El Director Coral Como Educador Musical
El Director Coral Como Educador Musical
El Director Coral Como Educador Musical
1 * FEBRERO-ABRIL 2008
Quizás siguiendo el patrón del director orquestal virtuoso heredado desde el siglo XIX,
a menudo los directores corales contemporáneos parecen tener como único objetivo de
su trabajo preparar minuciosamente la ejecución artística de una obra musical. Por ello,
a primera vista, parece razonable que los jóvenes estudiantes de dirección coral
acostumbren invertir una cantidad de tiempo considerable en el perfeccionamiento de su
técnica del gesto, análisis exhaustivo, y memorización de la partitura que tienen en sus
manos.
En segundo lugar, hacer música por medio del canto coral es una forma de ser en el
mundo 4, de relacionarse por medio de la voz con otros hacedores de música, y con la
audiencia. En el acto de hacer música coral, personas que son aparentemente diferentes,
se relacionan con otras personas por medio de sonidos y desarrollan una conciencia
participatoria, un sentimiento de unidad. En este sentido, la experiencia coral es un
fenómeno sociológico.
Tercero, por medio de la recreación sonora de una partitura, el director, así como los
cantantes, participan con el compositor en el acto creativo. Interactúan con una obra
musical que a su vez refleja estándares y tradiciones de prácticas musicales que están
histórica y socialmente enraizadas.
¿Adoctrinar o educar?
Si se define literalmente el papel del director coral según el significado del término en
latín educare, que quiere decir “conducir hacia”, entonces la responsabilidad del
director implica capacitar a sus cantantes para descubrir y aprender por sí mismos, en
lugar de seguir instrucciones mecánicamente, a modo de adoctrinamiento. Esto significa
que el director debe propiciar el pensamiento independiente por medio de técnicas de
ensayo que sean efectivas y tengan propósitos específicos que vayan más allá que
simplemente preparar al coro para presentarse en público.
Con el fin de llevar a cabo sus responsabilidades como educador, el director debe
aspirar a: (a) comportarse como un líder, guía, y facilitador, dispuesto a utilizar su
bagaje y carisma para trabajar con una diversidad de seres humanos, (b) encontrarse con
el vasto repertorio de la literatura coral y preparar y manejar las partituras a ser
ejecutadas, (c) desarrollar técnicas vocales y corales que estimulen el desarrollo vocal
individual y colectivo, (d) cultivar en los cantantes la flexibilidad y versatilidad
comparable a la de los solistas, (e) propiciar la responsabilidad individual y el
mejoramiento de sus destrezas musicales, y (f) comunicarse expresiva y efectivamente
con el coro, promoviendo, de esta forma, la capacidad de respuesta de éste (Decker y
Herford, p. 70).
Como educador, el director debe ser capaz de describir, explicar, ejemplificar y hasta
corregir lo que desea que sus coristas canten, dándoles retroalimentación inmediata.
Nunca debe dar por sentado que lo que le sea obvio para él, también será obvio para los
coristas. Ellos merecen una explicación de por qué algo es objetable, y por otra parte,
cómo producir lo aceptable.
Cuando sea necesario, el director debe servir como modelo, brindando demostraciones
auditivas o musicales, mientras motiva a los coristas a aplicar las enseñanzas en
situaciones o contextos similares. La transferencia de conocimiento debe ser hecha en
forma creativa, es decir, no dictando recetas o meras fórmulas, sino transmitiendo
herramientas adaptables y accesibles para inducir en los cantantes ciertas conductas
fisiológicas, y mentales. Los cantantes, en cambio, deben ser creativos al aplicar lo que
se ha aprendido por medio de retos vocales y musicales específicos, ante obras, y
directores diferentes.
Para algunos cantantes, la experiencia coral puede ser el único entrenamiento vocal, e
incluso musical, que reciban en su vida. Por ello, estar bajo la tutela de un director, cada
semana, durante un período considerablemente largo, permite una importante influencia
vocal y musical de parte del director en los coristas.
El director debe enseñar a sus coristas los elementos del buen canto para propiciar una
contribución vocal positiva al ensamble, a la vez que se promueven los buenos hábitos
vocales a nivel individual. Debe concebirse a sí mismo como un maestro de técnica
vocal, aunque en una situación coral es casi siempre imposible enseñar técnica vocal de
uno a uno. Por otra parte, la gran diversidad de bagajes vocales que poseen los coristas,
es un reto para nada complejo. Por ello, el director tiene la responsabilidad de dar los
fundamentos de canto para el principiante mientras expande o refuerza el conocimiento
de la voz de aquellos con más experiencia vocal. Recuérdese que aunque algunos
coristas estudien canto privadamente, no siempre son capaces de escuchar sus propias
deficiencias vocales. Debe enseñarse a los coristas a escuchar internamente y pensar
antes de cantar, y a escuchar críticamente los resultados.
Respiración y apoyo
El calentamiento
Destrezas musicales
Cualquiera que sea el contexto o nivel del coro, el director debe darle importancia al
desarrollo de la musicalidad de sus coristas. El contribuir a la formación de sus coristas
en este sentido, implica enseñar los rudimentos de lectura, afinación, mezcla y balance
de partes, balance dentro de los acordes, exactitud y precisión rítmica, dinámicas y
fraseo (Decker y Herford, p. 94). Aunque es un reto considerable, el director puede
intentar compensar poco a poco los rudimentos de música que sus coristas no
aprendieron durante la escuela primaria y secundaria.
Historia de la música y estilos
El contexto coral supone una red de interacción, entre director y secciones, entre
director y cada corista, director y acompañante, entre una sección y otra, y entre cada
persona dentro de las secciones; esta red determinará el proceso y producto final del
trabajo coral. El director debe, por lo tanto, inculcar la responsabilidad individual y
grupal en los miembros de su ensamble. Cada corista depende de otros coristas para
contribuir a la calidad vocal del grupo, así como cada corista es responsable, en el
ámbito individual, de dar esa misma calidad. El corista debe estar anuente a la guía del
director durante los ensayos y presentaciones. Sin embargo, el director debe estar
abierto a las sugerencias de sus coristas, fomentando así respuestas individuales a la
música y el texto y a estímulos verbales, locales y no verbales. Los estímulos verbales
incluyen correcciones, instrucciones, explicaciones y demostraciones que da el director.
La comunicación no verbal comprende lenguaje corporal, expresiones faciales y gestos
de dirección; cada uno debe tener un propósito, estar relacionado con la música, y no ser
excesivo o irrelevante, de forma que nunca distraiga la atención de la música.
El director coral debe compartir con sus coristas y en última instancia inculcar en ellos
el amor por el canto y por trabajar en conjunto por el arte coral. Pfautsch nos recuerda
que compartir ese amor y los resultados de ese trabajo durante una presentación pública
o un servicio religioso, añade satisfacción y realización tanto a quien dirige como a los
coristas. Todos se unen en la responsabilidad de educar y entretener a una audiencia, así
como elevar el sentido de participación, en el caso de un culto religioso (Decker y
Herford, p. 95).
Reflexión final
En el proceso de aprendizaje que tiene lugar en un contexto coral, un director puede ser
un promotor de de comportamientos fisiológicos, emocionales y sociales, y de
pensamiento independiente y creativo. Por medio de técnicas de ensayo efectivas,
apoyadas en una musicalidad sólida y conocimiento en muchos materias musicales y no
musicales, y una actitud inteligente y abierta hacia cada individuo, el grupo y la música,
el director puede presidir el acto de recrear una obra coral, acto en el cual los cantantes
crecen musical, vocal, social y psicológicamente.7
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NOTAS
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REFERENCIAS
Burrows, David. Sound, Speech, and Music. [Sonido, Habla, y Música]. Massachusetts:
University of Massachusetts Press, 1990.
Elliott, David. Music Matters: A New Philosphy of Music Education. [La Música
Importa: Una Nueva Filosofía de la Educación Musical]. Nueva York: Oxford
University Press, 1995.
Pfautsch, Lloyd. (1988). Coming Alive: Choral Directing. [Cobrando Vida: Dirección
Coral]. (Grabación en vídeo). Augsburg Fortress Video.
Robinson, Ray & Winold, Allen The Choral Experience. [La Experiencia Coral]. Nueva
York: Harper & Row, 1976.
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