SC 0135 2014
SC 0135 2014
SC 0135 2014
Expediente: 03861-2013-08-AL
Departamento: La Paz
El 2 de julio de 2012, en horas de la media noche, junto con sus compañeros Abel
Quispe y Gustavo Gálvez, después de haber compartido en un local, se
dispusieron a retirarse a sus respectivos domicilios; empero, cuando Abel Quispe,
se prestaba a pagar la movilidad que lo llevaría a su casa, de improviso apareció
un sujeto que le arrebató la billetera y se dio a la fuga, ante esta situación los tres
jóvenes lo siguieron y cuando lo estaban por alcanzar se tropezaron con tres
mujeres y un hombre que los frenaron en la persecución y los empezaron a
empujar y agredir físicamente, situación que impidió atrapar al ladrón.
Ante esta situación, tanto su persona como sus amigos, les increparon que eran
cómplices de la persona que había cometido el robo de la billetera, seguidamente,
las mujeres empezaron a gritar que ellos le habían robado el celular, y la supuesta
víctima del robo del celular en medio de insultos les revisaron las mochilas, y en ese
ínterin llamó en dos oportunidades al 110, dejando todos los datos necesarios que
solicitaron en ese momento.
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Condori Castillo -ahora codemandado-, quien los arresta y los conduce a oficinas de
Conciliación Ciudadana “de la Pando”, funcionario este que es testigo de las
agresiones verbales que padeció junto a sus compañeros.
Una vez en la referida oficina, el funcionario policial a cargo del caso, sin escuchar lo
que tenían que decir, decidió remitirlos a la Fuerza Especial de Lucha Contra el
Crimen (FELCC); una vez traslados, los funcionarios policiales de estas instalaciones
tampoco les permitieron que explicaran lo que les había sucedido y sin dejarles
llamar a su abogado defensor, les condujeron a las afueras del despacho del Fiscal
de Materia codemandado, autoridad que sin darse el trabajo de “salir a mirarles”,
menos escuchar que ellos son las víctimas en todo este conflicto y así saber la
verdadera histórica de los hechos.
Asimismo, indica que “las supuestas víctimas” realizaron las acusaciones de robo
agravado sin habérseles tomado sus declaraciones, ni pedir sus identificaciones
personales y peor aún sin habérseles encontrado el objeto robado o algún
elemento que pudiera inculparlos de la comisión de delito alguno; por ende, fueron
detenidos ilegalmente al no existir elementos fácticos, y aprovechado de su estado
“moderado de embriaguez” se les indicó que fueron atrevidos.
I.1.3. Petitorio
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constitucional para que se pueda anular todo registro informático de los datos que
se tomó al accionante como a sus compañeros sin que exista requerimiento fiscal.
Con relación a Eduardo Felipez Villca Funcionario policial codemandado, existe una
representación donde señala que habría sido designado a la ciudad de Oruro por
motivos de trabajo (fs. 24),
I.2.3. Resolución
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Jueza de garantías, mediante Resolución 003/2013 de 5 de junio, cursante de fs.
228 a 229, concedió la tutela solicitada y dispuso que: 1) Se remita copia del
acta de la audiencia de acción de libertad ante el Fiscal Departamental, para que
conozca el actuar del Fiscal demandado para efectos disciplinarios, puesto que no
cumplió con el procedimiento establecido en la presente causa y esperó que
pasen más de once horas para poner en libertad a los arrestados; y, 2) Se envié
antecedentes ante el Comando General de la Policía Boliviana, a efectos de que se
considere el actuar de los funcionarios policiales codemandados; en base a los
siguientes fundamentos: i) A la fecha de la acción no existe juez o tribunal que
vele por un debido proceso y si bien después de tres meses aparece una supuesta
denuncia en la Fiscalía de acuerdo a la Fiscal analista de la FELCC; ii) No se llegó
a explicar el por qué aparece en el sistema policial una denuncia luego de cuatro
meses y sin persona responsable alguna; y, iii) La no concurrencia del Fiscal de
Materia demandado pese a su legal citación y la no remisión de informe alguno,
no es óbice para no considerar la demanda de libertad, además que existe prueba
que demuestra la lesión denunciada.
II. CONCLUSIONES
II.2. Por acta de recepción de declaración informativa dentro del caso 6642/12,
Aurora Carmen Rivas Soria Vda. de Ortuño -ahora representante-, realizado
el 12 de septiembre de 2012, en una parte de la relación de los hechos
indica que: “…Eran las 11:30 de la mañana y yo hable con el teniente Felipez
y le dije que no vino la denunciante, no encontraron el celular y es mas de
09 horas que tienen detenido a mi hijo ilegalmente, me dijo que traiga dos
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garantes por persona…” (sic) (fs. 37 a 38).
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El art. 125 de la CPE, refiere que: “Toda persona que considere que su vida
está en peligro, que es ilegalmente perseguida, o que es indebidamente
procesada o privada de libertad personal, podrá interponer Acción de
Libertad y acudir, de manera oral o escrita, por sí o por cualquiera a su
nombre y sin ninguna formalidad procesal, ante cualquier juez o tribunal
competente en materia penal, y solicitará que se guarde tutela a su vida,
cese la persecución indebida, se restablezcan las formalidades legales o se
restituya su derecho a la libertad”, se establece que, existe un amplio
margen de interpretación de éste precepto, para que a través de los
principios de interpretación de la norma, como son el pro homine y el de
progresividad, se establezcan parámetros de resguardo y protección eficaces
de los derechos fundamentales.
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Acorde a lo expuesto, y de acuerdo a la nueva coyuntura constitucional
imperante desde febrero de 2009, nuestro país atraviesa un proceso de
constitucionalización en sus instituciones jurídicas y políticas. No se
encuentra al margen la justicia constitucional, que acoge parámetros
interpretativos y de protección más garantistas y favorables a la protección
de los derechos y humanos.
En ese sentido, la interpretación que debe hacerse respecto del art. 125 de
la CPE, no debe recorrer un camino restrictivo, en el sentido de que
únicamente la acción de libertad pueda ser interpuesta cuando la persona
se encuentre privada de libertad, pues partiendo de un criterio amplio y
garantista como se tiene anotado, este mecanismo puede operar cuando
efectivamente ha cesado la vulneración al derecho protegido. Este criterio
se justifica, al análisis de lo dispuesto por el art. 256 de la Norma Suprema,
que de forma expresa reconoce criterios de interpretación más favorables
que los contenidos en nuestra propia Norma Fundamental y que se
encuentran contenidos en los tratados internacionales de derechos
humanos.
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III.3.1. Desarrollo jurisprudencial
(…)
Consiguientemente, del contenido de los preceptos aludidos y los
debates parlamentarios glosados, se extrae de manera clara y
precisa que la voluntad del legislador es que las lesiones al
derecho a la libertad encuentren protección dentro del ámbito del
hábeas corpus, declarando su procedencia en los casos en que se
constate la existencia de una ilegal privación de libertad, no
obstante haber cesado la detención antes de la interposición del
recurso…’.
POR TANTO
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