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Las Hormonas Pueden Dividirse en Cinco Tipos Principales 1

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Las hormonas pueden dividirse en cinco tipos principales:

1) derivados de aminoácidos, como dopamina, catecolamina y


hormona tiroidea; 2) neuropéptidos pequeños, como hormona
liberadora de gonadotropina (GnRH), hormona liberadora de
tirotropina (TRH), somatostatina y vasopresina; 3) proteínas grandes,
como insulina, hormona luteinizante (LH) y hormona
paratiroidea (PTH); 4) hormonas esteroideas, como cortisol y
estrógenos sintetizados a partir de precursores con base de colesterol,
y 5) derivados de vitamina, como retinoides (vitamina A) y vitamina D.
Diversos factores de crecimiento peptídicos, la mayor parte de los
cuales tiene efecto local, comparten acciones con las hormonas.
Como regla, los derivados de aminoácidos y las hormonas peptídicas
interactúan con receptores en la membrana superficial celular. Los
esteroides, hormonas tiroideas, vitamina D y retinoides son
liposolubles e interactúan con receptores intracelulares nucleares,
aunque muchos también lo hacen con receptores de membrana o
proteínas de señalización intracelular.

FAMILIAS DE HORMONAS Y RECEPTORES


Las hormonas y receptores pueden agruparse en familias basadas en
similitudes estructurales y orígenes evolutivos (cuadro 400e-1). La
evolución de estas familias genera vías diversas, pero muy selectivas,
de acción hormonal. La identificación de relaciones ha sido útil para
extrapolar la información recopilada de una hormona o receptor a
otros miembros de la familia.

CUADRO 400e-1
Ejemplos de familias de receptores de membrana y vías de
señalización

Ver cuadro|Cuadro favorito|Descargar (.pdf)


La familia de hormonas glucoproteínicas, formada por la hormona
estimulante de la tiroides (TSH), hormona estimulante del folículo
(FSH), LH y gonadotropina coriónica humana (hCG), ilustra muchas
características de las hormonas relacionadas. Las hormonas
glucoproteínicas son heterodímeros que comparten la subunidad α; las
subunidades β son distintas y confieren las acciones biológicas
específicas. La morfología tridimensional general de las subunidades β
es similar, lo cual refleja las localizaciones de los enlaces disulfuro
conservados que limitan la conformación de la proteína. La clonación
de los genes de la subunidad β de múltiples especies sugiere que esta
familia surgió de un gen ancestral común, quizá por duplicación génica
y divergencia subsiguiente para desarrollar nuevas funciones
biológicas.
A medida que las familias hormonales crecen y divergen, sus
receptores deben desarrollar nuevas funciones biológicas. Por
ejemplo, los receptores acoplados con proteína G (GPCR, G protein-
coupled receptors) relacionados evolucionaron para cada una de las
hormonas glucoproteínicas. Estos receptores tienen estructura similar
y cada uno se acopla de manera predominante con la vía de
señalización Gsα. Sin embargo, existe una mínima superposición de
unión hormonal. Por ejemplo, la TSH se une de modo muy específico
con el receptor para TSH, pero tiene interacción mínima con los
receptores para LH o FSH. No obstante, puede haber consecuencias
fisiológicas sutiles de reactividad cruzada hormonal con otros
receptores. Las concentraciones muy altas de hCG durante el
embarazo estimulan al receptor TSH y aumentan la concentración de
hormonas tiroideas, lo que produce un descenso compensatorio de la
TSH.

La insulina, el factor de crecimiento I semejante a la insulina (IGF-I) y


el IGF-II tienen similitudes estructurales que resultan más evidentes
cuando se comparan las formas precursoras de las proteínas. En
contraste con el alto grado de especificidad de las hormonas
glucoproteínicas, existe una actividad cruzada moderada entre los
miembros de la familia insulina/IGF. Las concentraciones elevadas de
un precursor de IGF-II producido por ciertos tumores (p. ej., sarcomas)
puede causar hipoglucemia, en parte porque se une con los
receptores para insulina y para IGF-I (cap. 424). Las concentraciones
altas de insulina también se unen con el receptor para IGF-I, lo que
quizá explique algunas de las manifestaciones clínicas de trastornos
que incluyen hiperinsulinemia crónica.

Otro ejemplo relevante de la acción cruzada de los receptores es el de


la PTH y el péptido relacionado con la hormona
paratiroidea (PTHrP) (cap. 424). La PTH se produce en las glándulas
paratiroides, mientras que el PTHrP se expresa en concentraciones
elevadas durante el desarrollo y en presencia de varios tumores (cap.
121). Estas hormonas tienen una secuencia de aminoácidos
semejante, sobre todo en las regiones finales amino. Ambas
hormonas se unen con un solo receptor para PTH que se expresa en
el hueso y los riñones. Por tanto, la producción excesiva de cualquiera
de esas hormonas puede ocasionar hipercalcemia e hipofosfatemia, lo
que dificulta distinguir el hiperparatiroidismo de la hipercalcemia de la
neoplasia maligna sólo con base en la química sanguínea. Sin
embargo, ahora las pruebas sensibles y específicas para PTH y
PTHrP permiten diferenciar estos trastornos con mayor facilidad.

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