA era
el mayordomo principal del palacio del Inca); cada centuria era regida por un
PACHAJKAMAYUJ (gobernador de 100 familias) y se dividía a su vez en dos
Phisqachunka, cada una conducida por un PHISQACHUNKAKAMAYUJ.
Finalmente se tenía la CHUNKA (diez), grupo de diez familias dependiente de un
CHUNKAKAMAYUJ". "Al lado del soberano, aún por encima del consejo imperial
había un alto dignatario conocido con el nombre de INCAJ-RANTIN (representante
suplente del Inca), cuya función consistía en reemplazar en el gobierno a aquel,
cuando se ausentaba en campaña o en viaje por el interior del país. "Entre el
consejo imperial y los JUNU existía otra dignidad, la del TUKUYRIKUJ. De
acuerdo con el nombre, que quiere decir EL QUE LO VE TODO, el dignatario
realizaba una labor de vigilancia en el distrito de su jurisdicción que por lo general
era una provincia, haciéndose responsable del debido cumplimiento y observancia
de las leyes y mandatos del Cuzco, enmendando errores, reparando injusticias,
sancionando infracciones". "De jerarquía inferior al Tukuyrikuj era el
LLAJTAKAMAYUJ, especie de inspector que visitaba las viviendas para ver el
cuidado y diligencia, que el varón como la mujer tenían acerca de su casa y
familia..., escribe Blas Vareta, y al mismo tiempo se ocupaba de dirigir el trabajo
de las heredades de las viudas, huérfanos, soldados movilizados, inválidos, etc. y
también la construcción de viviendas".
Religión y Ley
Por lo que hemos visto era decisivo el papel de la religión, que marcó
profundamente las tradiciones y las costumbres de los pueblos, aparejada a éstas
la Ley y sus preceptos se mantenían en vigencia, transmitiéndose y evolucionando
junto al desarrollo cultural que se operaba en estos pueblos. "De ese fundamento
religioso sacaba la ley su poder... La ley era la voluntad del Inca; no tenía por
consiguiente, ningún elemento de estabilidad en sí misma, pero el notable espíritu
de continuidad que demostraron los soberanos suplía la ausencia de textos; cada
uno de los jefes seguía tan perfectamente la política de su predecesor, que un
mismo hombre, que hubiese vivido dos siglos, no habría obrado de otra forma. Por
esto, las decisiones de los soberanos estaban, por decirlo así, codificadas por los
guardianes de los quipos, que las conservaban mediante sus cordelillos y los
amautas o sabios estaban encargados de interpretarlos... ". De esta manera nos
encontramos frente a preceptos que sin estar codificados, se observaban
rigurosamente. Es lógico pensar que tenía que regir también una forma
procedimental tradicional, en la que la gracia del Inca o su negativa, era el
desiderátum de toda cuestión jurídica. "Cuando se trataba de una violación de la
ley del Inca, el juez debía aplicar la pena sin poder modificarla: gozaba, por el
contrario, de cierta libertad cuando tenía que inspirarse en reglas consuetudinarias
locales, que importaban poco a los poderes públicos...". "No poseemos más que
un pequeño número de informaciones relativas al procedimiento. Las sentencias
debían ser pronunciadas dentro de los cinco días y no tenían apelación. El Inca
tenía el derecho de gracia como lo prueba el desenlace del drama OLLANTAY".
"Los adivinos y exorcistas podían ser llamados a pronunciarse sobre la inocencia o
la culpabilidad del acusado, y se empleaba la tortura para arrancar confesiones...".
Delitos y penalidades
Los aspectos de moral, de autoridad y de antiguas costumbres importaban
también una serie de normas para castigar a los individuos que no acataban
ciertas determinaciones lo cual implicaba el castigo para los renuentes a la
observación y cumplimiento de las reglas existentes. Se castigaba estrictamente el
incesto, con penalidades que en algunos casos resultaban exageradas, como
reventar los ojos a los culpables. En otro caso, eran tan rigurosas las penas que
fallecido el culpable, su cuerpo no debía enterrarse sino arrojarse a los barrancos
para alimento de las alimañas. Los malhechores y ladrones debían purgar sus
penas en establecimientos carcelarios lúgubres y especiales. Asimismo, se daban
penalidades harto fuertes a las mujeres y a los varones adúlteros, tales como
amarrarlos por los cabellos y colgarlos en los riscos además de dárseles el
tormento de privarlos no sólo de la libertad, sino aún en determinadas
circunstancias de ocasionarles la muerte. En los casos en que una doncella se
entregaba a un hombre sin que su hubieran llenado las formalidades
matrimoniales, eran castigados en la misma forma. Y, en los casos de abuso
deshonesto o forzamiento ejecutados por varones en perjuicio de doncellas, los
violadores recibían la pena de muerte colgados en una horca donde permanecían
varias horas. También, dentro de sus principios morales, se castigaba duramente.
a los individuos que se embriagaban con exageración. Las sanciones eran
enérgicas, al extremo de que en algunas ocasiones los ebrios eran privados de
alimentación por lapsos considerables. Llegó este sentido de organización a
determinar que en la capital del Imperio haya un Consejo Real compuesto por dos
Incas de HANAHCUZCO y LURINCUZCO (Cuzco Alto y Cuzco Bajo, en que
estaba dividida la ciudad), cuatro de COLLASUYU, por lo que desde entonces se
les llamaron TAHUANTINSUYU CAMACHI-CONCHIC. Todo este aparato de
gobierno debía ocuparse de ordenar el Imperio, haciendo que se cumplan los
mandatos del Inca, que se respeten las leyes y se cumplan las sanciones
establecidas. Haciendo concurrir la vida del Incario con la llegada de los
conquistadores, Guamán Poma informa que estas ordenanzas generales dictadas
por el TOPA INCA YUPANQUE y su consejo, fueron transmitidas al Rey Católico
don Fernando Segundo por el Virrey don Francisco de Toledo, el cual, sacando de
ellas lo mejor, las conformó para que se observaran en esta parte de sus
dominios. Sin embargo, vale hacer notar que tales ordenanzas, leyes o
costumbres que regían a los Incas, fueron destruidas por los primeros
conquistadores españoles del Tahuantinsuyu, que iniciaron su desmantelamiento
con la prisión y muerte del Inca ATAHUALLPA.
FUNCIONES POLICIALES
Las funciones policiales propiamente dichas se manifestaron como una respuesta
a la necesidad de proteger la vida y la hacienda de los conquistadores, así como
asegurar una convivencia tranquila entre los habitantes de las poblaciones, sobre
la base de medidas que prevenían los delitos y sanciones a los contraventores,
emergentes del derecho consuetudinario que se fue modelando poco a poco con
el transplante de leyes y costumbres del Reino de España. En las capitales de las
provincias los Gobernadores representaban al Virrey y tenían bajo su mando a los
Corregidores y a los Intendentes, cuyas funciones policiales eran definidas, puesto
que encabezaban las actividades de conservación del orden público, el resguardo
de la seguridad personal y real con elementos que en los primeros tiempos
estaban compuestos por piquetes de soldados de las guarniciones españolas y
vecinos honorables voluntarios. El ejercicio de la autoridad estaba sujeto a las
leyes y ordenanzas que se dictaban en el Real Consejo de las Indias y a las que
se daban en las tierras colonizadas por sus propios Virreyes, constituyendo el
cuerpo de legislación más adecuado y sabiamente elaborado, el conjunto de leyes
y disposiciones dictadas por el Virrey don Francisco de Toledo en 1574 y en 1577
que por su importancia son conocidas por "Las Ordenanzas de Toledo". A medida
que las poblaciones aumentaban en importancia y habitantes, la necesidad de
vigilar las heredades y la seguridad de las personas se hacía más compleja.
Piquetes especiales de gente armada sobre la base de las fuerzas regulares con
el nombre de VIGILANTES, recorrían durante el día las poblaciones imponiendo el
cumplimiento de las ordenanzas y bandos de carácter policial y comunal. Junto a
estos también se organizaron grupos de funcionarios contratados exprofesamente
para que mediante rondas nocturnas velaran por la tranquilidad de los habitantes,
sirviendo de auxilio a las personas obligadas a transitar las calles en esas horas.
Manifestaban su presencia con anuncios de hora y tiempo, logrando de este modo
ahuyentar a los malhechores que pudieran haber actuado en acecho. Estos eran
los SERENOS, de quienes se han tejido un sinnúmero de anécdotas interesantes.
Para que las leyes del Monarca, las disposiciones de buen gobierno de las altas
autoridades o las ordenanzas de los cabildos y las órdenes reglamentarias de
policía fuesen conocidas por todos los habitantes y nadie alegara un
desconocimiento, se realizaba una ceremonia pública y solemne, en la que se leía
el mandato que adquiría vigencia desde ese momento. Este era el BANDO. La
fidelidad de los indios a las autoridades de sus antepasados, a sus tradiciones y
costumbres, no pudo ser borrada con el nuevo sistema de gobierno. De ahí que
junto a sus prácticas religiosas, continuaban acatando y respetando a sus jefes,
curacas e ilacatas y practicando una evidente mezcla de ritos paganos y católicos.
Con tales antecedentes y la discriminación que imponían los colonizadores en su
trato con los criollos, mestizos e indios, se impuso una serie de medidas legales
de tipo paternalista que estuvieron encomendadas especialmente a las
autoridades menores de policía para que protegieran sobre todo a los indios,
concordando las actividades de estas autoridades con las que representaban a los
aborígenes. Con estas características hasta entonces pacíficas, se van
desenvolviendo las actividades de la Colonia amparadas en sus leyes y en sus
autoridades; mas los trajines sediciosos se dejaban sentir, si no como un intento
emancipador, por lo menos aparentando adhesión a las corrientes políticas que se
estaban desarrollando en la madre patria, por lo que la actividad de Policía se
vuelca al control secreto de quienes se reúnen en las cantinas, billares y otros
lugares de diversión pública, con la misión de informar de los pormenores de esta
latente conspiración, dando paso a una nueva forma de vigilancia policial
destacada para desenmascarar a los que escudados en el anonimato debían ser
tratados como perturbadores del orden público.
SUCESOS EN CHUQUISACA
El escritor Gunnar Mendoza L. nos proporciona un caso de magníficos contornos
anecdóticos, relacionado con los acontecimientos del movimiento libertario
realizado en los dominios de la Audiencia de Charcas en su obra Causa Criminal
contra Francisco Ríos el "Quitacapas" años 1809-1811, publicada en Sucre en
1963. De ella tomaremos algunos fragmentos que transcribiremos inextenso por la
forma como narra estos hechos que están relacionados con las habilidades del
personaje y las consecuentes intervenciones que hubieron de tener las
autoridades para sancionarlo y frenarlo. "...4.-La pieza documental que se registra
en la presente publicación pertenece al archivo de la presidencia y gobernación de
La Plata y se conserva actualmente en el Archivo Nacional de Bolivia. Sus
designaciones originales rezan así:" "Año 1809-1811. Causa criminal seguida de
oficio por el alcalde ordinario de la Villa de Oruro contra Francisco Ríos, alias el
Quitacapas, por vago, mal entretenido y otros crímenes. 87 fojas. Original" "...6.-
Por ínfima que sea la talla individual y social del protagonista, por mediterráneo
que sea el sitio del escenario; por poco expresivo que sea el estilo curialesco del
expediente, la figura del Quitacapas trasciende en estas áridas páginas con
rasgos que perfilan netamente una individualidad propia..."
"...Vagabundo, borracho, mujeriego, trapacero, mal entretenido, tahur, guitarrero;
sobre todas las cosas ladronísimo, que ni en los momentos graves olvidaba el
oficio que le había dado renombre y sobrenombre: en lo más enconado del
alboroto popular del 25 de mayo recogió una capa de grana para que quedase el
dueño de ella con libertad para tirar piedras a la presidencia". Cualquiera puede
ver que el Quitacapas colma con creces los requisitos más exigentes para ser
exaltado al rango de supremo de la orden picaresca". "...Y este es el sujeto que en
un raudo giro de la rueda de la fortuna cruza su destino con el destino de
presidentes, regentes, oidores, arzobispos, alcaldes, oficiales reales, curas,
militares, secretarios de cámara, asesores, fiscales, y al mismo tiempo de
ladrones, rameras, celestinas, gariteros, chalanes, soldados, indios, en abigarrada
caterva. Esta estadística no agota ciertamente pero numera muchos
representantes inexcusables en la escena histórica de aquel tiempo". En Oruro
había sido capturado por orden verbal del alcalde ordinario el 21 de julio de 1809,
por vago y de notoria mala fama y por haber llegado en anterior oportunidad de La
Paz con famosos ladrones contra quiénes se seguían procesos criminales.
Asumiendo su defensa, presenta el 19 de febrero el siguiente memorial: "(f.22)
Este infeliz prisionero que abajo firma su nombre, abrumado de sus lastimosos e
infaustos padecimientos, mediante este memorial recurre a ese regio tribunal de
vuestra alteza sobre la injusticia que ha experimentado el señor alcalde ordinario
de 2° voto que lo fue el actual año pasado próximo don Juan Bautista Tedesqui,
quien sin haber más motivo que el de estar de transeúnte me atracó y puso preso
en un calabozo, el más fuerte, bajo seis puertas, cargado de una barra de platino,
con el que me mantengo el espacio de ocho meses, quitándome la manutención
natural que una piadosa mujer me daba; y en este dilatado transcurso de tiempo
que ha mediado, no he podido saber el motivo que ha dado mérito a tanto
padecimiento, ni defensor que se conmueva a pedirlo. La declaración donde fui
examinado por el referido alcalde no fue más que dónde pasaba, con qué destino
y el por qué acabé de gastar el bastimento natural que llevaba; aquí se concluyó la
causa del delito en que incurrí, sobre esta declaración se habrá seguido el
proceso; más no sé, soterrado en este calabozo, que sólo sé que vivo por que
siento...". Nuevamente preso en la ciudad de La Plata, el 17 de septiembre de
1810, depuso ante su tribunal una confesión de sus hechos, entre los cuales figura
este interrogatorio: "Cierto ...que manifestó su pasaporte al referido Aguayo
diciéndole que capitaneó a la plebe de esta ciudad en la noche del veinticinco de
mayo y por siete días siguientes; que consiguió la prisión del señor Pizarro; que su
retrato lo hizo ahorcar con un perro blanco muerto; que el señor arzobispo puso a
su disposición cuatro mil pesos fuertes de los que repartió dos mil dejando otros
dos mil depositados dijo: Que es cierto ...porque entonces y hasta ahora ha vivido
persuadido que hizo un gran servicio al rey en precaver muertes y robos y otros
insultos porque los cholos le miraban con respeto y miedo...; que no ha proferido
cosa alguna acerca de la prisión del señor Pizarro y menos de haber hecho
ahorcar su retrato, pues como tiene ya declarado no vio poner la horca sino
levantada ya en la plaza...; que sobre el dinero repartido en la puerta del señor
arzobispo, se expresó del modo que tiene ya confesado; y que es verdad que
contó con execración del hecho que habían ahorcado el retrato del señor Pizarro
con un perro muerto, desaprobando tan insolente operación...; que pasados estos
movimientos se retiró a La Paz, con pasaporte, donde paró poco tiempo por los
movimientos de aquella ciudad y regresó a Oruro donde lo apresaron a los quince
días de su estada y desde entonces ha estado en prisión sin formar libertad para
poder trabajar; que el pasaje con el señor ministro contador de estas cajas
principales, don Manuel Delgado, no fue de sorprender como se supone, sino una
petición honesta que le hizo el declarante de que le diera alguna limosna, como lo
solía hacer cuando estaba preso en la real cárcel de corte, y ni tampoco podía
hacerle dicha sorpresa (f.86) porque dicha petición le hizo en el lugar de su
zaguán de la real caja donde estaba su soldado que hacía guardia y otro guardia
en el cuartel inmediato...". Estos y muchos pasajes más se encuentran en el
expediente del proceso que siguieron las autoridades contra el Quitacapas por sus
correrías y aventuras matizadas de habilidad, picardía y valor inaudito, en el que
tuvieron parte activa las autoridades de esa época y que como dice Gunar
Mendoza debe considerarse dentro de nuestra historia porque ella es
esencialmente informativa. Con los realistas o con la rebelión, quienes
desempeñaron funciones policiales, debían extremar sus actividades para justificar
las razones de su proceder. Analizando los hechos con la frialdad del investigador
hay que decir que a los españoles les correspondía defender la bandera de la
Corona y a los criollos, mestizos e indios, colaborar con la emancipación.
SUCESOS EN LA PAZ
El disimulo con que se hizo el levantamiento de Chuquisaca ya no se manifiesta
en La Paz, donde reemplazadas las autoridades se crea una Junta Tuitiva y un
Cabildo saliendo abiertamente a declarar la independencia con una proclama cuya
parte saliente dice: "Ya es tiempo de sacudir el yugo español. Ya es tiempo de
organizar un nuevo sistema de gobierno, fundado en los intereses de nuestra
Patria. Ya es tiempo, en fin, de levantar el estandarte de la libertad en estas
desgraciadas colonias, adquiridas sin ningún título y conservadas con la mayor
injusticia...". Este abierto reto revolucionario hizo que el Virrey Abascal ordenara a
Goyeneche marchar sobre La Paz con 5000 hombres no obstante de que ella no
estaba dentro de su jurisdicción, porque el Alto Perú dependía del Virreinato de La
Plata. Goyeneche tomó violentas medidas, condenó a confinamiento y trabajos
forzados a unos y colgó a muchos otros, entre los que cuenta a Pedro Domingo
Murillo, que al subir al cadalso pronunció la profética frase de: "Compatriotas, yo
muero, pero la tea que dejo encendida nadie la apagará"
REGLAMENTO DE POLICIA
CAPÍTULO lo. DE LOS
INTENDENTES
Artículo.
1. 1. Habrá en cada Departamento un Intendente de Policía nombrado por el
Gobierno, para cuidar de la tranquilidad, buen orden y comodidad de los
habitantes; tendrá su residencia en la capital.
2. 2. El Intendente estará subordinado al Prefecto del Departamento y le
sucederá en el mandato en forma accidental, en el caso de vacante o
accidentalmente, mientras que el Gobierno le provea como interino o en
propiedad.
3. 3. Los Intendentes continuarán en el mando por un tiempo determinado y
podrán ser removidos a voluntad y juicio del Gobierno, según exija el mejor
servicio de la República.
4. 4. Como han de ser responsables del buen orden interior de las ciudades
tendrán a su inmediata disposición un piquete de tropa armada y pagada por el
Estado.
5. 5. El Intendente será respetado y puntualmente obedecido por todos,
asimismo él ha de ser responsable de los abusos de autoridad y deberá ejecutar
inmediatamente las penas impuestas por las leyes policiales y bandos de buen
gobierno.
6. 6. La dotación del Intendente de Policía, será por hora, un tanto por ciento
de la recaudación de la contribución directa de los capitales que correrá a su
cargo, observando las leyes e instrucciones que existieran o existan en adelante.
7. 7. Estará también a cargo del Intendente, velar sobre la conservación de las
obras públicas y establecimientos de beneficencia de común utilidad y promover,
haciendo presente al Gobierno, la construcción de obras nuevas.
8. 8. Cuidar que en el pueblo y término de su jurisdicción, no se consientan
vagos, ni gente alguna sin destino y aplicación de trabajo; haciendo que los de
esta clase pasen al servicio de la República donde se les dará ocupación.
9. 9. Si fuesen inútiles para estos destinos o mendigos de profesión, los hará
recoger a los hospicios, para que se les mantenga y ejercite según sus fuerzas,
sin consentir que anden pidiendo limosna.
10. 10. Perseguirán y prenderán a los inquietos, ladrones y escandalosos que
perviertan las costumbres y turben el orden; sin que se entienda que bajo este
pretexto haga caso de infundadas dilaciones, no se entrometa a examinar la vida,
genio y costumbres domésticas y probadas que no pueden influir en la tranquilidad
del bien público o perjuicio de los demás ciudadanos.
11. 11. Podrá arrestar a los que halle delinquiendo infraganti, pero si así en
este caso, como en el artículo anterior, entregará los reos al Juez competente en
el preciso término de cuarenta y ocho horas.
12. 12. No se permitirá el juego de dados, gallos ni de otros que invite a fraude;
tampoco consentirá que en las plazas ni calles, haya juegos que estorben, que
dañen a los transeúntes.
13. 13. Cuidará por intermedio de providencias económicas, conforme a las
leyes de franquicia y libertad, de que la ciudad esté surtida abundantemente de
comestibles de buena calidad, que estén bien conservadas las fuentes públicas.
14. 14. También extenderá su cuidado a que estén bien enlosetadas y
desembarazadas las aceras, las veredas empedradas limpias, y alambradas en
las calles.
15. 15. Dará cuenta al Prefecto (o al Gobierno por conducto de la Secretaría
respectiva) de los abusos que observe en los hospitales, cárceles, hospicios,
escuelas y demás establecimientos de beneficencia, sin meterse en ningún caso
en la dirección de las casas, ni estorbar a sus administradores.
16. 16. Velará por la conservación de las vacunas, y en caso de manifestarse
en la ciudad alguna enfermedad epidémica, dará inmediatamente cuenta al
Prefecto, para que tome las medidas correspondientes.
17. 17. Atenderá los bagajes, alojamiento y suministros para que las tropas se
repartan con igualdad y equitativamente entre los vecinos, conforme a la
ordenanza y reglamentos; asimismo a que se observe la misma exacta cuenta y
razón para los correspondientes abonos.
18. 18. Corregirá con las penas impuestas por las leyes, los robos injurias y
faltas livianas, y demás delitos públicos, por los que no se puede formas causa.
19. 19. A los contraventores a sus órdenes, impondrá sanciones, si no tuviera
recursos para las obras públicas, las multas son las siguientes: Dos pesos en la
primera y cuatro en la segunda vez, duplicando la cantidad en razón a la
reincidencias, si fuera persona que no pueda darlos se impondrá dos, cuatro y seis
días de arresto, o de servicio a obras públicas.
20. 20. Se expedirá los pasaportes para el interior y para fuera de la República,
a excepción de los militares que obtendrán por el Jefe de Armas.
21. 21. Los pasaportes de un Departamento a otro pagará un real y para fuera
de la República dos pesos, que son aplicables a los gastos de Policía, los que
rehusen pagar pasaporte serán multados en doble cantidad.
22. 22. El Intendente velará por la conducta y exacto cumplimiento de las
obligaciones de los Comisarios, a quienes podrá remover según el servicio y
utilidad pública que la demande y por último pertenece al Intendente cuidar por
todos los objetos que le estén encomendados, por las leyes y ordenanzas de
Policía, en todo lo que se oponga a la presente instrucción.
AÑO 1832
Por Orden Suprema de 29 de marzo de 1832 se determinó que la gendarmería
dejara de pertenecer a la lista militar por ser puramente de elementos de Policía,
pues los gastos ocasionados por aquella, pertenecían al Ministerio Interior, en
cuyo presupuesto debían incluirse.
AÑO 1838
A fin de evitar el espionaje y conservar el orden interior, poniendo a los pueblos a
cubierto de las investigaciones y seducciones con que contaban los enemigos de
Bolivia, se recomendó a los funcionarios encargados de la alta Policía, a los
Intendentes y Comisarios, a los Gobernadores, Corregidores y Alcaldes, que se
esmeren en el cumplimiento de sus deberes, y que no permitan que nadie transite
por su territorio sin pasaporte, y a los que no se presenten a las autoridades y no
manifiesten este documento, especialmente si fueran extranjeros, personas
desconocidas o sospechosas, los remitan presos a disposición del Prefecto del
Departamento (Circular de 18 de enero de 1838).
REGLAMENTO DE 1845.
El 10 de junio de 1845, el Presidente José Ballivián mandó publicar el Reglamento
de
Policía que el Congreso le había autorizado por la Ley de 23 de octubre de 1844.
Este
contenía, entre sus 185 artículos, las siguientes disposiciones importantes:
Autoridades Policiales.
Domicilio de domésticos y esclavos.
Pasaportes.
Policía de cárceles.
Delitos contra la Propiedad.
Diversiones Públicas.
Salud Pública.
Comodidad, ornato, limpieza y aseo.
Servicio de seguridad.
Responsabilidad y penas.
Recursos policiarios y su administración.
Pagos.
Reglamento de teatro.
Ocupación de Antofagasta
El 13 de febrero de 1879 sale la escuadra chilena del puerto de Caldera y el 14 de
febrero fondean en la rada de Antofagasta los buques de guerra Cochrane y
O'Higgins sin previa declaratoria de guerra. El mismo día, el Capitán chileno
Borgoño es portador hasta la Prefectura, que se encontraba en la calle Santa
Cruz, de la intimación que el Jefe de la expedición chilena Coronel C. Emilio
Sotomayor hacía a las autoridades bolivianas, anunciándoles que su Gobierno le
había ordenado tomar posesión con las fuerzas de su mando del territorio
comprendido en el grado 23. El Coronel don Severino Zapata se apresuró a
responder en los siguientes honrosos términos. "Prefectura del Departamento de
Cobija, Antofagasta febrero 14 de 1879, Señor: Mandado por mi Gobierno a
ocupar la Prefectura de este Departamento, sólo podré salir a la fuerza. Puede
usted emplear ésta, que encontrará ciudadanos de Bolivia desarmados, pero
dispuestos al sacrificio y al martirio". "No hay fuerza con que poder contrarrestar a
tres vapores blindados de Chile, pero, no abandonamos este puerto, sino cuando
se consume la invasión armada". "Desde ahora y para cuando haya motivo,
protesto a nombre de Bolivia y de mi Gobierno, contra el incalificable atentado que
se realiza.-Dios guarde de Ud. (Fdo.) Severino Zapata". Antes de los
acontecimientos que siguieron a la ocupación de Antofagasta por las tropas
chilenas, el cuartel de la Policía que estaba ocupado en mancomún con las tropas
de la guarnición, fue trasladado al edificio que existía al lado de la Iglesia, en la
plaza, servido por ciento veinte rifleros y cuarenta gendarmes. Con esta
guarnición, los funcionarios públicos de la Aduana y Capitanía del Puerto y otros
muchos vecinos que hacían protestas de valor y civismo, no podían oponerse a la
invasión armada y a la cooperación y apoyo que ésta recibió de la mayoría del
pueblo que era chileno. El 23 de febrero Daza recibió la noticia en La Paz; pero
como el pueblo estaba en carnaval no la hizo pública, el 26 el Gobierno declara la
patria en peligro. Daza decreta el Estado de Sitio y se inviste de las facultades
extraordinarias que le concedía la Constitución y comienza a tomar medidas para
enfrentar la situación. Después de asistir a una misa con sus Ministros y el Ejército
sale con rumbo al Perú. Entre las medidas que adopta, como represalia, secuestra
los bienes de los chilenos residentes en Bolivia y les obliga a abandonar el
territorio. El Gobierno de Daza, exaltando el sentimiento de nacionalidad de los
bolivianos por Circular de 7 de marzo de 1879, enviada a los Prefectos de
Departamentos, elogia la actitud asumida por quienes profundamente heridos por
los actos hostiles y de salvajismo efectuados por el Gobierno chileno, al ser
convocadas las Guardias Nacionales activas, han concurrido con tal entusiasmo y
en tanto número, que han llenado superabundantemente los cuadros del Ejército
activo de operaciones; por lo que estimó conveniente organizar el Ejército de
reserva de un número muy superior al de los cuerpos declarados de línea.
Mediante aquella nota el Presidente de la República expresaba a todos los
ciudadanos del país su gratitud por haberse enrolado en la Guardia Nacional. Este
cuerpo está destinado a cumplir importantes servicios al país como la
conservación del orden público interno y llenar los claros del Ejército de
operaciones cuantas veces sean pedidos contingentes personales.
PANÓPTICO NACIONAL
Al iniciarse el año de 1885 se determinó la construcción del Panóptico Nacional,
con los adelantos más modernos del sistema penitenciario de aquella época. Para
el efecto el Ministerio de Gobierno y Justicia contrató los servicios del Ingeniero
Eduardo Idiáquez para que dirigiera y ejecutara la construcción de la
Penitenciaría, cuyo edificio aún se encuentra en la Plaza Mariscal Sucre en la
zona de San Pedro, de la ciudad de La Paz.
SUCESOS EN EL ACRE
El 24 de diciembre de 1900, la Guarnición Militar y Policial de Puerto Acre en el
Territorio Nacional de Colonias (actual departamento Pando), cuyo Delegado
Nacional era Don Andrés S. Muñoz, fue sorpresivamente atacada por
cuatrocientos revolucionarios acreanos, quienes armados de cañones,
ametralladoras, bombas y otras armas intentaron rendir la Guarnición. El Delegado
Nacional Muñoz, dispuso inmediatamente la defensa no sólo del Puerto, sino de
todo el territorio invadido por esos revolucionarios, que atacaron por tres diferentes
sectores: el bosque, el río y la ciudad. El combate fue tenaz y constante por más
de dos horas. Los revolucionarios acreanos, procedentes del Estado Federal de
Manaos, cuando la sede del Gobierno Brasileño era Río de Janeiro, tenían el
proyecto de invadir gran parte del territorio boliviano fronterizo a sus límites. Desde
el Delegado señor Muñoz hasta el último soldado y gendarme de policía junto a
algunos vecinos, hacían prodigios de valor y de entereza, dispuestos todos ellos a
defender la patria hasta el sacrificio de sus vidas. La tenaz resistencia descontroló
a los atacantes, que al fin tuvieron que huir por el bosque, dejando en su
campamento un cañón, una ametralladora, ochenta bombas, una buena cantidad
de fusiles y elementos de guerra y de boca. Debido al patriotismo demostrado por
esa débil guarnición de Puerto Acre, cuyo Delegado Nacional dio ejemplo de valor
y civismo, se consolidó la defensa heroica de las posesiones bolivianas en aquel
alejado territorio.
BRIGADAS DE POLICÍA
La Ley de 10 de febrero de 1910 promulgada por el Gobierno de don Eliodoro
Villazón, declara de carácter nacional el servicio de Policía de Seguridad,
disponiendo que el Poder Ejecutivo proceda a la reorganización de ella sobre un
plan uniforme en toda la República, creando Brigadas de Policía en cada
Departamento. La importancia de esta Ley radicaba en que su ejecución hizo
posible a la Institución alcanzar adelantos cada vez mayores en su organización y
actividades sin restringirse a los límites departamentales en que estaba
enclaustrada.
POLICÍA FRONTERIZA
El 4 de enero de 1919 se elaboró el Convenio sobre Policía Fronteriza que fue
firmado en Buenos Aires por el Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario
de Bolivia en aquella capital, Doctor Plácido Sánchez y el Ministro de Relaciones
Exteriores de la República Argentina. Bolivia concurrió al Convenio de Policía
Internacional celebrado en Buenos Aires el 29 de febrero de 1920, conjuntamente
con la Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay, estrechando aún mas
las vinculaciones entre las respectivas policías y en el que se acordaron
procedimientos para la defensa social. El representante de Bolivia fue el Doctor
Juan Z. Salinas Lozada, que participó en las discusiones realizadas en el
Departamento Central de la Policía entre los días 20 y 28 de febrero, acordándose
estipulaciones y conclusiones referentes a: Las informaciones mutuas.-
Clasificación de las personas.- De los datos personales.-Del archivo internacional.-
De la comunicación de salida o expulsión.- Cooperación funcionaria.-Cédula o
certificado de Identidad.- De la reserva de antecedentes personales.- Leyes y
Reglamentos de cada país.- Contenido importancia del convenio de 1905.- De los
Jefes de Policía.- Reglamentos de permisos de ingreso a Bolivia.- De los
permisos.-Procedimiento.- Requisito de Pasaporte al exterior.- Clasificación.-
Salvoconductos.-Pasaportes Diplomáticos.- De la visación.- Control de
inmigración.-Reglamento sobre el impuesto nominado ingreso a Bolivia.-
Nacionalidad y ciudadanía.- De los bolivianos de origen.- De los naturalizados.- De
la pérdida de la nacionalidad.-De la mujer boliviana y de la extranjera.-
Legalización de documentos.-Normas legales y atribuciones de la Dirección
General de Turismo.- De los Turistas.- De las agencias y empresas de viaje.- De
los hoteles, bares, etc.-Relación de documentos y requisitos que debían llevarse
en los distintos trámites ante el Ministerio de Inmigración.-Prohibición de ingreso al
país.- Ley de residencia.- El asilo.- Control de la emigración.-Sus fundamentos.-
Normas jurídicas.- Pasaportes.- Braceros.
TRÁNSITO
Por disposición del Supremo Gobierno de la Nación, la Dirección de Tránsito pasó
a depender del Ministerio de gobierno, efectuándose de esta manera nuevas
reglamentaciones, acordes con el crecimiento de la ciudad de La Paz, y a la vez,
con los estudios establecidos que regulaban el tránsito motorizado en las
diferentes ciudades del territorio boliviano. La reglamentación del tráfico vehicular
no se redujo al propio territorio nacional, sino que se dictaron disposiciones
especiales de carácter internacional, estrictamente policiaco, y a la vez de carácter
administrativo aduanero.
RECLUTAMIENTO DE CARABINEROS
En esas circunstancias se produjo una extensa y alarmante sublevación indígena.
Consiguientemente resultó obstaculizada la movilización de los contingentes de
reservistas que debían ser trasladados al frente, para la defensa nacional del
Chaco. Como consecuencia, el Presidente de la República don Daniel Salamanca
y su Gabinete Ministerial, integrado por los señores Joaquín Espada, Zacarías
Benavides, Carlos Calvo, Rafael de Ugarte, José Salinas y José Manuel Sainz,
expidieron el 11 de enero de 1934 un Decreto Supremo por el cual se autorizó el
reclutamiento de los Carabineros voluntarios no comprendidos dentro los
llamamientos militares, hasta el número de ochocientas plazas, con el objeto de
reforzar la fuerza existente de Carabineros, para atender a las necesidades
impuestas por el movimiento indígena que abarcaba la provincia paceña de
Achacachi. Se dispuso que los reclutas fuesen divididos en dos fracciones una de
las cuales tenía que trasladarse al Chaco, y la otra a las provincias alzadas con un
contingente de sólo 80 reservistas, comandado por el Coronel José González
Portal. Los gastos debían cargarse al Presupuesto extraordinario de Guerra.
ESCALAFÓN POLICIAL
A fin de garantizar la carrera profesional de los empleados y Oficiales de
Carabineros en sus distintas jerarquías, se considerable crear el Escalafón
Policial. Con este objeto el Decreto Supremo noviembre de 1943, crea el indicado
servicio a cargo de la Dirección Policías en las Ramas de Orden y Seguridad, para
establecer la antigüedad en los grados, el orden de los ascensos y carrera policial.
Para el efecto, todos los empleados Civiles y Oficial los clases de la Policía,
debían organizar sus expedientes de servicio que tendrían: nombramiento
constitucional en el cargo, certificado de trabajo y buen comportamiento, copias de
órdenes que acrediten a citaciones y condecoraciones y hoja de antecedentes
personales. La Dirección General de Policías, debía elaborar la reglamentación
para los ascensos, calificación de servicios, hojas de conceptos y condecoración
para que se apruebe por el Ministerio de Gobierno y Justicia.
INSTRUCCIÓN DE CONSCRIPTOS
Se impuso en los Regimientos de Carabineros la obligación de instruir conscriptos,
misión en la que Jefes y Oficiales de Carabineros se destacaron por su
preparación e interés de dar a la Patria reservistas con todos los atributos del
combatiente para la guerra y de buen servidor del orden y la seguridad de la
sociedad en las labores policiacas. En el Regimiento "Calama" 2º de Carabineros,
bajo el mando del Mayor de Ej. Angel Valencia Oblitas, se instruyeron los
contingentes más numerosos de conscriptos, habiendo merecido en repetidas
ocasiones felicitaciones del Estado Mayor General del Ejército, porque supo
encausar el entusiasmo de sus colaboradores, estimulando sus condiciones
militares adquiridas en el sistema castrense en que fueron formados, lo que dio
iguales resultados de instrucción que en las Unidades de Línea. Otro tanto
podemos afirmar de la forma en que respondieron a esta obligación las
Guarniciones de Carabineros de Oruro, Potosí y Cochabamba. Esta experiencia,
que en principio no tenía otra intención que la de cumplir en la mejor forma posible
con la misión que el Supremo Gobierno encomendara a los Carabineros de
Bolivia, fue creando un ambiente de susceptibilidad.
El Regimiento 21 de Julio
El 1° de agosto de 1946, se creó el Regimiento de Carabineros "21 de julio" bajo el
mando del Capitán Eduardo Canedo Peláez en la planta baja de la Dirección
General de Policías. Luego se trasladó a la Brigada Departamental de Policías.
Más tarde, en forma eventual, ocupó el Cuartel "Calama", y finalmente se trasladó
al cuartel de la Calle Colombia donde había estado funcionando el Instituto
Geográfico Militar.
HIMNO OFICIAL
Por Decreto Supremo N° 1231, de 17 de junio de 1948, se adopta oficialmente
para la Institución Policiaca de la República el "Himno del Policía y del
Carabinero", para solemnizar sus actuaciones públicas, levantar el espíritu cívico
de sus componentes y enaltecer la elevada misión que cumple en la sociedad.
Para la creación de este Himno, la Dirección General de Policías ha encomendado
al ilustre poeta Adrián Pereira la composición de la letra, la música al reputado
maestro Adrián Patiño Este Himno, desde su solemne estreno, se ha consagrado
como el símbolo que inspira al Policía y al Carabinero: proteger el orden y la
seguridad personal y real sin ahorrar el sacrificio de su vida. Sus estrofas y el coro
hieren las fibras más sensibles del corazón; por eso se transcribe in extenso:
HIMNO DEL POLICIA Y DEL CARABINERO
CORO Del derecho en la antorcha encendida, te dio el cielo su inmenso poder;
Guardia fiel, qué te importa la vida si alumbrando te mata el deber Contra el
crimen tu pecho es muralla que defiende la paz y el honor; si la guerra tu predio
avasalla mata al monstruo que siembra el terror. Las palomas defienden su nido
de las garras del pérfido halcón; de tiranos protege al vencido, hiere al pueblo si el
pueblo es felón. CORO Del derecho... II En tus manos está la balanza; de la ley,
que al hombre igualó por dar vida a su muerta esperanza Temis justa, tus ojos
vendó. Sin amor y sin odio domina a los caídos, que aliente tu voz; hasta el sol
justiciero se inclina cuando ampara tu sombra de Dios. CORO. Del derecho... III
Que perdure tu grito profundo Libertad, Igualdad, Paz, Unión; a tu sombra los
pueblos del mundo que enarbolen un solo pendón Entonemos un himno sonoro
por el Guardia valiente y leal; eternicen los pueblos en coro las hazañas del gran
policía CORO. Del derecho...
DEPARTAMENTO DE PRODUCCIÓN
Con la finalidad de que la Policía, que contaba con algunas fincas y terrenos
apropiados para labores agropecuarias, aproveche su explotación promoviendo el
autoabastecimiento con la organización de algunas industrias convenientes y
beneficiosas, hasta conseguir una sólida solvencia económica dentro de un criterio
de centralización de utilidades, que hiciera posible emplearlas en las finalidades
apropiadas a los intereses institucionales, el Gobierno de Siles Zuazo expide el
Decreto Supremo N° 5298, de 10 de septiembre de 1959, por el cual crea dentro
del Cuerpo Nacional de Policías y Carabineros, el Departamento Nacional de
Producción, cuya jefatura funcionaria en la ciudad de La Paz, bajo la dependencia
de la Dirección General.
VETO PRESIDENCIAL
El Dr. Víctor Paz Estenssoro Presidente Constitucional de la República, mediante
nota de 16 de enero de 1961, dirigida al Presidente del Honorable Congreso
Nacional, hizo uso del derecho o facultad de veto conferido por la Constitución
Política del Estado respecto a la Ley Orgánica de la Policía Nacional sancionada
per el Honorable Congreso Nacional. El Presidente de la República, al argumentar
su veto, estimó que era plausible el propósito de sujetar la organización de la
Policía a una codificación especial y que, en tal sentido, el proyecto sancionado
significa un verdadero avance; sin embargo era indispensable que su texto sea
inspirado no solamente en principios de jerarquía y atribuciones funcionales
universalmente reconocidos, sino que debía armonizar con las leyes
fundamentales y la estructura del país, abarcando las necesidades de su pueblo y
con las obligaciones y propósitos que animan al gobierno, máxime si se toma en
cuenta que el pueblo boliviano, se hallaba en un reordenamiento por las profundas
transformaciones que había impreso la Revolución Nacional. Entendía el
Presidente que la Ley establecía un sistema de excepción para la Policía
Boliviana, en la autoridad del Gobierno, porque desde los artículos 62, 70, 71, 104,
y demás que le eran correlativos, se pretendía excluir al Jefe del Poder Ejecutivo
de la facultad de selección y designaciones de Comandantes de Región, de
Distrito Policial, de Regimiento, Guarniciones, etc. que los debía hacer el
Comandante General o los Consejos Consultivos de Policía. Las disposiciones de
los Artículos referentes de la Constitución Política del Estado, conferían al Jefe del
Poder Ejecutivo, la responsabilidad de la conservación del orden publico y la
seguridad exterior, no concibiendo cómo, sólo la designación del Comandante
General, sino también de los altos funcionarios, Comandantes de Regimientos y
de Guarniciones, no le estaba igualmente confiada. El Dr. Paz Estenssoro
sostenía que no era que el Presidente pretendiera defender una situación
momentánea personal o de partido. Se trataba de asegurar el cumplimiento de
disposiciones constitucionales en cuanto a la suprema necesidad de la
conservación del orden público y la garantía de la tranquilidad interna. Agregaba
que si la Policía es el mecanismo de coacción del Estado para la conservación del
orden legalmente constituido, así como de resguardo de las garantías
fundamentales, estaba asimismo implícita la confianza en la designación del
Comandante General, Comandante de Región, de Distritos Policiales,
Regimientos y Unidades de Fronteras. Por ello no podía admitirse periodos fijos de
inamovilidad como los que establecían los artículos 25, 32, 62 y 105 y demás
pertinentes. De otra parte, no le parecía tampoco justificado que, con excepción
del Comandante General, los demás funcionarios de la jerarquía militar de policía,
deban ser necesariamente bolivianos de nacimiento. No debe olvidarse que
Bolivia como todos los de América Latina, es un país que requiere, con carácter de
urgencia, de inmigraciones masivas para compensar el desequilibrio entre
población y territorio que es uno de los factores de su actual atraso. Agrega el
veto, que reconocía el sentido de progreso que perseguía la Policía Nacional en
su aspecto organizativo, y que al adolecer de defectos el proyecto, era
improcedente su promulgación como Ley, mientras se subsanen fallas en
cuidadoso estudio posterior. Tomando en cuenta las observaciones, los
legisladores pidieron a los funcionarios responsables de la Policía Nacional
efectuar las enmiendas necesarias a fin de que pudiese ser sometida nuevamente
a consideración del Congreso Nacional.
CASO CALAMARCA
El 30 de julio de 1961, la opinión pública del país y del exterior se sorprendió con
el descubrimiento de un espeluznante hecho de sangre que había ocurrido el día
viernes 28 en la región de Calamarca del Departamento de La Paz, en el que,
para apropiarse de Bs. 2.800.000. importe de la Remesa de la COMIBOL para la
Empresa Minera de Catavi, se atracó a los portadores victimándolos de la manera
mas despiadada. Las víctimas fueron el remesero, Juan Márquez, el chofer
Placido Jardín y el ayudante de chofer Pedro Condoretti, que no obstante estar
armados, no se habían defendido. La Policía desplegó todos sus elementos
especializados y al cabo de un año de intensa investigación, a mediados de julio
de 1962, dio con los autores, entre los que se encontraban involucrados dos
Oficiales de la Institución, Hugo Fuentes y su hermano Marcial, con la complicidad
de Telmo Aguirre, Oscar Rodríguez Caminoti y Hugo Téllez, los mismos que
fueron capturados y puestos a disposición de la Justicia Ordinaria. El infeliz caso
dio lugar a una verdadera manifestación de repudio y condena para esos malos
policías, por lo que como expresión unánime de solidaria defensa del prestigio
institucional, la Policía pidió para esos indeseables funcionarios a quienes marginó
de sus filas, las máximas sanciones de la Ley.
ASESINATO DE VILOMA
El 2 de noviembre de 1962, se cometió un feroz asesinato en la persona de Felipa
Guzmán de 45 años de edad, descuartizada en la localidad cochabambina de
Viloma, por un joven de 19 años llamado Epifanio Rodríguez Castellón, quien se
dio a la fuga luego del crimen. Reunida la vecindad en cabildo abierto, destacó
una comisión para que capturara al culpable, quien fue detenido en Colquiri,
portando objetos de propiedad de la víctima. Trasladado a Viloma y puesto en
manos de un Tribunal Popular, acordado en cabildo, confesó su delito, detallando
las circunstancias con el mayor cinismo; por lo que fue condenado a muerte,
encomendándose su fusilamiento a un pelotón de milicianos, quienes cumplieron
rápidamente su cometido.
REGLAMENTO DE LA ACADEMIA
Por Decreto Supremo N° 06338, de 4 de enero de 1963, de conformidad con la
Ley Orgánica de la Policía Nacional, de 9 de enero de 1962, se aprobó el
Reglamento Orgánico de la Academia Nacional de Policías, en sus cincuenta y
tres artículos. Este Reglamento fue publicado en un solo cuerpo con el de
Régimen Interno, que tiene 105 artículos en 15 capítulos; el Reglamento de
Disciplina concebido en 5 capítulos y 27 artículos y el Plan de Enseñanza que
consta de 2 partes; la primera con las Bases de la Instrucción, con 5 capítulos y 30
artículos, y una segunda que contiene los programas a desarrollarse, con el
detalle de las materias que abarcan la profesionalización de los Cadetes.