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Problemas de Pareja

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Código: GAM2-197

GUÍA DE ATENCIÓN PSICOLÓGICA Versión: 1


PROBLEMAS DE PAREJA
Fecha: Marzo 2012

1. OBJETIVO
Reconocer la sintomatología asociada a la presentación de problemas de pareja, identificando su
etiología y los factores asociados al mantenimiento de los mismos; con el fin de seleccionar las
intervenciones terapéuticas más cercanas a las condiciones y necesidades del paciente, que le
permitan la comprensión de su situación y la obtención de estrategias de acción.

Este objetivo implica una mejora de la calidad asistencial en el manejo de este proceso, ya que
recurre a componentes basados en la evidencia, y contribuye a garantizar la pertinencia en el
abordaje terapéutico.

2. ALCANCE
La guía podrá ser aplicada en los servicios de psicología ofertados por el Consultorio Psicológico Social
Comunitario, a los pacientes que consultan en nivel de atención primaria.

3. POBLACIÓN OBJETO
Adolescentes y/o adultos que presenten sintomatología asociada a problemas de pareja.

4. LÍMITES
Se inicia el proceso por medio de remisión y evaluación y finaliza con el egreso del paciente,
dependiendo del diagnóstico se realiza remisión a otros servicios.

5. REPONSANBLES POR LA EJECUCIÓN


Coordinación, docentes, asesores y practicantes adscritos al Consultorio psicológico.

6. DEFINICIONES Y/O SIGLAS

 DSM IV: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la American Psychiatric
Association.

 CIE 10: Clasificación internacional de enfermedades, en su décima edición, apartado de


psiquiatría, recogido por la Organización Mundial de Salud.

 Epidemiologia: Ciencia que estudia la distribución, frecuencia, determinantes, relaciones,


predicciones y control de factores relacionados con la salud y enfermedad en poblaciones
humanas determinadas.

 Etiología: la causa o causas de una enfermedad.

 Evaluación Psicológica: la disciplina de la psicología que estudia científicamente el


comportamiento de un sujeto con el fin de describir, clasificar, predecir, explicar o controlar tal
conducta.
 Diagnóstico: el proceso que determina la naturaleza de lo patológico en un paciente, por medio
de la observación de los síntomas o signos que presente, así se permite describir e identificar las
causas que lo aquejan, para luego buscar las estrategias de intervención que requiera un
determinado caso.

 Síntoma: Manifestación subjetiva de una enfermedad, apreciable solamente por el paciente

 Trastorno: Presencia de un comportamiento o de un grupo de síntomas identificables en la


práctica clínica que en la mayoría de los casos se acompañan de malestar o interfieren en la
actividad del individuo

 Evolución: Marcha del trastorno y/o situación problemática, al igual que progresos, retrocesos o
estancamientos en el proceso psicoterapéutico

 Morbilidad: Es la proporción de personas que enferman en un sitio y tiempo determinado

 Comorbilidad: la presencia de más de un diagnóstico que ocurre al mismo tiempo en un


individuo.

 Psicoterapia: Proceso de comunicación interpersonal entre un profesional experto (terapeuta) y


un sujeto necesitado de ayuda por problemas de salud mental (paciente) que tiene como objeto
producir cambios para mejorar la salud mental del segundo, con el propósito de hacer
desaparecer, modificar los síntomas existentes, atenuar o cambiar modos de comportamiento y
promover el crecimiento y desarrollo de una personalidad positiva.

7. ÁMBITOS DE ABORDAJE

7.1 Tipos de terapia de pareja

7.1.1 La terapia simultánea: Un mismo terapeuta trata a ambos miembros de la pareja en forma
individual, pero simultáneamente.

7.1.2 El enfoque colaborativo: Cada esposo era tratado por un terapeuta diferente Ambos
terapeutas se reúnen periódicamente para analizar la dinámica del vínculo y focalizar las áreas de
intervención.

7.1.3 Terapia conjunta de pareja: Esta modalidad fue propuesta por Don Jackson en 1961. Es la
más utilizada porque estimula el diálogo de la pareja, es eficaz y permite acceder con más rapidez
y en mayor medida a la dinámica de la diada.
En las entrevistas conjuntas siempre están presentes los dos miembros de la pareja; ambos
pueden plantear la percepción de sus problemas y tienen la oportunidad de debatir sobre las
áreas conflictuadas de manera distinta de como lo hacen entre sí por estar triangulados por el
terapeuta a quien le reconocen competencia.

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En la práctica clínica de las terapias de pareja, la actividad más importante del terapeuta consiste
en favorecer la comunicación entre los compañeros. De este modo es como se obtiene los
resultados más manifiestos, los más rápidos y a veces los más profundos.

El trabajo consiste en clarificar los mensajes y comparar los sentidos diferentes que ellos tienen
para uno y otro integrante de la pareja. Sin duda es en este plano donde se realiza lo
fundamental del trabajo en la mayoría de las entrevistas conjuntas”. (Lemaire, 1979).

7.2 Evaluación

7.2.1 Propósitos Iniciales:

 Clarificar el motivo de consulta: Escuchar atentamente la causa que llevo al paciente a


consultar por psicología, atendiendo a las variables(cognitivas, afectivas, conductuales) que
intervienen en su verbalización

 Establecimiento del vínculo terapéutico: La propia relación terapeuta – paciente puede


considerarse en sí misma un importante instrumento terapéutico, cuando el terapeuta a cargo
construye una relación desde la escucha activa, valida los sentimientos e ideas del paciente,
favorece la expresión de emociones y desde ahí reconforta, disiente, informa y promueve la
autonomía, contribuye al progreso del proceso y a la mejoría en la condición y percepción
subjetiva del consultante frente a sí mismo y los otros.

 Determinar expectativas, particularidades, limitaciones y otras opciones referentes al


proceso psicoterapéutico: Desde el inicio del acompañamiento terapéutico, es importante
escuchar del paciente y en caso de presentarse, de los acudientes y/o familiares de este, las
expectativas e inquietudes que aparecen frente al inicio del proceso, con el fin de clarificar, con
bases reales y viables, los alcances y limitaciones del trabajo terapéutico (que se puede esperar y
que no), además de explicar a los implicados, las situaciones eventuales que podrían presentarse,
el curso del acompañamiento terapéutico en sus distintos momentos (clarificar como funciona una
psicoterapia) y la posibilidad de requerir intervención de otros profesionales o instituciones
durante el proceso.

 Percepción subjetiva de su síntoma y/o conflicto (desde el paciente): En este punto es


importante conocer la egodistonia o egosintonia del paciente con relación a su condición actual
(existencia o no de malestar y/o preocupación por la situación actual que presenta), lo que
permitirá conocer asuntos relacionados con severidad, auto monitoreo, responsabilidad emocional
y por ende avizorar indicadores diagnósticos y pronósticos.

7.2.2 Motivos más frecuentes por los cuales se acude a consulta

 Terceros que interfieren en la relación: La demarcación de los límites que dan identidad a la
pareja en interacción con lo social no es siempre fácil. Por un lado, las transferencias y las
identificaciones proyectivas que tienen mutuamente, tienden a convertir la relación en un sistema
fuertemente cerrado. Por otro, el grupo social, especialmente la familia de origen, ejerce presión
sobre cada miembro de la pareja por el temor a que la fusión del vínculo los separe
definitivamente del núcleo social o familiar.

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Por otro lado la aparición del rival temido como tercero que da origen a la inseguridad emocional
y a los celos como señal de alarma que protege la integridad de la relación. Lo que mucha gente
valora en las relaciones emocionales es la exclusividad y cualquier intrusión basta para dañar la
relación. El sentimiento de haber quedado afuera, excluido y aislado provoca resentimiento y
odio.

 Conflictos con la familia de origen: Se presenta por convivencia o interferencia de la familia


de alguno de los miembros de la pareja, en la relación con ésta.

 Desacuerdos en el manejo de los hijos: En áreas como: La educación, el dinero, las


diversiones, los permisos, y los castigos.

 Infidelidad y celos: Relaciones extramatrimoniales esporádicas o permanentes, que afectan el


vínculo. Suele existir una correspondencia entre la infidelidad de uno de los miembros de la
pareja y los celos del compañero.

 Disfunciones sexuales: Las disfunciones sexuales son generalmente el síntoma de otras áreas
en conflicto, el objetivo terapéutico será facilitar la reorganización vincular en todos sus
componentes más que poner el énfasis del tratamiento en el restablecimiento de la función
sexual. Casi todos los problemas de pareja repercuten en esta área, por lo que el terapeuta
deberá enlazar este aspecto a la calidad integral de la relación de pareja.

Impotencia, anorgasmia, vaginismo, eyaculación precoz, abstinencia prolongada, disminución del


deseo sexual. Estas disminuciones muchas veces no son expresadas en forma abierta, y pueden
ser el reflejo de problemas originados en otras áreas de la relación en pareja.

 Dificultad en la comunicación: Es el área generalmente más deteriorada en las parejas que


acuden a terapia. Los conflictos limitan la comunicación, y la mala comunicación impide la
resolución de los problemas vinculares.

La comunicación de los afectos y de las emociones, y la descarga emotiva intensa no siempre es


clara; esto obliga al terapeuta de parejas a tener un conocimiento óptimo sobre la teoría de la
comunicación humana y las fallas en estos procesos para poder señalar, interpretar o confrontar
la distorsión de los mensajes entre los miembros de la pareja, pues, lo más común son las
ambigüedades, los mensajes ocultos, las resignificaciones, los lenguajes distintos lo que impera
en las parejas conflictuadas.

Se entiende como la ausencia o la disminución de diálogo entre la pareja y se manifiesta a través


de distancia afectiva, interpretación distorsionada de la conducta del otro, dificultades para
escuchar al compañero y para expresar en forma adecuada el mensaje verbal o actitudinal.

 Obstáculos en el manejo de los roles del hombre y de la mujer: Diferencias en las


expectativas del uno y del otro respecto a la relación de pareja en cuanto al amor romántico, a la
expresión de los sentimientos, al manejo de los hijos y a la distribución presupuestal. Las
dificultades en el manejo del poder y de la autoridad, la asignación de roles, el trabajo del
hombre y de la mujer.
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 Agresión y violencia: Maltrato físico o psicológico a través de comportamientos o actitudes de
tipo hostil, que por su frecuencia y/o intensidad son motivo de conflicto entre la pareja.

 Adicciones: Dependencia de uno o de los miembros de la pareja al alcohol, las drogas, el juego,
y que por su frecuencia e intensidad es motivo de conflicto entre la pareja.

 Dificultades en el manejo de las diferencias individuales: Esta área está referida a los
problemas de aceptación mutua de los rasgos de carácter, temperamento, valores o personalidad
del compañero. También suele suceder que uno de los miembros de la pareja oculta sus
problemas psicopatológicos individuales tras la fachada de la terapia conjunta por las resistencias
a aceptar la necesidad de una intervención individual. Por ello es necesario que el psicólogo
reconozca las identificaciones proyectivas en la relación de pareja, pues en ellas impera la
necesidad de apartar un conflicto interior, alejando del campo de la conciencia un aspecto de sí
mismo que se reprobaría si se lo percibiera y que engendraría sentimientos de culpa. El
compañero es el depositario de estas proyecciones, y es asombrosa la disposición de éste para
asumir todos los síntomas atribuidos.

 Separación y divorcio: Suspensión temporal del vínculo con la intención de solucionar el


problema, o disolución definitiva de la relación.

 Problemas en parejas de segunda unión: En los individuos que se unen por segunda vez en
forma estable, con o sin hijos, se agrega el tener que manejar un mayor número de vínculos.
Estas cuestiones expresadas por los miembros de la pareja cuando acuden a la asesoría son, por
lo general, el reflejo de conflictos en otras áreas de la relación. Así mismo, en muchos casos, la
queja que se presenta como problema principal al comienzo no es el motivo real del conflicto.

 Relaciones de poder: control de objeto Otra área que conflictua frecuentemente los vínculos
amorosos son las relaciones de poder en términos de control sobre el objeto. La superioridad
económica de uno de los miembros, la competencia profesional, la procedencia social establecen
diferencias que enmarcan la organización del vínculo en lucha de poderes. La debilidad yoica de
uno de los sujetos lo hace dependiente emocionalmente y su sometimiento no es más que la
búsqueda de seguridad en el narcisismo de su pareja.

Otro matiz de la dinámica inconsciente de las relaciones de poder está manifiesta en las parejas
que se agraden. El odio, también vincula y sus manifestaciones son gravemente
desorganizadoras; la envidia, presente en las relaciones vinculares, tal como lo explicó Klein,
especialmente en algunas parejas que no trascienden la ambivalencia y se quedan fijadas a
etapas muy primitivas, el objeto es desvalorizado y agredido; fantasías inconscientes de quedar
excluido en una relación triangular donde la manifestación violenta es la defensa contra la
angustia de separación; personalidades narcisistas que destruyen al objeto que no los complace;
la identificación con la relación agresiva de los padres. Todos estos temas habrán de ser
investigados por el clínico.

- Reconocimiento del carácter psicológico de sus trastornos


- Grupo familiar: Familiograma, vínculos significativos, historia familiar
- Historia personal

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- Condiciones que posibilitan y/o interfieren en la iniciación y seguimiento del
tratamiento: Económicas, geográficas, familiares, personales, físicas, psicológicas, sociales.
- Tratamientos anteriores o simultáneos y/o consumo de medicamentos
- Antecedentes familiares de trastornos físicos y/o mentales
- Identificar factores de riesgo y factores protectores

7.2.3 Propósitos subsiguientes

 Realizar las exploraciones diagnósticas y los análisis apropiados, identificando conflictos


psicológicos en la representación que el paciente ha construido de sí mismo y de los otros, y
las características vinculares de sus relaciones.
 Atender a los fenómenos transferenciales y contratransferenciales durante el proceso
 Determinar las áreas de funcionamiento afectadas y el grado de severidad (área personal,
familiar, afectiva, sexual, laboral, académica, social).
 Determinar si se presenta comorbilidad.
 Realizar seguimiento continuo a logros y dificultades, evoluciones y retrocesos durante el
proceso, con el fin de efectuar realimentación conjunta con el paciente.

7.3 Historia clínica para la evaluación de parejas (Ruiz, 1991)

7.3.1 Descripción de puntos débiles y fuertes de la relación:


 Descripción de problemas. Atribución. Objetivos de cambio.
 Descripción de áreas positivas. Atribución.

7.3.2 Estilos personales:


 Descripción de los mayores problemas de comunicación. Atribución. Objetivos de cambio.
 Descripción de mayores problemas de expresión de afecto. Atribución. Objetivos de cambio
 Como intentan resolver los problemas descritos en el punto 1 (puntos débiles). Atribución.
Objetivos de cambio.
 Descripción de mayores problemas en la relación sexual. Atribución. Objetivos de cambio.

7.3.3 Perspectivas personales:


 Descripción de la pareja. Mayores virtudes y defectos.
 Características del compañero ideal.
 Opiniones de cómo debe desarrollarse un matrimonio. Roles.

7.3.4 Experiencias personales:


 Relación matrimonial de los padres. Problemas. Roles. Con quien se identifica más, y en qué
aspectos.
 Historia de pareja. Expectativas y Desilusiones.

7.3.5 Expectativas terapéuticas:


 Objetivos.
 Dificultades anticipadas.

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7.3.6 Observaciones en la interacción en consulta:
 Problemas de comunicación.
 Hostilidad.
 Resistencias a la terapia.
 Intentos de "alianzas".

7.4 Tratamiento
7.4.1 Etapas de la relación de pareja:
 Flechazo: Es el primer impacto de atracción
 El fenómeno de cerrar el círculo: Si una percepción de una imagen partida llega hasta
nosotros, con la imagen la completamos. A este fenómeno se le llama “cerrar el círculo”, porque
no es posible observar media circunferencia sin que la veamos entera. Igual que en el ejercicio, si
vemos media fotografía de un rostro humano, ineludiblemente completaremos la parte restante.
Por tanto, en el primer contacto afectivo sucede lo mismo, cuando A mira a B “cierra el círculo”.
 Construcción de la imagen del otro: Cuando una persona entra en contacto por primera vez
con otra, no cuenta con datos objetivos para hacerse una idea acerca de cómo es el otro.
Entonces, a fin de suplir esta carencia pone en funcionamiento ciertas técnicas perceptivas que le
ayudarán a catalogar al extraño.
Raimon Gaja en su texto vivir en pareja presenta cuatro técnicas básicas que usamos para
construir la imagen del otro:
- Proyección: Es la operación por la cual se le atribuye a otro cualidades, sentimientos y
deseos propios. De tal manera que al ver una persona que le gusta y apenas conoce, la
define desde sus propios deseos. La proyección es la base de los siguientes factores.
- Identificación: La persona tiende a aumentar sus semejanzas con otra. La forma como el
sujeto percibe a la otra persona es solamente una versión posible de la misma. Esta versión
estará determinada por las necesidades urgentes del sujeto, su estado de ánimo, sus
proyecciones, por la naturaleza y limitaciones de su apreciación subjetiva de esa persona.
- Asociación: Tiene como base las experiencias amorosas anteriores (padres, noviazgos) y a
partir de ellas le atribuye características similares a la persona actual
- Estereotipos culturales: Por influencia de las familias, los amigos y los medios de
comunicación se establece lo “bueno”, lo “bello” y lo “in”, de tal manera que la atracción
puede presentarse porque la mente esteriotipada esta predispuesta para ser atraída por la
moda, los comportamientos y los valores impuestos por la cultura.

NOTA: Las siguientes recomendaciones están dadas para una terapia conjunta de pareja (ambos
conyugues), sin embargo en darse el caso de que solo uno de los conyugues asiste a psicoterapia
se harán las adaptaciones respectivas.

7.5 El encuadre
El encuadre es la herramienta que usa el clínico para dosificar la relación con la pareja y
establecer los límites que permitirán una adecuada comunicación e interacción de la triada que
ahora incluye al terapeuta.
El psicólogo introduce unas pautas lógicas, viables y fijas, obligándose mutuamente a cumplirlas y
considerando toda trasgresión como resistencia y/o alteración de la transferencia o de la
contratransferencia.
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No tenemos dos pacientes sino un vínculo sobre el que intervenimos. En terapia de pareja la
Psicopatología individual es un área más que el clínico deberá evaluar con el fin de establecer las
influencias de los rasgos caracterológicos en las dificultades de la pareja. Pero el énfasis estará
puesto en la dinámica de la relación. La contención está dirigida al vínculo. Por tanto el encuadre
buscará afirmar el compromiso mutuo en el proceso terapéutico, para ello se tendrá en cuenta los
siguientes aspectos generales:

 Aclarar las expectativas de cada uno de los miembros de la pareja y clarificar cuales de ellas son
factibles en el proceso y cuáles no. En especial cuando esperan que el terapeuta asuma la
dirección de la vida relacional o que de consejos o que participe en las decisiones sobre qué es
mejor o no para el vínculo
 Explicar las características del proceso terapéutico: La función de las partes, lo que se espera de
cada miembro de la pareja y especialmente, explicitar la neutralidad que ofrece el terapeuta. Esto
advertirá a la pareja sobre sus inevitables creencias, en el transcurso del tratamiento, de que el
terapeuta esta parcializado con uno de ellos; y se les autoriza a hablar de esta percepción, bien
sea carente de fundamento o porque en verdad lo contratransferencial se está interponiendo.
 Si se asumió el modelo de terapia conjunta no se tendrán entrevistas individuales porque puede
desvirtuar los objetivos propuestos. Es recomendable iniciar las sesiones solo en el momento en
que ambos estén presentes.
 Los costos de la terapia deberían, ser igualmente compartidos por la pareja, pues esto influirá en
el compromiso de cada uno con el otro y con el proceso. En este punto se incluye la
responsabilidad del pago, incluso si no usan la hora asignada o no dan aviso al terapeuta de la
inasistencia con un tiempo prudencial que él determine.
 No nos podemos comprometer con un número de sesiones determinadas para alcanzar los
objetivos propuestos, por lo que habría que invitar a la pareja a iniciar el proceso y poner el
énfasis del éxito en el nivel de compromiso de cada uno, más que en la duración del tratamiento.

7.6 Durante la primera entrevista


 Se indaga acerca de los motivos primordiales del tratamiento y se rastrean posibles fuentes de
conflicto en otros aspectos, diferentes de los mencionados
 Se explora la relación en las áreas sexual, laboral, económica parental, social y familiar
 Se identifican estructuras jerárquicas de poder y autoridad; desempeño de roles, normas y
valores, pautas de comunicación verbal y no verbal y expectativas con respecto al vínculo
 Se indaga sobre el desarrollo del conflicto: cuándo comenzó, qué factores internos y externos lo
propiciaron, cómo ha evolucionado y se preparan las estrategias previas del manejo
 Se investiga acerca de las expectativas de cada uno de los miembros de la pareja con respecto al
trabajo de orientación que se inicia: sus objetivos, las ideas sobre la asesoría y su nivel de
compromiso.

7.7 Sesiones siguientes


Se dedican al análisis de la dinámica del vínculo y a generar propuestas de cambio. Entre otros
aspectos, se sugieren abordar los siguientes:

 Sobre las familias de origen: Se realiza el genograma, que aporta datos sobre la historia personal,
familiar y social de cada uno. Permite generar hipótesis sobre conflictos previos, expectativas,

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aprendizaje de roles y modelos de relación que repercuten sobre el vínculo actual y que generan
conflictos.

 Sobre la historia del vínculo y su conexión con los conflictos actuales

 Sobre la forma de comunicación: Procesos que distorsionan la comunicación. Percepción


deformada de la conducta del compañero por una inadecuada interpretación. Formas como cada
uno promueve comportamientos adecuados de otro

 Sobre la vida sexual de la pareja y la forma de recrear su intimidad

7.8 Áreas de evaluación clínica

El clínico debe tener presente que la pareja inicia muchas veces con el aspecto menos ansiógeno
y en el transcurso del proceso han de aparecer las motivaciones más relevantes. Igualmente debe
investigar desde el inicio del proceso, todas las áreas del vínculo con el fin de determinar cuáles
de ellas están conflictuando la relación y orientar la intervención.

Procedimiento seguido por Beck (1988):

 1ª FASE: Evaluación de los problemas y conceptualización de los mismos. Se recogen las


siguientes áreas: problemas generales, expectativas terapéuticas, estilo comunicativo, estilo de
expresión de afecto, medios de resolución de problemas, experiencias personales y perspectivas
personales

 2ª FASE:
- Si solo colabora un cónyuge en la terapia:
 Cambio de perspectiva personal: intervención preferentemente cognitiva; modificación
de pensamientos automáticos y significados disfuncionales.
 Cambio de conductas personales: estilo de comunicación, expresión de afecto y
resolución de problemas; técnicas conductuales.
- Si colabora la pareja (si ambos se presentan en las sesiones, aunque alguno sea reticente a
la terapia):

 Afrontar las resistencias al cambio detectadas: Es frecuente que uno o ambos


miembros mantengan creencias rígidas de cómo debe efectuarse el cambio, o
expectativas negativas sobre el mismo (expectativas derrotistas, "auto-justificación": el
comportamiento de uno es normal para la situación, argumentos de reciprocidad
rígidos: "No haré nada a menos que comience mi cónyuge" y culpar al otro: "A mí no
me pasa nada, el otro es el problema"). El terapeuta utiliza dos técnicas cognitivas
generales para afrontar estos problemas: (1) El terapeuta da información de las posibles
ganancias de modificar esas actitudes y (2) Puede realizar un "balance" de las ventajas
(pocas) frente a las desventajas (muchas) de mantener esas actitudes. Pide feedback a
la pareja sobre ello.

 Trabajar los niveles de hostilidad elevados si aparecen: Durante las sesiones o


fuera de ellas la pareja puede mantener un intercambio extremadamente aversivo
(voces, interrupciones continuas, insultos, etc.). Antes de abordar otros problemas, es

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necesario disminuir o eliminar esta hostilidad, pues con ella se hace improductivo otros
focos terapéuticos (Ellis, 1987, defiende el mismo argumento al centrarse primero en la
"perturbación" si aparece). El terapeuta puede realizar sesiones por separado si la
hostilidad es muy alta, también muestra a cada cónyuge la relación cognición-afecto-
conducta en la ira, y el manejo de la ira personal (cambio de pensamientos automáticos,
balance de ventajas/ desventajas y alternativas asertivas a la petición de deseos) y la
del cónyuge (enfoque asertivo, cortar y sugerir otras oportunidades más tranquilas para
exponer diferencias, etc.). Igualmente se pueden trabajar "sesiones de desahogo" con
ambos cónyuges. Estas últimas consisten en seleccionar un lugar y horario para exponer
diferencias, normas para no cortar al otro, y como cortar si sube "el tono".

 3ª FASE: Manejo de problemas generales y áreas afectadas.


- Se suele comenzar por un seguimiento conjunto de conductas positivas percibidas en el otro
cónyuge, de modo que aumente los puntos positivos de la relación (no se minimicen frente a
la maximización de las dificultades).

- Dependiendo de las áreas afectadas:


 Comunicación: Se modelan modos de escuchar a la pareja de modo empático, como
expresar desacuerdos y negociar soluciones. Se programan tareas al respecto con la
pareja y (a veces) también individualmente.
 Expresión afectiva: A cada miembro se le pide que recoja (p.e auto-registro) aspectos
percibidos que le han sido gratificantes por parte de su cónyuge. El terapeuta con esta
información, puede modelar alternativas de cómo expresar esas satisfacciones, y
sugiere tareas para casa al respecto.
 Otros problemas generales: Se establecen sesiones de conciliación (similares a la
resolución de problemas) se ensayan y se practican como tareas para casa.

 4ª FASE: Modificación de perspectivas personales.


- El terapeuta muestra la relación pensamiento-afecto-conducta y como registrar estos
eventos. Va sugiriendo alternativas para su práctica, con cada cónyuge.
- El terapeuta presenta hipótesis sobre los supuestos personales y sugiere a cada cónyuge
"experimentos personales" para ponerlos a prueba.
- Igualmente cualquier dificultad; resistencia, en las fases anteriores puede ser abordada
cognitivamente (ver fase nº2).

7.9 Técnicas de intervención


Listado propuesto por Beck (1988)

7.9.1 Opciones para manejar la hostilidad:


 Hostilidad personal: Detección de pensamientos automáticos; Ventajas y desventajas de
mantener ese pensamiento automático y alternativas racionables a los mismos. Modelado de
expresiones asertivas de malestar personal.
 Manejo de la hostilidad del cónyuge: (1) Aclarar el problema: No contestar a las ofensas e
intentar aclarar los motivos. Escuchar; (2) Calmar a cónyuge (Decirle que se está enojando,
que así no podemos entenderle e invitarle a sentarse y a expresarse más calmadamente; (3)
Concentrarse en solucionar el problema: desviarse del contraataque y centrarse en generar
soluciones; (4) Distraer la atención de la pareja: cambiar de tema y cuando esté más calmado,

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volver al tema; (5) Programar sesiones de desahogo (ver más adelante) y (6) Dejar el lugar y
decir que solo se seguirá hablando en un momento de más calma (última opción, ira extrema
o peligrosa). Se ensayan alternativas y se comprueban.

7.9.2 Sesiones de desahogo: Se establece un lugar y horario preciso donde cada cónyuge expresa
durante un tiempo limitado de antemano, y por turno, sin ser interrumpido, una serie de quejas
de forma no ofensiva y expresando sus sentimientos respecto a una situación dada. Se pueden
establecer pausas si aumenta la ira. Si se hacen más de dos pausas se aconseja suspender la
sesión para otra ocasión.

7.9.3 Escucha empática: Se establece un lugar y horario preciso donde cada cónyuge por turnos
expone un problemas durante un tiempo determinado; el otro debe de escucharle sin
interrumpirle y devolverle al final de ese turno de modo resumido lo que ha captado del
problema, el exponente le da feedback sobre el grado de entendimiento, se repite el proceso
hasta un feedback satisfactorio, y comienza el turno del otro. El terapeuta puede modelar el
proceso.

7.9.4 Normas de etiqueta coloquial: El terapeuta presenta y modela pautas para establecer una
conversación más agradable y eficaz. Son las siguientes: (1) sintonizar el canal del cónyuge (si el
otro desea apoyo y comprensión emocional o soluciones/consejo práctico), (2) Dar señales de
escuchar (verbales y no verbales), (3) no interrumpir (retenerse de expresar las opiniones
personales hasta que no acabe el otro), (4) Formular preguntas con habilidad (p.e al iniciar una
conversación pedir la opinión del cónyuge sobre un tema; evitar preguntas "¿por qué?), (5)
emplear el tacto y diplomacia (no comenzar temas espinosos de manera imprevista sin pedir
antes permiso al cónyuge). Todas estas normas se suelen utilizar ante conversaciones
ocasionales; ya que son más inefectivas para el manejo de la hostilidad alta, donde es preferible
el uso de las nueve opciones.

7.9.5 Resolución de problemas: Se trata de modelar con la pareja la definición operacional y


concreta de problemas, generar alternativas posibles y seleccionar una poniéndola en práctica,
valorando sus resultados e iniciado el proceso nuevamente si no se considera satisfactorio.

7.9.6 Seguimiento de aspectos positivos: Cada cónyuge lleva un registro de actividades que ha
realizado su pareja y le ha resultado agradable. Se establece un tiempo para intercambiar
información de estos registros y se manifiestan peticiones o agradecimientos.

7.9.7 Sesiones de conciliación: Se establece un tiempo y lugar donde cada cónyuge habla de un
problema por turno, el que escucha asume un papel de investigador y hace preguntas tendentes
a obtener información (p.e pedir ejemplos ante una queja vaga o general); y además hace un
resumen de las quejas del otro, dándole primero feedback de entendimiento; después le toca al
otro, para finalizar con un proceso de resolución de problemas.

7.9.8 Técnicas de tipo cognitivo: Complementan el listado anterior. Se suelen usar en una fase
avanzada de la terapia, o en momentos de resistencia u hostilidad. Básicamente no difieren del
abordaje de otros trastornos: detección de pensamientos automáticos, comprobación empírica y

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generación de alternativas más racionales. Experimentos personales con los supuestos
personales.

7.10 Psicopatología
Lemaire (1979) plantea la dificultad de asimilar el lenguaje de la Psicopatología individual aplicado
a la Psicopatología de la pareja, porque lo que es patológico en lo individual no lo es en la
relación amorosa; de tal manera que mecanismos psíquicos primitivos como la escisión, la
idealización primitiva, la identificación proyectiva, la absorción del objeto son indicios de
trastornos graves de la personalidad en un sujeto, pero estos mismos fenómenos son necesarios
en la constitución amorosa.

Por tanto su aparición en la relación por si mismos no se constituyen en criterios sólidos para
establecer una Psicopatología de la relación de pareja.

Lo que aparece como patológico es la imposibilidad de resolver la ambivalencia. Es decir, los


miembros de la pareja conservan una representación escindida del objeto y no logran integrar el
amor y el odio. La negación impide reconocer la individualidad del compañero y mantiene la
idealización primitiva conservando la imagen totalmente buena y aísla la parte no gratificante del
objeto.

El amor es un valor, el apego tiene que ver con la necesidad. Una experiencia amorosa no
patológica permite que en el vínculo establecido cada miembro de la pareja pueda diferenciar a su
compañero de los objetos internos y a la vez puedan promover entre sí la separación de esa
representación del si mismo. Esto permite que cada uno tolere las diferencias del otro. Lo
contrario sería querer controlar al otro, como en las relaciones fusionadas, asfixiantes o
maltratantes, ambos se controlan mutuamente.

El equilibrio entre la gratificación y la frustración, le permite a cada miembro de la pareja


promover las diferenciaciones que están al servicio de la separación – individuación. Esto es que
las frustraciones permiten desidealizar al objeto e integrar las representaciones, lo que les
permitirá amar al otro real y no al espejismo de la idealización primitiva.

La desilusión gradual del objeto es el único camino para que la pareja pueda tomar la distancia
óptima y tolerar los defectos y las fallas del otro.

Por lo anterior, el clínico deberá tener presente para la evaluación diagnóstica las fallas en la
integración de las representaciones objetales y los fracasos en la resolución de la ambivalencia.

7.10.1 Criterios psicodinámicos para una psicopatología de la vida en pareja

 Los Procesos individuales intrapsíquicos: sus relaciones objetales, resolución de la


ambivalencia, límites de la satisfacción narcisista.
 Los modos de intercambio de la pareja: sus Identificaciones Proyectivas
 La influencia culturales en la dinámica del vínculo

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7.10.2 Cuando la pareja opta por la decisión de separarse se deben considerar los siguientes
aspectos

Variables que condicionarán el proceso de resolución de la ruptura y la definición que de la misma


hagan los hijos:

 Las características personales de los progenitores: Modos de relación y trato,


planteamientos habituales en la resolución de conflictos, madurez, autoestima, autocontrol…
 Tiempo de relación en pareja y características de desarrollo de la misma.
 Existencia de problemas específicos en alguno de los cónyuges: alcoholismo, violencia,
otras dependencias significativas…
 La edad y características personales de los hijos: desarrollo emocional, autonomía,
autoestima, autocontrol…
 La dinámica familiar previa: estilo de relación, clima emocional y de relaciones,
capacidad de adaptación, relaciones con el exterior, capacidad organizativa…
 Modo de definición del conflicto: cómo se afronta desde los primeros momentos,
confianza en los profesionales, diálogo entre los miembros de la familia para buscar soluciones
conjuntas, capacidad de adaptación y organización interna, confianza mutua, capacidad para
generar cariño y respeto “extra”…

Actitudes para el manejo de situaciones responsables con los hijos frente a una decisión de
divorcio:

 Aportar a los hijos la misma versión del proceso que va a vivirse: En un clima de la
mayor tranquilidad, afecto y respeto. Es imprescindible hacerles ver que cada progenitor va a
seguir estando ahí para lo que ellos necesiten. Evitar la percepción de culpabilidad en los hijos.
 Aclarar a los hijos todas sus dudas sobre situaciones concretas de su vida a partir
de la ruptura: Dónde y con quién van a vivir, características de la custodia, vacaciones,
colegios…
 Aportar a los otros miembros de la familia una versión clara del proceso:
Solicitándoles expresamente la mayor neutralidad y colaboración en el proceso de resolución
de la ruptura desde la óptica de respeto y cuidado de las necesidades de los hijos.
 Informar al centro escolar y al profesorado de los hijos y dedicar tiempo al
seguimiento de su actividad: Resulta imprescindible y de gran relevancia para la adecuada
definición de la situación. Es importante, asimismo, acudir, preferentemente de forma conjunta
al centro educativo para recibir información de los hijos o en situaciones de naturaleza
extraordinaria.
 Acudir en su caso a profesionales de la mediación y confiar en los especialistas
implicados, dejarse asesorar y seguir sus orientaciones: Las primeras informaciones
sobre lo que pasa y va a pasar en el futuro suelen ser difíciles de aceptar. Parece que estamos
viviendo una película y lo que sucede no nos pasa a nosotros. En estos momentos, es
importante recuperar, en la medida de lo posible, la calma, escuchar y seguir los pasos que
nos sugieren los especialistas. Preguntar lo que no entendemos sin miedo y comunicar
sinceramente nuestros sentimientos y emociones. No debemos temer expresar lo que surge de
nuestro corazón.
 Evitar las comparaciones con otras situaciones: Nada es igual. Es mejor plantearse que
se trata de un proceso singular que va a requerir esfuerzos específicos.

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 Comunicarnos en el seno de cada familia: Debemos entender que desahogarse suele ser
el principio de un adecuado afrontamiento de lo que tenemos por delante. Compartir la
sensación de pena o tristeza, sin reproches ni comparaciones, ayuda a descargar la tensión y
entender que todo va a ir mejor en el momento en que vayamos tomando decisiones sobre
cómo hemos de reorganizarnos, las rutinas los horarios y las “nuevas” responsabilidades.
 Tomar decisiones conjuntas sobre los pasos a dar: Pensar juntos en las decisiones sobre
escolaridad, los horarios, el tratamiento de posibles problemas de los hijos... Hemos de evitar
las soluciones impuestas o contradictorias.
 Estar pendientes de lo que necesitan y nos piden los hijos: Las cosas han cambiado y
van a cambiar aún más. Es importante mantener las rutinas, la sensación y certeza de
seguridad, de que las cosas están controladas. Explicar, cuando sea necesario, que puede
haber menos tiempo para hacer determinadas cosas, pero que se van a seguir haciendo. ¡Y
hay que hacerlas! Mantener en lo posible ciertas rutinas y costumbres en las que estaban
implicados los otros hijos les ayudará a comprender que las cosas, aunque hayan podido
cambiar un poco, discurren con normalidad.
 Evitar las situaciones de sobreprotección: Generan comportamientos de dependencia y
falta de autonomía personal que condicionan de forma sustantiva el desarrollo de los hijos
 No perder el contacto con el exterior, con el resto de la familia y, sobre todo, con
los amigos íntimos: En este tipo de situaciones no es infrecuente quedarse aislado, evitar
las relaciones que con anterioridad nos hacían disfrutar de momentos agradables. Nos puede
dar vergüenza salir a la calle, incluso acudir a casa de nuestros amigos con los hijos. Tenemos
que superar estos sentimientos y temores cuanto antes. Necesitamos a nuestras familias y
necesitamos a nuestros amigos. Ellos van a entender que no pasamos por el mejor momento y
nos van a ayudar. Seguro.
 Atender y cuidar especialmente el respeto hacia nuestra expareja: Este es,
probablemente, el reto más importante. Todo lo que se haga en este sentido irá a favor de
una mayor estabilidad en general y, por supuesto, redundará asimismo en el mejor desarrollo
de los hijos y en una más adecuada definición de la situación por su parte.

8. FRECUENCIA DE REVISION DE LA GUIA

Cada tres (3) años

9. BIBLIOGRAFÍA

 Vanegas, Jorge Humberto. PhD Psicología clínica y de la salud. Memorias diplomado de pareja.
Universidad Cooperativa de Colombia. Medellín. 2004
 Largo, R.H. y Czernin, M. “Hijos felices de padres separados”. Barcelona: Medici. 2005
 Ruiz, Juan José. Cano, Justo José. Manual de psicoterapia cognitiva. Aplicaciones clínicas:
elementos básicos.

Revisó: Dora Ospina Aprobó: Adriana María Barrera

Fecha: Marzo 2012 Fecha: Marzo 2012

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