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La Tierra Como Material para Construccion

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LA TIERRA COMO MATERIAL PARA CONSTRUCCION

Recuperar lo ancestral en un mundo en crisis

En la antigüedad, las primeras casas y ciudades se construyeron con tierra cruda. Hoy,
para levantar nuestros hogares empleamos materiales de elevada energía incorporada,
de difícil reciclaje y que en ocasiones incluso incorporan elementos tóxicos. Puede que
haya motivos más que justificados para volver a reivindicar la sencillez y propiedades del
barro.

La tierra como material de construcción está disponible en cualquier lugar y en


abundancia. Sus ventajas, que desgranaremos más adelante, son múltiples. Y aunque
fueron las casas más primitivas las que se edificaron con tierra cruda, estas técnicas no
son algo del pasado: hoy en día, de un tercio a la mitad de la población mundial vive en
casas de tierra. En los lugares en que es tradicional se mantiene, y en algunos países
desarrollados se continúan llevando a cabo experiencias y se investiga sobre sus
aplicaciones incluso a nivel de construcción plurifamiliar o prefabricada. Buenas noticias,
pues, para el entorno y la construcción más responsable.  

Ciudades y casas de tierra alrededor del mundo

Son muchísimos los testimonios arqueológicos e históricos de la construcción con tierra,


pero además el barro abunda actualmente en las sencillas construcciones populares de
gran parte del mundo.
Los orígenes del uso de la tierra para construir cobijo se remontan a los primeros
asentamientos humanos. En España, se han hallado pruebas en yacimientos de
poblados de la edad de bronce y, posteriormente, de íberos y romanos. Posteriormente,
fueron los árabes quienes impulsaron y perfeccionaron la técnica. La construcción con
tierra fue el sistema de construcción más empleado en gran parte de la meseta central,
aunque se encuentran testimonios por toda la península.
Algunas de las grandes civilizaciones como la persa o la egipcia construyeron ciudades
enteras con tierra cruda. Algunos ejemplos pueden ser los de Tobouctou en Mali,
Marrakech en Marruecos, o Shibam en Yemen, que desafía todos los prejuicios con
edificios de tierra de casi 30 m de altura.
El hecho de hallar todavía en buen estado muchas obras de tipo monumental en tierra
refleja quan duraderas pueden llegar ser. La tierra se empleó para levantar
fortificaciones, castillos, murallas, ermitas, mezquitas, graneros, molinos y viviendas
populares, en lugares como el Sahara, el Magreb, África Central y Oriental, America
Latina, o toda Europa, incluyendo también lugares lluviosos como Suecia, Noruega y
Dinamarca.
Finalmente, hay que destacar la presencia en la actualidad de la tierra cruda en la
edificación. En los países con mayor necesidad de viviendas y menos recursos como
sucede en casi toda África, Oriente Medio y América Latina, la tierra es el material de
construcción que predomina. En China e India hay más de 50 millones de casas de tierra.
En zonas como Europa, sin embargo, la tierra está prácticamente ignorada en la
construcción nueva, aunque forma parte del paisaje cotidiano en muchas regiones
rurales donde todavía se mantienen viviendas y patrimonio de tierra.

Ventajas y propiedades de la tierra en la edificación

A continuación exponemos las ventajas del barro como material constructivo.

• La tierra es un material inocuo. No contiene ninguna sustancia tóxica, siempre que


provenga de un suelo que no haya padecido contaminación.
• Es totalmente reciclable. Si en la construcción no se mezcla la tierra con algun producto
fabricado por los humanos (por ejemplo, cemento), sería posible integrar totalmente el
material en la naturaleza una vez se decidiera derruir el edificio.
• Fácil de obtener localmente. Prácticamente cualquier tipo de tierra es útil para construir,
o bien se puede escoger una técnica u otra en función de la tierra disponible. También se
pueden hacer mezclas con otro material cercano o con algun mejorante de la mezcla
(cal, yeso, paja…).
• La construcción con tierra cruda es sencilla y con poco gasto energético. No requiere un
gran transporte de materiales o una cocción a alta temperatura. Es por ello que se
considera un material de muy baja energía incorporada. Sin embargo, quizá sí es
necesario un mayor esfuerzo e implicación de los constructores.
• Su obtención es respetuosa. Si se extrae del propio emplazamiento, provoca un
impacto poco mayor que el que ya supone realizar la propia construcción. No lleva
asociados problemas como la desforestación o la minería extractiva que implican otros
materiales constructivos.
• Excelentes propiedades térmicas. La tierra tiene una gran capacidad de almacenar el
calor y cederlo posteriormente (cualidad conocida como inercia térmica). Así, permite
atenuar los cambios de temperatura externos, creando un ambiente interior agradable.
Sobretodo resulta adecuada en climas áridos con oscilaciones extremas de temperatura
entre el día y la noche pero, si se incluye un aislamiento adecuado, también es idónea en
climas más suaves.
• Propiedades de aislamiento acústico. Los muros de tierra transmiten mal las
vibraciones sonoras, de modo que se convierten en una eficaz barrera contra los ruidos
indeseados.
• La tierra es un material inerte que no se incendia, pudre, o recibe ataques de insectos.
Esto es así porque se evita el uso de las capas superiores de suelo, con gran cantidad de
material orgánico.  
• Es un material por naturaleza transpirable. Los muros de tierra permiten la regulación
natural de la humedad del interior de la casa, de modo que se evitan las condensaciones.
• Económicamente asequible. Es un recurso barato (o prácticamente gratuito) que a
menudo ya se encuentra en el lugar donde se levantará la casa.

La tierra adecuada

En las casas de tierra habitualmente se puede realizar con este material desde las
paredes, hasta los revocos y los suelos. El material empleado debe tener una
composición determinada para poder aprovechar correctamente sus propiedades.
Es posible encontrar bibliografía específica así como artículos con los aspectos
más técnicos de la construcción con tierra. En ellos se describen, de modo más
fiable de lo que es posible detallar aquí, las proporciones más adecuadas, las
características plásticas idóneas, o la utilización de los posibles estabilizantes de
la tierra (desde la paja o la cal, al cemento, etc).
Algunos autores
afirman que la
proporción ideal
para la construcción
con tierra es un 65
% de arena, 18 % de
limos, y un 20 % de
arcilla. Se dice que
la arcilla debe estar
en poca cantidad, en
una proporción igual
o inferior al 20 %. También se dan como adecuadas, sobretodo para las técnicas
de tapial y adobe, las proporciones siguentes: grava del 0 al 15 %, arena del 40 al
50 %, limos del 20 al 35 %, y arcilla del 15 al 25 %. Un sencillo ensayo de
sedimentación puede dar una idea de las proporciones de la tierra de que se
dispone. Además de tener una proporción suficiente de arcilla y otros
componentes, la tierra a emplear debe estar limpia de raíces y restos vegetales, y
tener un aspecto homogéneo.
Sin embargo, si se desea realizar una construcción con tierra es básico en primer
lugar realizar muestreos y diferentes pruebas previas a la construcción definitiva.
Es sumamente aconsejable consultar a las personas de la zona o investigar las
referencias históricas, si las hubiera, de la experiencia en la construcción con tierra
en el lugar.

Tipologías de empleo de la tierra

Existen diferentes técnicas para trabajar la tierra cruda, y la mayoría de ellas son
técnicas ancestrales que se han mantenido con pequeños cambios desde la
antigüedad hasta nuestros días, aunque otras son aportaciones modernas. A
menudo estan fuertemente relacionadas con las costumbres locales, la
climatología del lugar y las características de la tierra disponible.
Las técnicas principales son el tapial, los adobes, el cob, los bloques de tierra
compactada o las bolsas de tierra. También hay algunas técnicas básicamente de
carácter provisional y de menor calidad, como las bolas de tierra o el sod.
El tapial es la construcción de muros monolíticos mediante la compactación de la
tierra entre unos tablones de madera. Se ha utilizado en construcciones de todo
tipo y en todo el mundo. Las casas de adobe se realizan con ladrillos macizos de
tierra cruda secados al sol, que reciben el nombre de adobes. És una técnica
originada en la península ibérica que tras la colonización de América se aplicó con
éxito en las zonas áridas de América Central.
El cob es la construcción de casas de tierra mediante una mezcla de tierra, agua y
paja sin darle ninguna forma concreta. Es originaria de Gran Bretaña, aunque se
hallan ejemplos por todo el mundo, y resulta especialmente adecuada en zonas
lluviosas.
Los bloques de tierra compactada son ladrillos de tierra cruda con bajo contenido
en agua obtenidos tras prensarlos de manera mecánica, pera obtener formas
regulares y mayor resistencia. Otra aplicación moderna de la tierra, aunque
todavía en desarrollo, son las casas de bolsas de tierra, que mediante bolsas de
polipropileno o textiles rellenas de tierra permiten construcciones de gran solidez.
Estas últimas técnicas se barajan como alternativas para mejorar los problemas de
vivienda en los paises más desfavorecidos.

Conclusiones
Tradicionalmente la tierra como material de construcción ha quedado apartada de
los usos de los profesionales y asociada siempre a una arquitectura humilde
(véase los muros de tapia que se escondían detrás de un revestimiento en los
proyectos del Arquitecto F.Cointeraux). La tierra y sus técnicas asociadas, y en
general las formas tradicionales de construir, han sufrido un evidente proceso de
rechazo en la evolución contemporánea del sector, alejándose así la probabilidad
de una deseable convivencia con las innovaciones tecnológicas y los materiales
industrializados.
Las técnicas de construcción tradicional han ido sustituyéndose con materiales
modernos y tecnológicamente avanzados. Sin embargo, desde finales del siglo
pasado, en algunos sectores sociales y profesionales las cosas empiezan a
cambiar.
Parece detectarse una reconsideración de las posibilidades de los materiales
naturales, impulsada quizá por la conjunción de una serie de factores, como son:
Una mayor concienciación para los problemas medioambientales en los países
industrializados; Las directrices marcadas en las grandes conferencias
internacionales sobre vivienda y medioambiente; Una cierta revalorización del
patrimonio arquitectónico y también el redescubrimiento de las cualidades
plásticas de la tierra. La sociedad y los técnicos, sobre todo en los países
industrializados, sensibilizado por los problemas medioambientales, redescubren
las virtudes del material tierra, valorando su comportamiento bioclimático, sus
cualidades plásticas y su contemporaneidad. Además la búsqueda de nuevos
materiales de construcción va aportando nuevas soluciones, que sumado a la
voluntad de hacer una arquitectura cada día mas sostenible ha hecho emerger un
material que se fue abandonando a lo largo del siglo XX. Este resurgir como
material más ecológico todavía no es generalizado pero sin duda alguna se da en
todo el mundo.
Ya hemos visto como en los proyectos de arquitectura contemporánea descriptos
en el capítulo precedente sean el manifiesto de la viabilidad técnica, estética y
económica de la tierra como material actual de construcción. La tierra como
material de construcción tiene unos valores intrínsecos muy estimables que han
cautivado a un sector de la población, preocupado por la incidencia en la salud y
bienestar humanos de los numerosos materiales y productos que forman parte de
las viviendas convencionales. Dichos valores pueden resumirse en tres: su
carácter de material saludable, su excelente comportamiento bioclimático y su
reciclabilidad indefinida. Como se trata de un material completamente reciclable, la
arquitectura de tierra permite ofrecer a los ciclos de reformas y reemplazamientos
del tejido urbano la total carencia de residuos.
Pero además de estas propiedades, la tierra y las tecnologías asociadas a ella
albergan otros valores muy apreciados en esta época de crisis energética y graves
problemas medioambientales, como son el bajo consumo energético que
requieren y su incuestionable aportación a un desarrollo sostenible de los sistemas
productivos.
El hecho de volver a construir con tierra no debe ser valorado anacrónicamente
como la vuelta a la naturaleza o la vuelta al mundo de la vida perdida de los
sentidos. El entendimiento de los puntos fuertes y débiles del material tierra nos
llevará a una concepción apropiada del edificio que proteja la base de los muros,
limite su exposición directa al agua, prevea juntas de retracción, limite la
concentración de cargas, entre algunos aspectos a tener en consideración en este
tipo de construcción. Entre los puntos débiles es importante recordar que los
usuarios de una casa de tierra tienen que tener un plan de mantenimiento de la
propia casa es decir tienen que cuidar de su casa.
Por ese motivo la exposición continua a las inclemencias meteorológicas genera
problemas de durabilidad que resultan evidentes en la fig.9 donde falta tierra en la
junta superior entre la tapia y las ventanas. Por otro lado los costes a veces
prohibitivos y los tiempos de ejecución de estas técnicas generan fenómenos
curiosos como en el edificio de Schaulager en Basel (Switzerland) realizado en el
2003.
Pese al deseo inicial de construir los muros masivos con tapial, los mayores
gastos y tiempo que este material necesita llevaron a los Arquitectos Herzog & de
Meuron, a decidirse por un hormigón con gran contenido de grava. Tras
desencofrar los muros de 60 cm, su superficie fue picada con martillos hasta
conseguir una textura parecida a la de la tierra apisonada. Es decir se quiere a tal
punto hacer edificios sostenibles de tierra que hoy día se realizan de falsos.
El camino de la construcción con tierra de hoy en adelante, pasa por trabajar en la
investigación en varios campos: la industrialización y mecanización para la
optimización de procesos; la adición de materiales que aporten estabilización y
protección frente a la humedad; la introducción de aligerantes que no
comprometan la resistencia del material; y las posibilidades de incorporación de
residuos de diferentes industrias (cenizas volantes, escorias siderúrgicas,
escombros de obras). El establecimiento de una normativa así como de controles
pertinentes de calidad (del material y también de su proceso de ejecución),
permitieran incorporar este material, en los currículos de docencia universitaria y
en la práctica constructiva habitual de cualquier profesional.
Bibliografía
https://core.ac.uk/download/pdf/41807254.pdf

http://www.terra.org/categorias/articulos/construir-con-tierra

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