Modelo Psicobiológico de Personalidad de Cloninger
Modelo Psicobiológico de Personalidad de Cloninger
Modelo Psicobiológico de Personalidad de Cloninger
integradora
en la evaluación de los trastornos de personalidad y proceso
psicoterapéutico.
FUENTE: PSIQUIATRIA.COM. 2006; 10(1)
Carmen Bayón.
Psiquiatra HUPA. Alcalá de Henares. Madrid.
Profesora asociada Universidad Alcalá de Henares.
Personalidad
La personalidad siempre implica una interacción bidireccional entre
el temperamento y el carácter, de forma que
los conceptos sobre uno mismo, sobre los demás y sobre el mundo,
influyen en el significado y en la importancia
de las percepciones reguladas por el temperamento. El complicado
entramado que se teje alrededor de las
variaciones conductuales puede ser el causante de que la estructura
de la variación conductual observada
(fenotipo) no se corresponda directamente con la disposición
biológica subyacente (genotipo). La interacción de
las variables temperamentales entre sí, la de éstas con los
aprendizajes sociales posteriores, y los factores
ambientales acaban teniendo un peso considerable en la explicación
de la conducta. En otros modelos no existe
esta diferenciación y esto dificulta el estudio etiológico de la
conducta.
El temperamento consiste en disposiciones relativamente
consistentes, básicas, inherentes en la persona que
subyacen y modulan la expresión de actividad, reactividad,
emocionalidad y sociabilidad. Lo que cambia y se
desarrolla son nuevas habilidades perceptivas, motóricas y
cognitivas. Se organizan sistemas funcionales
integrados y se produce un cambio en la expresión del
temperamento. Si el aprendizaje implica la recepción, el
procesamiento, y el almacenamiento de la información sobre el
entorno, los sistemas neurobiológicos
temperamentales, determinan la manera singular con que cada
organismo percibe, codifica y almacena la
información ambiental, e implican sesgos preconceptuales en todos
los procesos básicos de aprendizaje:
habituación, sensibilización, aprendizaje asociativo, aprendizaje
operante, vicario y el conceptual.
Estos sistemas determinan qué estímulos del entorno son
importantes y deciden en gran manera lo que el sujeto
aprenderá o no durante la formación del carácter.
Las estructuras caracteriales se desarrollan sobre el terreno
biológico preexistente y se modelan paulatinamente
en el curso de la interacción continua entre las estructuras
neurobiológicas idiosincrásicas heredadas y el
ambiente en el que se desarrolla el sujeto. Se dice que un organismo
aprende cuando cambia su conducta como
resultado de la experiencia individual. Desde el momento en que se
produce aprendizaje, los mecanismos
neurobiológicos heredados ya no influyen en la conducta de manera
inmediata, sino que actúan entremezclados
con nuevas tendencias conductuales originadas en otras estructuras
cerebrales y que disfrazan su expresión. Las
dimensiones del carácter influyen en las respuestas propias de los
mecanismos temperamentales mediante la
adjudicación de significado a los estímulos del entorno, la persona
situada ante una tarea difícil que tiene una
percepción de sí misma como eficaz (alta Autodirección), interpretará
la situación como desafiante y el sistema de
activación conductual motivará la conducta.
El temperamento y el carácter se han conceptualizado en base a dos
tipos de memoria y aprendizaje, el sistema
proposicional y el sistema procedimental, ambos sistemas se han
descrito tanto en humanos como en primates. El
temperamento se ha puesto en relación con el sistema de aprendizaje
perceptivo o de hábitos que incluye el
aprendizaje no asociativo y el aprendizaje asociativo y que está
regulado por el sistema cortico-estriado-límbico,
especialmente por las áreas sensoriales corticales, amígdala y
caudado y putamen. Este tipo de aprendizaje
implica respuestas automáticas que pueden ser modificadas por
condicionamiento, sin tener conciencia de ello. Se
ha puesto también en relación con la memoria perceptiva (21,22, 23)
que se asocia con el procesamiento
presemántico que codifica información concreta visuoespacial y
valencia afectiva.
El aprendizaje conceptual o de insight es la base del desarrollo del
carácter e implica procesos como la
simbolización y la abstracción que permiten al individuo representar
fenómenos complejos a través de conceptos, modelos o imágenes
simplificadas y que pueden ser recuperados de forma consciente y
analizados con lógica. El aprendizaje conceptual permite al individuo
organizar planes para el futuro y tener propósitos, evitando por tanto
el reaccionar de forma automática ante las circunstancias. Los
recuerdos conscientes de la memoria episódica se representan como
palabras, imágenes o símbolos sobre acontecimientos que tienen
significados explícitos y relaciones funcionales entre ellos y que
pueden ser recuperados de forma consciente y declarados
verbalmente
(22)
Trastornos de personalidad
Los trastornos de personalidad se definen como variaciones
extremas de los rasgos del temperamento asociados
al fracaso para conseguir los logros de identidad, vinculación e
intimidad. Son principalmente las dimensiones del
carácter, Autodirección y Cooperación, las que determinan la
presencia o ausencia del diagnóstico.
Svrakic y cols (18) muestran que puntuaciones bajas en estas dos
dimensiones del carácter se correlacionan de
forma consistente con un número elevado de síntomas de cualquier
trastorno de personalidad y con cada uno de
los clusters definidos según el DSM-III-R. El temperamento resulta
esencial en el diagnóstico diferencial de los
clusters del DSM y de los tipos tradicionales categoriales descritos
en las clasificaciones oficiales
(24,25,26,27,28). ). El cluster A (Excéntrico) se correlaciona con
puntuaciones bajas en Dependencia e la
recompensa, el cluster B (dramático) se asocia con puntuaciones
elevadas en Búsqueda de novedad y el cluster C
(ansioso) se correlaciona con puntuaciones elevadas en Evitación del
riesgo. Por otra parte, los subtipos de
trastorno de la personalidad se caracterizan por un único perfil de
puntuaciones en las dimensiones del
temperamento (Figura 1).
Abordaje Psicoterapéutico
En el manejo psicoterapéutico de los trastornos de personalidad, el
objetivo no es desarrollar un nuevo modelo de
tratamiento sino que parece más necesario diseñar programas de
intervención integrados (psicoterapia,
farmacoterapia y rehabilitación social) e integradores en los que es
muy importante tener una comprensión de los
que son los trastornos de personalidad para la planificación del
tratamiento individualizado. Se tiende a apostar
por una psicoterapia integradora.
Ningún modelo de intervención psicológica ha demostrado ser más
eficaz que otro y la investigación reciente sólo
apoya que la intervención sea del tipo que sea produce mejores
índices de recuperación y mejora que la no
intervención o los tratamientos de tipo placebo. Las investigaciones
actuales señalan que en la mayor parte de las
psicoterapias son los factores inespecíficos y comunes los
productores del cambio (34), y entre ellos el elemento
que parece más relevante en el abordaje de los trastornos de
personalidad es el establecimiento de una fuerte
alianza terapéutica que evoluciona cualitativamente a lo largo del
tratamiento (35)
No todas las dimensiones de la personalidad son igualmente
susceptibles de cambio. En general, las dimensiones
que más cambian son las referidas a pensamientos, motivaciones,
valores y metas, cambian los motivos por los
que se actúa, las preferencias y las consideraciones que se hacen
acerca de la realidad. Los aspectos afectivos
más temperamentales de la persona son menos susceptibles de
modificación. Allport (2) decía que los aspectos
expresivos de la conducta eran menos modificables que los
adaptativos, y precisamente el cambio en estos
últimos es el que nos permite ajustarnos más a nuestro entorno. La
mayor parte de las psicoterapias logran
modificaciones importantes en los pensamientos de los pacientes, en
sus actitudes ante circunstancias que antes
les causaban problemas, en su sentido de autoestima percibida, pero
no se generan cambios en las dimensiones
afectivas básicas de la personalidad.
McAdams (36) sugiere la existencia de tres niveles en la
personalidad, niveles sobre los que el efecto
psicoterapeútico y por tanto del cambio es distinto:
1-el nivel de rasgos disposicionales, consistente y estable,
escasamente susceptible de cambio.
2-el nivel de intereses o preocupaciones personales que incluye
motivaciones, preferencias, planes y estrategias
que permiten afrontar las situaciones. Este nivel sería más
modificable que el primero y más relevante para la
comprensión de la persona. Las teorías conductuales y cognitivo-
conductual realizarían cambios en este nivel.
3- la historia vital o integración que la persona hace de todas sus
experiencias en un proyecto coherente. Sería la
de la narrativa del paciente. En este nivel se incluirían los valores
más profundos del sujeto, su epistemología
personal, su narrativa vital, que incluye los episodios paradigmáticos
de su vida y las metas que se quieren
alcanzar en la misma, y los temas o pautas recurrentes de conductas.
Este nivel es muy modificable y es
enormemente relevante para la comprensión del individuo.
Por lo tanto y de acuerdo con los niveles de McAdams, se podría
sugerir que donde más se puede actuar a través
de la psicoterapia es a nivel de la configuración caracterial, el
componente de la personalidad que está en relación
con el ambiente y los factores psicosociales. La dicotomía entre
ambiente y naturaleza, entre mente y cerebro
quizás sólo sea posible a nivel teórico, con el objetivo de poder
alcanzar una mayor comprensión de la etiología y
la definición de los trastornos de la personalidad. En la práctica
clínica, mente y cerebro están íntimamente
interconectados y es muy difícil diseñar estrategias en función de
esta separación. Toda acción sobre el cerebro
influye en la capacidad para la mentalización y/o la metacognición, de
la misma forma el uso de la psicoterapia va
a producir alteraciones en las conexiones neuronales, fortaleciendo
unas y facilitando el fluido de la energía y la
química en otras áreas.
La Asociación Psiquiátrica Americana sugiere que en el tratamiento
del trastorno borderline de la personalidad , la
combinación de psicoterapia y medicación es el tratamiento óptimo
(37). Siguiendo el modelo de personalidad de
Cloninger, se puede argumentar que el tratamiento
psicofarmacológico actuaría de forma predominante a nivel de
los rasgos o disposiciones más básicas, a nivel del perfil
temperamental. No obstante, como se ha señalado
anteriormente los fármacos se consideran como un complemento útil
de la psicoterapia, "ningún fármaco puede
tratar con eficacia un trastorno de la personalidad sin una
intervención psicoterapéutica asociada" (38). Este
mismo autor señala tres funciones para los fármacos en el
tratamiento de los trastornos de personalidad, pueden
modificar el temperamento, pueden incidir en síntomas diana
específicos, y pueden tratar trastornos co-mórbidos
del eje I. La modificación del temperamento parece sustentarse en
evidencias que apoyan la hipótesis de que
distintos circuitos neuronales y distintos neurotransmisores
constituyen el sustrato neurobiológico de los rasgos
del temperamento , por lo que la estrategia sería corregir la
disfunción neuroquímica que subyace en los rasgos
de conducta anómalos.
La estabilidad de estas dimensiones va a constituir un factor
limitante en el tratamiento psicoterapéutico pero al
mismo tiempo se puede establecer como base para designar
objetivos razonables, y uno de los objetivos de la
terapia es enseñar a los pacientes a utilizar sus rasgos o
características básicas de una forma más adaptativa. La
terapia se focalizaría en redirigir las características conductuales de
forma que se amplificara la adaptación social
del paciente. En vez de trabajar en contra de los rasgos se debe
trabajar con ellos (39)
Conclusión
El que los pacientes con trastorno de personalidad no pueden ser
tratados es una creencia sostenida por muchos
profesionales que trabajan en los servicios públicos y privados. Estos
pacientes son considerados como pacientes
difíciles, molestos, manipuladores, buscadores de atención, que
pueden controlar sus impulsos autodestructivos y,
en conjunto, que no merecen tanta intensidad en el cuidado. La
persona con trastorno de personalidad nos hace
sentir de una forma confusa, en ocasiones caótica y en la que
predominan los afectos negativos. El no entender,
conocer o profundizar en el concepto conduce por sí mismo a una
negación o minimización, a mantener una
actitud distante, lo que lleva a que el clínico se convierta en una
persona ciega, alguien que pierde información
rica y variada sobre la persona que tiene enfrente.
El modelo de personalidad de Cloninger es un modelo integrador que
nos permite acercarnos al constructo de
trastorno de personalidad con una mayor confianza. El entender qué
es lo que tenemos que tratar nos ayudará en
el diseño de programas terapéuticos individualizados donde diversas
técnicas provenientes de diferentes modelos
psicoterapéuticos son necesarias en función de los síntomas y del
nivel de mentalización del sujeto.
Referencias bibliográficas
1. Watchel PL and McKinney MK Cyclical psychodynamics and
integrative psychodynamic therapy. En J.C.
Norcroess & M.R. Goldfried (Eds.) Handbook of psychotherapy
integration. (pp 335-372). New York: Basic
Books.1992
2. Allport G. Personality: A psychological interpretation. New York:
Holt Tinehart & Winston.1937.
3. Gold JR. Key Concepts ins Psychotherapy Integration. Plenum
Publishing Corporation. 1996
4. Horowitz MJ States, schemas and control: General theories for
psychotherapy integration. Journal of
Psychotherapy Integration 1990;2:85-102.
5. Gold JR, & Stricker G. Psychotherapy integration with personality
disorders. En G. Stricker & JR Gold (eds).
Comprehensive Handbook of Psychotherapy integration (pp 323-336).
New York: Plenum 1993.
6. Ryle A. & Low J. Cognitive analytic therapy. En G. Stricker & JR
Gold (eds). Comprehensive Handbook of
Psychotherapy integration (pp 87-100). New York: Plenum 1993.
7. Bowlby J. Loss. New York: Basic Books. 1980
8. Cloninger CR. Feeling good. The science of well being. Oxford
University Press, 2004.
9. Heath AC, Cloninger CR, Martin NG. Testing a model for the genetic
structure of personality: A comparison of
the personality systems of Cloninger and Eysenck. Journal of
Personality & Social Psychology 1994:66:762-775.
10. Bouchard TJJ. Genes, environment and personality. Science
1994:264:1700-170
11. Stallings MD, Hewitt JK y cols Genetic and environmental
structure of the Tridimensional Personality
Questionnaire: three or four temperament dimensions? Journal of
Personality and Social Psychology
1996;70:127-140
12. Cloninger C.R. A systematic method for clinical description and
classification of personality variants. Archives
of General Psychiatry 1987;44: 573-588.
13. Cloninger CR. The genetics and psychobiology of the seven-factor
model of personality. En: Silk KR, Ed.
Biology of personality dimensions. Washington DC: American
Psychiatric Press, 1998:63-92.
14. Cloninger C.R. Biology of personality dimensions. Current Opinions
in Psychiatry 2000; 13:611-616
15. Cloninger CR. and Svrakic DM. Personality disorders.
Comprehensive textbook of Psychiatry. Sadock BJ and
Dadock VA. (ed.). New York, Lippincott Williams & Wilkins 2000 (1723-
1764)
16. Comings DE, Gade-Andavolu R. y cols. A multivariate análisis of 59
candidate genes in personality traits: The
temperament and character inventoy. Clinical Genetics 2000; 58:375-
385
17.Gillespie NA, Cloninger CR. The genetic and environmental
relatinship between Cloninger´s dimensions of
temperament and character. Personality and Individual differences
2003;35:1931-1946
18. Svrakic DM., Whitehead C. Przybeck TR. Cloninger CR. Differential
diagnosis of personality disorders by the
seven-factor model of temperament and character. Archives of
General Psychiatry 1993; 50:991-999.
19. Gusnard DA., Ollinger JM y cosl. Persistence and brain circuitry.
Proceedings of the National Academy of
Sciences USA 2003;100:3470-3484.
20. Vedeniapin AB, Anokhin AA y cols Visual P300 and the self-
directedness scale of the temperament-character
inventoy. Psychiatry Research 2001;101:145_156
21. Tulving E. Multiple memory systems and consciousness. Human
Neurobiology 1987;6:67-80
22. Tulving E. Episodic memory:form mind to brain. Annual Review of
Psychology 2002;53:1-25
23. Tulving E. And Markowitsch. Episodic and declarative memory:
role of the hippocampus. Hippocampus
1998;8:198-204
24. Bayón C. Hill K., Svrakic D.M., Przybeck TR., Cloninger CR:
Dimensional assessment of personality in an
outpatient sample: Relations of the systems of Millon and Cloninger.
Journal of Psychiatric Research 1996: 30:
341-352.
25. Fossati A. Baudanza P, Crisci MA, Drudi M, Majocchi LM
Temperament and character in DSM-IV personality
disorders. Proceedings of the 6th International Congress on the
Disorders of Personality. Geneva, Switzerland:
International Society for the Study of Personality Disorders 1996
26.Goldman RG., Skodal AE. McGrath PJ. Oldham JM. Relationship
between the Tridimensional Personality
Questionnaire and DSM-III-R personality traits. American Journal of
Psychiatry 1994; 151: 274-276.
27. Ball SA, Tennen H, Poling JC, Kranler HR, Rousanville BJ.
Personality, temperament, and character dimensions
in substance abusers. Journal of Abnormal Psychology 1997:106:545-
553.
28.De la Rie S., Duijsens IJ, Cloninger DR. Temperament, character
and personality disorders. Journal of
Personality Disorders 1998; 12: 362-372.
29. Grabe HJ, Spitzer C. Freyberger HJ. Alexithymia and personality in
relation to dimensions of psychopathology.
Am J Psychiatry 2004: 161:1299-1301
30. Cloninger CR., Przybeck TR., Svrakic DM., Wetzel RD: The
Temperament and Character Inventory (TCI): A
guide to its development and use. Washington University Center for
Psychobiology of Personality. 1994
31. Pelissolo A., Mallet L, Baleyte JM y cols. The Temperament and
Carácter Inventory_revised (TCI-R):
psychometric characteristics of the French versión. Acta Psychiatrica
Scandinavica 2005;112:126-133.
32.Gutierrez-Zotes JA, BayónC., Montserrat C y cols. Inventario del
temperamento y Carácter revisado (TCI-R):
baremación y datos normativos en una muestra de población general.
Actas Españolas de Psiquiatría 2004;32:816datos normativos
33. Cloninger C.R. A practical way to diagnosis personality disorder: A
proposal. Journal of Personality Disorders
2000; 14: 99-108.
34. Garfield S.L. Eclectic Psychotherapy: A common factors approach.
En: Norcross JC y Goldfried MR (eds.)
Handbook of Psychotherapy Integration. (p 169-201). Basic Books.
1992
35. Gunderson JG. Trastorno Límite de la Personalidad. Guía Clínica.
Ars medica 2002
36 McAdams DP. 1994. Can personality change? Levels of stability and
growth in personality across the life span.
En: TF Heatherton& S:L Wienberger (Eds). Can Personality Change?.
Washington DC. American Psychological
Association.
37. American Psychiatric Association: Practice Guideline for the
treatment of patients with borderline personality
disorder. Am J Psychiatry 2001: 158(Oct suppl)
38. Gunderson JG, Gabbard GO. Psicoterapia en los trastornos de
personalidad. Editorial Ars Medica, Barcelona
2002
39. Livesley, W.J. Practical management of personality disorder. The
Guilford Press, New York 2003
40. Cloninger CR. Svrakic DM Integrative psychobiological approach
to psychiatric assessment and treatment.
Psychiaty 1997;60: 120-141
41. Cloninger CR. Svrakic NM Role of personality self.organization in
development of mental disorder and
disorder. Development and psychopathology 1997;9:881-906