El Tratado Hay
El Tratado Hay
El Tratado Hay
EL TRATADO HAY-PAUNCEFOTE
Sin embargo, en dicho tratado se siguieron ciertos aspectos muy importantes que
estaban presentes en las disposiciones generales del Tratado Clayton-Bulwer,
sobre todo aquellos que correspondían al tema de la neutralidad de la vía.
Entre los principios que están establecidos en estos siete puntos se puede observar
los siguientes:
La ley Spooner fue aprobada en junio de 1902 por el congreso de los Estados
Unidos. La ley autorizaba al presidente Theodore Roosevelt a adquirir todas las
propiedades francesas (principalmente los bienes del ferrocarril de Panamá) por
un monto máximo de 40 millones de dólares.
Tratado Herran.Hay
El Tratado Herrán-Hay es como se conoce al tratado internacional firmado entre la
República de Colombia y Estados Unidos a través de los
designados plenipotenciarios, el Secretario de Estado John M. Hay y el ministro
colombiano, Dr. Tomás Herrán, en Washington el 22 de enero de 1903, con el
objetivo de la construcción de un canal transoceánico que uniese el océano
Atlántico y el océano Pacífico por el istmo de Panamá.
Las rutas comerciales a finales del siglo XIX se verían seriamente beneficiadas
con la construcción de un canal transoceánico aprovechando los
istmos centroamericanos. Tras una extensa historia de intentos no logrados, se
elige Panamá como sitio obtimo del canal que sería construido con capital
estadounidense. El tratado se firma en medio de eventos de índole político-
económicos que marcan su fallida ratificación ulterior.
En una cena en Panamá, en 1907, en una visita oficial del senador
estadounidense Duncan E. McKinlay, éste converso con el ministro de gobierno de
Panamá Tomás Arias, y le preguntó su opinión de las razones por las que el
tratado Herrán-Hay había sido rechazado después de que hubiera sido convenido
tentativamente por las autoridades colombianas. La explicación del ministro Arias
giró en torno a cuatro razones por las que el tratado Herrán-Hay fuera rechazado
en su discusión en el senado colombiano.
San Francisco sufrió una extraña metamorfosis: al principio quedó casi desierta,
porque sus hombres se lanzaron hacia los campos donde los esperaba el oro…,
pero miles la poblaron dos años después, en 1850, cuando se instalaron en ella…
¡25 mil buscadores!, la mayoría en chozas y carpas, porque multiplicaron más de
treinta veces los 800 habitantes que vivían en relativa calma antes de que el brillo
del becerro de oro los cegara como a los israelitas según la Biblia (Éxodo, 32).
Algunos editores de diarios anunciaron alerta rojo. Uno de ellos se acercó al
Apocalipsis: "Todo el país resuena con el sórdido grito de ¡Oro!, mientras el campo
queda a medias plantado, las casas a medio construir, y todos los negocios
languidecen… excepto los que fabrican y venden palas, picos, botas, cernidores,
carretas, asnos de tiro".
Históricamente, "California gold rush" fue uno de los mayores fenómenos sociales
en los Estados Unidos de esa época. Los "forty-niners" (alusión a los 49 primeros
californianos que llegaron en busca de oro, y nombre que perduró) no conocieron
límite ni nacionalidad. Se plegaron a la aventura hombres de América Latina,
Europa, Australia y Asia. Viajaron en barco por la ruta del Cabo de Hornos, o en
agotadoras caravanas. Afrontaron el ataque de los indios, enfermedades (tifus,
letal), naufragios…
San Francisco, casi una aldea cuando aparecieron las primeras pepitas, se
convirtió en una gran ciudad: caminos, escuelas, iglesias, fundación de pueblos
vecinos, líneas de ferrocarril, barcos de vapor.
Pero la otra cara de la moneda lleva el signo del progreso. Creció en gran escala
la agricultura, llamada "la segunda fiebre del oro de California", se multiplicaron los
transportes (ferrocarriles y líneas de barcos de vapor), las comunicaciones, los
nuevos pueblos, los caminos, las escuelas, las industrias, las iglesias…, y según
el historiador H. W. Brands, cambió "el viejo sueño americano, de los puritanos,
del almanaque de Benjamin Franklin, de hombres y mujeres satisfechos con
acumular una modesta riqueza de a poco, año tras año… El nuevo sueño era un
sueño de riqueza instantánea, ganada en un abrir y cerrar de ojos, gracias a la
audacia y a la buena suerte. Este sueño dorado se convirtió en una parte
prominente de la psique estadounidense sólo después de Sutter´s Mill": el
aserradero que el creador de New Helvetia le encargó construir a su capataz
James Marshall.
CONVENIO SALGAR-WYSE
El proyecto del canal de Panamá ha sido sostenido con base en los intereses
comerciales británicos, norteamericanos y franceses, junto a los de una burguesía
panameña que fue, durante años, socia menor de los actores extranjeros, y que al
no tener un proyecto nacional concreto, desaprovechó los dividendos obtenidos
por el canal de Panamá.
Sin embargo, a pesar de que estos grupos fueron favorecidos por la renta
económica, la administración del canal era controlada por Estados Unidos. El
enriquecimiento no derivó en una redistribución equitativa de la renta y el control
estratégico tampoco fue geopolíticamente aprovechado por Panamá, ya que el
canal pasó a ser una zona controlada por Washington.
>> Cronología de la ampliación del Canal de Panamá
Recién en 1977, el jefe de Gobierno panameño Omar Torrijos y el presidente
norteamericano Jimmy Carter acordaron mediante un tratado internacional la
entrega de la administración del canal a Panamá, al tiempo que se garantizaría el
libre tránsito y la neutralidad a perpetuidad del mismo.
La trasferencia sería consolidada en 1999, por lo que la dirección del canal pasó a
la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), propiedad del Estado. Pese a esto, aun
está en duda que la redistribución de la riqueza llega a manos del pueblo
panameño.