Matrimonio (Monroy)
Matrimonio (Monroy)
Matrimonio (Monroy)
CAPÍTULO XIV
CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE EL MATRIMONIO
6
Henri, León y Jean Mazeaud, Lecciones de derecho civil, parte primera, vol. III, lenos Aires, Ediciones Jurídicas Europa-América,
1959, p. 48.
7
Jemolo, ob. cit., ps. 28 y ss.
8
G. Pacchioni, Corso di diritto romano, t. III, Torino, Utet, 1922, p. 300.
difícil para los protestantes, a los que en 1698 se obligó a casarse de nuevo ante los sacerdotes
católicos. Los parlamentos, a partir del siglo xvm. sancionaron con la nulidad los matrimonios
de los protestantes celebrados el desierto, es decir clandestinamente. Tal situación era inicua y
censurada inclusive por el clero católico. En vísperas de la Revolución, un edicto de 1787 debía
ponerle fin".
El matrimonio civil surgió en Holanda en 1580, como un medio para regular la posición de
los disidentes religiosos, de las minorías que no tenían una organización de algún modo
reconocida por el Estado, en forma que se pudiera atribuir a sus ministros la facultad de
celebrar uniones con efectos ante el Estado. -
La introducción del matrimonio civil era una forma de tolerancia religiosa y la
participación del Estado inicialmente era formal. A mediados del siglo XVII, en un país no
católico (la Inglaterra de Cromwell) se estableció el matrimonio civil obligatorio, previa la
afirmación del derecho del Estado a regular plenamente la institución.
En los países católicos, hacia fines del siglo XVIII, cuando se intensifica el concepto de
soberanía del Estado y la necesidad de que presencie las actividades más significativas de la
vida de las personas, se insinúa el desee de que sea el Estado el que regule íntegramente el
matrimonio. Expresión de esta conciencia es la patente matrimonial de José II, del 16 de enero
de 1783. Esta corriente laicista produjo una reacción en la Iglesia, que sostuvo la tesis de que
entre bautizados no se puede dar contrato matrimonial que al mismo tiempo no sea
sacramento.
La Revolución Francesa, y específicamente la Constitución de 1791, declaró que "la ley no
reconoce en el matrimonio más que un contrato civil", reafirmada por la Ley 20 del 25 de
septiembre de 1792. El Código Napoleón de 1804, no reprodujo la definición de 1791, pero, de
todos modos, consideró al matrimonio como acto puramente civil.
En Italia, el Código Albertino, que estuvo en vigor hasta 1865, remitía a Iglesia la
celebración del matrimonio, estatuyendo sobre los efectos civiles de éste. El Código Civil, que
entró en vigencia ello de enero de 1886, sólo reconocía el matrimonio civil. La ley del 27 de
mayo de 1929 le reconoció efectos civiles al matrimonio católico, y el Concordato del mismo
año consagró la dualidad de regímenes: civil y religioso.
3. CARACTERES
La doctrina señala como características del matrimonio actual las siguientes:
3.1. La unidad
El tratadista Belluscio9 dice que la unidad "está dada por la comunidad de vida a que se
hallen sometidos los esposos como consecuencia del vínculo que los liga".
3.2. Monogamia
Implica la unión de un solo hombre con una sola mujer. Se excluye la bigamia, trátese de
la poliginia (unión de un hombre con varias mujeres), y ~ a poliandria o poliviria (unión de una
mujer con varios hombres), o bien _: matrimonio entre un grupo de hombres y otro de
mujeres.
3.3. Permanente
Significa que el matrimonio se contrae con la intención de que perdure, que no se trata de
una unión pasajera.
3.4. Legalidad
La ley determina las formalidades exigidas para el matrimonio y establece derechos y
obligaciones que surgen entre los cónyuges por la celebración de este.
9
Augusto César Belluscio, Manual de derecho de familia, t. 1, 2a ed" Buenos Aires, _ '" es
Depalma, 1977, p. 145.
4.1. Matrimonio como institución
Esta tesis, basada en las ideas expuestas por Renard y Hauriou, la expone Bonnecase en
los siguientes términos: "El matrimonio es una institución, compuesta de un conjunto de reglas
esencialmente imperativas, cuyo fin ~ dar a la unión de los sexos, a la familia, una organización
moral que corresponda a la vez a las aspiraciones del momento, a la naturaleza permanente
del hombre, así como también a las directivas dadas por la noción del derecho" 10, En la
institución las reglas están fijadas anticipadamente pm el legislador, fuera de la voluntad de las
partes.
Los tratadistas Mazeaud11 afirman que "en el 'matrimonio-estado' el carácter institucional
es el que predomina; en efecto, las reglas que rigen a los esposos durante su unión conyugal
están fijadas imperativamente por el legislador; los esposos no podrían modificadas". Pero
luego agregan que en el sistema francés existe un sistema mixto en el cual predomina el
carácter institucional, ya que también se tiene en cuenta el elemento consensual. En nuestro
sistema también puede decirse que es mixto, por cuanto si bien se tiene en cuenta la voluntad
de las partes, la autoridad pública representada por el juez es la que pronuncia el matrimonio
uniendo a los esposos. El Código Civil de las Islas Filipinas de 1949, en su art. 52, la parte,
expresa que "el matrimonio no es un mero contrato sino una institución social inviolable".
10
Ju1ien Bonnecase, Précis de droit civil, t. l, París, Dalloz, 1954, núm. 411. Henri, León y Jean
11
Mazeaud, ob, cit., p. 67.
12
Gangi, ob, cit., p. 33.
13
Ramón Meza Barros, Manual de Derecho de familia, t. 1, Santiago, Edit. Jurídica de -:: e, 1975, p. 28.
considera al matrimonio sino como un contrato civil; fue la opinión unánime de los juristas del
siglo XIX
aún es sostenida por algunos autores en nuestro siglo, aunque atenuada con la salvedad
de que se trata de un contrato de derecho de familia.
Para el derecho canónico, el acto de celebración del matrimonio es, a la vez que
sacramento e inseparablemente de él cuando se contrae entre bautizados, un contrato.
14
León Duguit, cita de Arturo Valencia Zea, Derecho civil, t. V, Bogotá, Edit. TI
1977, p. 49.
15
. Belluscio,ob. cit., p. 147. 16 Belluscio, ob. cit., p. 147.
16
Belluscio,ob. cit., p. 147. 16 Belluscio, ob. cit., p. 148
no puede verse allí una declaración de voluntad sino simplemente la expresión fehaciente de
que el acto se ha cumplido en forma legal".
7.3. Edicto
Presentada la solicitud con el lleno de todos los requisitos legales, el notario hará fijar un
edicto por el término de cinco (5) días hábiles en la Secretaría de su despacho, en el que se
hará constar el nombre completo de los contrayentes, documentos de identidad, lugar de
nacimiento y vecindad.
Si el varón es vecino de municipio de distinto círculo notarial, o si alguno de los
contrayentes no tiene seis (6) meses de residencia en el círculo, se procederá en la forma
prevista en el arto 131 del Código Civil. En este caso, el notario primero del círculo fijará el
nuevo edicto por el término de cinco (5) días.
7.5. Inscripción
Una vez autorizada la escritura, se procederá a efectuar la inscripción en el registro civil.
Además, el notario, a costa de los interesados, comunicará telegráficamente, el mismo día, o a
más tardar al siguiente, la celebración del matrimonio a los funcionarios para que hagan las
respectivas notas marginales, las que deberán aparecer necesariamente en las copias que de
ellas se expidan.
[262]7.6. Oposición
Si se llega a presentar oposición antes de la celebración del matrimonio, se da por
terminado el trámite notarial. El escrito de oposición se presentará personalmente, bajo la
gravedad del juramento, el cual se presume con la sola firma del opositor, acompañado de las
pruebas que pretenda hacer valer.
7.7. Inactividad
El art. 9° del decreto citado dice que si transcurren seis meses desde la presentación de la
solicitud, sin que se hubiere celebrado el matrimonio, se dará por terminado el trámite
notarial, sin perjuicio de que los interesados lo puedan presentar nuevamente.
CAPÍTULO XV
REQUISITOS PARA LA EXISTENCIA DEL MATRIMONIO
18
Zachariae, citado por Arturo Carlo Jemolo, El matrimonio, Buenos Aires, Ediciones - opa-América, 1954, p. 51.
que se lo pueda considerar como jurídicamente eficaz. Fiore advierte que una cosa es la
existencia del acto y otra su fuerza jurídica. Dice que el Código Civil sólo distingue entre ulidad
absoluta y anulabilidad, y que el legislador no se ha ocupado de los elementos esenciales
"porque se los puede deducir de la naturaleza, del carácter y del objeto del matrimonio según
la ley civil, y consisten en los elementos indispensables que debe tener la unión de dos
personas para que se la pueda considerar matrimonio según el derecho vigente".
Los requisitos de existencia son los siguientes: a) diferencia de sexos; b) consentimiento
de los contrayentes; y c) presencia de la autoridad (juez o notario u oficial del registro civil,
según las distintas legislaciones de los Estados). En cuanto a los requisitos de validez; ellos son:
a) consentimiento libre y espontáneo de los contrayentes; b) capacidad de los futuros esposos;
y - cumplimiento de las formalidades exigidas por la ley.
2. NULIDAD E INEXISTENCIA
El tratadista Belluscio19 explica así el origen y desarrollo de la teoría de la inexistencia: "Ni
en el antiguo derecho francés ni entre los primeros [266] comentadores del Código de
Napoleón fue conocida la teoría de la inexistencia del matrimonio. Sin embargo, se la fundó
luego en un texto expreso del Códig< y se afirma que fue esbozada por el propio Bonaparte en
la discusión de le trabajos preparatorios del Código. El texto es el del arto 146, según el cual "n
hay matrimonio cuando no hay consentimiento" (Il n 'y a pas de mariag lorsqu 'in ya point de
consentement); se extrajo de él la conclusión de que si n hay matrimonio, no es que éste sea
nulo sino inexistente. En cuanto a las palabn de Napoleón, él señaló la diferencia entre el
supuesto de la ausencia e consentimiento y el de estar viciado, sosteniendo que no debía
confundirse I caso en que el matrimonio no existe, con aquellos otros en que debe ser
anulados
"El primer expositor de la teoría fue Zachariae, quien señaló que debe distinguirse entre
falta de condiciones esenciales del matrimonio y falta de condiciones de validez; la falta de
alguna de las primeras no habría matrimonio ni siquiera sería preciso recurrir a una acción de
nulidad, en tanto que en ausencia de las segundas el matrimonio sería válido provisionalmente
y hasta tanto la nulidad fuese declarada judicialmente. Para este autor las condiciones
esenciales er2 tres: el consentimiento de las partes, su capacidad civil y su capacidad fisica. Por
lo tanto, los casos de inexistencia eran: la ausencia de consentimiento, por no haber sido
expresado o por haber estado el contrayente en estado de furor, demencia o imbecilidad; la
muerte civil, que privaba de la capacidad civil; y la identidad e sexo o la existencia de vicios o
lesiones de los órganos genitales que impidiese la generación, casos en los cuales faltaba la
capacidad física.
"Otros autores consideraron en distinta forma las condiciones esenciales del matrimonio
y, por consiguiente, los casos de inexistencia. Así, Para Demolombe eran cuatro: la diferencia
de sexos, la vida civil de le contrayentes, su consentimiento y la manifestación solemne de éste
ante oficial del estado civil seguida por el pronunciamiento de la unión por dict oficial; por
consiguiente, los supuestos de inexistencia habrían sido e identidad de sexos, la muerte civil, la
falta de consentimiento, y la falta e manifestación solemne o de consagración por el oficial
público. Tanto Marcadé como Aubry y Rau englobaron esos cuatro casos en tres. Para aquél,
las condiciones esenciales eran la diferencia de sexos, el consentimiento -que no habría podido
ser otorgado por el muerto civil ni por el demente- y la declaración ante el oficial público. Para
Aubry y Rau eran: la vida civil y diferencia de sexos, la posibilidad de otorgar consentimiento
válido y el otorgamiento efectivo, y la celebración solemne de la unión. De modo que la
doctrina francesa del siglo XIX, abstracción hecha [sic] del suprimido supués1 de muerte civil,
se orientó a considerar que eran tres los elementos esenciales [267]o de existencia del
matrimonio: la diferencia de sexos, el consentimiento, y )ti prestación solemne. Coinciden en
19
Augusto César Belluscio, Manual de derecho de familia, t. 1, Buenos Aires, Ediciones _ alma, 1977, ps. 279 a 281.
esta conclusión Baudry-Lacantinerie y Bonnecase, en tanto que Planiol y Ripert, así como
Marty y Raynaud, la reducen a los supuestos de falta absoluta de celebración y de identidad
indudable de sexos.
"Pero en el presente siglo, buena parte de los autores franceses -a partir de Saleilles-
rechazó la teoría de la inexistencia del matrimonio. Saleilles sostuvo que la inexistencia
conducía a las mismas consecuencias que la nulidad absoluta, por lo que no se justificaba
considerarla como una categoría distinta; igual opinión es sustentada por los Mazeaud, Julliot
de la Morandiere y Carbonnier. Todos estos autores encuadran en la nulidad absoluta, con los
mismos efectos que ésta, los casos clásicos de inexiscencia; claro está que para ello deben
negar también el principio clásico pas de nullité sans texte, reconociendo la existencia de
causales de nulidad no contempladas expresamente en la ley. Esta doctrina parece haber
tenido recepción legislativa, pues la ley del 19 de febrero de 1933 modificó al arto 184 del
Código, incluyendo entre los supuestos de nulidad absoluta el del arto 146, es decir, la falta de
consentimiento".
En Colombia, el tratadista Arturo Valencia Zea 20 expresa: "En consecuencia, de no admitir
la teoría de la inexistencia del matrimonio, tendríamos que concluir que el matrimonio de
hombre con hombre, o de mujer con mujer, o de los hermafroditas, o de quienes carecen de
sus respectivos órganos sexuales, o éstos presentan anormalidades graves de tipo funcional, o
aquel en que el hombre dijo sí y la mujer guardó silencio, o _ ando ambos expresaron un
consentimiento total o parcialmente simulado, ~ el celebrado ante un notario o un alcalde,
constituyen matrimonios válidos. ~sto repugna a los más elementales principios de derecho;
de ahí que la noción :e matrimonio inexistente sea necesaria en nuestro derecho civil".
Esta teoría la aceptamos también nosotros21, Eduardo Rodríguez Piñeres, Roberto Suárez
Franco, Champeau y Uribe y Leopoldo Uprimny 22. [268]
Estamos de acuerdo con la corriente doctrinaria dominante que expresa que la
inexistencia se presenta en tres casos; a) matrimonio contraído por personas de un mismo
sexo; b) el matrimonio en que no ha existido consentimiento; y c) El matrimonio en que se han
omitido las solemnidades que son esenciales.
El acto inexistente no requiere declaración del juez y no produce efectos. La Corte
Suprema de Justicia ha asimilado la nulidad a la inexistencia, y a la luz de lo preceptuado en los
arts. 113 y 115 se puede sostener positivamente la inexistencia cuando no hay diferencia de
sexos, o no existe consentimiento o no se celebra ante juez civil municipal o promiscuo
municipal en Colombia, o ante el funcionario competente, si se trata de matrimonios en el
exterior. Es necesario consagrar en una reforma la teoría de la inexistencia en el matrimonio,
por cuanto no está en la ley y es difícil la asimilación a la nulidad, pues la Corte Suprema de
Justicia23 ha dicho que en el matrimonio no hay nulidades que no estén consagradas en un
texto expreso. Y que, en este campo, no son aplicables los arts. 6°, 1740 Y 1741 del C.c., como
tampoco puede hablarse de nulidades absolutas y relativas, sino saneables o insubsanables.
3. SIMULACIÓN EN EL MATRIMONIO
Existen dos tesis:
3.1. Doctrina que no acepta la simulación en el matrimonio
20
Arturo Valencia Zea, Derecho civil, t. V, 4a ed. Bogotá, Edit. Temis, 1977, ps. 129 y ss
21
. Marco Gerardo Monroy Cabra, Matrimonio civil y divorcio en Colombia, 2a ed., ~Jgotá, Edit. Temis, 1979, p. 73.
22
Eduardo Rodríguez Piñeres, Curso elemental de derecho civil colombiano, t. Ir, p. - . Roberto Suárez Franco, Derecho de familia,
t. 1, Bogotá, Edit. Temis, 1979, ps. 138 y ~9' Champeau y Uribe, Tratado de derecho civil colombiano, París, Edit. Sirey, 1928, .292;
Leopoldo Uprimny, "El matrimonio civil celebrado en el exterior por colombiano - do con anterioridad católicametne en
Colombia", concepto a la Curia de Bogotá.
23
Corte Suprema de Justicia, caso del 15 de marzo de 1941, "G. ].", t. L, p. 802; caso del 15 de septiembre de 1943, "G. ].", t.
LVI, p. 125. Sentencia del 9 de diciembre de 1975, en Jurisprudencia Civil de la Corte, Bogotá, Edit. Tiempos Duros, 1975, pS. 140 y
ss.
Según Ferrara24, no se puede dar la simulación en el matrimonio por cuanto el juez o el
oficial público obra válidamente y desconoce el acuerdo secreto de las partes para restarle
eficacia al matrimonio. Y agrega que si se admite la simulación en el matrimonio, se da un
golpe profundo a esta institución, que pierde la seguridad que le otorga la forma pública; y que
el concubinato se ocultaría bajo la apariencia del matrimonio.
25
Alberto G Spotta. Tratado de Derecho Civil. 1962.
26
Valencia Zea, ob. cit., p. 135.
27
Valencia Zea, ob. cit., p. 135.
28
Belluscio, ob. cit., p. 285.
La nulidad requiere una sentencia judicial que la declare y prive de efectos al título de
estado de familia configurado por el acta del matrimonio. La inexistencia ni siquiera requiere
declaración judicial. Si se la plantea judicialmente, el juez se limita a comprobarla para negarle
efectos al pretendido matrimonio o para anular el acta, si ésta se ha elaborado14• El ejercicio
de la acción de inexistencia sólo es indispensable cuando del matrimonio inexistente hay un
acta de celebración que deba ser anulada.
La doctrina dice que esta acción es perpetua y que cualquier interesado la puede
instaurar.
CAPÍTULO XVI
CONDICIONES DE FONDO Y DE FORMA PARA LA CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO
CLASIFICACIÓN
El doctor Arturo Valencia Zea29 clasifica los requisitos para la validez del matrimonio, en
requisitos de fondo y requisitos de forma. Los primeros se refieren a las cualidades que deben
reunir los contrayentes en sí mismos considerados, y los segundos atañen a la forma como ha
de celebrarse el matrimonio. Los requisitos de fondo pueden ser positivos o negativos.
Los positivos son: a) diferencia de sexos; b) edad de la pubertad; y c) consentimiento de
los contrayentes.
Los negativos son: a) existencia de un matrimonio anterior en alguno de los contrayentes;
b) vínculo de parentesco entre ellos; c) plazo de viudez; y d) otros casos especiales.
La misma idea viene expresada por la noción de impedimento que no existe en el Código
Civil, pero que nos fue transmitida a través del derecho canónico, mediante una fórmula de
contenido negativo. En sentido amplio, impedimento es todo obstáculo que afecta a las
personas y que se traduce en una prohibición de contraer matrimonio (por ej.: matrimonio
anterior no disuelto, parentesco en grado prohibido, etc.). Siguiendo la técnica de los
canonistas, los intérpretes vienen distinguiendo tradicionalmente dos especies de
impedimentos: dirimentes e impedientes. Los impedimentos dirimentes hacen nulo el
matrimonio (por ej.: matrimonio anterior no disuelto). Los impedimentos impedientes no
acarrean nulidad absoluta (por ej.: falta de transcurso del plazo de viudez) 30.
2. REQUISITOS DE FONDO
2.1. Diferencia de sexo en los contrayentes
Todos los autores están de acuerdo en que la diferencia de sexo es requisi para la
existencia del matrimonio. Algunos incluyen en este concepto ~: capacidad sexual y hasta la
capacidad para engendrar. F. Degny31 dice: ''El matrimonio que haya sido contraído entre
personas del mismo sexo, o al q~ haya faltado la prestación del consentimiento, o haya sido
celebrado ante qui no tuviere la calidad de oficial del estado civil, es la nada; como tal no
produc;:: ningún efecto". Nuestro Código Civil, en forma expresa, dice que el matrimonio debe
celebrarse entre un hombre y una mujer (art. 113). Creemos que como la impotencia coeundi
no es causal de nulidad del matrimonio civil, no es posible aceptar la tesis que exige plena
capacidad sexual y que considera que no existr el matrimonio cuando hay deformación de los
sexos, o matrimonios de eunucos varones que han sufrido vasectomía doble, o mujeres que
carecen de ovarios de útero o no pueden realizar el coito, o hay impotencia.
29
Arturo Valencia Zea, Derecho civil, t. V, 4a ed., Bogotá, Edit. Temis, 1977, ps. :09 y ss.
30
Jean Carbonnier, Derecho civil, t. 1, vol. Ir, Barcelona, Casa Editorial Bosch, 961, p. 61.
31
F. Degni, Del matrimonio, t. II, p. 133. Cita de Arturo Carlo Jemolo, El matrimonio, Buenos Aires, Ediciones Jurídicas Europa-
América, 1954, p. 52.
En Colombia, el doctor Valencia Zea 32 considera que es necesario que exista la posibilidad
de cohabitar, o sea, la capacidad sexual. Nosotros, aunque consideramos que la anterior es
una opinión científica, apoyamos la tesis de los Mazeaud 33, que se ajusta al derecho positivo
colombiano. Estos autores dicen: "La Corte de Casación ha afirmado clarísimamente la
exigencia de sexos diferentes. Pero basta con que los sexos sean reconocibles; el derecho
francés, al no hacer de la impotencia una causa de nulidad del matrimonio, no puede tener en
cuenta alguna, para la validez del matrimonio, ni una deformación de los sexos, ni la
impotencia natural o accional de los esposos (civ. 6 abril de 1903). Sin embargo, si un esposo
ha ocultado, en el momento de su matrimonio, una deficiencia que él conocía, los tribunales
pueden ver en ello una 'injuria grave' que motive el divorcio; ya se sabe que el matrimonio no
consumado puede ser disuelto igualmente por la Corte de Roma".
El derecho colombiano no prohíbe el matrimonio de personas afectadas de estigmas
físicos o intelectuales, inclusive hereditarios. Tampoco se exige aunque debiera exigirse este
requisito, el certificado médico prenupcial.
[273] Consideramos que no es posible legalmente establecer el matrimonio entre
personas del mismo sexo. La razón es que conforme a la jurisprudencia la Corte Constitucional
la familia que el constituyente quiso proteger es la monogámica y heterosexual 34. Al consultar
las actas de la Asamblea Nacional constituyente se deduce que el debate que culminó en el
actual artículo 42 de Constitución consideró la familia como la unión entre hombre y mujer. En
efecto en la exposición de motivos de la ponencia para primer debate en plenaria se explicó el
sentido de la norma de la siguiente manera: "Las personas idas entre sí por vínculos naturales,
como los diferentes grados de consanguinidad; o unidas por vínculos jurídicos, que se
presentan entre posos, afines o entre padres adoptivos, o por la voluntad responsable de
constituirla, en los casos en que un hombre y una mujer se unen con la decisión vivir juntos,
tiene pleno derecho a conformar y desarrollar esta base de la sociedad, aunque no tengan
entre sí vínculos de sangre ni contractuales normales, si llenan los requisitos de ley, su
conciencia, sus costumbres o ldiciones, su religión o sus creencias 35 Por tanto sería necesario
cambiar la institución para establecer el matrimonio entre personas del mismo sexo.
2.3. Permiso
El permiso debe darse en forma expresa y por escrito (C.c., arto 117). Si se lía de padres
legítimos, ambos deben consentir y, en caso de discordancia, prevalecerá la voluntad del que
consiente (C.c., arto 117, y Decreto 2820 de 1974, [274] art. 70). Si la autorización deben darla
los padres naturales, ambos deben consentir si han reconocido al hijo, y en caso contrario, será
32
Arturo Valencia Zea, ob. cit., p. 113
33
Henri, León y Jean Mazeaud, Lecciones de derecho civil, parte primera, vol. III, Buenos Aires, Ediciones Jurídicas Europa-
América, 1959, p. 80.
34
Esta doctrina se encuentra en las Sentencias C-098 de 1996, C-814 de 2001, T-999 _000, SU-623 de 2001 y T-725 de 2004.
35
Gaceta Constitucional Nro. 85, ps. 5 y 6.
necesaria la autorización del que hizo el reconocimiento. Los padres que niegan al hijo permiso
para casarse, no están obligados a manifestar los motivos que tengan. El curador no puede
negar la autorización sin indicar los motivos que tenga para ello.
Mediante Sentencia No. C-344 de 26 de agosto de 1993 la Corte Constitucional declaró
exequibles los artículos 117 y 124, Y el ordinal num. 4 del artículo 1266 del Código Civil.
Se demandó el artículo 117 y el numeral 4 del artículo 1266 del Código Civil por considerar
la actora que desconocían los artículos 16 y 42 de la Constitución.
La Corte expresó en primer lugar que la frase y "estando discordes prevalecerá en todo
caso la voluntad del padre" con la cual terminaba el inciso primero del artículo 117, fue
expresamente derogada por el artículo 70 del Decreto 2820 de 1974.
Además, como la mayoría de edad hoyes a los 18 años, no puede decirse que el hijo
adoptivo mayor de 18 años debe obtener el consentimiento de los adoptantes para contraer
matrimonio.
La Corte dice que el permiso previsto en el artículo 117 del Código Civil se justifica para
proteger al menor contra su preexperiencia.
La Corte dice que el permiso limita la capacidad para contraer matrimonio y que esto no
pugna con la Constitución agrega que "Pretender que la Constitución de 1991 ha eliminado la
autoridad de los padres de familia, es observado que no resiste análisis" ya que pugna con los
artículos 5 y 68 de la Carta.
En cuanto a los artículos 124 y 1266, ordinal 4 del Código Civil la Corte los encontró
ajustados a la Constitución.
La Corte explica que el desheredamiento no opera en forma automática sino, que
requiere: a) El otorgamiento de testamento; b) Que el desheredamiento sea expreso y se
invoque la causal; c) que la causal se haya probado en vida del testador o lo sea después de su
muerte por las personas a quienes interese el desheredamiento. Esto supone un proceso
judicial en el cual, necesariamente será parte la persona a quien se deshereda.
Además, la ley expresamente declara que es posible representar a: desheredado (artículo
1044). Esta norma deja a salvo el derecho de herencia de los descendientes de quien se casa
sin permiso de un ascendiente habiendo debido obtenerlo. [275]
Por último la Corte dice que: ''Nada atentará más contra la familia 'núcleo ndamental de
la sociedad' según la Carta, que el estimular, por la vía de eliminar estos requisitos, los
matrimonios de adolescentes apenas llegados a la pubertad".
Según el arto 122 del C.C.las razones que justifican el disenso del curador no podrán ser
otras que éstas:
1 a) La existencia de cualquier impedimento legal;
2a) El no haberse practicado alguna de las diligencias prescritas en el tulo 8°, "De las
segundas nupcias", en su caso;
3a) Grave peligro para la salud del menor a quien se niega la licencia, o la prole;
4a) Vida licenciosa, pasión inmoderada al juego, embriaguez habitual de persona con
quien el menor desea casarse;
5a) Estar sufriendo esa persona la pena de reclusión; y
6a) No tener, ninguno de los esposos, medios actuales para el competente desempeño de
las obligaciones del matrimonio.
Debe igualmente expresarse que los dementes, cuando han sido declarados en
interdicción, no pueden casarse, ni tampoco los locos furiosos, aunque no e encuentren en
interdicción (C.c., arto 140, num. 3°).
Los disipadores a quienes se ha colocado en interdicción tienen capacidad matrimonial,
aunque no tengan capacidad general de obrar. Los sordomudos que pueden expresar con
claridad su voluntad de casarse por signos manifiestos, pueden contraer matrimonio (C.C., arto
140, num. 3°).
Se prohíbe el matrimonio entre parientes legítimos o ilegítimos por línea directa (hijos,
nietos) o por línea colateral (hermanos), según el C.C., arto 140, num. 9°. Igualmente, se
prohíbe el matrimonio entre personas que están unidas entre sí en el primer grado de línea
directa de afinidad legítima (Ley 57 de 1887, arto 13). También se prohíbe el matrimonio entre
adoptantes y [277] pupilos y entre la mujer que fue esposa del adoptante y el respectivo hijo
(C.c., arto 140, num 11).
36
Valencia Zea, ob. cit., p. 116.
Se prohíbe el matrimonio entre la mujer adúltera y su cómplice, siempre que antes de
celebrarse se hubiere declarado judicialmente probado el adulterio (C.c., art 140, num. 7°).
Mediante Sentencia C-082/99, la Corte Constitucional declaró inexequible el numeral 7 del
artículo 141 del Código Civil, porque viola los derechos a la igualdad, al libre desarrollo de la
personalidad y a la intimidad.
El profesor Valencia Zea9 consideraba que este impedimento estaba derogado: "En
derecho colombiano el impedimento existía únicamente para la mujer adúltera, y para que
tuviera eficacia debía haber sido probado en juicio antes del nuevo matrimonio. Debe
estimarse derogado el num. 7° del art. 140, en virtud del Decreto 2820 de 1974, que suprimió
todas las desigualdades existentes entre varones y mujeres (art. 70, frase final). En general, el
impedimento cuestionado tiende a desaparecer de las modernas legislaciones". Nosotros
consideramos que no estaba derogado expresa o :ácitamente. Actualmente, la norma no rige
por haber sido declarada inconstitucional.
37
Valencia Zea, ob. cit., p. 120.
sumaria de aquélla, procederá a las inscripciones que correspondan, abriendo los folios, on
fundamento, en su orden: en instrumentos públicos o en copias de partidas orden religioso, o
en decisión judicial basada, ya sea en declaraciones de testigos presenciales de los hechos o
actos constitutivos del estado civil de que s trate, o ya sea en la notoria posesión de ese estado
civil".
19. NECESIDAD DE INVENTARIO SOLEMNE PARA LOS QUE TENIENDO HIJOS DE
PRECEDENTE MATRIMONIO CONTRAJEREN SEGUNDAS NUPCIAS
El artículo 169 del Código Civil dice: "Inventario solemne de bienes. Modificado Decreto
2820 de 1974, artículo 5. La persona que teniendo hijos de recedente matrimonio bajo su
patria potestad, o bajo su tutela o curatela, quisiera volver a casarse, deberá proceder al
inventario solemne de bienes que esté administrando". El artículo 171 del Código Civil,
modificado por el artículo 7 del Decreto 2820 de 1974 dice: "El juez se abstendrá de autorizar
el matrimonio lasta cuando la persona que pretenda contraer nuevas nupcias le presente copia
auténtica de la providencia por la cual se designó curador a sus hijos, del auto que le discernió
el cargo y del inventario de los bienes de los menores. No se requerirá de lo anterior si se
prueba sumariamente que dicha persona no tiene hijos de precedente matrimonio, o que
estos son capaces.
La violación de lo dispuesto en este artículo ocasionará la pérdida del usufructo legal de
los bienes de los hijos y multa de $10.000,00 al funcionario.
Dicha multa se decretará a petición de cualquier persona, del Ministerio Público, del
defensor de menores o de la familia, con destino al Instituto de Bienestar Familiar".
La Corte Constitucional mediante Sentencia C-289/2000 resolvió: "Declarar inexequibles
las expresiones 'de precedente matrimonio' del art. 171 del Código Civi1. En consecuencia,
conforme a lo dispuesto en los arts. 13 y 42 de la constitución el vocablo 'casarse' y la
expresión 'contraer nuevas nupcias', contenidos en dichas normas, deben ser entendidos, bajo
el supuesto de que la misma obligación que se establece para la persona que habiendo estado
ligada por matrimonio anterior quisiere volver a casarse, se predica también respecto de quien
resuelve conformar una unión libre de manera estable, con el propósito responsable de formar
una familia, a efecto de asegurar la protección del patrimonio e los hijos habidos en ella". La
Corte consideró que no existe justificación constitucional que las normas protejan el
patrimonio de los hijos habidos dentro del matrimonio y no los originados en una unión libre o
extramatrimonial.