Blancanieves PDF
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CUENTOS
PARA LEER Y
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Blancanieves
GUIÓN E ILUSTRACIONES: ESTUDIO FÉNIX
ÉRASE UNA VEZ un reino muy
lejano. Allí vivía una princesa, de
piel blanca como la nieve, labios
rojos y cabello oscuro.
Se llamaba Blancanieves.
La Reina tenía un espejo mágico que no podía decir mentiras. Cada día
se miraba en él y le preguntaba:
—Espejo, espejito, reliquia prodigiosa, ¿quién es en la región la más
hermosa?
A lo que el espejo respondía:
—Reina poderosa, sin duda vos sois la más hermosa.
Pero un día, el espejo respondió:
—Reina poderosa, sois hermosa sin más, pero Blancanieves lo es mil
veces más.
Y entonces la Reina empezó a envidiar y a odiar a Blancanieves.
Un día, la Reina llamó a un cazador leal y le dijo: El cazador llevó a Blancanieves a lo más profundo del bosque. Pero
se apiadó de ella y la dejó marchar, diciéndole que nunca debía volver.
—No quiero volver a ver a Blancanieves.
Acaba con ella y tráeme su corazón como prueba. El cazador le llevó a la Reina el corazón de un jabalí como prueba.
Blancanieves huyó por el bosque, hasta que llegó a un claro donde
encontró una preciosa casita.
Dentro de la casita todo era hermoso y agradable. La mesa estaba
servida con siete pequeños platos, y también había siete camitas.
Blancanieves comió un poquito de cada plato y bebió un poquito de cada
vaso, y luego se echó en una de las camitas para dormir un poco.
Al caer la noche, volvieron a la casita los siete enanitos que vivían allí
y se llevaron un gran susto.
—¿Quién se ha sentado en mi taburete? —preguntaba uno.
—¿Quién ha comido de mi plato? —decía otro.
Hasta que encontraron dormida a Blancanieves.
A la mañana siguiente, cuando despertó, Blancanieves les contó
su historia a los enanitos, y ellos le propusieron que se quedara allí.
Así fue como cada mañana, temprano, los siete enanitos iban a trabajar
a su mina y, al regresar al anochecer, encontraban la casa arreglada,
la mesa puesta y a Blancanieves recibiéndoles con alegría.
Algún tiempo después, la Reina le hizo su pregunta de siempre al espejo.
Y este respondió:
—Reina poderosa, sois hermosa sin más, pero Blancanieves lo es mil
veces más.
¡Qué disgusto se llevó la Reina!
Pronto descubrió que Blancanieves vivía en el bosque con los enanitos,
así que se puso a trabajar día y noche hasta crear una manzana, roja
y brillante, que contenía un terrible veneno.
Disfrazada de anciana, la Reina fue a casa de los enanitos y le ofreció
la manzana a Blancanieves.
—No puedo aceptarla, señora. Los enanitos me han dicho que no abra
la puerta y que no acepte nada de nadie.
—¡Pero si es solo una manzana! —se rio la Reina.
Blancanieves la aceptó, pero en cuanto le dio un mordisco,
cayó desmayada.
Al volver a casa, los enanitos se llevaron un gran disgusto. Blancanieves
parecía dormida, pero no respiraba. Pusieron su cuerpo en una caja de
cristal, que protegían los animales del bosque.
Un día, pasó por la zona un Príncipe que iba de caza por el bosque.
Cuando los enanitos le explicaron la historia de Blancanieves, se enamoró
de esa hermosa princesa dormida.
El Príncipe pensó en dar un beso a la hermosa joven. Pero al levantarla,
el trozo de manzana que Blancanieves había mordido cayó de su
garganta, y ella recobró el sentido.
El Príncipe llevó a Blancanieves a su reino, y ambos prepararon su boda Y la malvada Reina, un día, recibió esta respuesta de su espejo:
con mucha ilusión.
—Reina poderosa, sois hermosa sin más... ¡Pero la Reina Blancanieves
lo es mil veces más!
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