Autoreverse Mariana Font
Autoreverse Mariana Font
Autoreverse Mariana Font
Mariana Font
Ilustración de portada: “Urgencias”, de Mao Díaz
a Vero Robuschi
−¿Y por qué iba a ser más real lo otro que esto?
−Conocí a alguien.
−¿Por qué?
−¿Qué?
−Cantámela, dale.
−¿Y por qué no? Estoy mucho más bueno que los maridos de
tus amigas. Y aparte, ¡qué rostro!, si yo mismo te vi hace
unos meses en esa misma cama con el flaco aquel. ¿Cómo se
llamaba?
−Andrés.
−Ese.
−…
−…
−Sí, ya sé.
−Sabés ¿no?
−Sí.
-¿Por qué?
−Pensabas en mí.
−No te crezcas.
…
URGENCIAS
…
EL EFECTO ABRASIVO
…
LAS FUNCIONES DE LA BOCA
…
OPORTUNIDAD DE NEGOCIO
…
VOLVER
Jugaba Peñarol.
…
RATOS ROBADOS
…
IMPUREZAS
Los frecuentes son los otros, los que son como un amor
no correspondido. Vos sabés que no hay nada dentro, mejor
dicho, que hay algo pero es ínfimo y, además, no va a
salir. Los que si no los tocás, ni se ven. Los que sabés
que si los tocás te van a dejar toda la cara marcada en
vano y la insoportable insatisfacción de haberte quedado
con la impureza dentro. Y el arrepentimiento. Los que son
como llamarlo a él, otra vez, como mandarle un mensajito
cuando ya no toca. Como el amor de un ex al que todavía te
querés curtir pero él está con otra y ya te pidió mil veces
que no lo llames más, pero vos sabés que en el fondo está
pensando en vos, y a lo mejor sí sale, en todo su
esplendor, hasta la última gota, purificándote hasta el
último resquicio. Liberándote.
…
NOVIEMBRE
…
ENTRE DIENTE Y DIENTE
…
LAS FUNCIONES DE LA BOCA (MÁS)
Se me acerca un perro.
…
COMPOSTURA
…
MOSCAS
…
YA ESTÁ AQUÍ
…
UNPLUG
…
EL TIEMPO NO EXISTE
Prefacio
7 de noviembre de 2011
12 de noviembre
15 de noviembre
18 de noviembre
19 de noviembre
19 de noviembre, nuevamente
19 de noviembre, de madrugada
[poema eliminado]
20 de noviembre
34 cadáveres en una ronda de Veracruz. Para conjurar
el horror, lo publico en el facebook (¿para compartir el
dolor?). No me basta. Empiezo a imaginarme la historia
detrás de cada “cuerpo”. Me detengo: ¿qué sé yo de ellos?
¿cómo puedo hablar yo por ellos? ¿Qué hago escribiendo este
ejercicio banal y egocéntrico? (la ciudad se derrumba y yo
cantando).
22 de noviembre
23 de noviembre
Todas las bolsas de nailon que el viento levanta y
bailan se van a la costanera. Yo me las quedo mirando,
horas, como los hijos bobos de La gallina degollada que
están sentados babeando en un muro.
–¿?
25 de noviembre
26 de noviembre
26 de noviembre, de noche
28 de noviembre
1 de diciembre
…
No puedo escribir sobre J.
2 de diciembre
A mí sí.
Mentira.
8 de diciembre
No lo busques en internet.
No lo busques en internet.
…
Autoreverse
(Esta nouvelle fue publicada por primera vez con el título “La memoria es un sitio
solitario”, en la editorial de autoedición Espai Literari y gracias a un proyecto de
micromecenazgo de Verkami)
A Pablo Stoll
“Cuando nos presentaron –hoy se llama
Roberto- comprendí que el pasado no tiene
tiempo y el ayer se junta allí con la fecha
de diez años atrás.”
…
Yago había sido su amigo, así, en un pasado compuesto,
lejano y acabado. En teoría, su muerte no la dejaba sola de
él, pues ya hacía tiempo que no existían el uno para el
otro. Pero ahora que Yago tiene fecha final, se ha
convertido en el conjunto de su vida. El tiempo ha dejado
de existir. Dicen que a un libro o a una película no hay
que ponerles título hasta que están acabadas. Ahora Yago
estaba muerto y de repente le llovían los obituarios, como
si por tener fecha final la vida de una persona pudiera
resumirse en cuatro adjetivos. Alejandra se rebela contra
los homenajes ajenos pero no deja de sonar en su mente una
cursi elegía. Es un cine oscuro, en la pantalla están
pasando los créditos y suena He was a friend of mine. Pero
hay algo que no cuadra: en los fotogramas que se suceden al
compás de la melosa música de fondo el que aparece no es
Yago, es Diego.
“The stars are not wanted now/ put out every one/ pack
up the moon and dismantle the sun.”
Ya estoy yo otra vez con mis citas. Dice el cliché que
una mujer debería venir con manual de instrucciones: yo
debería venir con bibliografía. Así como mi padre no
entendía el inglés, nadie puede entender mis fotos. Por lo
primero, me hice traductora. Por lo segundo, me tendría que
hacer novelista. Quisiera obligarlos a todos a leer todos
los libros que yo leí, a escuchar todos los discos, a ver
todas las películas. Ni aún así entenderían. Nadie entiende
nada, solo Diego. De las tres fotos que tengo con él, dos
son en el aeropuerto y una en mi fiesta de despedida.
También tengo una que me mandó a Canadá: la sacó Yago. En
todas me estoy yendo, o directamente no estoy. La quinta es
de él cuando era niño, en la playa Pocitos. ¿Por qué tengo
una foto de él cuando era niño?
IMAGINA: SICILIA, 1922
Quiero hablar en primera persona y no puedo. Ni
recurso literario rudimentario, ni trastorno esquizoide, ni
biografía encubierta ni nada de nada. Es que estoy
escudriñando por la mirilla del tiempo y por más que porfíe
y porfíe, esa que veo no soy yo.
-Vamos al living.
…
Ale nunca se atrevió a preguntarle a su abuela si se
había casado virgen. En lugar de eso, le pedía una y mil
veces que le contara cómo se habían conocido ella y su
abuelo. Era capaz de ver las miradas, las bajadas de
pestañas, las mariposas en la barriga de la escena
transcurrida en las calles de San José hacía cincuenta
años. Una escena casta, cargada de promesas, que volvía a
transcurrir una y mil veces en la memoria de la abuela, en
cuyo vientre revoloteaba ahora el recuerdo de las mariposas
y algo nuevo. La satisfacción de compartir el recuerdo con
su nieta. Liberada ya del entusiasmo de la promesa,
habitando a sus anchas un mundo sin afán, donde las
expectativas sólo podían ya ser recordadas.
-No, no es lo mismo.
-¿?
-¿Tenés un cigarro?
Ale le hizo que sí con la cabeza.
–Ya bajo.
…
Diego se regodeaba en el mundo cotidiano –en la abuela
que miraba el show de variedades en la tele, en el portero
que era capaz de calcar al milímetro su mismo comentario
banal, día tras día durante cinco años. No era un tipo
especialmente gracioso. Era brillante. Un genio para
saborear en privado. Atractivo. Y, otra vez, no como un
chico popular, sino sugestivo, de una sensualidad profunda,
penetrante, rayana en lo insondable. Alejandra lo miraba y
se abría la tierra que pisaba, no podía parar de mirarle
los labios, una daga le abría el pecho desde la garganta
hasta la pelvis. Adiós afán de control.
Una foto por día. Me estoy sacando una foto por día,
con la webcam. “Pues esto es la vida,/ este aullido, este
clavarse las uñas / en el pecho, este arrancarse / la
cabellera a puñados , este escupirse / a los propios ojos,
sólo por decir, / sólo por ver si se puede decir: / "¿es
que yo soy? ¿ verdad que sí ? / ¿no es verdad que yo existo
/ y no soy la pesadilla de una bestia?"
-¿Y?
Sonia no dijo nada y siguió lavando. Alejandra pensó
que no la había oído.
- ¿Cómo estás? ¿Qué te dijo? ¿Ya tenés panza?
Y entonces sí, la miró. Y le dijo algo que a Alejandra le
costó un buen rato comprender:
-Me-lo-sa-qué.
-Hola Loquito.
-¿Alejandra?
-¡Síííí!
Momento de silencio.
-Son las tres de la mañana.
-¿Te desperté?
-Ya no importa.
-Ay, mierda ¿estabas con alguien? Perdón.
-Ya no importa.
-Perdón, en serio, no se me ocurrió… es que me moría por
hablar con vos.
-Te escucho.
-No, contame vos. Contame algo.
C-o-n-t-a-m-e-a-l-g-o
-Ale, ¿no se te ocurrió que yo puedo tener una vida? Me
llamás a las tres de la mañana y no es para decirme nada (y
no es para decirme que lo mandás todo al carajo, no es para
pedirme que te espere).
-Perdón (Perdón, perdón, perdón).
-“Las ex novias solo te llaman cuando están deprimidas”.
-¿Qué?
-Nada. Te escucho.
Ale se enoja.
–No estoy deprimida, estoy genial. Vos y tus cancioncitas.
Solo un poco borracha.
-Ale, tengo que cortar.
-¡Nooo!
-Ale, estoy con alguien. Si no tenés nada que decirme voy a
cortar.
–¿Puedo pasar?
Ni se te ocurra volver.
La madre le dice:
…
No lo entendió. El casete. No lo entendió. ¿Cómo puede
uno no entender un casete que dice “si te querés arrepentir
y querés saber cuándo, ahora es el momento, dame la mano,
tomá partido y mandá todo al carajo”. Pero no lo decía
Diego, lo decía Nick Cave. Y Ale sabía que el arte no era
la realidad. Es ahora que no lo sabe.
D de deletreámelo
F de fantasma
S de suicidio
M de marioneta
Ye de ya no estoy allí.
-¿Querés agua?
-Sí, gracias.
Pero no es verdad.
-¿Querés agua?
-Sí, gracias.
---
EPÍLOGO: YAGO
Todos nos aferramos a nuestros recuerdos chiquitos, a
nuestros espacios íntimos, a la memoria que habitamos solo
con vos. Leo el comentario de una piba que dice que le
regalaste un libro de Carver. Otro, que recuerda cómo
juntos en Buenos Aires se cagaron en una novelita de
Fuguet. Sonrío. A mí también me pareció deleznable. Yo
también te lo parecería pero me importa una mierda porque
nada me gustaría más que oírtelo decir. Primero, el pop de
la pitada al cigarro y luego –Marianafont, esto es
horrible. Y al explayarte, el pie sacudiéndose nervioso, la
mano dibujando dos rápidos círculos en el aire, pasando un
momento por la nuca, volviéndose a mover.
Ahí están los que una vez se cruzaron con vos, como yo
me crucé con Esther antes de que la mataran en Tulum. Todos
aferrándose a sus pequeñas anécdotas, a sus ínfimos
momentos de conexión. Esos instantes que habitaban el limbo
de los momentos eternos sin mayor simbología y que ahora
adquieren a la vez relevancia y opacidad. Porque ahora
están fuera de foco, borrosos. Inasibles. Los que quedamos
vivos, gritando –No estoy loco, es cierto, yo estuve ahí,
si no me creen pregúntenle a….
Prólogo
Visitas
Urgencias
Oportunidad de negocio
El efecto abrasivo
Volver
Ratos robados
Impurezas
Noviembre
Compostura
Moscas
Ya está aquí
Unplug
El tiempo no existe
Autoreverse (nouvelle)
Gracias
“Lo que no se dice, y quiere decirse, acaba siendo dicho de
las maneras más extrañas”, escribe Mariana Font en
Autoreverse, el excepcional espacio donde la urgencia de
narrar encuentra insólito acomodo. Con una prosa a un
tiempo diáfana e inquietante, aborda situaciones cotidianas
en las que de golpe se insinúa lo Otro y un insólito doblez
altera el destino. Estos cuentos tratan de lo que sucede
mientras suceden otras cosas, “entre la vida y el relato de
la vida”.
Reflexión sobre la fragilidad física y emocional, las
manías, las frustraciones y el inagotable enigma de tener
seres queridos, Autoreverse es un viaje sutil y apasionado
al país de la memoria, donde los hechos dependen menos de
sí mismos que de la forma en que son recordados.