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Hesíodo

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Análisis de la Teogonía de Hesíodo.

Estructura del saber mítico, orden de los elementos


y naturaleza humana.

1.- Introducción
Los poemas de Hesíodo abrieron la puerta a la conciencia individual del
hombre antiguo, al reconocimiento de un Derecho sancionado por la divinidad
y, lo que es más importante, a la organización espacial y temporal, religiosa e
histórica del mundo. Él dio una estructura coherente a los mitos griegos y éstos
inspirarían luego amplias parcelas de la creatividad humana, no solo la
literatura, sino también la filosofía, la teología, la música, la pintura y otras
artes.

Sus 1.022 versos encierran materiales diversos, entre los que se cuentan
himnos, relatos míticos y catálogos de dioses y héroes, pero la unidad temática
es clara. Hay una cosmogonía (vv. 116-125) y una teogonía (vv. 126-962)
precedidas por un doble proemio (vv. 1-115), que en la Antigüedad pasaban
por ser la primera exposición sistemática de los mitos divinos. Aquí el poeta
explica la creación y organización del mundo, partiendo del Caos para terminar
en la instauración del orden a cargo de Zeus, el padre de Dioses y hombres. La
última parte (vv. 965-1.018), un catálogo de los héroes, hijos de diosas, establece
el nexo entre la historia divina y la historia humana, perfilada en Trabajos y Días
con el mito de las edades. Concluye la Teogonía con dos versos (1.021-1.022) que
coinciden con el comienzo del proemio al Catálogo de las Mujeres, obra atribuida
a Hesíodo.

Los mitos son precisamente los que aseguran no solo la calidad literaria,
sino también la unidad formal de todo el poema.

El gran sentido de la Teogonía es su divinización del mundo que nos


rodea, la personificación de los fenómenos y actividades que implican el éxito y
el fracaso, la alegría y el dolor, en una palabra, la vida humana. Hesíodo se
impone la tarea de convertir en entidades eternas todas las circunstancias
pasajeras de esta vida y tal proceso de personificación solo culmina cuando el
fenómeno o potencia en cuestión recibe un nombre que le individualiza.

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Pero su objetivo no es solo exponer, como poeta profeta, su
interpretación de estas realidades humanas, sino explicar, impresionado quizás
por el estricto orden del Universo, la clave religiosa de esa armonía.

En este sentido, Hesíodo recurre a una solución brindada por unos mitos
procedentes de las civilizaciones más antiguas cuyas respuestas encajan
perfectamente con ese sentir religioso del poeta. La clave del orden cósmico
radica en el triunfo total del bien sobre el mal, de lo justo sobre lo injusto: Urano
es malvado y violento, por lo que encuentra su castigo en manos de Cronos.
Éste a su vez es también cruel y tiránico y Zeus castigará su pecado. Pero Zeus
es todo orden y justicia y en consecuencia su soberanía será eterna.

La Teogonía es, pues, el poema de los dioses y en su evolución, Hesíodo


se muestra optimista. El mito de las sucesiones implica un proceso progresivo
desde el Caos hasta el orden perfecto sancionado por la justicia de Zeus. Nos
encontramos, finalmente, ante el primer poema griego que busca una
explicación divina al orden del mundo y que basa esa explicación en el triunfo
definitivo del bien sobre el mal.

2.- Estructura del saber mítico


Siguiendo a J.P. Vernant en su libro ‘El universo, los dioses, los hombres.
El relato de los mitos griegos’ podemos decir que las condiciones de existencia y
supervivencia del mito son memoria, oralidad y tradición.

Hay que conocer el mito de memoria y, para darle vida, recitarlo. En el


caso de los mitos griegos éstos eran reproducidos por los aedos y rapsodos,
quienes tejían sus relatos utilizando métodos de poesía oral.

El mito solo permanece vivo si sigue siendo contado de generación en


generación, en el transcurso de la existencia cotidiana.

En caso contrario, relegado al fondo de las bibliotecas, fijado en forma de


textos, se convierte en referencia erudita para una elite de lectores especialistas
en mitología.

3.- Poder vocativo y normativo de la palabra mítica


Conocer el nombre de una cosa o de una persona es penetrar en el círculo
que le es propio. Nos encontramos con la función mágica de la palabra. Al hilo
de lo anterior, conviene señalar que en la Teogonía muchos de los nombre

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dados a las divinidades son nombres parlantes. La importancia de este poema,
además de en sus mitos, radica precisamente en las listas de nombres con que
se acerca la experiencia humana a la realidad divina en que quiere convertirse.
Nos encontramos con nombres parlantes de las Musas (vv. 1-115) que se
convierten en diosas por la magia de la palabra.

En este sentido, debemos recordar que en la Odisea Ulises no le dice su


nombre a Cíclope, sino que dice que se llama Nadie (Canto IX, v. 365).

4.- Orden de los elementos

Siguiendo a Roxana Martínez Nieto, las cosmogonías prefilosóficas


griegas son relatos de carácter mítico –poético acerca del origen del mundo, el
nacimiento de los dioses (teogonía) y el nacimiento de la humanidad
(antropogonía).

Hesiodo crea un concepto nuevo, el Χάος, a partir del cual surge toda la
teogonía. El caos es anterior a la existencia del Cielo (Oὐρανός) y la Tierra
(Γεα).

De la unión de estos dos primeros dioses nacieron los Hecatonquiros,


gigantes de cien manos, los Cíclopes, gigantes que tenían un solo ojo en la
frente, los Titanes y sus hermanas las Titánides.

Urano, celoso de los hijos que iba concibiendo Gea y temeroso de que
pudieran arrebatarle su poder, no les dejaba salir del seno de su madre. Gea,
que sufría terribles dolores, fabricó una hoz y se la entregó a Cronos para que la
liberara de la opresión de Urano. Crono cortó los testículos a su padre y los
lanzó al mar, de donde nacieron las Erinias y Afrodita.

Crono liberó a todos sus hermanos y ocupó el lugar de Urano en el Cielo.


Arrojó al Tártaro a los Hecatonquiros, encadenó a los cíclopes y se casó con su
hermana Rea. Para evitar ser destronado por sus propios hijos, Crono los iba
devorando según iban naciendo.

Al nacer Zeus, su madre lo escondió en Creta y le dio una piedra a Crono


para que se lo tragara. Crono vomitó a todos sus hijos.

Zeus luchó con los Titanes, liberó a los cíclopes y a los hecatónquiros.

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Tomó como primera esposa a Metis, a quien se tragó, en segundo lugar
se llevó a la brillante Temis. Luego se unió a Deméter, nutricia de muchos, …
En último lugar tomó por esposa a la floreciente Hera.

Continúa la Teogonía enumerando los diversos matrimonios de los


dioses y concluye con un catálogo de los héroes.

5.- Origen del estado del hombre

Hesíodo aborda el origen del estado del hombre en la Teogonía en los


versos 507 y ss.

Nos dice que el titán Jápeto tuvo con Clímene cuatro hijos: el intrépido
Atlas, el muy ilustre Menetio, el mañoso y astuto Prometeo y el torpe Epimeteo.

De nuevo volvemos a encontrarnos con nombres parlantes, pues


Prometeo está formado por el adverbio πρό que significa antes de y el
sustantivo μῆτις, que es el nombre de la inteligencia práctica y de la astucia.
Prometeo significa ‘el que piensa antes de obrar’.

Epimeteo, por el contrario, está formado por el adverbio επί que significa
después de y el sustantivo μῆτις. Significa ‘el que piensa después de obrar’,
dándose cuenta del error cometido.

A partir de los versos 535 y siguientes Hesíodo narra el mito de


Prometeo que engañó a Zeus, quien por haber devorado a la diosa Μῆτις
también era muy astuto, dándole los huesos envueltos en grasa y reservando a
los hombres la carne y ricas vísceras con la grasa.

‘Zeus encolerizado desde entonces tuvo presente este engaño y no dio la


infatigable llama del fuego a los hombres’.

Prometeo nuevamente lo burló, hiriendo de nuevo el alma de Zeus. Por


este motivo preparó un nuevo mal para los hombres: Pandora ‘de ella desciende
la estirpe de femeninas mujeres y es gran calamidad para los mortales’.

Pandora (Πᾶν δῶρα) es otro nombre parlante. Pero los autores no se


ponen de acuerdo sobre su interpretación, pues puede entenderse como regalo
de todos los dioses como propone Hesíodo, pero también como regalo para
todos los hombres.

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En este punto, quiero señalar que los mitos de Prometeo y de Pandora
son desarrollados por Hesíodo en su otra obra Trabajos y días (v. 90 y ss.). ‘En
efecto, antes vivían sobre la tierra las tribus de hombres libres de males y exentas de la
dura fatiga y las penosas enfermedades que acarrean la muerte a los hombres. Pero
aquella mujer, al quitar con sus manos la enorme tapa de una jarra los dejó diseminarse
y procuró a los hombres lamentables inquietudes’.

Los versos 601 a 615 de la teogonía establecen las desgracias de los


hombres en relación con el matrimonio, tanto si deciden huir de él, como si
deciden contraerlo, pues aun cuando se consiga tener una mujer sensata y
adornada de recato, durante toda la vida el mal equipara constantemente al
bien. ‘De esta manera no es posible engañar ni transgredir la voluntad de Zeus’.

La historia de Prometeo en la Teogonía está formada por tres mitos


etiológicos estrechamente ligados por la figura del hijo del Titán.
1) Por qué en los sacrificios los hombres se reservan la carne de las
víctimas y dan a los dioses los huesos y grasa.
2) Cómo encontraron los hombres el fuego.
3) El origen de la mujer como ruina para los hombres.

El objetivo inicial de esta historia es explicar el destino de Prometeo que


como sus hermanos sufre un castigo que Zeus le impone por sus pecados. Pero
a este objetivo se añade otro: explicar el origen del mal entre los hombres.

Aurelio Pérez Jiménez considera que tanto Prometeo como Epimeteo


representan a la Humanidad en sus aspectos respectivos de insensata sabiduría
e insensata torpeza. En el caso de Epimeteo ese castigo se recibe por su torpeza.
En el caso de Epimeteo se castiga su sabiduría.

Pérez Jiménez cita el artículo del profesor Ruiz de Elvira ‘Prometeo,


Pandora y los orígenes del hombre’, en el que se pregunta por qué se hace
responsable a los hombres de los pecados de Prometeo. Y la respuesta nos la da
el propio Hesíodo en Trabajos y días (v. 240) Muchas veces hasta toda una ciudad
carga con la culpa de un malvado cada vez que comete delitos o proyecta barbaridades’.

Los pecados de Prometeo son dos y dos son igualmente los castigos que
reciben los hombres:
- Primer pecado: Prometeo presume de su sabiduría al creer que engaña
a Zeus.
- Primer castigo: Zeus no da fuego.
- Segundo pecado: Prometeo roba el fuego a Zeus. La sabiduría humana
se las ingenia para sustituir el fuego natural negado por Zeus por un

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fuego técnico; pero este robo representa también una insensatez al
transgredir la voluntad divina.
- Segundo castigo: Creación de Pandora. De nuevo se castiga la
insensata sabiduría de Prometeo, aunque ahora se hace a través de
Epimeteo (la torpeza humana), con lo que el mal será irremediable. Es
significativo que en Teogonía Hesíodo no insiste en el camino de este
castigo, si bien alude a él en el v. 513. Ello se debe a que el objetivo de
este poema es explicar el destino de Prometeo como divinidad
enfrentada a la sabiduría de Zeus, no del hombre como tal. Así la
historia de Pandora solo interesa como castigo del pecado del Titán,
mientras que en Trabajos y días el objetivo es explicar el origen del mal
radicado en la torpeza humana, pasando allí la historia a un primer
plano.

No quiero concluir este punto, sin abordar otro mito tratado por Hesíodo
en Trabajos y días (v. 105 y ss.), pero que entiendo que se refiere al origen del
estado del hombre, cual es el mito de las edades.

‘Ahora, si quieres, te contaré brevemente otro relato, cómo los dioses y los
hombres mortales tuvieron un mismo origen’.

Este mito puede ser resumido del modo siguiente:

En un principio dioses y seres humanos compartían los días. Pertenecían


estos humanos a la raza de oro, y Crono reinaba en el cielo. No conocían las
preocupaciones ni la fatiga y cuando les llegaba la hora, el sueño, que no la
muerte se apoderaba de ellos.

Después les sucedió la raza de plata. Peores que los anteriores, estos
seres tenían una infancia prolongada y una edad adulta breve. Por su
irreverencia para con los dioses fueron hundidos en la tierra por el propio Zeus.

La tercera edad acogió a los feroces hombres nacidos de los fresnos. Su


carácter guerrero se corresponde con su naturaleza de bronce. Ocupados solo
en las luchas murieron unos a manos de otros.

Aquí interrumpe Hesíodo la serie de razas. Zeus creó sobre la tierra una
humanidad más justa y virtuosa, la estirpe de los héroes llamados semidioses.
Muchos de ellos murieron en las guerras de Tebas y de Troya.

Por último llegó el turno de nuestra generación, la raza de hierro, la más


desgraciada de todas por estar condenada a padecer fatigas e inquietudes
durante toda la vida.

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El mito de las edades ha llevado a Hesíodo a una consideración
pesimista del futuro inmediato de su época que tiende peligrosamente a
convertirse en el reino de la ὕβρις.

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Bibliografía:

Teogonía. Traducción de Aurelio Pérez Jiménez. Gredos, 1982.

La aurora del pensamiento griego. Roxana B. Martínez Nieto. Editorial Trotta, 2000.

Los orígenes de la filosofía griega: De Hesíodo a Parménides. Olof Gigon. Editorial


Gredos, 1971.

El universo, los dioses y los hombres: El relato de los mitos griegos. Jean-Pierre
Vernant. Círculo de Lectores, 2001.

Cuéntame un mito. Carlos Goñi. Ariel 2012.

Hijos de Homero. Un viaje personal por el alba de occidente. Bernardo Souvirón.


Alianza Editorial, 2008.

Artículos: La primera teoría del poder: Del Caos al Olimpo y El mito como estructura
del poder en Grecia en A partir de los griegos. Selección de artículos. José Lorite
Mena. Universidad de los Andes, 1983.

Índice
1.- Introducción.
2.- Estructura del saber mítico.
3.- Poder vocativo y normativo de la palabra mítica.
4.- Orden de los elementos.
5.- Origen del estado del hombre.

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6.- Bibliografía.

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