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TEMA 2 El Valor de La Sinceridad

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El valor de la sinceridad

Actualmente vivimos en una sociedad que acepta la mentira como una cosa normal, en el mundo de los
negocios, en la publicidad... Se dice lo que el cliente quiere oír, con tal de conseguir unos objetivos. Por otro
lado, el concepto de sinceridad se pervierte continuamente. Muchas veces se autodefinen como sinceras
personas que sólo son lo que, coloquialmente definimos como "unos bordes". La sinceridad es un concepto
que está relacionado con otros como: honestidad o confianza.

1. ¿Qué significa ser sinceros?


2. Propiedades que debe tener la sinceridad
3. Educar a los niños en la sinceridad

1. ¿Qué significa ser sinceros?


La sinceridad es un concepto que implica un
comportamiento consecuente en nuestra
vida, no sólo significa decir la verdad, va
mucho más allá.

Es tener una actitud congruente como


persona, actuar según nuestra manera de
ser y de pensar.

Por ejemplo, un hombre no puede mantener


un discurso progresista e igualitario respecto
a las relaciones entre hombre y mujer y no
colaborar absolutamente nada en las tareas
del hogar, permitiendo que su mujer haga
todo el trabajo.

Tampoco se puede ser ecologista de fachada


y dejar los papeles y latas tirados por el
suelo cuando vamos a pasar un día al
campo.

Ser sincero es ser honesto con los


demás y con nosotros mismos. Por lo
tanto, una persona sincera es una persona
digna de confianza, una persona que Las sinceridad es un valor que debemos transmitir a nuestros hijos.
consigue que los demás puedan confiar en
él, ya que tienen la certeza de que no les va a engañar.

2. Propiedades que debe tener la sinceridad


En algunos programas de televisión vemos como algunos personajes justifican el insulto, la grosería
y la mala educación alegando sinceridad. Nada hay más lejos de la realidad, ser sincero nunca
quiere decir ser desagradable ni impertinente. Muchas veces, ese aire de franqueza y sinceridad
para airear los defectos de los demás encubre envidias y frustraciones.

La sinceridad debe tener el don del tacto, de la oportunidad y de la discreción. Por ejemplo, si
debemos comentar a alguien algo en lo que pensamos que debe rectificar, lo haremos porque creemos
que el cambio será positivo para él e intentaremos no herirle. Buscaremos el momento apropiado y
cuando estemos a solas con esta persona. Sólo si actuamos de esta manera, nuestro ejercicio de
sinceridad tendrá un efecto positivo.
En todos estos casos, es muy importante discernir entre lo que es verdaderamente importante, de lo
que no lo es y, en la oportunidad de decirle algo a alguien o no decírselo.

La sinceridad supone un cierto grado de responsabilidad y no se es más sincero por contar o decir
las cosas arbitrariamente a todo el mundo.

Tenemos que verla siempre como un valor positivo o una virtud. A veces, la impertinencia y la
inoportunidad de la gente consiguen que pueda llegar a parecer, en ocasiones un defecto, pero el
defecto no está en la sinceridad en sí, sino en la poca inteligencia o en incluso en la mala fe del
impertinente o inoportuno.

3. Educar a los niños en la sinceridad


Es muy importante transmitir este valor a los niños. Que tengan arraigado este concepto es
fundamental para que en un futuro sean personas honestas y cabales.

También es muy importante conseguir que sean sinceros con los padres, ya que de esta manera
podrán entenderlos mejor, podrán ayudarles cuando los necesiten y se establecerá una relación de
mayor confianza entre padres e hijos.

Como en toda enseñanza, se debe predicar con el ejemplo y ser congruentes con lo que les
decimos, no podemos exigir a nuestros hijos que no mientan y pedirles que hagan lo contrario
cuando suena el teléfono y les decimos: "Si es fulanito, dile que no estoy".

Obviamente también hay que educarles a ser sinceros sin ser hostiles ni desagradables, a no
herir, a utilizar la verdad de una manera positiva y a encontrar el momento y el lugar oportuno para
decir las cosas.

Muchas veces, los niños mienten por temor a algún tipo de castigo o por vergüenza. Respecto al
primer caso sería conveniente no infringirles un castigo muy severo tras haber hecho alguna trastada
cuando nos digan la verdad y ser más rigurosos cuando nos mientan ya que si ven que al
mentirnos salen beneficiados, muy probablemente volverán a utilizar esta táctica la próxima vez.

Si mienten por vergüenza debemos ante todo quitar importancia al motivo de ese sentimiento y
hacerles ver que es mucho más vergonzoso que le pillen diciendo una mentira.

Si nuestros hijos ven en nosotros sinceridad y honestidad en nuestra manera de comportarnos y de


relacionarnos con los demás, especialmente con nuestros hijos, ellos tenderán a comportarse de la
misma manera. Esto no quiere decir que no nos vayan a mentir en un momento determinado, esto es
casi inevitable, pero su relación con nosotros será más sincera.

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