Cristología Paulina
Cristología Paulina
Cristología Paulina
Desarrolla su cristología en las cartas consideradas autenticas a través del dialogo pastoral con los
cristianos. La rices de su cristología están en la vivencia personal, que corresponde a su investidura
personal como testigo autorizado de Jesús, a quien Dios le reveló como Hijo al que reconoce como
Señor y Cristo (Gál 1,15-17; 1Cor 9,1)
Para Pablo Cristo es el evangelio de Dios, que había sido anunciado por sus profetas en las santas
Escrituras… Rm 1,2-4 lo presenta en la carta a los romanos “como Cristo nuestro Señor”, es el Hijo de
Dios, contenido esencial del evangelio, cuya identidad se define por su doble condición, según la carne ,
solidario con las promesas de Dios en la línea mesiánica, e Hijo de Dios, revelado y constituido
mediante la resurrección como dador del Espíritu de santificación a los creyentes.
Jesús en cuanto único mediador de salvación, es presentado como el Adán escatológico, cabeza de la
nueva humanidad, que mediante la resurrección se ha convertido en espíritu vivificador 1Cor 15,45. En
las cartas de inspiración paulina de Ef y Col en los trozos de estilo hímnico o de prosa rítmica, se
presenta a Jesús como cabeza de la Iglesia, imagen de Dios invisible, primogénito de la creación, aquel
que en relación con el mundo y con la historia es el espacio de la definitiva manifestación salvífica de
Dios, centro de unidad y de reconciliación (cf. Col 1,15-20; Ef 1,3-14) (Diccionario de teología bíblica.
Paulinas)
San Pablo insiste en la verdad de la real humanidad y divinidad de Cristo, a pesar de que, a primera
vista, el lector se enfrenta a tres objetos en los escritos del Apóstol: Dios, el mundo humano y el
Mediador. Pero este último es a la vez divino y humano, hombre y Dios.
(a) La humanidad de Cristo en las epístolas paulinas
Las expresiones “condición de siervo”, “apareciendo en su porte como un hombre”, “en carne semejante
a la del pecado” (Fil 2,7; Rom 8,3) pueden parecer como lesivas a la humanidad real de Cristo en la
enseñanza paulina. Mas en realidad ellas únicamente describen un modo de ser o dejan entrever la
presencia de una naturaleza superior en Cristo que no es visible a los sentidos. O contrastan la naturaleza
humana de Cristo con la de la raza pecadora a la que aquella pertenece. Por otro lado, el Apóstol habla
abiertamente de Nuestro Señor manifestado en la carne (I Tim 3,16); poseedor de un cuerpo de carne
(Col 1,22); “nacido de mujer” (Gal 4,4); nacido de la simiente de David según la carne (Rom 1,3);
perteneciente según la carne al pueblo de Israel (Rom 9,5). En cuanto judío, Jesucristo nació bajo la Ley
(Gal 4,4). El Apóstol hace énfasis en la verdadera participación de Nuestro Señor en nuestra debilidad
humana física (II Cor 13, 4). En sólo dos aspectos difiere la humanidad de Nuestro Señor del resto de los
hombres. Primero, en su ausencia total de pecado (II Cor 5, 21; Gal 2, 17; Rom 7, 3). Segundo, en el
hecho de que Nuestro Señor es el segundo Adán, que representa a todo el género humano (Rom 5, 12-
21; I Cor 15, 45-49).
(b) La divinidad de Cristo en las epístolas paulinas
Según San Pablo, la superioridad de la revelación cristiana sobre toda otra manifestación divina, y la
perfección de la Nueva Alianza con su sacrificio y sacerdocio, se derivan del hecho que Cristo es el Hijo
de Dios (Rom 1, 3; Gal 4, 4; Ef 4, 13; Col 1, 12; 2, 9ss). El Apóstol entiende la expresión “Hijo de Dios”
no como una mera dignidad moral, ni como una relación puramente externa con Dios, iniciada en el
tiempo, sino como una relación eterna e inmanente entre Cristo y el Padre. Si San Pablo se ve obligado a
usar los términos “forma de Dios” e “imagen de Dios” al hablar de la divinidad de Cristo, para poder
mostrar la distinción personal entre el Padre Eterno y el Hijo Divino (Fil 2, 6; Col 1, 15), Cristo no es
simplemente la imagen y la gloria de Dios (I Cor 11, 7), sino también el primogénito de toda creatura
(Col 1, 15), en quien, por quien y para quien fueron hechas todas las cosas (Col 1, 16), en quien la
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plenitud de la divinidad reside junto con la realidad actual que nosotros atribuimos a los cuerpos
materiales perceptibles y mensurables a través de nuestros sentidos (Col 2, 9), en una palabra, quien
“está por encima de todas las cosas, Dios bendito por todos los siglos” (Rom 9, 5). (Douglas J. Potter
http://ec.aciprensa.com/c/cristologia.htm )
CRISTOLOGÍA PAULINA.
1. Pre-existencia-encarnación
Esta doctrina no es propiamente de Pablo, él la asume de la tradición de la primera Iglesia (Fl 2, 6-11)
Principios:
Cristo es pre-existente existía antes de los siglos, por tanto está presente tanto en la creación como en la
redención.
Cristo pre-existente se llega a hacer existente: se encarna, con ellos nos revela la relación necesaria
entre la esencia (Quiénes somos) y la existencia (cómo debemos vivir nuestra vida).
Cristo presente en la historia, la historia de Israel es paralela a la de la Iglesia.
Encarnación y razón de la misma (Gál 4, 4-6; Rom 8,3; 2Cor 5,21). En un momento fijado por el
Padre, éste envió a su Hijo para tomar una verdadera carne humana y nacer de Mujer, para salvarnos. La
encarnación no es un mito, es una realidad: comienzo de la vida histórica de Jesús, para redimir a los que
estaban bajo la Ley, para hacer más que siervos de la ley, hijos de Dios.
Quien no conoció pecado, el Hijo pre-existente, llegado el tiempo es hecho pecado por nosotros (Flp 2,
6-11; Gál 3,13) por tanto lo salvífico es el hecho de una intervención real del Hijo de Dios - pre-
existente - en la historia humana –señalada por el pecado; es decir, Dios mismo interviene, en la historia
humana, por mediación de su Hijo.
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Según san Pablo, el Padre es quien ha tomado la iniciativa de salvar al hombre. De allí que resalte del
Padre: su intención salvadora ( Rom 9,11; 8,28; Ef 1,11; 3,11), su voluntad,( 1Cor 1,1; 2Cor 1,1; Ef
1,5).
La salvación es pues una llamada del Padre enteramente gratuita (1Tes 5,24; 2Tes2, 13s; 1Cor 1,9)
Jesucristo es de esta manera quien con su testimonio revela la voluntad justificadora-salvadora del Padre
(Rom 1,17; 3,5.21.25). Esto se expresa generalmente con la formula “el Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo”. En efecto el Padre nos muestra su amor en Jesucristo que murió por nosotros (Rom 5,8;
Gál 4,4), por tanto Cristo es nuestra justicia, por él hemos sido reconciliados con el Padre (2Cor 5,18).
El Padre se nos ha revelado en Jesucristo como Padre y le reconocemos como tal por la filiación dada en
Jesucristo (Ef 3, 14-19)
Para ello primero debemos ser partícipes de la vida de Cristo de modo que él habite en nosotros, tal
hecho s obra del Espíritu (Ef 3, 16s), ya que Jesucristo resucitado está lleno del Espíritu divino y se
convierte en nosotros en espíritu de vida (2Cor 17-18; 1Cor 15,45)
6. Títulos
Señor:
El más típico de Pablo. Pablo llama con este título a Yahvé cuando se refiere a él según el AT (Cf.
1Cor 3,20; 10;26; 2Cor 14,21…), al ser aplicado a Jesús presenta su ser: Dios, más no haciendo un
binomio de Dios, sino uno solo según la tradición hebrea: (1Cor 8, 5-6: el Padre…y un solo Señor,
Jesucristo.
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Cristo:
Muy frecuente en Pablo. Podría expresar bien adjetivo (el ungido-misión) y/o nombre
(antológicamente. Lo que es). San Pablo lo utiliza como nombre: Jesús es el Cristo, el Mesías.
Cristo es descendiente legítimo de la línea davídica, el Mesías (Rom 9,5; 2Cor 5,16). Cristo es quien
ha perdonado el pecado mediante su muerte expiatoria, como cumplimiento de las Escrituras.
Hijo de Dios:
Poco frecuente en sus cartas. Expresa las funciones de cristo en relación con su intimidad con el
Padre (Rom 1,3-4; Gál 1,15-16)
Segundo Adán:
1Cor 5,22; Rom 5, 12-21: esta figura es la razón de nuestra resurrección corporal. Este título subraya
la humanidad de Cristo: él como segundo adán es el prototipo de la humanidad. Así:
- Jesús es portador y trasmisor de vida para todos por la resurrección gloriosa del justo (1Cor 15,
20-22). El primer Adán simplemente vive, el segundo comunica la vida; el primer Adán es
terrestre, el segundo es espiritual (1Cor 15,45-46)
- Cristo comienza su papel de nuevo Adán por su muerte redentora aceptada como obediencia al
Padre. (Rom 5, 15-21); como segundo Adán es cabeza es quienes mueren para resucitar con él
(2Cor 5,14; 1Tes 4, 14)
- La obra de Cristo es la Reconciliación (Ef 2,15) el cristiano se ha revestido del hombre nuevo…
hacia la imagen del que le creó…, Cristo, todo en todos (Col 3, 9-11)
Imagen de Dios:
En sentido ontológico y soteriológico: apunta a la preexistencia eterna de Cristo junto al Padre, al ser
prototipo de lo creado, y finalmente a la consumación de esa imagen por la resurrección. 1Cor 15,
49.
7. El himno cristológico de Flp 2, 6-11
En él se patenta visión teológica más amplia del acontecimiento Cristo en toda su complejidad. Es un
himno pre-paulino que sirve a san Pablo como base para recomendar el recto sentir a la comunidad de
los filipenses, por lo tanto se le reconoce como un texto parenético (exhortativo), sin desconocer su
riqueza doctrinal. La Kénosis ontológica-obediencial de Cristo representa para Pablo el criterio
fundamental del comportamiento moral de concordia de la comunidad de Filipo. El apóstol propone la
globalidad del misterio de encarnación de Jesucristo, es decir la aceptación de la condición humana y
la obediencia la Padre hasta la muerte y muerte de Cruz.
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Estas dos fases pretenden reafirmar que la base del comportamiento concorde y humilde de los
cristianos debe tomar como ejemplo la kénosis radical del Hijo en su Hacerse hombre y en su actitud de
humildad, de obediencia. El ser del Hijo encarnado es el que debe regular el deber ser de los cristianos.
Conclusión
Para Pablo Jesucristo es preexistente en forma de Dios en el Padre, aquel a través de quien se ha hecho
la creación y la redención y a través del cual todo tiene que volver al Padre.
Evangelio en Pablo:
A. el origen del evangelio de Pablo: Pablo en la carta a los romanos se nombra como llamado a
anunciar el evangelio. Para él, el E es el cumplimiento de una promesa contenida en los textos
proféticos de la primera alianza y su contenido esencial es el Hijo de Dios, que está dentro de la
esperanza mesiánica, pero ha sido revelado y constituido tal mediante la resurrección.
Pablo se considera servidor del Evangelio y no hay otro evangelio que el de Cristo Gal 1,6-8. El E no es
producto humano, es revelación de Cristo, ese es el que predica Pablo Gal 1,11-12.
B. El contenido esencial del Evangelio de Dios de Cristo es Jesús mismo. El contenido es Jesucristo Hijo
de Dios, el crucificado resucitado. El evangelio es el anuncio de la Cruz, lo cual se ha de hacer con la
lógica de la Cruz.