La Tierra Como Material para Construccion
La Tierra Como Material para Construccion
La Tierra Como Material para Construccion
En la antigüedad, las primeras casas y ciudades se construyeron con tierra cruda. Hoy,
para levantar nuestros hogares empleamos materiales de elevada energía incorporada,
de difícil reciclaje y que en ocasiones incluso incorporan elementos tóxicos. Puede que
haya motivos más que justificados para volver a reivindicar la sencillez y propiedades del
barro.
La tierra adecuada
En las casas de tierra habitualmente se puede realizar con este material desde las
paredes, hasta los revocos y los suelos. El material empleado debe tener una
composición determinada para poder aprovechar correctamente sus propiedades.
Es posible encontrar bibliografía específica así como artículos con los aspectos
más técnicos de la construcción con tierra. En ellos se describen, de modo más
fiable de lo que es posible detallar aquí, las proporciones más adecuadas, las
características plásticas idóneas, o la utilización de los posibles estabilizantes de
la tierra (desde la paja o la cal, al cemento, etc).
Algunos autores
afirman que la
proporción ideal
para la construcción
con tierra es un 65
% de arena, 18 % de
limos, y un 20 % de
arcilla. Se dice que
la arcilla debe estar
en poca cantidad, en
una proporción igual
o inferior al 20 %. También se dan como adecuadas, sobretodo para las técnicas
de tapial y adobe, las proporciones siguentes: grava del 0 al 15 %, arena del 40 al
50 %, limos del 20 al 35 %, y arcilla del 15 al 25 %. Un sencillo ensayo de
sedimentación puede dar una idea de las proporciones de la tierra de que se
dispone. Además de tener una proporción suficiente de arcilla y otros
componentes, la tierra a emplear debe estar limpia de raíces y restos vegetales, y
tener un aspecto homogéneo.
Sin embargo, si se desea realizar una construcción con tierra es básico en primer
lugar realizar muestreos y diferentes pruebas previas a la construcción definitiva.
Es sumamente aconsejable consultar a las personas de la zona o investigar las
referencias históricas, si las hubiera, de la experiencia en la construcción con tierra
en el lugar.
Existen diferentes técnicas para trabajar la tierra cruda, y la mayoría de ellas son
técnicas ancestrales que se han mantenido con pequeños cambios desde la
antigüedad hasta nuestros días, aunque otras son aportaciones modernas. A
menudo estan fuertemente relacionadas con las costumbres locales, la
climatología del lugar y las características de la tierra disponible.
Las técnicas principales son el tapial, los adobes, el cob, los bloques de tierra
compactada o las bolsas de tierra. También hay algunas técnicas básicamente de
carácter provisional y de menor calidad, como las bolas de tierra o el sod.
El tapial es la construcción de muros monolíticos mediante la compactación de la
tierra entre unos tablones de madera. Se ha utilizado en construcciones de todo
tipo y en todo el mundo. Las casas de adobe se realizan con ladrillos macizos de
tierra cruda secados al sol, que reciben el nombre de adobes. És una técnica
originada en la península ibérica que tras la colonización de América se aplicó con
éxito en las zonas áridas de América Central.
El cob es la construcción de casas de tierra mediante una mezcla de tierra, agua y
paja sin darle ninguna forma concreta. Es originaria de Gran Bretaña, aunque se
hallan ejemplos por todo el mundo, y resulta especialmente adecuada en zonas
lluviosas.
Los bloques de tierra compactada son ladrillos de tierra cruda con bajo contenido
en agua obtenidos tras prensarlos de manera mecánica, pera obtener formas
regulares y mayor resistencia. Otra aplicación moderna de la tierra, aunque
todavía en desarrollo, son las casas de bolsas de tierra, que mediante bolsas de
polipropileno o textiles rellenas de tierra permiten construcciones de gran solidez.
Estas últimas técnicas se barajan como alternativas para mejorar los problemas de
vivienda en los paises más desfavorecidos.
Conclusiones
Tradicionalmente la tierra como material de construcción ha quedado apartada de
los usos de los profesionales y asociada siempre a una arquitectura humilde
(véase los muros de tapia que se escondían detrás de un revestimiento en los
proyectos del Arquitecto F.Cointeraux). La tierra y sus técnicas asociadas, y en
general las formas tradicionales de construir, han sufrido un evidente proceso de
rechazo en la evolución contemporánea del sector, alejándose así la probabilidad
de una deseable convivencia con las innovaciones tecnológicas y los materiales
industrializados.
Las técnicas de construcción tradicional han ido sustituyéndose con materiales
modernos y tecnológicamente avanzados. Sin embargo, desde finales del siglo
pasado, en algunos sectores sociales y profesionales las cosas empiezan a
cambiar.
Parece detectarse una reconsideración de las posibilidades de los materiales
naturales, impulsada quizá por la conjunción de una serie de factores, como son:
Una mayor concienciación para los problemas medioambientales en los países
industrializados; Las directrices marcadas en las grandes conferencias
internacionales sobre vivienda y medioambiente; Una cierta revalorización del
patrimonio arquitectónico y también el redescubrimiento de las cualidades
plásticas de la tierra. La sociedad y los técnicos, sobre todo en los países
industrializados, sensibilizado por los problemas medioambientales, redescubren
las virtudes del material tierra, valorando su comportamiento bioclimático, sus
cualidades plásticas y su contemporaneidad. Además la búsqueda de nuevos
materiales de construcción va aportando nuevas soluciones, que sumado a la
voluntad de hacer una arquitectura cada día mas sostenible ha hecho emerger un
material que se fue abandonando a lo largo del siglo XX. Este resurgir como
material más ecológico todavía no es generalizado pero sin duda alguna se da en
todo el mundo.
Ya hemos visto como en los proyectos de arquitectura contemporánea descriptos
en el capítulo precedente sean el manifiesto de la viabilidad técnica, estética y
económica de la tierra como material actual de construcción. La tierra como
material de construcción tiene unos valores intrínsecos muy estimables que han
cautivado a un sector de la población, preocupado por la incidencia en la salud y
bienestar humanos de los numerosos materiales y productos que forman parte de
las viviendas convencionales. Dichos valores pueden resumirse en tres: su
carácter de material saludable, su excelente comportamiento bioclimático y su
reciclabilidad indefinida. Como se trata de un material completamente reciclable, la
arquitectura de tierra permite ofrecer a los ciclos de reformas y reemplazamientos
del tejido urbano la total carencia de residuos.
Pero además de estas propiedades, la tierra y las tecnologías asociadas a ella
albergan otros valores muy apreciados en esta época de crisis energética y graves
problemas medioambientales, como son el bajo consumo energético que
requieren y su incuestionable aportación a un desarrollo sostenible de los sistemas
productivos.
El hecho de volver a construir con tierra no debe ser valorado anacrónicamente
como la vuelta a la naturaleza o la vuelta al mundo de la vida perdida de los
sentidos. El entendimiento de los puntos fuertes y débiles del material tierra nos
llevará a una concepción apropiada del edificio que proteja la base de los muros,
limite su exposición directa al agua, prevea juntas de retracción, limite la
concentración de cargas, entre algunos aspectos a tener en consideración en este
tipo de construcción. Entre los puntos débiles es importante recordar que los
usuarios de una casa de tierra tienen que tener un plan de mantenimiento de la
propia casa es decir tienen que cuidar de su casa.
Por ese motivo la exposición continua a las inclemencias meteorológicas genera
problemas de durabilidad que resultan evidentes en la fig.9 donde falta tierra en la
junta superior entre la tapia y las ventanas. Por otro lado los costes a veces
prohibitivos y los tiempos de ejecución de estas técnicas generan fenómenos
curiosos como en el edificio de Schaulager en Basel (Switzerland) realizado en el
2003.
Pese al deseo inicial de construir los muros masivos con tapial, los mayores
gastos y tiempo que este material necesita llevaron a los Arquitectos Herzog & de
Meuron, a decidirse por un hormigón con gran contenido de grava. Tras
desencofrar los muros de 60 cm, su superficie fue picada con martillos hasta
conseguir una textura parecida a la de la tierra apisonada. Es decir se quiere a tal
punto hacer edificios sostenibles de tierra que hoy día se realizan de falsos.
El camino de la construcción con tierra de hoy en adelante, pasa por trabajar en la
investigación en varios campos: la industrialización y mecanización para la
optimización de procesos; la adición de materiales que aporten estabilización y
protección frente a la humedad; la introducción de aligerantes que no
comprometan la resistencia del material; y las posibilidades de incorporación de
residuos de diferentes industrias (cenizas volantes, escorias siderúrgicas,
escombros de obras). El establecimiento de una normativa así como de controles
pertinentes de calidad (del material y también de su proceso de ejecución),
permitieran incorporar este material, en los currículos de docencia universitaria y
en la práctica constructiva habitual de cualquier profesional.
Bibliografía
https://core.ac.uk/download/pdf/41807254.pdf
http://www.terra.org/categorias/articulos/construir-con-tierra