Omar González Sobre La Rueca de Onfalia de Juan Vicente Melo
Omar González Sobre La Rueca de Onfalia de Juan Vicente Melo
Omar González Sobre La Rueca de Onfalia de Juan Vicente Melo
A Huberto Bati.s
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El presagio y a casa e los ecos
/lMentir es, para mí, una necesidad. Nunca digo la verdad. Siempre invento co-
sas: de mí, de mi personal comportamiento. Digo mentiras a tal grado que aca-
bo por creer en ellas y por hacer de ellas la única y posible verdad".
LA 'IUIRA y EL IIOMIRE • 15
Juan Vicente ¡"Ido (CXl!'. der.) en b cal):l patcTIl:l hacia 1(58) junto cno .-lmigo'\ y fal 1tliart's. FOlO: Archl\"() DUllihar
Tal libro, pero sobre todo lo que le y no la concluyó, según él, por dos cosas. Una
porque después de leerles a sus cuates de la mafia la
contaba la abuela de viva voz sobre versión de un relato que escribía, Huberto Batis le
dijo: "no es un cuento, es una novela"; y entonces
la re ación amor--odio con su NIelo se embarcó en la escritura de lo que el 10 de
julio de 1969, con gráficas musicales de Mario Lavis-
marido, era la ase de la novela ta, sería su novela La obediencia nocturna (que dedicó a
su padre y a Huberto Batis). La otra porque la abuela
de Juan Vicente Melo cuyos se murió e interrumpió lo que le estaba contando: la
novela que ambos daban por entendido que él tenía
intríngulis reseña y dice que no pudo que escribir y porque además le dijo: "Yo sé todo de
todos y se tienen que morir todos para que la novela
terminar; no menciona el título, exista". Lo que entonces no supo ni entrevió Juan Vi-
cente Mela fue que tal presagio la incluía a ella, pero
pero se trata de también a él.
En 1969, en el segundo número de la revista Ju-
La rueco de Onfa/;o. glar, La rueca de Orifalia comienza así: "Cuando mataron
a don Manuel Cué, FloreJia tenía veinte años y la ca-
bellera más hermosa de toda la ciudad". Y del mismo
1977 que se llama Relatos de una ml!J"er, y dadas sus reve- modo, 27 años después, empieza en su versión defini-
laciones interfamiliares fue proscrito, dijo, por ciertos tiva y póstuma. Florelia Cué, la Onfalia de la novela,
miembros de la estirpe. Tal libro, pero sobre todo lo es el férreo y egoísta epicentro de sí misma, el tenaz
que le contaba la abuela de viva voz sobre la relación ombligo de la progenie y de la urdimbre de historias
amor-odio con su marido, era la base de la novela de interfamiliares entretejidas por las voces y los ecos de
Juan Vicente Mela cuyos intríngulis reseña y dice que la obra. Es el personaje que corporifica la imagen, las
no pudo terminar; no menciona el título, pero se trata palabras y las anécdotas de la abuela queJuan Vicente
de La rueca de Onftlia. NIelo trazó en sus reminiscencias autobiográficas.
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Melo habla de su infancia y e los rasgos, orígenes, frases, nombres,
meollos, leyendas y destinos de ciertos prominentes miembros de su ge-
nealogía...
Si en "Estela" -ese cuento de Mela dedicado a rido de la ciudad", y quien solía arrojar moneditas de
José Emilio Pacheco e incluido en su segundo libro oro a los pescadores del muelle. El otro se remite a
de relatos Los mu7'OS enemigos (Ficción, UV, 1961 y Se- fines de los años treinta y principios de los cuarenta,
rie Conmemorativa Sergio Galindo, UV, 2007), que cuando el niñoJuan Antonio tiene noticia del fastuoso
es una versión corregida y aumentada de un cuen- entierro de su abuelo, e! doctor Lorenzo Rosique, y
to homónimo perteneciente a su primer libro La no- del cáncer que consume a su madre, Rosario Ferrer.
che alucinada (Edición de autor, 1956)- hay un joven En este sentido, hay dos ciudades a las que van y vie-
médico de "bata blanca y estetoscopio colgado como nen los recuerdos y las anécdotas que esbozan la voz
collar" en el que es posible advertir transposiciones de narrativa y la de los personajes.
los rasgos y circunstancias personales y homosexuales Una es Bautista, cuyo arquetipo es Villahermosa,
del que fuera el médico Juan Vicente Mela, algo pa- y que según Juan Vicente Mela dejó de llamarse San
recido puede advertirse en la trama, en los destinos y Juan Bautista "durante el gobierno de Garrido Cana-
características de los personajes de La rueca de OnJalia, bal, cuando todo aquello que sonara a religión tenía
en relación con lo que el autor evoca del niño NIelo que ser suprimido"; de ahí que en La rueca de Orifalia
y su parentela. Si se repasan la '~utobiografia" de se diga que Ramón Arcángel dijo "adiú" (en vez de
1966 y la conferencia autobiográfica "En el banquiUo adiós) en el instante de perpetrar la ejecución del doc-
de los acusados" de 1977, el lector encontrará que en tor Manue! Cué.
los pasajes donde Mela habla de su infancia y de los La otra ciudad es el puerto de Veracruz, sitio don-
rasgos, orígenes, frases, nombres, meollos, leyendas y ele al niño Juan Antonio, ya enterrado su abuelo, lo
destinos de ciertos prominentes miembros de su ge- llevan a ver "los barcos que llegan al muelle cargados
nealogia, está esbozado lo que años después sería La de esos españoles conocidos como refugiados (que no
rueca de Orifalia. creían en Dios ni en Franco)". Y donde ante sus reti-
y si La rueca de Orifalia no es una novela total, una cencias frente a la comida, oye la cantinela: "piensa
caudalosa y complicada novela-río sobre las cumbres nada más en los niños que se mueren de hambre en
borrascosas de todo un inextricable árbol genealógico, Europa, en España especialmente". Este escuincle,
se puede decir que es apenas una novela-arroyo, frag- como el legendario niño Mela, tiene un teatro de tí-
mentaria, en la que sin embargo conRuyen el flujo y teres; adivina "el nombre de la línea y el número con
reRujo de varias voces y tiempos, cuya pulsión (ya sea sólo escuchar el ruido que hacen los viejos tranvías
breve, evanescente o difusa) es la inmóvil nitidez de un antes de dar la vuelta en la esquina de su casa"; al
espejo de agua. nacer, su abuelo médico decretó que el día que se ti-
Entre las voces que urden la trama se halla la voz tulara como doctor en medicina recibiría su reloj de
narrativa; igualmente, la de Florelia Cué, la abuela; oro, su termómetro y su estetoscopio. Y entre otros
Zoila, la fea bÜa que Florelia tuvo con el doctor Lo- etcéteras parecidos a los del niño Mela, su madre, que
renzo Rosique; ciertas chismosas anónimas; Rosario toca en el piano Pata Elisa de Beethoven y las N/aripo-
Ferrer, madre del niñoJuan Antonio (alter ego del niño sas de Grieg, es hija de un difunto otrora nacido en un
NIelo), quien también habla; y la nana Francisca, que pueblo de la Isla de Mallorca (Sóller, se colige), fun-
vio nacer a la abuela, pero también al nieto. dador de un célebre habanero que perdió al ser des-
Según los datos vertidos en los capítulos y frag- pojado por un socio (destino semejante al Habanero
mentos de La rueca de Orifalia, hay dos marcos tempo- Ripoll que e! abuelo materno de Juan Vicente tuvo
rales entre los que oscilan los tiempos de la urdimbre. en sociedad, objeto de varios slogans publicitarios que
Uno se remonta a la época de la Revolución Mexica- fueron populares; por ejemplo: "para torero, Silverio;
na, que es cuando Florelia Cué, a sus 20 años, obser- para habaneros, Ripoll"; "de los astros, el Sol; de los
va, impotente, la llegada ele Ramón Arcángel, el que habaneros, RipoJl").
golpea y mata a tiros al doctor Manuel Cué, su padre Ante un mismo crimen, ya se sabe, cada testigo
que nunca la quiso por no ser el varón que debió ser, e involucrado tiene su propia versión de los hechos
quien hasta entonces "era el médico más rico y que- (incluido el asesino, e! espíritu de la víctima asesinada,
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persona desconocida. Al centro, abajo:Juan \'icenle :.\[elo. fOlo: Archivo Mario ,VfUIJO?.
doña Florelia Cué, su coraza y despotismo de reina nerse, varias veces, el tr~e de novia de Florelia Cué,
implacable destinada a imponer su voluntad ya ente- dizque porque era un medio "seguro para tener hijos
rrar a los miembros de su familia, puede verse como y así continuar el apellido".
el ropaje de Hércules que Onfalia adoptó como suyo: En este sentido, como "el tiempo vuela" ("no me
"la piel del león de Nemea", "una monstruosa fiera preguntes cómo pasa el tiempo", reza la nana Fran-
caída de la Luna", "despojo obtenido por el héroe en cisca invocando, en calidad de médium, el espíritu,
su primer trabajo", cuya piel, "más dura que el hie- la presencia del poetaJosé Emilio Pacheco, amigo de
rro, era al mismo tiempo vestido y armadura", como NIelo desde su infancia en el puerto de Veracruz), un
anota Gutierre Tibón sobre ese mito en El ombligo corno día el doctor Rosique diagnosticó
centro cósmico (FCE, 1981).
Si "así ataviada, Onfalia se deleitaba enjugar con que el vestido estaba listo porque a él le queda-
la maza de Hércules, terror de los hombres y de los ba perfectamente y que sólo le gustaría un poco
animales feroces", doña Florelia Cué -monarca en su más largo el velo que descendía de la cabeza hasta
casa, quien durante 20 años no le habló a su marido aquella cinturita. Lorenzo Rosique indicó la con-
y prácticamente lo apartó de su vida- somete a los veniencia de uno o elos alfileres en los sitios que
habitantes de su reino, y con incomprensiones, sitios exigían costura invisible. El velo del traje de novia
vedados, condenas en calabozos y coloridos insultos de Florelia habría ele volar a fin ele parecer nube,
aporrea a su hija Zoila y a su nuera y ahijada Rosario espejo, hueledenoche, luz prestada al agua.
Ferrer.
El doctor Lorenzo Rosique, si bien fue elegido por La nana Francisca, que lo sorprendió vestido de no-
el dedo flamigero y el sexo de la diosa, no se vio, como via, dijo que "Lorenzo se veía idéntico a Florelia, a
Hércules, obligado a vivir travestido con los trajes de grado tal que podían tomarse como hermanos".
Onfalia, ni a llevar una vida afeminada "manejando Así, y como curioso, lejano y especular reflejo, eco
el huso y la rueca como la más experta hilandera de y coincidencia, años después, el día del entierro del
Grecia y Asia". Lorenzo Rosique, a imagen y seme- doctor Lorenzo Rosique, el niño Juan Antonio, al ver
janza del abuelo del niño Mela, era un Donjuan que a "doña Florelia vestida de negro", la vio "idéntica a
durante los domingos de cacería sembraba de hijos la don Lorenzo, tan parecida" que "estuvo a punto de
región. Sin embargo, sí lució como un travesti al po- correr y de llamarla por el nombre de su abuelo",
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