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Semana3 Ética de Justicia y de Felicidad (Material Alumnos)

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Ciudadanía y reflexión ética

2017-3
Sesión 3
La ética de la Justicia y la ética de la Felicidad
Logro
Al finalizar la unidad, el estudiante identifica, describe y explica situaciones problemáticas para la ética, el
de la
reconocimiento y la interculturalidad en nuestra sociedad.
unidad
Logro Al finalizar la sesión, el estudiante distingue de manera aproximada las acciones justas de las injustas en
de la los entornos sociales y discierne sobre las formas de distribución y reconocimiento de derechos,
sesión libertades y bienes en general.

ÉTICAS DE MÁXIMOS Y ÉTICAS DE MÍNIMOS


Escrito por Cortina. A. y Martínez .E. Ética. Editorial Akal. Madrid. 2001

Un buen número de autores considera hoy en día que conviene distinguir "lo justo" y "lo bueno" dentro del fenómeno moral
en su totalidad, sin olvidarnos de que "distinguir" dos aspectos de un fenómeno para comprenderlo mejor no significa
suponer que en la realidad se dan separados. Resulta imposible sin duda averiguar qué es lo justo si no tenemos ya unos
ideales de vida buena, y es de igual modo imposible diseñar un ideal de felicidad sin contar con elementos de justicia. Sin
embargo, lo justo y lo bueno pueden y deben distinguirse en el siguiente sentido.

Cuando tenemos algo por justo no estamos pretendiendo sólo expresar un sentimiento(emotivismo), ni informando de que
lo aprobamos(subjetivismo), ni tampoco exigiendo que sólo lo tenga por justo nuestro propio grupo(relativismo), sino que
estamos pretendiendo que lo tenga por justo cualquier ser racional que se sitúe en condiciones de imparcialidad; es decir,
estamos pretendiendo que debe tenerlo por justo cualquier ser racional que no se deje llevar por sus intereses individuales
o grupales, sino por intereses universalizables, porque creemos tener razones suficientes para convencer a otras personas
de que la propuesta satisface tales intereses. (Si decimos, por ejemplo, que es injusta la actual distribución de la riqueza,
en virtud de la cual gran parte de la humanidad muere de hambre, no intentamos solamente expresar una opinión, sino
afirmar que debería cambiar tal distribución y qué pensaría igual que nosotros cualquier ser racional, que deseara
satisfacer intereses universalizables).

La justicia se refiere, por tanto, a lo que es exigible en el fenómeno moral y además exigible a cualquier ser racional que
quiera pensar moralmente. Con lo cual nos encontramos con que es moralmente justo lo que satisface intereses
universalizables. ¿Cómo podríamos averiguar cuáles son esos intereses? Celebrando un diálogo entre todos los afectados
en condiciones de simetría, como propone la ética discursiva.

Sin embargo, cuando tenemos algo por bueno, por "felicitante", no podemos exigir que cualquier ser racional lo tenga por
bueno, porque ésta sí que es una opción subjetiva. En este sentido es en el que hoy en día ha hecho fortuna la distinción
entre éticas de mínimos y éticas de máximos, entre "éticas de la justicia" y "éticas de la felicidad".

Las éticas de la justicia o éticas de mínimos se ocupan únicamente de la dimensión universalizable del fenómeno moral, es
decir, de aquellos deberes de justicia que son exigibles a cualquier ser racional y que, en definitiva, sólo componen unas
exigencias mínimas, las éticas de la felicidad, por el contrario, intentan ofrecer ideales de vida buena, en los que el
conjunto de bienes de que las personas podemos gozar se presentan jerarquizadamente como para producir la mayor
felicidad posible. Son, por tanto, éticas de máximos, que aconsejan seguir su modelo, nos invitan a tomarlo como
orientación de la conducta, pero no pueden exigir que se siga, porque la felicidad es cosa de consejo e invitación, no de
exigencia.

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Con la distinción entre estos dos tipos de ética es posible intentar responder a la pregunta de si hay un criterio
universalmente intersubjetivo para tomar decisiones morales a la hora de elegir entre las posibilidades que se nos
presentan, porque las formas de vida de distintas culturas o grupos sociales, sus ideales de felicidad, son sin duda
modelos desde los que justificamos nuestras elecciones, pero lo que no podemos exigir es que cualquier ser racional
adopte los mismos ideales, sino proponerlos, invitar a vivir según ellos, aconsejarlos, si es que a nosotros nos hacen
felices. Por el contrario, los criterios de justicia son universalmente intersubjetivos y, por tanto, exigibles. La
universalizabilidad del fenómeno moral pertenece, pues, a la dimensión de la justicia, más que a la de la felicidad. En estas
afirmaciones estarían de acuerdo, entre otros, autores como Rawls, Apel, Habermas y Kohlberg.

Reconocer esta doble faceta de la moralidad es la única forma de dar razón de dos fenómenos al menos:
a) El hecho innegable de que haya contenidos morales diversos y de que a la vez ciertos juicios morales exijan
universalidad.
b) El hecho del pluralismo existente en las sociedades democráticas, que no es politeísmo axiológico. Si hubiera
politeísmo axiológico, los miembros de tales sociedades no tendrían nada en común moralmente y no podrían construir
nada juntos; sin embargo, el pluralismo consiste en compartir unos mínimos de justicia, desde los que se conviene en
potenciar que cada quien viva según su modelo de felicidad y pueda invitar a otros a vivir según él (nunca imponerlo).

La articulación de mínimos y máximos, por otra parte, hace posible, entre otras cosas:
a) Construir una ética cívica democrática, que consiste en los mínimos que los ciudadanos comparten, alimentados por
los máximos que profesan.
b) Aplicar esos mínimos a los distintos ámbitos de la vida social (medicina, empresa, ciencia y tecnología, educación,
política, ecología), de modo que se encuentre alta de moral, en buena forma. Ésta es la tarea de la ética aplicada.
c) Construir una ética universal, un "Nuevo Orden Ético Internacional", desde aquellas exigencias de justicia que son
inapelables, entre las que se cuentan el deber de respetar los modelos de felicidad de los distintos grupos y culturas.

GLOSARIO DE CONCEPTOS RELATIVOS A LA ÉTICA DE JUSTICIA, Y ÉTICA DE LA FELICIDAD, DEBERES Y


DERECHOS

 Principios de justicia y ética utilitarista : Según el utilitarismo inspirado en el filósofo del siglo XIX Benthan, un acto
o regla es justa si se logra maximizar la satisfacción de los deseos del mayor número de personas pese a la afectación de
un menor número de personas. En otros términos: la finalidad del utilitarismo es conseguir la mayor felicidad, placer o
bienestar general y cuantitativo pese al sacrificio de la calidad de vida, de derechos e intereses de las minorías. Ejemplo:
En el caso de la inseguridad ciudadana; el acto justo sería permitir el ingreso del ejército si de esta manera la mayoría sale
beneficiada pese a la muerte de inocentes.

 Principios contractualistas inspirados en Rawls y su postulado de maximización de mínimos indispensables para el


respeto a todo ser humano: Según ésta ética - en el contexto político y de vida ciudadana- debe preferirse la búsqueda
de la justicia (en la sociedad) a la búsqueda de la felicidad de las mayorías gracias a la infelicidad de las minorías. Y ésta
justicia se puede lograr a través de la práctica de los siguientes principios:

 PRINCIPIO DE IMPARCIALIDAD.- Éste principio tiene la finalidad que cada uno procure elegir reglas de
distribución de bienes y derechos independientemente de su posición ventajosa o desventajosa actual y, elija
reglas que cubran riesgos futuros tanto para el como para los demás – porque nadie sabe que posición ocupará en
el futuro.

 PRINCIPIO DE LIBERTAD .- Éste principio tiene la finalidad primordial que toda elección de bienes y
derechos respete la mayor libertad posible de todos y solo sea restringida en virtud que colisione con otra
libertad.

 PRINCIPIO DE IGUALDAD DE OPORTUNIDADES .- A fin que cada uno tenga el mismo reconocimiento
y ejercicio de derechos para acceder a bienes y cargos en la sociedad.

 PRINCIPIO DE DIFERENCIA.- Según éste principio la elección de las reglas de distribución de bienes y
derechos deberá procurar compensar la posición del que sufre mayor desventaja.

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 Principios relativos a una ética de mínimos, inspirados en Adela Cortina y otros (como Taylor): Estos principios son
compatibles con Rawls, pero ponen énfasis en maximizar los mínimos intereses de la humanidad que impidan llegar a
tener condiciones infra humanas de vida; por ello la ética de justicia pretende evitar situaciones que cualquier ser humano
(pobre o rico, sabio o necio) puede padecer; por ejemplo :la pobreza extrema, discapacidad física o mental, discriminación
por abuso de poder, marginación por: etnia, raza, orientación sexual, status laboral o social, religión, género etc.

Asimismo, éste tipo de ética promueve cualidades y actitudes como el ser compasivo, solidario, cordial, inclusivo, en fin,
reconocer al otro derechos por el mero hecho de su humanidad. Y por esta razón dicha postura ética es compatible con
las declaraciones de derechos humanos de cualquier dimensión o generación.
CASO EL ABUELO
En una zona bajo andina del Perú un abuelo narra a su nieto una historia ajena pero cercana a
todos. Historia sobre los efectos de los casi inmanejables elementos de la naturaleza y cómo estos
por poco extinguen a 9 miembros de una familia campesina. Dicha historia cuenta lo siguiente:
Las lluvias –como todos los años- acaudalaron en demasía las aguas del río que bordeaba las
tierras habitadas por la familia Pasonki y, en un desborde cortaron la vida de los padres y dejaron en
la orfandad 7 hermanos entre 11 a 17 años.
Luego de un corto duelo el mayor de los hermanos preguntó con voz trémula y enérgica a la vez
- ¿y ahora, qué haremos para sobrevivir?
- Julio, de 11, dijo: yo tengo habilidad para pescar ‒me encanta hacerlo‒ y así traeré truchas para
todos.
- Junio, de 12, dijo: yo traeré leña seca –me encanta cortarla y soy muy hábil en ello‒ y así
cocinaremos para todos.
- Mayo, de 13, dijo: yo quiero cosechar naranjas y así habrá vitaminas para todos; pese a que no me
gusta cosechar y detesto las naranjas.
- Abril, de 14, dijo: yo quiero hacer algo para mí y no para los demás, por tanto yo cazaré y comeré
de mi trabajo, no necesito de nadie y nadie necesita de mí.
- Marzo, de 15, dijo: yo quiero hacer algo –porque me aburro fácilmente‒ pero no puedo hacer nada
ya que tengo los dedos derechos quemados por culpa de la leña ardiente que mi padre me ordenó
encender.
- Febrero, de 16, dijo: yo solo quiero contemplar la naturaleza, retratarla con palabras y hacer
poesía.
- Enero, de 17, dijo: yo quiero hacer las reglas de la familia, juzgar a quién se las aplica y ejecutar su
aplicación y, les comunico que detesto las truchas y las naranjas.
Luego, el nieto menor (11) tras escuchar atentamente la historia formula la siguiente pregunta:
- ¡Caramba! ¿En la familia Pazonki no hay coincidencias –todos quieren cosas diferentes‒ por
tanto nunca se pondrán de acuerdo?
El abuelo responde: - Te equivocas, coinciden en algo trascendental y es que “todos quieren hacer
lo que quieren”, es decir, ninguno está dispuesto a renunciar al objeto de su querencia.
- Ahora, pon atención nieto mío (dirigiéndose al nieto menor), todos coinciden en la búsqueda de
instantes de felicidad; por tanto, todos desean lo mismo y es el poder elegir y hacer lo elegido; y, a
ese poder llamamos “libertad”.
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Y, el nieto repregunta ¿Por qué es importante esa coincidencia?
El abuelo contesta lo siguiente:
- Es importante porque dicha coincidencia implica precisamente el deseo universal más caro de la
humanidad “el deseo de libertad” el cual aún no es un valor ni un derecho fundamental, porque solo
llegará a serlo cuando la razón humana reconozca al otro como su semejante en lo esencial y
descubra que para evitar que “la libertad de unos choque con la de otros” es necesario delimitarla
para llegar al ideal de “igualdad de oportunidades para ejercer los ansiados derechos
fundamentales”.
Y, el nieto formula sus dos últimos cuestionamientos:
Primero ¡Abuelo! ¿Te olvidas de lo más importante: ¡la vida! como condición necesaria para ejercer
precisamente la libertad e igualdad?
Segundo ¿Cómo se delimita la libertad en partes iguales?
El abuelo responde al primer cuestionamiento: Te felicito, tienes a quién salir en tus inquietudes, te
diré que la vida también es un valor y un derecho fundamental, pero tú sabes que la historia ha
demostrado que muchos han preferido morir antes de perder la libertad; en consecuencia no hay
jerarquías absolutas en estos valores y derechos, las jerarquías como los caminos en la vida se
hacen al andar.
Al segundo cuestionamiento responde: No es posible dividir en partes iguales el pastel de las
oportunidades –porque la “igualdad ideal” no coincide con el “mundo real” variopinto por naturaleza;
por tanto, las delimitaciones se hacen bajo criterios de un cuarto valor y éste es el de la justicia, la
cual implica usar la proporcionalidad para distribuir bienes en razón de intereses, necesidades y
méritos: y, esta tarea te la dejo para que reflexiones sobre las diversas fórmulas para no incurrir en
un desbalance en el goce y ejercicio de los bienes que nos da la vida.
Finalmente el nieto llega a la siguiente conclusión:
Entonces el destino nos sortea un pedazo de pastel grande o pequeño, dulce o amargo, y la justicia
tratará de volver a sortear para compensar las oportunidades de la vida
El abuelo responde: - Tú lo has dicho nieto mío mejor que yo.

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