Antonio José de Sucre
Antonio José de Sucre
Antonio José de Sucre
Antonio José de Sucre fue un político y militar venezolano, prócer de la independencia de Venezuela, así como
presidente de Bolivia, Gobernador de Perú, General en Jefe del Ejército de la Gran Colombia y Comandante del
Ejército del Sur. Es considerado como uno de los militares más completos en el proceso de independencia de
Sudamérica.
Antonio José de Sucre y Alcalá nació el 3 de febrero de 1795 en Cumaná, estado de Sucre (Venezuela). A la edad
de 7 años, perdió a su madre y siendo adolescente, fue enviado a Caracas, al cuidado de su padrino Antonio
Patricio de Alcalá. para iniciar estudios de ingeniería militar en la Escuela de José Mires. A los 15 años, se alistó en
el ejército patriota como alférez de ingenieros y participó en la campaña de Miranda en 1812 contra los realistas.
Luego del fracaso de este primer intento emancipador, se refugió en la isla de Trinidad, donde contactó con
Santiago Mariño, a quien siguió en la expedición de reconquista a Venezuela.
Fue ascendido a teniente coronel y como tal, tomó parte en la ofensiva sobre Caracas. Pero, vencido su ejército en
Aragua y Urica, Debió huir para no ser detenido por el ejército realista. Integrado de nuevo en la lucha, participó en
1815 en la defensa de Cartagena de Indias, donde combatió en la Guayana y el bajo Orinoco.
En 1818 se puso a órdenes de Simón Bolívarm quien había instalado en Angostura su cuartel general y desde ahí
organizaba la República. Sucre se convirtió en uno de sus mejores lugartenientes y se ganó el respeto y aprecio del
Libertadores, quien siempre destacó sus dores militares y su sentido de la moralidad.
Enviado a las Antillas con la misión de obtener armas para el ejército, ingresó a su regreso en el estado mayor de
Mariño, quien combatía en el Oriente venezolano; más tarde pasó al estado mayor de Bolívar y fue designado
integrante de la comisión que firmó el armisticio y la regulación de la guerra de Santa Ana de Trujillo (1820) con el
general realista Pablo Morillo, por el que se pretendía evitar al máximo los efectos de la guerra sobre la población
civil.
Al año siguiente, marchó al frente de un ejército en apoyo de la sublevación de Guayaquil, puerto al cual también
arribaron tropas del general San Martín. Comenzó entonces la campaña de liberación de Ecuador, que tuvo su
culminación en Pichincha, batalla librada en 1822.
Campaña en Perú:
Tras el retiro del General Don José de San Martín, el Congreso Constituyente nombró como Presidente de la Junta
de Gobierno al general José de la Mar, quien dejó comprometido al ejército en las campañas de Tarata y Moquegua,
dejando el gobierno peruano en una situación militar delicada. Ante la presión de los patriotas peruanos, se solicitó
la intervención de Simón Bolívar, quien se encontraba en Guayaquil y envió dos expediciones sucesivas al Perú,
una de llas liderada por Antonio José de Sucre.
Sucre entró en Lima en 1823, precediendo a Bolívar, quien tomó todos los poderes en el país. Participó con él en la
batalla de Junín y, el 9 de diciembre de 1824, venció al virrey La Serna en Ayacucho, acción que significó el fin del
dominio español en el continente sudamericano.
El Parlamento peruano lo nombró gran mariscal y general en jefe de los ejércitos. Al frente de éstos marchó al Alto
Perú, donde proclamó la República de Bolivia en homenaje al Libertador, a quien encargó la redacción de su
Constitución. La Asamblea local lo nombró presidente vitalicio, pero dimitió en 1828 a raíz de los motines y la
presión de los peruanos opuestos a la independencia boliviana.
Se retiró entonces a Ecuador acompañado de su hija y de su esposa, la marquesa Mariana Carcelén de Solanda.
Poco después, acudió en ayuda de Colombia, invadida por el peruano José de la Mar, a quien derrotó en Portete de
Tarqui. Tras la firma del tratado de Piura, marchó a Bogotá como delegado de Ecuador ante el Congreso allí
reunido, en un momento en que la Gran Colombia se encontraba ya en proceso de desintegración.
Antonio José de Sucre murió asesinado el 4 de junio de 1830, lo que generó el dolor en Simón Bolívar, quien al
enterarse de lo sucedido, exclamó: "¡Santo Dios! ¡Se ha derramado la sangre de Abel!... La bala cruel que le hirió el
corazón, mató a Colombia y me quitó la vida".