Catedral Bolivariana Ii
Catedral Bolivariana Ii
Catedral Bolivariana Ii
El mando que asumía Bolívar implicaba plenitud de poderes y una delicadísima misión;
delicada por lo difícil, por lo peligrosa y por lo que estaba en juego: la paz ciudadana, la
unidad republicana y, además, el propio nombre del Libertador e124de junio de 1828,
Bolívar hace su entrada a la capital para asumir la dictadura. Inmediatamente comenzó a
legislar sobre materias importantes y el 27 de agosto dictó un decreto orgánico que
sustituyó la Constitución, por el cual se reglamentaba la dictadura, se suprimía la
Vicepresidencia de la República y se organizaba en forma distinta el Consejo de Estado.
Los más exaltados de ellos se dieron a la tarea de preparar un plan para asesinar a
Bolívar. Con este objeto formaron una junta y después de varios intentos frustrados
llevaron a cabo el vergonzoso acto del 25 de septiembre, cuando asaltaron el palacio y
llegaron hasta la alcoba donde dormía El Libertador, salvándose éste milagrosamente por
la entereza de su consecuente amiga y compañera de vida Manuelita Sáenz.
Los conspiradores, delatados por uno de ellos, el venezolano Pedro Carujo quien por la
delación fue perdonado, fueron penalmente enjuiciados. Aun cuando Bolívar era partidario
del perdón, Urdaneta no tuvo miramientos y llevó el proceso hasta las últimas
consecuencias: los juicios fueron muy severos y sumarios, según el decreto de
conspiradores, con saldo de 14 pasados por las armas y Santander sentenciado a la pena
máxima, la cual le fue conmutada por el destierro y destitución del cargo militar como
general. Además.
La suerte está echada y ya no hay retorno. Las consecuencias de los atentados alejan
cada vez más las soluciones, y con ellas las posibilidades de restablecer la estabilidad, ni
mucho menos el establecimiento de un clima de reconciliación nacional: Colombia está
mortalmente herida y prácticamente desahuciada; la desintegración está en camino y ni
siquiera la dictadura del Libertador podrá evitarla. Tal dictadura fue el segundo intento de
Bolívar por poner orden a la república y mantener la unidad colombiana.
En los primeros meses de 1825, al frente del Ejército del Sur, Sucre liberó el Alto Perú
(actual Bolivia) y convocó una Asamblea Constituyente para que sus habitantes
decidieran los destinos de dicho territorio.
La crisis entre Bolívar y Santander (y sus respectivos seguidores) se ahondó con las
diferencias entre Santander, José Antonio Páez y con la promulgación de la constitución
de la República de Bolivia de 1826, escrita por Bolívar para la naciente república de
Bolivia y que los santanderistas temían que intentaría imponer en Colombia. El principal
recelo sobre la constitución bolivariana surgía del amplio poder dado a la figura
presidencial, la cual era vitalicia y, de esta forma, asimilable a una monarquía.