Ensayo Estallido Social Chile
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Ensayo Estallido Social Chile
Introducción
Problematización
Los símbolos siempre han sido una parte importante de las manifestaciones políticas, y
representan en muchas ocasiones la condición misma de la vida social. Sin embargo, en estas
semanas, hemos visto cómo han ocurrido ciertos desplazamientos simbólicos, que nos hacen
reflexionar sobre quiénes somos, dónde estamos, y a dónde queremos ir.
A los pocos días del comienzo de las protestas, en un intento por darle coherencia
política al movimiento que se desató el 18 de octubre del presente año, se levantaron -en
ocasiones de manera autoconvocada, otras por municipalidades u otras instancias
institucionales- los llamados cabildos ciudadanos. En estos cabildos, mediante distintas
metodologías principalmente participativas, se discutía la contingencia y se redactaron
demandas. Mediante los cabildos se perseguía la participación ciudadana en el proceso, a pesar
de que no fueran vinculantes igualmente fueron (y son) espacios de cohesión social, en los que
confluyen ideas y experiencias.
1
La comuna de Lo Barnechea, a pesar de ser conocida por contener varios de los barrios más acomodados del
país, es también uno de los territorios internamente más desiguales y segregados. Además de los barrios ABC1
que la han hecho conocida (La Dehesa, Los Trapenses, etc.), existe un centro histórico de la comuna, rodeado de
algunas poblaciones y campamentos. Este sector compone aproximadamente un 30% de la población de la
espacios del cual participé, surgió una discusión breve en una de las reuniones sobre de qué
manera se estaba nombrando el espacio. Diversos vecinos, de manera espontánea y sin mayor
controversia, reconocieron y consensuaron que el concepto de “cabildo” era más bien ajeno a
la realidad compartida. Luego, y sin controversia alguna, una compañera del espacio sugirió
cambiar el nombre de los cabildos por “trawün”, explicando brevemente que se trataba de un
concepto en mapuzugun, argumentando que el concepto significaba “asamblea” o “reunión”,
y que era mucho más pertinente a la realidad del pueblo de Lo Barnechea. La gran mayoría de
los participantes del espacio aceptó el cambio, considerándolo pertinente. Cabe destacar que,
si bien del espacio participan compañeros y compañeras mapuche, el espacio mismo no se
encuentra planteado como un espacio de organización en torno a alguna etnicidad en particular.
Un violador en tu camino
Y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía es la frase que utilizan para
referirse a la responsabilidad del violador, el violador eres TU. No es raro escuchar o leer
comentarios que cuestionan el porqué estaba donde estaba la mujer cuando fue agredida, pero
sin hacer mención alguna al perpetrador de la agresión. El Violador Eres TU. La culpa no era
mía. El Estado y los pacos2 actúan no sólo como cómplices al no cumplir lo que se espera de
esas instituciones, sino también como perpetradores directos de esa violencia; realidad que se
muestra en la coreografía cuando se hacen sentadillas al enumerar las violencias, haciendo
referencia a los desnudamientos y apremios ilegítimos ocurridos en las comisarías desde el 18
de octubre de manera sistemática. Con esos dos puntos de la performance se ve que ésta nace
de experiencias de lo más generales y transversales a las mujeres a otras más específicas a la
realidad chilena actual.
Ese carácter dual ha permitido que la coreografía y letra sea reproducida en los más
diversos lugares, siendo traducida a una multiplicidad de idiomas y entregándole los acentos
particulares de cada vivencia específica según el territorio. Esto sin perder en absoluto la
intención original de la performance.
comuna. Es desde este sector, donde se vive con crudeza la desigualdad, que se levantan los cabildos, sin una
participación importante de los habitantes acomodados de la comuna.
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Referencia popular para denominar a la policía nacional: Carabineros de Chile.
La multiplicación de los significados
Resulta interesante que durante estas semanas se haya multiplicado la Wenüfoye como
símbolo en las marchas. Aunque desde la antropología se ha considerado que los símbolos a la
vez condensan y multiplican los sentidos (Turner, 1999), nos parece relevante que en esta
ocasión el símbolo que más se ha visto presente era inicialmente un símbolo asociado a una
etnicidad en particular.
¿Qué ve la sociedad chilena en [la Wenüfoye]? Tal vez mayor democracia y resistencia.
Pero también, como dijo Jorge Weke, miembro del Consejo de Todas las Tierras para
ese tiempo y actualmente werken del Parlamento de Koz Koz, ve un símbolo de
liberación, de autorreconocimiento, de creer en la unidad dentro de la diversidad, de
respetar, de valorar cada frente de lucha, de valorar cada aporte que hace el mapuche
donde sea que se encuentre. (Pairicán, 2019)
En ese sentido, en estos días se ha demostrado que al menos las personas que se
manifiestan en Santiago, tanto en los lugares emblemáticos de centro (la Alameda, Plaza de la
Dignidad, etc.) como en los diferentes y múltiples territorios, se sienten de alguna manera
conectadas con esa lucha por la liberación, el autorreconocimiento. Si inicialmente el símbolo
podía significar todos estos elementos condensados en un campo específico de significado (el
ser mapuche), tras el estallido hemos visto cómo se han multiplicado los significados y los
campos, ampliándose a algo mucho más abstracto y omnipresente.
Si antes quizás era posible imaginar con algo de pesimismo una “sociedad chilena”
indiferente ante las luchas del pueblo mapuche, desprendida, este desplazamiento simbólico
nos hace al menos reimaginar y volver a pensar en la relación que construyen todos los días los
participantes de esta “sociedad chilena” con aquello que la lucha mapuche implica y significa.
De cierta forma, este paso a la descolonización de los símbolos de lucha nos llama a reconocer
en esa “sociedad chilena” una relación profunda, simbólicamente simétrica con el mundo
mapuche, que las personas no sienten necesariamente en términos de alteridad.
Parece ser interesante esta resignificación porque una vez más lleva la descolonización
a un campo que es a la vez simbólico y político. En el fondo, creemos que la breve pregunta
hecha por una participante de un cabildo, por “cómo estamos llamándonos”, contiene en sí la
pregunta más expansiva y fundamental, por cómo es la manera en que nos pensamos
políticamente. Desprenderse de nominaciones percibidas como coloniales o burguesas, en un
contexto de híper-desigualdad como lo es Chile, pone la atención sobre cómo las violencias
históricas se han manifestado en el campo de las relaciones sociales interpersonales,
inmiscuyéndose la colonialidad en todas las dimensiones de la vida cotidiana.
Con esas palabras el ex presidente de Metro, Clemente Pérez, le bajaba el perfil a las
evasiones que llevaban un par de días realizando estudiantes secundarios. Pero prendió, prendió
y “nadie” lo veía venir. De la misma manera, cuando ya se preveía un cese en las
manifestaciones apareció el fenómeno de Las Tesis, que con una performance abierta lograron
reunir a millones de mujeres en muchas partes del mundo en la misma melodía y baile.
Consiguieron confluir la especificidad con la transversalidad de la violencia hacia las mujeres,
de manera tal que convocara a miles y cada una cargando experiencias y vivencias particulares
que pueden verse reflejadas en este actuar colectivo de la performance.
Es en los cuerpos donde sentimos como operan las diferentes formas de violencia y esas
formas son distintas en los distintos cuerpos. La violencia hacia las mujeres opera de diferentes
maneras en distintos contextos. No es el mismo patriarcado el colonial europeo en América, o
el que vemos en la India, o el ejercido en Europa. Aun así, todos esos cuerpos y sentires,
víctimas de la misma violencia operacionalizada de diferentes maneras, del mismo patriarcado
entroncado (Paredes, 2017) con diferentes estructuras, se encuentran en un canto que es lo
suficientemente maleable para recoger la especificidad, pero no tanto como para que se diluya
en una generalidad que no significa nada. El canto logra significar todo, pero sin que eso se
convierta en un no significar nada.
En cada espacio, cada comunidad y mujer, los marcos interpretativos cambian acorde
a la experiencia específica. Eso es exactamente lo que ocurre con Las Tesis. Se realizan acentos
y se cambian frases que se adaptan a esos marcos, se interpreta tanto la realidad como esta
performance según la propia historicidad. La performance busca ser un reflejo de una realidad
que es también interpretada y atravesada por múltiples factores que atraviesan a cada cuerpo
de una manera específica.
Comentarios de cierre
A casi tres meses del 18 de octubre, hemos escuchado y repetido palabras que ya forman
parte de la identidad del movimiento. Las demandas del pueblo han enarbolado un sinfín de
cuestionamientos a una historia que se ha demostrado violenta y desequilibrada para con este
sector de la sociedad. Resulta irrisorio que cierta parte de la ciudadanía aún se sienta
sorprendida ante lo que a nivel global se ha denominado como un despertar, que se responde
en la plenitud de la rebelión contra el patriarcado -por más vieja que parezca la palabra- y a
través de los frágiles argumentos de validación bosquejados por la institucionalidad en crisis.
Impacta, además, el relato que compara el presente con la dictadura cívico-militar, que da
cuenta de una cruda espera de un Chile que ha vivido una transición a la democracia inacabada,
bajo el esculpido lema: No son 30 pesos, son 30 años.
De una u otra forma sentimos un impulso por avanzar hacia formas de aprender y hacer
antropología que construyan saberes y herramientas que no sean perpetradoras ni cómplices de
la violencia, sino al contrario: saberes y herramientas que permitan la construcción de proyectos
políticos capaces de avanzar hacia la autonomía y la justicia. Para eso es necesario seguir
identificando las raíces coloniales, patriarcales y capitalistas de nuestra propia disciplina,
siendo insistentes en recordar algo que a estas alturas puede parecer evidente pero que sigue
siendo un problema y lo seguirá siendo por mucho tiempo más: nuestra propia epistemología,
actualmente, no se piensa a sí misma en un marco de simetría respecto a saberes que no sean
científicos, ni eurocéntricos, ni androcéntricos. Y hasta que no caminemos de manera
comprometida y efectiva hacia desjerarquizar, despatriarcalizar y descolonizar nuestros
propios lentes, seguirá nuestra disciplina siendo cómplice, una vez más.
Los roles impuestos y las relaciones desiguales del colonialismo y el patriarcado, han
otorgado finalmente a la memoria histórica la imagen conceptual del yugo, que reproduce la
dicotomía del dominador-dominado, dominador-dominada. Dentro de este margen, la
alienación de la sociedad ha desestimado la autonomía del pensamiento, dejando así en
desventaja el redescubrimiento de una identidad que ha sido despojada. Este conjunto de
acciones, históricamente han atendido a una lógica deshumanizadora, y que, de forma
inaplazable, está siendo ahora criticada y emplazada por los mismos sujetos históricos que
viven esa violencia: sea a través de un pensamiento decolonial o antipatriarcal, la lucha ha
cobrado una multiplicidad de aristas, para enfrentar una multiplicidad de violencias. En este
sentido, los ideales-tipo que Araujo (2016) identifica en su libro El miedo a los subordinados:
una teoría de la autoridad, clarifica la historias de las políticas institucionales chilenas a través
de un análisis retrospectivo ciertamente tangencial: existe una constante, el miedo a los
subordinados, por lo que, la desconfianza con respecto a quienes deben acatar las órdenes, y
de cuya obediencia depende el mantenimiento del orden y la estabilidad del status quo, es lo
que empuja a quienes realizan el ejercicio de mando a tomar una postura autoritaria (Lorca,
2016). La persistencia de un plano autoritario vivenciado en Chile durante toda su historia
republicana (y con mayor fuerza en estos meses), situación simbolizada de diversas formas y
cristalizadas en numerosas resistencias, hacen que una de las mayores batallas que tenemos en
el corto plazo sea el periodo que se inaugura en marzo del presente 2020. Ante el próximo
plebiscito que deja en manos de la ciudadanía la capacidad de revocar la actual Constitución
redactada en dictadura, y también sobre el método para la realización de una nueva, el llamado
es a no bajar los brazos, y continuar hasta que la dignidad se haga costumbre.
Referencias
Araujo, K. (2016). El miedo a los subordinados: una teoría de la autoridad. LOM ediciones.
Lorca, A. (2016). El miedo a los subordinados. Una teoría de la autoridad, de Kathya Araujo.
Revista de Historia y Geografía N.º 34 / 2016 • 189 - 193
Pairicán, F. (2019, 4 de noviembre). La bandera Mapuche y la batalla por los símbolos. Ciper
Chile. Recuperado de https://ciperchile.cl/2019/11/04/la-bandera-mapuche-y-la-batalla-por-
los-simbolos/