Guerra Chaco
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Guerra del Chaco
Parte de Parte del Per�odo de entreguerras y Conflictos territoriales de Am�rica
del Sur
Mapa de la Guerra del Chaco 002.jpg
Teatro de operaciones militares entre Bolivia y el Paraguay.
L�nea celeste: m�ximo avance boliviano.
L�nea roja; m�ximo avance paraguayo.
Fecha 9 de octubre de 1932 - 12 de junio de 1935
Lugar Chaco Boreal
Coordenadas 21�19'38?S 59�44'12?OCoordenadas: 21�19'38?S 59�44'12?O (mapa)
Casus belli Problemas de l�mites
Militarismo boliviano
Conflicto Disputa territorial boliviano-paraguaya
Resultado Victoria Paraguaya. 1?2?
Beligerantes
Bandera de Bolivia Bolivia Bandera de Paraguay Paraguay
Figuras pol�ticas
Daniel Salamanca
Jos� Luis Tejada Eusebio Ayala
Comandantes
Filiberto Osorio
Jos� Leonardo Lanza
Hans Kundt
Enrique Pe�aranda Jos� F�lix Estigarribia
Fuerzas en combate
Movilizados en los 3 a�os: 250 000 Movilizados en los 3 a�os: 150 000
Bajas
60000 muertos 3?
58000 muertos 4?
25000 prisioneros
6000 desertores 30000 muertos 5?
2500 prisioneros
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Principales batallas de la Guerra del Chaco
9 de septiembre de 1932-12 de junio de 1935
Boquer�n � Kil�metro Siete � Nanawa I � Corrales � Toledo� Fern�ndez I y II �
Alihuat� I � Campo Jord�n � Nanawa II � Gondra � Campo Grande � Alihuat� II � Campo
V�a � Magari�os � Tarija � Strongest � Algodonal I � Carandayt� � El Carmen �
Yrendag�� � Ybybob� � Villamontes � Ingavi
La guerra del Chaco, entre Paraguay y Bolivia se libr� desde el 9 de septiembre de
1932 hasta el 14 de junio de 1935, por el control del Chaco Boreal. Fue la guerra
m�s importante en Sudam�rica durante el siglo XX. En los tres a�os de duraci�n,
Bolivia moviliz� 250 000 soldados y Paraguay 120 000, que se enfrentaron en
combates en los que hubo gran cantidad de bajas (60000;bolivianos y
30000;paraguayos), gran cantidad de heridos, mutilados y desaparecidos. Los
distintos tipos de enfermedades tanto f�sicas como psicol�gicas, la caracter�stica
hostil del teatro de operaciones y la falta de agua y mala alimentaci�n produjeron
el mayor porcentaje de bajas y afectaron la salud de los soldados sobrevivientes, a
muchos de por vida.
�ndice
1 Descripci�n de la regi�n en litigio
2 Antecedentes y causas
3 Comandantes en jefe de los ej�rcitos
3.1 Comandantes bolivianos
3.2 Comandante paraguayo
4 Estrategias de los ej�rcitos
4.1 Estrategia boliviana
4.2 Estrategia paraguaya
5 Ataque al fort�n Carlos A. L�pez
5.1 Reacci�n paraguaya
6 Primera ofensiva paraguaya (septiembre-diciembre de 1932)
6.1 Batalla de Boquer�n
6.2 Ca�da del fort�n Arce y retirada hacia Saavedra
7 Ofensiva boliviana (diciembre de 1932-agosto de 1933)
7.1 Nombramiento del general Hans Kundt
7.2 Primer ataque a Nanawa
7.3 Primera batalla de Fern�ndez (Herrera)
7.4 Batallas de Corrales y Toledo
7.5 Primera batalla de Alihuat�
7.6 Retirada paraguaya de Campo Jord�n
7.7 Segunda batalla de Fern�ndez (Herrera)
7.8 Actividad diplom�tica y declaraci�n de guerra
7.9 Segundo ataque a Nanawa
7.10 Cerco en Gondra
7.11 Ataque al fort�n Rojas Silva (Falc�n)
8 Segunda ofensiva paraguaya (septiembre-diciembre de 1933)
8.1 El cerco de Campo Grande
8.2 Segunda batalla de Alihuat�
8.3 Rendici�n en Campo V�a
9 Armisticio y creaci�n del segundo ej�rcito boliviano
10 Tercera ofensiva paraguaya (enero-diciembre de 1934)
10.1 Ca�da del fort�n Magari�os y batalla de Ca�ada Tarija
10.1.1 Magari�os
10.1.2 Ca�ada Tarija
10.2 Batalla de Ca�ada Strongest
10.3 Estancamiento de las operaciones
10.4 Avance rel�mpago hacia Carandait�
10.5 Avance boliviano en el desierto
10.5.1 Cerco en Puesto Burro
10.5.2 Cerco en Algodonal-La Rosa
10.6 Batalla de El Carmen
10.7 �Corralito de Villamontes�
10.8 Maniobra de Yrendag��
10.9 Batalla de Ybibob�
11 Creaci�n del tercer ej�rcito boliviano y batallas finales
11.1 Batalla de Villamontes
11.2 Batalla de Pozo del Tigre-Ingavi
12 Fin de la guerra
13 Acuerdo lim�trofe
14 Referencias
15 Bibliograf�a citada
16 Bibliograf�a recomendada
17 Enlaces externos
Descripci�n de la regi�n en litigio
La regi�n central sudamericana conocida como el Gran Chaco se divide, de norte a
sur, en tres regiones: Chaco Boreal ?al norte del r�o Pilcomayo?, el Chaco
Central ?entre ese r�o y el r�o Bermejo?, y al sur de este �ltimo el Chaco Austral.
El �rea disputada entre Bolivia y Paraguay correspondi� exclusivamente al Chaco
Boreal.
El Chaco Boreal posee una extensi�n de aproximadamente 650 000 km2 (semejante a
Francia) y, hasta fines de la d�cada de 1920, estuvo casi despoblado y sin
explorar. Sus l�mites son: al sur el r�o Pilcomayo y Argentina; al este, el r�o
Paraguay y la regi�n oriental de Paraguay; al noroeste, la precordillera boliviana
y al noreste, las regiones selv�ticas de Brasil y Bolivia.
Antecedentes y causas
Art�culo principal: Antecedentes de la Guerra del Chaco
V�ase tambi�n: Tratados lim�trofes entre Bolivia y Paraguay anteriores a la Guerra
del Chaco
Los antecedentes y causas de la guerra del Chaco son complejos. Cuando Bolivia y
Paraguay se volvieron estados independientes heredaron de la �poca colonial una
vaga determinaci�n de los l�mites de esa zona inh�spita y despoblada por lo que
tuvieron que fijar sus respectivas jurisdicciones de acuerdo con documentos muchas
veces contradictorios o mediante el trazado de l�neas geod�sicas. Los cuatro
tratados de l�mites que se acordaron entre 1879 y 1907 no fueron aceptados
definitivamente por ninguna de las partes. Cuando Bolivia perdi� la salida al
oc�ano Pac�fico, como consecuencia de la Guerra del Pac�fico (1879), esa regi�n
adquiri� un valor estrat�gico para ese pa�s: la ocupaci�n del Chaco Boreal fue
necesaria para salir al oc�ano Atl�ntico por el r�o Paraguay. Ambos pa�ses
realizaron pocas expediciones al Chaco. Otra causa fue la supuesta existencia de
petr�leo en el subsuelo chaque�o que Standard Oil ya extra�a en sus bordes
serranos. Esa empresa hab�a fracasado en su intento por sacar el petr�leo boliviano
por un oleoducto en territorio argentino hasta la refiner�a que ten�a una
subsidiaria suya sobre el r�o Paran� qued�ndole como �nica opci�n cruzar por el
Chaco Boreal hacia el r�o Paraguay, lo m�s al sur posible.7?
Paraguay, unas d�cadas antes, hab�a sido devastado por la Guerra de la Triple
Alianza (1865-1870). Una de las consecuencias fue la p�rdida de enormes territorios
en la zona oriental. Respecto del Chaco Boreal, Argentina pretendi� incorporar una
parte a su territorio, pero tras recurrir en 1879 al arbitraje del presidente
estadounidense Rutherford Hayes, este fall� que la zona comprendida entre el r�o
Pilcomayo y el Verde, al norte, correspond�a al Paraguay. Con estos antecedentes,
era dif�cil que ese pa�s pudiera aceptar las pretensiones bolivianas sobre el Chaco
Boreal.
Enrique Pe�aranda.
Comandantes bolivianos
Durante la guerra del Chaco, el ej�rcito boliviano fue dirigido sucesivamente por
cuatro generales:
Hans Kundt fue la principal figura militar en Bolivia en las dos d�cadas anteriores
a la guerra. Lleg� al pa�s el 11 de marzo de 1911, con el grado de mayor,
encabezando una misi�n de 18 militares alemanes contratada por el estado boliviano
para reorganizar el ej�rcito. Su buena actuaci�n, exclusivamente t�cnica, le vali�
el ascenso a general del ej�rcito boliviano.
En 1914, estando de vacaciones en Alemania estall� la primera guerra mundial.
Particip� esencialmente en el frente oriental y luego en el frente occidental. Se
retir� del ej�rcito alem�n con el grado de general y regres� a Bolivia en 1921 como
un civil. Fue nuevamente contratado por el presidente Saavedra, se nacionaliz�
boliviano en 1921 y asumi� la jefatura del Estado Mayor hasta 1926, pero con
funciones cada vez m�s ligadas con la pol�tica interna boliviana. A mediados de
1930, intent� orientar a los oficiales bolivianos en cuestiones pol�ticas a favor
de la reelecci�n del presidente Hern�n Siles. Cuando este fue derrocado, tuvo que
exiliarse.
En diciembre de 1932, ya con 63 a�os, fue llamado por el Gobierno para dirigir al
ej�rcito boliviano en campa�a. Fue calificado como oficial tropero, por no poseer
estudios de Estado Mayor, lo que influy� en la deficiente movilizaci�n del ej�rcito
boliviano en 1928 con su secuela de saqueos, disturbios, amotinamientos y
deserciones. No solo tuvo que enfrentar al ej�rcito paraguayo, sino tambi�n a las
intrigas de los oficiales del alto mando boliviano. En diciembre de 1933, tras los
sucesivos fracasos en Nanawa, Campo Grande y en Alihuat�-Campo V�a, fue destituido
por Daniel Salamanca. Abandon� Bolivia y falleci� en Suiza seis a�os despu�s.
Enrique Pe�aranda Castillo fue elegido por el presidente Salamanca como sucesor de
Kundt por haber escapado del cerco de Campo V�a, hecho que no fue cierto y que
Pe�aranda evit� aclarar.8?
Particip�, antes de la guerra, en el enga�o del alto mando boliviano al presidente
Salamanca con motivo de la ocupaci�n del fort�n paraguayo Carlos A. L�pez,
ampar�ndose en la obediencia debida.9?
Poco tiempo despu�s Pe�aranda no pudo evitar el colapso del Segundo Cuerpo
boliviano frente a La Faye al no imponer su autoridad al coronel David Toro para
que se retirara a un lugar m�s seguro.13?A partir de ese momento, y con el ascenso
del coronel Toro al cargo de jefe del estado mayor, comand� el ej�rcito casi en
forma colegiada con �l. El historiador Bruce W. Farcau sostiene que est� pendiente
de evaluaci�n si la conducci�n de Pe�aranda no fue peor que la del denostado
Kundt.14?
Comandante paraguayo
El teniente coronel �ngel Rodr�guez consideraba que solo hab�a agua suficiente para
enviar a cinco mil hombres, y que solo las unidades no m�s grandes que una compa��a
podr�an maniobrar entre los arbustos, mientras que Kundt segu�a firmemente
convencido de que tres mil hombres bastar�an para tomar Asunci�n.
(Dunkerley, 1987, p. 207)
No se tuvo en cuenta la historia de ese peque�o pa�s ubicado al sur y a la
importancia que le daba a la posesi�n del Chaco Boreal. En 1928, el doctor
Salamanca, para quien Paraguay era �la m�s miserable de las republiquetas de
Sudam�rica�,15? dec�a:
D�game se�or general, �qu� piensan hacer con los 600 camiones y qu� han hecho con
los �ltimos 20 que he comprado hace dos meses?
(Dunkerley, 1987, p. 214)
Para cubrir las seis etapas del tramo Villaz�n-Mu�oz se necesitaban 480 camiones.
Como solo hab�a unidades para los pertrechos y sobre todo el agua, los soldados
tuvieron que movilizarse a pie durante toda la guerra. Los veh�culos estuvieron
limitados a su vez por los malos caminos, todos de tierra y que las lluvias hac�an
intransitables.18?
Bolivia prioriz� la ocupaci�n territorial para justificar �de facto� sus derechos
(V�ase Incidente de laguna Pitiantuta). La p�rdida de un fort�n fue vivido
dram�ticamente por el pueblo, el Gobierno y el ej�rcito boliviano hasta el punto de
ocultarse la informaci�n entre s�.19?Los partidos pol�ticos, el regionalismo y la
prensa de la oposici�n no perdieron ninguna oportunidad para criticar al presidente
Salamanca y al alto mando con el �nico objetivo de lograr una mayor cuota de
poder.20?
Para los soldados que ven�an del altiplano fue dif�cil adaptarse f�sica y
ps�quicamente al h�bitat chaque�o. La unidad del pueblo frente a la guerra fue
d�bil debido al anacr�nico feudalismo agrario boliviano.25?En 1927, al norte de
Potos�, los llamados �campesinos� se levantaron contra la oligarqu�a terrateniente
boliviana en tres oportunidades; Eduardo Nina Quispe (1930-1933) luch� por una
Rep�blica de Naciones y Pueblos Originarios y en 1935 se masacr� a campesinos en
Pucarani para obligarlos a ir a la guerra.
En 1932, Bolivia sufri� serias dificultades econ�micas por la ca�da del precio y el
volumen de las exportaciones del esta�o que en 1929 hab�an sido de 46,9 millones de
d�lares, reduci�ndose a 10 millones de d�lares en 1932. Adem�s, careci� de cr�dito
internacional por haber entrado en mora en los pagos de su deuda externa. La
producci�n minera concentraba, en 1930, el 95% de las exportaciones bolivianas
absorbiendo mano de obra campesina que imped�a el desarrollo de la agricultura y
favorec�a la dependencia de la importaci�n de alimentos provenientes de los pa�ses
vecinos, especialmente de Argentina. En 1931, el general Osorio, en un informe al
Ministerio de Guerra, advert�a sobre esta debilidad estrat�gica:
[...] en una emergencia b�lica con el Paraguay [�] existe el peligro que nuestro
abastecimiento y aprovisionamiento [�] casi total y obligadamente efectuados en los
mercados argentinos, quede obstruido con grav�simo perjuicio para nuestros
intereses militares.
General Osorio en (Seiferheld, 1983, p. 283)
Si bien existieron problemas, las importaciones de alimentos y otros insumos desde
Argentina y otros pa�ses vecinos se mantuvieron durante toda la guerra. Hasta
productos de Paraguay ingresaron a Bolivia con el visto bueno del Gobierno
paraguayo.30?
Estrategia paraguaya
En este caso [...] no se deber�a perder tiempo esperando mejores perspectivas sino
por el contrario actuar pronto y decididamente porque nosotros no podemos movernos
[por falta de camiones] pero tampoco podemos quedar donde estamos.
(Vittone, 1986, p. 198).
Las ofensivas paraguayas se realizaron en las estaciones de poca lluvia, cuando el
calor era preponderante. Se utiliz� la t�ctica del �cerco y aniquilamiento�, el
popularmente llamado �corralito�: ruptura o envolvimiento del frente, penetraci�n
hacia la retaguardia enemiga, corte del abastecimiento y mando enemigos. Se
prioriz� el movimiento, rebalsando por los laterales las defensas fijas bolivianas,
evitando los ataques frontales de gran intensidad. El objetivo fue el
aniquilamiento del ej�rcito enemigo y no la ocupaci�n territorial. En febrero de
1934, un informe del Comando Superior boliviano sobre el modus operandi del
ej�rcito paraguayo dec�a:
Tener abiertas las l�neas de comunicaci�n que pasaban por Argentina: v�as f�rreas y
de navegaci�n.
La escasez de recursos y de cr�ditos.
La necesidad del secreto para no provocar una reacci�n boliviana que acelerara la
guerra antes de que las mismas llegaran al Paraguay.
El env�o del general Manlio Schenoni, en septiembre de 1926, a recorrer las
f�bricas de armamento europeas tuvo como objetivo desviar la atenci�n de los esp�as
bolivianos, pues la compra fue realizada por el doctor Eusebio Ayala utilizando
secretamente los estudios t�cnicos que el ej�rcito argentino hab�a realizado para
su propio equipamiento y los informes que enviaban los oficiales paraguayos que
estudiaban en Europa.
Ejecute bien la orden, si hay en ello alg�n m�rito, ser�a suyo; si surgen
responsabilidades, ser�n m�as.
(Dunkerley, 1987, p. 219)
En el frente diplom�tico, ante la protesta paraguaya como pa�s agredido, Salamanca
se mostr� firme en no devolver los tres fortines y exigi� que fueran incorporados a
una �zona en litigio�. Previamente, el 22 de julio de 1932, orden� que la
delegaci�n boliviana abandonara la Comisi�n de Neutrales, que actuaba de mediador
entre ambos pa�ses. Ante el pedido paraguayo de que se investigara lo sucedido en
Pitiantuta, Julio A. Guti�rrez, ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia,
descolocado por la acci�n militar realizada por el alto mando, intent� defender lo
indefendible mediante un lenguaje cada vez m�s agresivo:
Despu�s del ataque [se refiere a la recuperaci�n paraguaya del fort�n Carlos A.
L�pez] [el Paraguay] se presenta nuevamente en Washington alardeando pacifismo.
Esto es un sarcasmo de la realidad de los hechos, una burla, no solo para nosotros,
sino para los mismos neutrales.
(Paraguay. Ministerio de Relaciones Exteriores, 1933, p. 188)
Finalmente el canciller Guti�rrez, en una arrogante nota del 1.� de agosto, agreg�:
�No nos interesan las investigaciones que no definen la cuesti�n fundamental�.15?
Con esta excesiva reacci�n sin razones valederas, el Gobierno de Salamanca avanz�
desde una pol�tica de desmilitarizar el Chaco a una guerra con miles de muertos y
heridos. Pero el ej�rcito boliviano, a fines de julio de 1932, no estaba preparado
para una operaci�n militar en gran escala en el Chaco. El 30 de agosto de 1932, a
solo 9 d�as del ataque de todo el ej�rcito paraguayo sobre Boquer�n e inicio de la
guerra, el general Osorio envi� el Memorando 507/32 al presidente Salamanca. Con un
tono casi altanero e irrespetuoso, expuso que el alto mando no ten�a directivas
precisas ni exist�a un Plan de Operaciones que guiara al ej�rcito boliviano en el
Chaco. En el mismo memorando propuso un plan que consist�a en avanzar por el norte,
en el alto Paraguay, zona diametralmente opuesta al que se estaba realizando en el
sur.36?El plan de Osorio ten�a como objetivo ocupar la costa del r�o Paraguay
frente a un pa�s neutral (Brasil), f�cil de aprovisionar y mantener
indefinidamente. Al mismo tiempo, en la zona sur, el general Carlos Quintanilla,
jefe de las fuerzas bolivianas en el Chaco, pidi� autorizaci�n para ocupar dos
fortines m�s: Nanawa al sur y Rojas Silva al este. Este �ltimo fort�n fue ocupado
el 6 de septiembre de 1932.
Reacci�n paraguaya
El teniente coronel Juan B. Ayala, del Estado Mayor, el oficial que hab�a recibido
la mayor capacitaci�n en Francia y que hab�a analizado las causas del fracaso de la
movilizaci�n del a�o 1928 que impidi� que la guerra de iniciara aquel a�o, logr�
ahora triplicar planificadamente, en solo 30 d�as, las fuerzas del ej�rcito en
tiempos de paz. El teniente coronel Estigarribia estimaba que el ej�rcito boliviano
reci�n podr�a completar su movilizaci�n masiva, y alcanzar la inevitable
superioridad en hombres y recursos, en 90 d�as, tiempo suficiente para llevar
adelante, con esa ventaja estrat�gica, la primera ofensiva paraguaya en el Chaco.
El teniente coronel Manuel Marzana asumi� el mando de las fuerzas que ocuparon
Boquer�n el 31 de julio de 1932 a causa del fallecimiento del teniente coronel Luis
Emilio Aguirre (junto con otros oficiales y soldados), en la emboscada preparada
con antelaci�n por las fuerzas paraguayas que defend�an el fort�n.40?Este
competente oficial fue el responsable de sostener el cerco de Boquer�n resistiendo
los embates del grueso del ej�rcito paraguayo que, desde el 9 al 29 de septiembre
de 1932, lo atacar�a sin cesar.
En estos momentos mi divisi�n atraviesa una situaci�n muy delicada. Todos los
informes que recibo me hacen saber que las tropas se encuentran totalmente
desmoralizadas y agotadas. Hemos intentado tres ofensivas con fuerzas frescas,
llenas de entusiasmo a objetivos bien definidos, ninguna ha podido ser culminada
por la superioridad aplastante del adversario, tanto material como de especial
instrucci�n de combate en el bosque; cualquier nueva ofensiva con los elementos que
dispongo seria de resultados negativos, llevando a nuestro personal a un sacrificio
est�ril. Me permito sugerir buscar una defensa s�lida en Arce y una moment�nea
intervenci�n diplom�tica para salvar al destacamento Marzana en Boquer�n y
completar nuestra preparaci�n.
Informe de Pe�a a Quintanilla,
en (Arze Quiroga, 1952, p. 159 v. 2)
El Gobierno boliviano se enter� de la ca�da de Boquer�n por las noticias
provenientes de Paraguay y Argentina. Esto lo oblig� a retacear la informaci�n al
pueblo boliviano. Salamanca destituy� a Filiberto Osorio y lo reemplaz� por el
general Jos� L. Lanza en medio de manifestaciones populares, principalmente en La
Paz, que acusaban al Gobierno y especialmente al alto mando por la derrota pidiendo
el retorno del general Hans Kundt. El 8 de octubre de 1932, Salamanca recibi� una
nota de �protesta� (supuestamente en nombre de oficiales de la 4.� y 7.� Divisi�n)
donde el general Quintanilla y su jefe de Estado Mayor, el teniente coronel David
Toro, al borde de la insubordinaci�n, hac�an responsable al presidente del fracaso
militar y se manifestaban ofendidos por la remoci�n de Osorio.43?44?
Por su parte, las tropas del Destacamento Pe�aranda y fuerzas auxiliares, agotadas
y desmoralizadas, se replegaron hacia Arce ofreciendo ligera resistencia a unos 11
km de ese fort�n. La presi�n paraguaya provoc� que tres regimientos bolivianos
abandonaran sus posiciones sin combatir:
En la tarde de hoy [30 de septiembre de 1932] se nota movimiento entre los soldados
y se ve alejarse varios grupos con direcci�n al camino. Nosotros hacemos lo mismo y
en el tropel abandonamos nuestras posiciones. Es un acto vergonzoso. Se deserta en
conjunto frente al enemigo. Pero en estos momentos nadie piensa. Llegamos a Arce
[que dista] 5 leguas.
Diario del teniente boliviano Germ�n Busch,
en (Brockmann, 2007, p. 222)
Estigarribia, con mucha cautela, envi� una divisi�n por el camino Yujra-Arce
mientras que una segunda avanz� por la derecha para ganar la espalda del enemigo.
La tercera qued� como reserva asumiendo que tomar Arce ser�a m�s dif�cil que
Boquer�n donde hab�a sufrido unas 2000 bajas, entre muertos, heridos y enfermos. En
el avance, una patrulla paraguaya captur� al teniente coronel Humberto C�rdenas
(comandante del RI-35 boliviano) que con 5 camiones qued� empantanado en el camino
Arce-Yujra.47?Frente a Yujra, una fracci�n del regimiento boliviano Loa fue rodeada
por el RI-1 Dos de Mayo y el RI-3 Corrales y en el curso de una confusa
capitulaci�n fueron capturados el mayor boliviano Francisco Arias, 7 oficiales y 80
soldados.48?