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ELDOMINGO - XI Tiempo Ordinario

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Obra de la Sociedad de San Pablo

12º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

21 DE JUNIO

SEMANARIO DE INSTRUCCIÓN LITURGICA


"Yo estaré con ustedes todos
los días, hasta el fin del
mundo"
(MT 28,16-20)

En Grupo Editorial San Pablo, sabemos en quien


hemos puesto nuestra confianza y estamos
seguros que nos guardará hasta el día de su
venida. Por eso, queremos acompañarte con este
subsídio y esperamos que tú también sientas la
presencia y cercanía de nuestro Señor Jesucristo
en estos tiempos difíciles.

-Al servicio de la Verdad en la Caridad-


¡Prohibída su reproducción total o parcial!
R E F L E X I Ó N I N I C I A L

-No teman a los que matan el cuerpo-


La práctica de la vida cristiana nunca ha sido sencilla. A lo largo
de la historia, hombres y mujeres han dado la vida por el
Evangelio. Los valores del Reino no siempre han sido aceptados,
sino que han encontrado obstáculos. Por eso, quizá, hay quienes
prefieren vivir una vida cristiana a medias, sin tantos
compromisos. Cumplen con lo prescrito y piensan que eso es
suficiente. Lo de dar la vida se reduce a un tiempo, pero no más.
Basta con acudir al templo los días de guardar u orar todos los
días unas jaculatorias para sentirse satisfechos. Jesús mismo,
desde los días de su predicación, vivió descalificaciones, malos
tratos, incluso humillaciones, al final persecución y muerte. Él
fue el primero que sufrió los embates de una sociedad, tanto
política como religiosa, nacional (judías) e internacional
(romana), que no estuvo dispuesta a cambiar sus valores por los
valores de Dios. Sus seguidores, sus discípulos, padecieron –de
distinta forma– la misma suerte que Jesús. A ellos les dijo: “No
teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden acabar con la
vida”. En los orígenes, no era cuestión de rezos simplemente. La
opción por Jesús era una opción sin retorno. Las primeras
comunidades cristianas se formaron con hombres y mujeres que
estaban dispuestos a dar su vida. No se trataba de aceptar una
doctrina. La opción por Jesús implicaba arriesgar la propia vida y
también la de la familia. Todo se ponía en juego, comenzado por
la estabilidad, la buena fama, el apellido, los bienes, etcétera.
“No tengan miedo”, les dijo Jesús. No tengan miedo, nos dice
Jesús a nosotros. Vivir los valores del Reino, los valores de
Dios, nunca ha sido tarea sencilla. Podemos seguir practicando
un cristianismo a medias o tener el valor de vivir la opción por el
Dios de Jesús con determinación. Hoy es imprescindible que
asumamos con responsabilidad nuestro compromiso cristiano,
sobre todo ante aquellas realidades que atentan directamente
contra Dios y su creación.
P. Reyes Muñoz Tónix, SchP
C E L E B R A C I Ó N E U C A R Í S T I C A

XII Domingo del Tiempo Ordinario


Monición                          
Hermanos, Dios nos conoce tan profundamente como un padre conoce a sus hijos,
vela siempre por nuestro bien y nos instruye con su palabra. Con confianza y
reverencia acerquémonos a su altar. Bienvenidos a esta celebración.

Ritos iniciales
Antífona de entrada (Cfr.Sal 27, 8-9)
El Señor es la fuerza de su pueblo, defensa y salvación para su Ungido. Sálvanos,
Señor, vela sobre nosotros y guíanos siempre.

Acto penitencial
Sacerdote: El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la
Eucaristía, nos llama ahora a la conversión. Reconozcamos, pues, que somos
pecadores e invoquemos con esperanza la misericordia de Dios (Silencio).

Sacerdote: Defensor de los pobres: Señor, ten piedad.


R. Señor, ten piedad.

Sacerdote: Refugio de los débiles: Cristo, ten piedad.


R. Cristo, ten piedad.

Sacerdote: Esperanza de los pecadores: Señor, ten piedad.


R. Señor, ten piedad.

Sacerdote: Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros


pecados y nos lleve a la vida eterna. Amén.

Gloria
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu
inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te
damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo
único, Jesucristo; Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el
pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad
de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.
Oración colecta
Señor, concédenos vivir siempre en el amor y respeto a tu santo nombre, ya que
jamás dejas de proteger a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor.
Por nuestro Señor Jesucristo...

Liturgia de la Palabra
Monición
Jeremías enfrenta las persecuciones por cumplir la misión profética; su
confianza en el Señor prevalece y confiesa que siempre experimentó la
cercanía de Dios. Escuchemos.

Primera lectura
Del libro del profeta Jeremías (Jer 20, 10-13)
En aquel tiempo, dijo Jeremías: “Yo oía el
cuchicheo de la gente que decía: ‘Terror por
todas partes. Denunciemos a Jeremías, vamos
a denunciarlo’. Todos los que eran mis amigos
espiaban mis pasos, esperaban que tropezara
y me cayera, diciendo: ‘Si se tropieza y se cae,
lo venceremos y podremos vengarnos de él’.
Pero el Señor, guerrero poderoso, está a mi
lado; por eso mis perseguidores caerán por
tierra y no podrán conmigo; quedarán
avergonzados de su fracaso y su ignominia
será eterna e inolvidable.
Señor de los ejércitos, que pones a prueba
al justo y conoces lo más profundo de los
corazones, haz que yo vea tu venganza contra
ellos, porque a ti he encomendado mi causa.
Canten y alaben al Señor, porque él ha
salvado la vida de su pobre de la mano de los
malvados”.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial (Sal 68)
R. Escúchame, Señor, porque eres bueno.

L. Por ti he sufrido oprobios y la ver güenza cubre mi semblante.


Extraño soy y advenedizo, aun para aquellos de mi propia sangre;
pues me devora el celo de tu casa, el odio del que te odia, en mí
recae. / R.

L. A ti, Señor, elevo mi plegaria, ven en mi ayuda pronto;


escúchame conforme a tu clemencia, Dios fiel en el socorro.
Escúchame, Señor, pues eres bueno y en tu ternura vuelve a mí tus
ojos. / R.

L. Se alegrarán, al verlo, los que sufren; quienes buscan a Dios


tendrán más ánimo, porque el Señor jamás desoye al pobre ni olvida
al que se encuentra encadenado. Que lo alaben por esto cielo y
tierra, el mar y cuanto en él habita. / R.

Monición
Con la desobediencia de Adán, la humanidad inicia una historia de pecado y
muerte. Con la obediencia de Cristo, se inicia un camino de amor que redime al
hombre. Escuchemos.

Segunda lectura
De la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (Rom 5, 12-15)
Hermanos: Así como por un solo hombre entró el pecado en el
mundo y por el pecado entró la muerte, así la muerte llegó a todos
los hombres, por cuanto todos pecaron.
Antes de la ley de Moisés ya había pecado en el mundo y, si bien
es cierto que el pecado no se imputa cuando no hay ley, sin
embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés aun sobre
aquellos que no pecaron con una transgresión semejante a la de
Adán, el cual es figura del que había de venir.
Ahora bien, con el don no sucede como con el delito, porque si
por el delito de uno solo murieron todos, ¡cuánto más la gracia de
Dios y el don otorgado por la gracia de un solo hombre, Jesucristo,
se ha desbordado sobre todos!
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio (Cfr. Jn 15, 26. 27)
Aleluya, aleluya.

El Espíritu de la verdad dará testimonio de mí, dice el Señor, y


ustedes también darán testimonio.

Aleluya, aleluya.

Monición
Jesús nos transmite confianza y determinación. No tengan miedo, ustedes valen
mucho. Los adversarios pueden quitarles la vida del cuerpo, pero nunca la del
alma. Escuchemos.

Evangelio
Del santo Evangelio según san Mateo (Mt 10, 26-33)
Gloria a Ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: “No teman a los


hombres. No hay nada oculto que no llegue a descu brirse; no hay
nada secreto que no llegue a saberse. Lo que les digo de noche,
repítanlo en pleno día, y lo que les digo al oído, pregónenlo desde
las azoteas.
No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden
matar el alma. Teman, más bien, a quien puede arrojar al lugar de
castigo el alma y el cuerpo.
¿No es verdad que se venden dos pajarillos por una moneda?
Sin embargo, ni uno solo de ellos cae por tierra si no lo permite el
Padre. En cuanto a ustedes, hasta los cabellos de su cabeza están
contados. Por lo tanto, no tengan miedo, porque ustedes valen
mucho más que todos los pájaros del mundo.
A quien me reconozca delante de los hombres, yo también lo
reconoceré ante mi Padre, que está en los cielos; pero al que me
niegue delante de los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre,
que está en los cielos”.
Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Profesión de fe
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra, de todo lo
visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo
único de Dios, nacido del Padre antes de
todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado, de la misma
naturaleza del Padre, por quien todo fue
hecho; que por nosotros, los hombres, y por
nuestra salvación bajó del cielo [en las
palabras que siguen, hasta “se hizo hombre”,
todos se inclinan], y por obra del Espíritu
Santo se encarnó de María, la Virgen, y se
hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer
día, según las Escrituras, y subió al cielo, y
está sentado a la derecha del Padre; y de
nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos
y muertos, y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de
vida, que procede del Padre y del Hijo, que
con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los
profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa,
católica y apostólica. Confieso que hay un
solo bautismo para el perdón de los
pecados. Espero la resurrección de los
muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
Oración universal
Sacerdote: Elevemos, hermanos, nuestras oraciones al Padre, para
que sea Jesucristo siempre el único Maestro de nuestras vidas:
Escúchanos, Señor.

1. Por el santo Padre, el Papa N., por nuestro obispo N. y por todos
los sacerdotes y diáconos de Jesucristo. Roguemos al Señor.

2. Por el buen tiempo, por el fruto de las investigaciones de los


estudiosos y por la prosperidad del trabajo de todos. Roguemos al
Señor.

3. Por las vírgenes consagradas al Señor y por los religiosos para


que trabajen siempre a favor de nuestras comunidades. Roguemos
al Señor.

4. Por todos los que hacen el bien en nuestras parroquias y por los
que cuidan de los pobres y de los enfermos. Roguemos al Señor.

Intenciones de la Iglesia local.

Sacerdote: Padre, que has confiado a nuestras débiles fuerzas el


anuncio profético de tu palabra, escucha las oraciones de tu pueblo
y sostennos con la fuerza de tu Espíritu, para que nunca nos
avergoncemos de nuestra fe. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Liturgia de la Eucarística

Sacerdote: Oren, hermanos, para que este sacrificio, mío y de


ustedes, sea agradable a Dios Padre todopoderoso.

Todos: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza


y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa
Iglesia.

Oración sobre las ofrendas


Recibe, Señor, este sacrificio de reconciliación y alabanza y
concédenos que, purificados por su eficacia, podamos ofrecerte el
entrañable afecto de nuestro corazón. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.

Antífona de la comunión (Cfr. Jn 26. 27)


El Espíritu de la verdad dará testimonio de mí, dice el Señor, y
ustedes también darán testimonio.

Comunión Espiritual
Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo
y en el Santísimo Sacramento del Altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de
mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, te pido
que vengas al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si ya os hubiese recibido, te abrazo y me uno del todo a Ti.
Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén
Oración después de la comunión
Renovados, Señor, por el alimento del sagrado Cuerpo y la preciosa
Sangre de tu Hijo, concédenos que lo que realizamos con asidua
devoción, lo recibamos convertido en certeza de redención. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
4 T A S E M A N A D E L S A L T E R I O

-Tiempo Ordinario-

CALENDARIO LITÚRGICO
SEMANAL - SANTORAL - LECTURAS DE CADA DÍA

21 de Junio 22 de Junio
Ss. Paulino de Nola,
XII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Juan Fisher y Tomás Moro

12ª 1L ed
c te
u r aJ u n i o 21 de Junio
XII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
Jer 20, 10-13 1ª Lectura
XII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

2Re 17, 5-8. 13-15. 18


Salmo
68
Salmo
2ª Lectura 59
Rom 5, 12-15
Evangelio
Evangelio Mt 7, 1-15
Mt 10, 26-33

23 de Junio 24 de Junio
S. José Cafasso Natividad de San Juan Bautista

1ª Lectura
1ª Lectura Is 49, 1-6
2Re 19, 9-11. 14-21. 31-
35. 36 Salmo
138
Salmo
2ª Lectura
47
Hech 13, 22-26

Evangelio Evangelio
Mt 7,6. 12-14 Lc 1, 57-66. 80

25 de Junio 26 de Junio
S. Guillermo de Vercelli S. Antelmo

1ª Lectura 1ª Lectura
2Re 24, 8-17 2Re 25, 1-12

Salmo Salmo
78 136

Evangelio Evangelio
Mt 7, 21-29 Mt 8, 1-4

27 de Junio
Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro;
S. Cirilo de Alejandría

1ª Lectura
Lam 2, 2. 10-14. 18-19

Salmo
73

Evangelio
Mt 8, 5-17
L A V O Z D E P A S T O R

-Reflexión por + Mons. Felipe Arizmendi Esquivel


Obispo Emérito de SCLC-

VER
Miguel Angel Escamilla, un adulto mayor de Toluca, hace como
dos meses vino a donde resido y me entregó una cantidad de
dinero, para apoyarme en esta pandemia, en nombre de varios
amigos suyos con quienes yo había trabajado en la pastoral
juvenil hace casi cincuenta años, en el movimiento de Jornadas
de Vida Cristiana. Lo mismo hizo con otros sacerdotes con los
que formamos equipo en aquellos tiempos, Jesús Márquez,
Antonio Zamora y Samuel Marín, como una señal de
agradecimiento por nuestro servicio en su juventud. ¡Qué
hermoso signo de solidaridad y de gratitud! Lamentablemente,
Miguel Angel acaba de fallecer. Que descanse en paz.

El confinamiento en casa y la paralización de la economía por


el COVID-19 han traído mucho desempleo, más hambre y
angustia en muchos hogares. Sin embargo, por todas partes
han surgido iniciativas solidarias, para ayudar a quienes han
quedado desprotegidos, incluso a los que reciben programas
sociales del gobierno. Ha habido empresarios, diócesis,
parroquias y grupos que han ideado formas de ayudar a esas
personas, aunque la mayoría de sus acciones son desconocidas
y no divulgadas en los medios informativos. Son incontables los
apoyos que se implementan a favor de los más desfavorecidos,
a veces entre vecinos y familiares. La campaña “Familia sin
hambre”, promovida por el episcopado mexicano, ha sacado de
apuros a más de 61 mil familias. Yo no me quedo con los
brazos cruzados, sólo mirando desde mi trinchera, pero Jesús
dice que eso sólo Dios Padre lo conozca.

En sentido contrario, muchos han confirmado su egoísmo, que


no es de ahora. Son insensibles e incapaces de compartir. Se
imaginan que, si ayudan a otras personas, se van a quedar sin
lo necesario para sí y los suyos. No han experimentado la
felicidad profunda que trae hacer felices a otros. Una amarga
soledad será su peor recompensa…
PENSAR
Dice el Evangelio que “Jesús recorría todos los pueblos y
aldeas enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena
Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias.
Al ver a las multitudes se compadecía de ellas, porque estaban
extenuadas y desamparadas, como ovejas sin pastor” (Mt 9, 35-
36). Cuando los apóstoles querían desentenderse de la gente,
Jesús les dice: “Denles ustedes de comer” y, con cinco panes y
dos peces, alimenta a multitudes (cf Mt 14,13-21; Jn 6,1-10).
Con razón, Pedro define así toda la vida de Jesús: “Pasó
haciendo el bien” (Hech 10,38). ¡Ojalá que nuestra propia vida
así se sintetizara!

La primera comunidad cristiana era muy solidaria: “La multitud


de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie
decía que sus bienes eran propios, sino que todo lo tenían en
común. Los apóstoles daban testimonio con gran fuerza de la
resurrección del Señor Jesús, y eran bien vistos por todos. No
había ningún necesitado entre ellos, porque todos los que
poseían campos o casas los vendían, llevaban el importe de la
venta y lo ponían a disposición de los apóstoles, para que lo
distribuyeran según las necesidades de cada uno” (Hech 4,32-
35; cf 2,44-45). Esto sigue pasando entre nosotros, con sus
matices. Eso es ser cristiano, católico, verdadero creyente:
compartir, ser solidario, interesarse por los demás, sobre todo
por los que pasan alguna necesidad.

Todavía no es posible que se abran los templos, que los fieles


participen en las Misas como de ordinario y que puedan recibir
la comunión sacramental, pero la solidaridad fraterna es otra
forma de vivir la fe, como acaba de decir el Papa Francisco, con
ocasión de la fiesta del Corpus Christi: “En la Eucaristía
encontramos las energías necesarias para vivir con fuerza
cristiana los momentos difíciles. Este año no es posible
celebrar la Eucaristía con manifestaciones públicas; sin
embargo, podemos realizar una vida eucarística… La hostia
consagrada contiene la persona de Cristo. Estamos llamados a
buscarlo delante del Sagrario en la iglesia, pero también en
aquel sagrario que son los últimos, los que sufren, las personas
solas y pobres. El mismo Jesús lo dijo” (10-VI-2020).
ACTUAR
¿Quieres demostrar que eres una persona verdaderamente
católica? Participa en Misa y demás sacramentos, en la
medida de lo posible; lee la Biblia y haz oración. Pero lo
demostrarás, en forma definitiva, en tu solidaridad con los
que sufren, en cualquier tiempo y lugar, sobre todo ahora que
hace falta tu solidaridad para enfrentar el virus del hambre,
de la soledad, de la violencia, de la enfermedad y de la
muerte. ¡Animo; sí se puede!

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