Manejo Cebada & Trigo
Manejo Cebada & Trigo
Manejo Cebada & Trigo
MORFOLOGÍA Y TAXONOMÍA
La cebada pertenece a la familia de las gramíneas. Las espiguillas se encuentran
unidas directamente al raquis, dispuestas de forma que se recubren unas a otras.
Las glumas son alargadas y agudas en su vértice y las glumillas están adheridas
al grano, salvo en la cebada conocida por “desnuda”. Las glumillas se prolongan
por medio de una arista.
Las cebadas cultivadas se distinguen por el número de espiguillas que quedan en
cada diente del raquis. Si queda solamente la espiguilla intermedia, mientras
abortan las laterales, tendremos la cebada de dos carreras (Hordeum distichum);
si aborta la espiguilla central, quedando las dos espiguillas laterales, tendremos la
cebada de cuatro carreras (Hordeum tetrastichum); si se desarrollan las tres
espiguillas tendremos la cebada de seis carreras (Hordeum hexastichum).
La cebada es una planta de hojas estrechas y color verde claro. La planta de
cebada suele tener un color verde más claro que el del trigo y en los primeros
estadios de su desarrollo la planta de trigo suele ser más erguida.
Se estima que un 60% del peso de las raíces se encuentra en los primeros 25 cm
del suelo y que las raíces apenas alcanzan 1,20 m de profundidad.
El tallo es de porte bajo. Las flores tienen tres estambres y un pistilo de dos
estigmas. Es planta autógama. Las flores abren después de haberse realizado la
fecundación, lo que tiene importancia para la conservación de los caracteres de
una variedad determinada.
El fruto es en cariópside, con las glumillas adheridas, salvo en el caso de la
cebada desnuda.
VARIEDADES
La cebada de secano se cultiva normalmente en aquellas tierras que, por ser más
ligeras y con menor poder retentivo del agua, no son idóneas para el trigo.
En lo que se refiere a regadío, permite una siembra más tardía que el trigo, siendo
una especie muy adecuada para ir detrás de cultivos que pueden ver retrasada su
recolección al invierno, como son el maíz, remolacha, etc. A su vez, al recogerse
antes que el trigo, es más adecuada que aquél en aquellas zonas en que pueda
sembrarse una segunda cosecha, como maíz o girasol.
Las características fundamentales que es necesario tener en cuenta a la hora de
elegir una variedad se pueden agrupar en tres grandes grupos:
a) Productividad: es un factor fundamental, pero visto desde el prisma de
capacidad productiva en condiciones de cultivo más bien mediocres.
Dados los suelos y climas en que la cebada se va a cultivar, es necesario que la
variedad a sembrar sea capaz de dar buenas producciones en condiciones áridas
y de fertilidad mediocre. Por tanto, un factor fundamental que deben presentar las
variedades de cebada es buena rusticidad cuando vayan a cultivarse en secano.
Indudablemente, las cebadas que sean para regadío deben presentar una alta
capacidad productiva.
b) Factores de regularidad de los rendimientos: entre los más
importantes tenemos:
*Precocidad: es muy importante prestar atención a este factor,
aunque la cebada es muy precoz, como tal especie, pero se presentan diferencias
sensibles entre variedades. Dentro de los límites lógicos, marcados por las fechas
medias en que se presentan heladas tardías, es preferible cultivar la variedad más
precoz posible. La adecuada precocidad permitirá una mayor resistencia a la
sequía.
*Encamado: en general, la cebada es más sensible al encamado
que el trigo. Deberá prestarse especial atención a este carácter, ya que, en tierras
con suficiente fertilidad, en años lluviosos, el encamado puede producir
disminución de la cosecha y favorecerá que se presenten problemas en la
recolección.
*Resistencia al frío: en general, las cebadas de ciclo corto son
sensibles al frío, aunque existen diferencias varietales. Al sembrarse al final del
invierno en zonas frías, generalmente, pueden escaparse de este accidente.
*Resistencia a enfermedades y otros accidentes.
c) Factores de calidad: Generalmente, las cebadas de ciclo largo suelen
emplearse para pienso, aunque existen excepciones, mientras que las de ciclo
corto, aunque no todas, se utilizan para maltería y producción de cerveza.
Para las cebadas de pienso las seis carreras (suelen ser las denominadas
"cebada caballar") son de mejor calidad que las de dos carreras (cebada
cervecera).
En las cebadas cerveceras son caracteres importantes: una gran regularidad en la
germinación, bajo nivel de proteínas y alto poder diastática.
En el cultivo de las variedades cuyo aprovechamiento sea la maltería es necesario
efectuar correctamente un oportuno y equilibrado abonado nitrogenado, que
permita obtener buenas producciones sin que el grano posea excesivo contenido
en este elemento.
FERTILIZACION
El ritmo de absorción de materias minerales en la cebada es muy elevado al
comienzo de la fase vegetativa, disminuyendo después hasta llegar a anularse,
habiéndose observado incluso, en algunos casos, excreciones radiculares de la
vegetación.
En la cebada ha de cuidarse especialmente no hacer aportaciones excesivas de
nitrógeno, ya que es muy sensible al encamado. También hay que tener en cuenta
que en las cebadas cerveceras la mayor proporción de nitrógeno disminuye la
calidad. Ocurre al contrario en la cebada destinada a la alimentación de ganado,
en que la riqueza en proteínas es mayor cuando han sido mayores las
aportaciones de nitrógeno en el abonado.
El fósforo lo absorbe sobre todo al comienzo de la vegetación, estando su
absorción ligada también a la del nitrógeno. El fósforo tiene una influencia decisiva
sobre el rendimiento en grano de la cebada.
La extracción media de la cebada en elementos nutritivos, por hectárea y por
tonelada producida, es la siguiente:
26 kg de N
20,5 kg de P2O5
25 kg de K2O
*En la cebada hay que tener muy presente no pasarse en abonado nitrogenado
para no producir encamado.
*Hay que tener en cuenta que parte del nitrógeno se lava por la lluvia, lo que
ocurre más en las formas nítricas que en las amoniacales, ya que, en las
amoniacales, para lavarse, ha de transformarse en nitrato por la acción de los
microorganismos del suelo.
*El fósforo no se lava, pero sí se retrograda en un buen porcentaje, pasando a
formas inasimilables. Esto es especialmente digno de tener en cuenta pensando
que la cebada suele sembrarse en terrenos calizos.
*El potasio tampoco se lava por las aguas de la lluvia.
Teniendo esto en cuenta, para una producción de 2.500 kg/ha, un abonado lógico
sería:
75 kg de N.
75 kg de P2O5
75 kg de K2O
LABORES CULTURALES
Preparación del terreno: Cuando la cebada va en regadío puede suceder a
muchos otros cultivos y, según el cultivo precedente, será distinta la labor de
preparación. Si por tratarse de sembrar sobre rastrojo de maíz o incluso sobre un
rastrojo anterior de cebada, etc., se considera conveniente alzar el terreno a cierta
profundidad, siempre hay que tener muy en cuenta que a la cebada le va mal para
su nacencia que se encuentre la tierra demasiado hueca.
Si por las razones que sean se ha realizado una labor de alzar relativamente
profunda, habrá que tratar de dejar el terreno más apelmazado. Esto se consigue
mucho con las gradas de discos pesadas, que, aunque aparentemente dejan el
terreno muy fino y hueco, esto ocurre en algunos centímetros de la superficie, pero
debajo de esta capa superficial, dado su elevado peso, más bien compactan.
Siembra: En áreas con inviernos muy rigurosos se siembran cebadas de
primavera, siendo la época de siembra desde el mes de enero hasta el mes de
marzo. Cuanto más largo sea el ciclo de la variedad, la siembra será más
temprana. Se recomienda adelantar la siembra en terrenos secos y sueltos,
además la siembra temprana favorece la calidad de las cebadas cerveceras.
Las siembras tempranas tienen también algunos inconvenientes, entre ellos
destaca: mayor incidencia de enfermedades y encamado e incremento de la
población de malas hierbas. Por tanto, se recomienda sembrar lo antes posible,
empleando variedades de invierno o alternativas.
La producción de las cebadas de invierno es más homogénea que las de
primavera, y su exigencia en abonos minerales de estas últimas es menor, pues
su sistema radicular está más desarrollado y aprovecha mejor todos los nutrientes
del terreno. La cantidad de semilla depende del tipo de cebada (de invierno o de
primavera). En la cebada de invierno sembrada a voleo se emplean de 150-180
kg/ha, y si se realiza en líneas esta cantidad disminuye de 120 a 125 kg/ha.
En las cebadas de primavera se emplea más cantidad de semilla, si las siembras
son tardías deben ser más densa. Si la cebada se destina a forraje verde se
emplea mayor cantidad de semilla. Las cebadas cerveceras se suelen sembrar en
líneas, pues su maduración resulta más homogénea.
La cantidad de semilla a emplear es muy variable. Normalmente la cantidad
empleada oscila entre 120 y 160 kg/ha. La siembra a chorrillo con sembradora, es
el método más recomendable, pues hay un mayor ahorro de semilla, las
poblaciones de plantas son más uniformes y hay una menor incidencia sectorial de
enfermedades. Se suele realizar con distancias que varían algo entre líneas. Son
corrientes las sembradoras fijas que guardan una distancia entre líneas de 17 ó 18
cm.
Riego: En el riego de la cebada hay que tener en cuenta que éste favorece el
encamado, a lo que la cebada es tan propensa. El riego debe hacerse en la época
del encañado, pues una vez espigada se producen daños, a la par que favorece la
propagación de la roya.
Recolección: se hace con cosechadora autopropulsada de cereales.
PLAGAS Y ENFERMEDADES
PLAGAS
La cebada sufre los ataques de los hemípteros Aelia y Eurygaster (paulilla,
paulillón, sampedrito, etc.), si bien estos ataques no suelen tener la importancia
que en el trigo.
También atacan a la cebada los pulgones, aunque no es frecuente combatirlos.
Aunque el Mayetiola destructor es plaga casi exclusiva del trigo, también ataca
excepcionalmente a la cebada, pero raramente son importantes los perjuicios que
ocasiona.
Los nematodos también perjudican los cultivos de la cebada, sobre todo en años
de otoños poco lluviosos.
Entre las plagas de los graneros atacan al grano de cebada los gorgojos y la
polilla, quizá ésta con más intensidad que en el trigo. Los graneros en caso de
ataque deben desinfectarse con fosfuro de aluminio o de magnesio.
ENFERMEDADES
Roya amarilla (Puccinia striiformis).
La roya del tallo (Puccinia graminis) infecta también a cebada, aunque menos que
al trigo.
La roya de la hoja (Puccinia recondita) es un parásito moderado de la cebada.
La Septoria nodorum también ataca a la cebada, aunque con menos intensidad
que en el trigo.
El carbón desnudo (Ustilago nudae) ataca también a la cebada e incluso sus
ataques son más intensos que en el trigo, sobre todo en algunas variedades.
Carbón vestido (Ustilago hordei), que se comporta de un modo parecido al tizón
del trigo, por lo que también puede prevenirse su propagación mediante la
desinfección de semillas.
Helmintosporiosis de la cebada (Helminthosporius gramineus): A finales de la
primavera aparecen en la cebada manchas alargadas en las hojas, en sentido
longitudinal, que se transforman más adelante en estrías de color pardo violáceo,
pudiendo quedar la hoja, al romperse estas estrías, como deshilachadas.
A veces, si el ataque es fuerte, puede detener el crecimiento de la planta o impedir
el espigado total de ella, quedando las espigas envueltas en las vainas de las
hojas o espigando, pero quedando raquíticas.
Las espigas atacadas, por tener granos atrofiados, no pesan, por lo que quedan
más derechas que las normales y con las barbas más separadas de lo norm al.
Las malezas se pueden manejar a través de métodos culturales, cuyos resultados varían
entre regiones y años. Los métodos de rotación, selección de variedades, fecha de
plantación, momento y tipo de labranza, etc., son practicados por todos los agricultores,
cuyos efectos no han sido cuantificados. Por ejemplo, existen pocos datos cuantitativos
sobre la competitividad relativa de malezas y cultivos específicos. Estos datos ayudarían a
establecer el valor de la selección del cultivo y la variedad, así como la rotación en el
manejo de malezas (Donald y Nalewaja 1990).
Por muchas razones los agricultores desean sembrar temprano, ya que la fecha de
siembra afecta el manejo de las malezas. Mientras más temprano se siembre un cultivo,
menos tiempo habrá disponible para cualquier tipo de desyerbe antes de la siembra y
mayores oportunidades para que las malezas germinen y crezcan a la par del cultivo. El
retraso de la siembra invernal de trigo hasta que las malezas emergidas se puedan
destruir mediante una labranza ligera, es una técnica no costosa de manejo de malezas.
Por otra parte, una población de cultivo de brotación rápida, vigorosa y densa es una
técnica importante de manejo de malezas. Por ejemplo, la siembra temprana de trigo
primaveral puede permitir el desarrollo del cultivo antes de que germine el rabo de zorra
(Setaria spp.).
La manipulación de la distancia entre surcos del trigo puede ser un método factible de
manejo de malezas en algunos sistemas de cultivo, ya que la disminución de la distancia
eleva su habilidad competitiva (Nalewaja 1981). En Canadá, la producción de semillas de
avena loca se redujo más cuando el trigo primaveral se sembró a 15 cm en comparación
con 30 o 60 cm de distancia entre surcos (Sharma et al 1983). La producción de semillas
de la avena loca sin competencia me de 85 g/m2, pero cuando competía con trigo
sembrado a 15 cm entre surcos me solamente de 7 g/m2.
Los datos en la Tabla 1 muestran que en la medida que la densidad del raigras o balico
italiano del centeno (Lolium multiflorum Lam.) se incrementa, el rendimiento del trigo se
reduce y las variedades semi-enanas tuvieron menos producción que las variedades de
porte alto, a la misma densidad de la maleza (Appleby et al.1976). Estos datos también
destacan la importancia de la selección de la variedad, el follaje y la competitividad del
cultivo.
Las variedades semi-enanas tienen un follaje más abierto, lo que permite que una mayor
luminosidad llegue a las malezas y que L. multiflorum sea más competitivo. Así, la altura
de la planta está correlacionada con la competitividad del trigo (Ammon 1979: Appleby et
al. 1976). Las variedades de tallos más pequeños son menos competitivas que las de
tallos más altos (Wall 1983), mientras que aquellas productoras de más tallos son más
competitivas (Challaiah et al. 1983). No obstante, existe una correlación negativa entre la
altura y el rendimiento en un grupo de variedades de trigo (Fischer y Wall 1976). Los
agricultores no escogen las variedades por el manejo de las malezas, pero su efecto no
se debe ignorar.
La rotación de cultivos rompe el ciclo de vida de las malezas y permite el uso de técnicas
de manejo adaptadas a diferentes cultivos. La rotación con otro cultivo es un medio
efectivo de manejar las gramíneas anuales de invierno en trigo invernal o gramíneas
anuales de verano en trigo primaveral (Ali y Johnson 1981). La rotación de cultivos es una
buena práctica de manejo de malezas, ya que cada cultivo tiene su propio grupo de
prácticas culturales, que crea nichos para ciertas malezas. La rotación cambia los nichos
disponibles y afecta a las malezas. Aunque no hay datos al efecto, es ampliamente
aceptado que las leguminosas en rotación incrementan el rendimiento del trigo (Donald y
Nalewaja 1990).
Métodos mecánicos
Cuando se están preparando terrenos para granos, existe una amplia opción de técnicas.
Tradicionalmente el suelo se araba, pero eso ya no es tan común y la labranza puede ser
dañina. El trigo duro rojo primaveral rindió menos después de la arada de otoño que
después de la labranza de primavera, en Dakota del Norte (Donald y Nalewaja 1990). La
secuencia y tipo de labranza de pre-siembra está influído por el tipo y condición del suelo,
estado del tiempo prevaleciente, aperos de labranza disponibles y preferencia del
agricultor. La labranza de pre-siembra consiste de la arada a 20-40 cm de profundidad,
uso del disco hasta 15 cm de profundidad, la labranza superficial a 2-5 cm de profundidad
o la no labranza y siembra directa. Cada una de estas operaciones y sus momentos de
ejecución afectan la presencia y abundancia de las malezas. La labranza de pre-siembra
es el método de control mecánico de malezas más ampliamente practicado y la base del
control cultural (Hunter et al. 1990). En climas templados, la labranza de primavera
temprana estimula la germinación de las semillas y las plántulas se pueden controlar
mediante labores posteriores. La labranza poco profunda de otoño se recomienda para
promover la germinación de las semillas y controlar las malezas anuales de invierno
(Hunter et al. 1990), sobre todo cuando abunda la humedad del suelo (Geiszler 1957).
La no-labranza y la labranza poco profunda sin inversión del suelo elevan la incidencia de
malezas perennes y reducen las anuales (especialmente las especies de hoja
ancha). Stellaria media (L.) Vill.) es una excepción de esta regla. Los métodos de no-
labranza incrementan la incidencia de malezas gramíneas anuales, como avena silvestre
(Avena spp.). Bromus spp., Poa annua L., Secale cereale L. y Aegilops cilindrica Host. La
arada y el pase de disco son apropiados para prevenir la propagación de malezas
perennes, pero ninguno de estas operaciones controla efectivamente al Cirsium
arvense (L.) Scop.. La arada es un 10-20% más efectiva que el pase de disco o labranza
poco profunda, pero su práctica trae raíces y rizomas previamente enterrados a la
superficie del suelo, donde de nuevo crecerán. Después de la arada o sin ésta, la
labranza temprana del terreno para la siembra del trigo estimula la germinación de
semillas de malezas anuales y las plántulas entonces pueden ser controladas mediante
labores posteriores.
Métodos biológicos
Métodos químicos
Los herbicidas generalmente son seguros, eficientes y rentables, pero solos no resuelven
todos los problemas de malezas; estos deben ser parte de un programa de manejo total
de malezas. Para una máxima efectividad, los herbicidas se deben aplicar cuando las
malezas son jóvenes y susceptibles, y antes que reduzcan los rendimientos.
La información sobre una correcta aplicación es esencial y se tienen que cumplir las
instrucciones de las etiquetas. La mezcla de herbicidas que poseen diferente modo de
acción puede ampliar el espectro de control de malezas y reducir las dosis de uno o de
ambos componentes en la mezcla.
Para muchos problemas de malezas en trigo existen opciones de herbicidas que brindan
un buen control y seguridad para el cultivo si se aplican correctamente, en el momento y a
la dosis adecuada. La mayoría de los herbicidas de post-emergencia, absorbidos por el
follaje, requieren de malezas en activo crecimiento para un máximo de efectividad. El
crecimiento de las malezas se reduce por las temperaturas frías y por la sequía. Los
herbicidas activos en el suelo se afectan menos por la temperatura, pero su actividad se
reduce sobre suelo seco. El control exitoso de las malezas con herbicidas requiere de la
aplicación cuando las plantas son jóvenes.
Metsulfuron es más efectivo cuando se absorbe a través del follaje, pero también se
absorbe a través de las raíces. Se apuede aplicar después del estadio de dos hojas y
antes de la formación de nudos de la planta. Siempre se requiere añadir un tensoactivo a
la solución final de aspersión. Restricciones sobre cultivos en rotación pueden tener lugar
debido a que el herbicida es persistente en el suelo. Su degradación en el suelo se hace
más lenta en la medida que se eleva su pH y no debe usarse en aquéllos con pH superior
a 8.
2, 4-D se aplica después del ahijamiento y antes de la formación de nudos. Los granos
pequeños pueden dañrse con 2, 4-D, MCPA o dicamba si la aplicación se realiza
demasiado temprano o demasiado tarde. 2, 4-D y MCPA se pueden usar al comienzo de
la maduración del grano para facilitar la cosecha, sin riesgo de daños, pero el beneficio
del control de malezas es mínimo. La tolerancia al MCPA es similar a 2, 4-D y el espectro
de control de malezas es similar, pero no idéntico.
Clopyralid usualmente se aplica con 2, 4-D o MCPA, como herbicida post-emergente para
apmliar el control de especies de hoja ancha y para eliminar Cirsium arvense.