Escandalo de La Cruz
Escandalo de La Cruz
Escandalo de La Cruz
La polemica anticristiana
nei primi secoli
IV. La polemica anticristiana nei secc. II/IV: autori (Celso, Porfirio, Giuliano e loro argomentazioni.-
CAP.I: TESTIMONIO DE LOS PADRES APOSTOLICOS SOBRE EL "ESCANDALO" DEL DIOS ENCARNADO Y CRUCIFICADO [pp.17-31]
El mundo pagano concibe a Dios totalmente trascendente: el concepto aristotélico que concibe a Dios como el que mueve
sin ser movido y el que es amado sin amar; Grecia desconoce la dimensión del amor como "don gratuito de sí" (Apuleio y Plutar co:
Dios libre de toda pasión y Dios "incontaminado").
Contrasta fuertemente la visión de Ignacio de Antioquía: "dejad que imite la pasión de Dios" (Rom 6). Inevitable ruptura
con el mundo religioso circundante; desde el principio hay un desprecio de la cruz porque contradice todos los conceptos de Dios,
del hombre y del hombre divino (Moltmann).
La reacción contra la imagen cristiana de Dios se produce en un mundo de profundas convicciones religiosas y ritos
cultuales. La diversidad de los nombres de Dios responde a esta pluralidad religiosa. Todas las religiones convergen en una única ley;
ésta ley contesta la pretensión de exclusividad cristiana. Por eso la acusación de "ateos" no se refiere a un estado interior de
incredulidad ante la existencia de Dios sino la negación a practicar el rito externo que se debe a los dioses. Tal era el caracter
formalistico de la religiosidad pagana que sin excluir sentimientos profundos no produce grandes cambios interiores: la religiosidad
se entiende como un acto cívico, un culto estatal como sagrada herencia de la tradición (fidelidad a atávicas costumbres que había
perdido toda vinculación a valores éticos; de ahí la crítica de Lactancio, por ejemplo).
Esta acusación de ateísmo va unida a la de superstición ("supersticioso" era todo aquel que se oponía a "religión"; Cicerón
subraya este sentido).Subyace siempre la misma convicción en las acusaciones: el cristianismo contrasta con el verdadero
sentimiento "religioso":
* Según Suetonio es una "nueva y maléfica" superstición: no tiene crédito alguno porque no pertenece al mundo antiguo
y lo nuevo no puede tener valor; es odiosa y nefasta porque se relaciona con los maleficios de la magia, Cristo mismo es un
mago.
* Según Plinio es una "perversa y desenfrenada" superstición: pervertida moralmente, por la presunta incestuosidad y
por el canibalismo de los que la practican, además de otras acusaciones como la de la castración sacerdotal...
(También para Tácito es una funesta superstición).
El corazón de la superstición es la fe en un hombre condenado a muerte por el procurador romano Poncio Pilato bajo el
gobierno de Tiberio (Tácito). Se trata de una ejecución establercida por un funcionario estatal, por tanto, una justa sentencia de
condena: el fundados de esta religión sólo podía ser un delincuente (Wlosok dice que según Tácito Cristo ha propagado una
"exitiabilis superstitio", una corrupta doctrina religiosa moral y políticamente reprobable). Plinio dirá que adorar a Cristo como Dios
sólo puede ser "demencia o locura", insensata y absurda "pertinacia et inflexibilis obstinatio".
Esto explica la astucia de Tiberio al intentar el reconocimiento jurídico del "nuevo Dios" con objeto de neutralizarlo
(Herrmann). Sabemos por Tertuliano que las prerrogativas jurídicas del Senado lo impidieron (aunque Juan Crisóstomo menciona
este hecho sin aludir al emperador). Pero esta situación acrecerá las sospechas hacia la ahora religión ilícita: además provenía de un
ambiente malconsiderado como era el hebreo, con el agravante de que los carismáticos itinerantes que anunciaban al "judío
crucificado" pertenecían a clases sociales marginales.
Según Celso los adoradores del crucificado eran "gente vulgar, no adaptada al razonamiento"; esta acusación resultaba de
la interpretación de las palabras de Pablo (1Cor 1,26): no hay entre los llamados muchos sabios según la carne, ni poderosos o
pertenecientes a la nobleza. Esta difusión entre los estratos sociales más bajos explicaría que el cristianismo no fuera al principio un
movimiento interesante para los literatos paganos, sin embargo el rasgo distintivo del cristianismo en su estructura social era que
comprendía distintos estratos sociales (en opinión de Theissen).
Era extremadamente dificil testimoniar el nombre de Jesús como Señor y Salvador. Era el nombre de un crucificado, uno de
los que tenían que recorrer las calles de la ciudad con el título de la condena colgando del cuello y cargando el madero horizontal de
la cruz, expuesto a las injurias de todos. Ya Cicerón decía que la cruz era un suplicio que debía estar lejos del ciudadano romano, del
pensamiento, de los ojos y oídos. El lugar del suplicio erstaba fuera de la ciudad y el condenado no tenía sepultura, colgaba del
madero como ejemplo disuasivo; algo psicológicamente revulsivo. Anunciar a uno de éstos como Señor y Salvador era sencillamente
absurdo (Grundmann).
Se trataba de una revolución el el concepto mismo de Dios. La locura de la cruz denunciaba una "locura de Dios"; cómo
podía Dios estar presente en un condenado en base al derecho. Moltmann piensa que intentar comprender ésto significa despo-
jarnos de toda idea preconcebida en el "término Dios". No sólo al paganismo sino también para los cristianos era provocadora la
aceptación del crucificado. De ahí la tentación a retocar la imagen de la cruz, suavizando el "escándalo" que suponía. Así por
ejemplo el "Evangelio de Pedro" (130-150) que según Grillmeier es un exponente claro de la falsificación de la teología de la cruz: ya
no es un patíbulo sino un signo de la victoria de Cristo, una cruz de gloria que origina una "theologia Gloriae"; esto llevará a una
lectura suprafenomenológica, que llega a trasfigurar el escandalo de la cruz haciendo permanecer la realidad histórica en
penumbra. Aquí se apoyará el gnosticismo hacia un docetismo que afirma de Jesucristo solamente una apariencia que lleva en sí al
redentor celeste (Basílides!). También en los "Hechos de Juan" se presenta en línea doceta y polimorfa el cuerpo de Cristo.
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"El escándalo de la cruz"
Ante el docetismo de origen judío reacciona Ignacio de Antioquía:
* Significaba un vaciamiento de contenido del misterio de la cruz, y un desconocimiento de su valor salvífico.
* El sentido de la pasión se comprende a partir de sus efectos: paz, alegría, elección. La adhesión a la pasión y muerte de
Jesús garantiza la fe verdadera y la salvación.
* El escándalo de la cruz y de la encarnación encuentran respuesta en el amor de Dios: clave de lectura para el conoci -
miento de Dios desde la realidad humana de Jesucristo ("puerta del Padre"). De ahí el binomio sangre-agapé.
* El escándalo permanece en cuantos quieren limitar el amor oblativo de Dios. La incredulidad ante Cristo nace del
comportamiento humano que pretende encapsular la realidad de Dios y su obrar en parámetros de racionalidad humana.
* Solo mediante el conocimiento amoroso de Cristo es posible el acercamiento a Dios. El amor es el primer y más impor-
tante principio hermeneútico de la fe cristiana. No es mero asentimiento de mente y corazón sino también identificación
con el amado, compartiendo su mismo destino. Más que "scandalum crucis" hay que hablar de "inusitatum prodigium
amoris" (sólo quien ama puede captar el sentido profundo de la cruz).
Y el "Discurso a Diogneto":
* El camino de Dios hacia los hombres fue el camino de la mansedumbre y de la bondad: Dios y hombre entre los hombres
para salvar, persuadir, no violentar. Dios envió a su Hijo para amar, no para juzar.
* La encarnación y la cruz de Cristo son los gestos más convincentes de Dios para llamar al hombre a sí, libremente. Es
necesario que el hombre no se cierre en las apariencias, que vaya más allá de la realidad fenoménica, no limitándose en la
constatación del hecho sino investigando el "porqué"; en los "Hechos apócrifos de Pedro" se dice: "la cruz no sea para
vosotros que esperáis en Cristo lo que simplemente aparece".
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En la literatura latina y griega, hasta la mitad del siglo II, no refleja el hecho cristiano. A la vez que entre el pueblo se
difunden calumnias en torno a la nueva religión. Entre estas destacamos como Tertuliano observa que entre los paganos era común
la convicción que los cristianos adoraban a un Dios con la cabeza de asno. Representando esta acusación Minucio Felice en el
Ottavio recuerda :"Nos hacen la acusación de tener como divina la cabeza de un asno".(reafirma todo esto el grafito descubierto en
el Palatino).
Para afrontar este estado de cosas surge a mitad del siglo II algunos cristianos, intelectualmente preparados, que asumen la
tarea de presentar una cara nueva del cristianismo.
Estos nuevos abogados de la religión debían encontrar una base que fuese común a ellos y a la gente que se dirigían. En
este tentativo de acercamiento al paganismo los puntos más comprometidos y más escandalosos de la doctrina cristiana vienen
suavizados o silenciados.
Conforme a esta orientación Atenagora, tanto en el tratado sobre La resurrezione dei mort, como en La supplica per i
cristani, evita intencionadamente toda referencia al Jesús histórico. Se prefiere hablar de Dios, de Hijo de Dios, de Verbo. Podemos
afirmar que en este apologista el "scandalum" está presente en cuanto que Jesús de hecho no aparece.
La locura cristiana está en atribuir a un hombre un culto divino. El conocimiento que este hombre había tenido "poderes
particulares", se explica en la convicción que se ha tratado de un "mago". El pagano Luciano lo llama: "el sofista crucificado".
Más allá del desprecio popular que la concepción de un Dios encarnado y crucificado pueda suscitar, los apologistas
cristianos se encuentran y tienen que afrontar los serios interrogantes que un público pagano intelectualmente bien preparado
podía presentarle a ellos.
Pueden ser estos:
* El tiempo y las circunstancias de la aparición de Cristo.
* Su modo de presentarse a los hombres.
* La impotencia para ayudarse y ayudar a sus fieles.
* El tipo de muerte tan indigno que padece.
a) Con relación al tiempo y las circunstancias de su aparición: Arnobio presenta la objeción pagana que la religión cristia na
es demasiado reciente para ser verdadera y demasiado joven para resultar creíble. Además ¿cómo es posible que Dios haya
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"El escándalo de la cruz"
dejado equivocarse a tantos hombres por tanto tiempo y solamente en estos años se haya preocu pado de su salvación?.
Esta actuación de Dios se presenta como injusta y discriminante. La objeción no suena por tanto "¿Porqué el salvador ha
sido enviado tan tarde?", sino también "¿Porqué ahora que ha venido no atrae a todos a sí, sino sólo a unos pocos?".
b) Su modo de presentarse a los hombres: Lattanzio observa que para algunos se presenta dificultoso y ven como imposible
o incongruente que Dios se meta en el útero de una mujer y que la majestad celeste se presentara tan bajo que llegara a
ser objeto de desprecio y oprobio por parte de los hombres. El pagano instruido sabe que la naturaleza inmortal no puede
sufrir cambio ni alteración. Es indigno de un Dios querer hacerse hombre y asumir la debilidad de la carne, siendo más fácil
para él manifestarse al hombre sin revestirse de un cuerpo débil y caduco, y manifestarle la justicia..., así todos habrían
seguido sus enseñanzas divinas. Y ellos alcanzaban la virtud y la potencia divina que le impartía. ¿Porqué entonces no vine
con aspecto de Dios?, ¿Porqué al menos antes de morir no manifestó su potencia divina?
La encarnación parece absurda, la afirmación de la impotencia de Dios y de su muerte suena para un pagano
como el culmen de lo absurdo y una verdadera blasfemia. Las objeciones paganas no son siempre fruto de un prejuicio o
del odio. Presentan dificultades seriasy razonables con las cuales también el cristiano debe confrontarse para no tributar a
Cristo un culto idolátrico e irracional.
Lo que se presenta increíble para el pagano son las características mezquinas y miserables del Dios cristiano.
Ciertamente la mitología y la religión griega estaban llenas de representaciones antropológicas, de divinidades que los
apologístas contestaban. Pero ¿ellos mismos presentando un Dios tan "humano", no se presentan también como víctimas
de su misma acusación?.
c) La impotencia de ayudarse y ayudar a sus fieles: el hecho que el Dios cristiano no tenía fuerza viene confirmado con la
misma vida de los cristianos que son perseguidos y asesinados. El mismos testimonio del martirio si para algunos paganos
se convierte en un incentivo para creer, para otros es un escándalo, delante del cual sólo queda rechazar "este culto
extranjero y nuevo".El escándalo de la cruz se vuelve a presentar en la vida de los que siguen al crucificado, siguen su
mismo fin.
d) el tipo innoble de muerte: si es Dios y quiere morir, porqué no elige un tipo de muerte más honesto, porqué elige un
género infame de suplicio, indigno también para un asesino.
Llegados a este punto debemos preguntarnos qué tipo de gente eran los destinatarios de las acusaciones que el paganismo
y el judaísmo del II/III siglo lanzaban a la "nueva superstición":
Pasamos una mirada a la composición social del cristianismo de este tiempo, basándonos en las fuentes estudiadas por
nosotros: Atenágoras, en su Supplica, dice "Junto a nosotros podéis encontrar ignorantes, modestos artesanos, viejos".
Generalmente los apologistas cristianos se gloriaban de la estratificación social baja de la mayoría de los cristianos. Los polemistas
paganos sin embargo no dejan de poner de relieve que este hecho constituye más un indicio de superstición y de fanatismo, que de
fe racionada y madura.
De cualquier modo lo que fastidia a un pagano es que los cristianos "gente ignorante e inexperta, se presenten disputando
de los misterios celestes., sobre todo cuando ellos no tienen ningún argumento para probar lo que consideran verdadero.
Comprendemos, en este sentido cuando en la Didascalia Apostolorum leemos que "...tanto la viuda como el laico no deben
hablar". El escándalo de la cruz y de la encarnación, sería más escandaloso aun con una presentación inadecuada o por personas (en
este caso las mujeres) que en la cultura "antifeminista" del tiempo aparecen como poco creíbles. Por otra parte el numero redu cido
de personas preparadas, para defender y justificar la fe eran muy pocas, como lo demuestra las expresiones de Lactancio en Divinae
insttutones.
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"El escándalo de la cruz"
P. Wendland dice que cuando Estrabón afirma que es imposible atraer y educar la masa de plebe y de mujeres con
discursos filosóficos... no hace sino confirmar la opinión prevalente de que el cristianismo franquea la prospectiva del
intelectualismo para colocarse en el centro de interés de los hombres y penetra en lo más profundo de todos.(Cfr. La cultura
ellenistco-romana nei suoi rapport con giudaismo e cristanesimo, p.301). El elemento volitivo prevalece sobre el intelectual.
¿Pero esto, no niega el valor de la razón humana?; aunque ciertamente no lo niegue constituye un elemento escandaloso
para la cultura en la que empezó a desarrollarse.
A este respecto dice Taciano que no es que se niegue la filosofía sino que en el cristianismo filosofan todos. El escándalo
que esta clase de afirmaciones producía es contestado también por Taciano que rebate diciendo que también hay entre los griegos
mujeres capaces de pensar y heroínas. Así los cristianos no hacen nada de insólito (Taciano Discurso a los griegos 32-33). Se trata de
una revolución social. Clemente de Alejandría argumenta que a la misma naturaleza sigue la misma virtud, es así que las mujeres
tienen nuestra misma naturaleza luego comparten la misma virtud.
EL ESCÁNDALO DE LA ENCARNACIÓN
Retomando las acusaciones del paganismo los apologistas las rebaten o las retuercen contra sus adversarios. Respecto a la
acusación sobre el tiempo tan tardío de la encarnación la carta a Diogneto dice que esta disposición parte de un plan de salvación
iniciado con la creación. Dios siempre ha amado al hombre. Así la acusación de tardanza: "Dios, por tanto tenía ya todo previsto en
sí mismo y en su Hijo; no obstante permitió, hasta el tiempo de la encarnación, que los hombres seducidos por la ambición y por los
placeres, se dejaran engañar por sus deseos y por los impulsos desordenados". Parece que la carta a Diogneto dice que Dios permite
el error para demostrar la gratuidad de la salvación (Diogneto 8-9)
Tertuliano respecto a la predilección de Israel dice que esta elección se funda en el comportamiento particularmente
devoto de los patriarcas (Apologetcum 21).
Pasamos ahora a ver la respuesta a la objeción pagana respecto a la encarnación de Dios en un hombre. Hay más
elementos a los que atender en esta cuestión. Ciertamente es estúpido adorar a un hombre, pero Jesús es no sólo hombre. Los
apologistas recurren sin miedo a la mitología para justificar este tema; Arnobio dice que los paganos se ríen de los cristianos pero
resulta que ellos tienen una fe análoga donde las divinidades se muestran en apariencia de hombres; y Justino habla de los hijos de
Zeus por lo cual el apologista concluye:"nosotros profesamos una fe análoga a la de los griegos" (I Apoogia XXII). Pero existe el
peligro de confundir las cosas. Los demonios -dice Justino- hicieron fabular estas historias para confundir la de Cristo con una de
tantas. Pero Cristo aun no siendo Dios merecería ser considerado Hijo de Dios (Cfr I Apologia XXI, XXII, XXIV).
La prueba apodíctica está por tanto en las profecías más que en los milagros que se podrían confundir con la magia. "No
creemos en la divinidad de Cristo sólo por los milagros obrados por Él sino porque hemos visto que en Él se han actuado las
profecías" (Lactancio Div. inst. V 3)
¿Pero que Dios se encarne no es negar su inmutabilidad?. A esta pregunta la carta a Diogneto dice que querer conocer a
Dios es una necedad. Es Él el que se revela, y lo conocemos precisamente por esto; no por lo que pensemos de Él (Diogneto 8).
Además la inmutabilidad no se niega porque la encarnación responde a un plan desde el inicio (Diogneto 8). También para Lactancio
la encarnación encuentra explicación en "este plan" maravilloso y digno de admiración y fe. Así ver que todo responde a una
economía de salvación hace creer más que poner dificultad.
¿Porqué nació de una virgen? A esta dificultad también responden recurriendo a los mitos griegos. Además añaden que es
prueba de su divinidad; era necesario que naciese no por dos seres mortales; para que resultara también bajo aspecto humano, ya
que era de origen divino, fue generado sin intervención del padre.(Lactancio Div. inst. IV 25)
¿Pero porqué no eligió algo menos infamante?; la carta de Bernabé dice que los hombres no son capaces de mirar de
frente al sol, menos aún lo serían de mirar a Dios. La carta a Diogneto arguye que esto es así para respetar la libertad. Además la
encarnación muestra la disposición de amor de Dios para con nosotros. Lactancio revela también el aspecto de ejemplaridad y
pedagogía, los hombres prefieren los ejemplos a las palabras. En Cristo se dan las dos cosas;"Un dios en persona no podrá enseñar la
virtud porque privado del cuerpo, no pondrá en acto lo que enseñe, y por tanto sus enseñanzas no serán perfectas" (Lactancio Div.
inst. IV 24). Enseña con el ejemplo que lo que Dios pide no es imposible. Por lo tanto Dios es benevolente porque recorre antes la
vía de salvación que propone al hombre sin que se le caigan los anillos. El escándalo se supera en el amor.
ADEMÁS CRUCIFICADO
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"El escándalo de la cruz"
Esto vale mucho más por la experiencia de la pasión donde Dios se solidariza no sólo con el hombre sino con todos los
hombres incluso con los más insignificantes. "Vino en humildad para ayudar a los humildes y para mostrar a todos la esperanza de la
salvación. Fue condenado con esta clase de muerte con la que se suele condenar a los humildes y esto para que no hubiese ninguno
que no lo pudiese imitar"(Lactancio Div. inst. IV 24 y 26)
Justino dice que "por nosotros se hizo hombre para curarnos participando en nuestra enfermedad" (II Apologia XIII). Si
Dios habla con el lenguaje del amor, este lenguaje se encuentre en Cristo por tanto a través del crucificado se llega a Dios. Su total
donación por nosotros es la fuerza que mueve a los cristianos; esta además es otra prueba apologética.
Si los paganos ven en el sufrimiento de los cristianos la impotencia de su Dios , para nosotros es prueba y expresión de
amor. Por la persecución Dios "prueba la fidelidad de los suyos" (Min. Félix, Octavio, 36). Además a través de las pruebas ¿en qué
somos ofendidos si por el martirio"la muerte nos libra para ir a Dios"? (Clemente Alej. Stromata IV 11,80)
Así pues la apologética encuentra respuesta a todas las objeciones de los paganos aunque estas respuestas sigan sonando
escandalosas . Aceptar este escándalo y superarlo tomando las motivaciones últimas es ser cristiano. Y por lo tanto la frase de
Tertuliano "Cristiani non si nasce ma si diventa" no ha perdido su actualidad después de 2000 años.
CAP. IV: LA POLEMICA ANTICRISTIANA EN LOS SIGLOS II/IV: AUTORES (CELSO, PORFIRIO, JULIANO Y SUS ARGUMENTOS) [pp.69-
96]
* PREMISAS.-
La dificultad de ser cristiano en nuestros días no está tanto en la persona de Jesús, sino es más de orden doctrinal y moral.
Parece que la dificultad no está tanto en aceptar lo "escandaloso" de la humanidad de Cristo, sino de aceptar problemas de índole
eclesial.Tertuliano decía: "El cristiano no nace sino que se hace"; en nuestro tiempo la expresión más bien sería: " el cristiano no se
hace sino que nace". Tenemos el riesgo de convertir el cristianismo en una cobertura exterior del hombre no convertido.
Pero debemos recordar, como dice Kierkegaard que la persona de Cristo es infinitamente más importante que su doctrina,
y que los cristianos deben pasar necesariamente por la "puerta estrecha" que significa aceptar la humanidad de Jesús en todas sus
consecuencias; porque la mayoría de los cristianos de hoy piensan, sin duda, que si hubieran sido contemporáneos de Cristo lo
habrían aceptado sin dificultad. Entrar en las objeciones puestas a la figura histórica de Jesús nos puede ayudar a conocer mejor la
historicidad de Jesús y a este modelo "escandaloso" de Dios que no se deja manipular por los hombres: No es un Dios hecho por los
hombres, sino un Dios para los hombres.
* CELSO.-
Se conoce muy poco de él, lo que se conoce es a partir de Orígenes que escribe "contra Celso" (244-249). El escrito de
Celso se titulaba "la doctrina verdadera" y presumiblemente está escrita hacia el año 178.Parece que Celso solo fue un mediocre
seguidor de la doctrina platónica o mejor de los "semiplatónicos". Su importancia está en que es el primero que escribe
sistemáticamente contra los cristianos.
Parece que la razón de la obra de Celso es la crisis profunda del Imperio, de la cual se hecha la culpa a los cristianos,
porque minaban los fundamentos y valores sobre los que estaba fundado el mundo antiguo: racionalidad, fe en los dioses, civismo...
* PORFIRIO.-
Hacia el año 297 escribe su obra en 15 libros "Contra los cristianos". Parece que es una obra nacida en tiempo de Diocle -
ciano y quiere ser el soporte "cultural" de la política anticristiana del emperador.
Porfirio nace en Tiro en el 232-233, se forma en Atenas en la escuela de Longino y hacia el 263 viene a Roma
convirtiéndose en discípulo de Plotino. Parece que tuvo contactos con el cristianismo, es posible incluso que haya sido catecúmeno o
cristiano; lo que sí es cierto es que su conocimiento del cristianismo es mucho más profundo que el de Celso y su crítica más audaz,
ya que la hace desde el platonismo,filosofía hostil al cristianismo, apoyándose para su crítica, por primera vez, en los textos de la
Escritura.
A. Harnack dice que la crítica de Porfirio ha sido quizá el ataque más profundo y poderoso que se ha hecho al
cristianismo.
La obra de Porfirio fue mandada destruir por los emperadores Constantino, Teodosio II y Valentiniano II; sólo quedan
algunos fragmentos contenidos en el "Apocritus" del obispo Macario de Magnesia, del siglo IV.
* JULIANO EL APÓSTATA.-
Nace en Constantinopla 331, pierde pronto a los padres. Sus formadores son el eunuco Mardonio y Echebolio. La formación
religiosa la recibe de dos obispos arrianos: Eusebio de Nicomedia y Giorgo de Capadocia. En Atenas entra en contacto con los
círculos filosóficos paganos.
En el año 361, toma posesión del imperio y comienza el tentativo de restaurar la religión pagana. Escribe en el año 262-263
el libro "Contra los Galileos"; Galileos, para subrayar la ridícula pretensión de una religión tan humilde en sus orígenes que aspira a
ser religión universal.También esta obra está perdida, solo tenemos algunos trozos en la obra de San Cirilo de Alejandría
respondiendo a las acusaciones de Juliano.
Se ve en los escritos de Juliano una dependencia de Celso y de Porfirio. El retoma los mismos temas partiendo ahora del
neoplatonismo. Escribe con gran vivacidad expresiva, con fuerza dialéctica y con fina ironía; se trata por tanto, de una obra bien
elaborada y peligrosa, por eso muchos autores cristianos se preocupan de refutarla.
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"El escándalo de la cruz"
En el fondo vemos con este intento efímero de resurgimiento del paganismo, que aún convirtiéndose el cristianismo en
religión oficial, el "escándalo" no había sido resuelto.
Los principales temas de las críticas de estos autores sobre la persona de Jesús son:
i.- El tiempo y modo del nacimiento de Cristo.
ii.- Su modalidad de presentarse a los hombres.
iii.- Su impotencia de ayudarse y ayudar a los hombres.
iv.- El tipo ignominioso de muerte que sufrió.
Por ejemplo Celso pone en evidencia la diferencia entre el mensaje de Jesús y el mensaje dado por Dios a Moisés; lo
mismo que el testimonio de las palabras del cielo en el bautismo de Jesús. Juliano se pregunta porqué su gente y sus parientes no
han creído en Jesús? Pone en evidencia que si Jesús está en el desierto no puede ser tentado por el demonio en el pináculo del
Templo; la oración del huerto de los olivos es propia de un pobre hombre; y además si todos obedecieran a la venta de los bienes
¿dónde iría la sociedad y sus instituciones?
La crítica más mordaz es la de Porfirio a los textos bíblicos, como la que hace al episodio de los endemoniados de
Genesaret, ridiculizando todo el milagro: ¿donde se pueden conseguir 2000 cerdo juntos? los demonios le piden de no maltratarlos
y Jesús les manda al mar, provocando unas terribles pérdidas económicas a los pobres porqueros que no tenían nada que ver.etc.
La crítica de Porfirio sobre los dichos y hechos de Jesús llega a un doble resultado:
1.- Si se admite que todas las narraciones evangélicas y las palabras de Jesús son verdaderas, entonces queda desvelada su
paradoxalidad y sus contradicciones internas.
2.- De hecho estas narraciones no son más que falsificaciones de los evangelistas que discordando entre sí, nos dan historias
y dichos de Jesús en modo diferente.Son ellos quien se han inventado la historia de Jesús.
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"El escándalo de la cruz"
Especialmente los evangelistas no son fiables a la hora de contar la historia central de la pasión y de la muerte, y si no son
fiables aquí no son fiables en ningún caso.
La muerte d en cruz pone un interrogativo sobre la relación del Padre y del Hijo.El Padre que aún sabiendo lo que
sucedería ha mandado a su Hijo, y el Hijo que no ha conseguido si quiera convencer a aquellos que estaban más cercanos.
Si la muerte en cruz de Dios resulta ridícula, más aún la resurrección. Celso dice que ninguno jamás que ha estado
verdaderamente muerto ha resucitado; y además ¿quien lo ha visto resucitado? una mujer histérica.
Porfirio añade que si Jesús se hubiera aparecido a alguna persona más influyente al menos sería más creíble su resurrec-
ción, y así sus discípulos no tendrían que haber sufrido tanto a causa de las persecuciones.De hecho sus discípulos son expuestos
continuamente a duras pruebas y el no interviene para salvarlos. Porfirio afirma como conclusión: "no es digno de ser considerado
un dios, ni al menos un hombre pío,aquel a causa del cual y por la fe en él viene castigada inhumanamente una multitud de
hombres, mientras continúa incierta su esperada resurrección y venida"
Contra la resurrección aplican también el principio de "no contradicción" que vale también para Dios. Es decir, la resurrec-
ción sería ir en contra del normal curso de la naturaleza, porque Dios no puede querer cosas tontas ni actuar contra natura. Celso
concluye diciendo "que después de su muerte ha desaparecido la sombra de Jesús".
En conclusión podemos decir que para los polemistas paganos la vida y el anuncio de Jesús van contra todo principio de
racionalidad: una mezcla de falsedad, de historias infantiles, de proyecciones indignas de un hombre irracional.
De hecho el cristianismo no se presenta como una "gnosis" para unos pocos elegidos, sino que su fuerza y su debilidad
están al mismo tiempo en su carácter popular y en el hecho de que pide cuanto un hombre puede dar: el asentimiento del corazón
que se expresa en una inteligente obediencia a Dios que ha intervenido personalmente en la historia. También hoy concebir a Dios
en el crucificado abandonado de Dios comporta una revolución en el concepto de Dios.
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A mitad del siglo IV todavía la fe en un hombre/Dios, su encarnación y pasión crea rechazos y perplejidad, por eso la
expresión "scandalum crucis" aparece en Hilario unas 16 veces.
¿A quién le concierne el 'escándalo'? Hilario dice que a todos. "El oprobio de la cruz es una tentación de la fe". Sin
embargo, el nucleo del cristianismo no es la fe en Dios, sino en este 'rostro' de Dios, encarnado y sufriente.
La pasión de Cristo constituye la 'puerta estrecha' que introduce a la salvación -per scandalum crucis salus est-. Es el camino
de la humildad -sacramentum humilitats- no sólo para el Señor, sino también para sus discípulos, liberados de una falsa sabiduría
humana que prescribe a Dios cómo debe ser y cómo debe salvar al hombre. "La humildad de la pasión es escándalo para el
mundo". Hilario, pues, condena las suavizaciones y las restricciones mentales que tienden a hacer la fe cristiana 'más razonable' y,
por tanto, aparentemente más accesible. La fe en un Dios muerto sobre la cruz no viene perfilada o suavizada, porque ésta no
constituye sólo el punto de separación respecto a quien no cree, sino también el elemento fundante del cristianismo mismo.
* ¿Quiénes son los enemigos de la cruz de Cristo a los cuáles se opone Hilario?: Primero los judíos, luego los paganos con
su filosofía y, seguidamente, los herejes.
* ¿Dónde está el centro de la crítica que Hilario señala a los judíos? Fundamentalmente en el sentirse 'escandalizados' por
Cristo, ofreciendo al mundo el mal ejemplo del rechazo. Para los judíos dos son las causas de que el Señor y su cruz sean motivos de
escándalo:
1.- La inexperiencia al leer las Escrituras, o bien, el olvido de su carácter profético en relación a Cristo.
2.- La autosuficiencia proveniente de la Ley.
La enseñanza de Cristo fue rechazada por los judíos, y la ignominia de la pasión y de la muerte resultan para ellos todavía
más intolerable. Aceptar todo esto comporta:
a.- Ponerse delante de una nueva imagen de Dios.
b.- Renunciar a la riqueza de la Ley,incluso 'sacrificarla'.
c.- Comprender que la salvación es del todo gratuita, y reconocer que, desde este punto de vista, la Ley no sólo no ayuda
más, sino que no es más "expresión de elección".
"Aquel que para nosotros es potencia de Dios para estos es escándalo: es el escándalo de la gratuidad de los
dones de Dios, de su humildad, de su incomprensibilidad".
++ En este escándalo incurre también el paganismo:"Los griegos preguntan el porqué de un Dios puesto sobre la cruz". La
incredulidad se transforma en mofa respecto a "la muerte del Señor y del cuerpo desnudo de Dios". Resulta más razonable al
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"El escándalo de la cruz"
pagano pensar a Cristo como una criatura. "La ignorancia del hombre no quiere reconocer al Señor de la gloria eterna bajo la
deformidad de la cruz".
¿Qué esconde ésta incredulidad? Hilario lo muestra con unos principios que indican que el "escándalo de la cruz" no
equivale a lo "absurdo de la cruz", ni la denominada "estupidez" cristiana
consiste en un vacío intelectual. Con estos axiomas contesta Hilario al paganismo y a la filosofía:
1.- Lo Inefable no puede ser encerrado en los límites de una definición. La criatura no debe juzgar al mismo Creador.
2.- Es de Dios mismo de donde debemos aprender a conocer lo que debemos pensar respecto de Dios.
3.- Dios ha hablado para nosotros adaptando las palabras de su discurso a nuestra capacidad de entender.
4.- A la pobreza de la naturaleza humana le corresponde la pobreza de su conocer.
5.- El conocimiento de Dios es posible sólo mediante la devoción. No se da un conocimiento de Dios que sea un fin en sí.
Partiendo de estos axiomas Hilario llega a 'justificar' los misterios del nacimiento y de la muerte de Dios que, más allá de
toda aparente contradicción, significan:
a.- Afirmación de su alteridad.
b.- Respeto de la trascendencia, de la potencia y de la libertad de Dios.
c.- Admisión del interés de Dios por el hombre, expresado en el adpatarse a él sin, de todos modos, perder sus atributos.
Visto en estos parámetros, el escándalo de la encarnación y de la cruz permanece como un 'paso' difícil; sin embargo,
valorado con la 'lógica' de Dios -ya señalada- se atenúa y, es más, deja lugar a un sentido de profundo reconocimiento.
+++ Muy próxima a la filosofía pagana está también la imagen que Hilario nos da de la herejía, en particular de la arriana.
"Es el choque frontal de una posición 'teocéntrica' que el obispo Hilario patrocina, contra las valencias 'antropocéntricas' de la cual
está permeado el arrianismo.
Es el modo griego de pensar el Dios cristiano, despojándolo de su trascendencia y libertad. "O Dios es como lo pienso, o no
es Dios". Sin embargo, el 'escándalo', de Dios que nace y muere, es superado afirmando que no se trata de Dios. En este tipo de
incredulidad Hilario ve el pecado contra el Espíritu Santo, y consistente en "negar la potencia de la capacidad de Dios". Para Hilario la
cruz, la pasión y la muerte no constituyen una expresión de debilidad, sino de victoria desde el momento que Cristo lo asumió
libremente.
El arrianismo restaura aquella separación infranqueable entre hombre y Dios que los misterios de la encarnación y de la
pasión muestran ya derrumbados. Ciertamente, el arrianismo no quita la cruz al cristianismo, pero quita a Dios de la cruz, y no
estimula al hombre a ese tipo de implicación y de total respuesta que sólo el 'Dios crucificado' puede suscitar.
Nota: Las principales obras de Hilario a las que se hace referencia son: "Comentario al Evangelio de Mateo", "Tractatus in
psalmum" y "De Trinitate liber". Fundamentalmente a ésta última que va dirigida contra Arrio y es una defensa de la fe.
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VIDA: Nació en Antioquía de Siria, recibiendo de su madre una primera educación cristiana. Pronto se recogió en vida
retirada y ascética en familia, y a los veinte años recibía el bautismo. Durante cuatro años se recluyó en una caverna (el Bíblico) para
entregarse a la meditación de las Escrituras y llevando vida rigurosa. Habiéndose ordenado de sacerdote, se dedicó durante doce
años a la predicación en Antioquía, convirtiéndose en celebérrimo predicador ( Crisóstomo=pico de oro). Fue elegido como obispo
patriarca de Constantinopla. Después de dos duros destierros, murió.
PREDICACION: La predicación de Juan -actividad primaria de su ministerio- se revela como "caja de resonancia" de todo
cuanto sucede en la Iglesia de su tiempo; siendo además testimonio privilegiado de la polémica entre cristianos y paganos. El
contenido de esta réplica permanece el mismo de siglos anteriores. Lo único que cambia es el contexto socio-religioso en el que se
realiza la polémica.
CONTEXTO SOCIO-RELIGIOSO DE LA POLEMICA: La lucha contra el paganismo emprendida por el emperador Costancio
del 314, viene agravada con la subida al trono de Teodosio (379), el cual mediante leyes siempre más rigurosas pone al margen de la
vida social y proscribe todo acto de culto pagano. En la legislación imperial que abraza el período del 381 al 392 la práctica de la
magia, el ofrecer sacrificios a los dioses, la visita a los templos figuran ya como sacrilegios y delitos de lexa majestad perseguidos con
la pena capital. Así que en este contexto, no es de extrañar las palabras de Crisóstomo: "si escuchas alguno blasfemar en las plazas,
vas y le reprochas, y si es necesario, pégale, no te achiques; por pegarle en la cara, y pegar en la boca, santfica tu mano con este
golpe... si en efecto, es justo castgar aquel que ofende al rey de la terra, es mucho más justo castgar a quien ofende a Dios"; no
obstante, reconoce Crisóstomo, que "Cristo no quiere sin embargo que se les mate, que se derrame su sangre". La idea de fondo que
alimenta esta actitud respecto a los herejes es que el mal no impedido es querido, esto se une, además, a la conciencia ya adquirida
de parte de los cristianos de ser los "salvadores" de la ciudad, garantes del bien común. Esto se confirma por el hecho que cristianos
son ya muchos, mientras los herejes son pocos.
Pero, ¿quiénes son estos "pocos"? Crisóstomo se refiere a los paganos "por convicción": gente intelectualmente preparada
y rica que no teme, antes busca un confronto con cristianos; además, es un reducido grupo que sabe y consigue inquietar entre los
fieles más simples; con más razón todavía si observamos como hace Crisóstomo que "la mayor parte de cuanto son agregados a la
Iglesia está consttuido por gente ignorantes o que no acepta de ser instruida". Hay una expresión que condensa la actitud y la
superioridad de los paganos en la polémica y que atraviesa de arriba a abajo las homilías de Crisóstomo: "los paganos se ríen de
nosotros".
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"El escándalo de la cruz"
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"El escándalo de la cruz"
CAP.VII1: EL ESCANDALO DE LOS CRISTIANOS INCOERENTES Y METODO DE ACOSAMIENTO A LOS NO-CRISTIANOS [pp.126-149]
Mostraremos alguna de las objeciones que los paganos aducen para mostrar el carácter utópico y fabuloso de la fe
cristiana, y para justificar sus posiciones.
Dos textos tomados del Com. a 2Co pueden servirnos de inicio para mostrar como piensa Juan Crisóstomo de la realidad de
sus contemporáneos:
"... ¡(Nosotros cristianos) hemos hecho del cuerpo de Cristo un cadáver!; la palabra es espantosa, pero más
espantosa es la realidad que expresa".
"Hoy gozamos de una paz profunda, pero hemos caído en la relajación y en el libertinaje sembrando desdichas en
toda la Iglesia".
Es verdad que la conversión al cristianismo en muchos casos se ha revelado superficial y con escasa o nula incidencia en la
vida; la ausencia del riesgo, del peligro, en la elección del hacerse cristiano tiene claros reflejos en la existencia de la comunidad
cristiana del s.IV.
Con insistencia Juan Crisóstomo pone frente a los ojos de su auditorio la patente distonía entre las exigencias del mensaje
cristiano y el modo concreto de traducirla en la cotidianidad. Ésos "cristanos de palabra y no de nombre" (Com. Gn) ponen en
evidencia a todo el grupo de cristianos, desde el momento en que los paganos juzgan a todos por las actitudes de uno, no distinguen
entre un y otro cristiano, sino que de todos exigen "la demostración de la verdad de nuestra religión, no tanto con palabras sino con
hechos" (Com. a Mt).
Podemos ver la insistencia del santo en este punto:
"Nosotros declaramos -afirma un hipotético cristiano a un hipotético pagano- cuanto hemos oído de Cristo y
creemos en lo que Él promete. Pero ellos rebaten: mostradlo con las obras. Vuestra vida testimonia,
efectivamente, lo contrario, es decir que no creéis" (Com. a Hch).
"En efecto, si somos ortodoxos en el creer, pero descuidamos nuestro modo de vivir, ninguna ventaja
obtendremos de nuestra ortodoxia" (Com. a Jn).
"¿De qué le sirve a un árbol ser mastodóntico y rico en hojas, si no tiene frutos?. Así, a un cristiano no le sirven
para nada las auténticas doctrinas de fe si descuida el comportamiento de vida" (Com. a Gn).
"Antes de hablar, refutémoslos con el ejemplo de nuestra vida: ... éste es el silogismo ante el cual no hay nada que
responder" (Com. a 1Co).
"Aunque venciéramos mil veces a nuestros adversarios con la doctrina, ellos nos echarían en cara, insultándonos,
la vida que llevan muchos de los que se reunen con nosotros" (Com. a Mt).
"Temo que, después de haberlos refutado -a los paganos- en el terreno del dogma, llegue a suscitar una solemne
risotada, si confronto la vida de los fieles con la suya" (Com. a 1Co).
Con pesar constata que el criterio de diferenciación de los fieles y los paganos, más que en cuanto al tenor de la vida, hay
que encontrarlo sólo en el lugar: "La única cosa que distngue a los unos de los otros es que cuando se celebran los sagrados
misterios los fieles permanecen en el templo, mientras los otros son excluidos". Pero más allá de esto, muchos cristianos han
perdido la conciencia de su identidad, y con su vida proclaman un hecho: la doctrina cristiana es una fábula, una ilusión, un
engaño, una bufonada, vanas charlas.
Tomando ejemplos de la vida concreta Juan Crisóstomo elenca una múltiple confirmación de lo anterior. Dicho de otro
modo ¿qué impide al no creyente convertirse a la "Novedad cristiana"?; según el Crisóstomo:
2. El avergonzarse de la cruz.
El carácter de y de escándalo significado por éste infame instrumento de tortura y de muerte no está olvidado del
todo, y por ello no es extraño encontrar fieles que prefieran guardar silencio ante esta realidad oprobiosa. Así, el
Crisóstomo lo dirá bien claro, e invitará a utilizarla en lugar de como motivo de vergüenza en motivo de orgullo:
"... ¿que la cruz representa algo atrayente y bello?, todo lo contrario; es el signo de una muerte vergonzosa,
repugnante: muerte de castigo, hórrida, tremenda" (Apologia de Pablo).
"¡... como sufrirán un día los que rechazan y anulan el misterio de la cruz!. Que ninguno, por tanto, se avergüence
de los signos sagrados y venerables de nuestra salvación, de la cruz que es la suma de nuestros bienes, por la cual
vivimos y somos lo que somos... No os avergoncéis de tan gran bien si no quieres que también Cristo se
avergüence de ti cuando venga en su gloria y el signo de la cruz aparezca más luminoso que los mismos rayos del
sol" (Com. a Mt).
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POLEMICA ANTICRISTIANA EN LA PREDICACION DE JUAN CRISOSTOMO (II)
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"El escándalo de la cruz"
"La realidad -de la cruz- parece ser vergonzosa, pero en el mundo y para los incrédulos... No nos avergoncemos...
¿El no se ha avergonzado de estar crucificado por ti, y tú te avergüenzas de reconocer su ilimitada prontitud?"
(Com. a Gal).
"Cuando te ocurra que te pregunten: '¿Adoras a un muerto?', mira bien de enrojecer y de bajar los ojos; al
contrario, debes gloriarte y enorgullecerte con los ojos bien abiertos y la cabeza bien alta, haciendo tu profesión
de fe. ... Y si alguno te preguntase: '¿Tu adoras al crucificado?', respóndele con voz clara y con rostro gozoso: 'Sí, lo
adoro y no cesaré nunca de adorarlo'. Si aquél ríe compadécelo porque es necio... Levantando fuerte y alto
nuestro grito proclamemos con voz clara y con mayor libertad y franqueza si todos los paganos están presentes y
escuchan, que toda nuestra gloria es la cruz..." (Com. a Mt.)
"Jesús dice que la cruz es la fuente de la vida, pero la razón no termina por admitirlo; lo confirman hoy día los
paganos que ríen de tal afirmación; pero la fe, superando la debilidad de los razonamientos, la acepta y la adhiere
con facilidad" (Com. a Jn)
Existe, por tanto, entre los fieles quien vive la esquizofrenia de ser cristiano pasando por encima los aspectos escandalosos,
y la apariencia, humanamente inaceptable, de su identidad de fe.
No se expresa contra una contenida forma de dolor humano, sino que rechaza aquellas expresiones externas de
duelo que expresan "terror de la muerte" y vanifican todo discurso relativo a la resurrección y la inmortalidad,
comprometiendo -comenzando desde la Encarnación- toda la economía salvífica. Los paganos razonan: "... estos son bellos
razonamientos hechos cuando se está fuera del sufrimiento y en ello no hay nada de especial; pero mués trame uno que
razone así en pleno luto y creeré en la resurrección" (Com. a Hb). "Si estos hechos - la resurrección de Cristo- no son para t
una fábula, no te aflijas por la muerte de los tuyos; si consideras digna de fe esta realidad no llores; porque si lloras ¿cómo
podrás persuadir a los paganos de que tu crees?" (Com. a Mt).
"No vengas a decirme que tienes mujer e hijos, debo ocuparme de la casa,...; yo te aseguro que si estuvie ras libre
de todo esto seguirías en la misma apatía en la que ahora yaces... Una cosa sólo es necesaria: la disposición de un
alma generosa" (Com. a Mt).
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"El escándalo de la cruz"
"... No prohibo el alejarse de la ciudad ni tampoco la vida solitaria en el monte, sino que afirmo que para quien
quiere vivir con sobriedad y vigilancia, la ciudad no es obstáculo... Quisiera que los cristianos, ofreciendo ejemplos
de virtud dentro de la ciudad, hechos casi un fermento para los otros, arrastrasen a muchos a imitarlos" (Com. a
Jn).
"He aquí la gran plaga de nuestro tiempo: creer que la lectura del evangelio esté reservada solo a los religiosos y a
los monjes; los que están en el corazón de la refriega y cada día reciben nuevas heridas tienen, más que nadie,
necesidad de ser curados. Es un gran mal no leer los libros llevan la Palabra de Dios, pero hay uno peor: creer que
esta lectura es inútil" (Com. a Mt).
Así, justifica el que se debe orar por los paganos y los heréticos, indica cómo pecando un cristiano viene a menos en su
vocación de ser 'sal y luz', invita a "predicar con el ejemplo", y sugiere algunas sagacidades en orden a hacer más incisiva la función
evangelizadora. Vemos textos:
"Imita a Dios; si Él quiere que todos los hombres se salven, se debe rezar por todos... Se debe rezar por todos los
hombres y no necesitamos perseguirlos" (Com. a 1Tm).
"Un pagano que peca hace menor daño que un cristiano que cae en la misma culpa" (Com. a Mt).
"¿Cómo no recordar que Jesucristo nos ha dejado en este mundo para ser 'sal y luz'?... pero si en lugar de
iluminarlo, hacemos más densas las tinieblas en que se encuentran, y si, en lugar de salvarlos de la corrup ción,
contribuímos a corromperlos, ¿qué esperanza podremos nutrir para nuestra salvación?" (Com. a Gn).
"Nosotros, sólo nosotros, somos responsables si ellos persisten en sus errores" (Com. a Jn).
Tres son los principios, para el Crisóstomo, que actúan como orientación de fondo en cuanto al acercamiento a los no
cristianos, y que dictan las normas de comportamiento:
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"El escándalo de la cruz"
claridad si viene invitado a hacerlo: "Si ninguno te interroga ni te obliga a hablar no conviene asumirse una enemistad sin motvo"
(Com. a Col).
"No esperéis convertir a los paganos con argumentos humanos: si buscáis hacerlo, obtendréis el resultado
opuesto. Sólo con la "fe" se llega alo que sobrepasa la razón. Si quisiéramos, sin recurrir a la fe, persua dirlos por la
vía del razonamiento de que Dios se ha hecho hombre... se pondrían a reír todavía más fuerte" (Com. a 1Co).
"Un pagano te dice: 'No tiene sentido lo que me dices'. Tienes razón -añades- Sólo debes decir que es superior al
buen sentido" (Com. a 1Co).
En cuanto a las sagacidades o astucias a tener en cuenta, y que nos facilitan el acceso a estos que no creen, el predicador
antioqueno dice lo siguiente:
1. "La caridad genera admiración y amor, y a través del amor se alcanza la verdad" (Com. a 1Co). La fuerza de la amistad es
una premisa para el diálogo.
2. "Es necesario saberse adaptar a la mentalidad de los pequeños" (Com. 1Co). Así, expone varios ejemplos de como actuar
partiendo de una situación para llevar a otra: los Magos guiados por una estrella, para después conducirlos a la perfección y a la
verdadera iluminación; la actitud de Jesús ante la pecadora que derrama el perfume en sus pies, utilizada por éste para enseñanza
de los apóstoles en el sentido de no exigir la perfección en sus acciones a una persona todavía débil que hace el bien; o el discurso
de Pablo en el Areópago de Atenas, donde comienza no insultándolos o reprochándoles su abominación a los griegos, sino
reconociéndoles su religiosidad, o también Pablo en su acercamiento a los judíos cuando comienza a hablarles desde lo que
entienden, es decir la circuncisión y el sacrificio, para después llevarlos a la verdad.
3. La afabilidad, una gentileza no afectada, y la mansedumbre son virtudes obligadas en el diálogo con los no cristianos,
aunque este modo de actuar no debe ser con perjuicio de una irrenunciable "parresía", es decir, un hablar claro y franco: la
adaptación debe hacerse a nivel de las relaciones humanas, no sobre los conrtenidos de fe. "Nada es más violento que la
mansedumbre" (Com. a Gn); "Los adversarios se dejan influenciar y persuadir por la suavidad de los modos y de la bondad del
corazón antes que por los clamorosos prodigios de los cuales se les podría dar pruebas" ("Acerca del amor", y Com. a Gn).
4. El respeto de la progresividad en el acercamiento de los paganos al cristianismo. Se trata de llevarlos de la mano, poco a
poco, con paciencia: "es necesario respetar la gradualidad de la conversión de los hermanos y no querer obtenerlo todo de una vez;
la gracia de la oración y la virtud de la caridad ayudarán sus progresos y los llevarán a la sumisión total... Deja que el hermano
reflexione sobre sus impresiones: después de la alabanza vendrá el amor, y tras el amor, poco a poco, la conversión" (Com. a 1Co).
5. Sugiere una metodología: focalizar el corazón de la cuestión, porque tratar con los paganos de temas variados puede
resultar inútil; "... el inicio del razonamiento sea si Cristo es Dios e Hijo de Dios; si los demonios son dioses, ...".
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"El escándalo de la cruz"
Juan Crisóstomo se hace una pregunta: ¿Dónde está la realidad objetiva del escándalo de la cruz?...Nos invita a buscarlo no
en Cristo sino en la debilidad de todos aquellos que no le comprenden.
Crisóstomo llega a esta afirmación ante la ambivalencia de comportamientos y actitudes que se dan ante la figura de Cristo.
No es lo mismo lo que yo veo, que lo que ve el incrédulo.
No nos tiene que preocupar los que se escandalizan sino todos aquellos que son salvados. Es más, una "propuesta" de
salvación, no excluye, comprende la posibilidad del rechazo.
Dios respeta nuestra libertad, pero es cierto, que él se dirige a todos. De ahí, nace una de las objeciones, si ha venido a
salvarnos a todos, ¿por qué ha venido tan tarde? Juan Crisóstomo responde que Cristo estaba en el mundo antes de su venida entre
los hombres. Los intereses de Dios por el hombre no se reducen a una generación o a una área geográfica. El retraso de Cristo es
una actitud de "condescendencia", Juan cree en una maduración progresiva del hombre que le prepara poco a poco a acoger el
"difícil" anuncio de Cristo. Las épocas pasadas no son "pasos falsos", sino pasos necesarios para la comprensión de Jesucristo.
Con respecto a la encarnación, Juan Crisóstomo reconoce la dificultad del problema. El declara que no es una mutación de
la naturaleza divina, sino más bien, la transformación de Dios en carne, siendo lo que era, asume la condición del siervo. Este
abajarse no puede considerarse vergonzoso, como tampoco lo es, que un Rey pierda su dignidad relacionándose con un pobre. La
renuncia de Cristo de su majestad divina responde a la lógica
de una amorosa adaptación.
Entorno a la paradoja humana del nacimiento de Cristo de una virgen, su respuesta se apoya en el texto de Isaías 7,14; en el
cual se habla de "la virgen concebirá..." y no de que "la muchacha concebirá...". Un signo debe siempre superar el orden común de
la naturaleza, debe ser un hecho insólito y extraordinario. Juan Crisóstomo sabiendo que no puede vencer todas las resistencias al
parto virginal de María, propone a los cristianos que se sirvan de otro argumento:
"Cuando un judío te pregunte: ¿Cómo ha podido engendrar una virgen?, tú le dices: ¿cómo ha podido una esté-
ril?... La estéril tiene dos impedimentos, la edad y la naturaleza, la virgen sólo uno, no haber dormido con un
hombre. Primero ha engendrado la estéril para que pudiéramos creer en el parto de la virgen"
Sobre la perplejidad, con respecto a la descendencia de Cristo, en la cual no faltan ejemplos poco edificantes. Juan contesta
que Cristo quería enseñarnos que no debemos avergonzarnos por los errores de nuestros antepasados, sino ser nosotros virtuosos.
También se habla de la magia y seducción de Cristo. Que no sea un seductor lo prueban sus preceptos y que no sea
considerado como mago, el hecho de que los demonios lo temen. Las palabras de Cristo nunca han sido desmentidas sino
confirmadas a lo largo del tiempo.
En la vivencia de Cristo hay una "filosofía de la existencia", que Crisóstomo invita a descubrir y que nos pude servir como
respuesta a numerosos "por qué" del mundo pagano. Cristo no se limita a cumplir las profecías y a sembrar la doctrina de la verdad,
con estos ejemplos lo que pretende es corregir nuestra vida, proponiéndonos en cada ocasión las normas de la necesidad en el uso
de las cosas, y rectificando nuestro comportamiento.
La muerte de Jesús es también motivo de polémica. Crisóstomo lo justifica que si Cristo ha sido capaz de alejar la muerte a
muchos, también era capaz de haberlo hecho con él mismo.
Si Cristo hubiera sido un mago o un seductor no hubiera sufrido tanto. El sufrimiento no es propio de los enemigos de Dios,
sino de sus amigos.
Los paganos aluden al tema de la resurrección. Para Juan Crisóstomo es un argumento de un gran valor, que Cristo haya
manifestado tanta fuerza después de la muerte que haya conducido a muchos a estimar como nada la patria, la familia , los
amigos,...la vida misma, frente a la confesión de su fe, a preferir el martirio a los placeres de la vida terrena.
Queda el interrogante de por qué Cristo resucitado no se ha aparecido a los judíos. Crisóstomo responde que si Cristo
hubiera podido atraerles a la fe después de la resurrección, se hubiera aparecido, pero si no lo logró con la resurrección de Lázaro
tampoco con la suya.
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"El escándalo de la cruz"
Contra la convicción de que los evangelistas eran unos embusteros y los evangelios unas "historietas" contradictorias sobre
Cristo, Crisóstomo responde evidenciando algunos hechos. Destaca la unidad de estos escritos en las cosas esenciales. Otro
argumento bastante convincente es que no esconden los aspectos negativos, dan a conocer su "pobreza". El "escándalo de la cruz"
es presentado con mucha objetividad por parte de los evangelistas y también por parte de la Iglesia.
Otro aspecto, causa de una insistente crítica es la condición social y cultural de los apóstoles, hombres pobres, ignorantes,
despreciables,... con lo cual Juan Crisóstomo está totalmente de acuerdo, pero se pregunta: Cómo ha podido Cristo persuadir a los
hombres a renunciar a una vida tranquila, a soportar tormentos,cuando aquellos que iban a predicar eran extranjeros y
considerados como enemigos?...Realmente no encontramos una justificación a nivel humano, sólo podemos entender que la
victoria de los débiles sobre los fuertes, de los ignorantes sobre los sabios,...confirma que Dios está con ellos. Es la fuerza de la
resurrección lo que hace posible estas cosas. Crisóstomo añade dos pruebas inconfundibles: la difusión geográfica y la rapidez en
establecerse el cristianismo. Se trata de hechos que los mismos paganos reconocen. El signo más grande de la fuerza de Cristo
consiste en el hecho de que en 20 o 30 años su palabra ha llegado a los confines de la tierra.
Es motivo de objeción que el mensaje anunciado por los apóstoles ha sido acogido solamente por personas socialmente no
integradas, débiles y sin cultura. Se sabe que no es cierto, ya que la Iglesia siempre ha estado constituida por personas de toda clase
social, cultural y política.
La verdad no se compra ni se adquiere únicamente a través de la cultura, es una de las razones por las cuales el mensaje
cristiano ha triunfado. La igualdad de todos los hombres es un principio evangélico.
Por último, otra de las objeciones es la actual ausencia de milagros. Según Crisóstomo las pruebas más válidas no son los
milagros, sino las conversiones que se verifican, el testimonio de un monacato floreciente, la participación en la vida litúrgica,...y
sobre todo, que el mensaje de Cristo subsiste a lo largo del tiempo a pesar de caminar por el camino de la debilidad y, en la
confrontación con el hombre, que parece que pierda mientras está venciendo.
Juan Crisóstomo ha participado en mantener el "escándalo". Lo ha hecho posible con su propia vida, confirmándonos que
la fidelidad al escándalo de la cruz no es posible sin la cruz.
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"El escándalo de la cruz"
Recordando su pasado, Agustín nos dice como por un cierto tiempo tuvo dudas sobre la verdadera humanidad de Cristo. La
encarnación constituyó también para él un motivo de escándalo. Como maestro de retórica que era, también le creó dificultad la
aceptación de la Escritura por ser infantil y "mal escrita", en un estilo pobre y malo.
En el siglo V las objeciones sobre la fe cristiana en un Dios encarnado y muerto en cruz, mantienen toda su actualidad. No
es cierto que la victoria "política" del cristianismo haya hecho desaparecer el escándalo que la fe cristiana lleva en sí. Más bien, ante
un cristianismo de "masa" e "imperial", se alza una minoría aguerrida de paganos, muchos de los cuales pertenecen a las clases
superiores.
Se toma, así, otro motivo en la polémica anticristiana: se trata de una oposición a la religión del opresor "romano", se trata
de la reacción de cuantos se sienten numéricamente dominados.
Ante ellos, Agustín invita a los cristianos a tener una actitud de respeto, de conducta ejemplar.
Agustín se convierte para nosotros en testimonio de la polémica anticristiana en el norte de Africa a finales del siglo IV y
primeros decenios del V. Centraremos la atención sobre sus tratados: Comentario a los Salmos y Comentario al Evangelio de Juan.
En este tiempo, las acusaciones "tradicionales" respecto a Cristo no han cesado. Todavía hay quien habla de él como de un
"gran mago". Sin embargo, esta convicción no parece rencorosa como dos siglos antes, desde el momento que los paganos que lo
creen tal, lo alaban por ello. Existe una estima "pagana" de Cristo a causa de la gloria de que es rodeado. Sin embargo, el
condicionamiento recíproco que los no creyentes ejercitan entre sí, por miedo y vergüenza, los aleja de la salvación.
No ha cesado la opinión pagana según la cual toda la historia de Cristo sería sólo el fruto de una interpolación de textos de
la Escritura. Un intento de hacer concordar los textos del A.T. con la vida de Jesús. Agustín rebate que los textos en cuestión vienen
ofrecidos a los cristianos por sus enemigos, los judíos:
"... todos los escritos en los que se profetiza a Cristo son tomados de los judíos... Presentamos los códices de los
enemigos, para confundir a otros enemigos" (Com. al Salmo 56,9).
"Las calumnias de los infieles" encuentran posterior punto de apoyo en las discordancias narrativas que se encuentran
entre los diversos evangelistas, así como los enfrentamientos que traslucen.
Lo que para los paganos no deja de aparecer como ultrajante y blasfemo es la idea de un Dios que se carga con la cruz.
Agustín, por una parte, reconoce los pasos enormes dados por la filosofía, por otra, admite el límite cuando ésta se bloquea ante la
humildad de Cristo: la filosofía platónica aceptaba la primera parte del prólogo de Juan; la ruptura viene cuando dice que "el Verbo
se hizo carne". No aceptan la humildad de Cristo, su cruz. Las dos actitudes se compendian así: "(Tu pagano) no te avergüences de
reconocer el Verbo grande de Dios, la potencia de Dios, la sabiduría de Dios; de él nacido, crucificado, muerto, avergonza do"
(Discurso 279,7). De este modo de entender, Agustín toma el pre-concepto humano según el cual Dios debería ser como nosotros lo
queremos: "Quien critica la religión cristiana y quiere vivir según su idea, quiere en cierto modo preceder a Cristo. Como si Cristo se
hubiera equivocado al comportarse débil y enfermo... mientras él, hombre inteligente y sabio, hubiera evitado todas estas cosas"
(Com. Salmo 69,4). La falta de comprensión del misterio de Cristo y, sobre todo, de su cruz se convierte en acusación e irrisión.
El suplicio de la cruz (el objeto innoble) en la mentalidad de este tiempo no ha perdido del todo su carácter de máxima
degradación e ignominia. No extraña, por tanto, que los paganos se burlen, algunos cristianos prefieran callar y Agustín invite
repetidamente a no avergonzarse de la propia fe en el Crucificado que ha tocado el fondo de la miseria humana.
Para Agustín, ¿cuál es el mensaje que proviene de la cruz y cómo se supera el escándalo inevitablemente unido a ella?
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"El escándalo de la cruz"
b.- Humildad necesaria para comparecer entre los hombres.
a.- "El origen de todo mal es la soberbia", es convertirse en el centro, perder el sentido de dependencia de Dios. Leído en
esta perspectiva, encarnación y pasión son expresiones de un único, indisociable, progresivo movimiento de humillación mediante el
cual Dios invita al hombre a tomar conciencia de aquello que es. Nos enseña a ser dependientes de Dios y de los otros, como Cristo
lo hace.
Para Agustín, el acceso a la salvación está garantizado por la humildad de Cristo, por su reconocimiento de parte de los
cristianos y por su empeño en imitarla. Es por ti que se ha hecho crucificar, para enseñarte la humildad. Somos purificados en la
humildad de Cristo.
La salvación pasa, pues, por la humildad de Cristo, mejor, la salvación es su humildad. Por esta razón el obispo rechaza la
interpretación restrictiva que ve en la muerte en cruz sólo un ejemplo a seguir. Quien, de hecho, piensa así, sitúa en la penumbra la
divinidad de Cristo. Sin embargo, El no la pierde ni "cuando nos da una lección de humildad: en ella El es igual al Padre, en esta es
similar a nosotros".
Sobre el contenido de esta humildad de la cual Cristo se muestra "maestro", parece que Agustín lo reconoce en la relación
de dependencia del Padre, que es fruto de libre elección y en el entregar su cuerpo y su sangre por nosotros.
Agustín afirma que "Cristo nos ha creado con su fuerza, pero es con su debilidad que nos ha buscado". Quien no ha
recogido esta enseñanza, permanece escandalizado de El; anclado en una falsa idea de Dios.
b.- Junto a la humildad "restaurativa" de la primera culpa, Agustín reconoce también que tal virtud constituye el único
modo de acercarse Dios al hombre: "si hubiese venido como Dios no hubiera venido para aquellos que no eran capaces de ver a
Dios... ¿Cómo ha venido? En la semblanza de un hombre".
La humildad de Cristo es, por ello, un acto de benévola condescendencia a la capacidad reducida del hombre o, como el
obispo declara, un gesto de "compasión materna".
c.- Esta condescendencia llevada al límite de la cruz explica, mejor que muchas palabras consoladoras, la vecindad y la
solidaridad de Dios con el hombre sufriente.
La prueba de soportarlo todo viene interpretada por Agustín como un incentivo para que el cristiano acoja su sufrimiento y
el miedo que provoca: "lo que tú temes sufrir por ti mismo, lo sufro primero yo por ti".
Es una exigencia de la encarnación participar también del dolor de la humanidad. A través de este camino Cristo libera al
hombre de la desesperación que puede asaltarlo cuando es presa del dolor.
Visto así, el sufrimiento de Cristo y su agonía, como el lamentarse y su miedo, más que expresiones de la humana debili-
dad, le parecen a Agustín un gesto de pleno compartir: "podrás seguirme más fácilmente si yo tomo parte en tu sufrimiento".
¿Ha terminado el sufrimiento de la cabeza? ¿En este tiempo existe sólo el sufrimiento de los miembros? La idea de la
"unión mística" entre la cabeza y los miembros, el "Cristo total" lo excluye, así que, según Agustín, es legítimo hablar de un
sufrimiento "actual" de Cristo.
El obispo rechaza la convicción que el ideal del cristiano deba ser la estoica impasibilidad. Cristo mismo se turbó
interiormente y esto lo hizo para que "en su Iglesia encontraran consolación las almas débiles y se confortasen con el ejemplo dado
por su voluntaria y deliberada debilidad". Mirando, pues, la pasión de Cristo, el sufrimiento del cristiano resulta más soportable,
incluso se puede buscar (Cf. los místicos).
¿Cómo juzgar esta condescendencia hasta en la debilidad sino como expresión de aquel amor que constituye la esencia de
un Dios inefable, del cual "es más fácil decir lo que no es antes que lo que es"?
Agustín recuerda que la única posibilidad de superar el escándalo es la de no poner límites "humanos" al amor de Dios. El
escándalo aparece como típico de quien quiere aferrar sólo con la mente aquel que se comprende más bien con el corazón. ¿Se
puede comprender de modo puramente intelectual que "Dios es amor"? ¿Se puede penetrar la esencia y aceptar sus intervenciones
en la historia si no se le ama? La inteligencia de la cruz está ligada al amor de Cristo. Por eso nos dice Agustín:
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"El escándalo de la cruz"
"Dame un corazón que ame y él comprenderá lo que digo... Pero si yo hablo a un corazón gélido, él no podrá
comprenderme".
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"El escándalo de la cruz"
CAP. X: IMPASIBILIDAD E INMUTABILIDAD DE DIOS ANTE EL MISTERIO
Recordamos aquí las dificultades que pone al cristianismo Celso a propósito de la relación inmutabilidad divina-
encarnación (cf. pp. 80-81)."Si Dios desciende entre los hombres tiene necesidad de un cambio...y para un dios la naturaleza debe
seguir idéntica e inmutable; por esto un dios no podría en ningún caso admitir tal cambio".
Los apologistas cristanos insisten sobre la inmutabilidad e impasibilidad de Dios y sostienen además la fe en la encarna-
ción. Surge casi una contradicción, porque la teología cristiana que se desarrolla en las categorías filosóficas griegas mientras afirma
la impasibilidad divina, afirma también 'la pasión de Dios': la pasibilidad del Dios impasible.
Igualmente Tertuliano remarca la alteridad de Dios hasta concluir que los conceptos humanos, como el de cambio, no
tienen en él un significado análogo sino más bien contrario y equívoco. "Nada es igual a Dios: su naturaleza es diversa a toda
condición de las cosas..."(Orígenes); "La naturaleza de Dios es inefable e inexplicable, privada de semejanza con cualquier realidad".
La teología cristiana de los siglos II-III dan un vuelco en la imagen del "Dios de los filósofos", y afirman que el exacto
conocimiento de él proviene de su revelación ("¿Quién de entre los hombres sabía quién era Dios antes que él viniese...?" Carta a
Diogneto 8). El punto de partida del pensamiento cristiano es, por eso, el de dejarse decir por Dios quién es él...y a esta revelación,
donde se halla también el misterio de la cruz, adecúan los conceptos de inmutabilidad e impasibilidad, y no viceversa.
Por tanto, la encarnación de Dios no representa un deshonor. La tradición cristiana salvaguarda encarnación e
inmutabilidad, pasibilidad e impasibilidad. "El permanece aquello que ha sido siempre y comienza a ser aquello que no era".
Orígenes dirá que la encarnación no comporta, en suma, ningún cambio en la estructura divina: no es un paso de un estado a otro
porque el Verbo divino permanece siempre igual.
¿En qué sentido se puede afirmar que Dios es impasible en el momento en que sufre la pasión y la muerte en cruz?
Después de ver algunos textos de Orígenes y Clemente Alejandrino, se podría decir, en síntesis, que existe una tercera vía:
"El sufrimiento activo, la apertura espontánea a la 'afección' por el otro, es decir, mediante el sufrimiento del amor apasionado". En
tal caso la afirmación de la impasibilidad de Dios puede todavía subsistir, pero como afirmación que su sufrimiento -no por falta de
amor sino por plenitud de amor- no es igual al de la pobre criatura humana. "Si Dios bajo todo aspecto fuese impasible, sería
también incapaz de amar...pero si es capaz de amar a los otros se abre también al sufrimiento que le acarrea el amor por los otros"
(J. Moltmann). No es ficticio decir que Dios sufre, está triste, etc con tal que se comprenda que su sufrimiento es nuestro
sufrimiento. La madre del pequeño que se ha herido al caer no acusa ningún dolor físico, sin embargo, ¿no sufre con él? Para S.
Juan Crisóstomo esta impasibilidad no impide la atención amorosa de Dios por el hombre
Estos autores citados nos recuerdan que el sufrimiento de Dios es com-pasión. Dice Moltmann: "Quien es misericordioso
comparte el sufrimiento de los otros, asume en sí el dolor de los otros, sufre por los otros. Este sufrimiento, para Orígenes, es
sufrimiento divino". Orígenes recuerda que 'el amor es pasión', y Gregorio Taumaturgo se pregunta: "¿Cómo afirmar que sea pasión
y debilidad del Dios beatísimo e incorruptible el hecho que él haya ofrecido una ayuda sensible a los hombres que no encontraban
en sí la fuerza para levantarse?".
A 'padecer', entonces, no fue sólo la humanidad asumida del Verbo encarnado sino que toda la Trinidad estuvo co-
implicada en este misterio de amor sufriente. "Aquello que se ha verificado sobre la cruz deberá ser comprendido como un hecho
que implica tanto a Dios como al Hijo de Dios...Este suceso que se verifica en Dios es el acontecimiento de la cruz que viene a
traducirse en una fórmula muy simple: Dios es amor (1 Jn 4,8)" (J.Moltmann).
La cruz es la aplicación, hasta las últimas consecuencias, de lo que concretamente significa 'Dios es amor'. El no teme 'escandalizar'
por su 'excesivo' amor para llegar a todos.
¿Cómo puede Dios liberar a Dios del amor que está en el origen de la pasión?
Sobre el Calvario no existe, por un lado, el Padre, frío y cínico espectador, y por otra, el Hijo impotente que sufre. Ambos
sufren porque la esencia es la misma: el amor. Entre la voluntad del Padre y la del Hijo no hay diferencia. Es "impío pensar que el
Señor sufrió la pasión por voluntad del Padre" (Clemente Alejandrino). En el Dios trinitario el misterio de la cruz representa la
máxima teofanía, y la confirmación del Deus caritas est llevado a las últimas consecuencias.
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"El escándalo de la cruz"
Si se considera el 'escándalo de la cruz' en estos términos, o bien en el hecho que en Cristo rechazado y crucificado el Padre
se ha vuelto el 'Dios de los abandonados por Dios', en todo crucificado por la injusticia y por las vejaciones, la respuesta al
interrogante: ¿dónde está Dios? ¿por qué no lo ayuda? La respuesta será siempre la misma: Dios está allí, se identifica con el que
sufre.
Orígenes ha entendido bien la perpetuidad del sufrir de Dios en todo hombre que sufre..."Veo que Jesús cada día da sus
espaldas a los flageladores". El principio de 'solidaridad' está a la base de esto. El misterio de la cruz se resuelve, en último análisis,
en un misterio de solidaridad. No existe más cruz que la de Cristo y no existe un Dios que "desde la otra orilla" mire al hombre sin
sentirse en él.
Quien nos ha creado no cesa de tener 'entrañas maternas'. Solamente sobre la cruz se percibe la fecundidad, el sentido
profundo y las implicaciones del "Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza" (Gen 1, 26). En la cruz, por tanto, Dios
insospechadamente se declara por aquel que es y al mismo tiempo declara que el hombre -comenzando por los últimos- "gli stia a
cuore".
Nota: Los principales autores a los que se hace referencia en este tema son: Orígenes, Gregorio Taumaturgo y
Clemente Alejandrino. Como autor moderno hace bastantes referencias a J. Moltmann ("El Dios crucificado" y
"Trinidad y reino de Dios").
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