Kitto-Los-Griegos-cap 1
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l 11! CAPÍTULO 1
INTRODUCCIÓN
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Título de la obra original: The Greeks El lector debe aceptar. por el momento como
Publicado por Penguin Books Ud. , razonable la afirmación empírica según la cual, en
Harmondsworth, Middlesex, Inglaterra, 1951 una parte del mundo, beneficiada durante siglos
© H. D. F. Kitto, 1951 por un intenso proceso civilizador, surgió poco a
poco un pueblo, no muy numeroso, ni tampoco te-
Traducida por: Delfín Leocadio Garasa mible por su poder, ni por cierto bien organizado,
Diseño de tapa: Carlos Pérez Villamil que forjó una concepción absolutamente nueva so-
bre la vida humana y que mostró, por vez primera,
cuál debía ser la función del espíritu del hombre.
Décimo octava edición: 1995 Esta proposición será ampliada, y espero que tam-
Décimo octava edición, primera reimpresión: julio de 2001 bién justificada, en las páginas siguientes. Pode-
mos empezar ahora mismo esta ampliación obser·
vando que los propios griegos se sintieron, de un
modo simple y natural, diferentes de los otros pue-
© 1995
blos por ellos conocidos. Los griegos, por lo menos
Editorial Universitaria de Buenos Aires
los del período clásico, dividían habitualmente la
Sociedad de Economía Mixta
familia humana en heleno s y bárbaros l. Un gr~ego
Av. Rivadavia 1571/73 (1033) Ciudad de Buenos Aires
preclásico, Homero por ejemplo, no se refiere a los
Te!.: 4383-8025 I Fax: 4383-2202
"bárbaros" de esta manera, y no porque fuese más
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cortés que sus descendientes, sino porque esa dife-
rencia no se había aún manifestado en toda su
ISBN 950-23-0590-6 fuerza.
Impreso en Argentina
Hecho el depósito que establece la ley 11.723
1 Usaré el término "clásico" para designar el período
que va aproximadamente desde la mitad del siglo VII antes
de Cristo hasta las conquistas de Alejandro en la última parte
No se permite la reproducción tata] o parcial de este libro. ni su almacenamiento en un del siglo IV.
sistema informático, ni su transmisión en caualquier forma o por cualquier medio. c1ec-
trónico, mecánico, fotocopia tI otros métodos, sin el permiso previo del editor.
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En realidad, esto nada tenía que ver con la cor-
tesía. La palabra griega "bárbaros" no significa
"bárbaro"· en su sentido moderno; no es un término
que denota aborrecimiento o desdén; no designa
a gente que vive en cuevas y come carne_cruda.
Significa simplemente gente que profiere 'sonidos
tales como "bar, bar", en vez de. hablar en griego.
Quien no hablaba griego era "bárbaro", ya perte-
neciera a alguna tribu salvaje de Tracia, o a una
I
de las fastuosas ciudades de Oriente,. o a Egipto
que, como bien sabían los griegos, era ya un país
organizado y civilizado muchos siglos antes de que
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existiera Grecia. "Bárbaros" no implicaba necesa-
riamente menosprecio. Muchos griegos admiraban
el código moral de los persas y la sabiduría de los
egipcios. La deuda -material, intelectual y artís-
tica- de los griegos con los pueblos de Oriente
rara vez fue olvidada. Sin embargo, esos pueblos
eran bárbaroi, extranjeros, y fueron agrupados
(aunque nunca confundidos) con los tracios, los
o... escitas y otros semejantes. ¿Solo porque no cono-
cían el griego? No, pues el hecho de que no habla-
.rap griego señalaba una separación más profunda:
significaba _que no vivían como griego~ y que
-tampoco pensaban como éstos. La actitud que te-
•
o
~O·
nían ante la vida parecía ser distinta y, por mucho
......
que un heleno pudiese admirar y hasta envidiar a
un· "bárbaro" por tal. o cual razón, no podía evitar
o tener la certeza de esta diferencia.
Señalemos al pasar que otra raza (aparte de nos-
otros) había hecho esta tajante división entre ella
!.
y los demás ~xtranjeros. Nos referimos a los he-
breos. He aquí dos ~azas, cada una con plena con-
ciencia de ser distinta de sus vecinos, dos razas que
"'""', no vivían muy lejos una de otra y que, sin em-
bargo; se ignoraron casi por completo y no se in-
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fluyeron entre sí hasta el período siguiente a las q'Je existe entre un niño y un hombre que no solo
conquistas de Alejandro, cuando el pensamiento es capaz de comprender algo sino también de ha-
griego gravitó considerablemente sobre el pensa- cerlo comprensible a los qemás. La poesía épica,
miento hebreo, tal como puede verse en el Ecle- la historia y el drama, la filosofía en sus distintas
siastés. No obstante, ]a fusión de lo que ambas ramas, desde ia metafísica hasta la economía polí-
culturas tenían de más característico -el sentimiento tica, la matemática .y muchas ciencias naturales,
religioso de los hebreos con la razón y el huma- empiezan con los griegos.
nismo de ~os griegos- fue lo que constituyó la Si pudiésemos preguntar a un griego antiguo qué
base de la cultura europea. posterior: la religión lo distinguía de un bárbaro, no creo que nombrase
cristiana. Las concepciones gentil y bárbara eran, en primer término estas conquistas de 'la mente he-
empero, muy diferentes: la una racial y religiosa, lena, aunque él sabía muy bien que había resuelto
la otra sólo incidentalmente racial y de ningún la mayoría de sus problemas de un modo más inte-
modo religiosa. ¿Qué fue entonces lo que llevó a ligente. (Demóstenes, por ejemplo, al reprender a
los griegos a establecer tan aguda división? ¿Acaso sus conciudadanos por su blanda política para con
se justificaba de alguna manera? Filipo de Macedonia, dice: "Vosotros no sois mejo-
Habría para este interrogante una respuesta, tal res que un bárbaro que intenta boxear. Le pegan en·
vez verdadera y suficiente. Se podría decir que un sitio y sus manos acuden a ese sitio, le pegan
mientras las viejas civilizaciones orientales eran en en otro y allí van sus manos:') Tampoco se le
extremo eficaces en la resolución de sus problemas ocurriría inmediatamente pensar en los templos,
prácticos, y en su arte a veces se mostraban en el estatuas y dramas que con sobrada justicia admi-
mismo nivel que los griegos, resultaron, sin embargo, ramos. Diría, como ha dicho en realidad: "Los
estériles desde el punto de vista intelectual. Duran- bárbaros son esclavos; nosotros los helenos somos
te siglos, millones de personas habían adquirido una hombres libres."
expei _.,cia de la vida y ¿qué habían hecho con ¿Qué quería. él expresar con esta "libertad" .del
ella? Nada. La experiencia de cada generación griego y esta "esclavitud" del extranjero? Debemos
(salvo en ciertas cuestiones prácticas) moría con tener cuidado de no interpretarla solo en términos
ella, y no como las hojas del bosque, pues éstas al políticos, si bien tal referencia es asu importan-
menos fertilizan el terreno. Lo que afina, pre- te. Desde el punto de vista político quería de-
serva y amplía la experiencia de un pueblo es la cir, no necesariamente que gobernara él mismo,
literatura. Antes de los griegos, los hebreos ya ha- pues muy a menudo no era así, sino que, como
bían elaborado una poesía reHgiosa, una poesía quiera que fuese regida su comunidad, el gobierno
erótica y además la poesía religiosa y la oratoria respetaba sus derechos. Los asunros de estado eran
de los profetas, pero la literatura en todas sus for- asuntos públicos, no de la incumbencia. privada de
mas conocidas (excepto la novela) fue creada y un ~éspota. El griego era gobernado por la Ley,
perfeccionada por los griegos. La diferencia entre una .ley conocida que respetaba la justicia. Si su
las crónicas hisfóricas "bárbaras" y Tucídides es la estado era una democracia integrar el ciudadano
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participaba en la administración pública -la de- blemente al hombre que imitase a la divinidad y
mocracia, según el, griego la entendió, llegó a, ser que entre las cualidades humanas les complacían
una forma de gobierno que el mundo moderno no sobre todo la modestia y la veneración. Recor-
ha conocido ni puede, conocer-; mas si no llenaba daba, sin embargo, que el dios y el hombre tenían la
esa exigencia, él, por lo menos, se convertía en misma prosapia:
"miembro" y no en súbdito' dentro del sistema y "Una es la raza de los dioses y de los hombres;
los principios por "los cuales éste se regía eran de una sola madre 2 obtenemos ambos' nuestro
conocidos. El gobierno' arbitrario constituía p!lra aliento. Pero nuestros poderes son polos separa-
el gtiego una ofensa que lo hería en lo más íntiúlO. dos, pues nosotros no somos nada y para ellos el
Por eso cuando consideraba los países orientáles, refulgente cielo brinda por siempre segura morada".
,más ricos y civilizados, veía en realidad cómo un .Así dice Píndaro en un admirable pasaje, a veces
régimen de palacio, encabezado por un rey,abso- mal traducido por los eruditos que deberían cono-
luto, gobernaba no según las normas de los'primi- cerlo mejor, y que le hacen decir: "Una es la raza
tivos monarcas griegos, normas procedentes de de los dioses y otra la de los hombres." Pero el
Temis o que respondían a una ley derivada del pensamiento fundamental de Píndaro es aquí la
Cielo, sino de acuerdo con su voluntad personaf, dignidad y la fragilidad del hombre, lo cual cons-
la cual no era responsable ante los dioses, porque tituyt'J el origen primordial de esta nota trág~ca
él mismo resultaba dios. El súbdito de' tal amo
que resuena a lo largo de toda la literatura griega
vivía en la condición de esclavo. clásica. Y esta conciencia de la d,ignidad .de ser
Pero eleuthería -de la cual "libertad" es solo hombre es lo que infunde tal impulso y tal inten-
una traducción incompleta- encerraba una concep- sidad a la palabra que impropiamente traducimos
ción más amplia que la que da a entender ~sta por "libertad".
palabra moderna, aun cuando ella significa mucho. Pero hay algo más. Existían otros bárbaroi
La esclavitud y el despotismo constituyen estados además de los-que vivían bajo el despotismo orien-
que muplan el alma, .pues, como dice Hornero, tal. Estaban, por ejemplo, los pueblos del Norte,
"Zeus despoja al hombre' de la mitad de su hom- que vivían en tribus, estado del que no hacía mucho
bría,si llega para él el día de la servidumbre". 'habían salido los propios griegos. ¿En qué residía,
La modalidad oriental de la obediencia chocaba entonces, la gran diferencia entre tales bárbaroi
al griego como algo no eléutheron; como algo y los griegos, si ello no se basaba en la superior cul-
que a sus ojos afrentaba la dignidad humana.· In- tura de éstos?
cluso ante los dioses oraba el griego erguido como Era la siguiente: los griegos habían desarrollado
un hombre, aunque conocía tan bien como cual- una forma de comunidad que grosera y errónea-
quiera la diferenCia entre lo divino y l~ humano. mente traducimos por "ciudad-estado", debido- a
Sabía que no era un dios, pero tenía, por lo menos,
,
,
conciellcia de ser hombre. Sabía que los dioses
que ninguna lengua moderna puede hacerlo mejor.
se hallaban siempre dispuestos a castigar implaca- 2 La Madre Tierra.
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tes como carente de significación, sino por el con-
La pólis estimulaba y satisf.:lCía a la vez los más trario, a que la creo demasiado importante para
elevados instintos y aptitudes del hombre. Mucho resumida en un somero capítulo final, tal como
tendremos que decir sobre la "ciudad-estado"; baste suele hacerse por lo general. Si los dioses me son
señalar aquí que éste, en su origen un:¡ asociación propicios, me referiré a la Grecia helenística y
local para la seguridad común, se convirtió en el romana en el segundo volumen. "
centro de la vida moral, intelectual, estética, socia]
Me he esforzado en hacer hablar a los griegos
y práctica de un nuevo hombre, aspectos que des- por sí mismos, siempre que me ha sido posible, y
arrolla y enriquece como ninguna sociedad lo hizo espero que del conjunto ofrecido surja un cuadro
antes o después. Ha habido otras formas de socie- claro y ecuánime. No he querido idealizar; aun-
dad política de tipo estable; la "ciudad-estado" fue que me refiero más a los grandes hombres que a
el medio por el cual los griegos se esforzaron en los pequeños y trato preferentemente con los filó-
hacer la vida de la comunidad v del individuo más
sofos y no con pícaros. Los panoramas deben divi-
excelente que antes. sarse desde las cumbres; los bribones, por lo demás,
"Lo que un griego antiguo hubiese puesto en son casi iguales en todas partes, si bien en la índole
primer término entre los descubrimientos de sus del pícaro griego la dosis de malignidad parece
conciudadanos era, por cierto, que ellos hábían haber sido superior a la de estupidez.
hallado el mejor modo de vivir. LAristóteles en
todo caso pensaba así, pues la frase suya que ha-
bitualmente se traduce por "El hombre es un ani-
mal político': quiere en realidad decir: "El hombre
es un animal cuya esencia es vivir en la "ciudad-
estado". Si no vivía así, el ser humano se colocaba
muy por debajo de su verdadera condición en
cuanto tiene de más elevado y característic~os
bárbaros no alcanzaron este nivel de existencia; en
ello residía la valla que separaba ambas con-
cepciones.
Al compilar esta reseña de un pueblo sobre el
que tantas cosas pueden decirse, me he permitido
el lujo de escribir acerca de algunos puntos que
me interesan personalmente, en lugar de intentar
abarcar el ámbito total de un modo sistemático y
tal vez apresurado. Además, me he detenido en
Alejandro Magno, es decir, en el período de
declinación de la"ciudad-estado. Esto no se debe a
que considere a la Grecia de las centurias siguien-
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