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No Hay Hechos, Solo Interpretaciones

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NO HAY HECHOS, SOLO INTERPRETACIONES

POSITIVISMO

La corriente filosófica positivista reivindica la ciencia y todo aquello que nos acerca a ella,
junto a su único método propio de las ciencias naturales, aplicada no solo al estudio de la
naturaleza, sino también al de la sociedad. Comte, considerado el representante de esta
corriente, se preocupó por lograr una radical reforma en la colectividad francesa y asentar
soportes solidos al sistema social. Para ello, clasificó a las llamadas ciencias positivas
atendiendo a la complejidad de estas; Matemática, Astronomía, Física, Química, Biología y
Sociología. El orden indicia el conocimiento y dominio por parte del hombre sobre dichas
áreas del conocimiento, además de que cualquiera de ellas asienta a la anterior.

Según Comte, la situación positiva pasa por tres estadíos, hasta alcanzar la “Humanidad”:
El estado teológico, en el que el hombre explica los acontecimientos por la intervención de
los agentes sobrenaturales, correspondida a la niñez. El estado metafísico, en el que el
hombre explica los acontecimientos por medio de entidades abstractas, correspondida a la
juventud, y finalmente, el estado positivo, en el que el espíritu humano, admitiendo la
imposibilidad de conseguir conocimientos absolutos, renuncia a interrogarse sobre cuál es
el origen y el destino del universo y solo busca descubrir, mediante el uso bien concertado
del razonamiento y de las observación, sus leyes efectivas.

DATOS BRUTOS

Son valores o unidades de información cualitativa o cuantitativa, a la cual no se le aporta


juicio alguno y carece de interpretación. Con dichos datos, se miden las características de
los objetos, sucesos o fenómenos a estudiar antes de ser organizados y analizados.

CONVERGENCIA DE LO ANALÍTICO Y LO HERMENÉUTICO

La rehabilitación de la interpretación, en la convergencia de lo analítico y lo hermenéutico,


ha incidido en lo que se ha dado a llamar «la hermeneutización de la filosofía de la
ciencia». En esta, la comprensión del lenguaje dejó de apoyarse en la accesibilidad intuitiva
de reglas lógicas universales y pasó a consistir en un saber práctico gracias al cual, todo
juego de lenguaje se entiende bajo la relación específica de significado y praxis social. En
este análisis de las condiciones de la comprensión del lenguaje, converge la concepción de
culturas externas, como formas de vida que deben ser comprendidas a partir de sí mismas.
Fue hacia 1957, cuando algunos filósofos analíticos dieron los primeros pasos hacia una
filosofía de la acción, en los que tiene su sitio la interpretación. Posteriormente, en
oposición a la idea positivista de la unidad del método científico, la filosofía hermenéutica
insistió en la especificidad del saber, que mediado por la tradición humanista, dio origen a
las llamadas «ciencias del espíritu», en las que se despliega una comprensión interpretativa
que reviste el carácter de genuina experiencia. La hermenéutica entonces, hizo énfasis más
bien en la universalidad de la comprensión, no como método alternativo, sino como rasgo
ontológico del ser humano.

Pierre Duhem, en su libro clásico “El objetivo y la estructura de la teoría física”, sostuvo a
comienzos del siglo XX que «un experimento en física es la observación precisa de los
fenómenos acompañados de una interpretación de ellos; tal interpretación sustituye los
datos concretos realmente recolectados a través de la observación por una representación
abstracta y simbólica, con base en teorías previamente aceptadas por el observador».
Ulises Moulines, finalmente llegó a ver la filosofía de la ciencia como una disciplina
hermenéutica que «consiste en la construcción de marcos interpretativos filosóficos que nos
permiten entender aquellos marcos interpretativos de la realidad que llamamos teorías
científicas».

AIRES DE LIBERACIÓN CON EL GIRO INTERPRETATIVO EN LAS CIENCIAS


HUMANAS

En las ciencias humanas, se presenta un giro interpretativo de carácter libertador, debido a


que fueron ellas las que se vieron expuestas a la obligación de plegarse al método
supuestamente único de las ciencias naturales, y a la reconstrucción de sus saberes a partir
de hechos brutos con exclusión de toda interpretación.

Para esto, surgió una reconstrucción de dichas ciencias de la cultura, en la cual tuvieron la
tarea de buscar, valiéndose incluso de potentes herramientas matemáticas, las estructuras
esenciales conceptualizables de sus complejos objetos, incluyendo el fenómeno cultural que
llamamos ciencia.

Así es como pensadores tales como el destacado antropólogo estadounidense Clifford


Geertz, describió con entusiasmo la atmósfera renovada en la que discurre hoy el trabajo de
los científicos sociales, quienes una vez aligerados de la obligación de convertirse en
«individuos honorables», han logrado la libertad necesaria para desarrollar su trabajo en
función de sus necesidades. Aquellos científicos han asumido un enfoque interpretativo de
su investigación que les permite por fin actuar «según su vocación».

LA INTERPRETACIÓN COMO MEDIACIÓN LENGUÁJICA DEL MUNDO


A partir del modelo de la concepción matemática diseñado por Descartes, y desarrollado en
la Mecánica de Galileo, el ideal de conocimiento que guía a la ciencia moderna perdió el
lenguaje natural como ámbito interpretativo del mundo; el ideal lógico de una terminología
afín a la simbolización matemática ganó fuerza y se formuló como la ciencia con validez
universal. Sin embargo, es importante recordar que el mundo mediador del lenguaje se
muestra como la genuina dimensión de la realidad, y con ello gana la interpretación un
papel central.
Gadamer sostuvo que «La interpretación es lo que ofrece la mediación lenguájica nunca
perfecta entre hombre y mundo, y en este sentido la única inmediatez y el único dato real es
que comprendemos interpretativamente algo como algo». En otras palabras, la
interpretación no es un recurso complementario del conocimiento, y solo alcanza sus
verdaderas posibilidades cuando las opiniones previas con las que se inicia se muestran
como no arbitrarias.
«Interpretar significa justamente aportar los conceptos previos propios con el fin de que la
referencia del texto se haga realmente lenguaje para nosotros»; esta tiene que dar con el
lenguaje correcto si quiere hacer hablar realmente al texto en cada nueva situación. No
puede haber, por tanto, una interpretación correcta en sí, porque se trata en cada caso del
texto mismo que habla en el lenguaje de una nueva apropiación.

MOVILIDAD DE LA EXISTENCIA HUMANA

Se entiende por movilidad como la capacidad de desplazamiento que tiene el ser humano de
un espacio a otro, con el fin de satisfacer necesidades. Esta capacidad ha servido de ayuda a
lo largo de la historia para sobrevivir y generar nuevos artefactos para el beneficio de la
especie. Por lo tanto, si algún miembro de la comunidad sufre una discapacidad o
meramente no puede desplazarse sobre un espacio, el interés de los demás integrantes de
dicha sociedad debe ser el brindar la ayuda necesaria, para mejorar la calidad de vida.

Cuando el ser, hace uso de esta capacidad, es debido a que se quiere llegar un nivel
superior, ya sea solo de él mismo o en la sociedad. Esto se ve reflejado, en las diferentes
ocasiones de la historia humana de carácter conquistador, dictador y totalitarista; somos
seres sociales, en busca de satisfacer necesidad, movilizados por la felicidad o el bienestar
que el poder genera. Por esta razón, se puede afirmar que la movilidad es inherente a la
existencia humana y su debida historia, presente en diversas civilizaciones asentadas en el
poderío.

POSICIÓN DEL GRUPO FRENTE AL TEXTO


A través de la lectura editada por Gutiérrez, se puede apreciar claramente la inexistencia de
los hechos, puesto que estos no gozan de formulación propia. Por su parte, las
interpretaciones llevan a su paso la historia de la existencia humana y las contribuciones de
conceptos previamente adquiridos, por lo que serán estas la base clave para generar un
conocimiento en cualquier campo, que servirá de aporte en función de las diferentes
necesidades inherentes del ser humano. Los hechos serán pues, los resultados de
interpretaciones.

La reconstrucción del sistema se da a partir de datos brutos obtenidos por interpretaciones


de diferentes áreas de conocimiento, con el fin de generar una base completa y libre de
dudas o juicios. De esta manera, las interpretaciones corresponden al inicio y al fin de
dichos estudios, por los pres saberes que se tienen de cada uno, y por la sostenibilidad
propiamente a la hora de ser realizadas.

Apoyándonos en la tesis de Nietzsche: «Todo acontecer tiene carácter interpretativo puesto


que no hay acontecimiento en sí alguno », se puede inferir que las verdades absolutas no
existen, a diferencia de las múltiples interpretaciones de los hechos mismos. Así pues, cada
individuo crea su propia interpretación, esto es, su verdad.

En síntesis, ante los diferentes hechos que rodean nuestro diario vivir, son nuestras
necesidades las que interpreta el mundo. Cada individuo posee su propia perspectiva,
deseada ser impuesta como norma a los demás, existiendo así para un mismo hecho,
múltiples interpretaciones; lo que ratifica la postura del título: «No hay hechos, sólo
interpretaciones».

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