Conservacion Formulas Magistrales
Conservacion Formulas Magistrales
Conservacion Formulas Magistrales
ISBN: 978‐84‐613‐2388‐3
Depósito legal: GR‐2110‐2009
“Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita del editor, la reproducción parcial o total
de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía, el tratamiento
informático, la reproducción de ejemplares mediante alquiler o préstamo público, o su utilización como
material didáctico.”
1. Introducción
En general, según el Real Decreto (ver legislación), en los preparados oficinales y en las
fórmulas magistrales tipificadas, la fecha de caducidad se establecerá de acuerdo con la
caducidad que figure en la monografía correspondiente del Formulario Nacional. En el
resto de las fórmulas magistrales, la fecha se establecerá en función de la duración
del tratamiento prescrito.
Sin embargo, esto último no parece muy correcto, primero porque la duración del
tratamiento a veces no la indica el médico o puede ser muy larga, y segundo y más
importante, porque la duración del tratamiento puede ser mayor que la estabilidad o
caducidad del preparado. Por tanto, lo lógico es que la caducidad se establezca en
función de los componentes del preparado, consultando las fichas técnicas de cada
una de las sustancias utilizadas.
Fecha de caducidad: es el tiempo que la fórmula magistral permanecerá estable sin ser
manipulada; o lo que es lo mismo, fecha a partir de la cual la fórmula no cumple las
especificaciones.
Plazo de validez: es el periodo de tiempo durante el cual la fórmula magistral mantiene
su composición y actividad. Este plazo es muy difícil de calcular, puesto que además de
depender de las condiciones de conservación, estará influido por las condiciones de
manipulación: número de veces que se abre el envase, modo de aplicación del
producto, higiene del propio usuario, etc.
Recomendación de
Forma farmacéutica
caducidad
Ampollas 6 meses
Cápsulas 6 meses
Champús 3 meses
Emulsiones (en tarro, con conservante) 3 meses
Emulsiones (en tubo, con conservante) 6 meses
Enemas 6 meses
Geles hidroalcohólicos (en tubo, sin conservante) 6 meses
Geles (en tarro, con conservante) 3 meses
Geles (en tubo, con conservante) 6 meses
Gotas nasales 3 meses
Gotas óticas (anhidras) 6 meses
Gotas óticas (estériles, acuosas) 1 mes
Infusiones (cocimiento sin conservante) 2 semanas
Infusiones (cocimiento con conservante) 3 meses
Papeles, sellos 6 meses
Pastas 6 meses
Polvos 6 meses
Pomadas anhidras 6 meses
Pomadas oftálmicas (acuosas) 1 mes
Pomadas oftálmicas (anhidras) 6 meses
Soluciones oftálmicas (para lavado, sin conservante) 24 horas
Recomendación de
Forma farmacéutica
caducidad
Soluciones oftálmicas (para lavado, con conservante) 1 mes
Soluciones por vía oral o lavado bucal (sin conservante) 2 semanas
Soluciones por vía oral o lavado bucal (con conservante) 6 meses
Soluciones de uso externo (sin conservante) 2 semanas
Soluciones de uso externo (con conservante) 6 meses
Supositorios 6 meses
Suspensiones (sin conservante) 2 semanas
Suspensiones (con conservante) 3 meses
Por otra parte, hay que recordar que todas las fórmulas magistrales que contengan los
siguientes principios activos, necesitan la adición de antioxidantes y tendrán limitada su
caducidad a un mes. Esto ocurre con:
o Ácido ascórbico.
o Ácido azelaico.
o Ácido retinoico.
o Ditranol.
o Eritromicina.
o Espironolactona.
o Hidroquinona.
o Ketoconazol.
o Permanganato potásico.
o Peróxido de urea.
o Resorcina.
o Vitamina E.
También algunos excipientes, como los aceites y grasas ricos en ácidos grasos
insaturados, necesitarán la adición de antioxidantes.
Por todo lo anteriormente expuesto, podemos decir que el plazo de validez exacto de
una fórmula magistral es muy difícil de conocer, puesto que además de las limitaciones
dadas por las materias primas (principios activos y excipientes) y condiciones de
almacenamiento, habrá que tener en cuenta su manipulación y conservación por parte
del paciente.
Generalmente, las fórmulas con un elevado contenido en agua o aquellas con principios
activos de origen orgánico natural, tanto animal como vegetal (colágeno, elastina,
extractos vegetales, etc.) son más susceptibles de sufrir contaminaciones biológicas,
de ahí la necesidad de incorporar conservantes antimicrobianos. Por el contrario,
existen principios activos y excipientes (ácido bórico, ácido salicílico, timol, esencias,
antibióticos, colodión, etanol a concentraciones superiores al 15%, fenol, glicerina y
propilenglicol en porcentaje superior al 20 %, ictiol, resorcina, sales metálicas, iodo,
alcohol isopropílico, etc.) cuya presencia en las fórmulas puede hacer innecesaria la
utilización de conservantes antimicrobianos o permitir una disminución en las cantidades
a añadir de los mismos (fórmulas autoconservables).
o Lavarse bien las manos antes y después del uso del preparado.
o Por último, recordar siempre que los medicamentos deben mantenerse fuera
del alcance de los niños.