La Herencia Filosófica de San Pablo
La Herencia Filosófica de San Pablo
La Herencia Filosófica de San Pablo
No necesitas elevar tus manos al cielo, ni rogarle nada al custodio del templo.
Dios está cerca de ti, contigo está, está dentro de ti, no hay hombre bueno sin
Dios, ¿por ventura puede uno levantarse sobre la fortuna si Él no le ayudare? En
cualquiera de los hombres buenos habita Dios. Por la fe todos son hijos de Dios.
Los hombres son hermanos cuando Dios es aceptado como padre, el vínculo
entre los cristianos no es de raza, patria, condición social o conveniencia, sino el
amor en su doble sentido o dirección: amor a Dios y a los hombres.
El cristianismo también responderá que el Dios incierto que no habita en templos
humanos sino en el fondo de cada persona, es por cierto el Dios que se ha hecho
hombre y manifestado en Jesús de Nazaret para salvación de la humanidad.
Quien a Dios se acerca mediante la fe en Cristo, descubre la felicidad y la razón de
vivir.
Los argumentos de Platón para demostrar la existencia de Dios son los siguientes:
ANÉCDOTA FILOSÓFICA
Al oír hablar sobre Diógenes, Alejandro Magno quiso conocerlo. Así que un día
en que el filósofo estaba acostado tomando el sol, Alejandro se paró ante él.
Diógenes se percató también de la presencia de aquel joven espléndido.
Levantó la mano como comprobando que, efectivamente, el sol ya no se
proyectaba sobre su cuerpo. Apartó la mano que se encontraba entre su
rostro y el del extraño, y se quedó mirándolo.
El joven se dio cuenta de que era su turno de hablar y pronunció:
- “Mi nombre es Alejandro, ‘El Grande’”. Pronunció esto último poniendo cierto
énfasis enaltecedor que parecía más bien aprendido.
- “Yo soy Diógenes el perro”. Igualmente haciendo un énfasis de importancia.
A Diógenes no parecía importarle quien era, o quizá no lo sabía.
El emperador recuperó el turno:
- “He oído de ti Diógenes, de quienes te llaman perro y de quienes te llaman
sabio. Me place que sepas que me encuentro entre los últimos y, aunque no
GLOSARIO.
(1) Plotino, natural de la provincia romana de Egipto, vio la luz hacia el 203 o 204 d. C. En
el 232 entró en el círculo de Amonio Saccas (o Sakkas) en Alejandría, de quien también
fueron discípulos Longino y Erenio. Se embarcó en 242 en la expedición bélica del
emperador Gordiano III a Persia con el propósito de conocer la filosofía persa. Fracasada
la expedición y asesinado el emperador, logró dificultosamente refugiarse en Antioquía.
Abrió en Roma una escuela (246) donde gozó muy pronto del favor de los más
conspicuos personajes de la corte, incluyendo al emperador Galieno y su esposa Cornelia
Salonina.
(2) Heráclito de Éfeso, conocido también como «El Oscuro de Éfeso», fue un filósofo
griego. Nació hacia el año 535 a. C. y falleció hacia el 484 a. c.
Era natural de Éfeso, ciudad de la Jonia, en la costa occidental del Asia Menor (actual
Turquía). Como los demás filósofos anteriores a Platón, no quedan más que fragmentos
de sus obras, y en gran parte se conocen sus aportes gracias a testimonios posteriores.
(3) Anaxágoras (500 - 428 a. C.) fue un filósofo presocrático que introdujo la noción de
nous (mente o pensamiento) como elemento fundamental de su concepción física. Nació
en Clazómenas (en la actual Turquía) y se trasladó a Atenas (hacia 483 a. C.), debido a la
destrucción y reubicación de Clazómenas tras el fracaso de la revuelta jónica contra el
dominio de Persia. Fue el primer pensador extranjero en establecerse en Atenas. Entre sus
alumnos se encontraban el estadista griego Pericles, Arquelao, Protágoras de Abdera,
Tucídides, el dramaturgo griego Eurípides, y se dice que también Demócrito y Sócrates.
(4) Parménides de Elea, fue un filósofo griego. Nació entre el 530 a. C. y el 515 a. C., en la
ciudad de Elea, colonia griega del sur de Magna Grecia (Italia). Parménides escribió una
sola obra: un poema filosófico en verso épico del cual nos han llegado únicamente
algunos fragmentos conservados en citas de otros autores. Los especialistas consideran
que la integridad de lo que conservamos es notablemente mayor en comparación con lo
que nos ha llegado de las obras de casi todos los restantes filósofos presocráticos, y por
ello su doctrina puede ser reconstruida con mayor precisión.