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V FRIES Lorena El Instituto de Derechos Humanos

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El Instituto Nacional de Derechos Humanos Este artículo se encuentra

en Chile y sus desafíos para avanzar hacia disponible para su


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una visión integral en el discurso y práctica www.anuariocdh.uchile.cl

de los derechos humanos en Chile

Lorena Fries Monleón


Abogada y Licenciada en Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Chile, Máster en Derecho Internacional
de los Derechos Humanos de la Universidad de Oxford. Directora del Instituto Nacional de Derechos Humanos.
lfries@indh.cl

RESUMEN SUMMARY

Los mecanismos nacionales de promoción y pro- When they are set up, domestic mechanisms that
tección de los derechos humanos no solo deben promote and protect human rights need to not
lidiar, cuando se crean, con temas propios de la only deal with issues of management and insti-
gestión y posicionamiento institucional de un nuevo tutional positioning that all new organisms face,
órgano, sino que también con el contexto en el they must also deal with the context into which
que se insertan y con la historia que les precede they are inserted and with the history that precedes
en materia de derechos humanos. En este sentido them in matters of human rights. It is within this
el Instituto Nacional de Derechos Humanos se framework that the National Institute of Human
fijó para un primer período enfrentar tres tipos de Rights set as a goal for its first term the addressing
cuestiones que, desde el punto de vista discursivo of three sets of issues that, from a discursive and a
y práctico, limitan una visión integral de los dere- practical standpoint, limit an integrated vision of
chos humanos en Chile: la dificultad que ha tenido human rights in Chile: the difficulty faced by Chile
Chile para incorporar el derecho internacional de to incorporate international human rights law in
los derechos humanos en un contexto de globa- the context of globalization; the existing tension
lización; la tensión entre la experiencia histórica between the historical experience of human rights
vivida por los chilenos/as durante la dictadura lived by Chileans during the dictatorship and the
frente a la necesidad de ampliar el campo de need to widen the field of the promotion and
promoción y protección a derechos humanos en protection of human rights under democracy; and
democracia; y la ausencia de una reflexión amplia the absence of a broad understanding of human
sobre los derechos humanos que dé cuenta de su rights that takes into account their indivisibility and
indivisibilidad e interdependencia en el marco de interdependence within a discursive framework that
un discurso que niega el carácter de derechos a los denies the validity of economic and social rights
económicos y sociales y que toma poco en cuenta as rights and that fails to significantly take into ac-
la mirada más moderna del principio de igualdad count a modern view of the principle of equality
y no discriminación orientada a la protección de and non-discrimination that is geared towards the
los grupos estructuralmente discriminados. protection of structurally discriminated groups.
Palabras clave: Chile – Instituto Nacional de Derechos Key words: Chile – National Institute of Human
Humanos – Derecho Internacional de los Derechos Rights – International Human Rights Law
Humanos

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Introducción
El Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) –creado en diciembre de 2009 y constituido
oficialmente en julio de 20101– es la primera piedra de lo que debiera constituir una red institu-
cional de promoción y defensa de los derechos humanos en Chile. En su creación se conjugan
tanto la decantación del proceso de verdad, justicia y reparación que asumió el Estado de Chile
a propósito de los crímenes cometidos durante la dictadura, como la creciente legitimidad de
los procesos internacionales de protección de los derechos humanos que tempranamente enten-
dieron la necesidad de contar con mecanismos nacionales públicos dedicados a cooperar en la
promoción de derechos y/o a denunciar situaciones de abuso y vulneración de los mismos por
parte del Estado.
El Informe de Verdad y Reconciliación2 y el Informe Nacional sobre Prisión Política y Tortura3
en su momento recomendaron, como parte de la garantía de no repetición, la creación de una
institucionalidad que contribuyera a evitar que situaciones de masiva violación a los derechos
humanos volvieran a ocurrir, y a generar una cultura en la que el umbral de respeto a la dignidad
de las personas fuera mucho más amplio y más alto de lo que fue en el período entre 1973 y
1990. Por su parte, la comunidad internacional a través de la adopción de los Principios de París4,
sentó las bases para que los mecanismos nacionales, fueran defensorías del pueblo, comisiones
de derechos humanos o institutos, se conformaran de acuerdo a mandatos de promoción y pro-
tección lo más amplios posibles que permitieran abordar desde la autonomía de los poderes del
Estado todas las eventuales situaciones de vulneración de derechos. En todo caso, el mérito de
la existencia del INDH se debe en gran parte al trabajo que realizaron, tanto a nivel nacional
como internacional, las organizaciones de derechos humanos, las que lograron que los órganos
supervisores del cumplimiento de los tratados de derechos humanos5 mantuvieran en el tiempo
su preocupación por la inexistencia de una institucionalidad que velara de manera integral por
el respeto y dignidad de las personas, obligando al Estado chileno, finalmente, a la aprobación
del proyecto de ley que lo creaba.
Así, más que una evaluación sobre los avances del INDH en su aún reciente proceso de instalación,
este artículo busca dar cuenta de las principales reflexiones que surgen en torno a los derechos
humanos en Chile a propósito de su creación y quehacer, y que constituyen a la vez desafíos
para la consolidación y legitimidad de esta nueva entidad pública y autónoma encargada de la
promoción y protección de los derechos humanos en Chile.

1 Ley No. 20.405 del Instituto Nacional de Derechos Humanos. Ministerio Secretaría General de la Presidencia, República
de Chile, 10 de diciembre de 2009. En adelante “Ley No. 20.405”. El acto constitutivo de creación del INDH se realizó
el 20 de julio de 2010. [en línea] <http://www.indh.cl/resena-institucional/historia> [consulta: 5 abril 2012].
2 Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación. Volumen I, Tomo II, Cuarta Parte, Capítulo 1, letra B.
Santiago: 1990, p. 1270.
3 Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura. Capítulo IX “Propuestas de Reparación, Medidas
Institucionales”. Santiago: 2006, p. 632.
4 Comisión de Derechos Humanos. “Principios Relativos a las Instituciones Nacionales”, Anexo a la Resolución 1992/54
sobre Instituciones nacionales de promoción y protección de los derechos humanos. Adoptada el 3 de marzo de 1992.
49º Periodo de Sesiones. Ratificados por la Asamblea General de Naciones Unidas por la Resolución 48/143 de 20 de
diciembre de 1993.
5 Ver entre otros: Comité de Derechos Humanos. Observaciones finales del Comité de Derechos Humanos: Chile. 17 de
abril de 2007. CCPR/C/CHL/CO/5; Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observaciones finales del
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales: Chile. 26 de noviembre de 2004. E/C.12/1/Add.105; Comité
de Derechos del Niño/a. Observaciones finales del Comité de los Derechos del Niño/a: Chile. 18 de febrero de 2008.
CRC/C/OPSC/CHL/CO/1.

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El Instituto Nacional de Derechos Humanos en Chile y sus desafíos para avanzar hacia…, Lorena Fries Monleón / pp. 165-171

1. Globalización y derechos humanos


El campo de los derechos humanos se inaugura en el marco de los Estados nacionales y como un
proceso de creciente internacionalización que encuentra su momento máximo en la adopción
de la Carta de Naciones Unidas6 y la Declaración Universal de los Derechos Humanos7. Frente
a las graves situaciones de atropello a la dignidad humana que conmocionaron a la humanidad a
propósito de la Segunda Guerra Mundial, los Estados del mundo, junto con crear la Organización
de las Naciones Unidas, consensuaron un catálogo de aspiraciones que a partir de entonces
deberían ser garantizadas por los Estados miembros de la Carta. Con ello se buscaba asegurar a
todas las personas que, independientemente del lugar, tiempo y cultura, semejantes atrocidades
no volvieran a suceder y que, por sobre todas las cosas, el centro de toda comunidad organizada
era la persona y su dignidad. Esta vocación universal con que nacen los derechos humanos y
que se desarrolla desde mediados del siglo XX en adelante, alteró radicalmente la forma en que
los Estados venían relacionándose, en tanto ya no eran los únicos sujetos del derecho internacio-
nal. En efecto, a través de convenciones y resoluciones, incluidas las sentencias de organismos
jurisdiccionales de carácter internacional, se consolidó un sistema que sobrepasaba las fronteras
nacionales para brindar protección a las personas, sobre la base de que no siempre el Estado
podía o quería atender situaciones de violación a los derechos humanos.
Durante el período más intenso de desarrollo y consolidación del sistema internacional y regional
de protección a los derechos humanos, Chile vivía en dictadura y era conocido en el mundo por
las masivas y generalizadas violaciones a los derechos humanos de miles de personas. Justamente,
a propósito de dichas violaciones se incorporan al sistema de Naciones Unidas procedimientos
especiales como las Relatorías que permitirían, frente a situaciones que requerían atención es-
pecial, adoptar decisiones de manera más ágil y oportuna. Mientras el mundo se globalizaba en
materia de derechos humanos, Chile se alejaba de este proceso, al no adherir a la dinámica de
desarrollo de la comunidad internacional en esta materia y estar permanentemente cuestionado
por la misma.
Mientras tanto, el régimen militar buscaba refundarse y legitimarse a través de la adopción de la
Constitución Política de 1980 que establecía, además de un modelo de organización política que
abría el camino a la democracia, un conjunto de garantías y libertades fundamentales mínimos
acordes con la noción de Estado de Derecho. El constitucionalismo chileno se desarrolló enton-
ces de espaldas al derecho internacional, pues o bien no lo consideraba, o bien lo incorporaba
residualmente. La apertura y la búsqueda de coherencia y complementariedad entre ambos
campos jurídicos son relativamente recientes en la práctica, si bien la reforma constitucional que
incorpora explícitamente los tratados internacionales de derechos humanos data de principios
de la transición a la democracia8. Esta brecha entre uno y otro campo ha sido justificada desde
posturas que ponen en el centro la soberanía nacional, o en una visión más moderna, desde un
discurso que invoca la prioridad que debe otorgarse a la deliberación democrática en el proceso
de incorporación al derecho interno del derecho internacional de los derechos humanos. Esta
última visión es ciertamente compartida por los propios sistemas internacionales de protección
de los derechos humanos, pero de forma más limitada a la que se invoca por parte de quienes

6 ONU. Carta de las Naciones Unidas. Adoptada el 24 de octubre de 1945.


7 ONU. Declaración Universal de los Derechos Humanos. Adoptada el 10 de diciembre de 1948.
8 Se trata de la reforma que incorpora la actual redacción del artículo 5º, inciso 2º de la Constitución Política, por la
que se estableció que “El ejercicio de la soberanía reconoce como limitación el respeto a los derechos esenciales que
emanan de la naturaleza humana. Es deber de los órganos del Estado respetar y promover tales derechos, garantizados
por esta Constitución, así como por los tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes”.
Ley No. 18.825 que Modifica la Constitución Política de la República de Chile, 17 de agosto de 1989.

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buscan restringir la incorporación del derecho internacional de los derechos humanos al derecho
chileno. En todo caso estas posturas esconden en muchos casos una profunda desconfianza hacia
aquello que alguna vez fue amenazante para el proceso político chileno. Así es como este debate
se mantuvo al margen de las aulas chilenas durante casi dos décadas. Incluso hoy, en Chile, la
inclusión del derecho internacional de los derechos humanos sigue siendo mayoritariamente
objeto de cursos electivos o no centrales en la malla curricular en las facultades de derecho9, no
existen postgrados específicos en estas materias, y todo ello se ve reflejado en la monocromía de
los debates jurídicos que informan el debate público en torno a estos temas.
El contexto chileno de los años 70 y 80 en definitiva, marcó un desarrollo restrictivo en la doctrina
de los derechos humanos que constituye aún hoy una limitante en la comprensión jurídica de los
mismos. El INDH debe asumir este desafío en términos de su accionar constituyéndose en una
bisagra a través de la cual lograr mayores grados de inclusión del derecho internacional, tanto
en la formación jurídica y la capacitación a funcionarios públicos, como en la aplicación del
derecho, a los fines de contribuir a que el Estado cumpla satisfactoriamente con sus obligaciones
jurídicas. Cabe resaltar que, si bien aún de manera incipiente, se han creado centros académicos
que tienen como desafío principal en esta materia una mayor articulación entre ambos campos del
derecho. También los tribunales de justicia desde hace ya unos cuantos años han contribuido de
manera sustantiva a la elaboración de una dogmática jurídica que amalgame en su razonamiento
dichos campos normativos en materia de derechos humanos.

2. Pasado y presente en los derechos humanos


La percepción y conocimiento de la ciudadanía respecto de sus derechos guarda directa relación
con la experiencia histórica de vulneración de derechos que padeció un enorme número de
personas durante la dictadura. Respecto de crímenes como las ejecuciones arbitrarias, las des-
apariciones forzadas, la tortura y la prisión política, se ha configurado el acervo ciudadano de
los derechos humanos y aquello que es inviolable en un régimen democrático. De acuerdo a una
encuesta nacional realizada por el INDH10 más de un 80% opina que en el pasado se violaron
gravemente los derechos de las personas, sin embargo, dicha opinión coexiste con un alto grado
de desconocimiento respecto de la especificidad de otros derechos.
El modelo de transición a la democracia ha tenido gravitación en esta percepción puesto que
durante los distintos gobiernos de la Concertación el acento en materia de derechos humanos
estuvo puesto –comprensiblemente– en avanzar en materia de verdad, justicia –en la medida de
lo posible– y reparación, dificultándose la articulación de un discurso más amplio en materia
de derechos. En la práctica estatal, esto se vio expresado inicialmente en la constitución de las
Comisiones de Verdad, el Programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior y otros
programas en ministerios sectoriales encargados de implementar las políticas de reparación.
Dicha situación tiene su correlato en la fragmentación del movimiento de derechos humanos en
cuyo interior coexisten, por una parte, organizaciones históricas en la defensa de las víctimas de
los crímenes cometidos durante la dictadura y, por otra, las organizaciones que han asumido la
promoción y defensa de derechos ligados a los temas de igualdad y no discriminación, de medio
ambiente y de derechos económicos, sociales y culturales.

9 Ver al respecto INDH. Actas del Seminario Internacional “Universidad y Derechos Humanos”. Santiago: INDH, 2011.
[en línea] <http://www.indh.cl/libro_seminario_universidad_ddhh.pdf> [consulta: 7 abril 2012].
10 Instituto Nacional de Derechos Humanos. Primera Encuesta Nacional de Derechos Humanos. Santiago: INDH, 2011.
[en línea] <http://www.indh.cl/pdf/Encuesta%20D.H.web.pdf> [consulta: 5 abril 2012].

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Así, las coordenadas de pasado y presente en materia de derechos humanos han operado como
una división entre las organizaciones de derechos humanos en el discurso y en la acción, en
relación a la gama de derechos en torno a las que trabajan unos y otros. Esto ha ido en perjuicio
de una mirada de continuidad e integralidad de los derechos humanos. Se puede destacar como
excepción el trabajo de la Comisión Ética contra la Tortura, la que ha articulado a organizaciones
que fundamentalmente han trabajado en torno a las víctimas de tortura en el pasado, pero que
denuncian en el presente este tipo de situaciones. También es el caso de Corporación Humanas
la que, siendo una ONG reciente, ha promovido una mirada de género sobre la tortura durante
el régimen de Pinochet y ha judicializado los primeros casos de violencia sexual como tortura
en el caso de mujeres víctimas de prisión política.
De esta forma, a pesar de que el contexto difiere radicalmente del pasado, temas como la tortura,
la violencia policial, la libertad de expresión y/o de reunión, pueden ser traídos al presente desde
la experiencia y conocimiento acumulados en dicho pasado. Al revés, los temas relacionados con
la discriminación por razones de género, de etnia u otras, pueden dar una nueva dimensión al
relato sobre las violaciones del pasado, afianzar en la actualidad la necesidad de superarla ambas,
y dotar de continuidad histórica el discurso y práctica de los derechos humanos.
Esta división producto de la experiencia histórica que vivieron los chilenos/as constituye un segundo
desafío para el INDH, dado que una visión integral de los derechos humanos no puede priorizar
un campo de derechos por sobre otro, o asumir aisladamente las experiencias que los distintos
contextos van imponiendo a los discursos y prácticas de derechos humanos. Se trata por lo demás
de una ecuación que contempla la ley que crea al INDH y en la que explícitamente se hace
referencia, a propósito de sus diferentes funciones, tanto al legado de violaciones a los derechos
humanos del pasado como a las situaciones que en el presente afectan el respeto y garantía de
dichos derechos11. La legitimidad del INDH de cara al movimiento de derechos humanos y a la
ciudadanía en general, se juega en la capacidad que tenga en su rol de promoción y protección
de contribuir al diálogo y retroalimentación entre dicho pasado y el presente.

3. Interdependencia e indivisibilidad de los derechos humanos


El desarrollo de los derechos humanos ha pasado de cubrir ámbitos de derechos de alcance
general, como los derechos civiles y políticos y los derechos económicos, sociales y culturales,
a su redefinición a partir de procesos concretos de reconocimiento y protección de derechos
impulsados por colectivos específicos que han vivido históricamente discriminación y violencia.
En una primera etapa, este desarrollo se vio limitado por la Guerra Fría que contribuyó a marcar
una distinción entre los llamados derechos civiles y políticos y los derechos económicos, sociales
y culturales. En un contexto de hegemonías bipolares se identificó el Pacto de Derechos Civiles y
Políticos (PIDCP)12 con la tradición liberal que tenía como eje al individuo y la libertad, y al Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC)13 con las prioridades del
mundo socialista, esto es, con un énfasis en las condiciones de vida materiales que debía garan-
tizar el Estado. No obstante, la vocación inicial de Naciones Unidas por contar con un solo pacto
que desarrollara en concreto el conjunto de derechos enunciados en la Declaración Universal
de Derechos Humanos se mantuvo en el tiempo, logrando que, caído el muro y en el marco de

11 Ver el artículo 3 de la Ley No. 20.405.


12 Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Adoptado el 16 de diciembre de 1966 y entrada en vigor el 23 de
marzo de 1976.
13 Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Adoptado el 16 de diciembre de 1966 y entrada
en vigor el 3 de enero de 1976.

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la Conferencia Mundial de Derechos Humanos de 199314, los Estados afirmaran la integralidad


de los derechos y, por tanto, la obligación de respetar y garantizar en igual medida los derechos
reconocidos en ambos pactos.
Es efectivo, en todo caso, que hay diferencias entre un pacto y otro, pero estas tienen relación con
el carácter progresivo de los derechos económicos y sociales y no con su cualidad de derechos
que como tal generan obligaciones. Así, mientras en el Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos se señala que los Estados se obligan a adoptar todas las medidas legislativas, adminis-
trativas y de cualquier otra índole para la concreción de estos derechos, en el Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales se establece que el Estado se compromete “hasta
el máximo de los recursos de que disponga, para lograr progresivamente, por todos los medios
apropiados, inclusive en particular la adopción de medidas legislativas, la plena efectividad de los
derechos aquí reconocidos”15. La progresividad a la que se alude está ligada a las posibilidades
concretas del Estado para avanzar en la garantía y respeto de dichos derechos. No obstante, de
acuerdo al Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales –el órgano supervisor de este
pacto–, dicha progresividad no puede eludir tres obligaciones: la de avanzar hacia su realización;
la de no regresividad y finalmente la de no discriminación. Todas ellas son obligaciones inmediatas
para los Estados que ratificaron el Pacto16.
No ha sido fácil, sin embargo, superar la división que afectó la garantía de estos derechos. Por
una parte, en el sistema universal de protección de los derechos humanos, el PIDESC no cuenta
aún con un procedimiento de denuncias o peticiones individuales que igualen su condición con
su par, el PIDCP. Así mismo, a nivel regional y a pesar de la adopción del Protocolo San Salvador
en el año 198817, este tratado no entró en vigencia sino hasta el año 1999. Ello ha obligado a los
organismos internacionales y a las organizaciones de derechos humanos a activar una vía indi-
recta para garantizar estos derechos, recurriendo a derechos como la vida, la integridad física, la
igualdad y la no discriminación en relación a la afectación de un derecho económico o social.
El resultado jurisprudencial ha reforzado en el tiempo la visión interdependiente e indivisible de
los derechos humanos.
En Chile, los derechos económicos y sociales no gozan de un adecuado reconocimiento y protec-
ción. Por un lado, y si bien hacen parte del catálogo de derechos constitucionales, su formulación
no cubre todos los aspectos que requiere su pleno goce y ejercicio. El énfasis en el acceso por
sobre los requisitos de disponibilidad, adaptabilidad, aceptabilidad y no discriminación18, sumado
a las limitaciones que presenta el recurso de protección en esta materia19, dan cuenta de un Estado

14 Conferencia Mundial de Derechos Humanos. Declaración y Programa de Acción de Viena. 12 de julio de 1993. A/
CONF.157/23.
15 Artículo 2 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, op. cit.
16 Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación General No.3. La índole de las obligaciones de
los Estados Partes (párrafo 1 del artículo 2 del Pacto). Diciembre de 1990. U.N. Doc. E/1991/23.
17 OEA. Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales. Adoptado el 17 de noviembre de 1988 y con entrada en vigor el 16 de noviembre de 1999.
18 Estos cuatro principios (disponibilidad, adaptabilidad, aceptabilidad y no discriminación) se han asentado como los
criterios para analizar el debido respeto y garantía de los derechos económicos, sociales y culturales a nivel internacional.
Ver por ejemplo: Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación General 13. El derecho a la
educación (artículo 13 del Pacto). Noviembre de 1999. U.N. Doc. E/C.12/1999/10 (1999).
19 El recurso rápido y sencillo frente a la vulneración de garantías constitucionales en Chile se conoce como recurso de
protección y está establecido en el artículo 20 de la Constitución Política. Este artículo, sin embargo, excluye de su
ámbito de protección a importantes derechos económicos, sociales y culturales, como el derecho a la educación, el
derecho a la seguridad social, e importantes aspectos del derecho al trabajo y del derecho a la salud, entre otros. Ver
artículos 19 y 20 de la Constitución Política de la República de Chile.

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poco garantista en esta materia. A ello se suma que en Chile existe una crítica académica y po-
lítica que desconoce los avances que en esta materia ha hecho la comunidad internacional. No
obstante, en los últimos años ha habido un ejercicio jurisprudencial por vía indirecta en relación
a derechos como la salud y a la educación20.
En esta materia al igual que en las anteriores, el INDH, tanto en su discurso como en sus acciones
–ya sea a través de la promoción de reformas constitucionales o legales que contribuyan a dotar
de un marco de protección legal a estos derechos, o de las acciones judiciales que pudieran ejer-
cerse en función de sus atribuciones–, tiene el rol de relevar las obligaciones que tiene el Estado
en esta materia de manera de extraerlas de un registro que las ubica como simples prestaciones
o servicios del Estado, en particular para la población más vulnerable. En efecto, más allá de las
limitaciones constitucionales actuales y dada la incorporación de los tratados internacionales de
derechos humanos a la legislación nacional –que incluye la competencia de los órganos super-
visores para establecer el alcance de cada derecho–, se trata de derechos de la misma jerarquía
que aquellos que se reconocen como derechos civiles y políticos.
Por otra parte, el salto de tratados generales hacia convenciones particulares que tienen como
punto de partida sujetos titulares de derechos específicos –mujeres, niños/as, migrantes, personas
con necesidades especiales, etc.– constituye un punto de inflexión en el derecho internacional de
los derechos humanos que ha tenido un impacto fundamental en el desarrollo de las legislaciones
domésticas que reconocen y buscan superar situaciones de discriminación que afectan a dichos
grupos. Han permitido, de la mano de las reivindicaciones de los diferentes movimientos sociales
nacionales y globales, reconocer realidades que de otra manera hubieran quedado invisibilizadas
tras el paradigma liberal que marcó el origen de los derechos humanos. Así, desde una concepción
formal de la igualdad se ha transitado hacia una noción que apunta a lograr resultados, esto es, a
que en la práctica se erradiquen las discriminaciones que afectan a determinados sectores de la
población, a través de medidas afirmativas y de una redistribución efectiva de poder y de recursos.
En Chile, este cambio no es evidente y los avances que se han producido en estos últimos 20
años han sido más el producto del impulso e impacto de las agendas globales en materia de no
discriminación, que de procesos sociales y políticos internos. En efecto, si bien el reconocimiento
de nuevos derechos y su protección son o debieran ser el producto de la interacción entre los
procesos internos e internacionales en esta materia, gatillados por un amplio debate en torno a
las distintas visiones que conviven en la sociedad, lo cierto es que hay déficits en la democracia
chilena para que las reivindicaciones del mundo social se traduzcan a claves políticas. Este último
año y medio es quizás una prueba de ello y de la necesidad de propiciar mayores espacios de
debate y participación. Es bueno recordar una vez más que los avances en derechos humanos
inevitablemente implican ruptura del statu quo y que ello, lejos de constituir una amenaza para
la democracia, la fortalece y profundiza.
En suma, el INDH, más que liderar procesos sociales, cuestión que no es su rol, debe ser capaz
de ampliar las fronteras del debate asegurando el pluralismo necesario para fortalecer los proce-
sos de deliberación democrática, concurriendo con voz propia a dicho debate en el marco del
mandato que le impone la ley, esto es, con opinión fundada en el acervo nacional e internacio-
nal que brinda el marco de derechos humanos, de manera de contribuir al cumplimiento de las
obligaciones jurídicas que tiene el Estado en esta materia.

20 En particular, a partir del derecho a la propiedad privada se ha logrado proteger a las personas en contra de las alzas
de los planes de salud de las instituciones privadas de salud previsional (ISAPRES). También se ha logrado proteger a
estudiantes de ser expulsados de los colegios argumentando un derecho de propiedad sobre la matrícula escolar que
se vería vulnerado por la expulsión.

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