“ESPACIO Y LITERATURA EN HISPANOAMÉRICA”, por Alicia Llarena (pp. 41-57), en De Arcadia a Babel. Naturaleza y ciudad en la literatura hispanoamericana (Javier de Navascués, edit.)
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“ESPACIO Y LITERATURA EN HISPANOAMÉRICA”, por Alicia Llarena (pp. 41-57), en De Arcadia a Babel. Naturaleza y ciudad en la literatura hispanoamericana (Javier de Navascués, edit.)
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“ESPACIO Y LITERATURA EN HISPANOAMÉRICA”, por Alicia Llarena (pp. 41-57), en De Arcadia a Babel.
Naturaleza y ciudad en la literatura hispanoamericana (Javier de Navascués, edit.)
Luciana Decker Orozco 6/27/2018 “1. DEL TELURISMO AL ESPACIO” “los trabajod sobre el espacio literario y en general sobre la espacialidad, […] se anuncian especialmente interesantes en el caso de la literatura hispanoamericana, donde a veces, como se sabe, tuvo un papel protagónico.” 41 “Vargas Llosa valora al regionalismo por su representatividad de lo americano, y observa en lo telúrico un primer encuentro entre identidad y escritura: “Artísticamente siguen enajenados a formas postizas, pero se advierte en ellos una originalidad temática; sus libros han ganado una cierta representatividad (…) Seres, objetos y paisajes desempeñan en estas ficciones una función parecida, casi indiferenciable: están allí no por lo que son sino por lo que representan. ¿Y qué representan? Los valores “autóctonos” o “telúricos” de América”1. En otros términos: “Yo creo que esta gente removió muy bien la tierra para que los que vinieron después pudiéramos sembrar más fácilmente”, diría García Márquez2.” 42 “Pero una vez concluida la fiebre regionalista, y una vez desplazado el paisaje en la Nueva Novela, el “telurismo” perdió fuerza, aunque no ocurrió lo mismo con el espacio literario, que encontró sutiles formas de permanecer en el centro del discurso.” 41-42 “El conquistador llegó en busca de los tesoros de la naturaleza, no de la personalidad de los hombres, y liberarse, en la segunda década del siglo XIX, del conquistador, significaba también convertir la naturaleza enajenada en naturaleza propia”3 42 “para conquistar de nuevo su naturaleza enajenada, América debía despojarse primero de las falsas imágenes heredadas por una tradición asimismo extraña, el espacio será el eje sobre el que giren, incesantemente, muchos de sus conflictos y aportaciones más singulares.” 43 “2. LA VIEJA CARTOGRAFÍA: PROBLEMAS RECURRENTES” 42 “nuestros hábitos psicológicos, perceptivos, culturales, dependen en gran medida de nuestra relación con el espacio, de nuestra suma de afectos o desencuentros, de nuestro enraizamiento o nuestra distancia, de nuestra extrañeza o de nuestra pertenencia con respecto al mismo, de ahí que no sean exageradas las precauciones que el geógrafo toma con respecto a sus informantes” 44 “¿Qué sucedería si con esta misma percepción del geógrafo interpretáramos la historia literaria de América? ¿Hubo "mentiras" en la relación sobre el espacio americano? ¿Hubo problemas? ¿Y soluciones? ¿Qué imágenes espaciales se han ido fijando en el imaginario americano? ¿Y a qué responden cada una de ellas? ¿Cuál es el nuevo planisferio de Hispanoamérica? ¿Qué signos espaciales están ahora en construcción? ¿Cuáles fueron las intenciones de los exploradores, a qué 1 Vargas Llosa, 1991, p. 361. 2 García Márquez, 1991, p. 119. 3 Fuentes, 1991, pp. 76-77. designios morales respondieron sus acciones sobre el mapa? ¿Cuál es, en fin, a estas alturas, el resultado de aquel proceso de reencuentro con la naturaleza enajenada?” 44-46 “Mas como pudiere diré algunas cosas de las que vi, que aunque mal dichas, bien sé que serán de tanta admiración que no se podrán creer, porque los que acá con nuestros propios ojos las vemos, no las podemos con el entendimiento comprender”. Cortés ya reflejaba en estas líneas un doble inconveniente, intuyendo también la doble necesidad del escritor americano: habilidad para sintetizar en la escritura la vasta realidad de América, y poder de convicción para hacerla creíble y verosímil.” 46 “La pericia de estos narradores convirtiendo al espacio en el protagonista de sus obras resolvió una parte de la enajenación y el desconocimiento de América, pero no se liberó de los conflictos aún dominantes en la escritura. La Nueva Novela, sin embargo, que convirtió el repudio del paisaje en un "acto estéticamente subversivo"1 encontró en el espacio, paradójicamente, algunas de sus mejores soluciones literarias.” 46 “pero la novela del colombiano, y antes la de Rulfo, vendrían a recordar, con la construcción de sus célebres pueblos imaginarios, la capacidad expresiva y sintetizadora de la dinámica espacial en el relato.” 47
“3. UN PLANISFERIO PARA LA IDENTIDAD” 47
“La mera existencia de Comala y Macondo induce a la verosimilitud, sortea los escollos descriptivos, y contribuye al desenlace de un problema: el de la insuficiencia literaria ante la representación de América […] las notas sobre la aldea en Cien años de soledad no sobrepasan las tres páginas de una novela de más de trescientas; y sin embargo, pronto se extendió la idea de que Macondo es una imagen mítica del Caribe, y de la historia nacional de Colombia, y por si fuera poco el reflejo y la síntesis de toda América Latina. Que la historia de Macondo es la historia de todo un continente.” 47 “La ciudad literaria no era nueva en América, ya la había inaugurado Arlt en los años veinte (El juguete rabioso, 1926), fue amplificada por autores como Mallea (La ciudad junto al río inmóvil, 1936), y se convertirá en las décadas siguientes en el espacio simbólico donde se edifican los mapas urbanos de la identidad americana: Leopoldo Marechal (Adán Buenosayres, 1948), Ernesto Sábato (Sobre héroes y tumbas), Juan Carlos Onetti (La vida breve, 1950), Carlos Fuentes (La región más transparente; 1958) o Julio Cortázar (Rayuela, 1963) se erigen en geógrafos del alma nacional, y elaboran espacios de significación que aspiran a ser míticos, esto es, universales y representantes de un ánimo colectivo.” 48 “En la actualidad, la gente ve nieblas no porque haya tales nieblas, sino porque los poetas y los pintores le han enseñado la misteriosa belleza de sus efectos.” 450 “podríamos preguntarnos por ejemplo, si había columnas en La Habana antes de Alejo Carpentier.” 50 4 Wilde, 1972, pp. 37-38 “4. ÚLTIMOS TERRITORIOS” 50 “Con respecto a la ciudad, es evidente que los últimos narradores también siguen confiándole un lugar prioritario en sus ficciones, y que el clima posmoderno ha contribuido a la exploración de sus barrios, calles, rincones, márgenes y extrarradios, desde las narraciones de la "Onda" mexicana, la Lima de Jaime Baily, la vitalidad del género policíaco (donde la trama disfraza el objetivo prioritario: el contexto) hasta ese género que ha ido convirtiéndose en la enunciación urbana por excelencia, la crónica periodística, que algunos definen como "la metáfora de los 80" porque "el gesto de contar( ... ) es un modo de sobrevivir en un paisaje urbano que se transmuta a toda velocidad" 5; así los nuevos cronistas operan en la memoria y en el presente colectivos” 51 “Aunque este regreso a lo natural, o al paisaje interior de América, no sólo es la respuesta a la decadencia urbana, sino también una afirmación de identidad frente a los fenómenos centralizadores. Si en las primeras décadas del siglo los vastos espacios naturales se ofrecieron como signos del alma nacional, y como territorios erigidos frente a la mirada eurocéntrica, en estos últimos años las provincias mexicanas, por ejemplo, toman la escena literaria, fundan de nuevo sus orígenes a través del paisaje, y se postulan como textos desveladores de la nueva geografía nacional” 53 “Finalmente, en la construcción literaria de la geografía americana, también estas últimas décadas han sido escenario de algunos desplazamientos importantes: por un lado, los flujos migratorios y el trasiego entre fronteras de miles de hispanoamericanos han ido diluyendo la nacionalidad geográfica en una suerte de nacionalidad cultural; por otro, la representación de esa nueva espacialidad ha encontrado no sólo metáforas en el nivel literario, sino también respuesta en el plano teórico, como reflejo de una ficción que reproduce la temperatura social y cultural de fin de siglo. Así Mateo Palmer reivindica una interpretación integral del Caribe que sea capaz de explicar su totalidad, y de abarcar sus nuevos y cambiantes espacios geográficos” 54 “Mientras se van configurando las nuevas cartografías, Fuentes anuncia en La frontera de cristal el nacimiento de sujetos portadores de esa nueva espacialidad: "Yo no soy mexicano. Yo no soy gringo. Yo soy chicano. No soy gringo en USA y mexicano en México. Soy chicano en todas partes. No tengo que asimilarme a nada. Tengo mi propia historia"6 55 “¿Espacio geográfico o espacio ideológico? Desafíos, en fin, que nos obligan a contemplar con atención el mapa literario del continente, para abordar la verdad de su geografía, porque "la búsqueda de las venas profundas de nuestras literaturas no es un capricho filológico, sino una necesidad creciente de la época: el arribo a una madurez esclarecedora en los estudios literarios, no sólo del Caribe, sino de toda Latinoamérica en su conjunto” 7 55
5 Rotker, 1993, pp. 122-123. 6 Fuentes, 1995, p. 294. 7 Mateo Palmer, 1990, p. 15.