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AProposito de Manuel Cabral Bejarano

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A PROPÓSITO DE MANUEL CABRAL

BEJARANO, RETRATISTA DE LOS


DUQUES DE MONTPENSIER

POR GERARDO PÉREZ CALERO

Este trabajo versa acerca de un retrato doble ejecutado por el pintor romántico sevillano Manuel
Cabral Bejarano en el Palacio de San Telmo en 1877. Representa a las Infantas María Cristina y María
Mercedes. Esta última recibe entonces la visita de su prometido y primo, el Rey Alfonso XII.
La obra tiene interés por su estilo: síntesis entre la tradición costumbrista romántica sevillana y el
sofisticado estilo fortuniano.

This essay undertakes the study of the double portrait of the Infantas María Cristina and María
Mercedes painted by the Seville romantic artist Manuel Cabral Bejarano in 1877 at the San Telmo
Palace. María Mercedes has just received a visit from her cousin and fiancé King Alfonso XII.
Wat is mainly interesting about this work is its style, a synthesis of the traditional Seville regional
romanticism and the sophisticated Fortunian manner.

La actividad del pintor Manuel Cabral Bejarano (1827-1891) se inserta plena-


mente en el romanticismo artístico sevillano, practicando un costumbrismo muy
personal basado en atractivas escenas cotidianas en las que incluye figuras y retra-
tos. Sus obras gozaron de gran popularidad por saber conjugar el ambiente cos-
tumbrista con la interpretación de tipos y personajes que le dan vida. En esta línea,
se insertan sus retratos, género en el que se desenvolvió con talento, dadas las
cualidades técnicas y la naturalidad que supo dar a sus ejemplares. Tal vez por ello,
la nobleza y la alta burguesía sevillanas vieron en él a un retratista con capacidad
creadora para ennoblecer los modelos y al mismo tiempo dotarlos de una atractiva
animación romántica.
Isabel II le consideró uno de sus artistas favoritos, nombrándole pintor hono-
rario de Cámara, y la corte sevillana de San Telmo le tuvo a su servicio durante
algún tiempo como pintor decorativo y retratista.

LABORATORIO DE ARTE 18 (2005) 475-478


476 Gerardo Pérez Calero

Nos interesa ahora, de modo singular, esta relación con el ambiente vital de
los Duques de Montpensier, entre Sevilla y Cádiz, en el trascurso de la cual Cabral
desarrollaría sus dotes artísticas para conciliar el modelo de retrato romántico
sevillano con el de la renovación fortuniana, sin olvidar lo mejor de la retratística
europea de tradición dieciochesca. Como se verá más adelante, la estancia del
pintor en Roma y París, en los comedios de la séptima década, fue decisiva para su
incorporación a una innovación estilística en el género del retrato.
Cabral había plasmado ocasionalmente al Duque, Don Antonio María de
Orleáns, en compañía de su familia o de amigos, siguiendo una iconografía de
tradición romántica más o menos convencional.' Sin embargo, el retrato doble que
ahora estudiamos, realizado en 1877, nos marca un antes y un después de una esté-
tica. Se trata de un interesante ejemplar de considerable valor histórico y artístico.2
El 26 de marzo del citado ario, el flamante rey Don Alfonso XII llegó a Sevilla
para pasar unas jornadas en compañía de su prima y prometida, Doña María de
las Mercedes, a quien había conocido un lustro antes.' Con tal motivo, la joven
infanta, que a la sazón contaba diecisiete arios de edad, se hizo retratar en los jar-
dines de San Telmo en compañía de su hermana, Doña María Cristina, ocho años
mayor que ella;4 tal vez, con la intención de ofrecer la obra a su augusto novio
como el último recuerdo feliz de su soltería en Sevilla', y convertido finalmente
en un simbólico interludio de amor; puesto que, meses más tarde, el 23 de enero
de 1878, se celebraría la solemne ceremonia nupcial en Madrid, en donde también
poco después moriría, 6 no sin antes ser retratada nuevamente por Manuel Cabral,
ya como reina, por encargo del Ayuntamiento hispalense.7

1. Debemos citar a este respecto el retrato familiar inserto en "La procesión del Corpus" (1857,
Casón de Buen Retiro, Madrid), y el retrato del duque cazando en el Coto de Doñana(1872, Museo de
Bellas Artes de Cádiz).
2. Se trata de un óleo sobre lienzo, de 56 x 46,5 cms. Se halla firmado en el ángulo inferior derecho
M. C Bejarano, y fue subastado en la Casa Ansorena, de Madrid, los días 6 y 7 de febrero de 1996.
3. Al conocerla, en las Navidades de 1872, el entonces Príncipe llegó a decir: Ella apareció ante
mis ojos como la imagen de la felicidad y la virtud.
Algunos aspectos artísticos de la estancia del monarca en Sevilla se hallan insertos en nuestro tra-
bajo: "Las Sibilas del Santo Entierro y la moda del arabismo decimonónico." Catálogo de la Exposición
El Santo Entierro Grande. La Pasión según Sevilla. Ayuntamiento de Sevilla, Sevilla, 2004, págs. 45-47.
4. Los duques tuvieron nueve hijos: María Isabel Francisca (1848-1919), María Amelia Luisa
(1851-1870), María Cristina Francisca (1852-1879), María Regla Francisca (1856-1861), Fernando
María Enrique (1859-1873), María Mercedes (1860-1878), Felipe Raimundo María (1862-1864),
Antonio María Luis (1866-1930) y Luis María Felipe (1867-1874).
5. Son escasos los retratos conocidos de la infanta María de las Mercedes. Aparte los de carácter
oficial como reina, se supone suyo un ejemplar en el que se la representa con apenas dos años de edad,
ejecutado por José Gutiérrez de la Vega en Madrid (A. A. V. V La pintura en la época de los Duques de
Montpensier. Caja San Fernando de Sevilla, S/d. S/p.
6. Tras la muerte de la reina, el Duque pretendió que el rey se casase con Doña Cristina Francisca,
pero ésta moriría también muy joven, un año después de su hermana.
7. Este retrato, lienzo de 225 x 166 cms. de cuerpo completo, fue realizado por el pintor en Sevilla
en 1878 y según una inscripción fue Pintado en 30 horas. (Cfr. Ayuntamiento de Sevilla. Colección de
A propósito de Manuel Cabral Bejarano, retratista de los duques de Montpensier 477

El pintor escoge como marco de la obra los espléndidos jardines del sevillano
Palacio de San Telmo, con sus elementos decorativos de carácter arquitectónico
y parte del edificio, ámbito común a diversos retratos realizados tiempo atrás por
otros pintores vinculados a los duques.' Coloca en el centro de la composición a
las dos damiselas, cual si de dos majas se tratasen, fraternalmente enlazadas y en
riguroso paralelismo. Ambas inclinando la cabeza con elegante ademán en sen-
tido contrario y avanzando parsimoniosamente los pies, derecho e izquierdo res-
pectivamente. Doña María Cristina, viste elegante traje blanco con decoración de
madroños, mantilla del mismo color y porta un bello abanico ricamente decorado;
su hermana, luce vestido rosa con semejantes elementos decorativos y asimismo
mantilla blanca, y ase femenilmente con la diestra el vuelo de su atuendo, mientras
sostiene un abanico con su mano contraria. A su vera, las acompaña un perro fami-
liar de aspecto sereno que posa para el pintor del mismo garbo que las infantas.
El estilo que manifiesta Cabral en esta pintura sintoniza con aquella renova-
ción fortuniana de la que nos hacíamos eco más arriba. Su estancia en Roma y
París en los comedios de los arios setenta, apenas muerto en la Ciudad Eterna For-
tuny, es vinculante, y se plasma en un neorromanticismo de carácter preciosista,
verdadera admiración estética por el pintor catalán.
La obra que nos ocupa constituye el resultado feliz de la síntesis entre la tra-
dición costumbrista romántica sevillana y el sofisticado mundo fortuniano del cír-
culo romano-parisino. Además, es, en fin, la última imagen pintoresca protagoni-
zada por nobles majas andaluzas de origen francés y recreada en el Palacio de San
Telmo; por aquel entonces, un enclave nostálgico de otros tiempos,... ya lejanos.9

pinturas. Sevilla, 1983, págs. 122 y 123.). La prisa en pintarla parecía presagiar los 154 días de reinado
de la soberana.
8. Este mismo año, La Ilustración Española y Americana publicó: "Crónica del viaje de Alfonso
XII a Sevilla", con texto e ilustraciones, y un extenso reportaje literario y gráfico en el que incluyó el
Palacio de San Telmo, cual si de una residencia real se tratase.
9. En este año de 1877 moría Fernán Caballero en su sevillana casa-estudio de la calle Juan de Bur-
gos, símbolo que fue de aquellos tiempos románticos vividos en San Telmo, que ahora terminaban.
478 Gerardo Pérez Calero

M. Cabral Bejarano. Retratos en el Palacio de San Telmo. 1877

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