Mito de Prometeo
Mito de Prometeo
Mito de Prometeo
ÍNDICE
MITO Y TRAGEDIA
BIBLIOGRAFÍA
MITO Y TRAGEDIA
Prometeo era un titán protector de la humanidad que disfrutaba provocando la ira de Zeus y
éste como castigo le quito el fuego a los hombres pero sólo consiguió que Prometeo entrase
sigilosamente en el Olimpo para robar del carro del dios Sol el fuego. Zeus muy enfadado
ordenó crear a Hefesto (dios del fuego y el acero forjado) una mujer de arcilla llamada
Pandora. Le dio la vida y la envió a Epimeteo, hermano de Prometeo. La mujer llevaba una caja
llena de males que jamás debería ser abierta pero a pesar de que Prometeo lo intentó, no
pudo evitar que su hermano se enamorase de Pandora, quién fue creada con muchísimas
virtudes, pero también defectos y el peor de todos se le atribuye al hecho de que abrió la caja
que portaba, sumiendo a la humanidad en una vida con males.
En cuanto a Prometeo, fue encadenado a unas rocas de una montaña muy alta donde un
águila vendría a devorarle el hígado todos los días y al tratarse de un ser inmortal, su hígado
volvía a crecer por lo que su dolor no cesaba. Heracles (hijo de Zeus) mató al águila liberando
así a Prometeo y Zeus se enfadó mucho pero aun así dejó de perseguirlo pero portaría para
siempre un anillo donde se erigía un trozo de la roca en la que pasó su terrible condena.
A continuación, intentaré hacer una reconstrucción del mito siguiendo la evolución de éste
desde su primera aparición en Hesíodo, pasando por el Protágoras platónico, el Prometeo
encadenado de Esquilo y las versiones de Aristófanes y Luciano de Samósata.
En cuanto a los dos relatos de Hesíodo; éste expone el mito de Prometeo en dos pasajes
diversos de su obra épica. En Teogonía (506-616) y en Trabajos y Días (43-105). En Teogonía el
autor cuenta la historia de Prometeo como una victoria más de Zeus, en el marco de su carrera
hacia la soberanía definitiva sobre dioses y hombres; el poeta recalca que el castigo del hijo de
Jápeto, Prometeo, corresponde a sus delitos y evidencia la superioridad del hijo de Cronos,
Zeus, monarca definitivo el Olimpo. En Trabajos y días el objetivo de la narración es explicar la
causa de las penalidades que arrastran los humanos para obtener su sustento.
Las coincidencias en los puntos cruciales de la narración revelan que ambos relatos proceden
del mismo autor y se repiten expresiones y versos enteros con un estilo de la época helénica.
En la teogonía se insiste más en los temas iniciales: en el engaño en el reparto sacrificial y en el
rapto del fuego celeste por Prometeo, mientras que en los trabajos y Días el acento está
puesto en las funestas consecuencias que para los humanos ha tenido el conflicto entre
Prometeo y Zeus. La creación de Pandora (la primera mujer) y su aceptación por Epimeteo en
el mundo de los hombres significa el castigo definitivo, la revancha de Zeus que castiga a los
hombres y a la vez se venga de Prometeo encadenándolo a la roca solitaria del Cáucaso y
enviando un águila carnicera.
La Teogonía atiende con preferencia al mundo de los dioses para destacar la victoria suprema
del hijo de Cronos, Zeus, mientras que en Trabajos y Días el poeta trata de justificar la
existencia del mal y del trabajo penoso como único medio de conseguir el sustento en un
mundo regido por el providente Zeus. En ambos casos Hesíodo tiene como objetivo explicar el
mal como un castigo merecido, como el pago dado por Zeus en un intento de violar el orden
establecido.
Prometeo está presentado como un personaje ambiguo; por un lado trata de favorecer a los
hombres pero por otro lado, lo más grave para Hesíodo es tratar de engañar al Dios supremo.
Zeus sabe planes eternos mientras que Prometeo sabe más astucias que nadie. Se trata de una
explicación etiológica, es decir, de las causas que han originado en los primeros tiempos un
estado de cosas. Los temas cuyas causas se nos dan son 4:
1. Por qué en los sacrificios los hombres queman en honor de los dioses los huesos y la
grasa de las víctimas y se reservan la carne para sí, la mejor porción.
2. El origen del fuego.
3. La aparición de la primera mujer como causa de desdichas.
4. La existencia en el mundo de los males, del fatigoso trabajo como una necesidad y de
la pobreza y las enfermedades.
La Teogonía trata sobre todo de los tres primeros temas, mientras que en Trabajos y días se
ocupa con un mayor detenimiento del último.
El relato mítico fundamental del enfrentamiento entre Prometeo y Zeus puede resumirse en
varias secuencias: hay dos momentos de provocación de Prometeo seguidos de la réplica de
Zeus. El primero es en el reparto de los lotes en ocasión de instaurar el sacrificio, el pacto de
relación en la separación de hombres, pacto de relación en la separación de hombres y dioses,
engaña a Zeus y la primera respuesta de Zeus es que niega el fuego a los humanos. El segundo
movimiento de Prometeo es que roba el fuego a los dioses y se lo da a los hombres y la
segunda respuesta de Zeus es que ordena la creación de la primera mujer por los dioses y se la
a los hombres.
Los humanos pagan luego las penas de la predilección del hijo de Jápeto. En el primer motivo
Prometeo oculta la mejor porción de carne y Zeus en respuesta oculta el fuego. En el segundo,
Prometeo roba el fuego para hacer un regalo a los humanos. El enfrentamiento había
empezado con trampas y engaños.
Hay que destacar que el enfrentamiento entre Zeus y Prometeo tal como nos lo presenta
Hesíodo se desarrolla en el campo de la astucia y es como una partida entre el Providente y el
Previsor. Zeus, que ya se ha enfrentado por la fuerza a otros adversarios violentos como los
titanes, se encuentra ahora con este nuevo y peligroso desafío en el terreno de la inteligencia.
En su parcialidad, Prometeo pone en peligro el orden dictado por Zeus al descomponer el
equilibrio entre dioses y hombres, tratando de beneficiar a los más débiles. Zeus le sigue el
juego y replica en el mismo plano: al ocultamiento de las carnes del buey responde con el
ocultamiento del fuego y cuando Prometeo roba el fuego Zeus responde con un regalo, pero
es una trampa para los hombres, como en el sacrificio baja hermosa apariencia hubo una
trampa para Zeus.
Prometeo por su parte recibe al final su merecido castigo y queda encadenado en el inhóspito
picacho del Cáucaso y sufre el desgarramiento cotidiano de su hígado por el águila.
Desde el punto de vista de Hesíodo, el benefactor Prometeo no ha traído a los humanos más
que dos empeoramientos consecutivos de su condición. Si para Esquilo la motivación de
Prometeo es su carácter filantrópico, para Hesíodo no hay dudas de la intervención de
Prometeo resulta siempre dañina para los hombres. Estas consecuencias son muy graves ya
que afectan a tres aspectos fundamentales de la vida:
Como conclusión podemos decir que Hesíodo muestra la magnífica ascensión de Zeus hasta su
posición de Soberano definitivo y providente sobre el cosmos divino y humano.
Hay que tener en cuenta que desde un principio, Protágoras utiliza el relato mítico con una
intención didáctica muy diferente a la del poeta épico del siglo octavo. El sofista utiliza el mito
como alegoría para ilustrar una tesis previa, lo instrumentaliza y manipula al servicio de una
idea que trata de apoyar con él. Aunque escéptico sobre la posibilidad de obtener una prueba
convincente de la existencia de dioses, Protágoras admitía el valor social de la religión y
probablemente consideraba el carácter general de la religiosidad de las gentes y la existencia
universal del culto a la divinidad como una manifestación positiva de la cultura y como un
argumento en favor de la posible existencia de ésta. De tal modo, la afirmación de que los
hombres se distinguen de los animales por ser los únicos en tener fe en los dioses y rendirles
culto, situando la religión y el lenguaje entre los primeros distintivos de la racionalidad
humana, puede proceder del texto auténtico de Protágoras. El mito sobre los orígenes de la
civilización distingue con claridad varios momentos sucesivos que conviene analizar:
El hombre no es desde un comienzo un animal cívico, sino que llega a serlo gracias a la
intervención definitiva para el proceso civilizador de Zeus. Es él quien completa la labor
emprendida por Prometeo para garantizar al hombre su supervivencia mediante el recurso de
las téchnai y sólo después de que Prometeo haya aportado la sabiduría técnica que caracteriza
a la especie humana desde su nacimiento, se fundan las primeras instituciones sociales: la
religión y el lenguaje.
La visión del progreso civilizador de Protágoras es ascendente: de la indigencia de la physis el
hombre se defiende con la ayuda de las téchnai, pero a su vez consolida su progreso social
mediante el desarrollo de la moral y de la habilidad política. Es una concepción optimista de
las primeras etapas de la civilización tanto como progreso material como espiritual. El
pensamiento del sofista se encuentra así en total oposición a la visión pesimista de Hesíodo.
Los personajes del drama pueden dividirse en aquellos ligados a la historia de Prometeo en el
mito y los nuevos personajes, introducidos por el dramaturgo para recargar con un nuevo
sentido el esquema heredado. En la obra se habla continuamente de poder y violencia. El odio
que destila Poder hacia Prometeo es el rencor sordo del autómata hacia aquel que proclama
su libertad para desobedecer las órdenes del Jefe.
Conviene destacar a Océano, que es un consejero un tanto bobalicón que no advierte la dureza
del enfrentamiento entre el tirano y el rebelde. Tras la retirada de Océano aparece una de las
ideas más conmovedoras y ésta es la idea de la sympátheia cósmica sentida por unos humanos
hacia ese Redentor crucificado sobre la peña asolada frente al mar. Si pensamos que la
religiosidad helénica no contenía aún nociones como la fraternidad o caridad cristiana,
advertiremos mejor la grandeza moral de esta concepción. Ni los efímeros ni las ninfas pueden
hacer algo, sin embargo a éstas les queda una elección: o retirarse o compartir. La
contraposición entre la decisión heroica de las vírgenes Oceánides y la retirada cómica de su
anciano progenitor es manifiesta.
Frente a Prometeo, Io es un ejemplo más dañado de lo arbitrario del poder de Zeus porque
mientras Prometeo es culpable del robo y de rebeldía, es rudo y violento e Io es consciente de
ello. El castigo de Prometeo responde a un desafío por parte del Titán; el de Io es una evidente
y desmesurada injusticia.
Hermes es también un dios asociado tradicionalmente a la leyenda de Prometeo e interviene
con distintas funciones, tanto en la versión de Hesíodo como en la de Protágoras. Es un bribón
que sabe con quién puede utilizar sus trucos, por eso Prometeo es duro con él y no muestra
ninguna piedad por el dolor del condenado. No son las últimas palabras de los dos dioses lo
que queda impreso en la atención del espectador, esas palabras que eluden al terremoto que
va a hundir en los abismos infernales al empecinado rebelde, sino el gesto de las Oceánides
ofreciéndose a compartir la pena eterna y aterradora de éste. De algún modo las Oceánides se
han convertido en el jurado de la causa criminal entre Zeus y Prometeo. No absuelven a éste,
pero al ponerse a su lado condenan al poderoso y rebaten su esencia al preferir el dolor.
Entre las tragedias atribuidas a esquilo figuran varios Prometeos; El Prometeo Encendedor del
fuego no era una tragedia, sino un drama satírico, es decir, la última pieza de las cuatro que
cada uno de los dramaturgos del festival dionisíaco ateniense ofrecía con un tono casi cómico
después de las tres tragedias representadas antes. Esta modalidad de encadenar varias piezas
para exponer las vicisitudes trágicas de un tema mítico parece peculiar de Esquilo, y no
sabemos que Sófocles o Eurípides la hayan utilizado. No se trata de un fenómeno de estilo sino
que afecta a la concepción de la tragedia como un proceso que se desarrolla en varias
secuencias y al parecer aboca a una superación del dilema doloroso, según una perspectiva
propia a este gran pensador que es el dramaturgo Esquilo.
Por otra parte, en los fragmentos conservados del Prometeo Liberado hay una notoria
conexión con la trama del Prometeo Encadenado, resalta a través de unos paralelismos muy
claros entre escenas de esta segunda pieza y la anterior, paralelismos muy conscientes,
buscados por el autor. En cuanto a Prometeo portador del fuego, algunos filósofos pensaron
que ésta podía haber sido la primera pieza de la trilogía que narrara el rapto del fuego celeste
y su entrega a los hombres. Pero las explicaciones que se dan al principio del Prometeo
Encadenado hacen inverosímil la anteposición. En cualquier caso, parece que después de la
solución de la liberación de Prometeo por Heracles, con el consentimiento de Zeus, quedaba
como terreno para una nueva tragedia que tuviera al Titán como protagonista.
Hay una corta aparición cómica de Prometeo en la fugaz escena de “Las aves” de Aristófanes;
En esta comedia, Aristófanes saca a escena a Prometeo, tratado como una figura familiar que
conserva sus rasgos místicos y su carácter de enemigo de los dioses y amigo de los hombres.
Aparece como consejero de los hombres para que estos consigan la Soberanía y salgan
beneficiados en su enfrentamiento con los dioses. Era una parodia de la situación de bloqueo
que algunas ciudades podían encontrarse en la guerra contemporánea.
Prometeo es un trabajador mientras que los titanes no lo son aunque encontramos herreros o
metalúrgico pero sólo en el ámbito de las fraguas vulcánicas. El mundo prometeico es un
mundo de trabajo y él está orgulloso de las obras de su mente y de sus manos, y este orgullo
se repite hasta la deformación en el hombre prometeico. Prometeo mantiene una relación
estrecha con uno de los dioses, Hefesto (el único trabajador entre los dioses) que es el
inventor de los primeros autómatas que son las dos esclavas de habla dorada que se mueven
por sí solas y que él creó para apoyarse en ellas cuando caminaba. Son suyas obras de arte tan
raras como la imagen de Pandora, el carro de Helio o la coraza de Diomedes. Sus trabajos
destacan por su habilidad y suntuosidad y en parte evidencian los poderes vertidos y forjados
en ellos. Hefesto también forjó las cadenas de Prometeo y en sus fraguas trabajan los tres
cíclopes Arges, Brontes y Estéropes. Hay que resaltar que Hefesto era un dios y no un titán.
Lo que caracteriza a Prometeo es que sólo puede crear algo por medio del trabajo y esto lo
diferencia del modo de crear sin esfuerzo de crear sin esfuerzo de los otros dioses.
En resumen, Prometeo salvó a los hombres cuando Zeus quería aniquilarlos y les entregó el
fuego para que aprendiesen múltiples artes. El hombre adquirió entonces conciencia y espíritu
gracias a él. A los que vivían en cuevas les enseñó a construirse casas, a observar el curso y el
tiempo de los astros, los números o la escritura e inventó los medicamentos o la navegación y
descubrió y enseñó la utilización de los metales. Prometeo emprendió por sí mismo el camino
del enfrentamiento con Zeus y desde un principio reconoció que la lucha de los grandes titanes
contra Zeus era inútil e intentó animarles con sus inteligentes consejos para que se sometiesen
al poder de Zeus. La predicción de Gea y de Temis le enseñó que con violencia no se podía
hacer nada contra Zeus, que sólo la astucia podía ser de utilidad y de ahí que cuando los
titanes desestimaron sus consejos se pusiera con Temis del lado de Zeus aconsejándole que
encerrase a Crono en el Tártaro junto con sus secuaces. Prometeo ve que Zeus lo necesitará y
apuesta por ello. Sólo él conoce el acontecimiento futuro que amenaza el poder de Zeus. Zeus
lo arrojará al abismo con ayuda de sus rayos y no verá la luz durante largo tiempo. Una vez de
vuelta en la tierra, el águila le devorará su hígado (el centro de su fuerza y sus deseos) hasta
que llegue Heracles, hasta que Quirón desciende al Hades en lugar de Prometeo y éste, que
desde hace tiempo conoce su futuro, insiste en su negativa a partir de la última advertencia del
coro y tiene lugar la decisión de Zeus. La tierra tiembla poderosamente y el titán se hunde
junto con la roca a la que está encadenado. Desaparece en las profundidades invocando el éter
sagrado.
RELACIÓN CON LA OBRA DE “FRANKENSTEIN O EL MODERNO
PROMETEO” DE MARY SHELLEY
“Frankenstein o el moderno Prometeo” es una novela gótica inglesa que gira en torno a Víctor
Frankenstein y su creación monstruosa. Fue publicada por Mary Shelley en 1818 y es una gran
lección de la necesidad que todo hijo tiene de un padre, de una familia y der ser amado. Está
enmarcada en un contexto religioso por el hecho de la atribución omnipotente de un ser
humano, en este caso Víctor, que se cree capaz de generar vida.
El científico Víctor Frankenstein consiguió darle vida a un cuerpo hecho con trozos de
cadáveres y esto no le dejaba dormir, le producía pesadillas y lo estaba consumiendo. Le
acabará contando su creación a Robert Walton.
El médico estaba emocionado antes de dar vida a su creación pero una vez que lo logró, el
monstruo le repugnaba y le daba miedo, por lo que huyó caminando por la ciudad y cuando
después regresa a casa se encuentra con que el monstruo había desaparecido y entonces se
pone nervioso pero también se alegra.
El monstruo es odiado por su deformidad, todos le temen y lo rechazan y por eso él quiere
vengarse. Mata al hermano pequeño de Víctor y éste, deprimido, se va a la montaña para
despejarse pero se encuentra con su creación que había aprendido a hablar espiando a una
familia a la que le enviaba regalos como gratitud, pero ésta al ver su aspecto lo rechazan. El
monstruo se sentía solo y necesitaba compañía por lo que le pide a Víctor que cree a alguien
similar a él y el médico acaba accediendo a crearle una compañera. Comienza a experimentar
en su laboratorio pero se acuerda de que el monstruo había asesinado a su hermano y esto le
impide seguir, por lo que destruye su creación sin haberle dado vida pero el monstruo que
había visto esto decide vengarse matando a su prometida y a su mejor amigo. Es entonces
cuando Víctor decide acabar con él y lo persigue hasta el Polo Norte hasta que el hielo los
separó, fue ahí donde encontró a Walton en su barco al cual convenció de que persiguiera al
monstruo y fue así hasta que un día Víctor falleció. El día siguiente Walton encontró al
monstruo sobre el cuerpo de su amigo rogándole que le perdonara por sus acciones e incluso
trató de justificar sus acciones ante Walton. Mientras éste dudaba si debía matar al monstruo
como había prometido a Víctor o no, éste le dijo que iría al Polo Norte donde se quemaría
hasta que no quedara rastro de él y fue entonces cuando saltó del barco y desapareció.
En la Antigüedad, los hombres estaban sumidos en la oscuridad hasta que el titán Prometeo
les dio el fuego, que se convertiría en el centro de la civilización. La novela por su parte narra la
historia de alguien que sumido en los estudios de la alquimia, intenta descubrir los engranajes
y la esencia de la vida para poder crear vida a partir de la muerte. Viene a ser como un re
descubrimiento del fuego, de algo tan inmenso que puede llevar a toda la civilización a una
revolución total.
El científico Víctor Frankenstein quiere emular a Dios infundiendo vida en la materia inanimada
como había hecho Zeus. Se ve capacitado para crear un ser humano y su castigo al igual que el
del mítico Prometeo griego es implacable e igualmente de trágico es el destino de la criatura
que surge de este experimento científico. Víctor quiso desafiar la naturaleza y por ello intentó
dar vida a materiales inertes con electricidad hasta que vio que era capaz de crear vida
humana, es decir, desafía la moral científica atribuyéndose en su arrogancia la capacidad
divina de otorgar o quitar vida.
Observamos que Prometeo es castigado por los dioses y Víctor por su soberbia de desafiar el
poder divino de otorgar vida; en definitiva, aunque por motivos muy diferentes, ambos habían
desafiado a los dioses.
Víctor, al igual que Prometeo, es un dios-demiurgo, productor y artesano que por otra parte
dista mucho en poder del Dios creador concebido por los filósofos y pensadores cristianos. Su
creación es, en relación con los hombres y a diferenciad e la hecha por el Dios cristiano y por
Prometeo, monstruosa y además ni siquiera le pone un hombre.
Prometeo tuvo que cumplir una condena (estar encadenado en una roca en la que un águila le
devoraba el hígado constantemente) pero el destino de Víctor parece ser peor que el de
Prometeo. Hay castigo pero no liberación ni reconocimiento y tampoco consigue la
inmortalidad que los humanos otorgan a los grandes hombres.
Podemos ver notablemente que entre novelas y mito existen una serie de semejanzas y
diferencias;
Prometeo es el amigo y benefactor de la humanidad. Él hace que los seres humanos sean
superiores a los demás animales, dotándolos de una forma noble y de la facultad de
caminar erguidos. Por su parte, Víctor Frankenstein intenta mejorar la raza humana pero
su experimento fracasa al contemplar con horror el resultado de su creación, la cual
posteriormente se convierte en una amenaza contra la humanidad. La reacción de Víctor
es muy cuestionable, ya que se horroriza del aspecto físico que él mismo le dio al
monstruo, y no se detiene a contemplar la parte humana de su creación. El monstruo es un
ser de sentimientos nobles pero las circunstancias lo obligaron a reaccionar con violencia,
a cometer crímenes y a odiar a la humanidad que lo rechazaba. Él mismo dice "Era bueno y
la desgracia me hizo un malvado".
La infracción de Prometeo lo condenó a permanecer encadenado a una roca en el
Cáucaso, donde era atacado eternamente por un águila que devoraba sus entrañas. Víctor
no pensó en las consecuencias de ir en contra de la naturaleza y su ambición por el
conocimiento y la búsqueda de resolver el misterio de la vida y la muerte lo condenó a la
desgracia, a la infelicidad, a padecer persecuciones y a sufrir la pérdida de sus seres
queridos. Prometeo fue condenado por los Dioses, pero Víctor Frankenstein se condenó a
sí mismo a consumir su vida en pos de la destrucción de su creación.
En resumen; Prometeo era el defensor de los mortales y fue castigado por los dioses mientras
que lo padecido por Víctor es consecuencia de su soberbia y rapto de locura en la conquista
del poder divino, como lo es el ser creador de vida. Si Prometeo tras crear al hombre le dio el
fuego para ayudarle en su vida cotidiana, Víctor no aportó nada a su engendro más allá de
darle la vida. Si el titán pasó a ser decididamente el protector de la humanidad, Víctor se
convirtió en enemigo declarado de la criatura. Una similitud que podría aceptarse es que en
definitiva, pero por motivos muy diferentes, se puede asimilar que ambos desafiaron a los
dioses.
Prometeo fue el creador del sacrificio, no dudó en robar el fuego de la vida trepando al monte
Olimpo y huyendo en el carro de Apolo. No sólo robó el fuego sino que develó su secreto a
toda la humanidad, para que nadie dependa de los dioses. Por esto fue considerado el
protector de la civilización humana. En el final de la obra de Esquilo, Hermes le ruega a
Prometeo que hable para evitarse peores males, pero Prometeo sin vacilar le responde:
“Prefiero morir como un desgraciado antes que vivir como un siervo de Zeus”. Zeus provoca la
tempestad y la montaña cae bajo Prometeo y el águila le come el hígado. Pero Prometeo no
conoce el miedo, y sus ideales y convicciones están por encima de todo. No teme a la muerte
porque no la conoce, sí conoce la vida y sabe que vale la pena vivirla dándole un sentido y
luchando por algo que la dignifique, ayudando al prójimo al costo de su propia vida.
En la novela el protagonista es despreciado por la sociedad. El no eligió ese destino sino que
Víctor fue el responsable de su desgracia y ademáslo abandonó. Veía que los humanos
estrechaban lazos entre ellos, pero él estaba excluido de eso. Está presente la concepción
rousseauniana típicamente romántica del “buen salvaje”: nadie nace malo, el hombre se
vuelve malo, es transformado por la sociedad que le hace perder la inocencia y lo corrompe.
Frankenstein no tenía miedo a la muerte y amaba la vida, pero no pudo soportar el dolor de
vivir con ese pesar del desprecio de toda la sociedad. Al final, Frankenstein le da muerte a
Víctor, diciendo a los presentes: “No teman, no cometeré más crímenes; mi tarea ha
terminado. Ni su vida ni la de otro ser humano son necesarias para que se cumpla lo que debe
cumplirse. Bastará con una sola existencia: la mía”. Y acto seguido se quita la vida. Esta falta de
miedo a la muerte y la idea de que puede tener un sentido benefactor, emparenta a
Frankenstein con Prometeo.
BIBLIOGRAFÍA
“Prometeo: mito y tragedia” de Carlos García Gual. Madrid: editorial Hiperión, 1995.
“Mitos griegos” de Friedrich Georg Jünger. Barcelona: editorial Herder, 2006.
“Frankestein o el moderno Prometeo” de Mary Shelley. Madrid: editorial Cátedra, 2001.