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o 8526
Disertación
En esta aspiración, los jóvenes son los protagonistas. Cuando ellos —habiendo
hecho un gran juramento en aras de la paz— se conviertan en una fuerza unificadora de
cambio, la época sin falta avanzará en dirección positiva. En todo grupo o movimiento, la
juventud es la clave.
Hoy, hay jóvenes practicando la filosofía de la revolución humana en 192 países y
territorios, dedicados a promover esta red ciudadana mundial para dar paso a una nueva
era. ¡Cuán feliz estaría el señor Toda viendo sus esfuerzos!
El 16 de marzo de 1958, el presidente Toda nos transfirió el mando del kosen-rufu a
mí y a los integrantes de la División de Jóvenes.
Nuestros dos primeros presidentes fueron líderes que forjaron y amaron a la
juventud. Profundamente convencido de que los jóvenes son la luz y la esperanza del
mundo, yo también me dediqué a respaldarlos y a darles aliento.
Hoy, con el mismo espíritu que los tres presidentes, nuestros camaradas de la
División Femenina y de la División de Señores en todo el mundo están asumiendo la
responsabilidad de forjar a la juventud. En la vida de quienes son aliados de los jóvenes,
les dan su apoyo incondicional y avanzan junto a ellos, palpita un enérgico espíritu
juvenil. Podría decirse que la existencia de esta red excepcional dedicada a la formación
de los jóvenes en todo el mundo constituye un milagro de los tiempos modernos.
Yo fui uno de los jóvenes a quienes forjó el presidente Toda. Cuando lo conocí y
decidí consagrarme al kosen-rufu a los diecinueve años, mi vida cambió drásticamente.
Gracias a mi mentor, con quien tengo una deuda de gratitud incalculable, he podido vivir
para el noble ideal del kosen-rufu, esforzarme en mi revolución humana y recorrer el
noble y supremo camino de maestro y discípulo.
A juzgar por mi propia experiencia, puedo asegurar que abrigar un noble juramento
en los años de juventud es un tesoro que dará frutos durante el resto de la existencia. El
reto de cumplir esa promesa genera un valor inimaginable. Quiero compartir esta alegría
con la mayor cantidad posible de jóvenes.
Animado por este deseo, hoy quiero centrarme en la importancia del juramento por
el kosen-rufu.
***
Seré el pilar del Japón. Seré los ojos del Japón. Seré el gran navío del
Japón. ¡Este es mi juramento, y jamás lo abandonaré!1
1
Los escritos de Nichiren Daishonin (END), Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 297.
2
Este es un célebre pasaje de La apertura de los ojos,2 donde Nichiren Daishonin
formula su gran juramento. Las palabras «pilar», «ojos» y «gran navío» son expresiones
muy profundas, que surgen de su deseo inmenso y compasivo de que todas las personas
puedan lograr la iluminación. Me resulta especialmente conmovedor que él haya hecho
esta declaración tan firme estando en el destierro en la isla de Sado.
Ninguna de las adversidades que se ensañaron con el Daishonin desde que
proclamó su enseñanza por primera vez (en 1253) pudo extinguir la llama de este
juramento que ardía en su corazón. De hecho, como se aprecia en esta enérgica
declaración, cuanto mayor eran las dificultades que lo rodeaban, más apasionada era su
determinación de esforzarse para liberar al pueblo del sufrimiento.
Aunque, en este pasaje, el Daishonin menciona específicamente al Japón, su
juramento no se limitó a un país determinado. Buscó abrir el camino al kosen-rufu
mundial salvando, en primer lugar, a su país, cuya población vivía a merced de las
acciones contra la Ley y donde la oscuridad del Último Día de la Ley parecía ser más
intensa. Asimismo, en la firmeza con que asegura que jamás abandonará su compromiso
debe verse su declaración de triunfo sobre todas las funciones destructivas, en un
contexto de persecuciones que amenazaban con poner fin a su vida.
Así pues, la expresión «“pilar del Japón” puede interpretarse como un pilar de la
iluminación para todos en el Último Día de la Ley». En este pasaje también se advierte la
determinación de mantener y practicar la enseñanza budista correcta como pilar de la
sociedad y de su comunidad; como pilar del mundo y de la humanidad; como pilar del
pueblo y de los Bodhisattvas de la Tierra.
3
práctica budista desesperada por transformar su karma de pobreza, enfermedad, discordia
familiar y problemas diversos. Con el tiempo, también se encontraron orando por la
felicidad de otros, no solo por sus urgencias personales, y actuando en beneficio de los
semejantes y de la sociedad. Compartiendo dichas y tristezas con sus compañeros de fe,
de a poco fueron descubriendo su misión como Bodhisattvas de la Tierra dedicados al
kosen-rufu. Tomaron conciencia de que eran integrantes de la Soka Gakkai, una
organización que funcionaba como un pilar para el país, como los ojos del mundo, y
como un gran navío para la humanidad.
Nuestro orgullo como miembros de la Soka Gakkai es haber asumido, cada uno, la
misión de ser un pilar en su propio lugar.
El budismo Nichiren es una enseñanza que empodera a la gente; la ayuda a
trascender la mera búsqueda pasiva de consuelo o de alivio ante los propios problemas y
sufrimientos, para, en cambio, ser dadores de aliento y de apoyo a los semejantes, como
pilares, ojos y grandes navíos del mundo. La Soka Gakkai está forjando, en cada país,
personas capaces que actúan como pilares del pueblo, ojos de la felicidad y grandes
navíos de esperanza.
Esta es la prueba más grande de que el budismo Nichiren es una religión de
revolución humana; es el ejemplo genuino de una religión que existe para la felicidad de
los seres humanos, tan necesaria en el siglo XXI.
En el budismo Nichiren, cada individuo es un agente de cambio. Cuando cada uno
se convierta en un pilar, en los ojos, en un gran navío para el establecimiento de la paz y
de la felicidad, surgirá una magnífica civilización global caracterizada por el brillante
florecimiento del respeto a los semejantes.
Lejos de sentir que «pertenecen» a la Soka, los miembros que toman conciencia de
su misión sienten claramente que la Soka Gakkai es parte integral de su vida, que existe
dentro de ellos. Se enorgullecen de ser protagonistas del kosen-rufu en el lugar donde
viven.
En los años en que trabajé junto al señor Toda ayudándolo a recuperarse de la crisis
de sus empresas, yo era responsable de grupo de la División Juvenil Masculina. Para mí,
cada aspecto de la Soka Gakkai era mi misión personal. Me desvivía pensando,
analizando y haciendo daimoku para hallar la mejor manera de impulsar el kosen-rufu, y
luego me lanzaba a actuar con todas mis fuerzas.
Como discípulo inseparable del señor Toda —un líder del kosen-rufu de estatura
colosal—, me entregué a retos de toda índole en el transcurso de nuestras actividades en
Tokio, tanto en el distrito de Ota como en Bunkyo, Katsushika y Arakawa; obré de la
misma manera en las prefecturas de Osaka y de Yamaguchi, y en los demás lugares
4
adonde fui a luchar, preguntándome siempre qué haría mi maestro si estuviera en esas
situaciones.
Luego, cuando inicié mis viajes al extranjero, me dediqué a dialogar con cada
persona con una actitud franca y abierta, sintiendo que, en ese momento, yo estaba
representando a toda la Soka Gakkai. Hoy, mientras seguimos avanzando a pasos
agigantados en la nueva era del kosen-rufu mundial, los miembros de la División Juvenil
de cada país y región están actuando con esa misma postura. Los jóvenes de la Soka son,
sin ninguna duda, los pilares del futuro mundial.
***
3
El Sutra del loto, Soka Gakkai: Tokio, 2014, cap. 7, pág. 130
4
END, pág. 1048.
5
El Portal del Dragón, escrito el 6 de noviembre de 1279, es un texto que elogia la fe de Nanjo Tokimitsu, quien
había ofrecido ayuda y protección invalorable a los compañeros de fe durante la persecución de Atsuhara. Nichiren
Daishonin cita una leyenda china según la cual las carpas que logran ascender una cascada conocida como el Portal
del Dragón se convierten en dragones. Mediante esta analogía, enseña a Tokimitsu la dificultad de perfeccionar la
práctica budista, y lo alienta a persistir en sus esfuerzos.
5
sido practicante de la enseñanza del Daishonin. El joven Tokimitsu consideraba al
Daishonin su maestro y se dedicaba sinceramente a la práctica budista; solía recibir
orientación y aliento de Nikko Shonin [discípulo directo de Nichiren Daishonin que luego
sería su sucesor].6
Tokimitsu tenía unos veinte años cuando recibió este escrito. El niño a quien, años
atrás, el Daishonin había alentado personalmente, se había convertido en un excelente
joven.
En la época en que fue escrita esta carta, la provincia de Suruga, donde vivían
Tokimitsu y su familia (hoy en día, centro de la prefectura de Shizuoka), era una serie de
latifundios pertenecientes a los miembros del clan gobernante Hojo. Estos eran
fervorosos devotos de las enseñanzas de la Tierra Pura (Nembutsu) y detractores de
Nichiren Daishonin y de sus seguidores. Era una zona bajo la poderosa influencia de una
mujer que era la madre del regente de ese entonces, Hojo Tokimune, 7 e hija del difunto
regente y protonotario Hojo Shigetoki,8 uno de los principales perseguidores del
Daishonin.
En 1279, veinte de los discípulos del Daishonin, campesinos de la aldea de
Atsuhara, fueron arrestados con el pretexto de una acusación falsa; días más tarde, tres de
ellos9 murieron en defensa de sus convicciones, ejecutados por orden de Hei no Saemon-
no-jo.
Durante la persecución de Atsuhara, 10 Tokimitsu hizo cuanto estuvo a su alcance
para ayudar y proteger a otros practicantes de la zona que se debatían bajo el
hostigamiento. El Daishonin quería inculcar en el corazón de su seguidor una convicción
absoluta, y para eso le dirigió las palabras: «Mi deseo es que todos mis discípulos puedan
hacer un gran juramento».11
6
Nikko Shonin (1246-1333): Discípulo directo y sucesor de Nichiren Daishonin. Fue el único de los seis sacerdotes
principales que mantuvo fielmente el espíritu de su maestro. Decidió ser discípulo del Daishonin a temprana edad y
le prestó servicio con devoción hasta el punto de acompañarlo al destierro en Sado. Cuando el Daishonin se fue a
vivir al monte Minobu, Nikko dedicó sus energías a la propagación en la provincia de Suruga (actualmente, centro
de la prefectura de Shizuoka) y en las áreas cercanas; entre ellas, la provincia de Kai (en la actual prefectura de
Yamanashi). Tras la muerte del Daishonin, los otros cinco sacerdotes principales empezaron a tomar distancia de
las enseñanzas de su mentor. A raíz de ello, Nikko decidió tomar distancia de ellos. Se estableció en Suruga, en el
distrito Fuji, donde dedicó el resto de su vida a proteger y propagar las enseñanzas del Daishonin y en forjar a sus
discípulos.
7
Hojo Tokimune (1251-84): Octavo regente del gobierno militar de Kamakura. Durante su mandato, el Japón sufrió
numerosos desastres naturales, reiteradas luchas internas entre facciones del clan Hojo, y la invasión de las fuerzas
mongolas.
8
Hojo Shigetoki (1198-1261): Segundo regente del gobierno militar de Kamakura. Durante el mandato del quinto
regente, Tokiyori se desempeñó como protonotario, la segunda posición en importancia dentro del régimen.
Ferviente seguidor del Nembutsu, persiguió al Daishonin, quien había denunciado estas enseñanzas como la causa
de que la población cayese en el estado de infierno del sufrimiento incesante.
9
Los tres mártires de Atsuhara fueron los hermanos Jinshiro, Yagoro y Yarokuro, arrestados y decapitados durante
la persecución de Atsuhara.
10
Persecución de Atsuhara: Sucesión de amenazas y actos de violencia perpetrados contra los seguidores del
Daishonin en la aldea de Atsuhara, distrito Fuji de la provincia de Suruga, que comenzaron en 1275 y persistieron
hasta alrededor de 1283. En 1279, veinte discípulos campesinos fueron injustamente arrestados e interrogados por
Hei no Saemon, jefe interino del Departamento de Asuntos Policiales y Militares. Este los presionó para que
renunciaran a la fe, aunque ni uno solo de ellos claudicó en sus convicciones. Al poco tiempo, Hei no Saemon
mandó ejecutar a tres de ellos.
11
END, pág. 1048.
6
La exhortación a «hacer un gran juramento»
Tengamos muy presente el significado de las palabras del Daishonin «mi deseo»,
en las cuales expresa una ferviente esperanza; otro aspecto crucial es que dirige ese
clamor a todos sus discípulos.
El «gran juramento» es el profundo deseo del Buda: hacer que todas las personas
puedan lograr la iluminación; en otras palabras, la gran aspiración del kosen-rufu. Lo que
motiva al Buda es liberar al pueblo del sufrimiento.
En el capítulo «Medios hábiles» (2.°) del Sutra del loto, este anhelo fundamental de
Shakyamuni se expresa de este modo: «[C]on la esperanza de hacer que todas las
personas fuesen iguales a mí, sin que hubiese distinción alguna entre nosotros». 12
Los que en ese entonces habían adoptado a Shakyamuni como maestro, al
comprender que en existencias pasadas también habían compartido la lucha con él, toman
conciencia de su gran misión.
Además, el juramento de Shakyamuni de lograr el kosen-rufu —la propagación
universal de la Ley—, también había sido compartido desde el remoto pasado por sus
discípulos originales, los Bodhisattvas de la Tierra.
La esencia de ese «gran juramento» consiste en ponernos de pie con el mismo
compromiso del mentor y trabajar para propagar la Ley y alentar a la gente, con el fin de
lograr la felicidad propia y ajena. Ese juramento, corazón del amor compasivo que palpita
en el budismo, no es algo reservado solo para un grupo selecto de practicantes. Todos los
discípulos —de hecho, todas las personas— abrigan este deseo o juramento en lo
profundo de su ser.
La exhortación a «hacer un gran juramento» también apela a cada uno de nosotros,
instándonos a despertar ese deseo o compromiso fundamental que yace dormido en
nuestra vida.
7
Cuando tenemos claro cómo habremos de vivir la existencia y a qué propósito nos
dedicaremos, podemos mostrar nuestra verdadera valía como seres humanos. Y ninguna
forma de vida es más valiosa que consagrarnos al magno propósito de trabajar por la
felicidad de todos los seres.
Si comparamos nuestra existencia con las dimensiones astronómicas del universo,
puede parecer pequeña e insignificante como una gota de rocío o como una mota de
polvo. Pero, así como las gotas se suman para formar un océano, dedicándonos al gran
juramento del kosen-rufu podemos ser inseparables de la Ley Mística, el principio
fundamental que subyace a toda vida. De esa manera, cada una de nuestras vidas, aun
siendo ínfima como una mota de polvo o como una gota de rocío, adquiere un brillo
eterno. El señor Toda decía a menudo que nos convertíamos en «personas comunes
iluminadas desde el tiempo sin comienzo». La esencia del budismo Nichiren yace en
desarrollar un estado de vida elevado e inmenso como el cosmos.
En este pasaje de El Portal del Dragón, el Daishonin menciona también versos del
capítulo «La parábola de la ciudad fantasma» (7. °) del Sutra del loto.15 Lo hace para
recalcar que el gran beneficio que adquirimos dedicando nuestra vida a la Ley Mística se
extiende y abarca a todos, permitiéndonos lograr la Budeidad no solo a nosotros mismos,
sino también a otros seres vivos.16
Específicamente, ese fragmento declara: «Para que nosotros y los demás seres
vivos alcancemos juntos el Camino del Buda».17
Esa palabra, «juntos», condensa el espíritu de los bodhisattvas del Mahayana,
quienes practican por la felicidad de sí mismos y de los demás, instados por el deseo de
ayudar a todos a lograr la iluminación.
El señor Toda decía: «¿Qué es lo más importante en la vida y en la fe? La
convicción. Más que ninguna otra cosa, apreciemos y valoremos la convicción absoluta
del Daishonin».
Avancemos con la firme convicción de que dedicarnos al kosen-rufu es la forma de
vivir más noble, de valor incomparable.
El señor Toda también declaró: «Los miembros de la Soka Gakkai son emisarios
del Buda. Hemos venido aquí enviados por él. Somos manifestaciones corpóreas del
15
En este capítulo, los reyes de Brahmā ofrendan sus palacios al Buda y formulan el deseo de que los beneficios
adquiridos mediante tales dádivas sean también otorgados a todos los seres vivos para permitirles lograr la
Budeidad. Véase El Sutra del loto, cap. 7, pág. 130.
16
Véase El Sutra del loto, cap. 7, pág. 130.
17
Ib.
8
Daishonin. Aunque, por fuera, parezcamos ser personas comunes, en realidad somos
individuos incomparablemente nobles y dignos de supremo respeto”.18
La Soka Gakkai ha alentado y hecho posible incontables historias de revitalización.
Podría decirse que nuestra organización es un espacio de educación humanística sin
precedentes, donde se estimula el desarrollo y el crecimiento de las personas. Eso se debe
a que cada uno de nosotros está esforzándose por el noble propósito del kosen-rufu.
Cuando consagramos la vida al gran juramento del kosen-rufu, podemos lograr una
gran revolución humana. Cuando nos basamos en la Ley Mística y avanzamos junto a la
Soka Gakkai y a nuestros camaradas, podemos transformar positivamente todos los
problemas y adversidades —convertir el veneno en remedio— y concretar éxitos
gloriosos sin falta.
***
9
Aquí, el Daishonin escribe: «Discípulos míos, ¡formen filas y síganme!». 21 Además,
exhorta a sus seguidores a superar incluso a los fieles más conocidos de Shakyamuni,
como Mahakashyapa y Ananda,22 y a reconocidos maestros budistas de épocas
posteriores, como T’ien-t’ai de la China o Dengyo del Japón.
En su escrito El verdadero aspecto de todos los fenómenos, el Daishonin señala:
«Nichiren fue el único que tomó la iniciativa y emprendió la labor de los Bodhisattvas de
la Tierra».23 El espíritu del budismo Nichiren es armarse de valor de «tomar la delantera».
Debemos estar preparados para ponernos de pie, primero nosotros mismos, si queremos
ser realmente sucesores del Daishonin.
Por tal motivo, tenemos que levantarnos con firme determinación y actuar de
manera decisiva. Los pioneros afrontan muchas dificultades, pero esos obstáculos son las
mejores oportunidades para hacer nuestra revolución humana. Cuando un practicante
sincero del Sutra del loto se pone a actuar en bien del kosen-rufu, moviliza a otros a su
alrededor; inspira primero a uno, luego a otro, hasta que muchos lo siguen. La lucha seria
y sincera de una persona escribe, infaliblemente, una nueva página de la historia.
21
END, pág. 803.
22
Mahakashyapa y Ananda era dos de los diez discípulos principales de Shakyamuni. Mahakashyapa era conocido
por su capacidad descollante en las prácticas ascéticas o dhutas, mientras que Ānanda se destacaba por su
capacidad de escuchar las enseñanzas del Buda. T’ien-t’ai (también conocido como Chih-I; 538-597): Sacerdote
budista chino que vivió durante las dinastías Ch’en y Sui. Una de sus obras, Gran concentración e introspección,
recoge sus disertaciones sobre el budismo; es el autor de la meditación sobre los tres mil aspectos contenidos en
cada instante vital. Dengyo (también conocido como Saicho; 767-822): Fundador de la escuela Tendai (T’ien-t’ai)
japonesa; vivió en el período Heian. Entre sus escritos se destacan Principios sobresalientes del “Sutra del loto” y
Clarificación de los preceptos.
23
END, pág. 406.
10
La pasión de estos jóvenes está extendiendo y facilitando una profunda
comprensión del budismo Nichiren en toda la sociedad. Este ejemplo permite apreciar
que la juventud está abriendo nuevas fronteras en el desarrollo de nuestro movimiento.
24
De un artículo publicado en el Seikyo Shimbun el 3 de mayo de 1994.
25
TODA, Josei: Toda Josei Zenshu (Obras completas de Josei Toda), Tokio: Seikyo Shimbunsha, 1981, vol. 1, pág.
61.
11
En relación directa con el Daishonin, hagamos que esta asamblea crezca sin pausa,
invitando a la gente a dialogar y dando a conocer al mundo esta gran filosofía de paz y de
humanismo que los pueblos ansían imperiosamente.
12