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EULOGIO PACHO
Algunos presupuestos
Antes de iniciar el recorrido a partir del siglo XVI conviene
recordar que místico y espiritual no se identificaban fácilmente,
como en tiempos modernos. La mística se usaba en un sentido
mucho más restringido que en la actualidad y no se equiparaba
a la espiritualidad. Fuera de casos excepcionales, en el siglo XVI,
"mística/o” se empleaba únicamente para señalar lo que la tra
dición dionisiana llamaba el "pati divina”: experiencia, no
reflexión o doctrina. “Teología mística” se contrapone entonces
a “teología escolástica”, como hace Juan de la Cruz en el prólo
go del CE. La prim era no incluye todas las verdades y realidades
pertenecientes o vinculadas a la vida del espíritu.
A la hora de orientar a las almas en la senda de la perfección,
o de disertar sobre ésta, sobre sus elementos constitutivos, sus
aspectos y etapas, no existen fórmulas fijas más o menos unifor
mes. Cada autor escoge el título que le parece más adecuado a
su intento y a la m ateria que pretende desarrollar, especialmen
te si se trata de temas parciales o monográficos (oración, virtu
des, mortificación). La mayoría de los epígrafes apuntan a la
vertiente práctica y adoptan rótulos clásicos para indicar el
dinamismo de la vida espiritual: camino, combate, guía, escala,
subida, luz, espejo, etc. Cuando se centran en puntos concretos
o contem plan la vida espiritual desde ópticas especiales los
escritores recurren a expresiones metafóricas: abecedario, ban
quete, fuente, jardín, llave, monte, tesoro, etc.
La enorme producción espiritual del siglo XVI es de índole
práctica; en ella lo teórico y doctrinal está en función de la vida;
no pretende una elaboración sistemática de las verdades cristia
nas implicadas en el camino de la perfección, sino que intenta
enseñar el modo de avanzar por la senda de la santidad. El ele
mento doctrinal está en función de la orientación pedagógica.
De ahí que la producción espiritual esté escrita generalmente en
"lengua vulgar”. Entre las pocas obras, con un esquema orgáni
co y bien estructurado de toda la tem ática espiritual, com pue
stas en latín, destaca curiosamente el CompencLium spiritualis
MÍSTICOS Y TEOLOGÍA MÍSTICA: DEL SIGLO XVI AL SIGLO XIX 97
2 Por las mismas fechas, y más aún con posterioridad, abundan los
escritos de espiritualidad que adoptan títulos parecidos, tanto en latín como
en lenguas vulgares. Hasta el siglo XVII no se editan obras sistemáticas que
abarquen toda la temática espiritual. No es aún el caso del famoso Breve
compendio della perfezione cristiana (Brescia 1611) de A. Gagliardi e Isabella
Belinzaga, por citar un ejemplo. Hay que reconocer que el libro del Obispo
de Braga es muy elemental, catequístico y más práctico que doctrinal. En
latín siguen componiéndose a lo largo de todo el siglo comentarios al
Areopagita, como el de J. Mauer Eck, D. Dionysii Areopagitae de mystica theo-
logia, Augsburg 1519 y 1525. Prolongan la serie medieval.
3 Para darse idea del éxito logrado por la propuesta de las tres vías
puede verse J.- Fr. B o n n e f o y , Une somm e banaventurienne de théologie
mystique. Le “De triplici via”, Paris 1934. En las p. 167-168 ofrece la lista de
las obras que adoptaron el en título la división tripartita. Otras indicaciones
bibliográficas para fechas posteriores pueden verse en mi trabajo La espiri
tualidad del barroco y de la ilustración, en Historia de la espiritualidad, de la
Editorial J. Flors, Barcelona, t. H, 129-130
98 EULOGIO PACHO
18 Véase antes nota 9. De finales del siglo XVII y del XVIII pueden seña
larse otros muchos, por ejemplo, la Escuela espiritual (1683) de Pedro de
Villalobos; el Camino real de la perfección cristiana (1691) de Rafael de san
Juan; el Compendio de la vida espiritual perfecta (1720) de Pedro Medrano,
publicado en Lima; la Scientiae salutis seu instructio de perfectione christia-
na (1727) de Kilian Kazemberg; La perfección cristiana (1774) del célebre
agustino Manuel Risco, etc.
19 No hace al caso aquí discutir si se trató de una ruptura de la unidad
teológica y si tuvo consecuencias negativas. Probablemente nadie intentó
con tanto éxito como el carmelita Domingo de la Sma. Trinidad elaborar un
tratado propio de "teología mística” - dígase espiritual - encuadrándolo en
una síntesis de toda la teología. En su monumental Bibliotheca theologica (6
vol. Roma 1666-1676), la mística es el coronamiento natural de toda la teo
logía, por cuanto lleva directamente a Dios, según expone en el libro 7, (t. VI,
p. 179-874).
MISTICOS Y TEOLOGÍA MÍSTICA: DEL SIGLO XVI AL SIGLO XIX 107
“Restauración” y prolongación
No se alteró en nada el panoram a de la producción espiri
tual, muy reducida, durante el paréntesis de la época napoleóni
ca y de las revoluciones del siglo XIX. Cuando pudo recuperar
se la reflexión teológica sobre la vida espiritual, no hizo otra
cosa que asum ir planteam ientos y categorías del pasado.
También en este campo se dieron los primeros pasos bajo la insig
nia de la "restauración”, es decir, de la recuperación del legado
anterior. La ascética y la mística siguieron considerándose como
sendas paralelas de la vida y de la teología espiritual. Basta repa
sar las obras de índole más sistemática aparecidas a lo largo de
la centuria para comprobarlo. El esquema básico no se alteró
hasta los últimos decenios, cuando irrum pió en escena la polé
mica en torno a la mística25.
Hasta qué punto estaba asentado el binomio ascética-místi-
ca en el panoram a general queda atestiguado por el caso más