Los Niveles de Comprension Lectora
Los Niveles de Comprension Lectora
Los Niveles de Comprension Lectora
Mediante este trabajo el maestro podrá comprobar si el alumno puede expresar lo que ha leído con un
vocabulario diferente (Catalá y otros, 2001), y si lo hace, le será fácil desarrollar el siguiente nivel de
comprensión.
Pistas para formular preguntas literales.
• ¿Qué…? • ¿Con quién…?
• ¿Quién es…? • ¿Para qué…?
• ¿Dónde…? • ¿Cuándo…?
• ¿Quiénes son…? • ¿Cuál es…?
• ¿Cómo es…? • ¿Cómo se llama…?
La lectura crítica tiene un carácter evaluativo en el que interviene la formación del lector, su criterio y
conocimientos sobre lo leído. Los juicios toman en cuenta cualidades de exactitud, aceptabilidad,
probabilidad.
de realidad o fantasía: según la experiencia del lector con las cosas que lo rodean o con los relatos
o lecturas;
de adecuación y validez: compara lo que está escrito con otras fuentes de información;
de apropiación: requiere evaluación relativa en las diferentes partes, para asimilarlo;
de rechazo o aceptación: depende del código moral y del sistema de valores del lector.
Implica un ejercicio de valoración y de formación de juicios propios del lector a partir del texto y sus
conocimientos previos, con respuestas subjetivas sobre personajes, autor, contenido e imágenes
literarias. Es la elaboración de argumentos para sustentar opiniones, esto supone que los docentes
promuevan un clima dialogante y democrático en el aula (Consuelo, 2007).
En resumen, hemos descrito los tres niveles de la comprensión lectora que el ministerio de educación
considera y que todo maestro debe desarrollar y todo alumno debe lograr. La comprensión literal
consiste a entender lo que el texto dice de manera explícita. La comprensión inferencial se refiere a
comprender a partir de indicios que proporciona el texto. La comprensión criterial se refiere a evaluar
el texto ya sea su tema, personaje, mensaje, etc. Queridos maestros, es indispensable desarrollar y
fortalecer los tres niveles de comprensión en los alumnos, hoy más que nunca, ya que estamos ante
los ojos del continente como uno de los países más bajos en comprensión lectora y razonamiento
matemático de sus estudiantes.
TALLER PARA LA COMPRENSIÓN DE TEXTOS
TEXTO 1
TEXTO 2
A VECES...
A veces tengo ganas de ser cursi para decir:
la amo a usted con locura.
A veces tengo ganas de ser tonto para gritar:
¡La quiero tanto!
A veces tengo ganas de ser niño
para llorar acurrucado en su seno.
A veces tengo ganas de estar muerto para sentir,
bajo la tierra húmeda de mis jugos,
que me crece una flor rompiéndome el pecho,
una flor, y decir:
esta flor, para usted.
GUILLÉN, N. (1997): “A veces....”, en Nicolás Guillén para niños
TEXTO 4
PERSONAJES: ZAPO SEÑOR TEPÁN SEÑORA TEPÁN ZEPO PRIMER CAMILLERO CAMILLERO
SEGUNDO
DECORADO: Campo de batalla. Cruza el escenario, de derecha a izquierda, una alambrada. Junto a
esta alambrada hay unos sacos de tierra.
(La batalla hace furor. Se oyen tiros, bombazos, ráfagas de ametralladora. ZAPO, solo en escena, está acurrucado entre los sacos. Tiene mucho
miedo. Cesa el combate. Silencio. ZAPO saca de una cesta de tela una madeja de lana y unas agujas. Se pone a hacer un jersey que ya tiene
bastante avanzado. Suena el timbre del teléfono de campaña que ZAPO tiene a su lado.)
ZAPO.- Diga...Diga. A sus órdenes mi capitán... En efecto, soy el centinela de la cota 47... Sin novedad, mi capitán... Perdone, mi capitán, ¿cuándo
comienza otra vez la batalla? ...y las bombas, ¿cuándo las tiro? ...; ¿Pero, por fin, hacia dónde las tiro, hacia atrás o hacia adelante?... No se
ponga usted así conmigo. No lo digo para molestarle... Capitán, me encuentro muy solo. ¿No podría enviarme un compañero?... Aunque sea la
cabra... (El capitán le riñe.) A sus órdenes... A sus órdenes, mi capitán. (ZAPO cuelga el teléfono. Refunfuña.)
(Silencio. Entra en escena el matrimonio TEPÁN con cestas, como si vinieran a pasar un día en el campo. Se dirigen a su hijo, ZAPO, que, de
espaldas y escondido entre los sacos, no ve lo que pasa.)
SR. TEPÁN.- (Ceremoniosamente.) Hijo, levántate y besa en la frente a tu madre. (ZAPO, aliviado y sorprendido, se levanta y besa en la frente a
su madre con mucho respeto. Quiere hablar. Su padre le interrumpe.) Y ahora, bésame a mí. (Lo besa en la frente.)
ZAPO.- Pero papaítos, ¿cómo os habéis atrevido a venir aquí con lo peligroso que es? Iros inmediatamente.
SR. TEPÁN.- ¿Acaso quieres dar a tu padre una lección de guerras y peligros? Esto para mí es un pasatiempo. Cuántas veces, sin ir más lejos,
he bajado del metro en marcha.
SRA. TEPÁN.- Hemos pensado que te aburrirías, por eso te hemos venido a ver. Tanta guerra te tiene que aburrir.
SR. TEPÁN.- Muy bien sé yo lo que pasa. Al principio la cosa de la novedad gusta. Eso de matar y de tirar bombas y de llevar casco, que hace tan
elegante, resulta agradable, pero terminará por fastidiarte. En mi tiempo hubiera pasado otra cosa. Las guerras eran mucho más variadas,
tenían color. Y, sobre todo, había caballos, muchos caballos. Daba gusto: que el capitán decía: «al ataque», ya estábamos allí todos con el caballo
y el traje de color rojo. Eso era bonito. Y luego, unas galopadas con la espada en la mano y ya estábamos frente al enemigo, que también estaba
a la altura de las circunstancias, con sus caballos -los caballos nunca faltaban, muchos caballos y muy gorditos- y sus botas de charol y sus
trajes verdes.
SRA. TEPÁN.- No, no eran verdes los trajes del enemigo, eran azules. Lo recuerdo muy bien, eran azules.
SRA. TEPÁN.- No, te repito que eran azules. Cuántas veces, de niñas, nos asomábamos al balcón para ver batallas y yo le decía al vecinito: «Te
apuesto una chocolatina a que ganan los azules.» y los azules eran nuestros enemigos.
SRA. TEPÁN.- Yo siempre he sido muy aficionada a las batallas. Cuando niña, siempre decía que sería, de mayor, coronel de caballería. Mi mamá
se opuso, ya conoces sus ideas anticuadas.
ZAPO.- Perdonadme. Os tenéis que marchar. Está prohibido venir a la guerra si no se es soldado.
SR. TEPÁN.- A mí me importa un pito. Nosotros no venimos al frente para hacer la guerra. Sólo queremos pasar un día de campo contigo,
aprovechando que es domingo.
SRA. TEPÁN.- Precisamente he preparado una comida muy buena. He hecho una tortilla de patatas que tanto te gusta, unos bocadillos de jamón,
vino tinto, ensalada y pasteles.
ZAPO.- Bueno, lo que queráis, pero si viene el capitán, yo diré que no sabía nada. Menudo se va a poner. Con lo que le molesta a él eso de que
haya visitas en la guerra. Él nos repite siempre: «en la guerra, disciplina y bombas, pero nada de visitas».
SR. TEPÁN.- ¿Te piensas que me voy a asustar? En peores me he visto. Y si aún fuera como antes, cuando había batallas con caballos gordos.
Los tiempos han cambiado, ¿comprendes? (Pausa.). Hemos venido en motocicleta. Nadie nos ha dicho nada…
SR. TEPÁN.- Lo malo fue que, como había tantos tanques y jeeps, resultaba muy difícil avanzar.
SRA. TEPÁN.- Y luego, al final, acuérdate aquel cañón que hizo un embotellaje.
SR. TEPÁN.- Sí, vamos, que tengo un apetito enorme. A mí, este tufillo de pólvora, me abre el apetito.
SRA. TEPÁN.- Nada de fusiles. Es de mala educación sentarse a la mesa con fusil. (Pausa.) Pero qué sucio estás, hijo mío... ¿Cómo te has puesto
así? Enséñame las manos.
ZAPO.- (Avergonzado, se las muestra.) Me he tenido que arrastrar por el suelo con eso de las maniobras.
SRA. TEPÁN.- Bueno, pueden pasar. ¿Y los dientes? (Enseña los dientes.) Muy bien. ¿Quién le va a dar a su niñito un besito por haberse lavado
los dientes? (A su marido.) Dale un beso a tu hijo que se ha lavado bien los dientes. (El Sr. TEPÁN besa a su hijo.) Porque lo que no se te puede
consentir es que con el cuento de la guerra te dejes de lavar.
ZAPO.- ¿Dónde?
SR. TEPÁN.- ¿Qué es lo que has matado más, caballos enemigos o soldados?
ZAPO.- A lo mejor .
ZAPO.- Sí, es que disparo sin mirar. (Pausa.) De todas formas, disparo muy poco. Y cada vez que disparo, rezo un Padrenuestro por el tío que
he matado.
SRA. TEPÁN.- Voy a poner un disco en el gramófono. (Pone un disco. Los tres, sentados en el suelo, escuchan.)
TEXTO 5
Mañana a las nueve y media habrá un eclipse de sol hecho que no ocurre todos los días que formen los soldados en el patio en traje de campaña
para presenciar el fenómeno yo les daré las explicaciones necesarias en caso de que llueva que formen en el gimnasio
A sus órdenes mi coronel
En eso que el comandante da la orden al capitán y le dice
Por orden del señor coronel mañana a las nueve y media habrá un eclipse de sol según el señor coronel si llueve no se verá nada al aire libre
entonces en traje de campaña el eclipse tendrá lugar en el gimnasio hecho que no ocurre todos los días
A sus órdenes mi comandante
Y el capitán le dice al teniente
Por orden del señor coronel mañana a las nueve y media inauguración del eclipse de sol en el gimnasio el señor coronel dará las órdenes
oportunas de si debe llover hecho que no ocurre todos los días si hace buen tiempo el eclipse tendrá lugar en el patio
A sus órdenes mi capitán
Más tarde el teniente le dice al sargento
Mañana a las nueve y media por orden del señor coronel lloverá en patio del cuartel el señor coronel en traje de campaña dará las órdenes en
el gimnasio para que el eclipse se celebre en el patio
A sus órdenes mi teniente
Seguidamente el sargento le dice al cabo
Mañana a las nueve y media tendrá lugar un eclipse del señor coronel en traje de campaña por efecto del sol si llueve en el gimnasio hecho que
no ocurre todos los días se saldrá al patio
A sus órdenes mi sargento
Finalmente, el cabo se dirige a los soldados
Mañana a eso de las nueve y media parece ser que el sol eclipsará al señor coronel en el gimnasio lástima que esto no ocurra todos los días
TEXTO 6
El viento
La Tierra está rodeada por una capa de gases llamada atmósfera, o aire. A menos que haya mucho viento, no solemos notar el aire y solemos
pensar que no pesa. Pero, de hecho, el aire está siempre haciendo presión, hacia abajo y hacia los lados, y además con una fuerza enorme. Los
cambios de presión atmosférica están relacionados con las condiciones climáticas de la tierra. Por regla general, cuando baja la presión del
aire (borrasca), se acerca tiempo húmero o tormentas. Las altas presiones (anticiclón) suelen traer buen tiempo. Uno de los fenómenos
meteorológicos que se relaciona con el aire que rodea a la Tierra es el viento. En efecto, el viento es causado por el aire que rodea la tierra,
que está continuamente en movimiento. El aire cálido pesa menos que el aire frío. Al calentarse, el aire se eleva, creando una zona de baja
presión y permitiendo que el aire más frío se desplace para ocupar el espacio libre. El viento puede moverse a diferentes velocidades: desde
las brisas suaves hasta las violentas tempestades, que pueden causar muerte y destrucción. Los vientos más fuertes son los ciclones y
huracanes. Se forman sobre los océanos, en las regiones tropicales. Las nubes de tormenta se arremolinan alrededor del centro del huracán,
llamado ojo, y llegan a girar más rápidamente que los trenes de alta velocidad. La velocidad de viento se mide con un aparato llamado
anemómetro. La dirección del ciento varía con las estaciones del año y con los cambios de zonas de altas y bajas presiones. La dirección del
viento influye enormemente en el clima; en Europa y Norteamérica, por ejemplo, los vientos del norte suelen indicar tiempo frío. Asimismo,
cuando el viento ha atravesado una considerable extensión del océano, trae tiempo húmedo y es más probable que llueva que cuando sopla
desde el desierto o cuando ha atravesado una cadena de montañas. La veleta es el aparato que indica la dirección del viento. Los vientos tienen
nombre. A veces se designan por la dirección desde la que soplan. por ejemplo, el viento de poniente se llama así porque viene del oeste, y el de
levante, porque viene del este. Otros vientos tienen nombres particulares: terral, siroco, mistral, cierzo.
(Adaptado de BAKER, W.; HASLAM, A.; PARSONS, A. (1992): Experimenta con la Tierra. Madrid: SM: pp.32-39.)
TEXTO 7
LA COMA SE USA:
Para separar palabras dentro de la oración. Antes de la última palabra se pone y. Ej. Vimos leones, jirafas, gacelas y elefantes.
Para separar oraciones dentro de un mismo párrafo. Ej. Se puso la chaqueta, cogió su bastón, abrió la puerta y se marchó.
Cuando llamamos a una persona, animal o cosa. Ej. Camarero, traiganos dos refrescos, por favor.
Para aislar las aclaraciones o explicaciones. Ej. Uno de los niños, el más bajito, se quedó pensativo.
Cuando se suprime un verbo. Ej. Camarero, dos refrescos.
Para aislar expresiones (es decir, por ejemplo, sin embargo, además, por último, etc.). Ej. En efecto, así fue.
Para separar el lugar desde donde se escribe una carta o se firma un escrito de la fecha. Ej. Cádiz, 6 de mayo de 1812.
Para separar la calle del número en las direcciones. Ej. C/ Portal de Belén, 6.
Entre el nombre y el apodo o seudónimo de una persona. Ej. Emilio Butragueño, el Buitre, estuvo brillante en ese partido.
TEXTO 8
“Es cierto siempre he sido nervioso muy nervioso terriblemente nervioso pero por que afirman ustedes que estoy loco la enfermedad había
agudizado mis sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos y mi oído era el más agudo de todos oía todo la que puede oírse en la tierra y en el
cielo muchas cosas oía en el infierno cómo puedo estar loco entonces escuchen y observen con cuanta cordura con cuanta tranquilidad les
cuento mi historia me es imposible decir como aquella idea me entro en la cabeza por primera vez pero una vez concebida me acoso noche y
día yo no perseguía ningún propósito ni tampoco estaba colérico quería mucho al viejo jamás me había hecho nada malo jamás me insulto su
dinero no me interesaba me parece que fue su ojo si eso fue tenía un ojo semejante al de un buitre un ojo celeste y velado por una tela cada vez
que la clavaba en mi se me helaba la sangre y así poco a poco muy gradualmente me fui decidiendo a matar al viejo y librarme de aquel ojo para
siempre”.
POE, Edgar Allan: “El corazón delator”, en Narraciones extraordinarias. Madrid: Alianza.
TEXTO 9
JUEGOS Y JUGUETES
El juego es una actividad agradable. Gracias a él la persona descansa de otras actividades menos placenteras y gratificantes. Mediante el juego
se desarrollan la imaginación y la fantasía, la capacidad de atención, la memoria y la relación con otras personas. Hay muchos juegos que se
pueden realizar sin ningún elemento. Otros, en cambio, necesitan algún objeto para poder desarrollarse. Los juguetes son objetos hechos
expresamente para jugar. En su mayoría se trata de representaciones reducidas de objetos del mundo del adulto: coches, trenes, cocinas,
muñecas, casas, etc. Los juguetes han acompañado a los seres humanos desde la más remota antigüedad. Así, por ejemplo, en Irán han aparecido
muñecas, aros y muebles de barro en miniatura con una antigüedad de 5000 años, y en las tumbas Egipto se han encontrado pelotas de cuero
y soldaditos de madera policromados. Los niños de la antigua Roma ya jugaban con peonzas, canicas y yoyós. En los siglos XVII y XVIII se
popularizaron las casas de muñecas y los juguetes mecánicos, dotados de movimiento propio por diferentes sistemas. En la segunda mitad del
siglo XX se pasó de la fabricación artesanal a la producción industrial de juguetes. Junto a la utilización de diferentes materiales, han tenido
gran difusión los juguetes impulsados por pequeños motores eléctricos. Este tipo de juguetes está muy extendido y muchos de ellos están
dotados de control remoto mediante señales de radio. La aplicación de la electrónica ha permitido la fabricación de juguetes sofisticados, entre
los que destacan las máquinas recreativas y los vídeojuegos, que establecen una relación interactiva entre juguete y jugador. Muchos de los
juguetes actuales conservan la forma de los juguetes originarios, pero ha variado el material empleado en su construcción. El diseño y los
materiales con los que actualmente se confeccionan los juguetes son cada vez más complejos. El plástico y los materiales sintéticos han
sustituido a la madera y el metal. Adaptado de VV. AA (1996)
TEXTO 10
TEXTO 11
Al hijo del ropavejero le regalaron un corderito pascual, para jugar con él. El hijo del ropavejero era un niño muy gordo, que no tenía amigos.
Los niños del albañil, los del contable, los del zapatero, se reían de su barriga, de sus mofletes, de su repapada; y le llamaban gorrino, barril de
cerveza, puerco de San Martín. El cordero pascual, en cambio, era blanco y dulce, y le pusieron un lazo verde al cuello. El hijo gordo del usurero,
ropavejero, compraventa, salía a pasear junto a la tapia soleada, en busca de las hierbecillas del solar, llevando tras de sí a su amigo corderillo,
que tenía una mirada como no vio nunca a nadie el hijo del ropavejero. Llegaron los días de las golondrinas, de los nidos en el tejado, de la
hierbecilla tierna, de los niños que venían a dejarse el abrigo a la tienda del ropavejero. De niños que, al quitarse el abrigo, se quedaban muy
estrechos, muy delgados, en sus chalecos de punto, con las mangas cortas, con las muñecas desnudas. De niños que se iban luego a la plaza,
junto al capazo de la madre, con los dineros de la compra, llorando un poco porque no había llegado el sol del todo. Llegaron los días con niños
de la meno, medio a rastras, con niños despojados, de ojos redondos, con niños de dos duros, de siete pesetas, de “esto no vale nada”. Los
abriguitos y los pantalones de lana se amontonaban en las estanterías, junto a la naftalina, junto a las palabras de “esto no vale nada”, “esto
tiene una mancha”, “esto está roto”. El niño gordo del ropavejero besaba las orejillas del cordero pascual, del amigo que no le llamaba cerdo,
cebón, barril de cerveza. Y el día de Pascua, cuando el niño del ropavejero se sentó a la mesa llena de cuchillos y de sol sobre el mantel, vio de
pronto los dientes de papá, los grandes y viejos dientes de papá-ropavejero, papá-compra-venta-no-vale-nadaprestamista-siete-pesetas-está-
roto. Y el niño gordo saltó de la silla, corrió a la cocina con el corazón en la boca y vio, sobre una mesa, despellejada, la cabeza de su amigo.
Mirándole, por última vez, con aquella mirada que no vio nunca en nadie.
MATUTE, A. Mª (1978): “El corderito pascual”,
TEXTO 12
La primavera besaba
suavemente la arboleda,
y el verde nuevo brotaba
como una verde humareda.
Las nubes iban pasando
sobre el campo juvenil...
Yo vi en las hojas temblando
las frescas lluvias de abril.
Bajo ese almendro florido,
todo cargado de flor -recordé-,
yo he maldecido mi juventud sin amor.
MACHADO, A. (1989): Poesías completas
TEXTO 13
Creo que televisión debería programar también películas en versión original con subtítulos en las lenguas vernáculas. Puedo aportar tres
argumentos a favor de esta opinión. En primer lugar, pienso que deberíamos respetar las voces originales de los actores. Segundo: es mucho
más caro doblar un film que subtitularlo. Finalmente, con las versiones originales tenemos la oportunidad de escuchar y aprender lenguas
modernas distintas de las nuestras. Por todo lo dicho, creo que las versiones originales deberían tener un espacio importante en televisión.
TEXTO 14
TEXTO 15
Tu risa
Quítame el pan, si quieres.
Quítame el aire, pero no me quites tu risa.
No me quites la rosa, la lanza que desgranas,
el agua que de pronto estalla en tu alegría,
la repentina ola de plata que te nace.
TEXTO 16
“De los 16 millones de menores que hay en Colombia, uno de cada tres vive en la miseria. Lo preocupante no son las cifras de las ONG del país,
sino la crudeza de la realidad. En Medellín, la segunda ciudad del país (2,5 millones de habitantes), los niños se amontonan en las calles. En los
semáforos zumban avisperos de brazos y rostros desteñidos que venden cualquier cosa: más de 250.000 pequeños, según la organización
Internacional del Trabajo. Una vez en la calle, los niños adquieren el estatus de desechable, término popular que sintetiza la vida de quines
desaparecen sin dejar rastro, ni siquiera sus nombres. Semáforo en rojo. Una manada de niños -bolsas en mano- salta al asfalto para repartir
su mercancía entre los conductores. Robinson Jaramillo, de 11 años, reparte estampitas. Semáforo en verde. El pequeño vuelve con una sonrisa
seca, imperceptible. “Llevo cuatro años en la calle. Vendo oraciones del Ángel de la Guarda”. En el arrecife que divide la frenética avenida,
Robinson cuenta la ganancia de la incursión. “Me hago unos 20.000 pesos por día (más de 10 euros). Trabajo de las once de la mañana a las
nueve de la noche...” En la esquina hay un viejo que me pegó una patada. También vende oraciones. Me sacó un morado, pero no le temo”. En
Medellín, los niños de la calle atraviesan la ciudad a pie y en autobús, donde cantan o venden dulces. En los recorridos no sólo esquivan coches
y patadas. Sufren de enfermedades respiratorias, de avitaminosis (escasez de vitaminas), no tienen acceso a la seguridad social. Además, tienen
alto riesgo de consumir droga y de sufrir abusos sexuales.
“Yo soy un niño de la calle”, en El País Semanal, 3-III-2002