Autoestima
Autoestima
Autoestima
Una vez que hemos analizado las bases de la autoestima podemos diferenciar entre tres tipos
distintos que son los que te mostramos a continuación:
+Autoestima alta
También llamada autoestima positiva, es el nivel deseable para que una persona logre sentirse
satisfecha en la vida, sea consciente de su valía y de sus capacidades y pueda enfrentarse a
los inconvenientes de forma resolutiva.
+Autoestima media
Esta autoestima media o relativa supone cierta inestabilidad en la percepción de una misma.
Si bien en algunos momentos la persona con autoestima media se siente capaz y valiosa, esa
percepción puede cambiar al lado opuesto, a sentirse totalmente inútil debido a factores variados,
pero especialmente a la opinión de los demás.
+Autoestima baja
Ineptitud, incapacidad, inseguridad y fracaso son los términos que acompañan a una persona
con autoestima baja. Se trata de un estado de autoestima que debemos evitar en nuestro camino
hacia la felicidad.
Algunos autores hablan de cuatro tipos de autoestima en lugar de tres. La cuarta recibe la
denominación de ‘autoestima inflada’ y es aquella que tienen las personas que se creen
mejores que el resto, que son incapaces de escuchar a los demás y mucho menos de aceptar o
reconocer un error (no tienen capacidad de autocrítica). Su autoestima se encuentra tan
sumamente abultada y exagerada que se creen con el derecho de menospreciar a los que están
alrededor. Este tipo de autoestima genera conductas muy negativas y hostiles.
El autoconcepto es la opinión que una persona tiene sobre sí misma, que lleva asociado un
juicio de valor. Cabe destacar que el autoconcepto no es lo mismo que la autoestima, sin
embargo su relación es muy estrecha y no podría entenderse uno sin la presencia del otro.
Algunos términos
como autoaceptación, autoajuste, autovaloración, autoconcepto o autoimagen suelen
usarse indistintamente como similares a autoestima. Aunque no lo son realmente pero forman
parte de la autoestima global. No obstante, vamos a diferenciar el autoconcepto y
la autoestima que muchas veces se confunde. El autoconcepto es el conjunto de
atribuciones (ideas, creencias, conocimientos, habilidades, actitudes, y valores) que cada
persona tiene sobre sí misma. Además, estas atribuciones definen quién es (dimensión
descriptiva, cognitiva). Sin embargo, la autoestima es la valoración que cada persona hace de
sí misma (dimensión valorativa, afectiva ). Una persona puede describirse a sí misma con cosas
positivas o negativas (autoconcepto) pero su valoración personal (la autoestima) es positiva.
Algunos autores hablan de la autoestima como un todo, pero lo cierto es que posee
diferentes dimensiones: autoestima física, autoestima académica, autoestima social y
autoestima familiar. Esta última podríamos incluirla dentro de lo social y dentro de la académica
podríamos incluir la laboral.
Lo importante de estas dimensiones es que cada persona le da una importancia a cada una de
ellas según el modelo de Harter (1993). Variará, por tanto, en función, de dos feedback el
interno y el externo. Ambos, tienen un valor mediador en la autoestima global. Una persona
puede ser muy buena en una dimensión, pero si la más importante es aquella en la cual en la
que no es tan bueno su autoestima global puede ser baja.
En cierto modo, la autoestima y el autoconcepto son constructos teóricos que nos ayudan
a comprender cómo funciona nuestra mente, cómo nos vemos a nosotros mismos y de qué
manera la opinión de los demás influye en la idea que tenemos de nuestra propia identidad. Eso
significa que no son "piezas" localizables en un lugar de nuestro cerebro, componentes fáciles
de reconocer y de aislar del resto de fenómenos mentales que tienen lugar en nuestra mente,
sino que son etiquetas útiles dentro de ese complejísimo mar que es la psique humana.
Sin embargo, eso no significa que no sea importante distinguir entre estos conceptos. De hecho,
si los confundimos, corremos el riesgo de no entender muchas cosas; por ejemplo, nos llevaría
a creer que verse a uno mismo de cierto modo (con sobrepeso, alto, pálida, etc.) indica que
irremediablemente esa imagen de la propia identidad es vista como algo negativo o positivo, solo
porque socialmente hay atributos más valorados que otros.
A continuación puedes ver los puntos básicos que sirven para distinguir la autoestima del
autoconcepto.
La autoestima es una respuesta básicamente emocional ante la idea que tenemos de nosotros
mismos, lo cual significa que está relacionada con un tipo de memoria implícita: la memoria
emocional. Esta clase de memoria está especialmente relacionada con dos partes del cerebro:
el hipocampo y la amígdala.
El autoconcepto, sin embargo, está asociado a un tipo de memoria diferente: la
declarativa, que está más relacionado con el hipocampo y las zonas de corteza asociativa que
se reparten por la corteza cerebral. Está conformado con una serie de conceptos que hemos
aprendido a asociar con la idea de "yo", y que puede contener todo tipo de conceptos: desde la
alegría o la agresividad hasta el nombre de ciertos filósofos o la idea de ciertos animales que
identificamos con nosotros. Eso sí, ciertos conceptos estarán más relacionados con el núcleo de
nuestro autoconcepto, mientras que otros formarán parte de la periferia de este.
Al formar parte de la memoria emocional, la autoestima puede ser muy difícil de cambiar,
ya que no obedece a los criterios de la lógica, del mismo modo en el que las fobias, que también
dependen de la memoria emocional, nos hacen tenerle miedo a estímulos y situaciones que en
base a la razón no deberían darnos miedo.
El autoconcepto, si bien está relacionado con la autoestima y por lo tanto sus cambios se
corresponden en parte con los de esta, es algo más fácil de cambiar, porque puede ser
modificado directamente mediante la reestructuración cognitiva: si nos paramos a pensar sobre
el modo en el que nos vemos a nosotros mismos es muy fácil que detectemos inconsistencias y
partes que fallan, y que las reemplacemos por creencias e ideas más viables a la hora de explicar
quiénes somos.
Por ejemplo, si creemos que somos marcadamente tímidos pero luego nos damos cuenta que
en ocasiones pasadas hemos llegado a mostrarnos muy seguros y confiados al dar charlas frente
a muchas personas en una exposición sobre un tema que nos apasiona, es fácil que pasemos a
pensar que nuestra timidez es algo más moderada y circunstancial. Sin embargo, esto no tiene
por qué traducirse en una mejora de la autoestima, o al menos no de manera inmediata.
Puede ser que en futuras ocasiones recordemos que no somos tan tímidos después de todo y
que, por lo tanto, no nos comportemos con tanta timidez, lo cual haría que los demás den más
importancia a nuestra presencia y, ahí sí, nuestra autoestima podría mejorar, al ver cambios
verdaderos en el mundo real que nos dicen el valor que podemos llegar a tener
¿Qué es la autoaceptación?
Vivir de manera consciente puede resultar complicado cuando lo que tenemos que enfrentar
tiene que ver con nosotros. Afrontar el compendio del que somos partícipes sin
engañarnos, pone en juego el desafío de la autoaceptación. No es tan fácil quitarse la ropa
cuando el espectador que observa somos nosotros mismos.
Aceptarnos implica desvertirnos de todo juicio para tratarnos con cariño, abrazar
nuestras partes rotas y reconocer nuestro valor. Significa desapegarnos de las exigencias,
ideales, críticas y perfección para amarnos tal y como somos.
Albert Ellis, psicólogo de la Terapia racional emotiva (TRE) definía la autoaceptación así:
«Autoaceptación quiere decir que la persona se acepta a sí misma plenamente y sin
condiciones, tanto si se comporta como si no se comporta inteligente, correcta o
competentemente, y tanto si los demás le conceden como si no su aprobación, su respeto y su
amor«.
Así, autoaceptarse implica encontrar la paz interior y librarse de las barreras psicológicas y
sociales que nos impiden hacerlo. Tales como el rechazo por nuestras características físicas o
rasgos de personalidad. Somos mucho más que todo eso, aunque nos cueste ser conscientes
de ello
ETIQUETACIÓN El primer paso para romper con el pasado, es trabajar la etiquetación. Todos
tenemos unas etiquetas que forman parte de nuestra manera de ser y creemos inamovibles: -
así soy yo - siempre he sido así - no puedo evitarlo - es mi carácter Algunas etiquetas nos las
ponen los demás (en la infancia, en el colegio, en el trabajo, etc.) y otras nos las ponemos
nosotros mismos (para evitar hacer cosas que no nos gustan, como excusa, por miedo, etc.) Diez
típicos “Yo soy” 1. Soy malo en matemáticas, ingles, literatura, etc. 2. Soy pésimo en
manualidades, deportes, dibujo, etc. 3. Soy tímido. 4. Soy torpe 5. Soy feo 6. Soy desorganizado
7. Soy olvidadizo, descuidado, etc. 8. Soy mandón prepotente, autoritario, etc. 9. Soy viejo 10.
Soy fibromiálgico *Ejercicio: reconoce tus etiquetas y analiza como limitan tu autoestima MIEDO
AL FRACASO Una sucesión de fracasos forman una crisis, no todas las crisis son iguales pero
todas tienen algo en común: la resistencia y el cambio. Nos sitúan en una posición ambivalente:
amenaza y oportunidad. Sus consecuencias también son dos: te hundes o te fortaleces, pero
nunca vuelves a ser el mismo. (EJ. Árbol que van muriendo hojas poco a poco, hasta que muere
la raíz) Es la forma radical que tiene la vida en transmutar, de evolucionar, de aprender, de crecer.
El fracaso es el resultado fallido de una expectativa: algo que tenía que suceder y no sucede o
al revés y acarrea un sentimiento de desaliento que incapacita. Y en los sentimientos derivados
del mismo: “El mal no está en las circunstancias sino en la opinión que nos hacemos de ellas”.
El fracaso forma parte de la vida igual que el éxito. Sin embargo, muchas personas con baja
autoestima se encuentran bloqueadas, sin cambiar nada, sin pasar a la acción, por miedo al
fracaso. No se dan cuenta que una vida así es el mayor fracaso. A nadie le gusta el fracaso pero
para cambiar hay que actuar y el fracaso puede y debe formar parte de ese cambio: - 15 - -
Reconocer que todo el mundo ha fracasado, fracasa y fracasará alguna vez. - Un fracaso en un
campo concreto (“Mi negocio no ha funcionado”) no debe generalizarse a todo (“soy un
fracasado”). - La fuente primordial de los fracasos son un error de expectativas. - Hay que
aprender de los fracasos, no busques el porqué sino el cómo y el para qué. (no justificar ni
anticipar) - Fracaso=mala suerte? *Ejercicio: Recuerda algún fracaso de tú vida, analiza que
aprendizaje sacaste y cómo influyó en otros éxitos posteriores. *Ejercicio: ¿Crees que es un
fracaso vivir con fibromialgia? ACEPTACIÓN La autoaceptación no significa resignación, es la
condición previa a el cambio. Si aceptamos lo que sentimos y lo que somos podemos ser
plenamente conscientes de la naturaleza de nuestras elecciones y acciones, y nuestro desarrollo
no se bloquea. Aceptar no significa gustar, significa experimentar que un hecho es un hecho.
Cuando tenemos conciencia de quienes somos, nos conocemos, puede aparecer la vergüenza.
La vergüenza transforma la conciencia de un defecto en complejo. Y nos aleja de su mejora o
solución, al tratar de ocultarlo o negarlo. Los dos aliados de la vergüenza son el silencio y la
soledad. Hablar de nuestros defectos de forma clara, con la persona adecuada puede ser el
primer paso de la aceptación. CLAVES PARA MEJORAR LA AUTOESTIMA 1. Ser positivo 2.
Ser objetivo 3. Quererse a uno mismo 4. Asumir los problemas 5. No exigirse al máximo (no ser
perfeccionista) 6. Ponerse metas alcanzables 7. No tener miedo al fracaso 8. Aceptarse
físicamente 9. No dejar las cosas para mañana 10. Dar importancia a las pequeñas cosas de la
vida 11. Buscar apoyos 12. Aprovechar las oportunidades 13. Vivir el presente 14. No
compararse con los demás 15. Desarrollar el sentido del humor 16. Controlar los sentimientos
17. Planear actividades agradables 18. No etiquetarse 19. Mimarse 20. No buscar la aprobación
de los demás 21. Callar al crítico interior